Artículos periodísticos y de investigación

Translate

25 de mayo de 2020

EL PODER DEL PENSAMIENTO FLEXIBLE EN LA VIDA DE LAS PERSONAS E INSTITUCIONES


EL PODER 
DEL PENSAMIENTO FLEXIBLE 
EN LA VIDA DE LAS PERSONAS 
E INSTITUCIONES

Escribe: Eudoro Terrones Negrete
  
El pensamiento flexible es propio de personas que tienen la virtud de adaptarse mejor a las presiones del medio y de producir cambios constructivos para lograr una mejor calidad de vida y óptimos resultados laborales en el devenir de su existencia.

“Las mentes flexibles muestran, al menos, las siguientes características: a) no le temen a la controversia constructiva y son capaces de dudar de ellas mismas sin entrar en crisis (aceptan con naturalidad la crítica y el error y evitan caer en posiciones dogmáticas); b) no necesitan de solemnidades y formalismos acartonados para ponderar sus puntos de vista (les gusta la risa y el humor y los ponen en práctica); c) no se inclinan ante las normas irracionales ni la obediencia debida (son inconformistas por naturaleza y ejercen el derecho a la desobediencia si fuera necesario); d) se oponen a toda forma de prejuicio y discriminación (tienden a fijar posiciones ecuánimes y justas que respeten a los demás y eviten la exclusión en cualquier sentido); e) no son superficiales y simplistas en sus análisis y apreciaciones (su manera de pensar es profunda y compleja, sin ser complicada), y f) rechazan toda forma de autoritarismo y/o totalitarismo individual o social (defienden el pluralismo y la democracia como modo de vida)[1].

El pensamiento flexible conlleva a las personas que la poseen a incrementar sus niveles de creatividad, de realización personal, familiar, laboral y profesional; a liberarse de órdenes irracionales, a optar por el camino y el cambio correcto en sus decisiones cotidianas; a protegerse de enfermedades psicológicas; a generar positivas y mejores relaciones interpersonales, alegría, paz interior, bienestar y felicidad.

Las personas de pensamiento flexible, brillan con luz propia en el universo. Son racionales, críticos, autocríticos y mutuocríticos, totalizadores, innovadores, inconformistas, pluralistas, imparciales, dialécticos, dubitativos de lo que creen, creativos, antidogmáticos y están preparados para enfrentar los dilemas, las contradicciones y los problemas de la vida con optimismo, seguridad e  integridad ética. Disponen de ideas previamente meditadas e integradas, en contacto y compulsadas con la realidad y son capaces de escuchar las ideas de sus interlocutores aun cuando no las comparta.

El pensamiento flexible es propio de personas que son capaces de auto-observarse, autoevaluarse, autocorregirse, analizar y deliberar de manera racional y seria, modificar sus opiniones sin problema alguno, estar adaptado al cambio de actitud y de pensar, descubrir lo útil e inútil sin necesidad de pavonearse y de mantenerse en el camino recto para descubrir la verdad de las cosas. Es propio de personas aprender a ganar y a perder con humildad; aceptar con humildad el dilema o el error y estar listo en todo momento y lugar a rectificarse; promover actitudes democráticas; recusar el autoritarismo, el abuso del poder, el libertinaje; incentivar el intercambio de experiencias nuevas, la convivencia pacífica con las diferencias individuales, aceptando al otro como ser humano y defendiendo por sobre todas las cosas la dignidad humana.

Son características propias de las personas con pensamiento flexible:
a)   Pluralidad de análisis y síntesis sobre hechos, temas y problemas.
b)  Variabilidad y diversidad de perspectivas en cada análisis.
c)   Permanente movilidad y revisión de lo pensado.
d)  Observación y aceptación de lo bueno y lo malo de sí mismo.
e)   Reconocimiento y convicción de que no lo sabe todo y no lo puede todo.
f)    Predisposición de “aprender a aprender”, “aprender a emprender”, “aprender a ganar y aprender a perder”.
g)   Aceptación del “Otro” como persona, con todos sus derechos, aun cuando no comparta con lo que piensa, dice, siente, desea y hace.
h)  Seguimiento, de manera razonada, a los expertos o entendidos en una determinada materia sobre temas y problemas complejos.
i)     Convivencia con las diferencias individuales y la tolerancia.

Walter Riso[2] refiere que el pensamiento flexible genera una serie de beneficios a las personas que la cultivan: “El buen juicio que caracteriza a las personas de mente abierta genera buenas decisiones y permite establecer relaciones amables y empáticas con la gente que nos rodea. Veamos los beneficios que otorga la flexibilidad:
-    Las relaciones interpersonales son amables y constructivas porque la gente no se siente amenazada y, además, uno no pretende ganar o tener razón a cualquier precio.
-    Se consigue vivir en paz con uno mismo, es decir, no sentirse violentado al tener que imponerle al mundo una estructura determinada de pensamiento.
-    Las cosas fluyen sin tantos requisitos: la solución de problemas y las decisiones se dan con facilidad porque uno está abierto al cambio.
-    Los niveles de estrés y depresión bajan porque la mente flexible sabe perder y no se aferra a los imposibles. Dicho de otra forma, la mente flexible funciona con los pies en la tierra.
-    Las mentes flexibles crecen y desarrollan su potencial humano porque no están interesadas en verdades consumadas. La vida buena es algo que surge de la exploración y el autodescubrimiento libre.

-      La risa y el humor forman parte de la vida cotidiana de las personas flexibles; la amargura y la formalidad recalcitrantes son eliminadas de cuajo. ¿Habrá mayor síntoma de salud mental que no tomarse uno mismo muy en serio?
-   Los niveles de prevención y desconfianza bajan ostensiblemente cuando existe flexibilidad mental: hay más amigos que enemigos, más compasión que indiferencia, más amor que guerra.
-  Ser flexible mejora el sueño y todas las actividades somáticas, porque uno deja de pelear con el mundo y se concentra en lo que vale la pena.
-  Tal como lo demuestran todas las tradiciones espirituales y la psicología cognitiva y positiva contemporánea, la mentalidad flexible hace que las personas se sientan más felices y se aproximen más a la sabiduría”.

“El pensamiento flexible,-puntualiza Riso-, trata de buscar un equilibrio razón/emoción: sentir lo que pienso y pensar lo que siento”.

El pensamiento flexible tiene un gran poder en la vida de las personas e instituciones; poder que se plasma y expresa en la toma de decisiones consensuadas y acertadas sobre diversos problemas, en actitudes armoniosas y pacíficas para el cambio en tiempos de crisis, en el bloqueo de posiciones dogmáticas y extremas, en cero niveles de estrés y depresión de los actores sociales y en la optimización de las capacidades creativas e innovadoras de los ciudadanos  en aras del bien común.


[1] Riso, Walter. El poder del pensamiento flexible. De una mente rígida a una mente libre y abierta al cambio. Editorial Océano de México, S.A. de C.V., Cuarta reimpresión, octubre, 2014, pp.17 y 18.
[2] Riso, Walter. Op. cit., pp.42 y 43.


Compartir:

EL CONCEPTO POLISÉMICO DE PENSAMIENTO


EL CONCEPTO POLISÉMICO 
DE PENSAMIENTO

Escribe: Eudoro Terrones Negrete

Podemos empezar manifestando que hay tantas definiciones de pensamiento como teorías existentes. Etimológicamente el término pensamiento deriva de pensar. El pensamiento es la acción de pensar o la actividad para conocer. 

La actividad cognoscitiva del hombre está constituida por fenómenos cognoscitivos: sensaciones, percepciones, representaciones, imaginaciones, recuerdos, ideas y pensamientos.

Con el término pensamiento nos referimos a actividades diversas, por ejemplo: reflexionar, atender, imaginar, reconocer, inferir, deducir, recordar, intuir, resolver problemas, expresar opiniones, sentimientos, deseos o creencias y predecir conductas. Esta diversidad de actividades que comprende el pensamiento es una de las razones de la multivocidad de los conceptos de pensar y pensamiento.

El pensamiento comprende todos los productos de la mente humana: actividades racionales del intelecto, abstracciones de la imaginación, actividades creativas, actividades artísticas, entre otros.

El pensamiento  es la capacidad del ser humano de concebir nociones abstractas y de articularlos en juicios y razonamientos para construir representaciones, interpretaciones, descripciones y explicaciones mentales significativas de la relación del hombre con el medio ambiente natural, social e histórico-cultural, para comunicarse de manera significativa y oportuna, a la vez que construir conocimientos, repensar las acciones humanas pasadas y prever el resultado futuro de las mismas.

El concepto de pensamiento tiene un significado diverso y cambiante “y no puede ser unívocamente delimitado desde el punto de vista fenomenológico, como muestran las muchas definiciones propuestas y, por otra parte, impugnadas” asevera Katz.[1]

 “El pensamiento es una función superior del cerebro. Nace como una actividad especializada de un grupo de neuronas localizadas en el lóbulo frontal de la masa encefálica”, puntualiza Miguel Palacios Frugone.[2]

A la luz de las consideraciones anteriores proponemos siguiente la definición: El pensamiento es la capacidad o competencia para procesar información y construir conocimiento, combinando representaciones, operaciones y actitudes mentales en forma automática, sistemática, creativa o crítica para producir creencias y conocimientos, plantear problemas y buscar soluciones, tomar decisiones y comunicarse e interactuar con otros, y, establecer metas y medios para su logro (Ángel. R. Villarini, 1997).

Según M. de Vega[3], “El pensamiento es “(1)una actividad global del sistema cognitivo que ocurre siempre que nos enfrentamos a (2) una tarea o problema con un (3) objetivo y un (4) cierto nivel de incertidumbre sobre la forma de realizarla. Aunque se asienta sobre (5) procesos de atención, comprensión, memoria, etc. no es reductible a estos.”

Se puede definir el pensamiento como una vivencia dirigida a hechos, objetos, cosas, situaciones, temas o problemas de la naturaleza, del hombre, de la sociedad y del universo, orientada hacia la comprensión intelectual, descripción, explicación y transformación de los mismos.

El pensamiento es la capacidad o competencia para procesar información y construir conocimiento, combinando representaciones, operaciones y actitudes mentales en forma automática, sistemática, creativa o crítica para producir creencias y conocimientos, plantear problemas y buscar soluciones, tomar decisiones y comunicarse e interactuar con otros, y, establecer metas y medios para su logro (Ángel R. Villarini Jusino, 1997).

Santo Tomás de Aquino identifica el pensamiento con el intellectus; Locke, Leibniz y Kant lo denominan entendimiento.

Diversos filósofos y psicólogos han tratado de definir el pensamiento, entre ellos Renato Descartes, Manuel Kant, Leibniz, Georg Wilhelm Friedrich Hegel, Rycroft, José Ortega y Gasset, Bertrand Russell, A. Smirnov y Gregorio Fingermann.

Para Descartes el pensamiento constituye la esencia del alma. “Con la palabra “pensar” –decía Descartes[4]- entiendo todo lo que sucede en nosotros de tal modo que lo percibimos inmediatamente por nosotros mismos: por lo tanto, no sólo entender, querer, imaginar, sino también sentir es lo mismo que pensar”. Kant, denomina al pensamiento “el conocimiento por conceptos”.  

Leibniz, por su parte, define el pensamiento como “una percepción unida a la razón, percepción que los animales, en cuanto podemos ver, no poseen”.

En cambio para Hegel “El pensamiento es la sustancia universal del espíritu; de él mismo se desenvuelve todo lo demás”. 

Rycroft define el pensamiento como la actividad mental que se interesa en la solución de problemas.

El filósofo español José Ortega y Gasset refiere que “A la pregunta “¿Qué es el Pensamiento?” se responde con la descripción de los mecanismos psíquicos que funcionan cuando el hombre se ocupa en pensar. Es evidente que esas funciones –percibir, comparar, abstraer, juzgar, generalizar, inferir- son cosas que “tienen que ver” con el Pensamiento. Sin ellas el hombre no podría cumplir esa ocupación que llamo Pensamiento. La realidad Pensamiento por la cual preguntamos es una tarea, algo que el hombre hace, que se pone a hacer – por eso le llamo ocupación-, no es sólo algo que en él pasa como ver, recordar, imaginar y razonar. Ahora bien, caracteriza a todo “hacer” ser hecho por algo y para algo. El tercer ingrediente del hacer o acción es aquello con lo que se hace, el medio o instrumento”[5].

En opinión de Ortega y Gasset el pensamiento es cuanto hacemos: “Eso que se pone a hacer es pensar, porque Pensamiento es cuanto hacemos –sea ello lo que sea- para salir de la duda en que hemos caído y llegar de nuevo a estar en lo cierto. Quiera o no el hombre, no tiene más remedio que preocuparse de acertar. Esto le diferencia de los animales y de los dioses”[6]

Bertrand Russell puntualiza que “la función esencial de la “conciencia” y del “pensamiento” es que nos permiten actuar con referencia a lo que está distante en tiempo o espacio, aun cuando al presente no estimule nuestros sentidos”.[7]

El pensamiento, es el reflejo de la realidad en el cerebro del hombre  y tiene lugar mediante la palabra. A.A. Smirnov, et al, definen el pensamiento como el “reflejo generalizado de la realidad en el cerebro humano, realizado por medio de la palabra, así como de los conocimientos que ya se tienen y ligado estrechamente con el conocimiento sensorial del mundo y con la actividad práctica de los hombres.”[8]

“Si analizamos un estado de conciencia en un momento determinado,-dice Gregorio Fingermann-, encontramos en él no sólo contenidos sensoriales, percepciones, imágenes, etc., sino también algo nuevo: relaciones entre las sensaciones y las representaciones. A esta función intelectual, que establece dichas relaciones y por la cual las representaciones adquieren un significado, un sentido, llamamos pensamiento.”[9]

El pensamiento, en cuanto reflejo generalizado de la realidad en el cerebro humano, es una serie concatenada e ininterrumpida de ideas o conceptos, juicios y raciocinios; es un acto de conciencia que comprende operaciones cognoscitivas (conocer y comprender) acerca de las cosas y los hechos cotidianos.

El pensamiento no actúa por sí mismo, no es un proceso aislado, está atado a la percepción y a la motivación. Forma parte de nuestro funcionamiento somatopsíquico total y está relacionado sistemáticamente a los procesos biológicos. El pensamiento funciona cuando elabora conceptos, resuelve problemas, emite y toma decisiones.

El pensamiento no es un fin en sí mismo, el pensamiento surge de algo y para algo.  El pensamiento surge de la interacción del hombre con el medio, de las necesidades y dificultades de la vida cotidiana como un instrumento efectivo y eficaz para la acción resolutiva de problemas. Pasteur no se equivocó cuando dijo: “Las ideas son hijas de la necesidad”.

El pensamiento es un contenido mental que tiene determinadas leyes que lo rigen. Paul Henri Boyer entiende por leyes del pensamiento a los primeros principios lógicos (contradicción, identidad, tercero excluido) sobre los cuales se asienta el pensar.[10]



[1] Katz, David y Rosa. Manual de Psicología. Ediciones Morata, S.A., Madrid, 1977, p.155.
[2] http://mikypalaciosfrugone.wordpress.com/2012/05/04/el-origen-del-pensamiento/
[3] Vega, M. de (1990). Introducción a la psicología cognitiva, Madrid: Alianza. http://www4.ujaen.es/~cparedes/Documentos/T1Pens_08_09_al.pdf
[4] Descartes, Princ. Phil., I, 9; cf. Med., II.
[5] Ortega y Gasset, José. Apuntes sobre el pensamiento. Revista de Occidente, Madrid,1959, pp.15-16.
[6] Ortega y Gasset, José. Op. cit., pp.22-23.
[7] Russell, Bertrand. Diccionario del Hombre Contemporáneo. Santiago Rueda – Editor, Buenos Aires, 1955, p.253.
[8] Smirnov, A.A., et. al. Psicología. Editorial Grijalbo, S.A., México, D.F., 1964, p.235.
[9] Fingermann, Gregorio. Lecciones de Psicología. Librería “El Ateneo” Editorial, 20° edición totalmente revisada y completada, Buenos Aires, 1959, p.215.
[10] Boyer, Paul Henri. Diccionario breve de Filosofía. Club de Lectores, Buenos Aires, 1962, p.133.

Compartir:

24 de mayo de 2020

Ya está en circulación por Amazon la nueva obra universitaria EL PROBLEMA EN LA INVESTIGACIÓN CIENTÍFICA

Ya está en circulación por Amazon la nueva obra universitaria
EL PROBLEMA 
EN LA INVESTIGACIÓN CIENTÍFICA
Autor: Dr. Eudoro Terrones Negrete

Mil gracias por su preferencia

Compartir:

23 de mayo de 2020

YA ESTÁ EN CIRCULACIÓN MI NUEVA OBRA “EL PROBLEMA EN LA INVESTIGACIÓN CIENTÍFICA”



YA ESTÁ EN CIRCULACIÓN MI NUEVA OBRA

 “EL PROBLEMA EN LA INVESTIGACIÓN CIENTÍFICA”

Escribe: Eudoro Terrones Negrete


Toda investigación se enfrenta con algo desconocido u oculto y que es necesario descubrir para ponerlo en conocimiento de la comunidad científica y de la opinión pública. En este sentido la investigación constituye una actividad imprescindible en la vida de todos los profesionales e investigadores de las diferentes ramas del saber humano, por cuanto permite crear nuevos conocimientos, elaborar nuevas teorías y leyes científicas, enriquecer el bagaje cultural-educativo, contribuir al avance y desarrollo de la ciencia y la tecnología.
La investigación científica es la radiografía de los problemas que ocurren en la realidad natural o social, obtenida mediante el uso de operaciones lógicas planificadas, de datos objetivos confiables, de métodos, técnicas, instrumentos y equipos científicos adecuados, y orientadas a encontrar sus respectivas soluciones.
Investigar es encontrar significado donde otros no ven; es penetrar en el fondo de un problema hasta encontrar su debida respuesta o solución; es trabajar sin desmayo, interrogándose, acopiando información relevante, resumiendo, analizando e interpretando críticamente datos objetivos y confiables; es formular hipótesis, plantearse problemas significativos, relacionar hechos científicos y metódicamente procurar nuevos aportes para el crecimiento, desarrollo y progreso de las naciones.
En el proceso científico no hay dogmas, prejuicios, “generación espontánea”, improvisación, magia, mitología, predomino del subjetivismo y menos aún recetas preconcebidas o imaginadas.  Lo que hay en el proceso científico es planificación, datos objetivos, operaciones lógicas, observación científica y experimentación. Lo que hay son métodos científicos, evidencias, demostraciones y conclusiones empíricas, principios generalmente aceptados,  regularidad y orden en los problemas que se estudia,  ciencia teórica y práctica.
“El problema es el punto de partida de la investigación. Si no se tiene problema alguno, ¿qué se va a investigar?” indica Fernando Arias Galicia. A su vez, Robert Travers puntualiza: “La identificación de problemas simples, resolubles y significativos es una de las tareas más difíciles del científico” (1971:113).
La formulación del problema es el primer gran paso operativo que el investigador efectúa para elaborar un diseño de investigación científica.
En esta obra, El Problema en la Investigación Científica, se aborda y desarrolla todo el contenido referente al problema, estructurado en nueve capítulos: I. Introducción al problema en la investigación científica, II. Elementos del problema de investigación, III. Taxonomía del problema de investigación, IV. La problematización como operación del proceso de investigación, V. El planteamiento del problema en la investigación científica, VI. Formulación del problema en la investigación científica, VII. Delimitación o definición del problema de investigación, VIII. Selección del problema de investigación, y, IX. Evaluación del problema de investigación.  Al final  se incluyen el glosario, la bibliografía y las fuentes electrónicas respectivas.
Esperamos que la obra sea de utilidad teórica y práctica para quienes realizan estudios universitarios de pregrado y de postgrado, al permitirles afianzar y profundizar sus conocimientos respecto a la primera etapa de la investigación científica, con el fin de facilitar la elaboración de sus tesis profesionales o tesis de maestría y doctorado, así como también para quienes tienen inquietudes por la investigación científica.
Para concretar su interés por la obra usted puede ingresar a los links de Amazon en Estados Unidos y en España.

Amazon España:

Amazon Estados Unidos en español:



            Desde Lima, debo expresar un especial y fraternal agradecimiento a todos mis amigos y colegas profesores de investigación científica de algunas universidades de Perú, América Latina y Europa, quienes, enterados oportunamente del contenido de la obra, tuvieron el gesto de comunicarme la decisión de recomendar su lectura a los estudiantes universitarios para afirmar el aprendizaje y continuar el desarrollo de sus trabajos de investigación, tesis de maestría y de doctorado respectivamente. Para todos ellos, cuyos nombres, apellidos y cargos guardo en el corazón y en la mente, va mi eterna gratitud.

Compartir:

13 de mayo de 2020

LEIBNIZ, UNO DE LOS FUNDADORES DE LA DIALÉCTICA IDEALISTA ALEMANA


GODOFREDO GUILLERMO LEIBNIZ, 

UNO DE LOS FUNDADORES DE LA DIALÉCTICA 

IDEALISTA ALEMANA


Escribe: Eudoro Terrones Negrete



Godofredo Guillermo Leibniz


VIDA

Godofredo Guillermo Leibniz (1646-1716), egregia personalidad de origen alemán, de gran erudición, incursionó en los campos de la filosofía, las matemáticas, la jurisprudencia, la historia y la teología.

Es uno de los iniciadores del idealismo alemán, uno de los fundadores de la dialéctica idealista alemana y uno de los descubridores del cálculo integral y diferencial que le disputa Newton. En psicología descubre el inconsciente, en lógica se le cuenta entre los fundadores de la logística y en física formula la ley de conservación de la energía.

Desempeñó el cargo de Embajador en París (1672 a 1676) y trabajó por la unión de los católicos con los protestantes (1681 a 1693). Utilizó la noción de “Filosofía perenne”, pues reanuda la tradición filosófica enlazando el pensamiento moderno con los medievales y antiguos.

Leibniz también es el creador del término “teodicea” y el fundador de la “Dinámica” o ciencia del movimiento.

FILOSOFÍA PERENNE

Fue sin embargo el filósofo alemán del s. XVII, Leibniz, quien popularizó la frase latina philosophia perennis. La empleó para describir lo que necesitaba para completar su propio sistema. Este debía ser un análisis ecléctico de la verdad y la falsedad de todas las filosofías, antiguas y modernas, por el cual "se debería retirar el oro de la escoria, el diamante de su mina, la luz de las sombras; y esto sería en efecto, un tipo de filosofía perenne". Leibniz, no obstante, no reivindicó la invención de la frase. Dijo haberla encontrado en los escritos de un teólogo del s. XVI, Augustine Steuch, a quien consideraba como uno de los mejores escritores cristianos de toda época. Steuch describió la filosofía perenne como la verdad absoluta original revelada y hecha asequible al hombre antes de su caída, completamente olvidada en este lapso y solo gradualmente recuperada en forma fragmentada en la historia subsecuente del pensamiento humano. El Cristianismo Ortodoxo, era según su punto de vista, su restauración más pura y la historia de la redención incluye la larga búsqueda de esta sabiduría ("Perennial Philosophy"Dictionary of the History of Ideas, Philip P. Wiener, ed. Charles Scribners Sons, 1973, III, 457-63).[1]. 



La noción de filosofía perenne (en latínphilosophia perennis), llamada también perennialismo o sabiduría perenne, sugiere la existencia de un conjunto universal de verdades y valores comunes a todos los pueblos y culturas. El término fue usado en primer lugar en el siglo XVI por Agostino Steuco, en su libro titulado: De perenni philosophia libri X (1540), en el que la filosofía escolástica es vista como el pináculo de la sabiduría cristiana, a la cual todas las demás corrientes filosóficas apuntan de una manera u otra. La idea fue posteriormente asumida por el filósofo y matemático alemán Gottfried Leibniz, quien la usó para designar la filosofía común y eterna que subyace tras todas las religiones y, en particular, tras las corrientes místicas dentro de ellas. Este término fue popularizado, de forma más reciente, por Aldous Huxley, en su libro de 1945La filosofía perenne. La expresión "filosofía perenne" también se ha usado como una traslación del concepto hindú de Sanatana Dharma, la "verdad o norma eterna e inmutable"[2].

PRINCIPIOS LÓGICOS

Leibniz es el autor de dos principios lógicos: el principio de la no contradicción y el principio de la razón suficiente.
a)  El principio de la no contradicción (es falso todo lo que implica contradicción y por tanto lo no contradictorio es lo verdadero). Aquí se dan las verdades eternas.
b)  El principio de la razón suficiente (si algo existe es porque hay una razón satisfactoria para ello. Todo tiene su razón de ser y todo es parte de un orden establecido. Aquí se dan las verdades de hecho.

TIPOS DE VERDADES

Para Leibniz existen dos tipos de verdades: a) las verdades geométricas, metafísicas o eternas que se descubren mediante el intelecto (verdad racional), y aquella otra verdad que se descubre por medio de la experiencia (verdad fáctica o verdad de hecho).

OBRAS

Entre sus obras básicas se mencionan: Teodicea, Los Nuevos Ensayos sobre el entendimiento humano, Monadología, Discurso de Metafísica, Nuevo sistema de la naturaleza y de la comunicación de las substancias, y Principios de la Naturaleza y de la Gracia.

LAS MÓNADAS Y SUS CARACTERÍSTICAS

El término mónada es de origen pitagórico, ha sido utilizado también por Platón al aplicar a las ideas, y por Giordano Bruno para designar los elementos físicos o psíquicos simples de que está hecho el universo. Pero es Leibniz quien llega a popularizar el término e inclusive escribió un libro titulado “Monadología”.

La definió así: La mónada “es una sustancia simple, que forma parte de los compuestos; simple, es decir, sin partes”.

A la pregunta ¿qué son las mónadas según Leibniz? Debemos responder de la siguiente manera:
1°. La mónada es el elemento primordial de todo Ser y la última unidad metafísica en que puede descomponerse la realidad.
2°. Son átomos de la naturaleza, de diversa jerarquía y de número infinito, inmateriales, indivisibles, indestructibles, inmutables e impenetrables a toda acción exterior.
3°. Carecen de la posibilidad de comunicarse entre sí y de ser comunicados por acción externa.
4°. Son diferentes cada una de la otra.
5°. Están sometidas a un cambio continuo que viene de su propio fondo. Todo lo que acontece en ellas brota de sí mismas.
6°. Están dotadas de percepción, de apetición y de una energía.
7°. No nacen ni mueren.
8°. Existen por creación instantánea de un ser omnipotente llamado Dios.
9°. Carecen de figura y de extensión.
Según Leibniz el universo está formado por una jerarquía de seres independientes llamadas mónadas que responden a un plan armónico donde todo es perfecto.

PERCEPCIÓN Y APETICIÓN

¿Qué entiende Leibniz por percepción y por apetición? Leibniz nos explica de la siguiente manera:

Percepción es “El estado pasajero que comprende y representa una multitud en la unidad, o en la substancia simple, no es otra cosa que la llamada percepción, que se debe distinguir de la apercepción o de la conciencia…”

Apetición es “La acción del principio interno que realiza el cambio o el paso de una percepción a otra puede llamarse apetición: es cierto que el apetito no puede alcanzar siempre y por entero toda la percepción a la que tiende, mas siempre consigue algo de ella, y alcanza percepciones nuevas”.

CLASES DE MÓNADAS

Leibniz establece cuatro clases de mónadas, en orden jerárquico que va de lo inferior a lo superior:
1°. Mónadas primarias, son las del mundo inorgánico y sus percepciones no llegan a ser conscientes.
2°. Mónadas del mundo animal o almas, poseen capacidad de asociación de ideas.
3°. Los espíritus finitos, en los que existe conciencia delas leyes de las transformaciones que experimentan.
4°. Mónada de las mónadas, que es la mónada máxima o suprema, que viene a ser Dios.

TEODICEA

Teodicea es una palabra inventada por Leibniz, quiere decir “rehabilitación” de Dios, “justificación” de Dios.

Dios es la mónada de mónadas, es la substancia suprema, única, universal, necesaria, autónoma, ilimitada, infinita y perfecta.

Dios posee la sabiduría suprema e infinita. Dios es el Sol y la Luz de las almas. Dios sólo es nuestro objeto inmediato fuera de nosotros y que vemos todas las cosas por Él. Sólo Dios es quien produce la comunicación de las substancias y gracias a él los fenómenos de unos concuerdan y coinciden con las de otros y por eso hay realidad en nuestras percepciones.

Dios da a cada espíritu la mayor perfección que permita la armonía universal. Dios, en cuanto es espíritu, es el origen de las existencias, pero los espíritus expresan más bien a Dios que al mundo, en cambio las substancias, expresan el mundo, el universo. Dios es el Señor Monarca de los espíritus, es el más justo y el más benévolo de todos los monarcas, y que para hacerlos perfectamente felices a sus súbditos sólo quiere “que lo amen”. Dios es principio y causa de todas las substancias y de todos los seres y director de todas las personas o substancias inteligentes. Dios es el más grande y el más sabio de los espíritus.

Y algo más precisa Leibniz: “Sólo, pues, Dios es la Unidad primitiva, o la substancia simple originaria del cual son producciones todas las mónadas creadas o derivadas; y nacen, por decirlo así, por Fulguraciones continuas de la Divinidad de momento en momento, limitadas por la receptividad de la criatura, para quien es esencial ser limitada”.

ATRIBUTOS DE DIOS

Al referirse a los atributos de Dios, explica que en Dios hay potencia, que es el origen de todo; después el conocimiento, que contiene el detalle de las ideas, y, por último, la voluntad, que realiza los cambios o producciones según el principio de lo mejor. Y eso es lo que corresponde a lo que en las mónadas creadas realiza el sujeto o base, la facultad perceptiva y la facultad apetitiva. Pero en Dios estos atributos son absolutamente infinitos o perfectos; y en las mónadas creadas o en las entelequias no son sino sus imitaciones, según la perfección que tienen.

Compartir:

Entradas anteriores