Artículos periodísticos y de investigación

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20 de abril de 2015

ASAMBELA DE ASOCIADOS DE LA CÁMARA PERUANA DEL LIBRO APRUEBA INFORME DE COMISIÓN REVISORA DE CUENTAS / EJERCICIO 2014

ASAMBELA DE ASOCIADOS DE LA CÁMARA PERUANA DEL LIBRO APRUEBA INFORME DE COMISIÓN REVISORA DE CUENTAS / EJERCICIO 2014

Escribe: Eudoro Terrones Negrete

La Cámara Peruana del Libro es una asociación gremial y cultural de derecho privado, sin fines de lucro, fundada el 13 de junio de 1946, que promueve e incentiva la difusión del libro y de los productos editoriales afines, con el objeto de apoyar e impulsar la educación y la cultura del país, fomentar y promover el hábito de lectura, defender y proteger los derechos de la propiedad intelectual, así como también difundir la producción editorial a nivel nacional e internacional y contribuir al perfeccionamiento de la legislación vinculada con la difusión del libro y la lectura.

Con la transparencia que caracteriza a la Cámara Peruana del Libro, el viernes 17 de abril de 2015 tuvieron una Asamblea general extraordinaria especialmente convocada por la Junta directiva, presidida por Germán B. Cornado Vallenas, con el fin de debatir el informe de la Comisión revisora de Cuentas del estado financiero correspondiente al ejercicio 2014, el mismo que después de un riguroso análisis y debate fue aprobado por unanimidad de sus asociados.

RESULTADO DEL EXAMEN PRACTICADO

Como resultado de la revisión efectuada a las cuentas de la información financiera presenta por la Comisión, correspondiente al período comprendido entre el 01 de enero al 31 de diciembre de 2014, se determinó lo siguiente:

Al 31 de diciembre del 2014 se tiene en cuentas por cobrar el importe de S/ 178,008.11, teniendo una fluctuación favorable de recupero en los años 2012 y 2013. En el período 2014, se tiene por cobrar la suma de S/. 152,659.99, evidenciándose la inclusión de depósitos no identificados por un importe de S/. 43,343.00 por la carencia de políticas de registro y cancelación de los documentos pertinentes.

Se ha observado que la gestión administrativa por parte de la gerencia ha implementado mejorar continuas y medidas correctivas en la administración de todos los rubros y que se reflejan en los estados financieros presentados.

La Comisión Revisora de Cuentas, integrado por Aníbal Paredes Galván (Editorial San Marcos), Alberto Almendres (Ediciones Santa María S.A.C. y William Flores Orna (Distribuciones Roca) recomendaron a la junta directiva de la Cámara Peruana del Libro implementar procesos y políticas de cobranza a los asociados; implementar mejorar continuas en los procesos de aprobación de gastos; e implementar análisis en presupuestos ejecutados, con la finalidad de preparar presupuestos finales, por cada uno de los eventos  que organicen.

RENOVACIÓN DE LA VIGENCIA DE BENEFICIOS DE LEY DE DEMOCRATIZACIÓN DEL LIBRO Y DE FOMENTO DE LA LECTURA


Finalmente, se informó sobre las gestiones emprendidas, las proyectadas y las estrategias a seguir para lograr en el Congreso de la República la renovación de la vigencia de los beneficios de la Ley Nº 28086, Ley de Democratización del Libro y de Fomento de la Lectura.
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18 de abril de 2015

EL CONCEPTO DE FILOSOFÍA EN LA EDAD MEDIA

EL CONCEPTO DE FILOSOFÍA EN LA EDAD MEDIA

Escribe: Eudoro Terrones Negrete


La filosofía medieval, tiene una duración de diez siglos, transcurre desde el siglo V  hasta el XV después de Cristo, desde la desintegración del Imperio romano de Occidente y se basó en la compatibilidad de la fe y la razón. Se decía, entonces: “Creo para entender”.

San Panteno funda en Alejandría una escuela catequista que consideraba a la filosofía complemento de la religión.

El siglo XI significa un extraordinario florecimiento de la filosofía de la natur
aleza, porque el quehacer filosófico centra su especial preocupación en el mundo físico, en la investigación experimental, contando con su máximo representante al teólogo, filósofo y sabio inglés, Rogerio Bacon (1215-1292) , quien fustigó la ideología y la política del feudalismo imperante, siendo por sus ideas apartado en 1277 de la enseñanza en la Universidad de Oxford y encerrado en la celda de un monasterio en 1278 por orden de las autoridades eclesiásticas.

Durante el siglo XII los estudios que se desarrollaban en las escuelas comprendían las artes liberales en la base piramidal, la filosofía en el centro y la teología en la cúspide como supremo saber; la filosofía era independiente de la dialéctica.

 El  “Doctor admirable”, sostiene que los métodos silogísticos y de la abstracción no son suficientes para llegar al conocimiento verdadero, preciso y exacto del mundo y de las cosas, siendo necesario, además, el uso del método de la observación y de la experiencia de los hechos naturales, en el entendido que sólo la experiencia confirma y verifica la verdad. Según este filósofo el conocimiento puede adquirirse de tres maneras: por la autoridad, por la razón y por la experiencia.

Durante el Cristianismo se desarrolla dos tipos de verdades: la verdad natural o racional y la verdad revelada, pero también el saber humano se desarrollan a través de dos grandes sectores: Filosofía y Teología.  La Iglesia es el eje central y rector de la filosofía y la cultura. La teología son los conocimientos o saberes que dispone el hombre acerca de Dios y la filosofía son los conocimientos  o saberes que dispone el hombre acerca de las cosas de la Naturaleza. Se sostuvo, entonces, que “la razón no puede contradecir la fe”.

Durante la Edad Media la filosofía estuvo subordinada a la teología (“ciencia de Dios”), época en la que el cardenal Pedro Damiano (siglo XI) acuña la expresión: “La Filosofía es esclava de la Teología”. Por entonces, la filosofía se orienta hacia la reflexión sobre las cosas de la naturaleza y la vida humana, confundiéndose con lo que posteriormente serían las ciencias naturales.

En la Edad Media nace la filosofía apologística ante la necesidad de defensa de la religión cristiana frente a las críticas de los paganos. Mientras los escépticos decían que no se podía conseguir la verdad porque “No existe la verdad; de todo se puede dudar”, san Agustín sale a refutarlos afirmando que sí existe la verdad: “Se podrá dudar todo lo que se quiere; de lo que no puede dudar es de la misma duda”.

En el pensamiento de la Edad Media existieron tres grandes religiones monoteístas que originaron a tres tradiciones filosóficas importantes: la tradición cristiana, representada por Santo Tomás de Aquino; la tradición judía, con Maimónides, y la tradición musulmana, representada por Averroes.

Mosheh Ben Maimon o Maimónides (1135-1204). Filósofo, matemático, médico y físico judío, nacido en Córdova (España), considerado el filósofo y el científico judío más importante de la Edad Media, con él la filosofía judía llega a su máximo esplendor. Fue un destacado intérprete de la ley hebrea; iniciador de la cultura árabe en la ciencia y la filosofía de los griegos. Recibió el sobrenombre de “segundo Moisés”, por su denodada y permanente contribución a la evolución y la expansión del judaísmo. De Maimónides arranca el movimiento intelectual judaico de los siglos XIII y XIV.

Sostuvo que la filosofía y la teología coinciden a pesar de sus métodos diferentes; la fe (religión) y la razón (filosofía) son ambos compatibles, armonizables, llegando a conciliar los dogmas del judaísmo rabínico con el racionalismo de la filosofía de Aristóteles; la filosofía no puede alcanzar las verdades que se conocen por la Revelación.

Filosóficamente, se ocupó acerca de la naturaleza de Dios y la creación, el libre albedrío y el bien y el mal. Para Maimónides la profecía está antecedida por la filosofía y sólo el filósofo está preparado para ser profeta. Llegó a identificar dos tipos de verdades: verdades absolutas (Dios es el único y de Èl depende todo lo creado) y verdades necesarias (no matar, no robar, no desear los bienes ajenos), todas estas verdades sirven para garantizar el normal funcionamiento y desarrollo de la sociedad. Utilizó el método alegórico en la interpretación de la Biblia y fue condenado durante varios siglos por los rabinos ortodoxos.

Consideró al hombre un microcosmo, dotado de materia (cuerpo) y forma (alma inmortal), dotado de poder espiritual. El hombre es creación de Dios.

Entre sus obras filosóficas y jurídicas destacan “El libro de la elucidación” (1168), “la Guía de Perplejos” (1190), “Sumario de la Ley” (14 libros escrito en hebreo). Sus obras versan sobre la interpretación de la Biblia y del Talmud, sobre filosofía, ciencia, matemáticas, astronomía y medicina.

Averroes (1126-1198). Destacado filósofo, jurista, teólogo y científico hispano-árabe, nacido en Córdova (España). Llegó a ser asesor de los Califas en asuntos educativos, postuló y defendió la idea de que la razón prima o tiene preferencia sobre la religión, posición que lo llevó al exilio en 1194, y un año más tarde, en 1195, fue acusado de herejía por la Iglesia Católica y desterrado en Lucena, llegándose a prohibir la circulación de sus libros en este mismo año.

Por su obra célebre “El comentario de Aristóteles” fue calificado como “El comentador de Aristóteles” durante la Edad Media. Se cuenta que Averroes, muy pegado a la meditación, durante toda su vida sólo dejó de estudiar un día y fue en la noche de sus bodas.

Las tesis filosóficas de Averroes se resumen en lo siguiente: a) el mundo es eterno y no tiene principio temporal; no admite que la Creación hubiera tenido lugar en el tiempo; b) Dios es el “primer motor”, la fuerza propulsora de todo movimiento y que transforma lo potencial en lo real; c) el alma es mortal y se divide en dos partes: alma individual perecedera (intelecto pasivo) y alma divina y eterna (intelecto activo), éste último es común a todos los hombres y se convierte en intelecto pasivo cuando se une al alma humana; el intelecto activo se origina cuando la imaginación del hombre recibe las imágenes que le proporcionan los sentidos y las trasmite al intelecto pasivo; d)la teoría de la “doble verdad”.

La teoría de la doble verdad

La teoría de la “Doble Verdad” procuraba liberar a la ciencia de las trabas de la religión y tuvo auge en el Universidad de París, en el siglo XIII, entre los “averroístas latinos”, que intentaban conciliar su fe cristiana con la adopción que hacían, como filósofos, de algunas proposiciones atribuidas a Aristóteles o a Averroes, incompatibles con la Verdad revelada.

Según esta teoría una misma proposición podría ser verdadera en Teología y falsa en Filosofía, o viceversa, es decir que las verdades de la Teología y la Filosofía son independientes entre sí; dos afirmaciones contradictorias podrían ser ambas verdaderas, una para la religión y otra para la razón. La verdad era accesible a la teología y a la filosofía islámica, pero que únicamente la filosofía podía alcanzarla totalmente; las verdades metafísicas podrían expresarse a través de la religión y la filosofía.

Aunque jamás propuso realmente la existencia de la “Doble Verdad” (verdad filosófica y verdad religiosa), no cabe duda alguna que sus ideas fueron interpretadas y calificadas por los pensadores cristianos como teoría de la Doble Verdad, la misma que fue aceptada por determinados filósofos de la época pero también rechazada por otros, convirtiéndose entonces en un serio y espinoso problema filosófico en el mundo medieval.

Santo Tomás de Aquino (1225-1274) se opuso férreamente a la teoría de la doble verdad, llegando a expresar que la fe es una gracia divina que Dios da a los hombres que elige y la razón se origina también en Dios; todos los hombres tienen razón, pero no todos tienen fe”.

Para solucionar las dificultades que se producían en las relaciones entre la religión y la filosofía, Averroes distinguió tres tipos de hombres: los hombres filósofos, o sea los hombres de demostración, que buscan pruebas rigurosas; los hombres dialécticos, que se conforman con argumentos probables; y, los hombres retóricos, que son los hombres de exhortación y que únicamente entienden la predicación que apela a la imaginación y las pasiones.

Filosofía patrística

La filosofía cristiana se divide en dos: Filosofía Patrística o Filosofía de los Padres de la Iglesia y la Filosofía Escolástica.

La filosofía patrística comprende la filosofía de los padres apostólicos, padres apologistas y padres catequistas. Entre los denominados Padres de la Iglesia se consideran a san Agustín, San Policarpo, san Justino, san Policarpo, san Irineo, Taciano, san Atanasio, san Basilio el Grande, san Gregorio Nacianceno, san Juan Damaceno, san Hilario de Potiers, san Jerónimo, san Ambrosio, Tertuliano, san Papías, Clemente Romano, Lactancia, Atenágoras, Clemente Alejandrino, Orígenes, Justino Mártir, Minucia Félix y Hegestipo.

La filosofía patrística es el conjunto de dogmas o de verdades reveladas por Dios y que fueron elaborados por los padres de la Iglesia. Entre los dogmas principales podemos mencionar: a) existe un solo Dios, creador de todo; b) el hombre es creado por Dios; c) el hombre está obligado a creer en alguna religión, d) la religión cristiana fue fundada por Jesucristo, hijo de Dios, enviado por Dios Padre como Mesías, para salvar a los hombres según habían anunciado los profetas hebreos.

Y es por la fe y no por la religión la que se acepta los dogmas de la Iglesia como verdades indiscutibles, indemostrables e irrefutables. La fe es entendido en sus tres significados: a) creer algo; b) creer a alguien; c) creer en alguien.

Con respecto a Dios hay tres tipos de creencia: 1) creer en Dios (fe vivencial), 2) creer a Dios (fe testifical), 3) creer lo revelado por Dios (fe intelectual).

San Agustín de Hipona (354-430). Una de las más grandes figuras de la Patrística, el más célebre de los Padres de la Iglesia latina, el fundador de la Filosofía de la Religión, de la Filosofía de la Historia, de la antropología filosófica cristiana y el más influyente de la teología occidental, con justa razón llamado “El Platón del Cristianismo”.

Su pensamiento influenció significativamente en el desarrollo de la teología cristiana y la filosofía occidental, en el existencialismo cristiano y en el jansenismo.

San Agustín desarrolla sus tesis filosóficas sobre la verdad, Dios, la creación del mundo, el alma, el bien y la Ciudad de Dios.

Frente a los escépticos que sostenían entonces “no existe la verdad; de todo se puede dudar”, San Agustín refuta expresando “se puede dudar todo lo que se quiera; de lo que no se puede dudar es de la misma duda”, recurriendo a la verdad matemática: 7 + 3 = 10, es válido universalmente para cualquier persona con uso de razón.

Para san Agustín todo viene de Dios y todo va hacia él. Dios ilumina al hombre al dotarlo de razón o de entendimiento (Dios es Luz). Dios es “lo que se antepone a todas las cosas”. Dios es la Verdad completa y eterna, es la Sabiduría y la Salvación suprema. La creación proviene de un acto libre de la voluntad de Dios. Todo lo creado por Dios es bueno. El mal se origina en el apartamiento de Dios. El hombre es libre de hacer lo que Dios sabe que hará libremente (predestinación humana). Sólo con Dios y a través de Dios el hombre puede alcanzar la vida feliz. Dios está fuera del tiempo, el tiempo empezó con la creación del mundo por Dios. El hombre fue creado por Dios, para Dios y hasta que su corazón descanse en Dios.

En opinión de san Agustín la filosofía es amor a la sabiduría, es “amor a Dios”. La filosofía tiene doble objeto de estudio: a) estudio de Dios, y b) estudio del Alma. En san Agustín el alma tiene espiritualidad, es inmortal y está unida al cuerpo. El alma es totalidad unitaria y viviente de la personalidad del hombre, el hombre es propiamente el alma. No admite la reminiscencia, no acepta la teoría de la preexistencia de las almas. El alma conoce la verdad porque se comunica con Dios (“iluminación” del alma por Dios). Dios es el “sol” del alma, es decir la luz de nuestra inteligencia. El bien es la voluntad de Dios y se da con la ley eterna; son las ideas eternas en la mente de Dios, las que constituyen el fundamento del Conocer, del Ser y del Bien.

Referente a la Ciudad de Dios, San Agustín señala que en la vida del hombre siempre habrá la lucha permanente entre la ley y las tinieblas, entre la ignorancia y la educación, entre el bien y el mal y que a las finales el bien triunfará sobre el mal.


La filosofía escolástica

El término “escolástica”, utilizado por primera vez por Teofrasto, proviene de la palabra “scholas” (escuela) y “scholastici” (escolástico), debido a que esta filosofía se llegó a elaborar y a enseñar en las instituciones eclesiásticas, especialmente en las escuelas parroquiales, obispales y abadías, de las cuales nacieron la primeras universidades de la época.

La filosofía escolástica tiene una duración de cuatro siglos: desde mediados del siglo XI hasta mediados del siglo XV. Y se denomina escolástica o escolasticismo a la filosofía cristiana que siguiendo la doctrina de Platón y de Aristóteles predominó durante la Edad Media en el Occidente europeo. Para algunos estudiosos significa “la cristianización de Aristóteles” en plena Edad Media.

La filosofía escolástica se caracteriza por constituir una síntesis de las doctrinas imperantes; la armonización de la razón y la fe, de la filosofía y la teología, la filosofía es la sierva de la teología; predilección por la filosofía de Platón y de Aristóteles y el profundo respeto a la autoridad de los pensadores clásicos; la revelación divina como ayuda para la razón; el predominio de la fe y del clero, esta última como fuerza de la inteligencia y del saber (aristocracia de la inteligencia); y la enseñanza de la doctrina cristiana como sistema científico de verdades ya encontradas y no investiga ni filosofa por cuenta propia; del intelectualismo se pasó al ergotismo;  utilización del método deductivo en su forma silogística; carácter colectivo del trabajo de la escuela escolástica; creencia común en la objetividad del conocimiento, a pesar de la “controversia de los Universales”; formulación de una nueva concepción total de la realidad mediante la integración del cristianismo con las filosofías anteriores desde la época griega; la barbarie o poca elegancia de su idioma, el latín; la variedad de opiniones sobre muchos problemas, con representantes de distintas escuelas y a veces contrapuestas; el origen del mundo y del hombre se explica y soluciona a través del principio bíblico de la creación; la exaltación del espíritu y el descuido del cuerpo, por no ser útil ni necesario para la salvación eterna.

Durante la filosofía escolástica se consideró que la revelación era la enseñanza directa de Dios y que la revelación tenía un mayor grado de verdad y certeza que la razón natural y que cuando ocurría un conflicto entre ambos la fe era el árbitro supremo y la que salía ganando, pero que se utilizaba la filosofía para comprender y explicar la revelación.

Durante el escolasticismo se llegó a enseñar las siete artes liberales: Gramática, Retórica, Dialéctica, Aritmética, Geometría, Astronomía y Música. Se enseñaba a base de lecciones (“Lectio”) y polémicas (“Disputatio”). El Trivium y el Cuadrivium eran las bases principales de la enseñanza medieval. El Trivium (del latín tri = tres, y viun = camino), es el conjunto de las tres primeras artes liberales en la Edad Media, conformado por la Gramática, la Retórica y la Dialéctica., se dice que comprendía tres materias en loor de la Santísima Trinidad.  El Cuadrivium (del latín cuadri= cuatro y vium = camino), en la Edad Media era la división de las artes liberales que comprendía las cuatro artes: Aritmética, Música, Geometría y Astrología, y comprendía cuatro materias por los cuatro ríos que fecundaban el Paraíso terrenal.. El conjunto de los saberes del Trivium y del Cuadrivium formaba las siete artes liberales.

Entre los principales filósofos escolásticos figuran: santo Tomás de Aquino, san Anselmo de Cantorbery, san Alberto Magno, san Buenaventura, Pedro Abelardo, Roselino, Maimónides, Rogerio Bacon, Duns Escoto, Henry de Ghent y Guillermo de Ockham. Expliquemos brevemente el pensamiento de Santo Tomás de Aquino, Pedro Abelardo y Guillermo de Ockham.

Santo Tomás de Aquino (1225-1274). Llamado “Doctor angélico” por la profundidad y claridad de su pensamiento, la solidez de sus argumentaciones y la pureza de sus costumbres. También es conocido como “El ángel de las Escuelas”, “El Príncipe de la Escolástica”, “El teólogo consultor del Papa Gregorio X” y “El Patrono de todas las Escuelas Católicas” (1880) y “Doctor de la Iglesia Católica” (1567).

Santo Tomás de Aquino  es el reformador de la metafísica aristotélica y lo adapta a los requerimientos de la religión cristiana, es el fundador de la teología como ciencia, logrando armonizar, conciliar y equilibrar la fe cristiana (Teología) con la razón (Filosofía), en cumplimiento de su sagrada misión de rescatar para el pensamiento católico lo significativo y trascendente del pensamiento antiguo, en especial el pensamiento de Aristóteles. Se dice, por ejemplo, que santo Tomás de Aquino llegó a “bautizar a Aristóteles”.

Su filosofía denominada “Tomismo” se enmarca dentro de un “realismo moderado” y se caracteriza por lo siguiente: a) concilia la razón (filosofía) con la revelación o fe (teología). La fe es la regla del recto proceder de la razón; b) constituye un esfuerzo sistematizado de la teología católica, de conciliación científica entre la doctrina aristotélica y los postulados del cristianismo; c) se funda en la concepción de Dios como “acto puro de ser”. El ser no es uno, el Creador está separado de la criatura. El ser divino (Dios) es la causa del ser finito (la criatura); d) el hombre sólo puede llegar a la verdad a través de la experiencia sensible o de los sentidos y las ideas generales o universales, pero siempre considerando como prioritario y predominante el “orden del intelecto”, la razón frente a la fe.

Santo Tomás concibe tres tipos de verdades: a)verdad teológica, que es la verdad que el hombre conoce mediante la revelación divina; b) verdad filosófica, que es la verdad no revelada y conocida por la razón del hombre y c) verdad mixta, que es el conjunto de verdades reveladas y que son verificadas por la razón humana. En su obra “Suma Teológica”, prueba la existencia de Dios a través de cinco vías: 1) Prueba cinética o del movimiento; 2)  Prueba de causalidad eficiente; 3) Prueba de contingencia; 4) Vía de la prueba de los grados de perfección; 5) Vía de la prueba teleológica.

El 4 de agosto de 1879, el Papa León XII, en su Encíclica “Aeterni Patris”, conmovido de la pobreza intelectual de los seminaristas y estudiantes de las universidades católicas de la época, declaró al pensamiento de santo Tomás de Aquino como “la única filosofía verdadera del catolicismo” y que debería ser propagado oficialmente.

Pedro Abelardo (1079-1142). Polemista sin par, filósofo y teólogo británico, talento privilegiado y lógico eximio,  fundador de varias escuelas de dialéctica en diferentes ciudades, concibió que en teología debiera emplearse la dialéctica. Fue calificado “El caballero de la dialéctica”, “el primer hombre moderno”, “el padre de la teología escolástica”, pero se dejaba llamar “El nuevo Aristóteles”.

En el campo de la ética, Abelardo sostiene que un acto debe ser juzgado por la intuición que persigue quien lo realiza; la moral es la integración de lo intencional con la virtud. En lo filosófico, aborda el problema de los universales tratando de absolver la pregunta de Porfirio: ¿los universales (especies, géneros) existen en la realidad o únicamente en el pensamiento? Y Abelardo responde que el universal es todo aquello que puede predicarse de varias cosas, y no hay cosas que puedan predicarse de otras, puesto que cada una es ella misma. Por tanto, la universalidad no puede atribuirse a las cosas sino solamente a las palabras, es una función lógica de determinadas palabras, y esta solución al problema de los universales se denomina conceptualismo.

Guillermo de Ockham (1290-1349). Última extraordinaria figura que cierra el ciclo histórico del pensamiento escolástico y la primera figura de la Edad Moderna; es uno de los más preclaros hombres del nominalismo y precursor del empirismo inglés, que se inscribe dentro del período de la escolástica decadente del siglo XIV.

Ockham contribuyó a separar la filosofía (razón) de la teología (revelación) a fin de promover el desarrollo autónomo de la ciencia fundada exclusivamente sobre la experimentación. Es así como la teología deja de ser una ciencia y se convierte en un quehacer meramente especulativo carente de evidencia racional y de validez empírica. Sostiene que existe una heterogeneidad absoluta entre la ciencia y la fe, y no pueden subsistir juntas, pues la evidencia no puede ir unida a la falsedad. “Los artículos de fe no son principios de demostración ni conclusiones, y no son ni siquiera probables, ya que parecen falsos a todos o a la mayoría o a los sabios…”

Para el “Doctor subtilis” la base de todo conocimiento verdadero es la experiencia; por eso, el empirismo es la base de su filosofía, es el antirrealismo el rasgo distintivo de la especulación ockhamista.

Ockham rechaza la distinción entre esencia y existencia cuando declara que “No se puede conocer con evidencia que la blancura existe, o puede existir, si no se ha visto algún objeto blanco…” Expresa que la sustancia sólo es conocida a través de sus accidentes, así no conocemos el fuego en sí mismo, pero sí el calor.

Con la decadencia de la filosofía escolástica, la filosofía queda reducida a la Metafísica. Ciencia y filosofía se contraponen como dos órdenes del saber completamente diferentes. La neoescolástica define la filosofía como la “Ciencia de la realidad universal por sus últimas razones y con sola la luz natural”.




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EL CONCEPTO DE FILOSOFÍA EN LA EDAD ANTIGUA

EL CONCEPTO DE FILOSOFÍA EN LA EDAD ANTIGUA

Escribe: Eudoro Terrones Negrete 


En la Edad Antigua se entendía por filosofía el conjunto de los saberes de Cosmogonía, Cosmología, Física, Matemáticas, Geometría, Astronomía y Teología.

La filosofía era una de las manifestaciones del deseo de saber, una explicación racional de la realidad, como producto del asombro o de la admiración y de la constatación de que existe una realidad objetiva a ser aprehendida y explicitada en todos sus ángulos, realidad conformada por dos elementos: elemento físico o material (Phycis, naturaleza,) y elemento inmaterial o espiritual.

Los filósofos presocráticos, durante el siglo VI antes de Jesucristo y en las colonias griegas de Asia Menor concibieron la filosofía como “un preguntar por el origen del Universo (Cosmogonía), por los principios ordenadores y problemas del Cosmos (Cosmología) y por el origen de la naturaleza (Física)”. Los filósofos presocráticos trataron de conocer la naturaleza  o el universo por sobre todas las cosas, concibieron la filosofía como el estudio teórico de la  naturaleza, del saber del sabio, amor y conocimiento del lógos (verbo, palabra) que todo rige y unifica, en contraposición a polymathía, polymátheia o saber de cosas desconexas y que no enseña a lograr la comprensión.

La filosofía griega es la primera filosofía que aparece en la historia y es entendida como Ontología (estudio de la esencia y las condiciones del Ser-sujeto y Ser-objeto). Nace de la interrogación con el afán de desvelar las cosas por explicaciones causales y constituye la apertura al estudio de todos los grandes temas que preocuparán al hombre ulteriormente en el mundo occidental. El hombre griego fue el espectador curioso y asombrado de la naturaleza (Phycis), de su potencialidad y su posibilidad individual y de todo cuanto hay en el Cosmos. Los filósofos anteriores a Sócrates se interesaron por encontrar el principio de todas las cosas o arché (arjé).

Para los antiguos griegos, la filosofía era la ciencia universal, la madre de las ciencias, toda vez que comprendía a casi todo el conjunto de conocimientos que se agrupan bajo la denominación de ciencia, arte y filosofía y que duró hasta los inicios de la Edad Media.

Los sofistas. La actividad de la escuela de los sofistas se desarrolla en Ática (Atenas) entre los siglos V al IV antes de Cristo, teniendo por máximos representantes a Protágoras, Gorgias, Hipias, Pródico, Antifonte, Trasímaco, Calicles y Critias.

El término sofista procede la voz griega Sohpia, que significa sabiduría. Inicialmente se les consideró “nobles en las letras, la poesía y el canto como los Siete Sabios y eran los profesionales de la enseñanza de la sabiduría. Sophistés significa sofista, sabio o “maestro en sabiduría”, y en este sentido fue utilizado el término por el historiador Herodoto para referirse a Solón, a Pitágoras y a los Siete Sabios de Grecia.

Con Platón la palabra sofista adquiere el sentido peyorativo de hábil engañador, siendo con el tiempo considerados como los insuperables embaucadores profesionales, comerciantes de la cultura, personas que usan “sofismas” o razonamiento falsos con la intención de inducir al error.

Una mayor información sobre los sofistas se expuso en esta misma obra, en el Capítulo 1: El Origen de la Filosofía.


Sócrates (469-399 a.C.)[1]. Para Sócrates la filosofía es el conocimiento del hombre, es el conocerse a sí mismo. El hombre debe alcanzar la verdad mediante el autoconocimiento (autognosis). Su famosa divisa era “Conócete a ti mismo” para luego poder conocer a los demás.

Sócrates es el creador de la filosofía antropológica. Decía: “Nada me enseñan los árboles y las flores, sino los hombres en la ciudad”. Para Sócrates el diamónion o voz interior es la única moral del individuo. Sócrates es considerado como el valiente misionero de la verdad y de la bondad, del amor y del bien social. Vivió en permanente e indeclinable búsqueda de la verdad y denunció la corrupción de la democracia ateniense.

A Sócrates se le considera el sabio y filósofo más justo y virtuoso de su época, el moralista inigualable y ejemplar y férreo crítico de los gobernantes demagogos. Marco Tulio Cicerón llegó a decir de Sócrates que él fue “el primero en hacer bajar a la filosofía de los cielos y asentarla en las ciudades de los hombres, introducirla en sus hogares y hacerla responder cuestiones sobre la vida y la moralidad y la bondad o maldad de las cosas…” (“Disputaciones tusculanas”).

Sócrates fue el fundador de la Ética; para él todos los hombres son buenos por naturaleza y cuando alguien actúa mal, lo hace por ignorancia: “Nadie hace el mal a sabiendas”. El afán inclaudicable y de por vida de Sócrates era liberar a las personas de la ignorancia.

A pesar de todo los honores, las virtudes y cualidades extraordinarias que se asignan a Sócrates, como ejemplar pensador y ciudadano virtuoso, como “el partero de ideas o espíritus de su época”, fue un hombre autodidacta, jamás escribió obra alguna ni fundó sistema o escuela filosófica y su muerte efectuada a través de beber una copa de veneno (“la cicuta”) fue calificado históricamente como la de un mártir de la filosofía.

Podemos afirmar sin lugar a equivocarnos que a Sócrates se debe lo siguiente: 1º. La creación del “concepto” y de la “definición”; 2º. La creación de una ética racional; 3º. La creación del método inductivo (ironía y mayéutica); 4º. Enseñó que sólo hay un bien, la ciencia, y un solo mal, la ignorancia.

Son principios éticos de Sócrates: a) el conocimiento es virtud; b) es mejor ser víctima de una injusticia, que cometerla; c) es más vergonzoso cometer una injusticia, que padecerla o sufrirla; d) cometer una injusticia es de cualquier forma malo y vergonzoso; e) para todo ser humano, lo mejor es ser un excelente ser humano; f)los acuerdos justos deben cumplirse; g) debe valorarse la vida buena, noble y justa; h) el mayor bien, la felicidad, consiste en actuar de modo noble, bueno y justo y el mayor de los males es la acción injusta.

Platón (427-347 a. C.): Manuel García Morente[2], filósofo español,  explica el sentido que adquiere la sabiduría con Platón: “La palabra filosofía adquiere el sentido de saber racional, saber reflexivo, saber adquirido mediante el método dialéctico o método de la auto-discusión a través de la Tesis, Antítesis y Síntesis. Platón llegó a diferenciar la existencia de dos tipos de saberes: la  “doxa”, que es la opinión o el saber que tenemos sin haberlo buscado, y la “epísteme”, que es la ciencia o el saber que tenemos porque lo hemos buscado”.

Platón es el filósofo que más ha influido en el pensamiento occidental y el único que quizá nos legó completa su obra. Es el primer filósofo de la humanidad que hizo una distinción meridiana entre “sentido” y “pensamiento”, entre el “mundo de las cosas” y el “mundo de las ideas”. El principio de todas las cosas es el mundo de las ideas suprasensibles, pues todo lo demás son reflejos, copias imperfectas del mundo hecho por los sentidos. Las ideas son los eternos arquetipos o paradigmas de la realidad y la causa primera de las cosas sensibles. El verdadero conocimiento es aquél que el hombre posee del mundo de las ideas, no el conocimiento captado del mundo por los sentidos. La verdad no está en las cosas sino en los juicios. La ciencia se funda en la razón (“razonamiento de la causa”). La opinión se funda en los sentidos. Al ser le corresponde la ciencia, y al no-ser le corresponde la ignorancia. Al devenir (que está entre el ser y el no-ser) le corresponde la opinión.

Platón identificó en el conocimiento los grados de conjetura, creencia, razonamiento e inteligencia: la conjetura o conocimiento de las imágenes;  la creencia o conocimiento perceptivo; el razonamiento o conocimiento matemático; y,  la inteligencia o conocimiento filosófico o de las esencias que permite aprehender el ser absoluto e incondicional, las ideas o “ascensión dialéctica” del alma.

Además, logró concebir un nuevo tipo de Estado de carácter utópico o ideal, aristocrático y no teocrático, constituido por tres clases sociales: los filósofos (o gobernantes); los guerreros (o defensores del Estado); y  los comerciantes, artesanos y campesinos (o trabajadores). Los filósofos son las personas ideales o indicadas para gobernar los Estados, son los que “aman la sabiduría, no en parte sino toda y por entero”, “los que aman contemplar la verdad”, “los que se consagran a la contemplación de la esencia de las cosas”, son aquellas personas que “pueden alcanzar el conocimiento de lo que existe siempre de una manera inmutable”. Y serían admitidos como gobernantes-filósofos quienes hayan cumplido los cincuenta años de edad y no estarían vinculados a ninguna ley, pero deberían evitar la tiranía por ser ésta la peor forma de gobierno.

Aristóteles (384-322 a.C.). Aristóteles, -llamado “el maestro de los sabios”, “el maestro de los que saben” y “el filósofo”-, es el creador de la Lógica formal o analítica. Definió la “deducción” y la “inducción” y acuñó los términos de “concepto”, “juicio”, “razonamiento” y “categorías” en sus significados actuales.

Planteó por vez primera en la historia de la filosofía el problema de la validez del conocimiento y la exactitud de los métodos habituales, dando este último enfoque el inicio a una ciencia de veras nueva: la Lógica, como instrumento del conocimiento.

Llegó a diferenciar el conocimiento vulgar o empírico del conocimiento filosófico o científico, al expresar sobre este último que “un conocimiento que se adquiere sin esfuerzo no tiene nada de filosófico”. El hombre es considerado “zoon politikón” es decir un “animal político” y que solamente puede realizarse plenamente en el interior de la sociedad o comunidad.

Con Aristóteles surge, por vez primera, la división de las formas de Estado según el ejercicio cuantitativo del poder supremo por uno (aristocracia), por varios (oligarquía) y por todos (democracia). Consideró tres formas de gobierno aceptables o buenos: la monarquía, la aristocracia y la república; y tres formas de gobierno condenables o malos: la tiranía, la oligarquía y la democracia.

Durante la época de Aristóteles la filosofía comprendía las disciplinas de lógica, física y ética.

El mismo sentido de la palabra filosofía atribuido por Platón tiene en Aristóteles. Al respecto refiere García Morente (Op.cit.): “Todas las cosas que el hombre conoce y los conocimientos de esas cosas, todo ese conjunto del saber humano, lo designa Aristóteles con la palabra filosofía. Y desde Aristóteles sigue empleándose la palabra filosofía en la historia de la cultura humana con el sentido de la totalidad del conocimiento humano”, pero la palabra filosofía “abarcaba, repito, todo el conjunto de los conocimientos que podía el hombre alcanzar. Valía tanto como saber racional”.

Si quisiéramos caracterizar de manera diferenciada a la filosofía de Sócrates, Platón y Aristóteles, en términos generales diríamos con las expresiones de Johannes Hessen: “Si la filosofía socrático-platónica puede caracterizarse como una concepción del espíritu deberá decirse de Aristóteles que su filosofía se presenta ante todo como una concepción del universo” (“Teoría del Conocimiento”).

Los estoicos: Los estoicos son representantes de la doctrina filosófica denominada estoicismo. Surgieron a fines del siglo IV a,C, sobre la base de la cultura helenística. Son representantes máximos del estoicismo Zenón y Crisipo

Los estoicos definen la filosofía como “la ciencia de las cosas divinas y humanas o el esfuerzo hacia la virtud”, filosofía que se torna en una reflexión del espíritu sobre sí mismo.

Epicuro (341-270 a.C.). Filósofo materialista griego, natural de la isla de Samos, abrió una escuela filosófica en Mitilene. En la isla de Lesbos.  Desarrolla su filosofía durante la época helenística, período que comprende desde la muerte de Alejandro Magno (323 a. C.) hasta el fin de la República romana (31 a.C.).

En esta época florecen las escuelas filosóficas del estoicismo, epicureismo y escepticismo; los filósofos centraron su interés en los problemas éticos y antropológicos y la filosofía se divide en tres partes: lógica, física y ética.

La filosofía de Epicuro no era solamente teórica, sino fundamentalmente práctica y encaminada a lograr una vida feliz y placentera.

El miedo creó los dioses y las religiones, dijo Epicuro en el año 300 a.C. Y agregó: hay que acabar con las religiones, los dioses, las supersticiones, si queremos que los hombres sean felices.

Para Epicuro el placer es el más alto bien, pero como los placeres sensuales producen también dolores, se debe buscar el placer de la mente, que es el placer perdurable o duradero a través del tiempo.


Cicerón (106-43 a.C.). El orador máximo del imperio romano, definió la filosofía diciendo que era “la ciencia de las cosas divinas y humanas, y de las causas en que todas ellas se contienen”. La filosofía es propiamente acción al manifestar que “Todas las cosas se contienen en ciertas causas”.

En la filosofía romana las causas de las cosas eran de dos clases: causa material (el material de que se hacen las cosas), y causa eficiente  que viene a ser la fuerza que hace las cosas (al modo como del mármol material se hace una estatua y es la operación del estatuario la que hace la estatua). Conocer es obrar, aprehender, captar, capturar para sí el conocimiento. El conocer es y termina en acción que capte, que se posesione del objeto conocido, para servirse de ella y transformar los objetos en algo que les convenga. La filosofía se convierte en el estudio de las ideas en cuanto sean instrumentos de acción y punto. El filósofo romano es amante de la sabiduría en cuanto le permite obrar sobre todas las cosas, dominarlas, capturarlas todas y transformarlas.



[1] Una amplia y detallada información sobre este filósofo, el Dr. Eudoro Terrones Negrete lo expone en su libro Sócrates: El Maestro, el Filósofo y el Mártir de la Filosofía. A.F.A. Editores Importadores, S. A. Primera edición, Lima-Perú, noviembre 2012, 303 páginas.
[2] García Morente, Manuel. Lecciones preliminares de filosofía. Editorial Diana, S.A., México, 10ª. Edición, 1963.
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EL CONCEPTO DE SABIDURÍA


EL CONCEPTO DE SABIDURÍA

Escribe: Eudoro Terrones Negrete


 La palabra sabiduría se define como el conocimiento profundo en ciencias, artes o letras que se adquieren a través de la experiencia o del estudio; es el cúmulo de conocimientos que toda persona posee sobre los temas que domina; es la posesión del supremo conocimiento o del conocimiento perfecto.



El término sabiduría es conceptualizado de la manera siguiente: el conocimiento de las cosas divinas, eternas e inmutables y es la ciencia que preside la acción virtuosa (Platón); la sabiduría es el conocimiento de los primeros principios y de las primeras causas de la realidad y se caracteriza por ser desinteresado y no estar dirigido a conseguir un fin práctico (Aristóteles).

Según Aristóteles “Si nos referimos a la opinión general, el sabio es el que sabe todo, sin saber las cosas particulares, es el que sabe las cosas más difíciles, y puede demostrarlas con rigor; en fin, la sabiduría más elevada es la que no tiene otro objeto que a sí misma y al conocimiento puro”.

 Tanto para Platón como para Aristóteles, Dios es el único que es Sabio en su sentido auténtico y pleno y lo propio del hombre es el de ser únicamente “amante” de la sabiduría (philósopho). Sabio es el que posee la sabiduría.  Los estoicos definieron la sabiduría como conocimiento de las cosas divinas y humanas. La revelación cristiana considera a Dios como la Sabiduría plena o esencial y el Verbo la Sabiduría encarnada, hecha hombre en Jesucristo; Dios, que es el poseedor de la Sabiduría, lo posee todo.

En la Grecia antigua se hablaba de la existencia de los siete sabios (no eran filósofos), eran personas eminente por sus insuperables y ejemplares virtudes y sabiduría sin par. Platón, en su obra “Protágoras” menciona a Tales de Mileto, Pitaco de Mitilene, Bras de Prieta, Solón, Cleóbulo de Lindos, Quilón de Lacedemonios y Misón de Khena, siendo este último sustituido frecuentemente por Anarcasis de Perindro. Se dice que de estos siete sabios procede las sentencias: “Conócete a ti mismo” y “Nada con exceso”.

En una revisión de los conceptos expresados sobre sabiduría en diversas etapas de la historia de la filosofía nos encontramos con Platón, Millán-Puelles, Alejandro de Hales, Santo Tomás de Aquino, Nicolás de Cusa, Francisco Tetrarca, Marsilio Ficino, Pico Della Mirándola, Jean Wahl, Heidegger, Russell y Fingermann, entre otros.

Platón: “…sabio llamo yo a quien logre cambiar a cualquiera de vosotros, de forma que lo que parece y es para él malo, le parezca y sea para él bueno…” (Teeteto).

Antonio Millán-Puelles[1]: “La voz griega sofía, que en latín se traduce por “sapientia”, tiene dos acepciones: una vulgar y otra culta. En su acepción vulgar, significa, en cada contexto, un determinado saber, incluso el de un artesano que destaca en su oficio. Así habla Homero (Ilíada, 15,412) del carpintero sabio, y Hesíodo (Op.et dies, 651) del navegante bien experto en su técnica. Por el contrario, usada en su acepción culta, la palabra Sofía significa principalmente el saber por antonomasia o excelencia: la perfecta o cabal sabiduría, no lo que llamamos actualmente un saber especializado, es decir, restringido a un ámbito parcial del conocer (…) Así, pues, dado que la voz “filosofía” es un término culto, su componente o integrante sapiencial –el designado con el término Sofía- debe tomarse precisament4e en el sentido del saber perfecto o absoluto, si bien, en tanto que unido al vocablo filía, es preciso considerarlo como objeto de búsqueda, más que de posesión”.

Alejandro de Hales (1185-1245): Sabiduría es el conocimiento de la Causa Primera, y reserva el nombre de ciencia a las causas creadas. “La teología es la ciencia de Dios, que es la Causa de todas las causas”.

Santo Tomás de Aquino (1224-1274): Sabiduría es el conocimiento cierto de las causas más profundas de todo el universo, que es Dios.

Nicolás de Cusa (1400-1464): Sólo Dios es el que tiene en plenitud toda la verdad y, por eso, toda la sabiduría. Sólo él es sabio, y el hombre no puede conocer nada de modo perfecto.

Francisco Petrarca (1304-1374): El primer gran representante del Humanismo, concibe que la verdadera sabiduría de Dios es Cristo y la verdadera filosofía es amor a la sabiduría y señala que sólo filosofaremos de modo correcto si amamos y adoramos a quien es la Sabiduría; el verdadero sabio es un filósofo de Cristo y Dios es fuente de toda auténtica sabiduría.

Marsilio Ficino (1433-1499): Destacado humanista y representante del neoplatonismo, define dos tipos de sabiduría: la sabiduría absoluta, es el conocimiento de aquellas cosas inmutables sobre lo que es posible tener un conocimiento real; en cambio; la sabiduría parcial , es el conocimiento de las cosas mutables, verdades parciales y limitadas, que son objeto del conocimiento de una ciencia o arte en particular.

Pico Della Mirándola (1463-1494): Filósofo italiano, sostiene que la filosofía en su sentido amplio, como amor a la sabiduría, posee tres grados: la dialéctica, que purifica; la metafísica, que ilumina; y la teología, que alcanza la plena luz meridiana.

Jean Wahl[2] (1888-1974): Filósofo francés, profesor universitario en EE.UU y en la Sorbona y fundador del Colegio Filosófico de París, expresa que Heidegger ha llamado nuestra atención sobre el hecho de que esta palabra no quiere decir estrictamente conocimiento, sino más bien cierta familiaridad con las cosas. Saber cómo tratar con las cosas –tal es el primer sentido de “sabiduría”. Quizá necesitamos volver a este género de fraterna intuición; quizá el hombre se ha alejado demasiado de la naturaleza”.

Bertrand Russell (1872-1970): “Entiendo por sabiduría una concepción justa de los fines de la vida”.

Gregorio Fingermann: Filósofo y psicólogo argentino, uno de los fundadores de la Sociedad de Psicología Argentina, refiere que actualmente la sabiduría se considera como el “arte de ordenar la vida, en forma razonable para lograr la dicha individual”  Pero el hombre sabio, según la concepción antigua, “no es sólo el hombre de ciencia, sino el hombre de experiencia con una perfecta madurez del juicio. El sabio auténtico, se distingue por la serena aceptación de las dificultades y dolores que ofrece la vida, con tranquila resignación a su destino, bueno o adverso, al modo del filósofo estoico”.







[1] Millán-Puelles, Antonio. Léxico filosófico. RIALP, Madrid, 1984.
[2] Wahl, Jean. Introducción a la Filosofía. Breviarios del Fondo de Cultura Económica, Colombia, 1997.
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16 de abril de 2015

RECOMENDACIONES PARA EFECTUAR RECTIFICACIONES EN EL PERIODISMO


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Escribe: Eudoro Terrones Negrete


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Escribe: Eudoro Terrones Negrete



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