Artículos periodísticos y de investigación

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3 de mayo de 2009

CIRO ALEGRÍA: EL PERIODISTA, EL ESCRITOR Y EL POLÍTICO


A los 100 años de su nacimiento
CIRO ALEGRÍA: EL PERIODISTA,
EL ESCRITOR Y EL POLÍTICO

Escribe: Dr. Eudoro Terrones Negrete



Ciro Alegría, ex alumno del poeta inmortal César Vallejo, es una personalidad multifacética: periodista, político, literato, novelista, escritor, narrador, recopilador de leyendas, mitos y narraciones. Y es el genuino representante de la literatura indigenista de la Sierra Norte del Perú y uno de los más importantes de América Latina.

Perseguido, muy de temprano, por sus ideales políticos, más tarde sufrió traiciones políticas, exilios, carcelerías y más de una ingratitud amorosa por quienes no supieron comprenderlo en su exacta dimensión humana y valoración intelectual.

Llevó una vida sufrida, atormentada, pobre, salpicada de anécdotas y en lucha frontal contra las enfermedades de malaria y tuberculosis.

A pesar de ello, sus fuerzas morales, espirituales y facultades cognitivas fueron más lejos y logró ubicarse en el representante genuino de la corriente indigenista de la Sierra Norte del Perú.

Nació el 4 de noviembre de 1909, en la hacienda Quilca, en Huamachuco, distrito de Sartinbamba, provincia de Sánchez Carrión, departamento de La Libertad.

Rosalía Amézquita Alegría, fue su primera esposa y la poetisa cubana Dora Varona, la última.

“El haber pasado su infancia en una finca rural de su abuelo, observando de cerca la vida de los trabajadores indígenas de su país, fue la razón determinante que inspiró su labor intelectual y política” señala la Enciclopedia Ilustrada Cumbre; pero también, observando la injusticia a que estaban sometidos por muchos años los indios del Ande.

EL PERIODISTA Y EL ESCRITOR

Coherente con sus ideales juveniles y sensibilidad social, funda la revista Juventud en 1926. Un año después ingresa en el diario El Norte de Antenor Orrego, en Trujillo.

Haciendo honor a su vocación periodística y apoyado, incondicionalmente, por un compañero de partido, publica en 1927 el periódico la Tribuna Sanjuanista. Siete años después, empieza a colaborar en el diario La Tribuna clandestina.

En 1936 integra el Directorio de la Sociedad de Escritores de Chile y a corto tiempo contrae la enfermedad de los pulmones, por lo que fue internado cerca de tres años en el sanatorio San José de Maipú, resultando inutilizado el pulmón izquierdo.

Desde 1941 hasta 1957, Ciro Alegría radicó en los Estados Unidos, Puerto Rico y Cuba, países en las que colaboró en diferentes diarios y revistas, como el “Overseas” y dictó conferencias magistrales en importantes universidades.

En 1942, y por unos meses, laboró en la revista “Selecciones”. Seis años más tarde, regresa al Perú.

Colaboró en el diario cubano “Avance” (1955), dirigido por Ramón Vasconcelos, diario que apoyaba a la tiranía de Fulgencio Batista. En diversas épocas, sus artículos periodísticos fueron publicados por los diarios peruanos “La Crónica”, “Expreso”, E”l Comercio” , “El Norte” y “La Tribuna” y por el diario argentino “La Nación”.

En el diario aprista “La Tribuna”, Ciro Alegría compartió sendas jornadas periodísticas con Manuel Solano, Hugo Otero Latorre, Fernando Fernández Fernández, Alcides Spelucín, Brescia, Carlos Fernández Rivas, Plácido Galindo, Carlos Lasús, Luis López Aliaga, Arturo Sabroso y Juan Manuel Raygada, entre otros.

En el periódico “El Norte”, en enero de 1928, comenzó a ser “periodista regular, con mucho trabajo y poco sueldo”, puesto que “Cuando uno es joven y animoso, ambas cosas importan poco. La vida entera está delante como un estadio ante un atleta” decía Ciro Alegría, tras aceptar la invitación para escribir en este medio realizado por Antenor Orrego.

Refiere Ciro Alegría, que los domingos, en la página literaria “Poetas Nuevos”, “aparecían mis intentos líricos, escritos en minúsculas todos y con palabras regadas por aquí y por allá, de acuerdo con los mejores dictados de la epidemia vanguardista que todavía no acababa de pasar por esos tiempos y aquellas tierras” ( En: Eugenio Chang-Rodríguez, “Antenor Orrego. Modernidad y culturas americanas. Páginas escogidas”. Fondo Editorial del Congreso del Perú. Lima, setiembre de 2004).

En opinión de Andrés Townsend Ezcurra, “El Norte”, fue el “diario de singular dignidad literaria y tipográfica que, durante años, fue una de las tribunas más genuinas del pensamiento antimperialista y antifeudal del Perú”.

El último artículo periodístico de Ciro Alegría, titulado “Perú, el país de la piedra”, lo publicó el diario Expreso, el 18 de febrero de 1967, precisamente al día siguiente de su fallecimiento.

OBRAS PUBLICADAS

La mayoría de sus libros se editaron póstumamente, por gestión directa de Dora Varona.

Sus tres novelas y un cuento, La serpiente de oro (1935), Los perros hambrientos (1938), La leyenda de nopal (1940) y El mundo es ancho y ajeno (1941), las escribió cuando era militante aprista, es decir, cuando su partido soportaba heroicamente 11 años de absoluta ilegalidad (1934-1945).

Entre sus obras figuran además: Los viajeros iluminados (1948), Duelo de caballeros (1955), La novela de mis novelas (ensayo), Panki y el guerrero (1968), La ofrenda de piedra (1969) Y Lázaro (1972, novela),

También, Mucha suerte con harto palo (1976), Siete cuentos quirománticos (1978), El dilema de Krause (1979, novela), El sol de los jaguares (1979), Relatos amazónicos (1980), Calixto Garmendia (cuento), América virgen, Selva, El cuento del Puma azul, La Marimorena (novela) y Mi máquina de escribir (artículos publicados en 1933 en “La Tribuna” aprista).


“LA SERPIENTE DE ORO” Y EL PREMIO NASCIMENTO

En Chile (1934) trabajó de revisor de originales de la editorial Ercilla. Para sobrevivir tuvo que escribir una serie de cuentos peruanos para la Crítica de Buenos Aires y para las revistas chilenas Panoramas , Crónica social y Palabra. Escribió su primera novela en 1935, La serpiente de oro , obra con la que gana el premio chileno Nascimento.

En carta fechada, Santiago de Chile, marzo 14 de 1935, Ciro Alegría se dirige a Antenor Orrego para expresarle, a raíz del premio Nascimento, que “Tiene usted razón en considerar este triunfo como suyo. Es así por todos conceptos. No fueron pocas las cosas que yo aprendí a su lado. Usted dio mucha serenidad –hija del conocimiento- a mi angustiada tristeza de adolescente. Y a las anheladas rutas de la belleza también llegué, siguiéndole. Me complazco en reconocerlo así y en agradecérselo una vez más”.


EL POLÍTICO

Ciro Alegría Bazán, fue activo militante y dirigente aprista en su juventud y acciopopulista en los años finales de su existencia

En 1930 ingresa en la Universidad Nacional de Trujillo y a fin de año formó parte en la fundación del Partido Aprista Peruano. Ciro Alegría, Antenor Orrego y una docena de jóvenes lograron fundar en Trujillo una filial del Partido Aprista Peruano. Se comprometió, entonces, de manera incondicional y decidida, en la lucha política por la justicia social y la reivindicación del indio.

Participó con entusiasmo y dedicación en las heroicas jornadas de lucha estudiantil universitaria de Trujillo, tras los ideales del Partido Aprista Peruano, siendo rápidamente expulsado de esta Casa superior de estudios.

En 1931 se trasladó a Cajamarca para promover un levantamiento armado, siendo detenido, encarcelado y torturado en Trujillo, sentenciado en su ausencia a diez años de prisión, purgando la condena entre el Panóptico y los cuarteles Real Felipe hasta octubre de 1933. Aquí escribe "El carnet de célula", un relato dramático y conmovedor de su vida en prisión.

Su militancia en el APRA le costó dos años de prisión, en 1931 y en 1933, durante el gobierno de Augusto B. Leguía y su ulterior exilio en Chile en 1934, que le permitió no sólo asistir al sanatorio de El Peral para restablecer su salud, sino también escribir sus mejores novelas.

El 7 de julio de 1932, por ocho días se produce la Revolución de Trujillo, “la rebelión más furiosa de la historia republicana del Perú y en la que participó Alegría” (http://www.antorcha.org/liter/alegria.htm), pero pronto sus compañeros de partido lo salvan milagrosamente de ser fusilado.

Ante la feroz represión policial se ve obligado a internarse en Huamachuco, los efectivos lo persiguen por Bambamarca, llegan a capturarlo y lo trasladan, finalmente, a la Penitenciaría de Lima. En 1933, el presidente Oscar R. Benavides le otorgó amnistía.

La insurgencia popular trujillana contra el dictador Sánchez Cerro se irradió a Huamachuco, lugar éste donde fueron fusilados Marcial Amoroto, Arturo Buenazo y veinte indígenas, cerrando su radio de acción en Cajabamba.

Al respecto, refiere Luis Alberto Sánchez: “Ciro Alegría había logrado escapar de Trujillo desde fines de 1932, librándose así de ser encerrado en la cárcel. Como no tenía un centavo ni ganas de ganarlo con su trabajo, hicimos un arreglo para defender su derecho al ocio fecundo: le obtuvimos cama gratis en el Club Universitario de Deportes, que estaba en la avenida Brasil; almuerzo y comida también gratis en el comedor del Partido y un modesto estipendio. Por su sencillez y su aspecto ingenuo, indefenso como era, resultó el niño mimado del periódico. Como suele ocurrir, surgieron divergencias en el seno de la prensa partidaria…” (En: Testimonio personal 2. El Purgatorio 1931-1945. Tomo 2. Mosca Azul Editores. Lima, 1987).

El 15 de enero de 1932, la persecución fue de la más brutal, una especie de guerra civil contra los dirigentes apristas en Trujillo, se aplicaron multas y clausuras a varias publicaciones apristas y no apristas, se multó a la revista APRA con doscientos soles en aplicación a la Ley de Emergencia. Antenor Orrego Espinoza es apresado, muchos dirigentes fueron detenidos en diversos departamentos y en el Congreso de la República se denunció las torturas a que fue sometido el joven estudiante Ciro Alegría.

El 15 de febrero de 1932 se allanó el local donde se imprimía el diario La Tribuna, y son detenidos Manuel Solano y Hugo Otero. Haya de la Torre en célebre manifiesto a la Nación en febrero de este año, manifestó con énfasis: “... Regresiona el Perú a las etapas primitivas de la barbarie política, que la ciudadanía creía definitivamente superadas”.

El 6 de marzo de 1932, el Presidente Sánchez Cerro se salva de un atentado en el aristocrático distrito de Miraflores (Lima). El Congreso Constituyente, el 7 de marzo de 1932 aprueba y promulga la Ley Nº 7491 que restablece la pena de muerte para los autores de los delitos de rebelión, sedición o motín, instituyendo las Cortes Marciales para su aplicación.

El 24 de noviembre de 1934 se dicta orden general de captura de los dirigentes apristas en todo el territorio nacional. Haya de la Torre logra ocultarse en “Incahuasi”. Ciro Alegría se integra al movimiento “El Agustino”, cae prisionero y es deportado a Chile, el 15 de diciembre de este año, conjuntamente con los dirigentes apristas Luis Alberto Sánchez, Carlos Manuel Cox, Pedro Muñiz y Juan José Lora, Américo Pérez Treviño, Esmaro Salas, Perico Lizarzaburu, Vargas Machuca, Alfredo Baluarte y el coronel César Enrique Pardo.

RENUNCIA AL APRA

Ciro Alegría, después de sus discrepancias con algunos líderes apristas renuncia al APRA en 1948, año del derrocamiento de Bustamante y Rivero. Además de Alegría, renunciaron al Partido del Pueblo, Manuel Scorza y Magda Portales.

DIVERGENCIAS DE LUIS ALBERTO SÁNCHEZ CON CIRO ALEGRÍA

Luis Alberto Sánchez, mantuvo divergencias con Ciro Alegría. En su libro “Testimonio personal” ( Tomo 3.: La caldera del diablo 1945-1956”), explica a Jaime Benítez las razones políticas de su divergencia con Ciro Alegría, en los términos siguientes: “…Pero, le diré a usted mis razones: Ciro ha sido el niño engreído de los apristas, desde que salió de Trujillo. Como él se había librado del pelotón de fusilamiento en la revolución de esa ciudad y tenía veintidós o veintitrés años, después que salió de la penitenciaría, lo tomamos como a un hermano menor. Yo personalmente he cuidado de él durante parte de 1933 y 34. Después, en el destierro, en Chile, hice todo cuanto pude –y podía- para que se le considerara como “escritor chileno”, o asimilado a tal para los efectos del premio Nascimento, creado en 1935. Después logré que se dilatase la fecha del fallo del jurado chileno para el premio Farrar and Reinehart, merced a la generosidad de José Santos González Vera, miembro de dicho jurado, y así favorecimos a Ciro. En Washington, fui totalmente franco con él; le dije que temía que estuviera a pique de concluir como escritor; eso fue en 1942. Lo he instado después a escribir. Hemos vivido una pequeña bohemia juntos en Nueva Cork. Pero, querido Jaime, hay algo que no puedo perdonar. Ciro ha recibido todo tipo de ayudas y halagos de los apristas. Nada le pedimos en cambio, salvo perseverancia. Pues bien, el 3 de octubre de 1948 estalló el movimiento rebelde en el que estaba comprometido un amigo de Ciro, el ex ministro Rose Ugarte; Ciro conocía, en cierto modo, el complot; el 4 de octubre nos declararon fuera de la ley, como autores de algo que nos destrozaría; y el 5 ó 6 de octubre, ya ilegalizados, presos, perseguidos e inermes los apristas, Ciro Alegría formuló declaraciones contra su partido en desgracia, y lanzó contra nosotros acusaciones que jamás podría probar. Yo creo que todo hombre tiene el derecho de retirarse o afiliarse a éste o aquel partido, pero lo que rechazamos y rechazará es que las afiliaciones se hagan a los partidos cerca del poder, y las retiradas y vituperios se produzcan cuando el partido está maniatado y en desgracia. Por eso es que he terminado con Ciro Alegría”.

REGRESA AL PERÚ EN 1957

El consagrado periodista, escritor y novelista, Ciro Alegría, regresa a Perú en 1957, después de 23 años de exilio, el pueblo lo recibe con entusiasmo y regocijo. En 1960, se incorpora a la Academia Peruana de la Lengua. En 1961, se inscribe en el Partido Acción Popular, fundado por Fernando Belaunde Terry el 7 de julio de 1956 en Chincheros (Apurimac). Fue electo diputado por Lima en 1963. Postula a una senaduría por La Libertad y pierde abrumadoramente, en el departamento considerado tradicionalmente como el Sólido Norte del Apra.

ALEGRÍA PROLOGÓ “HOMBRES Y REJAS”

La primera edición de la novela histórica Hombres y Rejas, de Juan Seoane, fue prologado por Ciro Alegría, novela que a decir de Roy Soto Rivera “inaugura con acierto impresionante y ejemplar la literatura peruana de las prisiones” ( En: “Victor Raúl. El hombre del siglo XX”, Lima, 2002).

HAYA DE LA TORRE, GRAN ADMIRADOR DE CIRO ALEGRÍA

El 3 de marzo de 1971, Haya de la Torre al ser entrevistado por César Hildebrandt (Caretas, Nº 431) expresó: “He sido un gran admirador de Ciro Alegría, sobre todo de sus tres novelas. Me gusta mucho La serpiente de oro porque es una pintura con mucho color y fuerza, aunque las tres son muy buenas…”

Ciro Alegría se divorció de su primera esposa en 1944. Y al radicar en Cuba por siete años (1953-1960), contrajo nupcias con Dora Varona, el 25 de mayo de 1957.

Casi al final de su existencia es elegido presidente de la Asociación Nacional de Escritores y Artistas (ANEA). Falleció en Chaclacayo, Lima, el 17 de febrero de 1967.
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