Artículos periodísticos y de investigación

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14 de marzo de 2009

EL ESTADO INCÁSICO

EL ESTADO INCÁSICO

Escribe: Dr. Eudoro Terrones Negrete


El Estado incásico o Imperio Inca (1438-1532 después de Cristo) duró apenas noventa y cuatro años y “se desmoronó tan fácilmente ante los españoles” (Carl Grimberg).

En su época de esplendor llegó a comprender gran parte de los territorios del Perú, Bolivia, Ecuador, Argentina, Colombia y Chile, ocupando una extensión que oscilaba entre dos y cuatro millones de kilómetros cuadrados.

Tuvo por capital la ciudad del Cuzco, donde vivían el Rey, su familia, su corte y los sirvientes.

El Estado incásico se dividió administrativamente en cuatro “Suyos”, regiones o partes, ante la complejidad y diversidad de su geografía y diferenciadas culturas andinas: Chinchaysuyo (Norte), Collasuyo (Sur), Antisuyo (Este) y Contisuyo (Oeste), cuya constitución como imperio tuvo lugar en el siglo XVI, comprendiendo más de cuarenta grados de meridiano, de norte a sur.

El Estado incásico era autoritario y absoluto. El Inca ejerció todo el poder; nada y nadie podían oponerse a su autoridad omnímoda.

El Inca era el dueño, el amo, el señor y el custodio único de todo lo existente: otorgaba facultades, funciones, órdenes, poder, bienes y servicios a los sacerdotes, funcionarios, militares y campesinos.

El Inca ejerció el gobierno sin limitación ni responsabilidad de ninguna clase. Su palabra era ley que tenía que cumplirse, el Inca era considerado como “un ser semi-divino” que servía de nexo a los hombres con la divinidad para la solución de sus problemas.

El Estado era también monárquico-teocrático y paternalista. En el Estado incásico se practicaba la poligamia señorial, la educación era elitista al conferirse sólo a los hijos de la nobleza y a las Acllas, mientras el Pueblo recibía otro tipo de educación.

Socialmente, en el Estado incásico prosperó la desigualdad o las diferencias de clases sociales en función a los lazos de sangre y de poder político; hubo discriminación y privilegio.

El sector más importante de la economía incaica fue el sector agrícola-ganadero.

En el Estado incásico había varios tipos de propiedad: propiedad estatal (propiedad del Inca), aunque existía el derecho de sucesión correspondiente a uno de los hijos del Inca y de la Coya imperial (monarquía hereditaria); propiedad colectiva (o propiedad del Pueblo); propiedad individual (propiedad de algunos privilegiados).
Los bienes se distribuían entre toda la población en partes iguales, todos tenían el derecho a explotar una parcela de tierra para garantizar su alimentación pero en función de la comunidad.

Jamás hubo escasez de alimentos, ni hambruna ni mendicidad social, porque el trabajo era obligatorio y la ociosidad era sancionada severamente.

Durante el Estado incásico se dio formas de discriminación y de privilegio económico-social. Veamos, por ejemplo: La COYA (“gran señora”), era la esposa principal del Inca, vivía con las máximas comodidades, rodeada de criados y de servidores.

Habían clases de NOBLES: en función de la sangre, curacal y de privilegio. En la clase del Pueblo figuraban los HATUNRUNAS (hombres del pueblo), los MITIMAES (grupos del pueblo) y los YANACONAS (especie de esclavos o siervos hereditarios).

Mientras la Nobleza de sangre y la nobleza curacal, por ejemplo, estaban exoneradas del pago de tributos al Estado, los hatunrunas sí pagaban sus tributos una vez que se casaban. Los yanaconas podían ser donados por el Inca a sus vasallos como “premio” a los servicios que ofrendaban al Imperio.

Aunque no llegaron a conocer la escritura, la población incaica era políglota y tuvo por lengua oficial el RUNA-SIMI o Quechua, de entre los cinco idiomas que llegaron a dominar: el quechua, el aimara, el mochica, el yunga y el puquina (http://eudoroterrones.blogspot.com).
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