Artículos periodísticos y de investigación

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27 de septiembre de 2017

REFLEXIONES Y PROPUESTAS PARA HACER CIENCIA Y FOMENTAR LA INVESTIGACIÓN EN LAS UNIVERSIDADES DE PERÚ


REFLEXIONES Y PROPUESTAS PARA HACER CIENCIA Y FOMENTAR LA INVESTIGACIÓN EN LAS UNIVERSIDADES DE PERÚ[1]

Escribe: Eudoro Terrones Negrete


REFLEXIONES PARA HACER CIENCIA

En los tiempos actuales, es difícil imaginarnos un mundo sin ciencia,  sin investigación científica, si tenemos en cuenta que hasta la fecha existen “casi dos mil ciencias”[2].

Hacer ciencia implica hacer una empresa colectiva de interés social para lograr la solución de diversos problemas. Pero históricamente la ciencia no ha podido escapar del enfoque ambivalente (positivo-negativo),  ha sido usada para bien o para mal, para generar en los países en vías de desarrollo dependencia respecto de las sociedades capitalistas industriales.

Hacer ciencia es un trabajo intelectual y material especializado, complejo, no fácil y que demanda mucha dedicación y concentración. Hacer ciencia implica descubrir, seleccionar, valorar, evaluar y producir nuevas verdades científicas como resultado de procesos racionales de observación y experimentación, cuya fuerza está en la capacidad de aceptación o de rechazo, de explicación, descripción, predicción y transformación de la realidad natural y social, dentro del cambiante contexto de la sociedad del conocimiento.

Para hacer ciencia se requiere utilizar el pensamiento científico, el lenguaje científico, el problema científico, el método científico, los géneros de la comunicación científica[3], la redacción científica y los elementos del conocimiento científico[4].

FACTORES

En el Perú, lamentablemente, son múltiples los factores por lo que muy poco se hace y se produce ciencia. Cabe mencionar, entre dichos factores, por ejemplo: carencia de personal investigador idóneo y experimentado[5]; carencia de la profesión de investigador científico; baja inversión pública y privada en ciencia y tecnología[6]; insuficientes laboratorios y precariamente equipados los talleres y las bibliotecas; falta de continuidad de proyectos, planes y políticas de investigación; deficiencia del sistema educativo en la enseñanza de las ciencias en  los diversos niveles y modalidades; fomento de la memoria; repetición acrítica; falta de actitud axiológica desde una mirada plural; falta de intensificación del trabajo coordinado en quipos de estudiantes y profesores investigadores a nivel de centros e institutos de investigación de las universidades; falta de articulación de las investigaciones que se realizan en los diferentes niveles y modalidades educativas; falta intensificar el desarrollo de concursos de investigación en las escuelas de postgrado de las universidades, para seleccionar y estimular a las mejores tesis de investigación de maestría y doctorado con la participación de evaluadores externos.

Con la aplicación de la ciencia se origina la técnica. El hombre no es sólo homo sapiens (capacidad teórica), sino también homo faber (  capacidad práctica). No con poca razón Henri Bergson decía que el objeto esencial de la ciencia “es aumentar nuestra influencia sobre las cosas”.

NO HAY UN SOLO MÉTODO
Para hacer ciencia no hay un solo método, una sola etapa o un solo instrumento o equipo válidos para todas las ciencias; cada ciencia tiene lo suyo.

Ernesto de la Torre Villar y Ramiro Navarro de Anda[7] precisan que “Los educadores, encargados de vigilar y orientar el desarrollo de la mente y el espíritu del hombre, han recomendado desde los días de Sócrates y Platón, la necesidad de cultivar desde la tierna infancia el ejercicio racional mediante el estudio sistemático y reflexivo. Uno de los programas pedagógicos más sólidos y efectivos ­–probado a través de varias centurias-, la Ratio Studiorum[8], dispone que a los estudiantes se les debe enseñar a trabajar científicamente y a proponer por escrito, también en forma científica, el fruto de sus trabajos. Una de sus normas recomienda: “se debe procurar iniciar a los estudiantes en el método del trabajo científico o en la metodología de una manera conveniente. Enséñeseles, por lo tanto, a manejar los libros, los comentarios, las revistas, las enciclopedias; a interpretar las diversas notas de las ediciones críticas; aprendan las normas aprobadas para las citas de los autores; la manera de sacar notas y de ordenar los apuntes; enséñeseles la manera de proceder para dar el juicio de un libro o de un escrito; y finalmente a practicar todo aquello que se necesita para emprender un trabajo científico”.

La ciencia como producto social y producto cognitivo de alta especialización no deja de estar orientada al servicio del bien común, del crecimiento, desarrollo y progreso de los pueblos. Este compromiso histórico de la ciencia en su vinculación con la sociedad (sociedad desarrollada o en vías de desarrollo), se ha ido acrecentando en sus objetivos, fines y metas en la medida en que aparecían nuevos problemas cada vez más complejos y que requerían de nuevos tipos de pensamiento como el pensamiento crítico, el pensamiento sistémico, el pensamiento holístico y el pensamiento complejo.
Esta nueva situación problemática nos lleva a coincidir con las expresiones del argentino Pablo Kreimer cuando afirma: “En consecuencia, hay que dejar de lado esa ciencia hecha y observar, investigar, analizar, interpretar la “ciencia mientras se hace”, porque es allí donde se pueden encontrar las raíces de lo que luego será presentado como verdad al resto de la sociedad.”[9]
Y esto  es, precisamente, lo que estamos haciendo ahora durante el inicio del seminario nacional Producción y desarrollo científico en las Universidades de Lima Metropolitana, organizado por la Universidad Peruana Simón Bolívar, con el primer tema “Hacer Ciencia: Investigación, Epistemología y Comunicación”, expuesto por el doctor Oscar Rubén Silva Neyra. A decir verdad, estamos compartiendo e intercambiando ideas y experiencias académicas, en un intento de enriquecer el debate dialéctico de tesis, antítesis y síntesis.

INTERROGANTES
Cómo no, entonces, preguntarse: ¿Se puede vivir y desarrollarse sin ciencia? ¿Para qué sirve y a quién sirve la ciencia? ¿Qué funciones sociales cumplen la ciencia y el investigador científico? ¿Por qué tipo de investigación deberían empezar los países en vías de desarrollo como el Perú? ¿Quién financia la investigación científica, el Estado o mecenas  privados nacionales o extranjeros?, preguntas que requieren de respuestas o de mayor tiempo para su análisis crítico. Sin embargo, en lo que corresponde a la penúltima pregunta me inclino a pensar que debería empezarse por la investigación básica, por cuanto esta es esencial para todo Estado moderno que busca lograr sus objetivos nacionales de desarrollo, dentro de una trayectoria lineal que va de la investigación al desarrollo y concluye en la innovación (I+D+IN).
Coincido también con aquellos que piensan que de la ciencia hecha debemos pasar a la ciencia activa, que es la ciencia en proceso de fabricación o de producción, sentando así las bases para un desarrollo ulterior sostenible y sustentable a través del tiempo.

PROPUESTAS PARA HACER CIENCIA Y FOMENTAR LA INVESTIGACIÓN EN LAS UNIVERSIDADES DE PERÚ
Las universidades deberán ser proactivas al cambio y a la innovación científica y tecnológica, deberán vencer la inercia y la resistencia a los cambios y responder a los retos del presente y del futuro.
Ante el reto del siglo XXI las universidades en el Perú deberían asumir su responsabilidad histórica con el desarrollo del país y efectuar acciones trascendentes para hacer ciencia y fomentar la investigación, como las siguientes:
1.      Relacionar la investigación científica con la docencia universitaria desde los primeros ciclos académicos en todas las carreras profesionales.
2.      Efectuar un estudio de seguimiento laboral de los profesionales para identificar y estimular a quienes están efectuando trabajos de investigación financiada por empresas nacionales o instituciones internacionales.
3.      Organizar y equipar el Banco Nacional de Datos de Egresados Investigadores por carreras profesionales.
4.      Vincular a cada universidad con algún centro de investigación internacional, para democratizar los resultados de las investigaciones y los recursos dedicados a su producción.
5.      Realizar permanentes campañas de motivación y de persuasión para que la población perciba a la universidad como un centro de investigación científica de primer nivel en alguna línea de investigación de su especialidad, y no sólo como un centro de mera formación profesional.
6.      Potenciar a los institutos o centros de investigación asignándoles el desarrollo de proyectos de investigación y el rol de capacitación intensiva a docentes, estudiantes y egresados, en el manejo de modernos métodos, técnicas, instrumentos y equipos de investigación.
7.      Poner mayor énfasis en el intercambio de profesores universitarios e investigadores visitantes (nacionales y extranjeros).
8.      Crear fondos concursables, de manera que existan profesores que dejen la docencia por 1, 2 o más años y se dediquen sólo a investigar.
9.      Crear la Beca de Retorno, para que los investigadores científicos que salieron al extranjero retornen a trabajar en el Perú.
10.  Crear el Fondo de Promoción de la Investigación en cada universidad, que permita incentivar la capacitación de los profesores y asegurar el financiamiento del traslado de investigadores a otras universidades de mayor prestigio internacional.
11.  Involucrar la participación de la empresa privada en el financiamiento de proyectos de investigación científica de la Universidad.
12.  Promover la participación creativa y activa de los estudiantes en la actividad científica extracurricular, y otorgar becas integrales para los mejores estudiantes con competencias y condiciones para la investigación científica.
13.  Incorporar a Asesores e Investigadores especializados para elaborar y dirigir proyectos de investigación científica.
14.  Articular acciones efectivas entre los organismos de ciencia y tecnología y entre las universidades públicas y privadas del país.
15.  Renovar y actualizar los currículos y lograr una mayor coordinación e integración entre la investigación y los estudios de pregrado y de postgrado, respectivamente.
16.  Estimular el desarrollo de la investigación por proyectos, y la presentación y divulgación de los mejores proyectos a nivel nacional e internacional.
17.  En las universidades nacionales y privadas debería crearse la nueva carrera profesional de Investigador Científico y Tecnológico.
18.  El profesor investigador universitario debería laborar a dedicación exclusiva, con un máximo de 8 horas de dictado de clases, con el fin de que tenga tiempo para dedicarse a investigar y a reciclarse profesionalmente de manera constante.
19.  El Estado tiene la obligación de incrementar periódicamente la inversión en ciencia, tecnología e innovación, asignando el presupuesto suficiente a CONCYTEC y a las universidades públicas, para que cumplan a cabalidad su rol promotor e incentivador de la investigación científica, pero al mismo tiempo deberán hacer un seguimiento permanente, efectuar el riguroso control de la inversión y la evaluación periódica de los resultados de investigación realizados.
Jesús María, 11 de setiembre de 2017
Dr. Eudoro Terrones Negrete







[1] Intervención del Dr. Eudoro Terrones Negrete, en su condición de panelista,  durante la conferencia magistral del Dr. Oscar Rubén Silva Neyra  en el tema “Hacer ciencia: Investigación, Epistemología y Comunicación” (11-09-17), dentro del marco del Seminario Nacional “Producción y desarrollo científico en las Universidades de Lima Metropolitana”, organizado por el Vicerrectorado de Investigación de la Universidad Peruana Simón Bolívar. El seminario se realizó los días 11, 12, 13, 14 y 15 de setiembre de 2017, en la Sala de usos múltiples, 4° piso, Av. Brasil 1228, Pueblo Libre, Lima.
[2] Según Mario unge, en su obra Ciencia y desarrollo, Talleres “El Gráfico/Impresores”, Buenos Aires, 1989, p.33
[3] Son géneros de la comunicación científica: conferencia científica,  ponencia científica, discurso científico,  memoria de licenciatura, artículo científico, monografía científica, tesis de maestría y tesis doctoral.
[4] Son elementos del conocimiento científico: hechos científicos, principios científicos, hipótesis científicas, leyes científicas y teorías científicas.
[5] Según cifras del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) el Perú cuenta con 0.24 investigadores a tiempo completo por cada 1,000 participantes de la Población Económicamente Activa (PEA), Mientras en Chile son 2 investigadores por cada 1,000 participantes.
[6] Perú invierte sólo el 0.15 % de su Producto Bruto Interno en ciencia y tecnología. Lo más criticable es que por falta de capacidad de gasto y de personal investigador especializado las universidades públicas no invirtieron 1,500 millones de soles en investigación entre el 2004 y el 2012, dinero proveniente del canon minero y gasífero de su región y tuvieron que retornar al MEF. Y no obstante que la Ley Universitaria 30220 establece que las universidades públicas y privadas deben contratar profesores-investigadores que enseñen una sola asignatura y reciban un suelo de 50 % más que sus colegas.
[7] De la Torre Villar, Ernesto y Ramiro Navarro de Anda. Metodología de la investigación bibliográfica, archivística y documental. McGraw-Hill, México, 1992, p.XIII.
[8] La Ratio Studiorum (traducido como «Plan de Estudios») es el documento que estableció formalmente el sistema global de educación de la Compañía de Jesús en 1599. Su título completo es Ratio atque Institutio Studiorum Societatis Iesu («Plan oficial de estudios de la Compañía de Jesús»). El trabajo es producto de muchos académicos internacionales, con amplia experiencia, que se encontraban en el colegio que los jesuitas tenían en Roma, el Colegio Romano. https://es.wikipedia.org/wiki/Ratio_Studiorum
[9] Kreimer, Pablo. El científico también es un ser humano. Siglo Veintiuno Editores, S.A.Argentina, 2009, pp.29-30.
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MARIO BUNGE: LAS CIENCIAS FORMALES Y LAS CIENCIAS FÁCTICAS



MARIO BUNGE: LAS CIENCIAS FORMALES Y LAS CIENCIAS FÁCTICAS

Escribe: Eudoro Terrones Negrete

Mario Bunge, en su libro “La ciencia, su método y su filosofía”, clasifica la ciencia en ciencias formales (o ideales) y ciencias fácticas (o materiales).

CIENCIAS FORMALES (O IDEALES)

Son ciencias que no proporcionan información acerca de la realidad y no se ocupan de los hechos; son ciencias que tratan acerca de los entes ideales, tanto los abstractos como los interpretados; la materia prima con la que trabajan es ideal, y ésta sólo existe en la mente humana.

“La lógica y la matemática, – indica Bunge-, por ocuparse de inventar entes formales y de establecer relaciones entre ellos, se llaman a menudo ciencias formales, precisamente porque sus objetos no son cosas ni procesos sino, para emplear el lenguaje pictórico, formas en las que se puede verter un surtido ilimitado de contenidos, tanto fácticos como empíricos. Esto es, podemos establecer correspondencias entre esas formas (u objetos formales), por una parte, y cosas y procesos pertenecientes a cualquier nivel de la realidad, por la otra...Los enunciados formales consisten en relaciones entre signos... Las ciencias formales utilizan la lógica para demostrar rigurosamente sus teoremas... La matemática y la lógica son ciencias deductivas...Las ciencias formales demuestran o prueban hipótesis de manera completa y final.”

Para Bunge[1], son objetos matemáticos: los números, las figuras, las estructuras algebraicas y los espacios topológicos carecen de propiedades físicas: no tienen masa, no tienen carga eléctrica, etc. Carecen de propiedades biológicas: no están ni vivos ni muertos. Carecen de propiedades sociales: no son prosociales ni antisociales. Los objetos matemáticos no cambian por sí mismos: son eternos. Estos objetos sí tienen propiedades conceptuales. De modo que la matemática (incluida la lógica) es la ciencia en que todas las propiedades son atributos (o predicados).

La lógica y la matemática establecen contacto con la realidad mediante el lenguaje ordinario y el lenguaje científico.

Manuel García Morente[2] precisa que la filosofía hasta hoy no ha podido comprobar más que tres grupos de objetos ideales. “Primero, las relaciones, las relaciones entre cosas. Si yo digo que dos cosas son iguales, la igualdad no es una cosa, sino algo que no se parece nada a la cosa. Es un objeto ideal. Si yo digo que dos cosas son semejantes o desemejantes, o que la una es doble que la otra, o que es la mitad que la otra; pues ser, no es mitad de nada. De modo que, primero, tenemos las relaciones. Segundo los objetos matemáticos. Los objetos matemáticos también son ideales. El punto, la línea, el círculo, los números, las raíces, los dobles, los triples, los cuádruplos, las razones, las proporciones, los cuadrados, los cubos, las diferenciales, las integrales; todos estos objetos matemáticos son también objetos ideales. Y, por último, las esencias, son objetos ideales. Napoleón fue un objeto real. Como todos los objetos reales, existió en el tiempo. Terminó de existir en el tiempo. Pero la esencia Napoleón, aquello a que los historiadores se refieren cuando hablan de Napoleón y seguirán hablando durante muchos años, ese término al cual se refieren los historiadores, ése es objeto ideal. Pero ese término al cual se refieren los historiadores no tiene existencia real; es una idea, un término de objeto ideal. De modo que estos tres son, hasta ahora, los objetos que se conocen como objetos ideales. El ser de los objetos ideales es un ser ideal, este ser ideal es intemporal, no nace en el tiempo, no comienza a ser en un momento, no deja de ser en otro momento, no perece en el tiempo, no se transforma a lo largo del tiempo, es fuera del tiempo y no es causante. Los objetos ideales tienen también la categoría óntica de idealidad, es decir no se causan unos a otros; el punto no causa la línea; la línea no causa el triángulo; ni el círculo causa la esfera, sino que esos objetos ideales son unos con relación a los otros en una conexión que no es la causal, sino que es la de implicarse idealmente, como la conclusión está implicada en la premisa de un silogismo. Esa implicación es lo que llamamos idealidad. De manera que para estudiar los objetos matemáticos no hace falta para nada el concepto de causa; lo único que hace falta, es intuir cómo cada objeto matemático es implicada o implica otros objetos matemáticos en la pureza de su propia definición ideal. Esto es lo que llamamos idealidad, que se opone a la realidad. Pero aquí donde no hay causalidad, la conexión entre los individuos de este grupo de objetos ideales es una conexión ideal.

La matemática, que es la “ciencia de las magnitudes”, está constituida por objetos ideales, precisamente porque estos objetos están fuera del espacio y fuera del tiempo; tienen valor en sí mismos.

“Los objetos matemáticos, según esta filosofía de la matemática, son ficciones, no todas las cuales son pensables. Son pensables en principio, pero de hecho no lo son. Por ejemplo, podemos escribir un número tal como 10 elevado a la 10 elevado a la 10 elevado a la 10; pero no tenemos la capacidad de concebir un número tan grande como este. Sin embargo, nadie puede impedirnos utilizar ese concepto que no ha sido pensado y que no puede pensarse. Otros ejemplos: la recta infinita, o conjunto de todos los números, “reales”, y la familia de todos los subconjuntos de ese conjunto”. (Vigencia de la filosofía, 2009:38).

En la investigación matemática se utiliza como método fundamental, el método deductivo, que consiste en partir de principios de validez general o universal para llegar a las conclusiones de validez particular.

“Toda deducción supone una inducción. Además, en geometría – refiere Brizuela- es muy usada la inducción cuando se generalizan las propiedades de las figuras. Por ejemplo, ciertas propiedades del hexágono se generalizan a los otros polígonos (como la suma de los ángulos interiores). También la matemática emplea el análisis y la síntesis. La deducción se emplea sobre todo en la demostración. La demostración es un procedimiento deductivo que, partiendo de ciertas premisas (llamadas “hipótesis”), trata de llegar a una conclusión (que se denomina “tesis”) que está fijada de antemano. Puede decirse que “la demostración es una cadena de silogismos que, partiendo de la hipótesis, desemboca en la tesis”. Como no todo es demostrable, las ciencias matemáticas apelan a los “axiomas” y “postulados”. Los axiomas son proposiciones, principios evidentes por sí mismos, cuya verdad es indiscutible, es decir que no necesitan demostración. Algunos axiomas son: Dos cantidades iguales a una tercera son iguales entre sí. El todo es igual a la suma de las partes. El todo es mayor que cada una de las partes. Los postulados son verdades que, sin ser tan evidentes como los axiomas, se admiten sin necesidad de demostración. Permiten obtener conclusiones útiles para los problemas de las matemáticas. Ejemplos: Postulado de Arquímedes: “Dados dos segmentos desiguales, el menor no nulo, se puede determinar siempre un múltiplo del segmento menor que supere al mayor”. Postulado de Euclides: “Por un punto situado fuera de una recta no se puede trazar más que una paralela a dicha recta”. Finalmente, las matemáticas trabajan con problemas, teoremas, corolarios, etcétera”.[3]

CIENCIAS FÁCTICAS (O MATERIALES)

Las ciencias fácticas, denominada también ciencias de hechos o ciencias materiales, están conformadas por la física, la biología, la sociología y la historia, entre otras.,  las mismas que se ocupan de hechos que son cosas concretas o materiales y que ocurren en el mundo interno de la experiencia subjetiva del hombre y en el mundo externo. “Por lo tanto – afirma Bunge- estos hechos tienen propiedades físicas, biológicas, sociales, etc. En cambio, no tienen propiedades matemáticas, aunque en muchos casos se los puede representar matemáticamente” (Vigencia de la filosofía, 2009:37-38).

Para Mario Bunge: “Los enunciados de las ciencias fácticas se refieren, en su mayoría, a entes extracientíficos: a sucesos y procesos. Las ciencias fácticas, para confirmar sus conjeturas necesitan de la observación y/o experimento. En otras palabras, las ciencias fácticas tienen que mirar las cosas y, siempre que les sea posible, deben procurar cambiarlas deliberadamente para intentar descubrir en qué medida sus hipótesis se adecuan a los hechos” (La ciencia, su método y su filosofía,1981:12).

Asimismo, Bunge manifiesta que en las ciencias de hechos la coherencia es necesaria pero no suficiente: para afirmar que un enunciado es (probablemente) verdadero se requieren datos empíricos (proposiciones acerca de observaciones o experimentos). Sólo la experiencia puede decirnos si una hipótesis relativa a cierto grupo de hechos materiales es adecuada o no. El conocimiento fáctico es racional y probable. Dicho de otro modo: la inferencia científica es una red de inferencias deductivas (demostrativas) y probables (inconcluyentes).

Las ciencias fácticas verifican (confirman o disconfirman) hipótesis que en su mayoría son provisionales. La verificación es incompleta y temporaria .La naturaleza misma del método científico impide la confirmación final de las hipótesis fácticas. En efecto, los científicos no sólo procuran acumular elementos de prueba de sus suposiciones multiplicando el número de casos en que ellas se cumplen; también tratan de obtener casos desfavorables a sus hipótesis, fundándose en el principio lógico de que una sola conclusión que no concuerde con los hechos tiene más peso que mil confirmaciones (1981:14-15).

En las siguientes líneas presentamos sintéticamente el inventario de las principales características de las ciencias fácticas según Bunge: 1)    El conocimiento científico es fáctico: parte de los hechos, los respeta hasta cierto punto, y siempre vuelve a ellos. 2)    El conocimiento científico trasciende los hechos: descarta hechos, produce nuevos hechos y los explica. 3) La ciencia es analítica: la investigación científica aborda problemas circunscriptos, uno a uno, y trata de descomponerlo todo en elementos (no necesariamente últimos o siquiera reales). 4) La investigación científica es especializada. 5)    El conocimiento científico es claro y preciso. 6)    El conocimiento científico es comunicable: no es inefable sino expresable, no es privado sino público. 7)    El conocimiento científico es verificable: debe aprobar el examen de la experiencia. 8)    La investigación científica es metódica: no es errática sino planeada. 9)    El conocimiento científico es sistemático: una ciencia no es un agregado de informaciones inconexas, sino un sistema de ideas conectadas lógicamente entre sí. 10) El conocimiento científico es general: ubica los hechos singulares en pautas generales, los enunciados particulares en esquemas amplios. 11) El conocimiento científico es legal: busca leyes (de la naturaleza y de la cultura) y las aplica. 12)   La ciencia es explicativa: intenta explicar los hechos en términos de leyes, y las leyes en términos de principios. 13) El conocimiento científico es predictivo: trasciende la masa de los hechos de experiencia, imaginando cómo puede haber sido el pasado y cómo podrá ser el futuro. 14) La ciencia es abierta: no reconoce barreras a priori que limiten el conocimiento. 15)   La ciencia es útil: porque busca la verdad, la ciencia es eficaz en la provisión de herramientas para el bien y para el mal.

DIFERENCIAS ENTRE LAS CIENCIAS FORMALES Y LAS CIENCIAS FÁCTICAS
Diferencias
Ciencias formales
Ciencias fácticas
Procedencia del término.
Latín: Formalis, referente a la forma.
Latín: Factum, hecho.
Griego: Empiria, experiencia.
Objeto de estudio.
Es algo ideal, son ideas.
Es objetivo, es el hecho natural y hecho social.
Representación.
Signos, símbolos.
Palabras.
Símbolos
Símbolos vacíos, no interpretados. Ej.:2+2=4 (p.q)
Símbolos interpretados. Ej.:H2O. H= hidrógeno; 2O, agua.
Propiedades
Carecen de propiedades biológicas, físicas y sociales.
Tienen propiedades biológicas, físicas y sociales.
Relación que establece.
Relaciona los símbolos.
Relaciona hechos, sucesos o procesos.



Tipos de ciencias.
Lógica.
Ciencias naturales: física, química, geología, biología, psicología individual, etc.
Matemática.
Ciencias sociales: psicología social, ciencias políticas, sociología, economía, historia material e historia de las ideas

Método de análisis.
Método inductivo.
Método deductivo, puramente racional.
Demuestran o prueban. La demostración es completa o final.
Método deductivo es necesario pero no suficiente.
Verifican (confirman o disconfirman) hipótesis que en su mayoría son provisionales; Observación y experimentación.
La verificación es incompleta y por eso temporaria.
La naturaleza misma del método científico impide la confirmación final de las hipótesis fácticas.

Carácter.
Apodíctico (necesario).
Probable (probabilidad).
Estado situacional.
Las teorías formales pueden ser llevadas a un estado de perfección (o estancamiento).
Los sistemas factuales son defectuosos pero pueden llegar a ser perfectibles.
Estudio de las ciencias.
El estudio de las ciencias formales vigoriza el hábito del rigor.
El estudio de las ciencias fácticas puede inducirnos a considerar el mundo como una empresa inconclusa e interminable
Comprobación.
A través del razonamiento.
A través de la práctica.
Verdad.
Coherencia lógica dentro del sistema.
Adecuación del pensamiento con la cosa.
Tipo de verdad.
Verdad necesaria y verdad a priori.
Verdad contingente y a posteriori.
Tipo de enunciados.
Enunciados analíticos.
Enunciados sintéticos.
Tipo de lenguaje.
Lenguaje simbólico.
Lenguaje explicativo de los hechos.
Tipo de contenido.
Contenido formal o abstracto.
Contenido concreto.
Axiomas
Axiomas convencionales (elegidos arbitrariamente)
Axiomas justificados por la experiencia.
Herramientas.
Trabajan con conceptos abstractos.
Trabajan con la información empírica proporcionada por la experiencia que se tiene de los hechos, situaciones, procesos o problemas de la realidad.
Sistematización
Se constituyen en sistemas deductivos.
Demoran en convertirse en sistemas deductivos.
Tabla de diferenciación entre las ciencias formales y las ciencias fácticas construida sobre la base de las obras “La ciencia, su método y su filosofía” y “Vigencia de la filosofía” de Mario Bunge.
Fuente:https://www.google.com.pe/search?q=ciencias+formales+y+ciencias+facticas&biw=976&bih=686&tbm=isch&imgil=rZZH_





[1] Bunge, Mario. Vigencia de la filosofía. Fondo Editorial Universidad Inca Garcilaso de la Vega, Segunda edición, Lima, octubre 2009, pp.36-37.
[2] García Morente, Manuel. Lecciones preliminares de filosofía. Talleres de la Editorial DIANA, S.A., 10ª. edición, México, D.F., noviembre de 1963,  pp. 365-367.
[3] Brizuela, José V. Manual de filosofía. Editorial Víctor Lerú S.R.L., Buenos Aires, 1966, pp.152-153.
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