Artículos periodísticos y de investigación

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28 de abril de 2019

NORMAS ÉTICAS DEL INVESTIGADOR CIENTÍFICO UNIVERSITARIO


NORMAS ÉTICAS  DEL INVESTIGADOR CIENTÍFICO UNIVERSITARIO

Escribe: Eudoro Terrones Negrete 

La ética es un componente primordial e imprescindible en toda práctica investigativa diaria. Para obtener una investigación de calidad es necesario contar con una serie de normas de carácter ético que regulen el comportamiento del investigador científico antes, durante y después del proceso y desarrollo de la investigación. Cabe mencionar las siguientes normas éticas:
Asumir el riesgo que pueda llevar el realizar la investigación.
Citar las investigaciones relevantes publicadas previamente o las ideas de otros autores.
Contribuir a preservar el medio ambiente para incrementar la calidad de vida y el bienestar de la población.
Diversificar sus fuentes bibliográficas.
Entrevistar a los individuos con respeto y consideración a sus derechos fundamentales como persona. “Se deben evitar discusiones personales o privadas con testigos u otros implicados que "provoquen alteraciones en la administración de justicia y evitar hacer preguntas con el propósito de comprometer, insultar, abusar o menospreciar a un individuo".[1]
Expresar en sus publicaciones: lo dudoso como dudoso, lo probable como probable y lo cierto como cierto, sin cambiar el sentido de alguna información.
Evitar el plagio de la información y de los resultados de otras investigaciones.
Manejar de manera confidencial los datos obtenidos para su investigación, así como los manuscritos y las solicitudes de financiamiento de la investigación.
Mantener siempre el espíritu científico, la vocación científica, la actitud investigativa y la idoneidad profesional en procura de la verdad y  del bien común.
Mantener un ambiente de trabajo en equipo que propicie la diversidad cultural sin discriminación.
No utilizar los resultados de la investigación con fines distintos a los objetivos formulados en la planificación.
No utilizar métodos ilícitos y antiéticos en el acopio de información y evidencia relacionada con la investigación y difusión de los resultados de sus investigaciones.
Observar eficiente valoración, selección y manejo de fuentes de consulta.
Ofrecer confianza para que se acerquen los demás investigadores a realizarle sugerencias, recomendaciones, cuestionamientos o críticas.
Preservar la veracidad de los resultados, aun cuando exista un posible desacuerdo con los mismos.
Procurar ser lo más competente posible en el saber y el dominio de los métodos y técnicas de investigación científica.
Profundizar a lo máximo y con transparencia el desarrollo del problema que es materia de la investigación.
Proteger los derechos civiles y políticos de los individuos involucrados en la investigación.
Realizar las investigaciones premunido de valores éticos.
Reformular las hipótesis, si la experimentación te demuestra que son falsas.
Respetar los derechos fundamentales de la persona humana.
Respetar los derechos y las aportaciones de los participantes en el equipo de investigación. 
Revelar los posibles conflictos de intereses que puedan presentarse en los distintos roles como autor, evaluador y tutor de la investigación.
Tener pasión por escribir, reescribir y dar a conocer las argumentaciones debidamente sustentadas en fuentes creíbles.
Trabajar en forma colaborativa e intercambiar información con otros investigadores.
Utilizar los descubrimientos e inventos científicos en beneficio de la sociedad y la humanidad.
Utilizar el pensamiento creativo, crítico, autocrítico y holístico.


[1] Deberes y códigos de ética de los investigadores / http://aceproject.org/main/espanol/ei/eih01b.htm


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LA ÉTICA EN LA INVESTIGACIÓN CIENTÍFICA


LA ÉTICA EN LA INVESTIGACIÓN CIENTÍFICA

Escribe: Eudoro Terrones Negrete

La filosofía está conformada por diversas disciplinas, entre ellas la ética, la lógica, la estética, la axiología, la deontología, la epistemología, la gnoseología, la metodología, la metafísica y la bioética.

El hombre en el transcurrir de su existencia va forjándose una concepción ética de la vida y de sí mismo, en la búsqueda de la verdad, del amor, de la unión pacífica, del bien y del ejercicio pleno de su libertad.

Vale la pena recordar que históricamente la ética ha recibido diferentes denominaciones: Filosofía moral (Séneca), Deontología o teoría del deber (Jeremías Bentham), Axiología o teoría de los valores (Max Scheler) y Teoría de las costumbres (Manuel Kant).

Desde que el hombre se agrupó en sociedades tuvo necesidad de contar con normas, disposiciones, reglas, principios o valores que le permitieran regular su conducta en sus relaciones con los demás miembros de la comunidad.

No olvidemos que los seres humanos por naturaleza son seres imperfectos, pero perfectibles en el transcurso de su existencia, siempre que usen adecuadamente sus facultades cognitivas (pensamiento, razón, sentidos, intuición, memoria, imaginación, inteligencia, voluntad, sentimiento y emoción), virtudes intelectuales y éticas para perfeccionar sus naturalezas y conductas y alcanzar el máximo bien (bienestar y felicidad).

El gran filósofo griego Aristóteles llegó a distinguir entre virtudes éticas o morales y virtudes dianoéticas o intelectuales. Las virtudes éticas o morales, decía, se generan por hábitos (repetición de actos) y costumbres y consiste en el dominio de la parte racional del hombre, regula las relaciones entre los hombres y son perfectibles. Son virtudes éticas la fortaleza, la templanza y la justicia. Aristóteles decía que sólo practicando la justicia podemos llegar a ser justos, y sólo podemos ser justos cuando ejercitamos y aplicamos la justicia y lo convertimos en un hábito o costumbre de nuestra conducta diaria. Por eso se dice que en la vida de los pueblos lo acostumbrado es considerado como lo bueno, lo permitido, lo correcto. En cambio lo no acostumbrado es lo malo, lo no permitido, lo prohibido, lo incorrecto. Resulta así que la costumbre es la práctica repetida de una conducta; la costumbre es un acto creador del derecho toda vez que “por la costumbre, lo que es se convierte en lo que debe ser”.

En cambio, la virtud intelectual o dianoética proviene de la instrucción, enseñanza o educación. Son propias del intelecto (NOUS) o del pensamiento (NÓESIS) y se caracteriza por ser aprendidas. Entre las virtudes intelectuales o dianoéticas se consideran la inteligencia (sabiduría) y la prudencia.
Sócrates es el fundador de la Ética. Cicerón dijo alguna vez que Sócrates trasladó la filosofía del cielo a la tierra, dedicándose a analizar y explicar los problemas del hombre relativos a su conducta moral. Con la terminología de José Ingenieros podríamos calificar a la moral de Sócrates de moral meliorista, en tanto y en cuanto fomenta la creencia activa en la perfectibilidad del ser humano.
Sócrates distinguió cuatro virtudes fundamentales en el ser humano: la sabiduría, la templanza, el valor o la fuerza y la justicia, unidas todas ellas en una perfecta armonía.
La ética es una ciencia que forma parte de la filosofía. Estudia el comportamiento moral del hombre en sociedad según determinados principios y valores  normativos que establecen lo que está bien y lo que está mal; es una ciencia que estudia, analiza, describe y explica los hábitos, las costumbres, el carácter, la conducta moral, la conciencia moral, los valores y problemas morales, la manera de ser del hombre en sus relaciones con sus semejantes, en procura de un fin honesto y del bien común.

La ética de la investigación es una ciencia normativa y práctica que se ocupa del Deber ser y Deber hacer del investigador. Está conformada por un conjunto de reglas, proposiciones, principios, valores y leyes que permiten normar, regular y orientar la conducta del investigador por el camino correcto, apropiado, lícito, digno y justo, con el fin de alcanzar el bienestar individual y colectivo.

La ética de la investigación se aplica durante todo el proceso y desarrollo de la investigación científica: elección del problema científico, diseño del proyecto,  revisión de la literatura,  recolección y selección de datos, procesamiento e interpretación de datos, redacción y corrección, evaluación de su utilidad, publicación y aplicación de los resultados.

La ética de la investigación tiene por objeto la moralidad del acto, la experiencia moral, y la conducta moral del investigador, en sus relaciones con los demás miembros de la comunidad científica y de la sociedad. Su finalidad es orientar al investigador en busca de su perfección individual y del bien común; es  forjar una conducta recta, correcta, honesta, tolerante, sensible, solidaria, cooperante, responsable, digna y justa para un buen vivir.
Los aspectos éticos o las buenas prácticas del investigador científico  tienen relación con todos los campos y áreas de  su quehacer profesional y actividad científica. El comportamiento ético del investigador es un requisito para la credibilidad de la ciencia y del propio investigador, para avanzar en la excelencia de las investigaciones, mejorar la calidad, así como también mantener óptimamente las relaciones con las instituciones, la sociedad y el Estado.  
La ciencia moderna, aplicada a la investigación, da como resultado mayores logros a la humanidad. Teniendo en cuenta que se vive en un mundo basado en la investigación y gobernado por ideologías fundamentadas en la ciencia y en el uso de instrumentos creados por la ciencia y la tecnología, es necesario ser conscientes de que dichas ideologías e instrumentos pueden ser utilizados de forma objetiva o subjetiva, o correcta e incorrectamente, es decir, de un modo ético o no. Por este motivo, es importante hablar de una ética de la investigación, es decir, de una investigación con conciencia. Una investigación cuyos resultados sean correctamente utilizados, puntualiza Manuel Galán Amador.[1]
Estamos viviendo en la era de la información y la comunicación, con cantidades de información  que fluyen a la velocidad de la luz, que no pueden ser decodificadas a plenitud y que influyen positiva o negativamente en la vida humana o en la conducta de las personas e instituciones, por lo que el investigador necesita adoptar actitud cada vez más crítica y analítica, para así lograr ser un buen investigador que satisfaga las expectativas de las personas y sociedades del planeta.
No debe olvidarse que las personas, la actividad científica y el investigador llegan a corromperse cuando se ponen al servicio de los privilegios e intereses creados, de la delincuencia y el terrorismo, de los dogmas y las ideologías extremistas, del poder económico y político, de la degradación del medio ambiente, de la guerra y el armamentismo, del narcotráfico, y de las mafias, así como también de las teorías conspirativas e intenciones perversas..
El investigador asume un comportamiento ético que se caracteriza por ser racional, libre, consciente, voluntario y responsable de cuanto piensa, dice y hace; responsable de sus causas y consecuencias. El investigador posee altos estándares éticos en su comportamiento, en la actividad científica y al momento de tomar decisiones éticas  y resolver los dilemas éticos.
La ética de la investigación trata de minimizar las desventajas, los problemas o las consecuencias negativas de los resultados de una investigación y trata de maximizar las ventajas, los beneficios o los aportes positivos a favor de las personas, instituciones, sociedades y la comunidad científica mundial.
Para que una conducta sea ética en términos de investigación, el investigador deberá responder, actuar e investigar correctamente, utilizando medios éticos y medios lícitos, liberado de presiones, prejuicios y dogmas, liberado de intereses de conflicto y de intereses monetarios.
La ética en la investigación científica tiene que ver con la responsabilidad moral de los investigadores acerca del uso que le dan a sus investigaciones, y a la forma de desarrollar el proceso de la investigación, redactar el texto de los proyectos y de las conclusiones.
“Las últimas dos décadas – indican Martín Aluja y Andrea Birke- se han caracterizado por un aumento en el reporte de violaciones a la integridad científica (National Academy of Sciences, 1992; Steneck, 2000). La opinión generalizada (e.g., Macrina, 2000; y Shamoo y Resnik, 2003) es que este incremento se debe a factores tales como: a) aumento de científicos y académicos en proporción al decremento de posiciones laborales en la industria, gobierno y academia; b) recursos financieros limitados (competencia por proyectos, espacio físico, equipo, técnicos, competencia por obtener reconocimiento o créditos, etc.); c) presión por publicar que genera el síndrome conocido en los Estados Unidos como “Publish or Perish” (Kleschick et al., 2000; Bostanci, 2002; Shamoo y Resnik, 2003); d) evaluación del científico en términos de la habilidad de éste por generar recursos y e) necesidad de cumplir con cada vez más engorrosos requerimientos administrativos (Stanley-Samuelson y Higley, 1997)...”


[1] Galán Amador, Manuel, en su artículo Ética en la investigación. http://www.rieoei.org/jano/3755GalnnJano.pdf

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FUENTES DEL PERFIL DEL INVESTIGADOR CIENTÍFICO UNIVERSITARIO


FUENTES DEL PERFIL DEL INVESTIGADOR CIENTÍFICO UNIVERSITARIO

Escribe: Eudoro Terrones Negrete

El perfil del investigador científico universitario se sustenta en las siguientes fuentes: filosófica, psicológica, axiológica, educativa científica, socio-cultural, tecnológica y epistemológica.
Fuente filosófica. La filosofía provee el marco teórico conceptual e histórico que fundamenta el perfil del investigador respondiendo a las preguntas qué, cómo, porqué y para qué de la necesidad del perfil, a la luz del pensamiento de filósofos investigadores del pasado y del presente.
Fuente psicológica.  La psicología científica estudia el comportamiento del hombre o la vida interna y vida externa del investigador científico, a la luz de los métodos y técnicas de la ciencia.
Fuente axiológica. El quehacer del investigador científico universitario se funda en los valores en general: valores vitales, sociales, políticos, económicos, ecológicos y éticos como garantía de una investigación transparente, confiable y útil.
Fuente educativa científica. La educación científica plantea la necesidad de impulsar el avance de las ciencias, de las cuales debe desprenderse la especialización, los oficios y las profesiones diversas, con contenidos tecnológicos, con el fin de elevar el nivel educativo-cultural de las personas y de los pueblos y asegurar su desarrollo auto-sostenido, consolidado y permanente.
Fuente socio-cultural. La ciencia es una empresa sociocultural que articula y relaciona al investigador con la sociedad y la realidad para integrarse mejor a ella, conocerla, describirla, explicarla y transformarla.
El hombre de ciencia mientras mejor se conozca a sí mismo y conozca al ambiente natural y social en que vive, actúa y trabaja, estará en mejores condiciones para contribuir con la solución de problemas y elevar la calidad de vida del ser humano.
Fuente tecnológica. Todo investigador científico universitario debe dominar el uso de los recursos, programas y herramientas tecnológicas con el fin de acopiar, procesar y extraer adecuadamente los resultados de los trabajos de investigación.
Fuente epistemológica. La epistemología es la teoría de la ciencia que trata de conocer y explicar los hechos y fenómenos científicos y conocer las cosas en sus causas y esencia.


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PERFIL DEL INVESTIGADOR CIENTÍFICO UNIVERSITARIO

 Escribe: Eudoro Terrones Negrete

¿Qué es un perfil?
El término perfil procede de las voces latinas pro, a favor de, y filare, hilar o de la unión de las voces latinas: el prefijo per– que equivale a “paso a través” y la palabra filum, que significa “filo o hilo”.
Perfil es el conjunto integrado de rasgos, cualidades y características peculiares que definen la condición de una persona o de un profesional a nivel  de su formación, experiencia y habilidades intelectuales, físicas, espirituales o morales y que le sirven para diferenciarse de otros.
¿Qué entendemos por perfil del investigador científico universitario?
Entendemos por perfil del investigador científico universitario (PICU) el conjunto de requisitos, cualidades, condiciones o características que debe satisfacer un investigador científico para que se le considere capaz de ejercer una determinada actividad  de investigación científica en alguna área o disciplina del saber humano.
El perfil se refiere a diversos aspectos, entre los que se consideran fundamentalmente los psicológicos (capacidades, habilidad y actitudes), los técnico-científicos (conocimientos y destrezas), los sociales (relaciones humanas y legislación), los culturales (información multidisciplinaria e interdisciplinaria) y los éticos (normas, principios y valores éticos).
El perfil de un investigador se inicia con la formación, siendo éste un proceso que transciende los estudios de Postgrado, abarca conocimientos, habilidades, destrezas, valores y creencias que se construyen a través de la interacción de los estudiantes con los investigadores o mentores ya formados que continúan a lo largo de la vida del investigador (Platas Pacheco, 2002).
“Cabe mencionar además, que investigar puede generar múltiples estados afectivos, desde la satisfacción y felicidad por las metas logradas hasta la frustración, con la consecuente experiencia de decepción, tristeza e incluso temor a no poder cumplir con las expectativas u objetivos de la investigación” señalan  Viviana Elizabeth Jiménez Chaves y Sergio Duarte Masi en el artículo  “Características del perfil de los investigadores categorizados por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología del Paraguay”[1].
Perfil psicológico
El investigador científico universitario:
Practica el hábito de investigar, el cómo hacer lo que se hace desde el hábito diario más simple y fácil hasta la labor más ardua, compleja y difícil.
Aprende a preguntar sobre el porqué de los hechos diarios; aprende a investigar qué cosa es y por qué es así y no de otra manera.
Indaga sobre el rastro, la huella, la señal, el vestigio de las cosas y de los acontecimientos, a fin de planificar científicamente su trabajo diario.
Consolida sus facultades críticas, su curiosidad insaciable, su mente inquisitiva y aprovecha mejor los múltiples y variados contactos personales e institucionales.
Pasa en la investigación como en una excursión a la montaña: cuando se llega a una cima, muchas veces se ve otra cima más alta que, desde abajo, no habíamos apreciado. Ante este panorama, caben dos actitudes: la de abandonar por temor al nuevo esfuerzo o la de reemprender la ascensión, con el afán de superar ese nuevo reto. El buen investigador, como el montañero, es el que no se desanima, sino que vuelve a empezar el camino con la ilusión de conquistar una nueva cumbre[2].
Perfil social
El investigador científico universitario:
Se halla en la capacidad suficiente de decir “miren, las cosas están por acá”, “no es verdad todo lo que ustedes dicen”, “tu nota no la escribas por ahí” y cosas por el estilo.
Es un agente de cambio social, un orientador, un guía y un promotor de las transformaciones estructurales de las sociedades, a través de los resultados, aportes o descubrimientos de sus trabajos de investigación y de su aplicación en la solución de los problemas y en el mejoramiento de la calidad de vida, la preservación del medio ambiente y el bienestar de la humanidad.
Elabora protocolos de investigación científica basados en los mejores métodos y técnicas científicos, a sabiendas que de la calidad de la investigación que efectúa depende la calidad de la vida cívica y democrática, la solidez de las instituciones y organizaciones sociales, laborales, políticas y profesionales, la  reputación del equipo investigador, el avance y desarrollo exitoso de las ciencias de la comunicación.
Perfil cultural
El investigador  científico universitario:
Es el profesional con espíritu cultural coherente, reflexivo, creativo, crítico, sistemático, intencionado, tolerante y respetuoso de los integrantes de la comunidad de científicos.
Vive en interrumpida curiosidad por querer conocer y saber más acerca de todo cuanto hay en el universo.
No se hace de la noche a la mañana, se forma y consolida en el constante trabajo intelectual y de campo, en la participación constante en los debates académicos universitarios y no universitarios.
Dispone de un amplio y especializado conocimiento de las diversas ramas del saber humano, como producto de sus horas de estudio, de investigación analítica, crítica y comparativa.
Demuestra tener disciplina y hábito de lectura, constante dedicación a la investigación, concentración exhaustiva y rigurosa, y estudios de diplomado, maestría y doctorado.
Sabe cómo elegir un tema de investigación; sabe qué métodos emplear para acopiar datos relevantes; sabe qué procedimientos utilizar para interpretar los resultados de una investigación; sabe cómo asegurar que la revisión bibliográfica sea completa; sabe cómo redactar el informe preliminar y el informe final de investigación; sabe  cómo efectuar correctamente la defensa oral de un trabajo de investigación; sabe qué etapas cumplir para desarrollar correctamente un proyecto de investigación; sabe cómo minimizar y cómo superar los conflictos; sabe cómo elaborar y presentar un proyecto de investigación cualitativa o cuantitativa, una tesina o una tesis.
Sabe verificar empíricamente los hechos y sus causas, para establecer leyes universales; sabe analizar las cualidades de la experiencia, para aprehender la esencia del fenómeno; y  sabe buscar rigurosamente y encontrar el conocimiento relevante y de calidad.
Tiene imaginación suficiente para elaborar hipótesis a través de un razonamiento inductivo; tiene capacidad para observar, dudar metódicamente e incrementar su bagaje cultural.
Conoce la literatura científica en el campo propio de su trabajo de investigación y se mantiene bien informado sobre las materias que tienen relación con el tema o con los problemas que investiga.
Posee algo misterioso que lo está impulsando hacia adelante, que está aguijoneándole a hacer las cosas lo mejor que pueda con el fin de ensanchar sus conocimientos y su visión integral de la  cultura y del universo.
Perfil ético
El investigador científico universitario:
Mantiene la mente alerta con los hechos, escenarios y personajes.
Efectúa sus observaciones, aseveraciones, sugerencias y recomendaciones sobre la base de sólidos principios y valores éticos.
Pone en práctica la disciplina de su mente en todas las operaciones y actividades que emprenda.
Demuestra tener sentido de la realidad que lo libere de los peligros y las tentaciones de la simple apariencia.
Demuestra claridad y precisión en sus pensamientos, opiniones y comunicaciones, a la luz de una imaginación osada, regida por la necesidad de la prueba.
Observa una actitud de humildad y de responsabilidad social, jurídica y ética en cuanto al saber y al quehacer investigativo.
Permanece dispuesto a reconocer sus limitaciones, errores y aciertos.
Encara con valentía, serenidad e idoneidad los obstáculos y  peligros que ofrece determinadas investigaciones.
Desarrolla la sensibilidad y la cooperación con su equipo de trabajo.
Se interesa en lo máximo por conservar credibilidad en los informes, en las declaraciones públicas y en las conclusiones de sus investigaciones.
Perfil técnico-científico
El  investigador científico universitario:
Es un experto en identificar, formular, seleccionar y solucionar problemas de carácter científico, en dar testimonio sobre la existencia de un problema, en  determinar dónde hay un problema científico y dónde no lo hay, en proponer nuevas vías de solución para asegurar y garantizar el avance del conocimiento.
Es el profesional especializado  en actividades científicas y tecnológicas[3] y que realiza una serie de tareas, funciones, acciones y relaciones para el mejor logro de sus objetivos, fines y metas, al servicio de la verdad, del saber y del bien común.
Es una persona cuya principal actividad es la de buscar nuevos conocimientos o nuevas formas de expresión, tanto en el campo científico, humanístico, tecnológico y artístico. También se consideran investigadores a las personas que crean nuevos artefactos o procesos o mejoran los ya existentes, en fin, a todo el que busca nuevos conocimientos científicos y tecnológicos. La tarea del investigador se realiza mediante el método científico[4].


[1]http://www.google.com.pe/url?url=http://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/4714108.pdf&rct=j&frm=1&q=&esrc=s&sa=U&ei=VnNnVaawEcGcNoHjgNgN&ved=0CBMQFjAA&usg=AFQjCNFOIYp_SFYkKOxmoAY-3tp1KcNDHQ
[2]Luis Franco Vera. Método científico. Actitudes del investigadorhttp://www.uv.es/ramcv/2012/VI.V_01_Dr._Franco.pdf
[3] Actividades científicas y tecnológicas (ACyT), son las actividades sistemáticas que están estrechamente relacionadas con la generación, el perfeccionamiento, la difusión y la aplicación de los conocimientos científicos y tecnológicos. Comprende investigación y desarrollo más actividades auxiliares de difusión CyT, como son formación de recursos humanos en CyT y servicios tecnológicos (bibliotecas especializadas, etc).
[4] http://www.ecured.cu/index.php/Investigador

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CONCEPTO DE INVESTIGADOR CIENTÍFICO UNIVERSITARIO

CONCEPTO DE INVESTIGADOR CIENTÍFICO 
UNIVERSITARIO

Escribe: Eudoro Terrones Negrete

El investigador científico universitario es el profesional, especialista o experto en la aplicación de métodos, técnicas, instrumentos y herramientas de investigación científica; es el que  orienta su actividad teórica y práctica a descubrir, producir y difundir nuevos conocimientos científicos, nuevos proyectos de investigación, nuevas leyes científicas y nuevas teorías científicas en beneficio de la sociedad; es a la vez el que desarrolla, perfecciona y profundiza las teorías existentes; es el que guía, capacita y perfecciona los recursos humanos hasta alcanzar una alta aspiración de logro profesional.
Según Barber (1973:38), el investigador es quien decide qué tipo de trabajo o estudio ha de realizarse, cómo debe ser diseñado, cómo debe ser analizado o interpretado. El investigador es el responsable del experimento, en su totalidad, así como del previo entrenamiento que han de recibir los experimentadores para su correcta ejecución[1]. 
El investigador científico universitario trata de encontrar solución a los problemas científicos; realiza investigaciones a nivel de las ciencias humanísticas, científicas y tecnológicas; se ocupa de los fenómenos, hechos o problemas científicos y de sus relaciones, y de los entes ideales; formaliza enunciados fácticos e hipótesis verificables; demuestra rigurosamente sus teoremas lógicos o matemáticos; trata de descubrir si sus hipótesis se adecuan a los hechos; efectúa las pruebas de verificación empírica de hipótesis (confirma o rechaza) para saber si el enunciado es verdadero o falso, adecuado o inadecuado a su objeto de estudio del trozo de realidad escogido. También realiza deducciones e inducciones, interpreta y explica axiomas.
El investigador científico universitario trabaja con ideas, conceptos, juicios, raciocinios, hechos singulares, herramientas conceptuales y variedad de tipos de leyes y teorías científicas. Elabora los proyectos de investigación de acuerdo con las normas científicas establecidas y en vigencia; interpreta los datos obtenidos; elabora, organiza y prioriza el número de conclusiones finales de la investigación;  redacta correctamente los informes parciales y finales de los proyectos de investigación y los difunde para conocimiento del público y de la comunidad de científicos. Trabaja eficientemente con multiplicidad de métodos, técnicas y procedimientos de investigación científica.
El investigador científico universitario crea lenguajes artificiales, inventa palabras, conjeturas, signos y símbolos y los atribuye significados propios; algunas veces genera el azar de manera deliberada y por múltiples razones.
El investigador científico universitario hace visible, evidente, asimilable y comprensible todo aquello que permanece oculto en el contexto de la realidad; aprende a vivir en permanente curiosidad e  incertidumbre hasta descubrir las pistas para futuras investigaciones.
El investigador científico universitario, en su cotidiano quehacer intelectual, incrementa sus saberes, comparte sus experiencias, ensancha su bagaje cultural y los utiliza para producir nuevos inventos y nuevos descubrimientos.
El investigador científico universitario bien podría ser el consejero de los  gobernantes,  ejecutivos y políticos con el fin de que la ciencia sea usada de manera útil, efectiva, eficaz y eficiente; es la persona calificada para convertir en inteligible lo que hacen los técnicos y para absolver sus interrogantes, problemas y dilemas.
El investigador científico universitario es consciente de sus carencias profesionales, pero también de sus posibilidades, potencialidades, destrezas, habilidades y competencias, y sabe cómo hacer bien las cosas, porqué camino deberá transitar y cómo subsanar o superar sus “puntos flacos”.
La obtención de nuevos conocimientos científicos lo consigue tras la  lectura de obras selectas, la observación, la inferencia teórica, la experimentación, el intercambio de experiencias y los descubrimientos. Para el investigador científico universitario un fin bueno no puede justificar un medio malo o a la inversa.
El investigador científico universitario en su quehacer diario se libera de construcciones teórico-subjetivistas, de especulaciones metafísicas o de elucubraciones fantasiosas referente a la aprehensión del problema, a la formulación y contrastación de hipótesis o al conocimiento de su objeto.
El investigador científico universitario hace previsiones teóricas, obtiene hallazgos empíricos, descubre el mecanismo interno, las relaciones y los elementos constitutivos del problema de investigación.
Corresponde al investigador científico universitario producir conocimientos válidos, comprobados, bien elaborados y cualificados; alimentar convicciones razonadas y planteamientos relevantes de ser contrastados con la realidad.
Antes de llegar a una conclusión, considera, dentro de lo posible, a todos los hechos de su entorno social. Su misión no es el de aceptar una conclusión simplemente porque esté en armonía con sus deseos, inquietudes, preocupaciones o aspiraciones profesionales. Acepta lo que los hechos justifican, en armonía con el interés social.
Por la responsabilidad histórica y social que asume el investigador científico universitario no deja de estar bien informado y capacitado, para  aceptar las cosas por su valor real y no por su valor superficial, aparente o empírico.
Diríamos con Bacon que el científico debe estar dispuesto a buscar la verdad, debe estar preparado para dudar, debe ser lento para afirmar y, sin embargo, debe ser rápido en la aprehensión de las similitudes en las cosas, capaz de distinguir sus diferencias y cuidados o para ordenarlas.
Faraday decía: “El hombre de ciencia tiene que ser un hombre que escuche todas las sugestiones, pero que esté resuelto a juzgar por sí mismo. Que no se deje desviar por las apariencias; que no tenga hipótesis favoritas; que no pertenezca a ninguna escuela y que, en materia de doctrina, no tenga maestro. Tiene que respetar no a las personas, sino a las cosas. Su principal objetivo es la verdad…”
Algunos psicólogos de prestigio han señalado algunas cualidades especiales y precisas que debe reunir el investigador científico. Por ejemplo, Pavlov considera como fundamentales las siguientes[2]:
1.       Concentración del pensamiento.
2.       Imparcialidad mental.
3.       Aptitud para concretar el pensamiento.
4.       Facilidad para construir hipótesis.
5.       Modestia y simplicidad.
6.       Disposición de verificar.
7.       Atención al detalle.
A su vez, M. Chavarti (2005:52) comenta: “El investigador debe desarrollar competencias que le permitan enfrentar el problema de manera dinámica y flexible. Para dedicarse a esta actividad se requiere de una especie de filtro cognitivo que consiste en cuestionarse acerca de los datos, confrontar la teoría con la evidencia y desarrollar la capacidad para reconocer falsas teorías. Estas habilidades cognitivas sofisticadas son conocidas como habilidades de orden superior o metacognitivas”.
El camino para formarse como investigador en el área experimental, por ejemplo, según lo señalado por Bolívar Zapata[3] es el siguiente: “[...] se inicia como aprendiz de brujo: uno se pega a un gran maestro o a un buen investigador y de él aprende y ahí en el laboratorio ve cómo va obteniendo las cosas y observa cómo se está pensando, y esto es parte de la cultura y de la formación de los estudiantes, no nada más cursos en el Laboratorio. Lo anterior es parte importante en este proceso de ir formando a los nuevos investigadores, a la gente que piensa cómo están organizadas las cosas y tratar a partir de aquí de entender y señalar que así funciona este sistema, así funciona la célula, así funciona la célula infectada, así funciona la célula cancerosa, cuáles son las analogías, cuáles son las diferencias”.




[1] https://es.scribd.com/doc/106458462/Dificultades-y-problemas-de-la-investigacion-social
[2] Mendieta Alatorre, Ángeles. Métodos de Investigación y Manual Académico. Editorial Porrúa, S.A., México, 1966, p.18.
[3] Señalado por Bolívar Zapata en el simposio sobre formación de grupos de investigación organizado por la FIMPES (2004, P.58). Citado por María Elena Rivera Heredia en Competencias para la investigación. Editorial Trillas S.A.de C.V., Universidad Simón Bolívar, Reimpresión, México, 2012, p.24.

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