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19 de febrero de 2021

La Fuerza de la Fraternidad, escribe Francisco Mujica Serelle

                   LA FUERZA DE LA FRATERNIDAD

Escribe: 
Francisco Mujica Serelle 

“Podemos afirmar sin temor a equivocarnos, que la época de los partidos políticos se inicia en el Perú en 1930 con la participación del Partido Aprista Peruano, APRA, Partido del Pueblo o Partido de los Pobres o de la Justicia Social, como es comúnmente denominado por los obreros y campesinos del Perú.

El Apra y su creador, Víctor Raúl Haya de la Torre, solicitaron desde aquellos años la presencia de otros partidos políticos en el debate de los problemas nacionales, a fin de acostumbrar a nuestro pueblo en el ejercicio de la democracia en la vida institucional del país, al lado de una u otra agrupación política.

La derecha hasta entonces, habíase agrupado en clubes políticos electorales de carácter eventual y transitorio. Indisciplinada e individualista, repugnaba la idea de crear un movimiento permanente doctrinario y programático. Estimaba más como financiar periódicamente golpes de Estado y colocar en el Poder gentes fieles a su mandato, postergando así el legítimo derecho del pueblo a elegir sus gobernantes.

Empero, la prédica de Haya de la Torre, reiterada luego de la gran clandestinidad en la Plaza San Martín, en 1945, al exigir, nuevamente, la organización política de las derechas fue tomando cuerpo, fructificando en 1956 con la creación del Partido Acción Popular y otros partidos menores.

Llegados a 1968, la ciudadanía contempla estupefacta como estos jóvenes partidos empiezan a disgregarse y dividirse formándose dentro de ellos facciones, cuyos integrantes se atacan encarnizadamente, dando público ejemplo de descomposición; asestándose golpes arteros, so capa de democracia interna. De esta manera movimientos que algunas veces contaron con sustento popular y primordial ayuda castrense para ampararse en el Poder, se debilitan y atomizan en razón directa a la ambición de sus dirigentes.

En cambio, el Partido Aprista Peruano continúa dando ejemplo de unión en la lucha por la materialización de un ideal. La disciplina del APRA es monolítica, sin que ello suponga sometimiento servil al pensamiento de ningún dirigente.

Ello se debe al renunciamiento de las ambiciones personales, al acrisolado concepto democrático de sus militantes, a la renuncia formulada, cuando se es aprista, de trasnochados individualismos, al destierro del personalismo y principalmente, al sentido FRATERNAL que norma las actividades de sus miembros.

La fraternidad es que el APRA la virtud por antonomasia, es y continuará siendo la norma primordial de la conducta de sus militantes. Ello se explica a través de la lucha indesmayable que a lo largo de innúmeros años el Partido del Pueblo sostuvo por implantar la democracia en el Perú.

Los apristas peruanos se hermanaron al compás de la muerte, del destierro y la cárcel. En medio de esta gran aventura por el rescate de la dignidad de las clases necesitadas del país, se soldaron los eslabones de este gran movimiento. Las figuras que hubieran podido resquebrajar la disciplina de los apristas fueron cerrándose a medida que un pueblo en sombras luchaba por su libertad.

Esta es la fuerza de la fraternidad aprista y gracias a ella el Partido Aprista Peruano marcha imperturbable, impertérrito, en su destino liberador.

La fraternidad de los apristas no se concretó en la antesala de la ambición y el odio.

Esta es la característica primordial que diferencia a los apristas de los miembros de otras agrupaciones políticas. El APRA, no lo olvidemos, antes que partido, es un movimiento de regeneración de las consciencias y por tanto, una cruzada espiritual.

En cambio, las demás agrupaciones políticas son, en primer término, empresa personal, trust de oportunistas, sociedades anónimas en busca de lucro. Por ellos se quiebran cuando el reparto del botín no satisface sus mal disimuladas apetencias.

Víctor Raúl Haya de la Torre, acertó cuando imprimió al Partido que fundó el carácter fraternal que lo caracteriza. Distingo que o pone muy por encima de las otras agrupaciones, y da perennidad al movimiento.

Por ello, los apristas celebran el 22 de febrero como el Día de la Fraternidad, fecha en la cual honran a sus mártires caídos en la lucha; ratifican el juramento de luchar por la emancipación de nuestro pueblo e inmortaliza su promesa de ser vencedores del egoísmo, la mezquindad y la traición, en aras del bienestar de la patria y rinden su homenaje al guía y gran conductor de la revolución peruana: VÍCTOR RAÚL HAYA DE LA TORRE.

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