Artículos periodísticos y de investigación

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27 de abril de 2020

LAS ESCUELAS PRESOCRÁTICAS: DE LOS FÍSICOS, ATOMISTA Y SOFÍSTICA


LAS ESCUELAS PRESOCRÁTICAS: 

DE LOS FÍSICOS, ATOMISTA Y SOFÍSTICA



Escribe: Eudoro Terrones Negrete


LA ESCUELA DE LOS FÍSICOS

Los representantes máximos de la Escuela de los Físicos son Empédocles de Agrigento y Anaxágoras de Clazomene.

EMPÉDOCLES DE AGRIGENTO

Médico,  orador, poeta, físico y filósofo, llegó a considerarse un “dios inmortal”. Para él, las raíces de todo está constituido por los cuatro elementos: AGUA, AIRE, FUEGO y TIERRA, que combinados indistintamente originan todas las cosas. Los cuatro elementos son cuatro dioses que “gobiernan el mundo”.

Según Empédocles las cosas no nacen ni mueren, sino que “aparecen y desaparecen por la unión o desunión de los elementos que lo constituyen”. Estos cuatro elementos son movidos por dos fuerzas contrarias: el AMOR, que los une; y el ODIO, que los separa. El odio es el principio que destruye o que modifica. En el odio todas las cosas van diferentes y divididas, pero se reúnen en el amor. El amor es el poder creador.
Empédocles es un pensador pluralista que descubrió la Retórica.

ANAXÁGORAS DE CLAZOMENE

Para él existían infinidad de substancias simples o “semillas” que estaban distribuidas por todo el universo, que al juntarse originaban a las cosas individuales y al separarse producían la destrucción de estas cosas.

Concibió un tipo especial de materia o “substancia animada”, que era una Razón inteligente, eterna e imperecedera, que era la única materia que se halla en movimiento y que puede comunicar este movimiento al resto de la materia.

Su teoría de los átomos (“homeomerías”) es considerada como “gérmenes de las cosas”. Es el primer filósofo en concebir el principio teleológico en la explicación del mundo natural, es decir la idea de la finalidad en la naturaleza: “Al principio era el caos –escribe Anaxágoras-, luego vino la inteligencia, que puso en orden todas las cosas”.

LA ESCUELA ATOMISTA

SIGNIFICADO

La Escuela Atomista postula un aferrado materialismo, no cree en Dios. La realidad está constituida por ÁTOMOS con su espacio vacío donde se mueven. Sus representantes son Demócrito y Leucipo.

DEMÓCRITO DE ABDERA

Su doctrina atómica es resueltamente atea. ¡Nada hay en la naturaleza, decía, que se produzca sin causa, todo se efectúa por alguna razón y necesariamente”, sólo que toda causa hay que buscarla en los propios átomos y no fuera de ellos.
Negaba todo criterio de verdad, suponiendo que la realidad es un conjunto de apariencias y que el universo es una incesante ilusión.

Demócrito aceptaba dos elementos: el ÁTOMO y el VACÍO. Los átomos por su pequeñez son invisibles, tienen formas y tamaños para dar origen a todas las cosas del mundo. Una combinación de átomos formaría, por ejemplo, un palo, una piedra, un caballo, etc. Los átomos son infinitos, en magnitud y en cantidad, se mueven en círculo en el universo.

Según su Teoría del Conocimiento, la percepción se realiza a causa de unos espectros emitidos por las cosas que en forma de imágenes sutiles, compuestas también de átomos, impresionan los sentidos penetrando en ellos[1].

LEUCIPO DE ELEA

De cuya existencia nada se sabe, introdujo en la terminología científica tres nuevos conceptos: 1. El del vacío absoluto. 2. El de átomos que se mueven en dicho vacío. 3. El de necesidad mecánica.

Fue el primero en establecer tanto el principio de la “causalidad” como el principio de “razón suficiente”, cuando dijo: “ni una cosa sola surge sin causa, todo surge sobre alguna base y en virtud de la necesidad”.[2]

LA ESCUELA SOFÍSTICA

SIGNIFICADO

La Escuela Sofística surge en Ática (Atenas) en pleno siglo V antes de Cristo. Los sofistas abandonan la cosmogonía y la cosmología y dan nuevo rumbo a la filosofía griega al centrar su preocupación en el estudio del hombre y de sus problemas. Introduce un nuevo concepto filosófico: EUDAIMONÍA o felicidad del ser humano.
¿Quiénes fueron los sofistas?. Los sofistas fueron hombre dotados de gran dominio de la retórica, del arte de la discusión o del razonamiento capcioso, que van de ciudad en ciudad enseñando a la juventud y al pueblo, percibiendo por dicho concepto una remuneración, con tarifas elevadas, relacionados estrechamente con familias pudientes. No se preocupaban por conocer la verdad, sólo se interesaban por ganar la discusión o la polémica, por poner su elocuencia al servicio de los ambiciosos que buscaban alcanzar honores, fama y popularidad política. Utilizaron sofismas o argumentos falsos con intención de inducir al error. Fueron, a decir verdad, hombres elocuentes, dialécticos, conferenciantes públicos, filósofos prácticos, fueron los precursores de la educación superior orientados a la aplicación del aspecto social de la ciencia. Sus argumentaciones eran relativistas y escépticas. Enseñaban el arte de la discusión, el arte del razonamiento capcioso. Eran maestros que arribaron a Atenas procedentes de ciudades extranjeras con el fin de “popularizar los conocimientos”.

Dagobert D. Runes, en su Diccionario de Filosofía, refiere que los sofistas llegaron a Atenas para ayudar a los jóvenes a lograr el éxito político. Esto suponía la subordinación de la enseñanza puramente teórica a sus fines prácticos, y los sofistas, lejos de enseñar lo más cercano a la verdad, predicaban a la juventud lo que le serviría para alcanzar el triunfo político. Así la elocuencia pública y el arte de la retórica pronto ocuparon el lugar de la ciencia y la especulación pura.

En primera instancia, sofista fue sinónimo de “sabio”, “hombre de ciencia”, empero, a causa de que daban demasiada importancia a la dialéctica, a las argumentaciones relativistas y escépticas, sin importarles el fondo de la verdad, el término sofista derivó en “hombre falaz”, en “comerciante de la cultura”, en “embaucador profesional”, en hombres que sin saber nada pretendían saberlo todo.

A pesar de todo ello, fueron mal vistos en su época y considerados como los iniciadores de la problemática axiológica contemporánea.

“Sim embargo, el movimiento sofístico tuvo la ventaja de reaccionar contra las hipótesis audaces de los filósofos, guiando a la inteligencia hacia fecundas investigaciones sobre “el conocimiento del espíritu”, permitió la extraordinaria floración de las ideas socráticas”.[3]

Los sofistas encausaron la investigación hacia los problemas psicológicos y críticos hasta entonces descuidados o poco tratados a profundidad. Los sofistas no aceptaron ninguna verdad absoluta que les impidiese la maniobra dialéctica orientada a confundir al contrincante, pues sólo creían en verdades relativas.

Platón criticó a los sofistas por apartar la dialéctica de su verdadero fin. Aristóteles, en cambio, los censuró por ganar el dinero mediante una “ciencia aparente”, más que real (sabiduría falsa).

Entre los principales representantes se encuentran Protágoras, Hipias, Pródico, Antifón, Gorgias, Criticas, Hipodamo y Calicles.

PROTÁGORAS (480-411 a.C.)

Es uno de los grandes sofistas y el primer filósofo que llegó a cobrar por sus enseñanzas, es considerado como “el gran sistematizador de la gramática”. Dentro de su concepción doctrinaria comprendía aspectos de convencionalismo de la ley y el relativismo de la verdad. Su pensamiento: “El hombre es la medida de todas las cosas, de las que son, en tanto que son, y de las que no son, en tanto que no son”. Y agregaba: “según cada cosa se me aparece, tal es para mí; según a ti se te muestra, tal es para ti, pues tú era hombre y yo también lo soy”, con lo que quería demostrar que nada es verdadero o falso en sí mismo, sino que todo es verdadero o falso según la disposición del hombre que recibe la sensación, según el momento que la recibe, y lo que para uno es verdadero para el otro puede ser falso (relativismo individual).

Por su posición ateísta, fue denunciado y desterrado. Dijo: “Con respecto a los dioses, no se si existen, pues el problema es difícil y la vida humana muy corta para resolverlo”.

Para Protágoras de Abdera la verdad, el bien y la belleza son relativos a cada hombre y no valores universales.

GORGIAS (483-390 a.C.)

Nihilista y orador, aferrado escéptico, en su libro “Del no ser” formula tres proposiciones básicas: 1º. Que nada es. 2°. Que si algo fuese o existiese, sería incognoscible. 3°. Que si algo fuese o existiese y lo conociésemos, sería incomunicable a los demás.Sostuvo que lo que uno puede conocer jamás puede ser entendido o conocido por los demás hombres.

HIPIAS DE ÉLIDE

Sofista griego, contemporáneo de Protágoras, nació el 400 a.C. en la ciudad de Elis, capital de la Élide. Jenofonte le consideró como un hombre de gran polimatia (saber enciclopédico); sofista poseedor de extraordinaria memoria; conferencista muy bien remunerado, exponía sobre diferentes temas y problemas de filosofía, política, mitología, historia, gramática,  retórica, matemáticas,  arqueología, filología, música, poesía, geometría y astronomía; es un gran matemático de la Antigua Grecia, creador  de sistemas mnemotécnicos y descubridor de la ecuación de la cuadratriz. Hipias participa como personaje en los diálogos de Platón, Hipias mayor e Hipias menor.

“Sin embargo, no hay duda alguna que Hipias hizo un servicio real a la literatura griega (y a sin dudar a toda la literatura, en general) al insistir en el significado de las palabras, el valor del ritmo y del estilo literario. Está acreditado con un excelente trabajo sobre Homero, colecciones de literatura griega y extranjera, y tratados arqueológicos, pero nada se ha conservado excepto unas notas mínimas. Él forma parte del enlace que conecta los primeros grandes sofistas, Protágoras y Pródico de Ceos, y los innumerables erísticos que hicieron caer su prestigio”.[4] 



“Recientemente encontré su nombre en un libro sobre matemáticas, en el que se le mencionaba como uno de los matemáticos que estudió y resolvió la trisección del ángulo. Y aquí un breve paréntesis matemático para los aficionados a esta ciencia. Hay tres problemas principales que preocuparon a los matemáticos griegos y que no pudieron resolver geométricamente, sólo con la ayuda de una regla y un compás. Se trata de la duplicación del cubo, de la trisección de un ángulo (ambos problemas están relacionados con la obtención de la raíz cúbica de un número entero con métodos geométricos) y la cuadratura del círculo, relacionado con la trascendencia del número pi (pi no puede ser  obtenido algebraicamente con ningún polinomio). Pues bien, Hipias resolvió este problema con una curva anexa que recibe el nombre de “curva de Hipias”, que es una cuadratriz que permite realizar la trisección del triángulo y que posteriormente Dinóstrato utilizó también para hallar la cuadratura del círculo”.[5]




[1] Ramón Conde, Op.cit.
[2] Rosental-Iudin. Diccionario Filosófico. Ediciones Universo, Lima-Perú, s/f.
[3] Enciclopedia Autodidáctica Quillet. México, 1963.
[5] Del artículo de Tachen. Hipias de Elis, una enciclopedia andante. https://blog.nueva-acropolis.es/2009/hipias-de-elis-una-enciclopedia-andante/

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