Artículos periodísticos y de investigación

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19 de julio de 2019

LA CRÍTICA PERIODÍSTICA


LA CRÍTICA PERIODÍSTICA

Escribe: Eudoro Terrones Negrete

         El vocablo crítica procede de la voz griega krisis y equivale a juicio. La palabra krisis quería decir entre los griegos combate, lucha, esfuerzo, juicio, como derivada de krinó, que equivalía a juzgar o distinguir, refiere Barcia en su obra "Sinónimos castellanos". De ahí que criticar es formular un juicio sobre las cualidades, bondades o los defectos de cualquier asunto, cosa o actividad.
       Existe una crítica periodística, una crítica científica, una crítica filosófica, una crítica publicitaria y una crítica artística, en esta última se incluye la crítica literaria.
     La crítica periodística es un artículo en el que se analiza un hecho noticioso, político, económico, social o una producción cultural (libros, arte, pintura, escultura, espectáculo, música, cine, teatro, televisión, etc.) y lo valoriza razonadamente, refiriéndose a su utilidad, importancia y trascendencia. La crítica periodística lleva la firma de su autor, puede llevar ilustración gráfica y no sólo juzga, también informa.
      El periodista crítico es un profesional con una conducta ética intachable, está especializado en determinadas áreas del saber humano, posee un estilo propio, muestra imparcialidad e independencia de criterio, practica la veracidad en sus críticas, posee una refinada y amplia cultura estética y general , dominio del idioma, y, finalmente, su opinión influye en el lector, oyente o televidente.
    Martín Vilvaldi considera al crítico como un "orientador competente, sagaz y desinteresado. Es un espectador-supervisor que actúa, por así decirlo, como un delegado del público, al cual se debe como tal crítico".

      CLASES DE CRÍTICA PERIODÍSTICA
      La crítica periodística puede ser de tipo constructivo y de tipo negativo.
Crítica periodística constructiva. La crítica periodística puede ser constructiva  si ensalza honestamente los valores de lo que se enjuicia y señala los errores y defectos para que se subsanen, por tanto es orientador y bien formador de la opinión pública y coopera al mejor éxito de la función creadora del ser humano, señalando caminos de superación y perfección; es lo más recomendable para una sociedad en transformación y que aspira alcanzar la justicia social en paz y con libertades plenas.
Crítica periodística negativa. La crítica periodística negativa o destructiva revela lo peor, lo negativo del hecho, asunto, tema, problema u obra que se enjuicia, por tanto es desorientador y malformador de la opinión pública.

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LA COLUMNA COMO ARTÍCULO DE OPINIÓN


LA COLUMNA COMO ARTÍCULO DE OPINIÓN

Escribe: Eudoro Terrones Negrete

La columna es un artículo de opinión que analiza los hechos o acontecimientos noticiosos para orientar a los lectores y ayudarles a formarse una determinada opinión sobre el particular.
La columna siempre tiene por objeto algún comentario de actualidad local, provincial, departamental, regional, nacional o internacional.
En la columna o comentario se da a conocer los hechos noticiosos, se analiza e interpreta, se precisa los orígenes, las causas, los antecedentes y las consecuencias que pudieran derivarse de él, la importancia y trascendencia que tiene, se emiten juicios de valor, se aclaran alguna de sus partes o el texto en su conjunto y se formulan algunas observaciones, recomendaciones y sugerencias.
Los comentarios generalmente son de orden local, distrital, provincial, departamental, subregional, regional, nacional, internacional, deportivo, educacional, social, taurino, turístico, político, cinematográfico, entre otros.
En la columna juega un papel preponderante los subtítulos, pues estos sirven de guía al lector para los asuntos que se tratan en la sección respectiva.
Acerca de la columna podríamos decir lo siguiente:
  • La columna es un espacio periodístico fijo, con periodicidad y ubicación fijas. Espacio reservado a un periodista, escritor o personalidad conocida del medio para que en él realice el comentario sobre un tema de actualidad. Hay tres, cuatro, cinco, seis  u ocho columnas por página, según el tamaño del periódico.
  • Está presentado frecuentemente con recuadro a una o a dos columnas, con tipo de letras distintas al de las informaciones generales.
  • Siempre lleva la firma de quien lo escribe o de un periodista especializado, con su nombre y apellidos o con seudónimo.
  • Va escrita en primera persona del singular: "creo", "considero", pienso", "estimo que es así", etc. y tiene en la cabeza el título genérico de la sección respectiva. 

  • CARACTERÍSTICAS DE LA COLUMNA
La columna se caracteriza por lo siguiente:
  • Es una sección que ocupa un lugar fijo en el periódico.
  • Tiene un tamaño fijo o variable.
  • Posee un título o especie de logotipo que lo identifica.
  • Va firmado por su autor.
  • Contiene la fotografía, el nombre y apellidos o el seudónimo del columnista.
  • Cierta periodicidad de aparición, según convenga o no a la línea política del periódico, por lo que resultan siendo de corta duración.
  • Especie de crónica, que puede abarcar todos los temas posibles.
  • Aborda temas de actualidad y de interés general.
  • Puede tener la forma de artículo.
  • Expresa una opinión personal sobre hechos, temas, problemas, etc.
  • Constituye un complemento de la información o del hecho noticioso.
  • Puede ser de estilo narrativo, descriptivo, explicativo, interpretativo y argumentativo.
CLASES DE COLUMNA
Hay diversas clases de columna: Apretada, editorial, de entrada, exterior, falsa, fija, humorística, informativa, permanente, natural y de salida. Algunos autores clasifican la columna en: columna estándar, columna "revoltillo" (se presenta un poco de todo), columna de ensayos, columna de chismografía, columna de versos, columna de orientación, columna de consejos, columna de servicios a los lectores, etc.
COLUMNISMO
Se denomina columnismo a la tendencia del periodismo contemporáneo consistente en el uso del género columna. Su origen se remonta a la época del sensacionalismo de la prensa norteamericana de finales del siglo XIX. El columnismo es un artículo escandaloso, cuyos temas favoritos son la sensiblería, la sexualidad, la brutalidad, la crueldad, el miedo, el recelo, entre otros.

Modelo de columna
Punto de Vista
ESTADO Y DESCENTRALIZACIÓN (*)
por Eudoro Terrones Negrete

El Estado en el Perú, como expresión de la supremacía del feudalismo colonial y de la plutocracia criolla, ha sido por mucho tiempo o el Estado gamonal o el Estado gendarme. Históricamente, es centralista.

«El Perú -sostiene Paz Soldán- ha padecido de una «elefantiasis»: un gobierno central potente y una vida local pobre, macrocefálica que rompe la adecuada distribución de nuestra población...».

Hace setenta años, Manuel Seoane Corrales escribía: «... Pero lo cierto es que, mientras las ciudades de provincias todavía viven la edad del barro y de la paja, Lima está viviendo la orgullosa edad del asfalto. Este desnivel irritante perjudica el progreso armónico del país». Desde aquel tiempo hasta hoy la situación no ha cambiado. En la capital de la República se ha reforzado la concentración de servicios, instituciones financieras,  recursos humanos calificados, entre otros.

Los gobiernos centralistas siempre se caracterizaron por distribuir el presupuesto nacional con criterio político-electoral y no técnico, hipotecar los recursos nacionales a grupos de poder transnacional,  por manipular y controlar la opinión pública a través de los grandes medios de comunicación.

Como producto de la aplicación  de políticas centralistas, los gobiernos de turno mutilaron territorios, las municipalidades fueron despojadas de sus recursos propios y, en algún tiempo, reemplazadas por Juntas de Notables. Igualmente, se impusieron a la población pautas de consumo contrarias a su oferta productiva natural; se permitieron la localización de actividades económicas y de transformación, primordialmente, en la región de la Costa. Asimismo, se alentó la formación de ciudades hegemónicas con fuerte concentración poblacional, y se mantuvo zonas con recursos agropecuarios de relativa integración al mercado nacional.

Como no, entonces, abogar por un nuevo orden social más justo y libre, que democratice el poder y los servicios del Estado; transfiera y redistribuya equitativamente la riqueza y los recursos económico-financieros; reinvierta los excedentes de las empresas en los lugares donde se originan.

De igual forma, devuelva a los pueblos las rentas que producen;  utilice, preferentemente, los recursos del lugar con uso intensivo de mano de obra; rescate la identidad nacional y cultural y procure la emancipación social, política y económica de la inmensa mayoría nacional.

Ahora más que nunca, es necesaria la  insurgencia de las provincias para resolver el problema del centralismo. Adquiere vigencia las palabras de Manuel Gonzales Prada: «la desinfección nacional no puede venir del foco purulento: la acción necesaria y salvadora debe iniciarse fuera de Lima» («Bajo el Oprobio»). Y no se equivocó, tiene que venir y vendrá del Perú profundo.

Ya lo advirtió el maestro Basadre, «O Lima concede y otorga, o sobrevienen males que no serán ya los que pasivamente soportaron las provincias sino los que de la rebeldía de ella os emanaren» («Perú, Problema y Posibilidad»).

Ahora, corresponde asumir esta responsabilidad histórica a los congresistas de la República. Deberá aprobarse una nueva ley de descentralización del Estado, fruto de una «creación heroica» y no copia de otras realidades. Los peruanos así lo esperamos, más aún los provincianos.

(*) Punto de vista. Estado y descentralización, por Eudoro Terrones Negrete. Periódico QUIPU, N° 2. Lima, diciembre del 2001. Edita: Escuela de Periodismo Jaime Bausate y Meza.    

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15 de julio de 2019

EL DESIGNIO DE HOY Y DEL FUTURO ES LA FRATERNIDAD CON EL PERÚ E INDOAMÉRICA .


EL DESIGNIO DE HOY Y DEL FUTURO  ES LA FRATERNIDAD CON EL PERÚ E
INDOAMÉRICA

Escribe: Eudoro Terrones Negrete


Cómo añoramos a los tiempos  de nuestros antepasados, los Incas, que crearon un Estado cooperativista, sin dinero, sin moneda, sin comercio, sin esclavos, sin mendigos.
Y fue el único Estado del mundo que dedicó la tercera parte de la Renta Nacional a fines de Asistencia y Previsión sociales, para resolver sus problemas. Por eso es que los Incas jamás tuvieron problemas con los niños, con los ancianos ni con los inválidos o discapacitados.
El imperio incaico fue ejemplo de gobierno con principios y valores éticos, ejemplo de trabajo creador, ejemplo de vida comunitaria emprendedora y progresista, Se regía por un código de leyes de pocas palabras: “Ama súa” (no seas ladrón), “Ama llulla” (no seas mentiroso) y “Ama kella” (no seas ocioso).
Desde 1821 hasta la fecha todavía no se logra solucionar los complejos y variados problemas individuales y colectivos del Perú y esto se debe a muchas razones y que pasamos a referir.
A los peruanos nos falta mayor comunicación y diálogo democrático –no el diálogo de los incendiarios y subversivos-, mayor espíritu de entendimiento y de desprendimiento, más ansia de superación de los vicios, defectos, egoísmos, debilidades, taras sociales y demás imperfecciones.
Nos falta mayor sentido social y de responsabilidad, mayor espíritu de cooperación solidaridad  y  fraternidad entre todos los peruanos.
Aún predomina el individualismo, la razón de la fuerza en algunos sectores políticos de extrema izquierda, el conflicto de intereses, el mero afán de figuración política, el deseo de capturar el poder para servirse del pueblo.
La mayoría de los políticos practican la crítica al adversario pero muy pocos se autocritican; utilizan  la inmunidad parlamentaria para acusar al opositor e investigarlo, pero invocan para sí la impunidad.
El Perú de las últimas tres décadas se divide en políticos verdaderos (y son rarezas), en tránsfugas políticos (los hay muchos) y  los apolíticos  que dicen ser “independientes” pero que cambian de camiseta política cada cinco años para integrarse a “nuevos movimientos”. De estos tipos de peruanos no podemos confiar.
Nuestra situación de país subdesarrollado o país de velocidad lenta se debe a múltiples razones, una de ellas es por la falta de fraternidad entre todos los peruanos. 
Me permito afirmar categóricamente que la fraternidad entre todos los peruanos es el designio de hoy y del futuro.
Debemos ser fraternos con el pobre y con el rico, con el grande y con el chico, con quienes están dispuestos a luchar firmemente en las buenas y en las malas, fraternidad con los que comparten y respetan nuestras ideas aun cuando sean equivocadas, fraternidad con los analfabetos de arriba y los analfabetos de abajo, fraternidad con los que abrigan una esperanza y un futuro próspero, con los que no sólo critican los proyectos y las acciones del gobierno sino también con los realizadores y constructivos.
Debemos ser fraternos con los peruanos que aman el Perú y son capaces de entregar sus vidas por la libertad y la justicia de las mayorías nacionales.
Debemos ser fraternos con los buenos y humildes, con los hombres del campo y de la ciudad,  con el niño, el joven, el adulto y el anciano, con quienes desean que el Perú salga adelante, con el fin de borrar el oprobio de los malos y soberbios y acabar con la injusticia social.
Debemos practicar la fraternidad con quienes labran la tierra de sol a sol, con quienes producen la riqueza para compartirlo con los que menos tienen, con quienes son instrumentos de la justicia y no simples herramientas del poder económico y político o de los grupos de presión.
Fraternidad en el Perú con todos los jueces justos, inteligentes y con capacidad de servicio a la sociedad, pero jamás fraternidad con aquellos que anulan un sumario, fraguan otro nuevo y emiten una sentencia para que quede absuelto el culpable y resulte crucificado el inocente.
Fraternidad con todos los mejores maestros, que se esfuerzan y superan para ser cada vez mejores y competitivos, que no se corren de las evaluaciones porque son conscientes de estar bien preparados profesionalmente, que entienden y practican la política como ciencia de buen gobierno y no como simple medio de agitación social.
Fraternidad con todos los médicos que cumplen el Juramento hipocrático, que recetan la medicina adecuada para curar los males de sus pacientes y que tienen sensibilidad humana.
Fraternidad con los policías y militares que ejercen sus funciones con alto sentido de responsabilidad, transparencia y espíritu de superación, para garantizar el orden, la seguridad y la tranquilidad pública.
Fraternidad en el Perú con los verdaderos dirigentes políticos, sindicales, comunales y empresariales que entregan su alma, corazón y vida por un Perú nuevo, redimido, libre, digno y justo.
Fraternidad en el Perú con todos los padres de familia que son verdaderos ejemplos para sus hijos y la sociedad peruana, que practican la monogamia y no la poligamia, que se esfuerzan a diario por dar a sus hijos una educación de calidad y convertirlos en excelentes profesionales.
Fraternidad con todos los peruanos que se esfuerzan por lograr un trabajo sobre la base de sus propios méritos, dejando atrás el “tarjetazo” político, el compadrazgo, la “coimisión” o las malas costumbres.



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EL APRISMO Y EL FUTURO DEL PERÚ


EL APRISMO Y EL FUTURO DEL PERÚ

Escribe: Eudoro Terrones Negrete
 
Ahora el futuro del Perú está en manos de todos los peruanos. Y el aprismo como movimiento que integra en su organización a trabajadores manuales e intelectuales, estudiantes, obreros, campesinos, profesionales, comerciantes, industriales, empresarios, etc., está llamado a cumplir su rol protagónico mediante la construcción de una democracia funcional (social, política, económica, educativo-cultural y moral) que depare mayores niveles de justicia distributiva,  de libertad plena, de  solidaridad social y de respeto a los derechos humanos.
Hoy como ayer, está llamado a defender los derechos de la inmensa mayoría nacional  para mejorar sus condiciones de vida con un pan más en la mesa, con un trabajo permanente y estable, con remuneración digna, vivienda cómoda y decorosa, educación gratuita en todos los niveles y modalidades educativas, etc.
El aprismo aspira a erradicar políticas de gobierno de corte populista, demagógico o que están al servicio de los grandes grupos de poder económico, de empresas oligopólicas transnacionales y de la nefasta oligarquía plutocrática nacional.
Este histórico movimiento político no se cansará de realizar todos los esfuerzos y las iniciativas posibles, para resolver, progresivamente, los problemas fundamentales de desempleo, subempleo, oligopolio, contaminación ambiental, inseguridad ciudadana,  analfabetismo, salubridad, corrupción  e inmoralidad en la administración pública,  narcotráfico, terrorismo, etc., y superar definitivamente la auto-explotación del hombre, la explotación del hombre por el hombre y la explotación del hombre por el Estado.
Mal hacen, entonces, aquellos voceros y dirigentes de la izquierda totalitaria e irresponsable o de la derecha reaccionaria y conservadora, que se tapan la cara y los oídos para no ver ni escuchar el eco resonante por doquier de los triunfos apristas,  que tratan de negar irracionalmente la vigencia de la filosofía, doctrina e ideología del aprismo fundado por Víctor Raúl Haya de la Torre.
El aprismo se mantiene vigilante ante las intrigas, mentiras y maquinaciones de los enemigos políticos; permanece alerta a las malintencionadas e injustas críticas de algunos medios de comunicación comprometidos con los tradicionales o renovados grupos de poder económico.
El aprismo, en su compromiso histórico con el futuro del país, no claudicará jamás su consigna de lucha por la defensa de la libertad, la democracia funcional, el Estado de Derecho, el derecho de los trabajadores manuales e intelectuales y la justicia social para todos los peruanos e indoamericanos.


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EL APRISMO Y LA DESCAUDILLIZACIÓN DEL PODER


EL APRISMO Y LA DESCAUDILLIZACIÓN DEL PODER

Escribe: Eudoro Terrones Negrete

Partido sin caudillo, ni nombres propios, el nuestro debe ser un Partido de principios y no de personas. Sin duda el primero que aparece en el Perú de nuestro siglo.

Haya de la Torre.

El caudillaje es un sistema de acción política y de gobierno, que se caracteriza por la preeminencia de los caudillos militares y sus disputas por el poder político.
Al respecto, el historiador Jorge Basadre señala: “Es la adaptación tropical de la democracia. Es la venganza de la realidad contra los cánones rígidos que se quiere trasplantar de tierras ultramarinas, o de libros enfáticos. En vano se suceden las Constituciones con modificaciones intrínsecas, más o menos trascendentales: el caudillaje persiste con sus revoluciones, su fatal secuela. Y las revoluciones son, o pretenden ser, dictaduras plebiscitarias. El caudillaje resulta favoreciendo a la democracia a su manera. Derriba el mito legalista, pero permite el encumbramiento de genuinos productos del pueblo, a cuya clase social no estaba abierta aún la posibilidad de la cultura y del auge. Es una válvula de ascensión que no ofrecía en lo demás la vida de entonces, que dejó intactas las bases feudales de la economía de la colonia…) Pero fue funesto porque acentuó la desorganización, porque implicó el predominio de intereses bastardos o mezquinos, porque no se sedimentó en una gran figura estable, porque no mató del todo a la colonia”.
El caudillo es todo líder político, cuyo poder discurre de la ascendencia emocional sobre las masas populares. Por extensión, se aplica a dictadores y tiranos, cuyo gobierno, en escala regional o nacional, se basa esencialmente en el apoyo irrestricto de adeptos civiles y militares.
El caudillismo fue un fenómeno social y político surgido en el siglo XIX en Hispanoamérica. Pero también fue una consecuencia de la etapa del régimen colonial a la independencia. Las nuevas instituciones políticas, creadas después de 1810 se inspiraron en un pensamiento teórico y en la imitación de formas de gobierno republicano, sobr3e todo de los E.U.A. Las primeras constituciones políticas de Hispanoamérica pretendieron implantar instituciones que surgieron en condiciones históricas diferentes y cuyo funcionamiento real era desconocido por la casi totalidad de sus propugnadores. De ahí que tuvieron gran dificultad para aplicarlas en beneficio de la mayoría de las nuevas naciones, llegando a generar frecuentes golpes de estado y revoluciones, o reformas constitucionales para legitimar anormalidades políticas.
A raíz del caudillismo aparecieron en cada país de América Latina líderes carismáticos cuya forma de acceder al poder y llegar al gobierno se basaba en mecanismos informales y difusos de reconocimiento del liderazgo por parte de fracciones importantes de las masas, que depositaban en el caudillo su confianza, apoyo y facultad para resolver los problemas colectivos como mejor le parecía. Cuando el caudillo no satisfacía las expectativas de las mayorías y éstas se veían frustradas o desengañadas, las fracciones de las masas se ponían de acuerdo para seguir a otro caudillo que lograra interpretar sus aspiraciones, anhelos, intereses y necesidades en procura del desarrollo del país.
En un artículo suscrito por Haya de la Torre, en el mes de octubre de 1924, en Londres, se lee lo siguiente: “Después de la batalla de Ayacucho, nuestra historia nacional es sólo un cúmulo de indignidades. El Perú republicano como el Perú Colonial, ha vivido bajo el sometimiento más oprobioso, bajo la explotación más cínica de todas aquellas castas de caudillos y politicastros que han usufructuado de los presupuestos fiscales durante un siglo. Los apellidos de las grandes familias se repiten constantemente en nuestra historia política. Hemos soportado una verdadera dinastía gubernamental y todos sabemos que de cada cien fortunas noventaicinco son de origen fiscal en el Perú”.
Las causas de la aparición del caudillismo en América Latina fueron principalmente la ausencia de consenso político, la existencia de teorías de gobierno utópicas y la guerra de la independencia. Los partidos de los caudillos eran hombre de armas y personas de las clases adineradas que ofrecían su concurso económico con la esperanza de recuperarlas con creces tan pronto se hacían del gobierno. Así surgieron los caudillos que deponían por la fuerza y la punta de las bayonetas a los gobernantes de turno, disolvían el Congreso o se autoproclamaban presidentes provisionales, para ulteriormente convocar a un nuevo Congreso y a nuevas “elecciones” y auto-elegirse mandatario de la Nación.
El caudillismo se desarrolló principalmente en México, España, Portugal, Perú, Argentina, Colombia, Bolivia, Paraguay, Ecuador y Venezuela.
Entre algunos de los caudillos de mayor influencia podemos mencionar a Jorge Eliécer Gaitán, en Colombia; Juan Manuel de Rosas, en Argentina; Antonio López de Santa Anna, en México; José Gaspar Rodríguez de Francia, en Paraguay; José Antonio Páez, Antonio Guzmán Blanco, José Tadeo Monagas, en Venezuela; Francisco Franco, en España; Antonio de Oliveira Salazar, en Portugal y Agustín Gamarra Messía en Perú
Son consecuencias principales del caudillaje la inestabilidad política debido a los sucesivos años de enfrentamientos políticos presididos por las diferentes facciones que se disputaban el poder periódicamente y que en algunos casos desembocó en dictaduras, represiones a la oposición, estancamiento y retraso económico, político y cultural.
De esta forma, las repúblicas hispanoamericanas se constituyeron sobre una base inconsistente, sobre un Estado desorganizado económicamente y caótico en el orden político, sin planes de gobierno, imperando sí la fuerza bruta como herencia. Se reorganizaba el gobierno sólo para desacreditar al anterior presidente y jalar agua para su molino, abandonando las obras emprendidas y ejecutando otras nuevas de mayor impacto político-electoral. Se llegó a consolidar fuertes regionalismos o chauvinismos parroquianos al compás de las ambiciones personales del caudillo. Agustín Gamarra Messía, por ejemplo, representó los intereses del sur andino, del Cuzco; Andrés de Santa Cruz, los de Bolivia y Arequipa.
Desde que Perú fue una república independiente atravesó por una etapa gubernamental de inestabilidad política, de guerras, de despilfarro, de corrupción e inmoralidad, de lucha de caudillos organizados por los militares para alcanzar la presidencia de la República. La larga sucesión de caudillos políticos, de militares en el poder, impidió concretar cualquier tipo de políticas a largo plazo que promoviera el bienestar individual y colectivo.
Leguía permaneció en el poder durante once años (1919-1930) con una política de manipulación del orden jurídico y amedrentamiento de la oposición. Este período, conocido como el Oncenio, terminó en 1930 con el popular golpe de estado de Luís Miguel Sánchez Cerro, que inició un período de gobiernos militares y de irrupción de movimientos populares –como el APRA o el Partido Comunista Peruano – en el escenario político. Al final de este período se sucedieron presidentes democráticos interrumpidos primero por el Ochenio de Manuel Arturo Odría A., y un breve golpe militar para continuar con la sucesión presidencial. Durante los años 60 la crisis política se hizo patente, lo que provocó la revolución de las Fuerzas Armadas, en 1968, al comando del general Juan Velasco Alvarado, con una política anti-estadounidense y relativamente anti oligárquica. La presidencia de la República de Perú había sido asumida por el general Francisco Morales Bermúdez en el año de 1975 y se puso fin a la Revolución de las Fuerzas Armadas y se retornó a la democracia. Se redactó entonces una nueva Constitución política mediante una Asamblea Constituyente en 1979, asamblea presidida por Víctor Raúl Haya de la Torre y se convocó a elecciones en 1980.
Víctor Raúl Haya de la Torre, en sus Obras completas explica que el aprismo es un partido político anti-caudillista: “Y el aprismo no es Partido para mí, cosa que jamás pensé ni a la que jamás aspiré. Es un partido para el pueblo y allí está” (Obras completas, Tomo 1:365). “En el Partido las personas quedan atrás. Son los principios, los ideales, los caminos, los designios, los rumbos, los que nos guían, nos inspiran, nos dirigen. Porque son las verdaderas consignas con que nosotros trabajamos por el Perú”  Obras completas, Tomo 5:504).  Haya de la Torre, al aceptar, de manera responsable y consciente de sus consecuencias, la designación por su partido, el Apra, como candidato a la Presidencia de la República de Perú, expresó: “En el aprismo, no hay caudillos sino la voluntad de las mayorías, y soldados sumisos que cumplimos las órdenes de las mayorías” ( Luis Alberto Sánchez, Haya de la Torre o el político, Lima, 1979:183).
En su discurso por el Día de la Fraternidad, pronunciado en Lima el 25 de febrero de 1961, Haya de la Torre enfatizó: “En un movimiento como el nuestro, las personas no tienen importancia; por consiguiente, las candidaturas no son fines sino medios. ¡Ay de los impacientes, que quienes podíamos serlo, no lo somos! Hay que tener otras preocupaciones”.
Explicaba Haya de la Torre: “Hasta que el Aprismo aparece, los partidos surgidos habían sido hordas caudillistas que llevaban un nombre propio: pierolismo, cacerismo, gamarrismo, orbegosismo, etc. Nosotros somos, pues, un capítulo nuevo en la historia política del Perú, cuando aparece un Partido que no lleva el nombre de una persona, pero que tiene su partida de bautismo heroica en un nombre y apellido que representa a la familia peruana, que quiere justicia y libertad” (Ediciones Okura, Revolución sin balas. 15 discursos de Haya de la Torre, Lima, 1984: 207).
Decimos que el aprismo es un partido anti-caudillista por varias razones: No lleva el nombre propio de un caudillo ni de hombres providenciales. El aprismo se formó al conjuro de ideas, de principios, de programas y no de personas ni de familias. El aprismo es un partido en el que predomina la voluntad, las decisiones, orientaciones y órdenes de las mayorías.
En el Perú debe superarse definitivamente aquellas etapas nefastas en que imperó el caudillaje político que castró rebeldías, frustró esperanzas, engendró golpes de Estado, acentuó la dependencia al imperialismo y la exp0lotación de clases sociales, que dio origen a la geminación y consolidación de oligarquías militares y financieras en contra de los intereses nacionales.
El futuro de los pueblos demanda gobiernos populares que sean capaces de promover la transformación total de las estructuras y arribar a la felicidad de las mayorías nacionales, cosa que sería imposible de alcanzar a través de gobiernos-caudillo.

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EL APRISMO Y LA GLOBALIZACIÓN EN EL SIGLO XXI


EL APRISMO Y  LA GLOBALIZACIÓN EN EL SIGLO XXI

Escribe: Eudoro Terrones Negrete

El movimiento aprista, que tiene un carácter más incluyente socialmente y de desarrollo, coincide con la Organización de las Naciones Unidas (ONU) cuando reclama por los cuatro vientos una reforma del actual orden económico mundial y una reforma del sistema multilateral de comercio más humano, cuyos beneficios sean distribuidos equitativamente, dentro de un marco de políticas más balanceado y en la que los países en desarrollo no permanezcan más en la defensiva en las conversaciones comerciales de la Organización Mundial del Comercio (OMC).
“La globalización es un proceso real, pero sus leyes y tendencias no son el único medio de acción. Este gran proceso de fondo, cuyo motor último está en la información y la comunicación, debe ser complementado con políticas sociales concretas por parte del Estado para incluir en la justicia y el bienestar a la mayor parte de los ciudadanos”, señala Alan García Pérez, en su reciente obra “La revolución constructiva del aprismo / Teorí@ y pr@ctic@ de l@ Modernid@d” (Lima, 2008).
Siguiendo el pensamiento de Haya de la Torre, el Perú y los países en vía de desarrollo tienen un compromiso y destino histórico de luchar mancomunadamente por su independencia económica, política y cultural, dentro de un régimen político democrático. En este sentido, deberán realizar sumos esfuerzos por concertar políticas generadoras de más empleo, más inclusión social y bienestar, pero al mismo tiempo que protejan el medio ambiente, erradiquen la carrera armamentista, superen la pobreza, el narcoterrorismo, la corrupción y la violencia estructural, entre otros.
Históricamente, el fenómeno de la globalización es un hecho irreversible, multidimensional, con actores internos y externos en permanente relación e interacción humanas. En la actual sociedad global, los gobiernos latinoamericanos no tienen otro camino que desarrollar acciones conjuntas contra los enemigos de fuera y de dentro, defender sus identidades culturales, afirmar sus soberanías nacionales, proteger el mercado interno, saber tratar con los inversionistas extranjeros en términos de equidad y de justicia social, alentar la inversión extranjera directa, suscribir tratados de libre comercio con Japón, China, la Unión Europea , Canadá, Estados Unidos, etc., lograr espacios de integración económica hacia adentro y hacia fuera con objetivo social, garantizar el crecimiento continuo y descentralizado, suspender las leyes antidumping que son usadas como medidas proteccionistas encubiertas y desarrollar un sistema de comercio multilateral.
El aprismo está por una globalización en su concepción ambivalente y con rostro humano, que tenga por eje central al hombre, con deberes, derechos y oportunidades de vivir como verdaderos seres humanos dentro de una sociedad abierta y una democracia funcional.
Ante una época de grandes transformaciones, de insólitos cambios y de marchas aceleradas en todo orden de cosas en el mundo del siglo XXI, tiene razón el ex presidente de la República de Perú, Alan García, cuando manifiesta que debemos utilizar “el mercado global y la inversión pero con un objetivo social, con un sentido aprista. Esa es la diferencia. Se fomenta la inversión no con el interés de aumentar las ganancias de un grupo social sino con el propósito de acumular máquinas, tecnología e infraestructura dentro del país para potenciar su presencia en el mundo y generar más empleo y bienestar. Con más inversión y mayor demanda por trabajadores y técnicos de empleo la tendencia a mejorar el salario y la calidad de las relaciones laborales será indetenible…
La filosofía, ideología, doctrina y programa del Aprismo, no obstante el tiempo transcurrido desde su fundación hasta nuestros días, se mantiene plenamente vigente, precisamente por su originalidad y aporte a la construcción de la gran transformación de Perú en lo social, político, económico, educativo, cultural, ecológico y cooperativo. a la luz de los nuevos avances científicos y tecnológicos del siglo XXI y de la visión profética de Haya de la Torre sobre la globalización con rostro humano y la identificación de experiencias parecidas entre China y el Perú.
Al respecto Eugenio Chang-Rodríguez[1] escribe: “Desde joven, Víctor Raúl identificó experiencias históricas parecidas entre China y el Perú. Ambas naciones, creadoras de civilizaciones originales, estuvieron sometidas por el imperialismo. Ambas experimentaron el feudalismo y la fragmentación sociopolítica y los desmembramientos territoriales. En El antiimperialismo y el APRA, Haya de la Torre volvió a ofrecer el ejemplo de China y Sun Yat-sen para explicar los alcances del Frente Único de los trabajadores manuales e intelectuales y el rol de las clases medias. Citémoslo:
“En varias oportunidades he aludido a la semejanza del movimiento antiimperialista chino con el movimiento antiimperialista nuestro. En un discurso pronunciado durante la cena conmemorativa de la revolución china en Londres, el 11 de octubre de 1926, hice hincapié en que el único Frente Antiimperialista semejante en su origen al chino es el indoamericano y el único Partido Antiimperialista del tipo que tuvo el Kuomintang al fundarse es el APRA. El Kuomintang no fue fundado como partido de clase sino como un bloque o Frente Único de obreros, campesinos, clases medias, organizado bajo la forma y disciplina de partido, con programa y acción política concreta y propia. Sun Yat-sen, uno de los más ilustres espíritus creadores de nuestros tiempos, vio bien claro en su época que no era posible establecer en China un partido puramente de clase –socialista- o exclusivamente comunista más tarde. Lo admirable de la concepción política de Sun Yat-sen estuvo en su realismo genial” (Haya, 1936, pp.68-69).
“En su obra maestra El antiimperialismo y el APRA, Haya aplicó el principio dialéctico de la “negación de la negación” a fin de confrontar la realidad indoamericana con las tesis que Marx había postulado para Europa (1936b, p.117) e incorporar el relativismo metodológico a su propio análisis. La “negación de la negación” está contenida en la Ley de la Contradicción, uno de los cuatro principios de la dialéctica hegeliana –junto a la Ley del Cambio o del movimiento continuo, la Ley de la Acción Recíproca o del encadenamiento de los procesos y la Ley de la Transformación de la Cantidad en Calidad o del progreso por saltos-. La “negación de la negación” es el movimiento que contiene la vida y, al mismo tiempo, su antítesis, la muerte. Es la aplicación a la política del principio filosófico del Yin y del Yang. Décadas después de publicado El antiimperialismo y el APRA[2], Den Xiaoping aplicó a la nueva realidad de la República Popular China el principio dialéctico de la “negación de la negación” para resolver el desafío marxista de la Contradicción, probablemente sin saber que Haya de la Torre se le había adelantado teóricamente hacía más de medio siglo”[3].
Más adelante Eugenio Chang-Rodríguez[4] señala y explica la segunda visión profética de Haya desde el punto de vista económico: “Otra visión profética de Haya desde el punto de vista económico fue lo que hoy llamamos globalización, el advenimiento de una nueva fase del capitalismo signado por la profundización de los principios del libre mercado y de las leyes que universalizan la dialéctica capitalista. La globalización es el proceso que integra las distintas economías nacionales en un único mercado capitalista mundial, a la vez que expande las fronteras del movimiento de capitales, la circulación de las personas, la cultura, la informática, los conocimientos y las técnicas. El proceso de la globalización no es reciente: comenzó en 1492 con la conquista europea de América y la mundialización del imperialismo, pero se ha acelerado en los últimos años. La globalización sigue siendo uno de los mayores retos para los países desarrollados, en vías de desarrollo y el llamado Tercer Mundo. Para poder explotar plenamente el potencial de crecimiento de este fenómeno y garantizar el mejor reparto de sus beneficios, la Unión Europea procura establecer un modelo de desarrollo sostenible mediante un convenio multilateral a fin de reconciliar el crecimiento económico, la cohesión social y la protección del medio ambiente”.
“…La globalización es un reto-respuesta. Para algunos, es la “fase inicial” del fin del capitalismo y antesala de un nuevo orden económico mundial (Haya, 1956b, p.153); para otros, es la mundialización de los imperialismos cooperantes”.
“Por otra parte, Haya refutó a Hegel cuando afirmó de manera categórica que “Europa es absolutamente, el término de la Historial Universal” (Haya, 1948, p.189). Demostró que no hay una sola Historia y que Occidente no es la meta final de las aspiraciones humanas: “En lugar de tener por bárbaras las culturas no europeas, empezaremos a respetarlas como estilos de confrontación con el cosmos equivalente al nuestro. Hay una perspectiva china tan justificada como una perspectiva occidental” (Ortega y Gasset, 1923). En efecto, medio siglo después, Deng Xiaoping, probablemente sin conocer todavía las ideas de Haya de la Torre, puso en marcha una política de modernización de la República Popular China no anticipada por los teóricos del comunismo y aplicó gran parte de lo que había adelantado Víctor Raúl, de quien le informó Luis Alva Castro durante la década de 1980 en su entrevista con él, guiado por Huang Minhui, futura embajadora de la República Popular China en el Perú en el 2015”.
“Por su parte – refiere finalmente Chang-Rodríguez-, Felipe Cossío del Pomar consigna la respuesta que Haya le dio a un periodista estadounidense que le preguntó “¿A qué se asemeja el APRA?”:
“Probablemente  (…) por medio de una comparación es posible comprender mejor nuestro movimiento…se parece al Kuomintang. Estamos en el período crítico de la transición que ha experimentado China. La revolución china lleva a cabo la transformación dialéctica de las normas. Son normas adquiridas a través del desarrollo gradual de cinco mil años. De hecho, lo que hace Sun Yat-sen es designar el rumbo de los nuevos ideales; se trata de una nueva cultura, cuyo principio es un nuevo nacionalismo que considera todos los estados soberanos como formas semifinales de la sociedad humana (Cossío del Pomar, 1939, pp. 136-137).
Como aprista, peruano e indoamericano, abogo por una concepción integral y ambivalente de la globalización, en todas sus dimensiones y alcances, concepción que rescate la parte positiva y recuse lo negativo de la globalización, sobre la base del libre pensamiento, de la democracia funcional y del desarrollo de los valores humanos.
Considero que los apristas debemos optar por la globalización con rostro humano, con mirada hacia el futuro, con puestas abiertas al cambio estructural de las sociedades en vías de desarrollo. Globalización con rostro humano sí, por la dignidad, la libertad, los derechos humanos y la justicia social de la inmensa mayoría nacional y mundial. Globalización con rostro humano por la ubicación del hombre en el centro del universo, por la protección, defensa y promoción del medio ambiente, por la salud de los seres humanos, por la reducción sustancial de la pobreza y de la exclusión social, por la educación de calidad para todos, por la desaparición de la brecha tecnológica entre los inforricos e infopobres, por la defensa de la identidad cultural de los pueblos, por mejores niveles y condiciones de vida y de trabajo en todos los países del mundo, por una mayor integración y equilibrio de los países en desarrollo al sistema multilateral de comercio, por la sociedad equitativa, solidaria, digna y humana con desarrollo sostenido, sustentable y justo.


  AMBIVALENCIA DE LA GLOBALIZACIÓN


Así como Haya de la Torre introdujo un enfoque ambivalente del fenómeno imperialista en el siglo XX, podemos también desde el punto de vista del aprismo identificar un enfoque ambivalente del nuevo fenómeno de la globalización en el siglo XXI. Es decir, la globalización tiene doble valencia: valencia positiva y valencia negativa.
En mi libro, Filosofía de la globalización. Un cambio de época y una época de grandes cambios (Lima, marzo del 2010) explico este nuevo fenómeno mundial en su valencia positiva y valencia negativa.

VALENCIA POSITIVA DE LA GLOBALIZACIÓN

El fenómeno de la globalización produce una serie de ventajas para el crecimiento y desarrollo de los pueblos, países y naciones, como las siguientes:
Origina un cambio integral en la vida económica, política, social, educativa y cultural de los pueblos a través de la práctica del mercado global libérrimo. Facilita la comunicación con cualquier persona y lugar del mundo. Acerca a las culturas nacionales. Genera mayor eficiencia, eficacia y efectividad a través de la mayor especialización entre los países. Transforma las relaciones internacionales.
Coadyuva al logro del bienestar progresivo de las personas en el mundo. Incrementa el movimiento de productos y de servicios vía el comercio y la inversión de capitales extranjeros .Facilita el acceso de las personas en tiempo real a la base de datos informáticos de las computadoras para posibilitar la toma oportuna de decisiones estratégicas en las políticas comerciales, industriales, empresariales y gubernamentales.
Desarrolla la competencia internacional de acceso a mercados como factor de crecimiento, desarrollo y progreso. Crea oportunidades para un desarrollo auto-sustentable de la sociedad. Desarrolla la denominada globalización de la demanda, a través de posibles compradores situados en diversos lugares del mundo.
Contribuye a desmantelar el modelo de sociedad totalitaria. Mundializa los deberes y los derechos humanos. Lo exótico ya no está distante y lo distante es cada día más familiar a las personas. Aplica y desarrolla una serie de principios éticos, por ejemplo: solidaridad, cooperación, honestidad, fraternidad, tolerancia, respeto a la dignidad, responsabilidad individual y colectiva, independencia de criterio y sentido social.
«Analógicamente, una bien orquestada presión forzó a la comunidad internacional a condonar la deuda de algunos de los países más pobres. Incluso aunque la globalización presente facetas negativas, a menudo ofrece beneficios; la apertura del mercado lácteo de Jamaica a las importaciones desde EE.UU. en 1992 pudo perjudicar a los productores locales pero también significó que los niños pobres pudieran consumir leche más barata. Las nuevas empresas extranjeras pueden dañar a las empresas públicas protegidas, pero también fomentan la introducción de nuevas tecnología, el acceso a nuevos mercados y la creación de nuevas industrias» señala Joseph Stiglitz en su obra «El malestar en la globalización» (Madrid, 2002). Y agrega el autor: «La ayuda exterior, otro aspecto del mundo globalizado, aunque padece muchos defectos, a pesar de todo ha beneficiado a millones de personas, con frecuencia por vías que no han sido noticia: la guerrilla en Filipinas, cuando dejó las armas, tuvo puestos de trabajo gracias a proyectos financiados por el Banco Mundial: los proyectos de riego duplicaron sobradamente las rentas de los agricultores que accedieron así al agua; los proyectos educativos expandieron la alfabetización a las áreas rurales; en un puñado de países los proyectos contra el sida han contenido la expansión de esa letal enfermedad» (Op.cit.).


VALENCIA NEGATIVA DE LA GLOBALIZACIÓN

El fenómeno de la globalización tiene las desventajas siguientes: La sustitución del homo sapiens y del homo faber por el homo consumuns y el homo interneticus. La generación de competencia desigual entre las naciones. La extorsión financiera. La privatización de la educación, con el consiguiente encarecimiento relativo y alza permanente de las pensiones de enseñanza, costo de libros, entre otros.
La conversión del sistema financiero en una especie de «casino global» donde se origina las mega-crisis financieras como la ocurrida en el Asia. Las exportaciones de productos primarios y poco transformados de los países emergentes tienen bajos precios y poca demanda en el mercado global, toda vez que se requieren de productos manufacturados de alta tecnología, de servicios sofisticados y menos productos primarios.
Oswaldo de Rivero en su obra «El mito del desarrollo» expresa: «Las materias primas van teniendo cada vez menos demanda y sus precios son siempre inestables y poco remunerativos porque las nuevas tecnología utilizan cada vez menos materia prima y combustible por unidad de manufactura producida. Hoy la demanda mundial de productos con alta tecnología y servicios aumenta 15 % anual, mientras que la de las materias primas no llega al 3 % y la de los productos poco transformados no pasa el 4 % anual».
Algunos autores comienzan a intuirlo – señala el ex presidente de la República de Perú, Dr. Alan Gabriel García Pérez, en su obra Modernidad y Política en el Siglo XXI (Lima, 2003)- al comprender que la energía del sistema ya no puede confundirse con los combustibles materiales. Por ejemplo, Jeremy Rifkin en su libro «La Economía del Hidrógeno» (Paidos, 2002) anuncia que en el futuro el combustible fósil en vías de agotamiento será sustituido por el hidrógeno inagotable.
La extracción del mercado de su condición de instrumento para elevarlo al estatus de religión. El sistema de información resulta de acceso difícil y oneroso para las personas con escasos recursos económicos. Se origina la racionalidad instrumental, por el cual se impone el fin sobre los medios.
Utilización de la información y de los medios de comunicación masiva para construir «Una sola voz y mundos múltiples», en lugar de «Un solo mundo y voces múltiples». Ruptura de las identidades culturales y nacionales de los países emergentes. Pérdida del derecho de soberanía popular en relación al control sobre el patrimonio cultural de los países (bienes, recursos materiales, territorios, lengua, creencias, conocimientos, etc.).
Desestructuración, disgregación, exclusión y polarización social. Vulnerabilidad política y económica de los Estados-nación (pérdida de poder). La apertura comercial inicialmente sólo beneficia a los que están en capacidad económica y financiera de competir y de exportar. Los flujos de capital a largo plazo son superados por el corto plazo (hora de capitales especulativos y no productivos).
Las decisiones fuera de los territorios nacionales determinan el comportamiento de las tasas de interés, del déficit fiscal, del valor de la moneda, del precio de los productos primarios, de la deslocalización de industrias, entre otros. La generalización de políticas de desempleo dirigido o de cultura antilaboral: Violación sistemática de derechos sindicales; despido laboral sin preaviso; prohibición relativa de crear organizaciones sindicales; generalización de contratos temporales o a tiempo parcial.
La proliferación de asociaciones patronales «independientes». La crisis de representatividad de los partidos políticos. La incapacidad del Estado para generar seguridad social y solucionar los problemas. La pérdida de poder de los ciudadanos.
Los trabajadores y la tecnología no tienen permiso para circular globalmente, al hallarse regulados por severas leyes de inmigración y de protección a la propiedad intelectual. La casi desaparición de las actividades reservadas como estratégicas de los Estados, con la privatización indiscriminada de las empresas y la consiguiente desnacionalización de las empresas del Estado.
La diseminación cultural a través de una televisión global, que si bien pone en contacto a las más diversas nacionalidades y culturas, sin embargo no está logrando la diseminación global de los valores democráticos y el respeto de los derechos humanos.
La economía de la democracia empieza a erosionarse en tanto sus ciudadanos no intervienen en la marcha de la economía de sus propios países y no se sienten realmente representados por sus gobiernos. 




[1] Chang-Rodríguez, Eugenio. Víctor Raúl Haya de la Torre: Bellas Artes, Historia e Ideología. Pontificia Universidad Católica del Perú, Fondo Editorial, Lima, 2018, pp.206-207.
[2] La primera edición de este libro fundamental se publicó con el título de El antimperialismo y el APRA, las siguientes con el título de El antiimperialismo y el APRA, con la palabra antiimperialismo con dos letras i.
[3] Chang-Rodríguez, Eugenio. Víctor Raúl Haya de la Torre: Bellas Artes, Historia e Ideología. Pontificia Universidad Católica del Perú, Fondo Editorial, Lima, 2018, pp.206-207.
[4] Chang-Rodríguez, Eugenio. Op.cit., pp.208-210.

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