Artículos periodísticos y de investigación

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22 de abril de 2024

El Estado según el Marxismo-Leninismo

 

EL ESTADO SEGÚN EL MARXISMO-LENINISMO

Escribe: Dr. Eudoro Terrones Negrete

Para los marxistas-leninistas, de definida orientación totalitaria (dictadura del proletariado y extinción del Estado), el Estado surgió a consecuencia de haberse escindido la sociedad de clase[1] como instrumento de la burguesía (clase capitalista, dominante y explotadora) para mantener sometido al pueblo explotado (proletariado). El proceso de la formación del Estado consistió en destacar un poder público especial con su ejército, su policía, sus cárceles e instituciones represivas (poder coercitivo) de distinto género. Se funda en la abolición de la propiedad capitalista o propiedad privada de los medios de producción e implantación de la propiedad colectiva o socialista. La esencia del Estado según los marxistas-leninistas reside siempre en la dictadura de una clase sobre otra, “de lo único que se trata es de qué clase y sobre qué clase se ejerce la dictadura”[2], el Estado deviene en “un instrumento de dominación de la mayoría sobre la minoría, de los trabajadores sobre los explotadores”.

El Estado que postulan los marxistas-leninistas se denomina “Estado proletario”, “Estado socialista”, “Estado de la dictadura del proletariado”, “Estado de extinción”, “Estado de autogestión social comunista”, “Estado de los trabajadores”, “Estado clasista”, “Estado sin clases”, etc. Este tipo de Estado recibe diversas denominaciones en la bancada de oposición comunista del mundo occidental y latinoamericano: “Estado totalitario”, “Estado de monopolio capitalista”, “Estado uniclasista”, “Estado del Politburó” (Estado de la Nueva Clase), “Estado comunista”, “Estado del social imperialismo”, “Estado colectivista”, “Estado anti burgués”, “”Estado dirigista”, “Estado de planificación vertical”, “Estado dictatorial”, “Estado opresor”, “Estado anti-capitalista” y así por el estilo.

Esta posición de “extinción” del Estado ha recibido duras críticas de parte de políticos y estudiosos del mundo contemporáneo, entre ellos el Dr. Alfonso Ramos Alva, sociólogo peruano, maestro e investigador universitario, quien manifiesta con realismo revolucionario que en la actualidad no hay nación en el mundo, ya sea socialista, capitalista o de cualquier otra tendencia, donde el Estado se haya “extinguido”; muy por el contrario, cada día se fortalecen más, tal es el caso de la Unión Soviética que al ampliar su mercado en el mundo, ha ido a la inversa de la concepción marxista-leninista. Agrega, asimismo, que “sostener que el Estado se ha de “extinguir” o “adormecer” hasta hacerse superfluo su existencia es antijurídico y anti sociológico, por cuanto, las relaciones humanas necesitan de una institución regulado9ra, que en este caso es el Estado, cuyas funciones esenciales están marcadas en el mantenimiento del orden dentro de la ley, como única forma de supervivencia civilizada. Plantear lo contrario es utopía”. Finalmente, Ramos Alva precisa: “No existe sociedad en el mundo, por muy igualitaria que ésta sea, donde hayan desaparecido los antagonismos de clase. Hoy más que nunca, por el portento creador del hombre, se está planteando ya no la lucha de clases, tal cual como lo conceptuó el marxismo-leninismo, o la lucha de razas que sepultó a Hitler, sino más bien, la “lucha de capacidades” que puede resultar más cruenta y aterradora: esclavizar al hombre por razón del conocimiento. El determinante económico, reemplazado por el determinante científico. He aquí la gran cuestión”.[3]

En un “Estado socialista” se materializa lo siguiente:

a.       La dictadura del proletariado que sustituye a la dictadura de la burguesía capitalista, se convierte de clase oprimida y explotada en clase dominante.

b.      El Politburó (buró político) es la “nueva clase” que rige los destinos de los pueblos, con todas las prerrogativas, inmunidades y privilegios.

c.       La toma del Poder político se realiza mediante una “revolución violenta” (dictadura de una sola clase: el proletariado).

d.      Colectivización de los medios de producción y servicios básicos del Estado, aunque el comunismo no ha logrado desaparecer totalmente la propiedad privada ni se ha liberado de las “tradiciones o de las huellas del capitalismo”. Aún se mantiene diferencias a nivel de clases sociales, hay diferencias de riqueza. El principio marxista de “Cada uno, según su capacidad; a cada uno, según sus necesidades” no se practica en todas sus partes.

e.       Se antepone la sociedad a la persona y el Estado al individuo.

f.       La riqueza pertenece a un grupo de dirigentes políticos o funcionarios del Estado.

g.      La defensa de las conquistas del socialismo frente a los ataques de los enemigos de fuera y de dentro.

h.      Deberá abandonarse el parlamentarismo para convertir a las instituciones que trabajen.

i.        Robustecimiento de los principios del internacionalismo proletario, de los nexos internacionales y la solidaridad de clase con los trabajadores de los demás países del mundo.

j.        El Partido Comunista actúa como “dirigente político” de la clase obrero-campesina y a través del Partido el proletariado ejerce la dirección estatal de la sociedad. El Partido político (único) es la fuerza rectora del llamado Estado socialista.

k.      La democracia socialista, democracia popular o democracia proletaria, tiene como rasgos característicos: a) El carácter genuinamente popular, electivo, representativo, de todos los órganos del poder estatal; b) Rendición de cuentas y revocabilidad del mandato de todos los elegidos a los órganos del poder; c) Combinación en los órganos de poder de la facultad de establecer normas y de la facultad dispositiva y

ejecutiva; d) Cumplimiento en todos los órganos de poder de los principios del internacionalismo proletario y de la igualdad total de todos los ciudadanos, independientemente de su nacionalidad y raza; f) No basta con proclamar, sino que también hay que garantizar los derechos y libertades democráticas de los ciudadanos y; g) El incesante fortalecimiento de la legalidad socialista como método básico y primordial del cumplimiento de las tareas de la dictadura del proletariado.[4]

 

El Estado – dice Lenin- es el producto y la manifestación del carácter irreconciliable de las contradicciones de clase. El Estado surge en el sitio, en el momento y en el grado en que las contradicciones de clase no puede, objetivamente, conciliarse. Y viceversa: la existencia del Estado demuestra que las contradicciones de clase con irreconciliables”.

 

En la concepción marxista-leninista el Estado es “el orden” que legaliza y afianza la opresión y dominación de una clase por otra, amortiguando los choques entre las clases. La liberación de la clase oprimida por la burguesía y el imperialismo norteamericano sólo es posible con una revolución violenta a través de un Estado con dictadura del proletariado y asimismo sólo es posible con la destrucción del aparato del Poder estatal. Con la desaparición de las clases, desapareceré inevitablemente el Estado. Cuando la sociedad de clases haya sido superada, el Estado dejará de ser una necesidad. Y con las expresiones de Federico ENGELS: “La sociedad, reorganizando de un modo nuevo la producción sobre la base de una asociación libre e igual de productores, enviará toda la máquina del Estado al lugar que le corresponde: al museo de antigüedades, junto a la rueca y al hacha de bronce”.

 

Más adelante, en “El Anti-During…”, Engels plantea con claridad meridiana la extinción del Estado en estos términos: “Cuando el Estado se convierta finalmente en representante efectivo de toda la sociedad, será por sí mismo superfluo. Cuando ya no exista ninguna clase social a la que haya que mantener en la opresión; cuando desaparezcan, junto con la dominación de clase, junto con la lucha por la existencia individual, engendrada por la actual anarquía de la producción, los choques y los excesos resultantes de esta lucha, no habrá ya nada que reprimir ni hará falta, por tanto, esa fuerza especial de represión, el Estado…”

 

Los marxistas-leninistas consideran que el “Estado burgués” constituido por la clase burguesa, capitalista o dominante debe ser destruido por el proletariado a través de la violencia (dictadura de clase) instaurando una etapa de gran transformación revolucionaria. En sustitución de la antigua sociedad burguesa, con sus clases y sus antagonismos de clase, -sostiene- surgirá una asociación en que el libre desenvolvimiento de cada uno será la condición del libre desenvolvimiento de todos.

 

La tan pregonada revolución socialista y el Estado del proletariado es analizado de manera profunda y realista por Víctor Raúl Haya de la Torre, confrontando la ideología marxista-leninista con la realidad circundante después de muchos años de vigencia, He aquí algunas de sus principales conclusiones:

“El Estado ruso es de tipo capitalista, solo sin propiedad o empresa privada, pero todo su mecanismo económico-financiero, nacional e internacional, está regido por normas y comportamientos establecidos por el capitalismo. Su aún incumplido y grandioso plan de industrialización de base en escalas salariales, organización bancaria, métodos de comercio y símbolos monetarios de tipología similar a los de la producción y cambio cuya garantía es el capital. Y sus reglas de inversiones, empréstitos y programas de ayuda económica en los países subdesarrollados sujetos a su influencia son las mismas, fundamentalmente, que en otras regiones del mundo a donde llega la expansión imperialista. El lema staliniano del “comunismo en un solo país no ha perdido su vigencia”. Y la monolítica y centralizada hipertrofia estatal rusa ha convertido a su vasta unión de territorios y gentes en uno de los dos más grandes imperios de todas las épocas”.[5]

Más adelante el fundador del Aprismo expresa: “Han transcurrido 41 años desde que Rusia anunció la inmediata revolución social: la guerra “de clase contra clase” y la extinción violenta del sistema capitalista. El partido comunista ruso no ha avanzado más allá de la etapa inicial del “capitalismo de Estado”. El cual mantiene toda la dinámica del régimen llamado a ser destruido, con la sola diferencia de que la empresa privada ha sido suplantada por el monopolio del único y tiránico patrón gubernamental. Rusia, con su sistema de salarios, basado en el principio capitalista de “a cada cual según su trabajo”, está muy lejos todavía del precepto marxista claramente prefijado en el “Manifiesto de 1948”, cuyo lema socio-económico es: “A cada cual según sus necesidades”. Y, en consecuencia, la organización bancaria, la dinámica comercial, la moneda, los impuestos, los préstamos internos y las inversiones hacia los países subdesarrollados continúa vigente bajo la férreamente centralizada estructuración del Estado totalitario”.[6]

 

“Dentro de él y bajo su monolítica autoridad, Rusia se ha industrializado extraordinariamente. Sin libertad política o sindical, sin derechos de reclamo o de huelgas por parte de los trabajadores, y contando a la vez con los inmensos campos de concentración y trabajo obligatorio de millones de prisioneros políticos, el Imperio ruso de nuestros días ha llegado a ser una de las dos mayores potencias de la tierra. Pero el comunismo no ha sido aún ni siquiera intentado. Aunque ahora se anuncie que dentro de siete años se comenzará a evolucionar hacia las formas presencialistas que lo posibilitarán”-[7], acotaba Haya de la Torre en un artículo del 2 de junio de 1959 publicado en el Diario “El Tiempo” de Bogotá y que se encuentra inserto en la obra “Víctor Raúl en el Tiempo” de Luis Alva Castro.

 

 



[1]El Estado no habría surgido ni existiría si fuese posible la conciliación de las clases antagónicas; los esclavistas y los esclavos, los señores feudales y los siervos de la gleba, la burguesía y el proletariado. Del carácter irreductible de las contradicciones entre las clases surge la necesidad objetiva de la existencia del Estado como instrumento de la clase dominante para luchar contra las clases que le son hostiles” (N.G. Alexandrov y otros, Teoría del Estado y del Derecho, Edic. 3er. Mundo, Lima, 1987, pp.24-25.

[2] 8º.Congreso del Partido Comunista de China, setiembre de 1956.

[3] Ramos Alva, Alfonso. La sociedad de clases y el Estado, Ediciones DEARA 1970, Lima, junio de 1970, pp.71-72.

[4] Alexandrov, N.G. y otros, Teoría del Estado y del Derecho, Edit. Cit., pp.146 a 150.

[5] Alva Castro, Luis. Víctor Raúl en el Tiempo, Tomo I, Editorial Andrés Bello, Santiago de Chile, noviembre de 1988, 2ª. Edición, p.292.

[6] Alva Castro, Luis. Op.cit. , Edic. cit., Tomo I, p.344.

[7] Ibidem, p.344.

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El Estado según Aristóteles

EL ESTADO SEGÚN ARISTÓTELES

Escribe: Dr. Eudoro Terrones Negrete

 

Aristóteles (384-322 a. de C.), desde los 18 años hasta los 38 fue miembro de la Academia de Platón y que sólo después de la muerte de éste fundó su propia escuela denominada El Liceo.

Conservador y aristócrata en cuestiones políticas, para Aristóteles el Estado tiene su origen en la naturaleza humana y lo concibe como a un organismo finalista, una alianza necesaria cuyo fin es la virtud y la felicidad de todos los hombres, aunque “desde el nacimiento los hombres están señalados unos para estar sometidos y otros para gobernar”.

Aristóteles postula el funcionamiento de un Estado autárquico (autosuficiente), constituido de tal forma que no tenga necesidad de ninguna otra comunidad que lo complemente. Reconoce la existencia, sin embargo, de instituciones intermedias entre el Estado y el individuo, llámense la familia (basada en dos tipos de relaciones: marido-mujer, amo-esclavo), la aldea (unión de varias familias) autónoma y autosuficiente y el Estado-ciudad o “Polis”.

Aristóteles llega a admitir la existencia de la esclavitud como una necesidad del Estado y lo justifica por sus fines utilitarios, para atender la alimentación y otros menesteres de las clases privilegiadas a fin de que éstas pueden ocuparse libremente y a dedicación exclusiva en tareas de gobierno.

El hombre es considerado como “Zoon politikón” o  sea “animal político” que sólo puede realizarse plenamente en el interior de la comunidad.

Aristóteles pensaba en una ciudad-Estado ideal que no sobrepasara a los 10,000 habitantes y que éstos debían autoabastecer por completo a todas las necesidades de la población. Y para evitar la superación a esta cifra tope, recomendaba estimular la emigración a nuevas tierras y la colonización a fin de lograr el equilibrio demográfico.

Con Aristóteles surge, por vez primera, la división de las formas del Estado según el ejercicio cuantitativo del poder supremo por uno (aristocracia), por varios (oligarquía) y por todos (democracia).Consideró tres formas de gobierno aceptables o buenos: monarquía, aristocracia y república; y, tres formas de gobierno condenables o malos: tiranía, oligarquía y democracia.

 

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El Estado según Platón

 EL ESTADO SEGÚN PLATÓN

Escribe: Dr. Eudoro Terrones Negrete

 

Platón (427-347 a.de C.) es el más grande de los discípulos de Sócrates, uno de los primeros teóricos de las ideas políticas y una de las figuras más importantes del pensamiento universal. De familia aristocrática, nació en la Ciudad-Estado de Atenas, Grecia Antigua.

Su obra cumbre e inmortal se denomina “La República”, obra que compendia su doctrina compuesta por ideas metafísicas, éticas, pedagógicas, políticas y teológicas.

Platón denomina Estado a la sociedad de personas unidas con el objeto de auxiliarse mutuamente en la solución de sus problemas y necesidades. El fin del Estado no es que una clase de ciudadanos sea especialmente feliz, sino que lo sea todo el Estado, porque sólo así se encontraría la justicia colectiva y la felicidad sería común a todos los ciudadanos.

Platón postula un tipo de Estado bien constituido y gobernado, un Estado ideal, perfecto, dichoso y justo, donde todo debería ser común, y en la que cada una de las clases sociales se mantengan dentro de los límites de sus actividades y funciones propias, sin traspasarlas, realizando lo más conveniente para el bien público y negando en absoluto a realizar aquello que sea perjudicial.

En este tipo de Estado platónico, los pres no tendrían que adular a los ricos, no sentirían las pesadumbres que suelen traer la educación de los hijos ni el ansia de lograr grandes riquezas. Los ciudadanos que se distinguen por sus méritos, tendrían a su disposición mayor número de bodas que los demás y que se les elegiría con más frecuencia para ellas que a cualquier otro ciudadano, con el fin de que alcancen más numerosa descendencia. No se permitiría que el Estado tuviera ningún esclavo.

Platón señal que el mayor mal de un Estado es todo aquello que lo divide, que lo convierte en muchos Estados. El mayor bien es aquello que une todas las partes del Estado y lo hace uno solo. La comunidad de alegrías y penas es lo que une. Las particularidades de estos sentimientos es lo que desune al Estado. La unión de intereses constituye el mayor bien para el Estado. El Estado mejor gobernado es el que vive del modo más parecido a un ser humano en esta unidad de sentimientos.

Dentro del Estado platónico el intercambio ciudadano del fruto del trabajo en el interior del mismo Estado-ciudad se haría mediante un mercado una moneda. De esta necesidad de intercambio surge la presencia de mercaderes, de traficantes, de asalariados, de guerreros o guardianes del Estado.

Para Platón los filósofos son las personas ideales para gobernar los Estados, entendiendo por filósofo a quien “ama la sabiduría, no en parte sino toda y por entero”, “los que aman contemplar la verdad”, “los que se consagran a la contemplación de la esencia de las cosas”, “aquellos que pueden alcanzar el conocimiento de lo que existe siempre de una manera inmutable”. Y, serían admitidos como gobernantes-filósofos quienes hayan cumplido los cincuenta años de edad y no estarían vinculados a ninguna ley, pero deberán evitar la tiranía por ser ésta la peor forma de gobierno.

De lo expuesto, se puede concluir que el Estado concebido por Platón deviene en un Estado utópico, idealista, aristocrático, no teocrático, Estado “imaginado en tiempos de desengaños políticos personales, de decadencia de Grecia y bajo la influencia de la religión mística órfico-pitagórica” según indica Michael Federico Sciacca en su obra “Historia de la Filosofía”.

Platón, al concebir este tipo de Estado buscaba superar la profunda crisis en que se hallaba sumida la democracia ateniense tras la derrota de Atenas por Esparta en la Guerra del Peloponeso y pensó que seguirlo a través de la insurgencia de una nueva clase dirigente, con capacidad, autoridad moral y experiencia y con gran amor a la sabiduría: el filósofo-gobernante.

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Víctor Raúl Haya de la Torre en el Corazón del Pueblo

 

VÍCTOR RAÚL HAYA DE LA TORRE 

EN EL CORAZÓN DEL PUEBLO


 

Escribe: Dr. Eudoro Terrones Negrete

Fuente: Artículo publicado en el libro REVOLUCIÓN SIN REMEDO / ANTICOLONIALISMO MENTAL DEL APRISMO

 

Desde la fundación de la Alianza Popular Revolucionaria Americana (APRA) el 7 de mayo de 1924 en México, la oligarquía económico-financiera, los grandes grupos de poder político, los comunistas criollos, los gobiernos pro-imperialistas, los pro golpistas de Estado, los dictadores y los tránsfugas políticos con ambiciones de poder, entre otros, empezaron a reprimir inmisericordemente al Apra, a sus militantes, dirigentes y a su fundador y líder máximo Víctor Raúl Haya de la Torre.

En 1923 ocurrieron cuatro hechos históricos en un mismo año: 1. El bautizo de fuego de los líderes del APRA, sellándose con sangre la Alianza Obrero-Estudiantil, 2.El líder y fundador del Apra, Víctor Raúl Haya de la Torre cae prisionero, 3. Se efectúa el primer paro general de trabajadores en el Perú,  4. Haya de la Torre es deportado a Panamá.     

Lima - Mayo 1923 / El estudiante Víctor Raúl Haya de la Torre pronunciando su discurso en el patio de la Universidad de San Marcos de Lima (Perú), antes de iniciarse el cortejo fúnebre de las víctimas de la protesta contra la consagración del país al Corazón de Jesús.  

El primer hecho histórico acontece el 23 de mayo de 1923, cuando el dictador Augusto B. Leguía expide un decreto supremo consagrando el Sagrado Corazón de Jesús a la República de Perú. Ante esta decisión de Leguía, los estudiantes universitarios apoyados por los obreros, campesinos y la militancia del Partido Aprista Peruano acordaron protestar públicamente. La noche del 22 de mayo de 1923 se reunieron en el local de la Federación de Estudiantes del Perú los delegados de las Universidades Populares Gonzáles Prada (U.P.G.P.), para dar los toques finales al mitin convocado para el siguiente día.

El entonces Rector de la Universidad Popular Gonzáles Prada, Víctor Raúl Haya de la Torre les dijo: “Mañana vamos a dar una lección práctica al demostrar que nuestra pedagogía es algo vital. El que flaquee debe perder su puesto y será castigado. Si yo flaqueo: que se me castigue o que se me suprima. En esta lección viva nosotros tenemos el deber de ser los primeros. Mañana vamos al laboratorio de la acción para una gran experiencia. Si no sabemos conducirla, seremos indignos de ser vuestros maestros. Vosotros debéis ser dignos discípulos cumpliendo hasta el fin vuestro deber, y cuidando, con toda energía, de que nosotros lo cumplamos”.

El escritor chileno, Alberto Baeza Flores[1], al describir este hecho histórico en su obra “Haya de la Torre y la revolución constructiva de las Américas” asevera que el régimen de Leguía había iniciado una “prototípica maniobra de alta demagogia” y para atraerse a la Iglesia Católica anunció que a ella consagrará la capital del Perú. Y agrega: “…Las jornadas son sangrientas. El régimen de Leguía lanza a la Guardia Republicana y a sus agentes contra los estudiantes y obreros. En la Universidad de San Marcos se enfrenta Haya de la Torre a los esbirros: “! ¡Esta es una casa de la cultura y no una cueva de bárbaros! En las calles hay encuentros sangrientos. Víctor Raúl está en las calles. El obrero Eduardo Colfer salva a Haya de la Torre de un feroz golpe de sable de los policías. Haya de la Torre se pone en frente de una manifestación hacia la plaza de Armas. Lima es una capital de luchas. El régimen de Leguía tiembla”.[1] 

Víctor Raúl al enfrentarse a los soldados les manifiesta: “Ustedes no son los responsables de las medidas de terror que han masacrado a nuestros compañeros. El culpable es el sombrío tirano que se esconde ahí”. Según Felipe Cossío del Pomar, esta jornada marcó el inicio del Frente único de Trabajadores Manuales e Intelectuales y “fue el 23 de mayo el bautizo de fuego de los líderes del APRA, pero también lo fue de los “neo-caballeros” de la reacción” 

Percy Murillo Garaycochea en su obra “Historia del APRA” refiere que frente a estos luctuosos sucesos “Lo cierto es que la ceremonia fue suspendida y que la enorme estatua del Corazón de Jesús, que debió erigirse en la Plaza Principal de Lima y ante quien todo el Ejército, la Marina y los poderes Ejecutivo y Policial, las cámaras legislativas, todos los funcionarios públicos debían desfilar el día 30, quedose en los talleres donde había sido fabricada”.

Después de la exitosa gran movilización popular del 23 de mayo de 1923 en rechazo a la Consagración de la Nación al Corazón de Jesús, Haya de la Torre fue detenido y deportado en octubre de este mismo año.

El segundo hecho histórico sucede el 2 de octubre de 1923, cuando por engaño del comisario de Miraflores de la ciudad de Lima, Haya de la Torre cae prisionero, es reducido al violento silencio y es conducido a la Isla de San Lorenzo, isla en la que se pudren muchas víctimas, todas de las clases sociales, arrojadas allí por sospechas o por venganza. En esta isla Haya de la Torre se declara en huelga de hambre durante ocho (8) días. Los estudiantes y obreros de Lima, Vitarte, Trujillo y otros puntos del país levantaron su unánime voz de protesta y de censura al dictador Leguía. La misma noche en el que a través del voto de los estudiantes se elegía a Víctor Raúl Haya de la Torre, por segunda vez, para ocupar el cargo de presidente de la Federación de Estudiantes del Perú, el líder aprista había sido arrestado.

El tercer hecho histórico se registra al día siguiente, el 3 de octubre de 1923. Por primera vez en la historia política de Lima y del Perú se produce un paro general de 48 horas en protesta a la persecución política que era objeto Haya de la Torre, dispuesto por el dictador Leguía. Los trabajadores manuales e intelectuales piden inmediata “Libertad para el Maestro”. El gobierno, como represalia, dispone la clausura de las Universidades Populares Manuel Gonzáles Prada y de los locales obreros. La situación política se torna muy difícil, no hay acuerdo entre Leguía y los trabajadores manuales e intelectuales. Leguía pierde los papeles, no sabe qué hacer por momentos, hasta que decide deportar a Haya de la Torre, el líder de las multitudes.

El cuarto hecho histórico es la deportación a Panamá de Víctor Raúl Haya de la Torre. El 8 de octubre de 1923, Haya de la Torre fue deportado a Panamá en el barco “Negada”, barco de carga alemán. Ante la negativa de aceptar inyecciones y su estado de salud declinaba, a Haya de la Torre tuvieron que cargarlo en brazos, demacrado y frágil. Cuando el capitán del barco “Negada” quiso entregarle 10 libras peruanas, por orden de Leguía, como requisito para desembarcar en el puerto de Colón, en Panamá, Haya de la Torre, muy indignado por cierto le responde: “Prefiero arañar la tierra antes que recibir oro del tirano”.

El 8 de diciembre de 1931, Luis M. Sánchez Cerro es elegido por el Congreso de la República presidente provisorio del Perú, hecho que fue cuestionado por Víctor Raúl Haya de la Torre y el pueblo aprista, iniciándose una férrea oposición al gobierno en el Congreso por los “Constituyentes” del Partido Aprista Peruano. Posteriormente ocurre un atentado contra Luis M. Sánchez Cerro en marzo de 1932 en la Iglesia Matriz de Miraflores (Lima)  y teniendo su punto más álgido en la Revolución de Trujillo el 7 de julio de 1932 en la que fallecieron más o menos cinco mil civiles como producto del fusilamiento extrajudicial.

En febrero de 1932 Sánchez Cerro da un “autogolpe” dictatorial a través de la Ley de Emergencia que proscribe las actividades del Partido Aprista Peruano y apresa a los 23 de los 27 Constituyentes apristas y los deporta. Haya de la Torre es detenido en mayo de 1932 y permanece en prisión hasta el mes de agosto de 1933.

El segundo gobierno de Óscar R. Benavides empieza el 30 de abril de 1933, concluye el 8 de diciembre de 1939, tras anular las elecciones de 1936 y prorrogar su mandato hasta 1939. Contó con el respaldo del ejército y de la oligarquía. Invocando la situación de emergencia que vivía el país (inestabilidad política, crisis económica, enfrentamiento entre el gobierno y los apristas, conflicto con Colombia, etc.), fue elegido por el Congreso Constituyente para culminar el período del presidente dictatorial Luis M. Sánchez Cerro. El 8 de diciembre de 1939  Benavides hizo el traspaso del poder a Manuel Prado Ugarteche.

Entre noviembre de 1934 y mayo de 1945, - diez años, cinco meses y 23 días, que es la etapa que los apristas denominan de la “Gran Clandestinidad”, el aprismo y Haya de la Torre fueron afectados por una prolongada persecución durante los gobiernos de Óscar R. Benavides y Manuel Prado.

“El 3 de octubre de 1948 – refiere Germán Luna Segura- se sublevó un grupo de oficiales de la Marina al mando de sus respectivas escuadras. El movimiento fracasó por delación de algunos elementos y como consecuencia de los sucesos de aquel día, fueron apresados un sinnúmero de oficiales y subalternos de la Marina encabezados por el Teniente AP Juan Manuel Ontaneda Meyer, así como los civiles Armando Villanueva, Carlos Manuel Cox, Luis Felipe de las Casas, entre otros militantes y dirigentes del APRA fundamentalmente”.[2]

Bajo una nueva etapa persecutoria contra el aprismo Víctor Raúl Haya de la Torre, previo acuerdo del Comité Ejecutivo Nacional del Partido Aprista Peruano, logra asilarse en la embajada de Colombia, donde permanecerá desde enero de 1949 hasta 1954, año este último que el gobierno de Perú autorizó su salida del territorio peruano. “Haya de la Torre abandona la embajada de Colombia en Lima y parte al exilio. Fija su residencia en Roma. Visita París, La Sorbona, Oxford, acude a Upsala, Oslo, Estocolmo y Copenhague. Colabora en “Bohemia” de la Habana, “La esfera” de Caracas, “Excelsior” de México, “Crítica” de Buenos Aires y “acción” de Montevideo. Un año después se inician los contactos en la búsqueda de una salida pacífica que ponga fin a la persecución política y se convoque a elecciones libres en Perú”.[3]

El 8 de marzo de 1948 el presidente José Luís Bustamante y Rivero expide  un decreto aboliendo los Consejos municipales en toda la República debido a que muchos militantes del PAP eran miembros. El 3 de octubre de 1948 se subleva la Escuadra en el Callao. El gobierno de Bustamante y Rivero pone al APRA y a los apristas fuera de la ley acusándoles sin pruebas instrumentales de haber instigado dicho levantamiento naval. El 4 de octubre de 1948, Bustamante y Rivero culpa al Partido Aprista Peruano del levantamiento de la Escuadra del Callao y lo declara fuera de la ley, empezando a perseguir a sus dirigentes, cuando a decir verdad, los apristas no tenían nada que ver con tal suceso. El 13 de octubre de 1948 Haya de la Torre y los apristas fueron perseguidos por “haber intentado derrocar” al gobierno “del señor Bustamante”.

El 27 de octubre de 1948, el general Manuel A. Odría se subleva en Arequipa y asalta el poder, iniciándose la dictadura de ocho años. Condena a los apristas por haber intentado deponer al gobierno de Bustamante que él mismo derrocó. Manuel A. Odría llegó a ser presidente del Perú entre 1948 y 1956.

El 3 de enero de 1949 Haya de la Torre, después de permanecer oculto durante tres meses en Lima, se asila en la Embajada de Colombia, situada en el número 3280 de la avenida Arequipa de Lima-Perú, toda vez que era buscado vivo o muerto por el dictador Manuel A. Odría. Es recibido por el embajador Carlos Echeverri Cortés, aquí continúa como prisionero político hasta el 6 de abril de 1954 debido a que el presidente Odría se negaba a reconocer el derecho de asilo diplomático y a garantizar a Haya de la Torre el salvoconducto para salir del Perú.

El 23 de marzo de 1950, el líder obrero Luis Negreiros Vega, entonces secretario general del PAP y secretario general de la Confederación de Trabajadores del Perú (CTP) es acribillado a balazos en la avenida 28 de julio de la ciudad de Lima. Los disparos fueron realizados por hombres ocultos tras los árboles que habían descendido de un automóvil. El cadáver presentó 29 heridas a bala.

El 7 de abril de 1954 se puso término al asilo de Víctor Raúl Haya de la Torre en la Embajada de Colombia y sale en libertad con destino a México, luego del 3 de enero de 1949 fecha en que fue asilado; es decir, recobra su libertad a los cinco años, tres meses y cuatro días de prisión.

Según Wikipedia, La enciclopedia libre, el APRA; “es uno de los partidos políticos de masas más antiguos de América. Entre los partidos políticos peruanos en actividad es el más longevo, caracterizado por haber sido despojado de victorias electorales por golpes o gobiernos militares luego de haber triunfado en las urnas, también pasó por dos largos periodos de ilegalidad, tanto bajo gobiernos militares como civiles, habiendo sido perseguido por Luis Miguel Sánchez Cerro y Manuel A. Odría[4].

El aprismo es el único partido político en el mundo que ha sido llevado ante la Corte Internacional de La Haya, en la persona de su fundador y jefe Víctor Raúl Haya de la Torre, acusado de supuestos “crímenes comunes”, y que después de un largo proceso de investigación judicial fue absuelto, quedó libre de toda culpa y responsabilidad, por cuanto “el Gobierno del Perú no ha podido demostrar que los delitos de que acusa a Haya de la Torre sean delitos comunes”, según el fallo de la Corte Mundial del 20 de noviembre de 1950, ratificado por el 2do. Fallo del 27 de noviembre del mismo mes y año y el del 13 de junio de 1951.

Qué tiempos aquellos en que los apristas fueron objetos de torturas, cárceles, exilios, amenazas de muerte, atentados, persecuciones políticas e ilegalización del APRA. Qué tiempos aquellos, tiempos duros y sacrificados, en el que hacer vida política constituía poner en riesgo la vida propia de los líderes, dirigentes y militantes o ser privado de los derechos fundamentales que debe tener todo ser humano, sólo por defender la democracia, la libertad, la justicia social, el derecho de los trabajadores a vivir en paz, con empleo digno, salario justo y libertad de credos.

A pesar de los intentos fallidos de la antipatria, de los dictadores de turno y de todos los países imperialistas por desaparecer al Apra, creo interpretar que hoy más que nunca los apristas se mantienen orgullosos de su gran Partido, unidos por un mismo ideal, por una misma fe y confiados en el nuevo amanecer de un Perú digno, libre, justo y próspero.

Ni la ilegalización, ni las persecuciones, ni las calumnias y menos la judicialización de la política  han podido frenar la conciencia y la mística aprista, su espíritu de lucha, de hermandad y de justicia social, su indeclinable y permanente acción revolucionaria por los más necesitados.



[1] Baeza Flores, Alberto, “Haya de la Torre y la Revolución Constructiva de las Américas”. Editorial Claridad, S.A., Buenos Aires, Primera edición, abril de 1962, pp.62-63.

 

[2] Luna Segura, Germán. APRA, derrotero, signo y destino de un pueblo. 3ª. Edición Popular La Tribuna, Print Color, S.A., Lima, diciembre 1982, p.28.

[3] Luna Segura, Germán.  Op.cit., p. 29.

[4] Alianza Popular Revolucionaria Americana. https://es.wikipedia.org/wiki/Alianza_Popular_Revolucionaria_Americana

 

 

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