Artículos periodísticos y de investigación

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13 de marzo de 2009

La última voluntad de Víctor Raúl:

La última voluntad de Víctor Raúl:

“LA CONTINUIDAD DE NUESTRA OBRA ES MI ÚNICA PREOCUPACIÓN AL MORIR”

Escribe: Dr. Eudoro Terrones Negrete


Haya de la Torre solía realizar sus caminatas matinales seguido por Tony, su fiel y hermoso perro, al que acariciaba tiernamente; y se movilizaba, frecuentemente, en un Chevrolet granate, conducido por Jorge Idiáquez.

Idiáquez, fue el secretario privado de Haya de la Torre por más de treinta años; demostró su lealtad heroica y en las horas de peligro le salvó la vida al jefe y fundador del aprismo.

El 2 de agosto de 2009 se cumple treinta años del sensible fallecimiento del más ilustre político y estadista peruano e indoamericano del Siglo XX.

Para el efecto, se ha conformado una Comisión multipartidaria que se encargará de organizar los actos conmemorativos del XXX Aniversario de la muerte de Víctor Raúl. La comisión está presidido por el c. congresista Edgar Núñez Román e integrado por destacados dirigentes políticos.

El gran politicólogo y maestro de maestros, Víctor Raúl Haya de la Torre, expresó, con claridad y precisión, en 1923 su voluntad, aspiración y preocupación de retornar de su primer destierro “cuando sea llegada la hora de la gran transformación…”.

Dieciséis años más tarde, en 1939, reiteró que sí era posible salvar al Perú “por un camino de auténtica renovación moral”.

En 1965, el revolucionario Haya, preocupado por la unidad del Partido del Pueblo y las consecuencias que podría traer su desaparición, le pidió a Jorge Idiáquez “no informar a nadie” de su estado de salud, y que recordara a los compañeros que “cooperen a mantener e impulsar la acción social del partido, sus academias, sus escuelas, sus comedores, sus cooperativas, sus organismos infantiles y juveniles”, así mismo que promuevan la unidad, la disciplina, la fraternidad, sacrificando “todo individualismo e interés personal”, con la esperanza de que su muerte “sirva para unir más a los apristas”.

El 7 de julio de 1979, a sólo veintiséis días antes de su muerte, en mensaje dirigido a los asistentes del XII Congreso Nacional del PAP, Víctor Raúl manifestó: “Unidos, todo lo podemos. Divididos, nada somos”, a la vez que demandó la unidad de todos los apristas para convertir el Apra en una organización política invencible, duradera y creadora.

EL 3 DE OCTUBRE DE 1923

“El Textil”, órgano clandestino del movimiento obrero de la Federación Textil, reprodujo una carta que misteriosamente Haya de la Torre, desde la prisión de San Lorenzo (Lima), había enviado a su redacción.

Decía el joven Haya: “Si he de marchar al destierro, algún día he de volver. Retornaré a mi tiempo, cuando sea llegada la hora de la gran transformación. Ya lo he dicho y lo repito: sólo la muerte será más fuerte que mi decisión de ser incansable en la cruzada libertadora que América espera de sus juventudes, en nombre de la Justicia Social”.

SETIEMBRE DE 1939

En una de sus cartas a los prisioneros apristas del mes de setiembre de 1939, Haya decía: ”Mi única aspiración desinteresada y legítima, ha sido y es demostrar al Pueblo y a la Juventud peruanos que Sí es posible salvar a nuestra Patria por un camino de auténtica renovación moral en el más elevado y constructivo sentido del concepto”.

EL 6 DE DICIEMBRE DE 1965

En carta dirigida a Jorge Idiáquez, con fecha Hamburgo, 6 de diciembre de 1965, antes de ser sometido a una operación, Víctor Raúl le expresó, entre otras cosas, “no informar a nadie” de su estado de salud y mantener en reserva las causales de su último viaje y de su enfermedad, “en espera de que la intervención quirúrgica tuviera feliz resultado”.

Le decía: “Te pido, a ti que conoces mi modo de pensar, que transmitas a todos los compañeros del partido mi declaración de que mi mayor, y acaso única preocupación al morir, es la de las consecuencias que pueda traer mi desaparición y, sobre todo y ante todo, la unidad del partido que ha sido, es y será la garantía de su fuerza”.

“El aprismo debe ser siempre el gran movimiento de la democracia y de la justicia social en el Perú y para que así sea debe mantener firme e indestructible su fraternidad y su disciplina”

“Y para que así sea, todos y cada uno deben cooperar a este gran propósito sacrificando todo individualismo e interés personal. El aprismo no debe repetir la historia de los partidos peruanos que han muerto con sus fundadores”.

“Por fortuna nuestro movimiento mantiene siempre vigente su doctrina, su programa y su línea de acción. La evolución del mundo y el acontecer americano nos han dado la razón. Y esto es bastante garantía para la supervivencia del aprismo como el movimiento campeón de la gran transformación peruana y continental. Lo que importa es realizarla y ésa es la misión histórica de cada aprista”.

“Yo espero, y así muero tranquilo, que la línea política seguida se mantenga; que la coalición del pueblo continúe dando leyes a favor y defensa de la democracia social; del Perú provinciano, de los trabajadores, de nuestras masas indígenas y de nuestra juventud. Porque esos fueron y son los grandes objetivos del partido y para lograrlos se constituyó la colación del pueblo”.

“En esta carta deseo también que recuerdes a los compañeros que cooperen a mantener e impulsar la acción social del partido, sus academias, sus escuelas, sus comedores, sus cooperativas, sus organismos infantiles y juveniles”.

“Y que cada aprista sea un activo mantenedor de la unidad. De esa unidad que hemos defendido siempre y en la que hemos visto y vemos el poder del aprismo”.

“Y defender este principio: que formamos un partido de hombre libres en el cual su línea, su doctrina, su política, las señalan sus integrantes en sus Congresos y Convenciones”.

“Quien quiere ser aprista debe adherirse democráticamente a estas normas. Esta carta lleva algo de mi única preocupación al morir: la de la continuidad de nuestra obra”.

“Espero que mi muerte sirva para unir más a los apristas”.

EL 7 DE JULIO DE 1979

El 18 de junio de 1978, Haya de la Torre obtuvo el primer lugar en las elecciones de la Asamblea Constituyente, con un millón 700 mil votos. Con este extraordinario respaldo ciudadano, el 28 de julio de 1978 asumió la Presidencia de la Asamblea Constituyente.

El 7 de julio de 1979, con motivo del aniversario de la Revolución de Trujillo de 1932, se realizó en esta ciudad el XII Congreso Nacional del Partido Aprista Peruano, con el lema “La solución somos todos”, el último congreso efectuado en vida de Haya de la Torre.

El jefe y fundador del aprismo no pudo asistir a dicho congreso, por razones de salud, pues viajó a Houston (Texas USA) el 10 de abril de 1979. Sin embargo envió un breve mensaje a Luis Alva Castro, presidente del Congreso Aprista, quien dio lectura, en la que decía entre otros: “Mi mensaje para este Congreso, podría concretarse en una sola palabra: Unión, unidos todo lo podemos. Divididos, nada somos. El aprismo ha forjado su unidad a través de una larga e histórica lucha de medio siglo. Ella ha sido el escudo donde se estrellaron todas las intrigas y todas las persecuciones. Ella será la que asegure nuestra fuerza y la haga invencible, duradera y creadora…No he abandonado mi puesto ni lo abandonaré nunca. A todos ustedes pido una decisión igualmente inquebrantable” (http://eudoroterrones.blogspot.com).
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