EL PERIODISTA EN EL TERCER
MILENIO
Escribe:
Dr. Eudoro Terrones
Negrete
EL PERIODISTA
Aquiles
Menéndez, en su obra «Ética Profesional», manifiesta que «La carrera de
periodista no nació por arte de magia. Cincuenta y nueve años antes de
Jesucristo, Julio César consideró que el pueblo romano tenía el derecho y la
necesidad de conocer algunos acontecimientos y pensamientos de sus autoridades;
y así nacieron las famosas Acta diurna, que fueron originalmente
pequeños avisos colocados en lugares fijos, pero escogidos entre los más
estratégicos y frecuentados. Esta costumbre perduró hasta el año 1500,
aproximadamente, cuando los venecianos introdujeron sus «Notizie» o «Foglialla
mano» (Gacetas de manos) que, al estamparse, en el siglo siguiente, comenzaron
a venderse al precio de «una gaceta» (pequeña moneda de cobre); lo que
estereotipó el nombre de Gaceta para todos los países latinos».
El
periodista del tercer milenio es el profesional que trabaja en un medio de
comunicación digital, en una agencia de noticias o en publicaciones periódicas
mediante retribución pecuniaria y realiza actividades intelectuales y técnicas
dirigidas a la creación, desarrollo y difusión de las ideas, pensamientos y
mensajes en bien de la colectividad.
Para
Guillermo Cabanellas («Diccionario Enciclopédico de Derecho Usual») no se
consideran periodistas profesionales «a los que intervengan, sin percibir
sueldo, en la redacción de diarios, periódicos o revistas editados con fines de
propaganda ideológica, política o gremial».
El
periodista, desde los inicios de la civilización hasta nuestros días ha
recibido diversas denominaciones, mencionemos las principales: administrador de
la libertad de prensa; caballero de la verdad; codificador de mensajes
colectivos; colector de noticias; comunicador público; comunicador social; difusor
de la verdad informativa; escritor periódico; especialista de la información
social;
También es
denominado guardián de las instituciones públicas; guardián de la seguridad y
del bienestar de las personas; historiador de los acontecimientos cotidianos; hombre de prensa; mediador ante la
información y la sociedad; operador semántico; periodista
digital (ciberperiodista, periodista interactivo, periodista on-line,
e-periodista o periodista multimedia); pintor crítico de la realidad.
Finalmente
el periodista es conocido como el portavoz del sentimiento autocrítico de la
sociedad; el profesional de la información y la comunicación; el reportero
multimedia; el sembrador de ideas; el señor de los lenguajes; el supremo
educador; el técnico de la información y la comunicación y el tecnificador del
diálogo social.
Tomás Eloy Martínez
subraya la presencia de motivaciones y principios éticos en el quehacer
informativo: «Ningún periodista podría cumplir de veras con esta misión si cada
vez, ante la pantalla en blanco de su computadora, no se repitiera: ‘Lo que
escribo es lo que soy, y si no soy fiel a mí mismo no puedo ser fiel a quienes
me lean´. Sólo de esa fidelidad nace la verdad. Y de la verdad, como sabemos
todos, nacen los riesgos de esta profesión, que es la más noble del mundo»
Hace más
de 100 años, Joseph Pulitzer llegó a decir que «El periodista no es el gerente
comercial o el editor, y ni el mismo propietario de un periódico. El periodista
es el vigía en el punto del comando del navío del Estado. Él observa la vela
que pasa, las pequeñas señales que surgen en el
horizonte. Él informa sobre el náufrago que aparece a la deriva y este
puede ser puesto a salvo. Él investiga, a través de la nieve y de la tempestad,
para avisar sobre los peligros que están al frente. Él no está pensando en su
salario o en el lucro de la empresa. Él está allí para cuidar de la seguridad y
el bienestar de las personas que en él confían».
Por Ley Nº
15630, promulgada el 28 de septiembre de 1965, se reconoce por primera vez en
el Perú la condición de periodista profesional. El Reglamento de esta Ley, el
Decreto Supremo Nº 74, en su artículo 1º, señala que el periodista es toda
persona que, de acuerdo con lo establecido en el Reglamento y ciñéndose a
normas morales, desarrolla exclusivamente la actividad intelectual remunerada,
escribe, compone, edita, dirige o colabora por escrito o gráficamente, de modo
regular y permanente, en algún órgano de difusión del pensamiento. Se considera
también periodista al reportero gráfico que, al servicio permanente de un
órgano de difusión del pensamiento, con periodicidad definida, ejercita
iniciativa en el cumplimiento de su función profesional.
El
periodista es un profesional de las ciencias de la comunicación que procesa,
analiza, selecciona, interpreta, valora y difunde las noticias, informaciones y
comentarios de interés colectivo, a través de multimedios (prensa escrita, radio, televisión e Internet).
Agredido
permanentemente por los hechos que ocurren en el mundo y en las naciones, el
periodista del tercer milenio deviene en un intérprete crítico, responsable e
imparcial de los problemas que acontecen a diario en la sociedad. El periodista
es un promotor de la libre discusión de las ideas, del análisis científico de
la realidad local, nacional, regional, internacional y mundial.
En
términos generales, diría que el periodista del tercer milenio es el
profesional que a través de un medio de comunicación informa, interpreta,
explica y opina sobre hechos o acontecimientos cotidianos que se producen a
nivel local, regional, nacional y mundial. Es el que informa, orienta y modela
la opinión pública, fiscaliza, investiga, educa y entretiene a sus lectores,
oyentes y televidentes. El periodista ayuda a entender el mundo en que se vive,
contribuye a plantear alternativas de solución a los problemas de la sociedad
globalizada. Orienta a los medios para lograr de éstos una influencia positiva
en la configuración de opiniones integradoras y socializadoras para la
transformación de las estructuras de la sociedad.
¿EL PERIODISTA NACE O EL PERIODISTA SE
HACE?
Acerca de
la interrogante planteada diríamos que no se nace
periodista, el periodista se hace a impulso de una vocación y dedicación al
quehacer periodístico.
El carné profesional, la matrícula del
registro oficial y quizá el título habilitante de licenciado en periodismo, muy
poco abonarían a favor del periodista si éste no demuestra en la práctica lo
que dice ser. Aunque de nada valen también los conocimientos teóricos o el
aprendizaje al lado de buenos maestros del periodismo, si no se tiene
disposiciones innatas. Para ser periodista es necesario cursar estudios en una
universidad, perfeccionarse, actualizarse, especializarse, desarrollar las
destrezas, habilidades y capacidades, dotarse de un pensamiento autónomo y
crítico, investigar científicamente lo que ocurre diariamente en las diversas
sociedades del mundo.
PARA SER UN BUEN PERIODISTA
Durante el tercer milenio, para ser un buen
periodista se requiere reunir de algunos años de exitosa experiencia y de
permanente actualización profesional. Se requiere de un dominio especial de la
gramática y de un léxico variado, para dar a los escritos más claridad,
sencillez y concisión. Se requiere
conocer uno o más idiomas extranjeros; dominar las técnicas de redacción, de computación e
informática y de investigación científica. Se requiere de cultura general, de
fluida capacidad de comunicación, de dominio de la lectura veloz. Asimismo se
requiere contar con una biblioteca particular especializada en periodismo, con
sólidos principios y valores ético-sociales, con visión y espíritu empresarial,
con mucha creatividad, iniciativa e idoneidad profesional.
Para ser un buen periodista se requiere algo
más. Amor por la verdad y la sabiduría, firme compromiso histórico por la
defensa de la justicia, de la libertad de expresión, opinión y difusión, buen
olfato para la noticia, vocación de servicio por el bien común, buenas
relaciones públicas y humanas. Asimismo, se requiere de alta necesidad de
logro, pues su necesidad de triunfar debe ser más fuerte que su necesidad de
evitar el fracaso. No ceder ante las presiones
y bajas pasiones; demostrar decencia y corrección en el uso del
lenguaje, conocimiento básico de idiomas extranjeros, sentido del humor, sentido de responsabilidad, fidelidad en el
relato y renovado espíritu de superación profesional.
EL PERIODISTA NO ES UN MERCADER DE LA
NOTICIA AL SERVICIO DEL MEDIO
El buen periodista no es un mercader de la
noticia o un incondicional trabajador al servicio de los intereses del
propietario del medio. El periodista es, ante todo, un profesional al servicio
de la sociedad, del crecimiento, desarrollo y progreso de los pueblos. Es un
fiscalizador de la gestión y acción públicas, un celoso y firme guardián de los sagrados intereses colectivos.
EL PERIODISTA NO ES UNA MÁQUINA DE
TRABAJO AL SERVICIO DEL ENGRANAJE EMPRESARIAL
El
periodista del tercer milenio no es por ningún modo una máquina de trabajo al
servicio del engranaje empresarial. El periodista es una
persona humana con sentido social, con vocación social y con espíritu de
servicio a la sociedad en que vive. Es el gran difusor de la cultura general de
los pueblos, el promotor y defensor de la identidad cultural y de la tradición
espiritual de las civilizaciones. Es el hombre puente entre los hechos o
fenómenos naturales, sociales, políticos, económicos y educativo-culturales
acontecidos y la opinión pública, en tanto cumple su función de modelador y
orientador de la opinión pública.
El periodista interpreta las corrientes de
opinión pública y fija los rumbos o derroteros a seguir; es el que alienta a la
población a asumir conductas positivas y creativas frente a los grandes
problemas y retos del país.
¿HAY QUE DAR AL PÚBLICO LO QUE LE GUSTA O
LO QUE PIDE?
No comparto con quienes piensan que el
periodista tiene que darle al público lo que le gusta o lo que pide. Contrariamente
considero que el periodista debe rechazar, por antisocial y falaz, el argumento
aducido por algunos malos dueños de medios de comunicación sensacionalistas que
postulan tales posiciones.
Considero que el periodista del tercer
milenio no le debe dar al público truculencia, escándalo, exageración, medias
verdades, altisonancia en el adjetivo, cursilería de mal folletín, redacción
ramplona, artículos de pacotilla, fotografías o dibujos pornográficos.
Un público culto siempre exigirá buena información, información bien escrita,
claramente expuesta, excelentemente presentada y ágilmente comentada. Y no creo
que al público le guste sangre y sexo, escándalo, crónicas rojas e incultura.
EL PERIODISTA, LOS GRUPOS DE PODER Y DE PRESIÓN
SOCIAL
El
periodista del tercer milenio no debe estar ligado a los grupos de poder
económico y menos aún a los grupos de presión. El
periodista, cuanto más independiente sea con respecto a los grupos económicos y
políticos, grupos de poder y grupos de presión, cuanto más independiente sea de
la publicidad del Estado o de las empresas privadas, tanto más válidas o útiles
serán sus críticas, comentarios y artículos.
Así, el periodista será capaz de interpretar
o de expresar todas las iniciativas y tendencias, podrá representar mejor a los
sectores y actores sociales.
El periodista no puede servir bien al
público que confía en él o que lo apoya, si es cola de cometa ajena, si excede
los límites de una crítica permisible o causa daño material y moral a su
público.
El columnista norteamericano Walter Lippmann
decía alguna vez que los periodistas debemos guardar un espacio o «tierra de
nadie» entre nosotros y el poder. Algunos lo logran en sus justas proporciones,
pues dicen que los periodistas requerimos del poder para que nos informe. Otros
periodistas, en cambio, se convierten en correas de transmisión de los poderes
políticos o económicos.
Considero que los periodistas del tercer
milenio no deben estar al servicio del poder, de los grupos de poder y menos aún de alguna prensa dirigida. ¿Y por
qué no de una prensa dirigida? Porque toda prensa dirigida canaliza únicamente sus
informaciones y comentarios en beneficio de grupos de poder, manipula la
voluntad popular e impide toda manifestación o expresión libre del pensamiento
y de la crítica a las mayorías ciudadanas. Este tipo de servidumbre
periodística sólo puede conducir a la ruina de las instituciones, a la vez que contribuye
a frustrar las ambiciones de libertad y de progreso de los pueblos.
ACTITUDES DEL PERIODISTA EN EL EJERCICIO
DE LA PROFESIÓN
En el ejercicio de la profesión, el
periodista del tercer milenio debe tener cultura de trabajo cooperativo y en
equipo; conciencia clara de las necesidades del país; visión del entorno
socioeconómico y político nacional y mundial; compromiso con el cuidado de la
salud integral del hombre; respeto por la naturaleza o cultura ecológica;
aprecio por la cultura; compromiso de actuar como agente de cambio, y respeto a
la dignidad de las personas.
EL PERIODISTA Y LAS CAPACIDADES QUE DEBE
DESARROLLAR
Entre las
capacidades que debe desarrollar el periodista del tercer milenio se considera
las siguientes: Capacidad de aprender por cuenta propia;
capacidad de análisis, síntesis y evaluación; pensamiento crítico y creativo;
capacidad de identificar y resolver problemas; capacidad para tomar decisiones;
capacidad de trabajo en equipo; cultura de calidad periodística; buena
comunicación oral y escrita; buen manejo del idioma; uso eficiente de la
informática, la computación y las telecomunicaciones.
EL PERIODISTA SIEMPRE DEBE ESTAR AL
SERVICIO DE LA VERDAD POLIÉDRICA
El periodista del tercer milenio debe estar
al servicio de la verdad poliédrica, debe buscar, encontrar, difundir y
defender la verdad total, no las medias verdades, cueste lo que cueste. El
pueblo tiene el derecho constitucional de ser y de estar bien informado de
cuanto acontece en su espacio geovital.
Albert Camus decía que el periodista es una
clase de historiador diario que tiene por destino una preocupación fundamental
con la verdad.
Para que el periodista pueda decir la verdad
de los acontecimientos diarios a través de un medio tiene que estar previamente
convencido de que el acontecimiento, suceso o hecho informativo a ser difundido
es verídico, como producto de su comprobación o verificación empírica de las
fuentes informativas. Sólo así podrá ganar credibilidad, confianza en el
público y mantener buena imagen profesional.
Es el valor el que conduce e impulsa al
periodista a hacer bien las cosas,
a no aceptarlas tal como se presentan.
Es el valor el que motiva al periodista a hacer algo para comprobar la verdad
de los hechos y darles el estricto sentido de veracidad que deben tener.
Premunido de valor el periodista será capaz de discutir con razonamiento, aun
cuando la opinión general esté en su contra; será capaz de votar
afirmativamente cuando la mayoría de su gremio o de su centro laboral vote
negativamente; será capaz de erguirse en la tribuna y hablar con convicción y
seguridad.
Para decir mentiras y comer pescado, el
periodista debe tener mucho cuidado. Al respecto, Miguel de Cervantes Saavedra
decía: «El que pierde bienes, pierde mucho; el que pierde un amigo, pierde más;
pero el que pierde el valor lo pierde todo».
EL PERIODISTA MENTIROSO ES UNA MANZANA PODRIDA
El periodista del tercer milenio que miente
a sabiendas, que hace afirmaciones conscientemente mentirosas, que inventa o
fabrica noticias para mantener su rating o ganar primicia, no hace más que
deformar la realidad de los hechos y como tal ipso facto deja de ser
periodista, pues al mentir no está informando, está desinformando y la misión
del periodista es informar y no desinformar.
El periodista mentiroso siempre tendrá por
fatal destino la cárcel, la persecución policial, la negación de sus derechos
ciudadanos y profesionales, en última instancia el desprecio de la sociedad y
el ajusticiamiento por parte de la historia.
EL PERIODISTA ÉTICO Y LOS PASOS A SEGUIR
PARA BUSCAR, EVALUAR Y DIVULGAR LA NOTICIA
Cuatro son
los pasos que debe seguir el periodista ético
para buscar, evaluar y divulgar la noticia: Primero, indagación sobre la información a difundir, buscando la fuente
confiable; segundo, verificación del grado de confiabilidad o de
veracidad del hecho noticioso, de la fuente informativa y de las circunstancias
que condicionan o determinan el acontecimiento; tercero, evaluación de
los orígenes, de la importancia y trascendencia del hecho, de sus causas y
posibles consecuencias; y, cuarto, divulgación de la noticia con
honestidad intelectual, tal como ocurrió en la realidad, sin omitir ni agregar
nada.
EL
PERIODISTA Y LA INDEPENDENCIA DE CRITERIO
Para decir y difundir la verdad, el
periodista primero tiene que descubrirla o encontrarla; luego tener la voluntad
de decirla en su integridad y finalmente decirla y difundirla con independencia
de criterio, es decir con autonomía conceptual en la valoración del hecho.
Con las palabras de Fernando Savater diría:
«Independencia en el sentido de no estar enfeudados, de no estar alquilados,
digamos, a un tipo de compromiso económico que nos esclavice de tal modo que no
podamos decir nada más que lo que se nos dicta. Independencia para poder decir
sin arriesgarnos a sufrir tremendas represalias por parte del poder...».
EL PERIODISTA Y EL ESPÍRITU DE JUSTICIA
Dar a cada uno lo que le corresponde, lo que
es suyo o lo que le pertenece, eso es justicia.
Y el periodista del tercer milenio debe
decir a su público lo correcto, lo veraz, lo bueno y lo justo, en el entendido
de que la justicia es el criterio para juzgar el orden social, el valor de la
vida y de los derechos humanos.
Toda violación del orden moral es
injusticia; así, el periodista que mata, que roba, que difama, que calumnia o
injuria, viola el derecho que los demás tienen a la vida, a la propiedad, al
buen nombre y a la verdad.
EL PERIODISTA HONESTO
El periodista del tercer milenio debe ser un
profesional honesto, que utiliza medios honestos y lícitos para obtener
noticias, documentos, declaraciones, ilustraciones y fotografías. No acepta
para sí, ni en nombre de terceros, comisiones o encargos incompatibles con la
integridad y la dignidad de la profesión. No falsifica los documentos si
suprime las informaciones esenciales.
El periodista honesto condena los delitos de
prensa y cuando acusa a alguien lo hace con pruebas en la mano. Sólo acepta
tareas que no lesionen su integridad profesional. No acepta consignas de los
anunciantes. Investiga y difunde los hechos sin intención maliciosa. Es el
periodista honesto el que valoriza, honra y dignifica el periodismo como
profesión.
El periodista honesto no se deja sobornar
por ningún motivo, sea con dinero, favores, donaciones, dádivas, becas de
estudio, viajes, privilegios u otros. No acepta retribuciones ni beneficios a
cambio de un artículo periodístico, de una crónica, de un reportaje o de una
entrevista. El periodista se abstiene de toda publicidad comercial en sus
artículos y comentarios. No acepta publicar anuncios que sean deshonestos,
falsos o que conduzcan a error al público lector, oyente o televidente.
LA RESPONSABILIDAD EN EL CAMPO DEL
PERIODISMO
Debo precisar que el término responsabilidad
deriva del latín responsare que significa responder, y de sentirse
que quiere decir percibir por los sentidos. Responsabilidad significa que todo
hombre ha de responder de sus actos ante su conciencia y ante el juicio de los
demás como producto de su madurez mental.
Tres son las condiciones de la
responsabilidad periodística: Primero, la existencia de una ley social o
moral; segundo, la posesión de la razón; y, tercero, la libertad,
pues sólo se es responsable de un acto realizado por decisión propia.
Se es responsable de un acto en el campo del
periodismo cuando uno mismo lo ha querido y
realizado; cuando uno lo ha querido, sin que lo haya realizado uno mismo;
cuando lo ha realizado uno mismo, aunque no lo haya querido, y cuando no lo ha
querido ni realizado uno mismo, pero pudiendo evitarlo no lo evitó. Así el
periodista asume su responsabilidad de todo cuanto piensa, dice, escribe, difunde o hace y actúa de acuerdo al
dictado de su propia conciencia ética.
LA RESPONSABILIDAD DEL PERIODISTA
En el periodismo, la información constituye
un bien puesto al servicio de la sociedad (bien social). En tal sentido el
periodista acepta la responsabilidad de sus escritos, textos, informaciones,
comentarios, ilustraciones, fotografías, entre otros y las rectifica de
comprobarse su falsedad.
La responsabilidad del periodista implica
publicar o difundir solamente aquellas informaciones cuyo origen conoce,
implica no suprimir las informaciones y no alterar los textos, documentos y
declaraciones recibidas. El periodista da a la persona denunciada una
oportunidad para hacer sus descargos.
LA RESPONSABILIDAD SOCIAL DEL PERIODISTA
Para el periodista la responsabilidad social
significa la obligación que tiene de comparecer ante el tribunal de la opinión
pública, tribunal que falla sobre un número de sus actos exteriores que son
producto de la función profesional y es la opinión pública el que da su
veredicto final, de lo que resulta en todo caso: admiración, estima, desprecio,
popularidad, impopularidad, indiferencia o indignación.
Responsabilidad social del periodista
significa, además, que en su quehacer diario debe actuar como un crítico
constructivo, positivo, edificante sobre los sectores de la sociedad, sobre los
poderes e instituciones del Estado, sobre la gestión de los gobernantes y las
acciones de los gobernados.
LA RESPONSABILIDAD JURÍDICA DEL
PERIODISTA
Concretamente la responsabilidad jurídica o
legal es la obligación que tiene el periodista de comparecer ante los
tribunales de justicia para responder por los posibles delitos cometidos en el
ejercicio de sus funciones, a fin de reparar la violación del orden conforme lo
dispone la ley.
LA SOLIDARIDAD PERIODÍSTICA
En el periodismo la solidaridad se entiende
como la colaboración que deben prestarse entre periodistas y entre medios de
comunicación, para que la institución pueda desenvolverse y alcanzar sus
objetivos, fines y metas. El periodista debe actuar con espíritu solidario en
procura de una convivencia armónica social. De ahí que cuando no se da la
solidaridad a nivel de gremio periodístico, por ejemplo, éste se anquilosa, se
desorganiza, marcha a la deriva y hasta corre el riesgo de desaparecer.
José Ingenieros diría que la solidaridad
puede considerarse definida en la sencilla fórmula de moral social que dice:
«Ningún deber sin derechos; ningún derecho sin deberes». La solidaridad exige
el ejercicio de los derechos y el estricto cumplimiento de los deberes profesionales
dentro del centro laboral y la comunidad.
El periodista solidario no solicita el
puesto de un colega si éste aún no ha pensado ni desea abandonarlo y como
tampoco provoca la expulsión de su puesto de trabajo ofreciéndose a trabajar
con menores exigencias. El periodista no atribuye a otro colega lo contrario de
lo que él dijo o escribió. Tiene conciencia de sus deberes para con sus colegas
y la sociedad. El periodista expresa su solidaridad a los que están perseguidos
por defender su trabajo, su profesión y su vida.
Se dice que hay solidaridad periodística
cuando la dicha de uno hace felices a todos y su tristeza pone triste a los
demás. Si se practica la solidaridad, el problema de un periodista debe ser
entendido como el problema de todos los periodistas.
EL PERIODISTA Y SU ESPÍRITU DE IMPARCIALIDAD
El periodista se distingue por su espíritu
de imparcialidad en el juicio, en el comentario, en la crítica, en la difusión
y publicación de informaciones. Y como tal está obligado a presentar las
noticias e informaciones sin prejuicio ni tendenciosidad; a dar la oportunidad
para defenderse o replicar a las personas involucradas en alguna crítica suya;
está obligado a considerar las opiniones del pro y del contra cuando difunde o
publica declaraciones sobre un hecho, tema o problema; a no inclinarse por una
u otra opinión, tendencia o corriente política; a no suministrar material
periodístico que anime a la discriminación y marginación social, racial,
política o religiosa; el periodista está obligado a no influir en los juicios
que se ventilan en el poder judicial; a recusar y proscribir toda crítica
sistemáticamente desfavorable o de mala fe que se efectúen contra sus colegas.
CUALIDADES MORALES BÁSICAS QUE DEBE DESARROLLAR
TODO BUEN PERIODISTA
Se dice
que el periodista debe ser un modelo de moralidad en la acción, de principios y
valores éticos en su quehacer cotidiano, modelo de conducta ejemplar y
rectilínea en sus actos públicos y privados.
Entre las cualidades morales que debe practicar
todo buen periodista se consideran la imparcialidad en la información, el
análisis, el comentario y la crítica; la veracidad y objetividad en la
información; la responsabilidad social, jurídica y ética; la solidaridad a toda
prueba; el respeto a la dignidad de las personas; la firmeza en los principios
y las convicciones; la incorruptibilidad, la honestidad e integridad
profesional; el altruismo, la confianza en sí mismo y en los demás; la pureza
de pensamiento y de corazón.
EL PERIODISTA ES UN DETECTIVE DE LA
INFORMACIÓN
Yo diría que el periodista es un detective
de la información, en tanto y en cuanto sigue una pista con un mínimo de
evidencias y descubre al autor de un crimen, de un secuestro, de un robo, de
una malversación, del abuso de autoridad o de un delito cualquiera. Trata de
sacar a luz lo que está oculto detrás del hecho informativo.
EL PERIODISTA ES UN PROFESIONAL
EQUILIBRADO, ECUÁNIME Y SERENO
El método más adecuado y seguro ante
cualquier conflicto con el público que pueda tener el periodista es el de
reprimir las reacciones, es el de no enojarse ante el comentario adverso que
puedan efectuar a sus artículos, comentarios o críticas.
El periodista que no puede controlar sus
emociones será incapaz de enfrentar la problemática social desencadenada, y no
podrá hacerlo en forma objetiva, constructiva e inteligente. Por eso se exige
que el periodista sea capaz de controlar sus instintos, sus emociones, sus
impulsos y pasiones. Firmeza sí, en sus actos, pero con dulzura y seguridad de
sí mismo.
EL PERIODISTA ES UN PERSONAJE PÚBLICO
El periodista es un personaje público cuyas
principales armas son la pluma y la palabra al servicio del bien común. El
periodista anuncia y denuncia problemas existentes en la sociedad en que vive,
los analiza, comenta y critica y formula alternativas de solución,
conjuntamente con gobernantes y gobernados. Y como personaje público no sólo
ejerce su capacidad crítica con respecto a los actores y sectores sociales,
sino que también es criticado y juzgado por los actores sociales.
EL PERIODISTA Y EL PÚBLICO
Hoy en
día, el público no se contenta con sólo saber lo que ha ocurrido en tal o cual
lugar y tiempo; exige el cómo, el por qué, el
para qué, las derivaciones para el presente y el futuro de esos hechos,
sucesos o fenómenos naturales, sociales, políticos económicos y
educativo-culturales.
A decir verdad, al público no le basta con
saber que hay, por ejemplo, un levantamiento, un terremoto, un pánico
económico-financiero, una crisis económica. Al público hay que decirle de qué
matiz o dimensión es ese levantamiento, ese terremoto, esa guerra y esas
crisis, cómo reacciona la gente, quiénes lo dirigen, qué consecuencias tendría
y lo que el informador piensa sobre dichos hechos. Es aquí donde lo informativo
se hermana con lo interpretativo y de opinión. El periodista no es un simple
captador frío de hechos de la realidad, no es un simple cable a través del cual
se transmiten una serie de ondas u oscilaciones sin sentido ni proyección social.
El periodista existe en función del público, público que tiene derecho a ser
bien y oportunamente informado de lo que ocurre en su circunstancia y realidad.
EL PERIODISTA ES UN PROFESIONAL ESPECIALIZADO
EN EL ARTE DE ESCUCHAR
El periodista sí es un profesional
especializado en el arte de escuchar. No hay medio más rápido y fácil de
cultivar el respeto y la estimación de los demás que saber escucharlos con
sincero interés e inteligentemente. El periodista demuestra su cortesía dejando
hablar a su interlocutor, escuchándolo sin interrumpirlo.
El periodista sabe lo que vale el don de la
palabra y del pensamiento, y por tanto a su interlocutor le deja «soltar» todo
lo que tiene que decir o lo que tiene que revelar, para después interrogarlo.
Alguien ha dicho que los periodistas son
como los hombres más sabios que oyen a los demás, piensan sobre lo que han oído
y hablan solamente cuando tienen algo importante, útil e interesante que decir.
EL PERIODISTA ES UN TESTIGO DE SU TIEMPO
El periodista es un testigo de su tiempo,
testigo de lo que acontece hoy y de lo que ocurrirá mañana, es el que testifica
lo que hacen las instituciones, los gobernantes, la sociedad, es que procura
los datos de la episódica diaria, del drama humano. Comprende lo que ve y
explica lo que aconteció antes sus ojos. Tiene por misión precisamente dar
noticia de algo, dar aviso de cuanto ocurre, llevar al conocimiento de los
demás un suceso periodístico, sus causas y consecuencias.
EL PERIODISTA ES UN PRISIONERO DEL TIEMPO
El periodista enfrenta a diario situaciones
nuevas, aborda y resuelve problemas de su entorno social. Para él todo es
urgente, marcha con los ojos bien puestos en el reloj, en la computadora, en la
máquina de escribir, en la cámara de televisión, para cumplir con el material
que se requiere al cierre de la edición.
Cada día, hora, minuto o segundo que transcurre, constituye
un gran reto para vencer el tiempo; un gran reto para obtener y difundir, en el
menor tiempo posible, la información, el comentario, la entrevista o el
reportaje.
EL PERIODISTA Y EL APROVECHAMIENTO DEL
TIEMPO
El periodista aprovecha muy bien su tiempo,
decidiéndose pronto, concretando fechas, controlando el tiempo que utiliza en
la realización de su trabajo, priorizando acciones, objetivos y metas,
eliminando ocupaciones no productivas o de poca trascendencia, suprimiendo lo
necesario en todo orden de cosas.
El periodista distribuye las 24 horas del
día en forma proporcional, de manera que pueda contar con tiempo suficiente
para el sueño, para el trabajo, para el estudio, para la distracción, para el
paseo y los viajes.
EL PERIODISTA ES EL HUMANIZADOR DE LA
CIENCIA Y LA TECNOLOGÍA
Se dice que el periodista es el gran
humanizador de la ciencia porque hace que el hombre común participe como
usuario en el proceso de la ciencia y la tecnología, porque difunde la idea de
que la ciencia y la tecnología es del hombre y para el hombre, porque es el
creador de la conciencia pública sobre el valor de la ciencia al servicio del
desarrollo de las naciones, es un intermediador ágil y claro entre científicos,
tecnólogos y el público.
El periodista capta un vocabulario mínimo y
funcional de la ciencia y la tecnología y luego lo decodifica en un lenguaje de
fácil comprensión para la sociedad, en su misión de vulgarización de la ciencia
y la tecnología para mejorar la calidad de vida de la población.
PREGUNTAS A LAS QUE DEBE RESPONDER TODA
INFORMACIÓN
Toda información periodística deberá
responder a las siguientes preguntas:
¿QUIÉN?, es el sujeto de la
información.
¿QUÉ?, es el hecho noticioso.
¿CÓMO?, es el método, la manera o forma
en que se produce el hecho.
¿DÓNDE?, es el lugar del hecho
noticioso.
¿CUÁNDO? , es el tiempo, el año, el
día, la hora, el minuto o el segundo en que ocurre el hecho informativo.
¿POR QUÉ?, corresponde a la causa o la
razón de lo que ocurre.
¿CON QUÉ?, es el instrumento con que se
hace algo.
¿PARA QUÉ?, tiene relación con la
finalidad de un hecho informativo.
EL “ESTILO ELÍPTICO” DEL PERIODISTA
Puntualmente diría que el estilo del
periodista se caracteriza por su claridad, síntesis, accesibilidad, elegancia o
belleza, realismo, objetividad, sobriedad, concisión, densidad, exactitud,
precisión, sencillez, naturalidad y originalidad.
El escritor cubano, Alejo Carpentier, dijo
alguna vez que el periodista urgido por la noticia, obligado a someter el
suceso a proporciones ajustadas a la importancia del hecho mismo, habituado a
ceñirse, habituado a decir lo más posible en el menor espacio del periódico,
adopta lo que se denomina «estilo elíptico», que es un estilo apretado, estilo
que consiste en suprimir toda disquisición, todo elemento ajeno al relato
directo del hecho. Su estilo se hace en función de síntesis, de brevedad, con
la nota humana, el detalle característico, puesto en su justo sitio.
LA PERSONALIDAD DEL PERIODISTA
El buen periodista mantiene una personalidad
equilibrada y positiva, con fortaleza moral y espiritual. Ejercita el análisis
crítico de sus métodos sociales, de su vida de relación. Sabe lo que debe
decir, cuándo, dónde, a quién, en qué momento y por qué motivo.
Cultiva actitudes altruistas, depura sus
defectos, lima asperezas que puedan suscitar hostilidad entre las personas,
lucha consigo mismo, barre de su interior vestigios de pensamiento egoísta y de
moral especuladora, está dispuesto a rectificarse, es moderado y recto en sus
actos públicos y privados y en el ejercicio de la profesión.
El periodista convierte sus derrotas en
estímulos para la acción constructiva. Demuestra buen criterio para elegir
mejores hábitos de trabajo grupal e individual. Es capaz de juzgar al prójimo
con la mayor imparcialidad y justicia posibles.
EL PERIODISTA Y SU ESPECIALIZACIÓN
El periodista en el ejercicio de la profesión
pasa por un orden jerárquico. Así por ejemplo, el de reportero, cronista,
redactor, editorialista, prosecretario, jefe de sección, jefe de redacción o de
informaciones, subdirector y director de un medio de comunicación.
El periodista puede especializarse en
diagramación, archivo, supervisión de taller, reporterismo gráfico, en radio,
en televisión o en computación e informática. El periodista puede
especializarse en materias como economía, turismo, deportes, ciencia, medicina,
educación, salud, publicidad, relaciones públicas, entre otros.
La especialización llevará al periodista a
tener éxito en su trabajo, a trabajar con menos gasto de energía mental, a
disminuir significativamente sus errores o deficiencias y a incrementar sus
facultades inventivas.
EJEMPLO DE PERSEVERANCIA PERIODÍSTICA
Se dice, por ejemplo, que Tomás Alva Edison,
hombre dotado de gran fuerza de voluntad, desde niño vendía diarios en un
ferrocarril. Pronto fundó un boletín que, redactado e impreso por él mismo,
vendía a los pasajeros. Con ello logró los ahorros para comprar libros y
hacerse un laboratorio. Su éxito fue tan extraordinario como lo prueban sus
inventos. Entre estos inventos podemos mencionar el fonógrafo, el tren
eléctrico, la lámpara eléctrica incandescente, el cinematógrafo perfeccionado y
el telégrafo dúplex y cuádruplex, que permiten transmitir dos y cuatro
despachos simultáneos, respectivamente. Poco antes de morir, Alva Edison
aconsejó a sus compatriotas, diciéndoles: «¡Sean animosos!. Tengan confianza en
sí mismos, y sigan adelante».
EL PERIODISMO SENSACIONALISTA
El
periodismo sensacionalista resulta dañino para la sociedad
y para el público, porque distrae al público, pues antes de formar y culturizar
deforma y maleduca al público, atenta contra la decencia, la dignidad o el buen
gusto de las personas.
El periodismo sensacionalista ofende la
moral pública, atenta contra las buenas costumbres, los hábitos sociales y la
imparcialidad de juicio. Con el periodismo sensacionalista se pone énfasis
exagerado al escándalo, al crimen, al sexo, a la lujuria, al desastre, a los
vicios, a la maledicencia y las bajas pasiones humanas.
El periodismo sensacionalista resulta
altamente dañino a la sociedad y al público porque a través de este tipo de
periodismo se utiliza a medios ilícitos
y antiéticos para conseguir y difundir la información; se tuerce los sucesos
asignándolos significado indebido y distinto a lo real, se presenta las
noticias en forma parcial, incompleta e interesada, se induce a favorecer a una
opinión o a un grupo a expensas de otro.
En este tipo de periodismo de baja ley, los
fines justifican los medios que emplea.
EL ROL FISCALIZADOR DEL PERIODISTA
El rol fiscalizador que asume el periodista
va más allá de toda posición comprometida con intereses o conflicto de
intereses. El periodista, cuanto más independiente sea de los grupos
financieros, de los partidos políticos, del gobierno, de los grupos de poder y
de presión, tanto más autorizada o útil será su opinión, sus iniciativas o
críticas.
En su rol fiscalizador el periodista sabe
que no debe ir más allá de lo que el interés general exige, pues de hacerlo
perdería credibilidad y prestigio. El periodista es el celoso guardián de los intereses
colectivos, en procura de su bienestar. Juzga los actos de cada uno de ellos
con la mayor objetividad, seriedad e imparcialidad y asume una posición de
cuestionamiento constructivo.
LA PARTE HUMANA DEL PERIODISTA
En su parte humana el periodista ve en el
prójimo a un igual con quien debe actuar mancomunadamente; ostenta fina
sensibilidad para la mentalidad de la masa.
Al buscar la noticia, al relacionarse con la
población el periodista se muestra alegre, cortés, sincero, respetuoso, cauto,
fiel en la amistad; ayuda a tener razón y confianza en las capacidades de sus
colegas; piensa más en los demás, que en sí mismo, pone en práctica su vocación
de servicio al bien común.
Pues ahí donde viven hermanos que sufren y
padecen, que claman ayuda y protección, que buscan el faro de la justicia, ahí
está el periodista presto a extender su pluma, su pensamiento y su corazón,
inclusive con el precio de su propia vida.
EL PERIODISTA COMO INTEGRANTE DEL CUARTO
PODER DEL ESTADO
Katherine Graham, editora del Washington
Post, siempre estuvo en desacuerdo con la descripción de la prensa como «cuarto
poder». Empero, hay otros autores que consideran al periodismo como el primer
poder del Estado y concuerdo con esta posición, en tanto que es el periodista
el que investiga y fiscaliza a todos los poderes del Estado, aunque no haga las
veces de jueces, fiscales, magistrados o de tribunales de justicia.
EL SECRETO PROFESIONAL DEL PERIODISTA
En el periodismo el secreto profesional es
un principio ético esencial de la libertad de expresión; es el deber y el
derecho moral que tiene el periodista de no revelar a terceros y menos en forma
pública o en casos de juicios, una serie de nombres, hechos, datos íntimos,
ilustraciones, fotografías o documentos que son conocidos por él y que demandan
confidencias necesarias. Es la obligación que tiene el periodista de defender
sus fuentes informativas y de no revelarlas por ningún motivo, para servir
mejor al público con la necesaria confianza, credibilidad y buena imagen.
En virtud a este derecho el periodista puede
garantizar a los que lo proveen de las informaciones, que no serán inquietados.
Está destinado a favorecer la búsqueda, la recepción y la divulgación de
informaciones y artículos oficiosos que, sin la garantía del secreto, obtenida
por sus autores, no habrían sido jamás publicados. Hoy en día, la causa del
derecho al anonimato parece ganada en la mayoría de las legislaciones del
mundo. Desde comienzos del siglo XIX todo periodista tiene el derecho al
anonimato.
LA CLÁUSULA DE CONCIENCIA DEL PERIODISTA
La cláusula
de conciencia consiste en la
posibilidad que tiene el periodista presionado y obligado a actuar
antiéticamente, de romper su contrato laboral cobrando una compensación igual a
la que recibiría si es despedido sin justa causa. El periodista, en virtud de
esta cláusula, no puede ser obligado a cumplir un acto profesional o a expresar
una opinión que fuese contraria a la verdad, contraria a su convicción o a su
conciencia.
La cláusula de conciencia se aplica en los
algunos casos, por ejemplo ante el cambio de propietario de un medio de
comunicación en el que trabaja el periodista; cuando hay cambio radical en la
orientación política, filosófica o religiosa del medio; cuando hay coacción
para producir un trabajo periodístico que vaya en detrimento de la ética
profesional.
DEBERES DEL PERIODISTA
El periodista tiene el deber de buscar,
encontrar, difundir y defender la verdad; defender la libertad de prensa;
publicar únicamente informaciones cuyo origen se conoce; informar a la
comunidad de los acontecimientos dignos de relieve; utilizar sólo medios
honestos y lícitos para obtener informaciones; rectificar toda información
pública que se presenta como inexacta; mantener el secreto profesional;
rechazar cualquier ventaja en razón de la publicación o supresión de una
información; rechazar toda presión en el ejercicio de la profesión y no
realizar acusaciones sin fundamento.
El periodista tiene el deber de respetar las
normas jurídicas y asociativas que regulan su profesión y la solidaridad con
sus colegas; no influir en los juicios en curso; asumir la plena
responsabilidad de la información que divulga; esforzarse por mejorar y
actualizar sus conocimientos de acuerdo a los avances de la ciencia y la
tecnología; valorizar, honrar y dignificar la profesión; es deber del
periodista respetar la vida privada de las personas, el honor, la buena
reputación, su imagen e intimidad familiar.
DERECHOS DEL PERIODISTA
Son derechos del periodista el libre acceso
a todas las fuentes de información; rechazar toda subordinación contraria a la
línea del órgano de información en el que trabaja; no ser obligado a cumplir un
acto profesional o a expresar una opinión que fuese contraria a su convicción o
conciencia. Además tiene derecho al beneficio de las convenciones colectivas de
trabajo y a un contrato personal que le asegure un empleo con remuneración
digna y justa.
PERFIL ACADÉMICO-PROFESIONAL DE LA
CARRERA DE PERIODISMO
El perfil académico-profesional de la
carrera de periodismo expresa al hombre, al ciudadano y al profesional que se
aspira a preparar; y esto se configura sobre la base de cinco grandes núcleos
con los propósitos siguientes: Un periodista eficiente, creativo e
investigador; un periodista racional y
constructivo; un periodista crítico; un periodista investigador; y, un
periodista ético.
El perfil académico-profesional es el conjunto
de capacidades y actitudes que se pretenden conseguir al término de la carrera
profesional de periodismo.
EJES CURRICULARES DEL MODELO ACADÉMICO DE
PERIODISMO
Hay
cuatro grandes ejes curriculares: el heurístico, el simbólico, el crítico y el
de autodesarrollo, y cada eje tiene a su vez sub-ejes y que a explicamos a
continuación.
En el eje heurístico, se desarrolla
los procesos de imaginación, investigación y creación. El perfil será el de un
periodista eficiente.
En el eje simbólico, se desarrolla
los procesos de reflexión, relación y expresión. El perfil será el de un
periodista racional o reflexivo.
En el eje crítico, se desarrolla los
procesos de interrogación, deliberación y valoración. El perfil será el de un
periodista crítico.
En el eje de autodesarrollo, se
desarrolla los procesos de vocación, decisión y acción. El perfil será el de un
periodista ético.
ESTRATEGIA A DESARROLLAR EN LAS ESCUELAS
DE PERIODISMO O EN LAS FACULTADES DE CIENCIAS DE LA COMUNICACIÓN PARA ALCANZAR
EL PERFIL ACADÉMICO PROFESIONAL
Entre la
estrategia a desarrollar en las escuelas de periodismo o en las facultades de
ciencias de la comunicación para alcanzar el perfil académico profesional se
considera las siguientes:
EDUCACIÓN PROBLEMATIZADORA: en cuanto se busca interrogar, analizar
críticamente y valorar la realidad.
EDUCACIÓN CREADORA: Que no se dedique sólo a objetar y rechazar situaciones, sino que
defina alternativas de sustitución de lo que se critica.
EDUCACIÓN DIALÓGICA: Se busca fomentar el intercambio de ideas y esfuerzos comunes para una
comprensión más total de los problemas.
EDUCACIÓN CONCIENTIZADORA: a fin de motivar una identificación
deliberada con las responsabilidades de valoración de la realidad.
EDUCACIÓN PARTICIPATIVA: con el objeto de generar el cambio en el
estudiante de periodismo a través de la transformación de la realidad y el
cambio de la realidad mediante la transformación del estudiante de periodismo.
REFLEXIÓN FINAL SOBRE LA SITUACIÓN DEL
PERIODISMO
Un país vale por lo que vale su prensa y el
profesionalismo de sus periodistas. Los medios de comunicación son la voz de
los pueblos en procura del bien común. Hay necesidad de realizar una revolución
profunda en las conciencias del periodista peruano y de la población, hay
necesidad de elevar el nivel de la información y del debate, elevar el lenguaje
y el comportamiento de los profesionales de la información tras la práctica de
un periodismo ético. Se necesita contar con periodistas cultos e
incorruptibles. Hay que rescatar y restaurar la credibilidad en la prensa y
restablecer el respeto por ella.
El periodista debe ejercer la profesión con
altiva objetividad y veracidad; debe mostrar mucho profesionalismo y desterrar
posibles signos de complicidad con la corrupción e inmoralidad. Que las
noticias dudosas no se presenten como ciertas y que los artículos de fondo sean
realmente profundos. Que se contribuya más con la educación y cultura del
público para un mejor ejercicio de sus deberes y derechos ciudadanos en una
sociedad del conocimiento del tercer milenio.
T.E.
Martínez, «Periodismo y narración: desafíos para el
siglo XXI», en Fundación para un Nuevo Periodismo Iberoamericano, en www.fnpi.org..