Artículos periodísticos y de investigación

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11 de marzo de 2009

TEORÍA DE KLAGES ACERCA DEL HOMBRE

TEORÍA DE KLAGES ACERCA DEL HOMBRE
Escribe: Dr. Eudoro Terrones Negrete

Ludwig Klages distingue en el hombre los rasgos corporal (sensación y movimiento), anímico (contemplación y tendencia a la configuración) y espiritual (comprensión y voluntad), cuyas funciones unidas al «Yo» las denomina «espiritualidad del hombre» y las opone a su «alma» (oposición alma-espíritu).
Klages señala la existencia de una «conexión vital magnética» como producto de las «imágenes» del mundo exterior y el alma. En el hombre domina el «espíritu», que tiene su expresión en el «yo quiero» porque el querer es aquella función que facilita al «yo» la afirmación de sí mismo. Lo esencial en la existencia psíquica del hombre originario es la conexión inmediata entre alma y naturaleza, el «ser atraído» por las «imágenes» que produce el mundo exterior. Este «ser atraído» es lo que surge en el sujeto como «impulso». Klages denomina a estos fenómenos psíquicos (orgullo, vanidad, afán de dominio, respeto, amor a la naturaleza, piedad, etc.) unidos al yo, que surgen como motivos en las vivencias volitivas y que determinan el obrar del hombre, intereses que se hallan en oposición a los «impulsos». Y en la misma oposición se hallan entre sí «alma» y «espíritu». El «alma» representa el elemento de la vida; el «espíritu» representa «el yo consciente de sí mismo». El «espíritu» es lo que pone al hombre frente a la naturaleza: de un lado todo lo que es y vive; del otro lado, el «yo». El «espíritu» es el portador de la tendencia al conocimiento y a la superación» y el «alma» tiene «el impulso a la entrega, la tendencia altruista a desaparecer contemplando».
«Con todo esto se ha encontrado un principio de clasificación que permite diferenciar a los hombres según el predominio del alma y del espíritu; los cuales existen siempre en ellos. El reino del alma se puede designar como el de la abnegación; del reino del espíritu como el de la afirmación, y realizar con ello una jerarquía de los resortes impulsivos en resortes de abnegación y resortes de afirmación. A los primeros pertenecen, para aducir sólo algunos ejemplos, el amor natural, el amor al país, la piedad, el impulso al sacrificio, la bondad, la buena fe, la compasión, el altruismo, la paciencia y la magnanimidad, el respeto, etcétera, entre los resortes de la afirmación, por el contrario, hay que contar la objetividad, la necesidad de crítica, la imparcialidad, el espíritu de empresa, el egoísmo, el deseo de ganancia, el afán de poderío, el orgullo, el deseo de complacer, el cálculo, la desconfianza, la astucia, la hipocresía y la sutileza, la obstinación, la indocilidad, la envidia, la satisfacción por el mal ajeno, la insipidez y sequedad, el vigor y la frialdad, la falta de sentimientos y de simpatía, etc. Nos llevaría demasiado lejos exponer todas las subdivisiones de Klages» refiere H. Rohracher en su «Introducción a la caracterología».
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