Artículos periodísticos y de investigación

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15 de julio de 2019

EL APRISMO Y LA GLOBALIZACIÓN EN EL SIGLO XXI


EL APRISMO Y  LA GLOBALIZACIÓN EN EL SIGLO XXI

Escribe: Eudoro Terrones Negrete

El movimiento aprista, que tiene un carácter más incluyente socialmente y de desarrollo, coincide con la Organización de las Naciones Unidas (ONU) cuando reclama por los cuatro vientos una reforma del actual orden económico mundial y una reforma del sistema multilateral de comercio más humano, cuyos beneficios sean distribuidos equitativamente, dentro de un marco de políticas más balanceado y en la que los países en desarrollo no permanezcan más en la defensiva en las conversaciones comerciales de la Organización Mundial del Comercio (OMC).
“La globalización es un proceso real, pero sus leyes y tendencias no son el único medio de acción. Este gran proceso de fondo, cuyo motor último está en la información y la comunicación, debe ser complementado con políticas sociales concretas por parte del Estado para incluir en la justicia y el bienestar a la mayor parte de los ciudadanos”, señala Alan García Pérez, en su reciente obra “La revolución constructiva del aprismo / Teorí@ y pr@ctic@ de l@ Modernid@d” (Lima, 2008).
Siguiendo el pensamiento de Haya de la Torre, el Perú y los países en vía de desarrollo tienen un compromiso y destino histórico de luchar mancomunadamente por su independencia económica, política y cultural, dentro de un régimen político democrático. En este sentido, deberán realizar sumos esfuerzos por concertar políticas generadoras de más empleo, más inclusión social y bienestar, pero al mismo tiempo que protejan el medio ambiente, erradiquen la carrera armamentista, superen la pobreza, el narcoterrorismo, la corrupción y la violencia estructural, entre otros.
Históricamente, el fenómeno de la globalización es un hecho irreversible, multidimensional, con actores internos y externos en permanente relación e interacción humanas. En la actual sociedad global, los gobiernos latinoamericanos no tienen otro camino que desarrollar acciones conjuntas contra los enemigos de fuera y de dentro, defender sus identidades culturales, afirmar sus soberanías nacionales, proteger el mercado interno, saber tratar con los inversionistas extranjeros en términos de equidad y de justicia social, alentar la inversión extranjera directa, suscribir tratados de libre comercio con Japón, China, la Unión Europea , Canadá, Estados Unidos, etc., lograr espacios de integración económica hacia adentro y hacia fuera con objetivo social, garantizar el crecimiento continuo y descentralizado, suspender las leyes antidumping que son usadas como medidas proteccionistas encubiertas y desarrollar un sistema de comercio multilateral.
El aprismo está por una globalización en su concepción ambivalente y con rostro humano, que tenga por eje central al hombre, con deberes, derechos y oportunidades de vivir como verdaderos seres humanos dentro de una sociedad abierta y una democracia funcional.
Ante una época de grandes transformaciones, de insólitos cambios y de marchas aceleradas en todo orden de cosas en el mundo del siglo XXI, tiene razón el ex presidente de la República de Perú, Alan García, cuando manifiesta que debemos utilizar “el mercado global y la inversión pero con un objetivo social, con un sentido aprista. Esa es la diferencia. Se fomenta la inversión no con el interés de aumentar las ganancias de un grupo social sino con el propósito de acumular máquinas, tecnología e infraestructura dentro del país para potenciar su presencia en el mundo y generar más empleo y bienestar. Con más inversión y mayor demanda por trabajadores y técnicos de empleo la tendencia a mejorar el salario y la calidad de las relaciones laborales será indetenible…
La filosofía, ideología, doctrina y programa del Aprismo, no obstante el tiempo transcurrido desde su fundación hasta nuestros días, se mantiene plenamente vigente, precisamente por su originalidad y aporte a la construcción de la gran transformación de Perú en lo social, político, económico, educativo, cultural, ecológico y cooperativo. a la luz de los nuevos avances científicos y tecnológicos del siglo XXI y de la visión profética de Haya de la Torre sobre la globalización con rostro humano y la identificación de experiencias parecidas entre China y el Perú.
Al respecto Eugenio Chang-Rodríguez[1] escribe: “Desde joven, Víctor Raúl identificó experiencias históricas parecidas entre China y el Perú. Ambas naciones, creadoras de civilizaciones originales, estuvieron sometidas por el imperialismo. Ambas experimentaron el feudalismo y la fragmentación sociopolítica y los desmembramientos territoriales. En El antiimperialismo y el APRA, Haya de la Torre volvió a ofrecer el ejemplo de China y Sun Yat-sen para explicar los alcances del Frente Único de los trabajadores manuales e intelectuales y el rol de las clases medias. Citémoslo:
“En varias oportunidades he aludido a la semejanza del movimiento antiimperialista chino con el movimiento antiimperialista nuestro. En un discurso pronunciado durante la cena conmemorativa de la revolución china en Londres, el 11 de octubre de 1926, hice hincapié en que el único Frente Antiimperialista semejante en su origen al chino es el indoamericano y el único Partido Antiimperialista del tipo que tuvo el Kuomintang al fundarse es el APRA. El Kuomintang no fue fundado como partido de clase sino como un bloque o Frente Único de obreros, campesinos, clases medias, organizado bajo la forma y disciplina de partido, con programa y acción política concreta y propia. Sun Yat-sen, uno de los más ilustres espíritus creadores de nuestros tiempos, vio bien claro en su época que no era posible establecer en China un partido puramente de clase –socialista- o exclusivamente comunista más tarde. Lo admirable de la concepción política de Sun Yat-sen estuvo en su realismo genial” (Haya, 1936, pp.68-69).
“En su obra maestra El antiimperialismo y el APRA, Haya aplicó el principio dialéctico de la “negación de la negación” a fin de confrontar la realidad indoamericana con las tesis que Marx había postulado para Europa (1936b, p.117) e incorporar el relativismo metodológico a su propio análisis. La “negación de la negación” está contenida en la Ley de la Contradicción, uno de los cuatro principios de la dialéctica hegeliana –junto a la Ley del Cambio o del movimiento continuo, la Ley de la Acción Recíproca o del encadenamiento de los procesos y la Ley de la Transformación de la Cantidad en Calidad o del progreso por saltos-. La “negación de la negación” es el movimiento que contiene la vida y, al mismo tiempo, su antítesis, la muerte. Es la aplicación a la política del principio filosófico del Yin y del Yang. Décadas después de publicado El antiimperialismo y el APRA[2], Den Xiaoping aplicó a la nueva realidad de la República Popular China el principio dialéctico de la “negación de la negación” para resolver el desafío marxista de la Contradicción, probablemente sin saber que Haya de la Torre se le había adelantado teóricamente hacía más de medio siglo”[3].
Más adelante Eugenio Chang-Rodríguez[4] señala y explica la segunda visión profética de Haya desde el punto de vista económico: “Otra visión profética de Haya desde el punto de vista económico fue lo que hoy llamamos globalización, el advenimiento de una nueva fase del capitalismo signado por la profundización de los principios del libre mercado y de las leyes que universalizan la dialéctica capitalista. La globalización es el proceso que integra las distintas economías nacionales en un único mercado capitalista mundial, a la vez que expande las fronteras del movimiento de capitales, la circulación de las personas, la cultura, la informática, los conocimientos y las técnicas. El proceso de la globalización no es reciente: comenzó en 1492 con la conquista europea de América y la mundialización del imperialismo, pero se ha acelerado en los últimos años. La globalización sigue siendo uno de los mayores retos para los países desarrollados, en vías de desarrollo y el llamado Tercer Mundo. Para poder explotar plenamente el potencial de crecimiento de este fenómeno y garantizar el mejor reparto de sus beneficios, la Unión Europea procura establecer un modelo de desarrollo sostenible mediante un convenio multilateral a fin de reconciliar el crecimiento económico, la cohesión social y la protección del medio ambiente”.
“…La globalización es un reto-respuesta. Para algunos, es la “fase inicial” del fin del capitalismo y antesala de un nuevo orden económico mundial (Haya, 1956b, p.153); para otros, es la mundialización de los imperialismos cooperantes”.
“Por otra parte, Haya refutó a Hegel cuando afirmó de manera categórica que “Europa es absolutamente, el término de la Historial Universal” (Haya, 1948, p.189). Demostró que no hay una sola Historia y que Occidente no es la meta final de las aspiraciones humanas: “En lugar de tener por bárbaras las culturas no europeas, empezaremos a respetarlas como estilos de confrontación con el cosmos equivalente al nuestro. Hay una perspectiva china tan justificada como una perspectiva occidental” (Ortega y Gasset, 1923). En efecto, medio siglo después, Deng Xiaoping, probablemente sin conocer todavía las ideas de Haya de la Torre, puso en marcha una política de modernización de la República Popular China no anticipada por los teóricos del comunismo y aplicó gran parte de lo que había adelantado Víctor Raúl, de quien le informó Luis Alva Castro durante la década de 1980 en su entrevista con él, guiado por Huang Minhui, futura embajadora de la República Popular China en el Perú en el 2015”.
“Por su parte – refiere finalmente Chang-Rodríguez-, Felipe Cossío del Pomar consigna la respuesta que Haya le dio a un periodista estadounidense que le preguntó “¿A qué se asemeja el APRA?”:
“Probablemente  (…) por medio de una comparación es posible comprender mejor nuestro movimiento…se parece al Kuomintang. Estamos en el período crítico de la transición que ha experimentado China. La revolución china lleva a cabo la transformación dialéctica de las normas. Son normas adquiridas a través del desarrollo gradual de cinco mil años. De hecho, lo que hace Sun Yat-sen es designar el rumbo de los nuevos ideales; se trata de una nueva cultura, cuyo principio es un nuevo nacionalismo que considera todos los estados soberanos como formas semifinales de la sociedad humana (Cossío del Pomar, 1939, pp. 136-137).
Como aprista, peruano e indoamericano, abogo por una concepción integral y ambivalente de la globalización, en todas sus dimensiones y alcances, concepción que rescate la parte positiva y recuse lo negativo de la globalización, sobre la base del libre pensamiento, de la democracia funcional y del desarrollo de los valores humanos.
Considero que los apristas debemos optar por la globalización con rostro humano, con mirada hacia el futuro, con puestas abiertas al cambio estructural de las sociedades en vías de desarrollo. Globalización con rostro humano sí, por la dignidad, la libertad, los derechos humanos y la justicia social de la inmensa mayoría nacional y mundial. Globalización con rostro humano por la ubicación del hombre en el centro del universo, por la protección, defensa y promoción del medio ambiente, por la salud de los seres humanos, por la reducción sustancial de la pobreza y de la exclusión social, por la educación de calidad para todos, por la desaparición de la brecha tecnológica entre los inforricos e infopobres, por la defensa de la identidad cultural de los pueblos, por mejores niveles y condiciones de vida y de trabajo en todos los países del mundo, por una mayor integración y equilibrio de los países en desarrollo al sistema multilateral de comercio, por la sociedad equitativa, solidaria, digna y humana con desarrollo sostenido, sustentable y justo.


  AMBIVALENCIA DE LA GLOBALIZACIÓN


Así como Haya de la Torre introdujo un enfoque ambivalente del fenómeno imperialista en el siglo XX, podemos también desde el punto de vista del aprismo identificar un enfoque ambivalente del nuevo fenómeno de la globalización en el siglo XXI. Es decir, la globalización tiene doble valencia: valencia positiva y valencia negativa.
En mi libro, Filosofía de la globalización. Un cambio de época y una época de grandes cambios (Lima, marzo del 2010) explico este nuevo fenómeno mundial en su valencia positiva y valencia negativa.

VALENCIA POSITIVA DE LA GLOBALIZACIÓN

El fenómeno de la globalización produce una serie de ventajas para el crecimiento y desarrollo de los pueblos, países y naciones, como las siguientes:
Origina un cambio integral en la vida económica, política, social, educativa y cultural de los pueblos a través de la práctica del mercado global libérrimo. Facilita la comunicación con cualquier persona y lugar del mundo. Acerca a las culturas nacionales. Genera mayor eficiencia, eficacia y efectividad a través de la mayor especialización entre los países. Transforma las relaciones internacionales.
Coadyuva al logro del bienestar progresivo de las personas en el mundo. Incrementa el movimiento de productos y de servicios vía el comercio y la inversión de capitales extranjeros .Facilita el acceso de las personas en tiempo real a la base de datos informáticos de las computadoras para posibilitar la toma oportuna de decisiones estratégicas en las políticas comerciales, industriales, empresariales y gubernamentales.
Desarrolla la competencia internacional de acceso a mercados como factor de crecimiento, desarrollo y progreso. Crea oportunidades para un desarrollo auto-sustentable de la sociedad. Desarrolla la denominada globalización de la demanda, a través de posibles compradores situados en diversos lugares del mundo.
Contribuye a desmantelar el modelo de sociedad totalitaria. Mundializa los deberes y los derechos humanos. Lo exótico ya no está distante y lo distante es cada día más familiar a las personas. Aplica y desarrolla una serie de principios éticos, por ejemplo: solidaridad, cooperación, honestidad, fraternidad, tolerancia, respeto a la dignidad, responsabilidad individual y colectiva, independencia de criterio y sentido social.
«Analógicamente, una bien orquestada presión forzó a la comunidad internacional a condonar la deuda de algunos de los países más pobres. Incluso aunque la globalización presente facetas negativas, a menudo ofrece beneficios; la apertura del mercado lácteo de Jamaica a las importaciones desde EE.UU. en 1992 pudo perjudicar a los productores locales pero también significó que los niños pobres pudieran consumir leche más barata. Las nuevas empresas extranjeras pueden dañar a las empresas públicas protegidas, pero también fomentan la introducción de nuevas tecnología, el acceso a nuevos mercados y la creación de nuevas industrias» señala Joseph Stiglitz en su obra «El malestar en la globalización» (Madrid, 2002). Y agrega el autor: «La ayuda exterior, otro aspecto del mundo globalizado, aunque padece muchos defectos, a pesar de todo ha beneficiado a millones de personas, con frecuencia por vías que no han sido noticia: la guerrilla en Filipinas, cuando dejó las armas, tuvo puestos de trabajo gracias a proyectos financiados por el Banco Mundial: los proyectos de riego duplicaron sobradamente las rentas de los agricultores que accedieron así al agua; los proyectos educativos expandieron la alfabetización a las áreas rurales; en un puñado de países los proyectos contra el sida han contenido la expansión de esa letal enfermedad» (Op.cit.).


VALENCIA NEGATIVA DE LA GLOBALIZACIÓN

El fenómeno de la globalización tiene las desventajas siguientes: La sustitución del homo sapiens y del homo faber por el homo consumuns y el homo interneticus. La generación de competencia desigual entre las naciones. La extorsión financiera. La privatización de la educación, con el consiguiente encarecimiento relativo y alza permanente de las pensiones de enseñanza, costo de libros, entre otros.
La conversión del sistema financiero en una especie de «casino global» donde se origina las mega-crisis financieras como la ocurrida en el Asia. Las exportaciones de productos primarios y poco transformados de los países emergentes tienen bajos precios y poca demanda en el mercado global, toda vez que se requieren de productos manufacturados de alta tecnología, de servicios sofisticados y menos productos primarios.
Oswaldo de Rivero en su obra «El mito del desarrollo» expresa: «Las materias primas van teniendo cada vez menos demanda y sus precios son siempre inestables y poco remunerativos porque las nuevas tecnología utilizan cada vez menos materia prima y combustible por unidad de manufactura producida. Hoy la demanda mundial de productos con alta tecnología y servicios aumenta 15 % anual, mientras que la de las materias primas no llega al 3 % y la de los productos poco transformados no pasa el 4 % anual».
Algunos autores comienzan a intuirlo – señala el ex presidente de la República de Perú, Dr. Alan Gabriel García Pérez, en su obra Modernidad y Política en el Siglo XXI (Lima, 2003)- al comprender que la energía del sistema ya no puede confundirse con los combustibles materiales. Por ejemplo, Jeremy Rifkin en su libro «La Economía del Hidrógeno» (Paidos, 2002) anuncia que en el futuro el combustible fósil en vías de agotamiento será sustituido por el hidrógeno inagotable.
La extracción del mercado de su condición de instrumento para elevarlo al estatus de religión. El sistema de información resulta de acceso difícil y oneroso para las personas con escasos recursos económicos. Se origina la racionalidad instrumental, por el cual se impone el fin sobre los medios.
Utilización de la información y de los medios de comunicación masiva para construir «Una sola voz y mundos múltiples», en lugar de «Un solo mundo y voces múltiples». Ruptura de las identidades culturales y nacionales de los países emergentes. Pérdida del derecho de soberanía popular en relación al control sobre el patrimonio cultural de los países (bienes, recursos materiales, territorios, lengua, creencias, conocimientos, etc.).
Desestructuración, disgregación, exclusión y polarización social. Vulnerabilidad política y económica de los Estados-nación (pérdida de poder). La apertura comercial inicialmente sólo beneficia a los que están en capacidad económica y financiera de competir y de exportar. Los flujos de capital a largo plazo son superados por el corto plazo (hora de capitales especulativos y no productivos).
Las decisiones fuera de los territorios nacionales determinan el comportamiento de las tasas de interés, del déficit fiscal, del valor de la moneda, del precio de los productos primarios, de la deslocalización de industrias, entre otros. La generalización de políticas de desempleo dirigido o de cultura antilaboral: Violación sistemática de derechos sindicales; despido laboral sin preaviso; prohibición relativa de crear organizaciones sindicales; generalización de contratos temporales o a tiempo parcial.
La proliferación de asociaciones patronales «independientes». La crisis de representatividad de los partidos políticos. La incapacidad del Estado para generar seguridad social y solucionar los problemas. La pérdida de poder de los ciudadanos.
Los trabajadores y la tecnología no tienen permiso para circular globalmente, al hallarse regulados por severas leyes de inmigración y de protección a la propiedad intelectual. La casi desaparición de las actividades reservadas como estratégicas de los Estados, con la privatización indiscriminada de las empresas y la consiguiente desnacionalización de las empresas del Estado.
La diseminación cultural a través de una televisión global, que si bien pone en contacto a las más diversas nacionalidades y culturas, sin embargo no está logrando la diseminación global de los valores democráticos y el respeto de los derechos humanos.
La economía de la democracia empieza a erosionarse en tanto sus ciudadanos no intervienen en la marcha de la economía de sus propios países y no se sienten realmente representados por sus gobiernos. 




[1] Chang-Rodríguez, Eugenio. Víctor Raúl Haya de la Torre: Bellas Artes, Historia e Ideología. Pontificia Universidad Católica del Perú, Fondo Editorial, Lima, 2018, pp.206-207.
[2] La primera edición de este libro fundamental se publicó con el título de El antimperialismo y el APRA, las siguientes con el título de El antiimperialismo y el APRA, con la palabra antiimperialismo con dos letras i.
[3] Chang-Rodríguez, Eugenio. Víctor Raúl Haya de la Torre: Bellas Artes, Historia e Ideología. Pontificia Universidad Católica del Perú, Fondo Editorial, Lima, 2018, pp.206-207.
[4] Chang-Rodríguez, Eugenio. Op.cit., pp.208-210.

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EL APRISMO MORALMENTE


EL APRISMO MORALMENTE

Escribe: Eudoro Terrones Negrete

Moralmente, el aprismo, desde sus orígenes, viene luchando contra el Oro y el Hierro, contra las fuerzas inmorales del materialismo criollo, contra el nepotismo oficialista, contra los plumíferos de la gran prensa capitalista, se encamina a poner fin a los contubernios, a los negociados, a las coimas, a las empresas electoreras, al narcotráfico y al contrabando, a la pandilla de terroristas y de malhechores, a los que cometen las más detestables inmoralidades.
El aprismo está contra todo tipo de privilegio, de gollerías y de prerrogativas en los estamentos oligárquicos del anti-cambio y de la anti-reforma. El aprismo nació con el más sólido sentimiento patriótico para «tatuar con sangre en la historia, la huella pujante y triunfal, que dará a los que luchen mañana, digno ejemplo de acción contra el mal».
No le faltó razón a Víctor Raúl cuando explicaba que no sólo la educación técnica, también la educación moral,  la educación económica y la educación política, constituyen las firmes palancas para impulsar el desarrollo, el crecimiento y el progreso de los pueblos, en tanto despiertan y fomentan en las personas la conciencia de la responsabilidad (pedagogía de la responsabilidad) y  un elevado espíritu de lucha por la transformación estructural de la sociedad (pedagogía sociopolítica para el cambio).
Cuando Haya abogaba por una educación moral ciudadana lo hacía con el sano propósito de defender a la sociedad de sus enemigos internos y externos, de procurar que los trabajadores manuales e intelectuales acepten con responsabilidad los cargos públicos para los cuales puedan estar preparados, y posibilitar el manejo de la cosa pública y privada de manera eficiente, honesta y transparente,  con autoridad incorruptible y conducta ejemplar. Fue enfático al manifestar que “Los mejores programas económicos y políticos fracasarían sin una enérgica tentativa para la educación moral del Perú. Ambos son para nosotros primordiales”.
Entre los líderes políticos de Perú y de América Latina, Víctor Raúl era uno de los pocos convencidos que para reconstruir y reorganizar un país era fundamental: a) la reorganización total de nuestra economía; b) la aplicación de una política educativa integral, c) la moralización estricta de la administración de los poderes del Estado,  d) educar al pueblo más con el ejemplo moral que con la palabra, y e) la aplicación de sanciones drásticas: que el que robó, devuelva lo robado; que el que es delincuente responda ante la justicia, porque un movimiento como el aprista no puede tolerar pillos en su seno, debería ser una fuerza de inflexibles moralización y de cura política que traiga como consecuencia justicia, libertad y bienestar para la colectividad.
La moralidad gubernativa es una de las enseñanzas básicas que debe darse al pueblo. El gobernante, el parlamentario, el ministro, el funcionario, el trabajador manual e intelectual deben ser ejemplos de conducta moral, que practiquen los principios y valores éticos, que demuestren cotidianamente ser honrados e incorruptibles y que están trabajando en alguna institución o empresa del Estado no para servirse de ella sino para servir desinteresadamente a la sociedad por el bienestar colectivo y el futuro del país.
En un país como el nuestro, donde todo se «amansa, apaga, tuerce y larva», el aprismo mantiene su personalidad política en forma incorruptible. No corrompe a nadie y no se deja corromper. Se mantiene firme e indeclinable en su línea de moralización.
Desde su fundación el aprismo siempre ha exigido y seguirá exigiendo a cada uno de sus militantes y dirigentes probada honestidad en los carpos públicos.
Se dice, por ejemplo, que históricamente nadie se ha atrevido acusar a los apristas que ocuparon cargos públicos, de haberse enriquecido a costa del Estado. Cuando se produjo el golpe militar de octubre de 1968, comisiones especiales pasaron largos meses en las oficinas del Congreso – donde los apristas habían sido mayoría- en el esfuerzo inútil de encontrar latrocinios. Al final, tuvieron que abandonar su intento. Lo mismo ocurrió en los centenares de municipios electos donde había alcaldes apristas. El aprismo ha sido ejemplo de moralidad y de corrección.
Sin moralización no habrá solución a los males de la sociedad. El aprismo sostiene que la moralización debe empezar por los moralizadores que deben dar ejemplo de honradez, de veracidad y de dignificación de la política gubernamental con el objeto de que el pueblo les tenga fe y confianza.
El aprismo es partidario de una educación moral que despierte en el ciudadano la conciencia de la responsabilidad (pedagogía de la responsabilidad) y un elevado espíritu de lucha por la transformación estructural del país (pedagogía sociopolítica para el cambio). Educación moral que ha de culminar en la práctica cotidiana de los valores éticos positivos, que capacite a la comunidad, para su plena realización creadora..
La educación moral que el Estado imparta a la población deberá orientarse a asegurar el cumplimiento estricto de la Constitución y las leyes de la República, sin dejarse seducir por ningún halago, promesa o amenaza; obediencia de la ley en vista del bien común y no tanto por el temor de las sanciones; educación moral en la población que haga posible la persecución, la denuncia, el rechazo y la captura a los malhechores y entregarlo a los tribunales correspondientes, defendiendo a la sociedad de sus enemigos internos y externos; educación moral de la población a fin de convertirse en celosos guardianes de la inversión de los fondos de la Nación en obras que beneficien a la ciudadanía; educación moral a la población para que ésta acepte con responsabilidad cargos públicos para los cuales pueda estar preparado, y a ejercer el derecho de una profesión u oficio honesto, en perfecto acuerdo con la moral y las buenas costumbres. El aprismo está convencido que el engrandecimiento del Perú depende del engrandecimiento moral y espiritual de sus ciudadanos.
La moralización que el aprismo propugna es una moralización que deberá realizarse con tino y sin excesos, evitando su aplicación para perpetrar el abuso, la venganza, la injusticia, los privilegios y las desigualdades.
La política moralizadora permitirá alcanzar la austeridad en el gasto público, el superávit empresarial, la recuperación de la confianza y la fe perdida en las instituciones y autoridades, el rescate del principio de autoridad, la erradicación del caciquismo político influyente, la desaparición del «amiguismo», del «compadrazgo», del nepotismo en el sector público paraestatal, la pérdida del poder de las cúpulas oligárquico-dirigenciales. La moralización traerá consigo la aceleración del trámite burocrático en la administración pública, la seguridad en su puesto de trabajo para el servidor público, evitará la conversión del Estado en propiedad privada o de grupos y de familias plutocráticas, erradicará el aprovechamiento doloso del poder, contribuirá a renovar e inyectar de sangre nueva a las instituciones democráticas, limpiándolas de los elementos corruptos.
La moralización aplicada en toda su extensión dará al país gobernantes y gobernados que no corrompan ni se dejen corromper, hará posible la oportunidad y equidad en la distribución de la riqueza nacional, de los bienes y servicios, limpieza en la administración de la cosa pública, la eliminación de todo tipo de protección a debilidades y fechorías; la erradicación de testaferros, contrabandistas, usureros, agiotistas, defraudadores, malversadores de fondos públicos, malhechores y pandillas de delincuentes asociados y  justicia y bienestar para todos los peruanos.
En el Perú, durante las cuatro primeras décadas del siglo XX, la política se desarrolló sobre la base de pisco y butifarra, las bajas pasiones e  intrigas, la chismografía, calumnia y difamación a las personas. Fue una política de juego sucio, sostenida por el fraude, el veto electoral, el soborno y el chantaje. Los medios de comunicación eran los voceros incondicionales del poder económico. Fue una política de negociados a puerta cerrada, con cartas escondidas debajo de la mesa y que encubría intereses obscuros. Clubes de compadres intentaban llegar a Palacio, más a punto de bayonetas y tanques, que con planes de gobierno, inteligencia o sabiduría.  Dirigentes políticos de facciones contrarias se juntaban para censurar gabinetes, arrebatar y quemar ánforas electorales, soliviantar los ánimos ciudadanos, deshonrar a personas e instituciones, tratando de revivir el odio gratuito entre  peruanos, o el enfrentamiento entre gobernantes y gobernados.
Para entonces,  la Alianza Popular Revolucionaria Americana, doctrinaria y vigorosa, tuvo que enfrentarse a las  facciones de la derecha conservadora (portavoz de la plutocracia limeña), del comunismo internacional (caja de resonancia del colonialismo mental europeo) y del militarismo (representante de la oligarquía económica nacional y violadores de la Constitución política).
Es que  nuestros políticos de undécima hora formaron agrupaciones a montones, un año antes de cada elección nacional, para desaparecer después del segundo día de su derrota. Les faltó de todo. Por ejemplo, preparación profesional, formación política, cultura cívica, ética política, fraternidad humana, espíritu de justicia social, disciplina partidaria, bagaje cultural, elevado sentido de responsabilidad para con el futuro del Perú.
Algo más. Carecieron de mucha cultura y de pedagogía política, de conciencia de patria y visión de futuro. Exhibían a sus anchas, sin escrúpulo alguno, sus autocondecoraciones de ser los campeones del dicterio, del insulto, del lenguaje soez y  toda forma baja de lucha. Hacían gala de su dinero mal habido, de sus jugosas cuentas bancarias, de sus amistades con algunos militares golpistas que de cuando en cuando arrasaban a nuestra débil democracia.
Ha transcurrido más de medio siglo y la política aún no recupera su sitial como ciencia de buen gobierno.
A los dirigentes políticos opositores del Aprismo, y de la undécima hora, les falta  cultura política, ética política, espíritu de fraternidad y vocación de servicio social. Valdría la pena que se matricularan en las universidades para estudiar Ciencias políticas y luego aspirar a representar los intereses de la Nación. Tal vez así podría cambiar en algo la baja credibilidad que tienen los dirigentes y parlamentarios y disminuirían los casos de transfuguismo político y de corrupción.
En el Perú debería reformarse la Constitución Política de 1993 con el fin de establecer mayores requisitos a quienes postulan para un cargo político en el Congreso de la República e inclusive para desempeñarse como ministros de Estado, presidentes de gobiernos regionales y alcaldes provinciales o distritales.
Dignificar la política, según el aprismo, implica muchas cosas. Por ejemplo, ejercitar la autocrítica, la mutua crítica y la crítica a los demás; usar métodos lícitos y éticos en el cumplimiento de sus funciones,  desterrar la demagogia sobre problemas del país. Para dignificar la política se requiere mantener el diálogo democrático, proscribir actitudes de electoralismo doméstico, combatir la agitación de masas, y combatir las conductas subversivas y antipatrióticas.
Un partido político moderno, como lo es el aprismo, es una organización jurídico-constitucional que nace en la conciencia del pueblo, de abajo hacia arriba, que representa una tendencia ideológica y de lucha liberadora, que se forma como medio de organización política y de intermediación entre el gobierno y la opinión pública, por aspiraciones legítimas de mejores condiciones de vida y de justicia social.


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EL APRISMO Y LA UNIVERSIDAD POPULAR: EL QUE SABE POCO, APRENDE; EL QUE SABE MUCHO, ENSEÑA


EL APRISMO Y LA UNIVERSIDAD POPULAR: EL QUE SABE POCO, APRENDE; EL QUE SABE MUCHO, ENSEÑA

Escribe: Eudoro Terrones Negrete

Nosotros formamos el Partido que ha preconizado y preconiza la ciencia y la tecnología, como función del estadista y del político. Somos el Partido Escuela que le ha dicho a cada aprista, desde sus orígenes: Si sabes poco aprende, si sabes mucho enseña. Pero no te estés quieto, cambia, evoluciona, distribuye lo que tengas de conocimientos y de riqueza con los demás.
Haya de la Torre.

El Apra proviene del gran movimiento cultural forjado al calor de las universidades populares y como producto social de la continental Reforma Universitaria iniciada en Córdova (Argentina) en 1918.
En un país de “analfabetos de abajo” y “analfabetos de arriba”, el primer paso para hacer una revolución social era emprender la transformación de los espíritus, liberar a las masas de la ignorancia, mediante una “justa distribución de la riqueza cultural que lleva implícita la de la riqueza material”.
En su primer mensaje del destierro a la juventud del Perú, escrito en San Ángel, México, noviembre de 1923, Haya afirmó que las Universidades Populares del Perú constituyen quizá la más eficaz, la más hermosa y la más original de las organizaciones estudiantiles y obreras de Sud América, de Centro América, las Antillas y México.
El 8 de diciembre de 1931, día de la transmisión del mando supremo, en Lima el fraude electoral había quedado consumado y el comandante Sánchez Cerro fue ungido  Presidente de la República. En su mensaje de toma de posesión ante el Congreso Constituyente, en alusión al Apra, afirmó que la seguridad del estado se encontraba amenazada por el desarrollo de “peligrosas ideas políticas, económicas y sociales” y que frente a dicha amenaza, su gobierno defendería el orden social y la estabilidad de las instituciones cueste lo que cueste.
Ese día, por la tarde, Haya, abandonando su cátedra del curso de Aprismo que había dictado durante tres meses seguidos, ocupó la tribuna del Comité Aprista de Trujillo, ante una nutrida concurrencia de militantes y dirigentes del PAP, respondió categóricamente al dictador, de cuya pieza oratoria histórica presento los siguientes párrafos:
“¡No estamos perdidos!... Yo afirmo que estamos más fuertes que nunca. Porque gobernar no es mandar, no es abusar, no es convertir el poder en tablado de todas las pasiones inferiores, en instrumento de venganza, en cadalso de libertades; gobernar es conducir, es educar, es ejemplarizar, es redimir. Y eso no lo harán jamás quienes van al poder sin título moral, quienes carecen de la honradez de una inspiración superior, quienes capturan el Estado como botín de revancha. Ellos mandarán, pero nosotros seguiremos gobernando. Porque nosotros continuamos educando, organizando y dando ejemplo, vale decir, nosotros continuamos redimiendo”.
“Quienes han creído que la única misión del aprismo era llegar a Palacio están equivocados. A Palacio llega cualquiera, porque el camino de Palacio se compra con oro o se conquista con fusiles. Pero la misión del aprismo era llegar a la conciencia del pueblo antes que llegar a Palacio. Y a la conciencia del pueblo no se llega ni con oro ni con fusiles. A la conciencia del pueblo se llega, como hemos llegado nosotros, con la luz de una doctrina, con el profundo amor de una causa de justicia, con el ejemplo glorioso del sacrificio... ¡Sólo cuando se llega al pueblo se gobierna: desde abajo o desde arriba! Y el aprismo ha arraigado en la conciencia del pueblo. Por eso, mientras los que conquistaron el mando con el oro o con el fusil, crean mandar desde Palacio, nosotros continuaremos gobernando desde el pueblo”.
Para el Maestro Haya la Política es sinónimo de Cultura “cuando es política auténtica”, es decir, ciencia de buen gobierno. Y aplicando la ética spinoziana a la situación política del Perú, Haya concluye en afirmar que “todos nuestros males son males de ignorancia”:
“Me parece que la ética spinoziana es aplicable a la situación política del Perú: el mal, es la ignorancia. Spinoza señala tres grados de conocimiento: la opinión, la razón y la intuición. Los hombres pertenecientes a la primera categoría basan su conocimiento en lo que oyen, en lo que perciben o en lo que imaginan. Y ésta es la categoría pre-científica, la más baja de las etapas del conocimiento, la media ciencia de que hablaba Piérola…Categoría típicamente civilista, digamos nosotros. La categoría superior -razón- corresponde al rango científico, y ésta es rara, muy rara en nuestra política. El grado supremo - la intuición- que supone una visión sinóptica del universo, del cosmos - del mundo, hablando políticamente, - es más rara aún. La correlación de Conocimiento y Moral en la filosofía de Spinoza es pues muy aplicable a nuestra política; los hombres de opinión, los de categoría pre-científica, están sujetos a las influencias de las cosas que los rodean, vale decir, son hombres de apetito, de pasión, de instinto, más próximos al mal que al bien. En la política peruana son los que han predominado y predominan. Por eso no es aventurado afirmar que todos nuestros males son males de ignorancia” (10).
Haya exigía a los militantes y dirigentes del Partido más cerebro que sentimiento, más conocimiento científico de la realidad, para estar en las mejores condiciones y posibilidades de plantear las alternativas de solución a los complejos, variados y múltiples problemas de la sociedad contemporánea.
“El primer estudiante de América”, -llamado con justicia a Víctor Raúl Haya de la Torre,  en el aula magna de la Universidad de México (1925)-, en todo instante relacionó la política relativista con la educación integral, la economía y la moral, dentro de una causa permanente de reivindicación social con requisito previo para liberarnos de “tanta intoxicación fantástica”.
“El día que pensemos seriamente en que la política es ciencia, -decía- especialmente la política nueva, y ciencia ligada con la economía y que una afirmación en política, como un cálculo en economía, debe basarse en algo, ese día nos libraremos de tanta intoxicación fantástica que, como el opio es gratísima a la fiebre tropical de hacer castillos en el aire, pero muy seria cuestión, para los pueblos a los que se engaña o desvía. Ese fue el error del pasado y los nuevos debemos enmendar la falta conscientemente”  (Obras completas, Tomo 2, “Pensamientos de crítica, polémica y acción”, p.453).
Pero que en el Perú, y particularmente entre los hombres de la vieja generación, faltaban aquéllos con una cultura política especializada y moderna; puntualizó que política y economía son disciplinas científicas inseparables, y el hecho de no saber organizar la economía de un país o las finanzas de un gobierno, significaba no saber gobernar.
Haya era consciente que en la época de la esclavitud o en la de servidumbre, el trabajador agrario no necesitaba saber leer ni escribir, pero que en la época moderna, para la agricultura industrializada o para la industria de la máquina y del laboratorio, el trabajador sí debe saber algo más que leer y escribir.
Sostuvo que la política es una ciencia, es un conocimiento que requiere de hombres capacitados, de expertos y especialistas, de ciudadanos que realmente tengan el autorizado título y la verdadera aptitud de dirigentes del Estado. Consideraba que una educación política y una política educacional eficientes serían lo ideal para superar las taras y lacras sociales de la sociedad peruana, los graves y complejos problemas sociales y económicos de nuestros pueblos, asimismo para generar un nuevo liderazgo político científico, con conciencia de Frente Único de Clase, con conciencia histórica, con conciencia social y con conciencia de  cambio social.
Consecuente con su plataforma de lucha por la educación del pueblo, propuso la democratización de las universidades, para convertir a estos centros superiores en verdaderos centros de cultura, de trabajo, de investigación, de extensión y proyección social, y para que el estudiante devuelva al pueblo parte de la enseñanza recibida. Tal iniciativa lo formuló en su discurso del 22 de agosto de 1965: “Por eso nosotros quisimos – dijo- que las puertas de la universidad se abrieran, para que miles y miles de estudiantes pobres que no podían llegar a los claustros universitarios, tuvieran la posibilidad de hacerlo... Allí queda también establecido el principio de que el estudiante tiene como obligación -por recibir privilegiadamente una enseñanza que el pueblo paga- devolverle al pueblo parte de esa enseñanza que recibe por un azar de la fortuna....».
Su compromiso con la mayoría nacional le llevó a pensar en una  Universidad social, a través de la cual el estudiante entre en contacto directo e inmediato con las clases trabajadoras. En este sentido luchó por una reforma universitaria: “que sale hacia la realidad social, que no quiere hacer del estudiante una casta parasitaria, sino que lo desplaza hacia la vida, lo sitúa entre la clase trabajadora y lo prepara a ser colaborador y no instrumento de opresión para ella.”
En cuanto a la educación superior universitaria, Víctor Raúl era partidario de una Reforma Universitaria como “Revolución de los Espíritus”, con un nuevo sentido y una nueva proyección: renovadora, desprofesionalizada, investigativa, democrática, impulsora de cambios radicales en los sistemas y metodologías de enseñanza-aprendizaje, y que  erradicara de  las universidades a los catedráticos que se hallaban en “pleno proceso de momificación”. Como producto de su perseverante lucha Víctor Raúl, identificado con los principios de la Reforma Universitaria iniciada en Córdova (Argentina), logró en el Perú echar afuera a dieciséis profesores de la Universidad de San Marcos, cambió radicalmente los sistemas y obligó a una servil asamblea parlamentaria a respetar los derechos de los estudiantes.
La Universidad Popular Gonzáles Prada, fundada por Haya de la Torre, adoptó dos lemas originales: uno que se indicaba con los tres ochos «8-8-8» para significar: ocho horas de trabajo, ocho horas de estudio y ocho horas de descanso. Y el otro, que provenía del lema del cooperativismo, decía «Uno para todos y todos para uno».
Víctor Raúl concibió a las universidades populares como lugares apropiados para la formación de la conciencia social, política, económica, cultural y educativa del Gran Frente Único de Clases Explotadas que lucharía posteriormente contra toda forma de dominación, dependencia, explotación, imperialismo e injusticia social. Más aún concebía a las universidades populares como “la protesta viva frente a las universidades caducas que crean castas de opresión, y la esperanza viva también de las magníficas aulas del futuro que preparan al hombre sin dificultades para cumplir su función social”
Era su máxima aspiración que las universidades populares pudieran comprender un día “a todos los proletarios del Perú, al obrero, al campesino de nuestras costas, al indio que vive la más cruel de las tragedias sociales en nuestras sierras y ojalá al salvaje montaraz y senil de nuestras selvas”.
En lo referente a la reforma universitaria defendió la conservación de la autonomía de las universidades y escuelas técnicas superiores, el mantenimiento de los principios de la Reforma Universitaria iniciada por el estudiantado, la libertad de cátedra, el enriquecimiento y actualización de las bibliotecas, talleres y laboratorios, expansión de sus capacidades docentes y experimentales, la validez de los títulos profesionales otorgados por nuestras Universidades y las Escuelas en todos los países latinoamericanos, la creación de institutos de enseñanza superior en forma descentralizada en diversos lugares del país, acorde con sus necesidades específicas, la creación de una Escuela Profesional de Servidores del Estado y la gratuidad de la enseñanza primaria, secundaria y universitaria:
Consideró de necesidad y utilidad pública la aplicación de la gratuidad de la enseñanza en todos sus niveles, “desde el analfabeto escolar hasta el analfabeto universitario, que también los hay” como una reivindicación económico-social tan poderosa y tan decisiva para el mejoramiento de las condiciones materiales del hombre y para que el desarrollo y la justicia se cumplan. “Porque quien cambia su situación por obra de la educación, cambia también su posición y su nivel social”.
En su discurso del 22 de agosto de 1965, Haya de la Torre manifestó: “Porque queríamos una renovación de las universidades, no para hacer más fácilmente al estudiante la manera de conseguir un diploma sin saber mucho. Nosotros quisimos precisamente lo contrario: darles a las universidades una nueva validez, un nuevo sentido, una nueva proyección. Hacerlas verdaderos centros de cultura. Desprofesionalizarlas, en el sentido de que no sólo el diploma fuera el objetivo del universitario. Crear los ámbitos de la investigación desinteresada. Hacer de ellas lo que han sido las universidades del mundo, en el campo científico, la exploración, en las que no es el interés profesional lo que prevalece, sino el amor a la ciencia y la devoción por la cultura. Ese fue el afán de la revolución o Reforma Universitaria. Y así comenzó. Había que sanear, había que limpiar las cátedras donde permanecían aferrados viejos señores, que eran, sobre todo, viejos por sus ideas y nosotros lo logramos en esa primera etapa, tendiendo a la democratización universitaria…”  
El aprismo se fundó como Escuela, como Universidad Popular, y fue la persecución de la tiranía la que les obligó a ser políticos para defender su obra cultural y sindical. La tiranía de entonces los llamó a los apristas “bolcheviques” y no contento con ello les persiguió y desterró. El Apra nació como una necesidad de las mayorías populares de liberarse de la ignorancia y explotación oprobiosa y de ganar más educación y más cultura, para estar en mejores condiciones de participar en la transformación de su realidad social, económica y política. Las Universidades populares pronto se convirtieron en el laboratorio vivencial del pueblo, es la escuela ciudadana para la afirmación de sus principios libertarios, democráticos y éticos, para la integración de los obreros manuales e intelectuales en un gran frente único por la justicia.  “Fue esta “revolución de los espíritus” – señala Haya de la Torre- la que en el Congreso Estudiantil Latinoamericano celebrado en México en 1921, consagró la tesis peruana de nuestro primer Congreso de Estudiantes del Cuzco, cuando proclamó como deber de la Universidad Reformada y del estudiante reformista fundar y sostener universidades populares, enseñar en ellas e inspirar sus labores docentes en la justicia social” (Obras Completas. Tomo V: 414).
Asumiendo su responsabilidad histórica, el Apra surgió al escenario político nacional y latinoamericano analizando críticamente la sociedad, debatiendo y cuestionando los ancestrales problemas, confrontándolas con las de otras realidades del continente y postulando alternativas propias de solución.
Quienes militaron y militan en el aprismo, desde sus años aurorales, luego de analizar la realidad nacional y latinoamericana concluyen en manifestar que es imposible llevar a cabo con éxito un programa de gobierno de transformaciones estructurales si ante todo no se ejecutaba un programa masivo, permanente, diversificado y coherente de educación popular.
Los apristas asumieron el reto histórico de forjar ciudadanos con mentalidad y actitud favorable al cambio social, ciudadanos con gran poder cognitivo como para superar el servilismo, el vasallaje, el analfabetismo, el empirismo y la demagogia política.
El 21 de septiembre de 1969, con motivo del XXXIX aniversario de fundación del PAP, destaca la importancia de formar parte de un Partido-escuela y valora el bagaje cultural que atesora cada militante y dirigente al afirmar que en el APRA “El que sabe poco, aprende; el que sabe mucho, enseña”, pero al mismo tiempo les invoca a no permanecer quietos, a mantener una actitud favorable al cambio social, a evolucionar, a compartir con los demás cuanto tienen de conocimientos,  a no olvidarse que la mayor fortuna y el más ingente caudal lo forma la cultura.
Mucha razón tuvieron los apristas al insurgir al escenario político demandando educación gratuita en todos los niveles y modalidades, igualdad de oportunidad y derechos para todos los estudiantes hasta el límite que marquen sus capacidades, planteando la necesidad de una reforma integral de la educación con tendencia a la escuela unificada desde el Kindergarten a la Universidad y exigiendo a los gobiernos de turno la asignación de un alto porcentaje del presupuesto nacional para la educación del pueblo peruano.
Desde 1931, ya se consideró en el Plan de Acción Inmediata o Programa Mínimo de Gobierno del Aprismo importantes iniciativas o planteamientos a favor de la educación nacional, por ejemplo: el fomento del mutualismo escolar, el establecimiento de tarifas especiales en los servicios de transportes que utilicen los estudiantes para concurrir a su centro educativo, reforma de la enseñanza agrícola atendiendo a la especialización que exige la realidad del país mediante cursos teórico-prácticos sobre agricultura en las escuelas primarias preferentemente. También la educación al campesino usando su propio idioma además del castellano, introducción del cooperativismo agrario entre los propietarios indígenas o campesinos.
Dentro del vasto programa de educación popular que se trazó el Partido del Pueblo se encontraba el mejoramiento de la condición económica de los maestros, la creación del Ministerio de Educación, la creación de granjas escuelas, Institutos Superiores, Institutos de Orientación Profesional de acuerdo con los actitudes físicas, las condiciones psicológicas y la vocación de los estudiantes y ciudadanos; la creación de una institución de unión latinoamericana que auspicie la realización de conferencias y congresos sobre temas de economía, pedagogía, ciencia, tecnología, etc., con sede rotativa en los pueblos integrantes de la unión; el establecimiento de escuelas elementales en los Cuarteles atendidos por Pedagogos; la atención a la especialización de los Oficiales y del personal subalterno del Ejército, la Armada, Aviación y Policía nacional; la creación de Universidades populares en diversos países latinoamericanos, de escuelas nocturnas y dominicales, editoriales pedagógicas, bibliotecas populares (fijas y rodantes); la creación en las regiones del país de institutos de enseñanza superior de acuerdo a sus necesidades específicas de desarrollo.
El Apra propuso, desde 1931, conservar la autonomía de las universidades y de las escuelas técnicas superiores, mantener los principios de la Reforma Universitaria, gestionar la validez de los títulos profesionales otorgados por las universidades y escuelas en los países latinoamericanos, emprender enérgicas campañas contra el abuso del alcohol y la cosa, el intercambio bibliográfico a nivel de estudiantes latinoamericanos, la creación de becas de estudio, la formación de la conciencia sanitaria en el país, el fomento de la cultura física de los educandos, el establecimiento de misiones ambulantes para la difusión de conocimientos básicos de agricultura.
Haya siempre propugnó el aprovechamiento de la experiencia cultural-educativa, de los adelantos científicos y tecnológicos del mundo en sus valores universales, pero asimilados, adaptados, aplicados, adecuados a nuestros pueblos en cuanto sean posibles y viables, es decir “metabolizados”, frente a un mundo cambiante y a un continente que tienen que realizar urgentes cambios en todo orden de cosas para arribar a su Gran Transformación.
Desde sus años aurorales, Haya de la Torre concibió al aprismo como Escuela para la Vida, Escuela de disciplina moral, Escuela de civismo y Universidad Popular, que supo mantener la fe sin claudicaciones ni debilidades y cuya misión histórica es llegar a la Conciencia del pueblo, porque “Sólo cuando se llega al pueblo se gobierna, desde abajo o desde arriba… con la luz de una doctrina, con el profundo amor de una causa de justicia, con el ejemplo glorioso del sacrificio”.
Decimos que el aprismo es un partido-escuela por las razones siguientes:
El aprismo insurgió a la escena política nacional y latinoamericana, señalando un rumbo y un camino constructivo, tanto a jóvenes y a obreros “que no sabían de dónde venían y adónde iban”, previniéndoles del riesgo de caer en infantilismos demagógicos y mentiras desaprensivas de prometer lo que no se ha de cumplir.
El aprismo se orienta a redimir a niños, adolescentes, jóvenes y al pueblo mismo de sus defectos, vicios, debilidades y derrotismos, rescatando los valores positivos de su personalidad para levantarlos contra la aventurera impreparación  e inmadurez de gobernantes de undécima hora.
El aprismo se opone a la reacción más ultrancista de las facciones políticas escindidas por irrefrenables ambiciones y voracidad por sinecuras. El aprismo busca salvar al pueblo del baldón del servilismo, del colonialismo mental europeo, persiguiendo la victoria de lo noble y de los bueno en cada individuo.
El aprismo forma, perfecciona, adiestra, capacita al ciudadano en las leyes de la vida política, pública, sindical y cultural.
El aprismo partió de la necesidad de estudiar, discutir, investigar la realidad de nuestros pueblos, a fin de plantear alternativas de solución a sus complejos y múltiples problemas y necesidades. Es así como el aprismo “supo acercarse al pueblo, conocer sus necesidades, comprender sus anhelos y sentir su dolor”.
El aprismo originalmente despertó de la abulia y del letargo a grandes masas humanas que se hallaban prácticamente dormidas y se limitaban a decir: “Qué se va a hacer”, “así es”, “a mal tiempo buena cara”, o cosas por el estilo.
El aprismo orienta a las clases productoras y consumidoras a vivir dentro de un nuevo estado antiimperialista, con clara y definida conciencia cívica, conciencia política, conciencia cultural, conciencia geográfica, conciencia histórica y con alto espíritu moralizador y alta solvencia moral. “No puede haber revolución económica y social, si no hay ante todo y con ella una profunda revolución cultural” sentenciaba Haya de la Torre.
El aprismo no es un movimiento político de contubernios, de negociados, de empresarios, menos aún electorero o de intereses subalternos.
El aprismo es un Partido de masas educadas, en el cual todo ha sido para sus integrantes: escuela, educación de la lealtad, sacrificio, espíritu de superación, actualización y renovación de conocimientos, capacidad para perseverar en la lucha contra la ignorancia.
“En la escuela del Aprismo,-indica Haya de la Torre-, quien quiera ser un gran dirigente y capacitarse, tiene los caminos abiertos, con tal que dentro de esos caminos pueda recoger este gran llamado, este gran imperativo: «denos usted soluciones y no nos recuerde problemas». Los problemas los sabemos de memoria, la cuestión fundamental es hallar soluciones, es y crear en nosotros esa capacidad de solución” (Obras completas, Tomo 1:361).
Hastiado de ver pasar por Palacio de Gobierno a gobernantes empíricos, improvisados y mediocres, Haya demanda a los amigos, simpatizantes, militantes y dirigentes de su partido una mayor preparación especializada, una mejor capacitación económica, política, tecnológica y en administración pública, para estar en condiciones eficientes de cumplir sus funciones cuando tengan la oportunidad de ejercer algún cargo público. “Hay que prepararse para el ejercicio del gobierno si la misión del aprista es salvar la Patria de los que medran con ella”, acotaba.
En su discurso del 28 de julio de 1978, electo Presidente de la Asamblea Constituyente de Perú, Haya manifestó: “Centrar un sistema político en torno al hombre exige consagrar especial importancia a la formación del hombre. Nuestra Constitución debe atribuir a la enseñanza una jerarquía dominante y superior. En nuestro contexto nacional, la gratuidad de la enseñanza, en todos los grados es una conquista que debemos rescatar. Para el joven estudiante, no debe existir más límite en sus aspiraciones, que el marcado por su capacidad. Y erradicar el analfabetismo, que nos avergüenza, debe colocarse entre las primeras obligaciones de un nuevo Estado antiimperialista”.
En el año 1979, siendo Víctor Raúl Haya de la Torre, Presidente de la Asamblea Constituyente del Perú y a iniciativa de los constituyentes apristas, fue elevado a la categoría de precepto constitucional el principio de la gratuidad de la enseñanza.


LOS COLOQUIOS DE HAYA DE LA TORRE COMO MÉTODO PEDAGÓGICO

A través de sus concurridos coloquios de pedagogía social, artículos periodísticos, conferencias, entrevistas y las manifestaciones públicas, Víctor Raúl Haya de la Torre abordaba la educación desde un punto de vista integral, humanístico, científico, democrático, popular, tecnológico y ético.
A dichos coloquios, asistían obreros, campesinos, estudiantes, amas de casa, pequeños y medianos comerciantes, líderes políticos de partidos, docentes, etc., para escuchar el mensaje  antiimperialista, revolucionario, democrático, justiciero y libertario del Maestro Haya.
Los coloquios eran verdaderas prácticas de democracia pedagógica. En ellos el público aprendía de todo, se repasaba hechos sociales, históricos, políticos, filosóficos, científicos y tecnológicos, se debatían problemas de actualidad nacional, continental y mundial, se utilizaban métodos variados: socrático, analógico, dialéctico, deductivo, inductivo, intuitivo, histórico, analítico y sintético,  pero lo más importante, se formulaban planteamientos de solución a muchos de los  viejos y nuevos problemas del país y de América Latina.
Haya dialogaba frecuentemente con su público en la Universidad Popular Gonzáles Prada. Respetaba las opiniones de los interlocutores, respondía de manera precisa, clara y conceptuosa a cada una de las preguntas en un lenguaje de fácil comprensión.
En las siguientes líneas, Ignacio Campos, autor de los “Coloquios” de Haya de la Torre, nos recuerda lo siguiente: “Uno de los concurrentes- Daniel Guillén Benavides. Planteó al Maestro este reto a su privacidad: Permítame suponer – le dijo- que usted no es Jefe del partido. Que no es político ni estadista. Algo más: supongamos que no ha sido nada de esto. ¿Qué le habría gustado ser, de no ser estadista? La respuesta llegó rápida, categórica, como si el Maestro hubiera estado esperando la pregunta y, aún más, como si la contestación estuviera a flor de labio: ¡Maestro de escuela!”.

HAYA DE LA TORRE Y ALGUNOS DE SUS PENSAMIENTOS BÁSICOS PARA LA ACCIÓN EDUCATIVA

“Gobernar es conducir, es educar, es ejemplarizar, es redimir”.
“Sobre la base del regionalismo económico debemos erigir nuestro sistema educacional”.
“Debemos orientar nuestra educación de acuerdo con nuestra economía”.
“Necesitamos mover el Partido, convertirlo en una verdadera Escuela de hombres de Gobierno”.
“El técnico y el experto deben dirigir las actividades estatales a fin de poder rumbar científicamente hacia un nuevo camino que resuelva nuestros grandes problemas”.
“Tenemos que preparar los hombres en el trabajo, para el trabajo y por el trabajo”.
“Tenemos que establecer formas de educación de carácter práctico, técnico, actual, moderno e integral”.
“Hay que garantizar al servidor nacional seguridad en su puesto, pero hay que empujarlo a que consiga su puesto por el mérito”.
“Preconizamos la educación libre, gratuita, con la unánime oportunidad que sólo limiten las capacidades de cada persona que debe gozar de este derecho humano”.
“¡Muy grande es la misión de los maestros de escuela en América Latina, si ellos saben tomar su misión sinceramente!”.
“Que cada hijo del pueblo se prepare bien para que haga buen uso de su vida redimida”.
“La soledad de un refugio, la cima de una montaña, el exilio, el trabajo, la vida toda y la muerte misma deben ser sitios y momentos de ejemplificación, de auto-educación y de fortalecimiento”.
“A una mayor y mejor especialización, mayor y mejor oportunidad de trabajo profesional”.
“Aplicar la realidad a los libros y no los libros a la realidad”.
“El pedagogo mejor será aquel que luche por derribar el sistema económico establecido por el capitalismo, en nombre del derecho de los niños.
“Los maestros deben unirse en la lucha común contra la injusticia social, para cumplir su misión educadora”.
“El problema técnico de la Pedagogía, tiene un límite: el límite de las condiciones económicas del actual sistema social”.
“No se puede enseñar nada sin ejemplos objetivos, sin experimentación”.
“Un sistema de moral, es siempre el respaldo de todo progreso”.
“Para educar es preciso tener autoridad y dar ejemplo”.
“La moral gubernativa es una de las enseñanzas fundamentales que deben darse a un pueblo”.
“Que las puertas de la Universidad se abran, para miles y miles de estudiantes pobres”.
“La tiranía de la ignorancia es la peor de las tiranías y la madre de todas”.



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