VÍCTOR RAÚL HAYA DE LA TORRE
EN EL
CORAZÓN DEL PUEBLO
Escribe: Dr. Eudoro Terrones Negrete
Fuente: Artículo publicado en el libro REVOLUCIÓN SIN REMEDO / ANTICOLONIALISMO MENTAL DEL APRISMO
Desde la fundación de la Alianza Popular Revolucionaria Americana (APRA)
el 7 de mayo de 1924 en México, la oligarquía económico-financiera, los grandes
grupos de poder político, los comunistas criollos, los gobiernos
pro-imperialistas, los pro golpistas de Estado, los dictadores y los tránsfugas
políticos con ambiciones de poder, entre otros, empezaron a reprimir inmisericordemente
al Apra, a sus militantes, dirigentes y a su fundador y líder máximo Víctor
Raúl Haya de la Torre.
En 1923 ocurrieron cuatro hechos históricos en un mismo año: 1. El
bautizo de fuego de los líderes del APRA, sellándose con sangre la Alianza Obrero-Estudiantil,
2.El líder y fundador del Apra, Víctor Raúl Haya de la Torre cae prisionero, 3.
Se efectúa el primer paro general de trabajadores en el Perú, 4.
Haya de la Torre es deportado a Panamá.
Lima - Mayo 1923 / El estudiante Víctor Raúl Haya de la Torre
pronunciando su discurso en el patio de la Universidad de San Marcos de Lima
(Perú), antes de iniciarse el cortejo fúnebre de las víctimas de la protesta
contra la consagración del país al Corazón de Jesús.
El primer hecho histórico acontece el 23 de mayo de 1923,
cuando el dictador Augusto B. Leguía expide un decreto supremo consagrando el
Sagrado Corazón de Jesús a la República de Perú. Ante esta decisión de Leguía,
los estudiantes universitarios apoyados por los obreros, campesinos y la
militancia del Partido Aprista Peruano acordaron protestar públicamente. La
noche del 22 de mayo de 1923 se reunieron en el local de la Federación de
Estudiantes del Perú los delegados de las Universidades Populares Gonzáles
Prada (U.P.G.P.), para dar los toques finales al mitin convocado para el
siguiente día.
El entonces Rector de la Universidad Popular Gonzáles Prada, Víctor Raúl
Haya de la Torre les dijo: “Mañana vamos a dar una lección práctica al
demostrar que nuestra pedagogía es algo vital. El que flaquee debe perder su
puesto y será castigado. Si yo flaqueo: que se me castigue o que se me suprima.
En esta lección viva nosotros tenemos el deber de ser los primeros. Mañana
vamos al laboratorio de la acción para una gran experiencia. Si no sabemos
conducirla, seremos indignos de ser vuestros maestros. Vosotros debéis ser
dignos discípulos cumpliendo hasta el fin vuestro deber, y cuidando, con toda
energía, de que nosotros lo cumplamos”.
El escritor chileno, Alberto Baeza Flores[1], al describir este hecho histórico en su obra “Haya de la
Torre y la revolución constructiva de las Américas” asevera que el régimen de
Leguía había iniciado una “prototípica maniobra de alta demagogia” y para
atraerse a la Iglesia Católica anunció que a ella consagrará la capital del
Perú. Y agrega: “…Las jornadas son sangrientas. El régimen de Leguía lanza a la
Guardia Republicana y a sus agentes contra los estudiantes y obreros. En la
Universidad de San Marcos se enfrenta Haya de la Torre a los esbirros: “! ¡Esta
es una casa de la cultura y no una cueva de bárbaros! En las calles hay encuentros
sangrientos. Víctor Raúl está en las calles. El obrero Eduardo Colfer salva a
Haya de la Torre de un feroz golpe de sable de los policías. Haya de la Torre
se pone en frente de una manifestación hacia la plaza de Armas. Lima es una
capital de luchas. El régimen de Leguía tiembla”.
Víctor Raúl al enfrentarse a los soldados les manifiesta: “Ustedes no
son los responsables de las medidas de terror que han masacrado a nuestros
compañeros. El culpable es el sombrío tirano que se esconde ahí”. Según Felipe Cossío
del Pomar, esta jornada marcó el inicio del Frente único de Trabajadores
Manuales e Intelectuales y “fue el 23 de mayo el bautizo de fuego de los
líderes del APRA, pero también lo fue de los “neo-caballeros” de la reacción”
Percy Murillo Garaycochea en su obra “Historia del APRA” refiere que
frente a estos luctuosos sucesos “Lo cierto es que la ceremonia fue suspendida
y que la enorme estatua del Corazón de Jesús, que debió erigirse en la Plaza
Principal de Lima y ante quien todo el Ejército, la Marina y los poderes
Ejecutivo y Policial, las cámaras legislativas, todos los funcionarios públicos
debían desfilar el día 30, quedose en los talleres donde había sido fabricada”.
Después de la exitosa gran movilización popular del 23 de mayo de 1923
en rechazo a la Consagración de la Nación al Corazón de Jesús, Haya de la Torre
fue detenido y deportado en octubre de este mismo año.
El segundo hecho histórico sucede el 2 de octubre de 1923,
cuando por engaño del comisario de Miraflores de la ciudad de Lima, Haya de la
Torre cae prisionero, es reducido al violento silencio y es conducido a la Isla
de San Lorenzo, isla en la que se pudren muchas víctimas, todas de las clases
sociales, arrojadas allí por sospechas o por venganza. En esta isla Haya de la
Torre se declara en huelga de hambre durante ocho (8) días. Los estudiantes y
obreros de Lima, Vitarte, Trujillo y otros puntos del país levantaron su
unánime voz de protesta y de censura al dictador Leguía. La misma noche en el
que a través del voto de los estudiantes se elegía a Víctor Raúl Haya de la
Torre, por segunda vez, para ocupar el cargo de presidente de la Federación de
Estudiantes del Perú, el líder aprista había sido arrestado.
El tercer hecho histórico se registra al día siguiente, el 3
de octubre de 1923. Por primera vez en la historia política de Lima y del Perú
se produce un paro general de 48 horas en protesta a la persecución política
que era objeto Haya de la Torre, dispuesto por el dictador Leguía. Los
trabajadores manuales e intelectuales piden inmediata “Libertad para el
Maestro”. El gobierno, como represalia, dispone la clausura de las
Universidades Populares Manuel Gonzáles Prada y de los locales obreros. La
situación política se torna muy difícil, no hay acuerdo entre Leguía y los
trabajadores manuales e intelectuales. Leguía pierde los papeles, no sabe qué
hacer por momentos, hasta que decide deportar a Haya de la Torre, el líder de
las multitudes.
El cuarto hecho histórico es la deportación a Panamá de Víctor
Raúl Haya de la Torre. El 8 de octubre de 1923, Haya de la Torre fue deportado
a Panamá en el barco “Negada”, barco de carga alemán. Ante la negativa de
aceptar inyecciones y su estado de salud declinaba, a Haya de la Torre tuvieron
que cargarlo en brazos, demacrado y frágil. Cuando el capitán del barco
“Negada” quiso entregarle 10 libras peruanas, por orden de Leguía, como
requisito para desembarcar en el puerto de Colón, en Panamá, Haya de la Torre,
muy indignado por cierto le responde: “Prefiero arañar la tierra antes que
recibir oro del tirano”.
El 8 de diciembre de 1931, Luis M. Sánchez Cerro es elegido por el
Congreso de la República presidente provisorio del Perú, hecho que fue
cuestionado por Víctor Raúl Haya de la Torre y el pueblo aprista, iniciándose
una férrea oposición al gobierno en el Congreso por los “Constituyentes” del
Partido Aprista Peruano. Posteriormente ocurre un atentado contra Luis M.
Sánchez Cerro en marzo de 1932 en la Iglesia Matriz de Miraflores
(Lima) y teniendo su punto más álgido en la Revolución de
Trujillo el 7 de julio de 1932 en la que fallecieron más o menos cinco mil
civiles como producto del fusilamiento extrajudicial.
En febrero de 1932 Sánchez Cerro da un “autogolpe” dictatorial a través
de la Ley de Emergencia que proscribe las actividades del Partido Aprista
Peruano y apresa a los 23 de los 27 Constituyentes apristas y los deporta. Haya
de la Torre es detenido en mayo de 1932 y permanece en prisión hasta el mes de
agosto de 1933.
El segundo gobierno de Óscar R. Benavides empieza el 30 de abril de
1933, concluye el 8 de diciembre de 1939, tras anular las elecciones de 1936 y
prorrogar su mandato hasta 1939. Contó con el respaldo del ejército y de la
oligarquía. Invocando la situación de emergencia que vivía el país (inestabilidad
política, crisis económica, enfrentamiento entre el gobierno y los apristas,
conflicto con Colombia, etc.), fue elegido por el Congreso Constituyente para
culminar el período del presidente dictatorial Luis M. Sánchez Cerro. El 8 de
diciembre de 1939 Benavides hizo el traspaso del poder a Manuel
Prado Ugarteche.
Entre noviembre de 1934 y mayo de 1945, - diez años, cinco meses y 23
días, que es la etapa que los apristas denominan de la “Gran Clandestinidad”,
el aprismo y Haya de la Torre fueron afectados por una prolongada persecución
durante los gobiernos de Óscar R. Benavides y Manuel Prado.
“El 3 de octubre de 1948 – refiere Germán Luna Segura- se sublevó un
grupo de oficiales de la Marina al mando de sus respectivas escuadras. El
movimiento fracasó por delación de algunos elementos y como consecuencia de los
sucesos de aquel día, fueron apresados un sinnúmero de oficiales y subalternos
de la Marina encabezados por el Teniente AP Juan Manuel Ontaneda Meyer, así
como los civiles Armando Villanueva, Carlos Manuel Cox, Luis Felipe de las
Casas, entre otros militantes y dirigentes del APRA fundamentalmente”.
Bajo una nueva etapa persecutoria contra el aprismo Víctor Raúl Haya de
la Torre, previo acuerdo del Comité Ejecutivo Nacional del Partido Aprista Peruano,
logra asilarse en la embajada de Colombia, donde permanecerá desde enero de
1949 hasta 1954, año este último que el gobierno de Perú autorizó su salida del
territorio peruano. “Haya de la Torre abandona la embajada de Colombia en Lima
y parte al exilio. Fija su residencia en Roma. Visita París, La Sorbona,
Oxford, acude a Upsala, Oslo, Estocolmo y Copenhague. Colabora en “Bohemia” de
la Habana, “La esfera” de Caracas, “Excelsior” de México, “Crítica” de Buenos
Aires y “acción” de Montevideo. Un año después se inician los contactos en la
búsqueda de una salida pacífica que ponga fin a la persecución política y se
convoque a elecciones libres en Perú”.
El 8 de marzo de 1948 el presidente José Luís Bustamante y Rivero
expide un decreto aboliendo los Consejos municipales en toda la
República debido a que muchos militantes del PAP eran miembros. El 3 de octubre
de 1948 se subleva la Escuadra en el Callao. El gobierno de Bustamante y Rivero
pone al APRA y a los apristas fuera de la ley acusándoles sin pruebas
instrumentales de haber instigado dicho levantamiento naval. El 4 de octubre de
1948, Bustamante y Rivero culpa al Partido Aprista Peruano del levantamiento de
la Escuadra del Callao y lo declara fuera de la ley, empezando a perseguir a
sus dirigentes, cuando a decir verdad, los apristas no tenían nada que ver con
tal suceso. El 13 de octubre de 1948 Haya de la Torre y los apristas fueron
perseguidos por “haber intentado derrocar” al gobierno “del señor Bustamante”.
El 27 de octubre de 1948, el general Manuel A. Odría se subleva en
Arequipa y asalta el poder, iniciándose la dictadura de ocho años. Condena a
los apristas por haber intentado deponer al gobierno de Bustamante que él mismo
derrocó. Manuel A. Odría llegó a ser presidente del Perú entre 1948 y
1956.
El 3 de enero de 1949 Haya de la Torre, después de permanecer oculto
durante tres meses en Lima, se asila en la Embajada de Colombia, situada en el
número 3280 de la avenida Arequipa de Lima-Perú, toda vez que era buscado vivo
o muerto por el dictador Manuel A. Odría. Es recibido por el embajador Carlos
Echeverri Cortés, aquí continúa como prisionero político hasta el 6 de abril de
1954 debido a que el presidente Odría se negaba a reconocer el derecho de asilo
diplomático y a garantizar a Haya de la Torre el salvoconducto para salir del
Perú.
El 23 de marzo de 1950, el líder obrero Luis Negreiros Vega, entonces
secretario general del PAP y secretario general de la Confederación de
Trabajadores del Perú (CTP) es acribillado a balazos en la avenida 28 de julio
de la ciudad de Lima. Los disparos fueron realizados por hombres ocultos tras
los árboles que habían descendido de un automóvil. El cadáver presentó 29
heridas a bala.
El 7 de abril de 1954 se puso término al asilo de Víctor Raúl Haya de la
Torre en la Embajada de Colombia y sale en libertad con destino a México, luego
del 3 de enero de 1949 fecha en que fue asilado; es decir, recobra su libertad
a los cinco años, tres meses y cuatro días de prisión.
Según Wikipedia, La enciclopedia libre, el APRA; “es uno de los partidos
políticos de masas más antiguos de América. Entre los partidos políticos peruanos en actividad es
el más longevo, caracterizado por haber sido despojado de victorias electorales
por golpes o gobiernos militares luego de haber triunfado en las urnas, también
pasó por dos largos periodos de ilegalidad, tanto bajo gobiernos militares como
civiles, habiendo sido perseguido por Luis Miguel Sánchez Cerro y Manuel A. Odría”.
El aprismo es el único partido político en el mundo que ha sido llevado
ante la Corte Internacional de La Haya, en la persona de su fundador y jefe
Víctor Raúl Haya de la Torre, acusado de supuestos “crímenes comunes”, y que
después de un largo proceso de investigación judicial fue absuelto, quedó libre
de toda culpa y responsabilidad, por cuanto “el Gobierno del Perú no ha podido
demostrar que los delitos de que acusa a Haya de la Torre sean delitos
comunes”, según el fallo de la Corte Mundial del 20 de noviembre de 1950,
ratificado por el 2do. Fallo del 27 de noviembre del mismo mes y año y el del
13 de junio de 1951.
Qué tiempos aquellos en que los apristas fueron objetos de torturas,
cárceles, exilios, amenazas de muerte, atentados, persecuciones políticas e
ilegalización del APRA. Qué tiempos aquellos, tiempos duros y sacrificados, en
el que hacer vida política constituía poner en riesgo la vida propia de los
líderes, dirigentes y militantes o ser privado de los derechos fundamentales
que debe tener todo ser humano, sólo por defender la democracia, la libertad,
la justicia social, el derecho de los trabajadores a vivir en paz, con empleo
digno, salario justo y libertad de credos.
A
pesar de los intentos fallidos de la antipatria, de los dictadores de turno y
de todos los países imperialistas por desaparecer al Apra, creo interpretar que
hoy más que nunca los apristas se mantienen orgullosos de su gran Partido,
unidos por un mismo ideal, por una misma fe y confiados en el nuevo amanecer de
un Perú digno, libre, justo y próspero.
Ni
la ilegalización, ni las persecuciones, ni las calumnias y menos la
judicialización de la política han podido frenar la conciencia y la
mística aprista, su espíritu de lucha, de hermandad y de justicia social, su
indeclinable y permanente acción revolucionaria por los más necesitados.
Baeza
Flores, Alberto, “Haya de la Torre y la Revolución Constructiva de las
Américas”. Editorial Claridad, S.A., Buenos Aires, Primera edición, abril de
1962, pp.62-63.
Luna
Segura, Germán. APRA, derrotero, signo y destino de un pueblo. 3ª.
Edición Popular La Tribuna, Print Color, S.A., Lima, diciembre 1982, p.28.
Luna
Segura, Germán. Op.cit., p. 29.