Artículos periodísticos y de investigación

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16 de junio de 2019

CONCEPTO DE FILOSOFÍA EN LA EDAD MODERNA


CONCEPTO DE FILOSOFÍA EN LA EDAD MODERNA

Escribe: Eudoro Terrones Negrete

La filosofía moderna se desarrolla durante los siglos XVII y fines del siglo XIX, época en que se trata de encontrar las verdades últimas de las cosas a través de la razón (racionalismo).
El siglo XVII es la etapa madura y productiva de la filosofía moderna; la mayoría de los filósofos son laicos y se contraponen a las enseñanzas tradicionales recibidas, con una relativa tolerancia a la libre especulación. Durante este siglo se produjo una gran polémica entre las dos grandes doctrinas filosóficas: el racionalismo versus el empirismo, como también se dio pie al problema de la sustancia.
En el siglo XVIII, la filosofía se hizo fundamentalmente política y moral. “Lo que caracteriza al siglo XVIII en sus comienzos – señala Brehier[1]- es la decadencia rápida y luego la caída definitiva de los grandes sistemas que, bajo la inspiración cartesiana, se habían esforzado en unir la filosofía de la naturaleza y la del espíritu. Entre los años 1740 y 1755 se afirman y desarrollan las ideas principales del siglo XVIII, en medio de polémicas y campañas violentas que no sólo conmueven al pequeño mundo de los eruditos, sino que interesan y apasionan a toda la sociedad, motivando frecuentemente la intervención de los poderes públicos, civil y eclesiástico, contra los filósofos. En este período publican sus principales obras Hume, Montesquieu, Condillac, Diderot, D´Alembert, Voltaire, Rousseau, Adam Smith y Bufón. El filósofo es, en este momento, no el que busca el conocimiento por sí, sino, ante todo, el enemigo de los “prejuicios” hostiles a la felicidad de los hombres, el propagandista de “las luces” que deben renovar el pensamiento y las costumbres en público y en privado. Esto es lo que llaman los alemanes Aufklärung (Ilustración).
A principios del siglo XIX, bajo el impulso de Manuel Kant, la filosofía se torna en metafísica
En la Edad Moderna la filosofía deviene en una concepción del universo; una concepción del yo o una reflexión universal del espíritu sobre sí mismo, una reflexión del hombre culto sobre su conducta valorativa. Con Manuel Kant, la filosofía se convierte en una crítica de la razón pura, de la razón práctica y del juicio y en una reflexión universal del espíritu sobre sí mismo y del hombre sobre su conducta axiológica.
En esta misma época prolifera la correspondencia, la comunicación científica y filosófica, el trabajo intelectual y de investigación; se crean Academias filosóficas en contraste con las universidades del medioevo y de inspiración en la revolución científica de la época manteniendo con las ciencias una estrecha relación. Es la época de los filósofos-científicos, época en que se consolidan nuevos métodos filosóficos por intermedio de Francisco Bacon (Novum Organum) y de Descartes (Discurso del método).
El problema filosófico gira alrededor del método de la filosofía y de la ciencia, que tienen que ver con el problema del conocimiento y la filosofía jurídico-política en la línea del Derecho natural (Hobbes, Locke, Spinoza y otros), que culmina con la predominancia y el nacimiento del intelectualismo moderno, corriente filosófica que se dividirá en racionalismo con Descartes, Malebranche, Spinoza, Leibniz, Pascal, etc., y en empirismo con Bacon, Hobbes, Locke, Berkeley, Hume, Condillac, Diderot, D`Alembert, D´Holbach, La Mettrie y Helvethius, entre otros, que le imprimen a la filosofía ribetes de expectativa, trascendencia, rica contextura con miras a su inevitable futura expansión, consolidación y madurez.
Francisco Bacon de Verulam (1561-1626).Filósofo inglés, considerado como el teorizador del empirismo, debe ser tenido como el precursor del espíritu científico moderno de matiz positivista.
Ocupa lugar preferencial entre los más grandes pensadores de la humanidad como filósofo de la ciencia, como pionero de la historia de la ciencia, como el descubrid  or del método de la ciencia experimental –el método inductivo de razonamiento- con sus tres momentos básicos en el proceso de la investigación científica: 1) observación de los hechos; 2) planteamiento de una hipótesis por inducción; y, 3) verificación experimental de la hipótesis.
Bacon dio origen en Inglaterra a la Escuela Empírica (de “empeirikos”, experimento).
En la historia de la filosofía es tenido por el representante máximo de la ruptura definitiva con el predominio de la filosofía de Aristóteles y de la escolástica, buscando siempre que la filosofía se separara de la esclavitud de la teología para aliarse luego con la ciencia moderna que propugna su pensamiento.
Concibe la filosofía de la ciencia como producto de la reforma integral de las ciencias y de la filosofía que surge tras la primacía del método experimental frente a las demás de la época y sostiene que la física es “la madre de todas las ciencias”.
Para Bacon todo saber es producto de la experiencia. “El saber es poder”, significando con ello que la ciencia debe estar al servicio del hombre para transformar la naturaleza y la sociedad en que vive.
En su obra cumbre Novum Organum (Nueva lógica), plantea un nuevo sistema para el progreso de las ciencias, un solo camino verdadero para alcanzar el saber auténtico, efectuando una depuración de los errores, prejuicios y peligros o “Ídolos”. Identifica cuatro tipos de ídolos: 1) Ídolos de la tribu; 2) Ídolos de la caverna; 3) Ídolos del mercado; 4) Ídolos del teatro.
Esquemáticamente, la metodología de Francisco Bacon comprende los momentos siguientes: 1. Afirmación de que la única fuente del conocimiento de la Naturaleza es la experiencia, distinguiendo entre simple observación y experimentación u observación racionalmente provocada. 2. Supresión o neutralización de los prejuicios (Ídola) con que nos acercamos a la Naturaleza; prejuicios que derivan de nuestro modo específico de ser (Ídola tribus), de nuestro modo de ser individual (Ídola specus), del lenguaje de que nos valemos (Ídola fori), o del influjo de la sociedad en nuestro modo de pensar (Ídola theatri), prejuicios que se identifican en el fondo con los sofismas de los antiguos. 3. Descubrimiento de las causas de los fenómenos observados mediante la utilización de las tablas de presencia, ausencia, y variación o grado, tan conocidas hoy[2].
Expliquemos brevemente cada uno de los ídolos. Ídolos de la tribu: conformado por errores provenientes de las sensaciones y de los sentidos, es decir, de la naturaleza misma del hombre, propios de su condición de ser humano. Ídolos de la caverna: son errores propios de la educación, del carácter y la personalidad, de las circunstancias en que vive el individuo. Ídolos del mercado: son producto de la asociación del hombre con sus semejantes, con prejuicios impuestos por las tradiciones, por los usos y las costumbres, por las formas de vida, por las sanciones sociales, por el uso y el abuso del lenguaje, entre otros. Ídolos del teatro: son prejuicios nacidos por la  aceptación de planteamientos de escuelas o corrientes filosóficas, de explicaciones que son más ficciones o ilusiones de la realidad.
Claude Adrien Helvetius (1715-1771). Filósofo materialista francés que profesa y desarrolla un ateísmo absoluto, un sensualismo materialista y para quien sólo existen los objetos materiales, y el conocimiento no es más que el producto de nuestras sensaciones. Para este filósofo la teoría sobre la igualdad original de las capacidades intelectuales de todos los individuos, el egoísmo como causa de las acciones del hombre y la omnipotencia de la educación se fundan en la influencia de las circunstancias.
Durante la Edad Moderna se multiplican las definiciones de la filosofía y que son dados por los filósofos de las diversas corrientes (racionalismo y empirismo). Aquí se encuentran los conceptos, por ejemplo, de Bacon, Descartes, Locke, Berkeley, Hume, Kant, Fichte, Hegel, Schopenhauer, Husserl, Bergson, Dilthey. Pero al mismo tiempo se produce una permanente e incansable lucha entre las diversas corrientes filosóficas: idealismo, positivismo, espiritualismo, vitalismo, materialismo, relativismo. Cuando los filósofos decían “A las ideas ni se las fusila ni se las encarcela”, los gobiernos liberales replicaban “El pensamiento no delinque”.
El idealismo
El idealismo es una teoría, doctrina o corriente filosófica que niega la existencia del mundo exterior y lo reduce a sus representaciones obtenidas. Existe una cosa porque la vemos, tocamos, oímos, sentimos, añoramos
Para el idealismo no hay cosas reales independientemente de la conciencia (mente, alma, espíritu, pensamiento o yo pensante); los objetos del pensamiento son los que se convierten en problemáticos o en cuestiones a resolver.
El idealismo se ocupa del conocimiento, de los orígenes, de los límites, de las potencialidades, de los atributos, de las formas o clases, de las posibilidades y de la existencia misma del conocimiento, así también de sus grados de veracidad, de sus relaciones, productos, tipos y alcances. Toma como punto de arranque de la reflexión filosófica el sujeto, la conciencia, el Yo, partiendo e la representación subjetiva del mundo y no del mundo mismo, sin que esto signifique negación de la realidad del mundo. El “ser” significa un “ser dado en la conciencia” (o en el Yo, o en el sujeto pensante).  Todos los datos sobre los hechos, situaciones, fenómenos o cosas del mundo lo hemos obtenido mediante la actividad de nuestra conciencia.
Berkeley decía que las cosas existen porque son percibidas, ser significa que algo es percibido.
Son representantes máximos del idealismo: Kant, Fichte, Hegel, Schelling, Bosanquet y Bradley.
Immanuel Kant Reuter (1724-1804). Es uno de los representantes máximos de la Filosofía moderna. Fundador de la Teoría del conocimiento como una de las importantes disciplinas filosóficas.
Kant, en su obra “Crítica de la razón pura”, expresa: “No se aprende filosofía. Sólo se puede aprender a filosofar, es decir, a ejercitar el talento de la razón siguiendo sus principios generales en ciertos ensayos existentes, pero siempre salvando el derecho de la razón a examinar esos principios en sus propias fuentes y a refrendarlos o rechazarlos”.
 





Dijo que “La filosofía no es una ciencia formada; es más bien la idea de una ciencia posible que no es dada en ninguna parte de un modo concreto”.
Llegó a identificar dos tipos de conceptos de filosofía: el concepto escolástico y el concepto cósmico: “El primero tiene por objeto realizar la unidad sistemática de la filosofía y su perfección lógica, es decir, crear de acuerdo con las leyes de la lógica, la arquitectónica de la filosofía. El concepto cósmico es la ciencia de la relación que tiene todo conocimiento con los fines esenciales de la razón humana”, así considerada, la filosofía es la legislación de la razón humana y el filósofo es el legislador de la propia razón.
Juan Teófilo Fichte (1762-1814). Filósofo idealista alemán, descubridor del método “fenomenológico” de la filosofía y propulsor del idealismo subjetivo. El punto de partida de la filosofía de Fichte es el “yo”: “El primer principio de la filosofía –decía- es precisamente este Yo puro o trascendental”.
Para Fichte, el yo absoluto comprende el mundo externo (el no-yo) y el yo finito. La moralidad es el esfuerzo del yo finito por reunirse con el absoluto. Identifica a Dios con el yo absoluto. El sistema filosófico fichtiano denominado “Doctrina de la Ciencia” suprime la realidad exterior, las cosas del mundo externo existen solamente como representaciones y la ciencia del mundo consiste en conocimiento de mi propio yo. El principio de toda cosa es el Yo. El Yo es el origen del Ser. Del Yo emerge la actividad creadora del Absoluto en la conciencia individual. El Yo resuelve en sí todo el Ser. Todo cuanto hay, existe o puede ser, proviene del Yo puro y todo lo que aparece como distinto del Yo es pura ilusión. Sólo el Yo es real como dato de la intuición intelectual. El Yo es actividad creadora infinita. Según el pensamiento de Fichte la filosofía es la doctrina del saber y no puede sobrepasar los límites del saber posible. “El yo puede desarrollar exclusivamente de sí mismo todo lo que en él puede presentarse, sin salir nunca de sí ni romper sus círculos”.
José Guillermo Federico Hegel (1770-1831).Filósofo enciclopedista y sistemático, “puede decirse que para Hegel la filosofía era un saber enciclopédico y sistemático, que tenía como objeto encontrar la esencia del Ser y de qué manera éste se convierte en concepto y a, su vez, el concepto llega a transformarse en ser” puntualiza Eduardo Pallares[3].
En uno de los apartados de su obra, Hegel[4] dice que la filosofía “es el conocimiento de la evolución de lo concreto”: “De este modo, la Idea es como algo concreto en sí, que se desarrolla, es un sistema orgánico, una totalidad que encierra una riqueza de fases y de momentos. Pues bien, la filosofía es por sí misma, el conocimiento de esta evolución, y en cuanto pensamiento comprensivo, esta misma evolución pensante; cuanto más lejos llegue esta evolución, más perfecta será la filosofía”.
Y el término concreto lo define así: “El ser en sí y el ser para sí son los momentos de la actividad (evolución); en la acción se encierran, por consiguiente, estos dos elementos distintos. La acción es, así, unidad esencial; y esta unidad de lo distinto es precisamente lo concreto. No sólo se concreta la acción; también lo es el ser en sí, el sujeto de la actividad de la que éste arranca. Finalmente, el producto es algo tan concreto como actividad misma y lo que comienza… De este modo, la idea es, de suyo, algo concreto en cuanto a su contenido, tanto en sí como porque está interesada en lo que ella misma es en sí se manifieste y desprenda como algo para ella”.
Friedrich Wilhelm Joseph von Schelling (1775-1854). Filósofo alemán, hombre dotado de gran sensibilidad artística, formula un tipo de filosofía denominada “filosofía de la identidad” que concibe el sujeto y el objeto amalgamados en el absoluto. Incursiona en los campos de la filosofía de la naturaleza, de la filosofía trascendental y del arte, filosofía de la identidad, filosofía de la libertad y filosofía positiva.
“Al igual que Fichte, Schelling pretende una filosofía que sea ciencia absoluta, es decir, una filosofía sin presupuestos, que parta absolutamente del principio de todo saber. Este principio no es otro que la intuición intelectual, en la cual la conciencia, como pura actividad, se pone a sí misma como objeto para sí misma; ella es, pues, identidad de sujeto y objeto, de intuir e intuido…” explica Alfredo Cruz Prados[5].
Schelling trata de dar una explicación unitaria de todo lo existente y para lo cual se vale del Yo absoluto, como primera realidad originaria en la cual y por la cual todo lo existente llega a existir, este Yo absoluto se caracteriza por ser independiente, primitivo, incausado, no puesto por otro, sino puesto por sí mismo, o sea la causalidad absoluta. Dijo que la única realidad que puede ponerse a sí misma y poner a todas las demás ha de ser un yo absolutamente independiente y primitivo. Lo Absoluto no es un objeto, sino un sujeto, es decir, lo que es pura actividad y productividad y que se encuentra en la naturaleza del yo absoluto, no el yo particular y finito del hombre. El yo absoluto es una voluntad o un querer absoluto que no puede ser comprensible porque no admite explicación alguna, porque es una realidad última, que es el límite último de toda comprensión racional. Asimismo afirmó Schelling que la Naturaleza es una revelación de lo Absoluto, es una realidad anterior al yo humano, toda vez que este yo humano brota de la Naturaleza por su actividad de desenvolvimiento espontáneo.
El racionalismo
El racionalismo llegó a sostener que la razón es la fuente principal o el origen de nuestros conocimientos y que para llegar a la verdad no hay mejor camino que la razón o el pensamiento.
Renatus Cartesius Descartes (1596-1650).Conocido como “El filósofo del método”, fundó el idealismo moderno y  liberó la reflexión filosófica de toda autoridad política o religiosa. Es uno de los fundadores de la epistemología moderna y uno de los creadores de la física nueva, de la geometría analítica. 
Malebranche llegó a decir de Descartes que “descubrió en treinta años más verdades que todos los otros filósofos juntos”. Y Leibniz vio en la filosofía cartesiana “la antecámara de la verdad y que resulta difícil ir más adelante sin antes haber pasado por ella”. Hegel, por ejemplo, vio en Descartes a un héroe, un libertador, un hombre que abrió las puertas a una nueva época en el pensamiento humano.
Según el pensamiento de Descartes “Todas las cosas que concebimos muy clara y distintamente son verdaderas”. “Todo lo que hallamos contenido en la idea de una cosa es verdad de esta cosa si existe, y puede ser afirmado de ella”, es decir, toma como criterio general de verdad la percepción clara y diferenciada de una cosa, de la cual deduce todas las demás verdades.
Descartes considera a la filosofía como a un árbol, cuyas raíces son la Metafísica, el tronco, la Física, y las ramas cada una de las ciencias particulares.  Introduce el dualismo en la física y en la doctrina acerca del hombre y libera la reflexión filosófica de toda autoridad política o religiosa.
Sostiene que los cuerpos, las cosas u objetos del universo no son propiamente conocidos por los sentidos o por la facultad de imaginar, “sino por el entendimiento solo, y que no son conocidos porque las vemos y las tocamos, sino porque los entendemos o comprendemos por el pensamiento”.
Afirma que “los sentidos son engañosos” y uno no debe fiarse de ellos. “Todas las cosas que concebimos muy clara y distintamente son verdaderas”; “Todo lo que hallamos contenido en la idea de una cosa es verdad de esta cosa si existe, y puede ser afirmado de ella”.
El método cartesiano o de la duda metódica se atiene a cuatro reglas básicas: 1) no aceptar como cierto lo que no resulte evidente a la comprensión del hombre; 2) analizar los problemas descomponiéndolos en sus elementos constitutivos; 3) llegar a la síntesis partiendo de los elementos simples y remontándose progresivamente a los más complejos; 4) proceder a enumerar y luego a revisar de la forma más compleja posible los resultados de la investigación, a fin de cerciorarse de que no se ha incurrido en omisiones.
En el campo del conocimiento, Descartes distingue tres grupos de ideas: a) Ideas adventicias, derivan de los sentidos y por eso no ofrecen garantía de verdad objetiva; b) ideas facticias, son aquellas ideas elaboradas por nosotros mismos sobre las ideas precedentes; c) ideas innatas, son connaturales al entendimiento humano y vienen con nosotros al nacer, dan origen a la verdad objetiva o científica, son ideas verdaderas y de las cuales proceden los conocimientos verdaderos.
Descartes, en su Prefacio de los Principios, comparó a la filosofía con un árbol “cuyas raíces son la metafísica, su tronco la física, y las ramas que de este tronco salen constituyen todas las demás ciencias, que se reducen a tres principales, a saber: la medicina, la mecánica y la moral; quiero decir la moral más alta y más perfecta que, dando por supuesto un conocimiento entero de las demás ciencias, es el grado último de la sabiduría”.
Para la época en que vivió, Descartes no dejó de ser un auténtico revolucionario que se atrevió a luchar en el plano de las ideas contra las tradicionales doctrinas y filosofías; en su proposición “Yo pienso, luego existo” y en “la duda metódica” o “duda racional”, funda toda su filosofía.
El empirismo
El empirismo sostiene que la única y verdadera fuente del conocimiento es la experiencia; la conciencia que conoce extrae sus contenidos de la experiencia; todos nuestros conceptos, desde la más pequeña hasta la más grande, desde la más simple hasta la más compleja e incluso los más generales y abstractos tienen su asiento en la experiencia. Todo conocimiento que la mente posee es producto de los sentidos. Sólo el conocimiento empírico tiene validez y las ideas son una consecuencia de los hechos.
El empirismo sustituye la razón por la experiencia (apriorismo racionalista). Para el empirismo no existe conocimiento a priori (antes de la experiencia), no existe conocimiento instintivo, no existe conocimiento innato ni verdad universal y necesaria. “La mente es una tabla rasa en la que se graban las impresiones del mundo externo”.
Los máximos representantes del empirismo inglés del siglo XVII son: Francisco Bacon, Hobbes, Locke, Berkeley, Hume y Newton.
John Locke (1632-1704).Llamado “el Doctor Locke”, es el fundador del método psicológico en la filosofía moderna y también fundador de la doctrina liberal del Estado y del empirismo inglés de los siglo XVII y XVIII. Para este filósofo inglés la filosofía debe circunscribirse a los problemas concretos del hombre, el conocimiento humano debe moverse dentro de los confines exclusivos de la experiencia, toda vez que más allá de éste sólo hay sueños quiméricos, puras ilusiones, y que antes de concentrarse en asuntos sin salida, en problemas dubitativos que no cuentan con soluciones a la mano, es necesario examinar la capacidad propia del hombre para ver cuáles son aquellos objetos, cuáles son aquellos asuntos, problemas o dificultades que su entendimiento es capaz de examinar, de analizar y cuáles no. Así es como Locke orienta su filosofía a establecer las reales posibilidades, alcances, límites y capacidades del hombre en su constante preocupación por lograr la verdad y la sabiduría.
Ideas de sensación
Ideas de reflexión
Para Locke todo nuestro conocimiento resulta de ideas. La idea es el único objeto posible del entendimiento. Las ideas se originan de la experiencia. Y todo lo que el espíritu percibe en sí mismo se llama Idea. Hay ideas de reflexión (derivadas del sentido interno: la percepción, el pensamiento, la duda, la voluntad, el razonamiento y el conocimiento) e ideas de sensación (derivadas del sentido externo: lo rojo, lo frío, lo suave, lo ácido, etc.).






Locke identifica tres clases de conocimiento: 1) conocimiento intuitivo; 2) conocimiento demostrativo, y 3) conocimiento de las cosas que existen fuera de nosotros.

David Hume (1711-1776). Filósofo inglés, llega a profesar el empirismo totalmente puro, el escepticismo metafísico y el positivismo y es considerado como uno de los precursores del pragmatismo.
Se afirma que Hume es el pensador más claro, amplio, libre de prejuicios y más filosóficamente formado que haya producido la nación inglesa en el siglo XVIII.
En sus investigaciones utilizó los métodos empíricos de la observación y la experiencia.
De acuerdo a su filosofía todo se reduce a meros fenómenos subjetivos, la experiencia sensible es el único origen de las percepciones (impresiones, cuando las percepciones son vivas e intensas, e ideas, cuando las percepciones son débiles y pálidas).
El conocimiento científico –según Hume- no ha surgido jamás ni podrá surgir nunca de la religión. Surge y tendrá que surgir de la observación y de la experimentación A la pregunta ¿quién existe?, responde: existen mis impresiones. ¿el Yo, el mundo y Dios existen?, Hume contesta: existen solamente mis impresiones y punto. Y ante la interrogante ¿por qué se cree en estas cosas? Hume contesta: por hábito, por asociación de ideas.
El pragmatismo
El término pragmatismo (del inglés “pragmatism”), procede del vocablo griego “pragma”, que significa “acción”, fue introducido en la filosofía por Charles Sanders Peirce (1839-1914) y logró desarrollarse inicialmente en Estados Unidos e Inglaterra.
Es una “filosofía abierta”, una teoría de la verdad y un método de libre investigación de la naturaleza, del mundo de los hechos.
Para esta filosofía lo útil, lo provechoso y lo práctico es el criterio de la verdad. Toda verdad está en función de su utilidad práctica. Todo conocimiento que sirva para algo es conocimiento pragmático o útil. Si algo es útil y nos reporta éxito, entonces es válido. Todo conocimiento es práctico si sirve para algo, si es posible de realizarlo para el desarrollo del hombre en la sociedad.
Sostiene que los conceptos, las leyes y las teorías científicas son simples instrumentos o herramientas que solamente sirven para asegurar el éxito permanente de una determinada situación.
A la lucha de clases sociales, el pragmatismo contrapone la colaboración de clases y el mejoramiento de la sociedad a través del desarrollo de una serie de reformas pedagógicas.
Sus representantes máximos son Charles Sanders Peirce, William James y John  Dewey.
Charles Sanders Peirce (1839-1914). En opinión de Peirce: “Existir significa ser útil”; “El conocimiento sólo tiene sentido en la medida en que nos depara reglas para la acción, en la adecuación de la determinación de la conducta con sus resultados. La función del pensamiento, de la razón, es la de darnos lo desconocido, el paso de una situación de incertidumbre a un estado de creencia”; “Para comprobar el significado de una concepción intelectual, hay que considerar las consecuencias prácticas que podrían derivarse necesariamente de la verdad de tal concepción; y la suma de tales consecuencias constituirá el significado completo de la concepción”.
William James (1842-1910)[6].Escribió sobre el pragmatismo lo siguiente: “El pragmatismo se aleja de abstracciones e insuficiencias, de soluciones verbales, de malas razones a priori, de principios inmutables, de sistemas cerrados y pretendidos “absolutos” y “orígenes”. Se vuelve hacia lo concreto y adecuado, hacia los hechos, hacia la acción y el poder. Esto significa el predominio del temperamento empirista y el abandono de la actitud  racionalista. Significa el aire libre y las posibilidades de la Naturaleza contra los dogmas, lo artificial y la pretensión de una finalidad en la verdad” ; “Con el pragmatismo una teoría se convierte en un instrumento de investigación en lugar de ser una respuesta a un enigma, es el fin de toda clase de investigaciones”; “Una idea es “verdadera” en tanto que creerla es beneficioso para nuestras vidas”; “Lo verdadero, dicho brevemente, es sólo lo ventajoso en nuestro modo de pensar, de igual forma que lo justo es sólo lo ventajoso en el modo de conducirnos”.
“En realidad, verdad como utilidad significa servicio para contribuir a la reorganización de la experiencia que la idea o teoría proclama que es capaz de realizar. No se mide la utilidad de una carretera por el grado en que se presta a los designios de un salteador de caminos. Se mide por cómo funciona en la realidad como tal carretera, como medio fácil y eficaz de transporte y de comunicación pública. Lo mismo ocurre con la aprovechabilidad de una idea o de una hipótesis como medida de su verdad” y “La filosofía pragmática consiste en desviar nuestras miradas de toda cosa primera, de todo primer principio, categoría, necesidad superior, para dirigirla hacia las cosas mismas, hacia los resultados, hacia las consecuencias y los hechos”.
“El hombre ha de desenvolverse en un mundo irracional e incognoscible, sus intentos de averiguar la verdad objetiva carecen de sentido y, por ello, las teorías científicas, las ideas sociales, los principios morales, etc., deben enfocarse de modo instrumental, es decir, desde el punto de vista de sus ventajas y su acomodo para lograr nuestros objetivos. Lo que es útil, lo que reporta éxito, es cierto”.
John Dewey (1859-1952). Filósofo y pedagogo norteamericano, es autor de la teoría del instrumentalismo, según el cual las ideas son herramientas o instrumentos que sirven para afrontar los problemas del mundo real.
Para Dewey la filosofía es verdadera sabiduría a lo antiguo, no conocimiento, es aplicación de lo conocido a la conducta inteligente de las acciones de la vida del ser humano.
“Las ideas-dice Dewey-sólo tienen un valor instrumental para la acción en la medida en que ellas estén al servicio de la experiencia activa; de donde el valor de una idea radica en su éxito”.
Según este filósofo “La verdadera revolución filosófica no sería la kantiana, sino la pragmatista, cuando nos enseña que el conocimiento no debe pretender conocer la realidad, sino utilizarla”.


[1] Brehier, Emily. Historia de la Filosofía. Editorial Sudamericana, Buenos Aires, 1962, p.9.
[2] Enciclopedia de Pedagogía y Psicología LEXUS. Ediciones Trébol, S.L., Barcelona, 1997.
[3] Pallares, Eduardo. Introducción a la filosofía. Ediciones Botas, 3ª. Edición corregida y aumentada, México, 1957, pp.214-215.
[4] Hegel, José Guillermo Federico. Lecciones sobre la Historia de la Filosofía.
[5] Cruz Prados, Alfredo. Historia de la Filosofía Contemporánea.
[6] James, William. Pragmatismo. Los Grandes Pensadores. Edición SARPE, España, 1984.

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