Artículos periodísticos y de investigación

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30 de octubre de 2020

EL APRA Y LA DESCAUDILLIZACIÓN DEL PODER

EL APRA Y LA DESCAUDILLIZACIÓN DEL PODER

Escribe: Dr. Eudoro Terrones Negrete

 


Históricamente el caudillismo es un fenómeno social y político surgido en el siglo XIX en Hispanoamérica. Pero también fue una consecuencia de la etapa del régimen colonial a la independencia. Las nuevas instituciones políticas, creadas después de 1810 se inspiraron en un pensamiento teórico y en la imitación de formas de gobierno republicano, sobre todo de los Estados Unidos de América.

Las primeras constituciones políticas de Hispanoamérica pretendieron implantar instituciones que surgieron en condiciones históricas diferentes y cuyo funcionamiento real era desconocido por la casi totalidad de sus propugnadores. De ahí que tuvieron gran dificultad para aplicarlas en beneficio de la mayoría de las nuevas naciones, llegando a generar frecuentes golpes de estado, revoluciones entrecomilladas o reformas constitucionales para legitimar anormalidades políticas.

El caudillaje es un sistema de acción política y de gobierno, que se caracteriza por la preeminencia de los caudillos militares y sus disputas por el poder político. Al respecto, el historiador Jorge Basadre señala: “Es la adaptación tropical de la democracia. Es la venganza de la realidad contra los cánones rígidos que se quiere trasplantar de tierras ultramarinas, o de libros enfáticos. En vano se suceden las Constituciones con modificaciones intrínsecas, más o menos trascendentales: el caudillaje persiste con sus revoluciones, su fatal secuela. Y las revoluciones son, o pretenden ser, dictaduras plebiscitarias. El caudillaje resulta favoreciendo a la democracia a su manera. Derriba el mito legalista, pero permite el encumbramiento de genuinos productos del pueblo, a cuya clase social no estaba abierta aún la posibilidad de la cultura y del auge. Es una válvula de ascensión que no ofrecía en lo demás la vida de entonces, que dejó intactas las bases feudales de la economía de la colonia…) Pero fue funesto porque acentuó la desorganización, porque implicó el predominio de intereses bastardos o mezquinos, porque no se sedimentó en una gran figura estable, porque no mató del todo a la colonia”.

El caudillo es todo líder político, cuyo poder discurre de la ascendencia emocional sobre las masas populares. Por extensión, se aplica a dictadores y tiranos, cuyo gobierno, en escala regional o nacional, se basa esencialmente en el apoyo irrestricto de adeptos civiles y militares.

A raíz del caudillismo aparecieron en cada país de América Latina líderes carismáticos cuya forma de acceder al poder y llegar al gobierno se basaba en mecanismos informales y difusos de reconocimiento del liderazgo por parte de fracciones importantes de las masas, que depositaban en el caudillo su confianza, apoyo y facultad para resolver los problemas colectivos como mejor le parecía. Cuando el caudillo no satisfacía las expectativas de las mayorías y éstas se veían frustradas o desengañadas, las fracciones de las masas se ponían de acuerdo para seguir a otro caudillo que lograra interpretar sus aspiraciones, anhelos, intereses y necesidades en procura del desarrollo del país.

En un artículo escrito por Haya de la Torre en octubre de 1924, en Londres, se lee lo siguiente: “Después de la batalla de Ayacucho, nuestra historia nacional es sólo un cúmulo de indignidades. El Perú republicano como el Perú Colonial, ha vivido bajo el sometimiento más oprobioso, bajo la explotación más cínica de todas aquellas castas de caudillos y politicastros que han usufructuado de los presupuestos fiscales durante un siglo. Los apellidos de las grandes familias se repiten constantemente en nuestra historia política. Hemos soportado una verdadera dinastía gubernamental y todos sabemos que de cada cien fortunas noventaicinco son de origen fiscal en el Perú”.

Las causas de la aparición del caudillismo en América Latina fueron principalmente la ausencia de consenso político, la existencia de teorías de gobierno utópicas y la guerra de la independencia. Los partidos de los caudillos eran hombre de armas y personas de las clases adineradas que ofrecían su concurso económico con la esperanza de recuperarlas con creces tan pronto se hacían del gobierno. Así surgieron los caudillos que deponían por la fuerza y la punta de las bayonetas a los gobernantes de turno, disolvían el Congreso o se autoproclamaban presidentes provisionales, para ulteriormente convocar a un nuevo Congreso y a nuevas “elecciones” y auto-elegirse mandatario de la Nación.

El caudillismo se desarrolló principalmente en México, España, Portugal, Perú, Argentina, Colombia, Bolivia, Paraguay, Ecuador y Venezuela.

Entre algunos de los caudillos de mayor influencia podemos mencionar a Jorge Eliécer Gaitán, en Colombia; Juan Manuel de Rosas, en Argentina; Antonio López de Santa Anna, en México; José Gaspar Rodríguez de Francia, en Paraguay; José Antonio Páez, Antonio Guzmán Blanco, José Tadeo Monagas, en Venezuela; Francisco Franco, en España; Antonio de Oliveira Salazar, en Portugal y Agustín Gamarra Messía en Perú

Son consecuencias principales del caudillaje la inestabilidad política debido a los sucesivos años de enfrentamientos políticos presididos por las diferentes facciones que se disputaban el poder periódicamente y que en algunos casos desembocó en dictaduras, represiones a la oposición, estancamiento y retraso económico, político y cultural.

De esta forma, las repúblicas hispanoamericanas se constituyeron sobre una base inconsistente, sobre un Estado desorganizado económicamente y caótico en el orden político, sin planes de gobierno, imperando sí la fuerza bruta como herencia. Se reorganizaba el gobierno sólo para desacreditar al anterior presidente y jalar agua para su molino, abandonando las obras emprendidas y ejecutando otras nuevas de mayor impacto político-electoral. Se llegó a consolidar fuertes regionalismos o chauvinismos parroquianos al compás de las ambiciones personales del caudillo. Agustín Gamarra Messía, por ejemplo, representó los intereses del sur andino, del Cuzco; Andrés de Santa Cruz, los de Bolivia y Arequipa.

Desde que Perú fue una república independiente atravesó por una etapa gubernamental de inestabilidad política, de guerras, de despilfarro, de corrupción e inmoralidad, de lucha de caudillos organizados por los militares para alcanzar la presidencia de la República. La larga sucesión de caudillos políticos, de militares en el poder, impidió concretar cualquier tipo de políticas a largo plazo que promoviera el bienestar individual y colectivo.

Leguía permaneció en el poder durante once años (1919-1930) con una política de manipulación del orden jurídico y amedrentamiento de la oposición. Este período, conocido como el Oncenio, terminó en 1930 con el popular golpe de estado de Luís Miguel Sánchez Cerro, que inició un período de gobiernos militares y de irrupción de movimientos populares –como el APRA o el Partido Comunista Peruano – en el escenario político. Al final de este período se sucedieron presidentes democráticos interrumpidos primero por el Ochenio de Manuel A. Odría A., y un breve golpe militar para continuar con la sucesión presidencial.

Durante los años 60 la crisis política se hizo patente, lo que provocó la revolución de las Fuerzas Armadas, en 1968, al mando del general Juan Velasco Alvarado, con una política anti-estadounidense y relativamente anti oligárquica. La presidencia de la República de Perú había sido asumida por el general Francisco Morales Bermúdez en el año de 1975 y se puso fin a la Revolución de las Fuerzas Armadas y se retornó a la democracia. Se redactó entonces una nueva Constitución política mediante una Asamblea Constituyente en 1979, asamblea presidida por Víctor Raúl Haya de la Torre y se convocó a elecciones en 1980.


Víctor Raúl Haya de la Torre, el fundador del Apra

Víctor Raúl Haya de la Torre, el fundador de la Alianza Popular Revolucionaria Americana (APRA) y uno de los más grandes políticos del siglo XX,  en sus Obras completas explica que el aprismo es un partido político anti-caudillista: “Y el aprismo no es Partido para mí, cosa que jamás pensé ni a la que jamás aspiré. Es un partido para el pueblo y allí está” (Obras completas, Tomo 1:365).

“En el Partido las personas quedan atrás. Son los principios, los ideales, los caminos, los designios, los rumbos, los que nos guían, nos inspiran, nos dirigen. Porque son las verdaderas consignas con que nosotros trabajamos por el Perú”  Obras completas, Tomo 5:504).

Puntualiza más adelante Haya de la Torre: “Partido sin caudillo, ni nombres propios, el nuestro debe ser un Partido de principios y no de personas. Sin duda el primero que aparece en el Perú de nuestro siglo”.  

Haya de la Torre, al aceptar, de manera responsable y consciente de sus consecuencias, la designación por su partido, el Apra, como candidato a la Presidencia de la República de Perú, expresó: “En el aprismo, no hay caudillos sino la voluntad de las mayorías, y soldados sumisos que cumplimos las órdenes de las mayorías” (Luis Alberto Sánchez, Haya de la Torre o el político, Lima, 1979:183).

En su discurso por el Día de la Fraternidad, pronunciado en Lima el 25 de febrero de 1961, Haya de la Torre enfatizó: “En un movimiento como el nuestro, las personas no tienen importancia; por consiguiente, las candidaturas no son fines sino medios. ¡Ay de los impacientes, que quienes podíamos serlo, no lo somos! Hay que tener otras preocupaciones”.

Explicaba Haya de la Torre: “Hasta que el Aprismo aparece, los partidos surgidos habían sido hordas caudillistas que llevaban un nombre propio: pierolismo, cacerismo, gamarrismo, orbegosismo, etc. Nosotros somos, pues, un capítulo nuevo en la historia política del Perú, cuando aparece un Partido que no lleva el nombre de una persona, pero que tiene su partida de bautismo heroica en un nombre y apellido que representa a la familia peruana, que quiere justicia y libertad” (Ediciones Okura, Revolución sin balas. 15 discursos de Haya de la Torre, Lima, 1984: 207).

Decimos que en el Perú el aprismo es un partido anti-caudillista por varias razones: No lleva el nombre propio de un caudillo ni de hombres providenciales. El aprismo se formó al conjuro de ideas, de principios, de programas y no de personas ni de familias. El aprismo es un partido en el que predomina la voluntad, las decisiones, orientaciones y órdenes de las mayorías.

En el Perú y en los demás países de América Latina debería superarse definitivamente aquellas etapas nefastas en que imperó el caudillaje político que castró rebeldías, frustró esperanzas, engendró golpes de Estado, acentuó la desocupación, la pobreza extrema, la explotación de clases sociales, la geminación y consolidación de oligarquías militares y financieras en contra de los grandes intereses nacionales.

Las juventudes revolucionarias de los países de América Latina y particularmente las juventudes de la Alianza Popular Revolucionaria Americana (APRA) de Perú, luego de tomar conciencia de su rol histórico y fijar posición sobre el futuro que les espera,  desde hoy claman a gritos la existencia de gobiernos populares, democráticos, libertarios, pacíficos y justicieros, que sean capaces de descaudillizar el poder político, promover la transformación total de las estructuras y arribar definitivamente al bienestar y a la felicidad de las mayorías nacionales, con trabajo masivo y bien remunerado, educación gratuita de calidad en todos los niveles y modalidades educativas, seguro social universal gratuito, servicios de salud de calidad para todos, viviendas sociales al alcance presupuestal de las mayorías nacionales, centros comunitarios de recreación social para todas las edades, etc.

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26 de octubre de 2020

PERÚ: HACIA UNA POLÍTICA ECONÓMICA ORIENTADA POR LA ÉTICA

PERÚ: 

HACIA UNA POLÍTICA ECONÓMICA 

ORIENTADA POR LA ÉTICA


Escribe: 

Dr. Eudoro Terrones Negrete


DESCRIPCIÓN DEL PERÚ

El Perú, situado en América del Sur,  tiene una población estimada de más de 32 millones de habitantes en una extensión territorial de 1´285,215.60 kilómetros cuadrados. Su población es relativamente joven, cuatro de cada diez son menores de 17 años. La esperanza de vida de sus habitantes es de 71,7 años para hombres y 76,9 para mujeres. Cerca del 80% de sus habitantes profesan la religión católica.

Cuenta con una cultura precolombina más rica de América, tres regiones naturales (Costa, Sierra y Selva), geografía difícil y heterogénea, climas benignos, variada riqueza natural y gastronómica. Desarrolla actividades forestales, agrícolas, pesqueras, arqueológicas, turísticas, mineras y de manufactura de productos textiles.

El Perú es un país agro-minero, exportador de materias primas,  multiétnico, plurilingüe, multicultural, en el que conviven todas las etapas del desarrollo económico y social del mundo, con un Índice de Desarrollo Humano medio.

El Perú es un país de megadiversidad, posee variedad de ecosistemas, de flora y de fauna, históricas tradiciones, usos, costumbres y formas de vida.

 

CRISIS Y PROBLEMAS

Actualmente la sociedad peruana atraviesa por una crisis estructural en sus dimensiones comunicativa, social, sanitaria, política, económica, educativa, cultural, jurídica y moral.

Hay una brecha social entre ricos y pobres, los bienes materiales  y económicos están concentrados en pocas manos: hay más personas que tienen poco y casi nada de poder y pocas personas que tienen mucho poder en lo jurídico, político, económico, financiero y comunicacional. Hay deficiente e inequitativa explotación  de los recursos naturales e injusta distribución de la riqueza nacional. Hay concentración de medios de comunicación en pocas manos (periódicos, radioemisoras y canales de televisión) que mantienen baja credibilidad y poco contribuyen con la educación de la población.

El Perú es un país permisivo de antivalores. En el país ocurren casos de corrupción impunes y con millones de soles de pérdida para el Estado;  el enfrentamiento entre los poderes Ejecutivo y Legislativo y la clase política, el abuso con la prisión preventiva, la criminalización de la política y la politización de la justicia, la explotación del hombre por el hombre y del hombre por el Estado, dos intentos truncos de vacancia por incapacidad moral del Presidente Martín Vizcarra, etc., que generan un nebuloso clima de incertidumbre, relativa inestabilidad política e inseguridad jurídica y que bloquean toda posibilidad de captar nuevas y mayores inversiones de capital nacional y extranjero que tanto necesita el país para crecer y desarrollarse.

En Perú, como producto de la competencia sin fronteras dentro de un libre mercado, donde hay de todo y para todos, se producen actos de corrupción en sus modalidades de doble facturación, exageración de las bondades del producto o bien, pago disminuido de impuestos, subvaluación, sobrefacturación, pago de coimas para la obtención de licencias y contratos de proyectos de obras públicas, manipulación contable, desnivel excesivo de salarios y sueldos en la administración del Estado, prácticas deshonestas para evitar que una empresa sea comprada por otra, aprobación de contratos con ventajas y beneficios a empresas corruptas, entre otros.

En el Perú persisten problemas que preocupan mucho a la población y que requieren de solución: la crisis integral, el desempleo masivo, la pobreza crítica y extrema, el periodismo sensacionalista, la crisis de credibilidad mediática, la demagogia, el populismo, el nepotismo, el burocratismo, el autocratismo, la cleptocracia, el transfuguismo político, el exceso de publicidad del Estado en los medios, los monopolios y oligopolios, la especulación financiera, las interferencias de líneas telefónicas,  la violencia contra la mujer, la crisis sanitaria letal producida por el Coronavirus, entre otros.

Creo interpretar que frente a estos problemas la mayoría de la población demanda y exige una nueva hornada de congresistas, ministros, gobernadores regionales, alcaldes y líderes políticos que tengan más cerebro que sentimiento e hígado, más mística y espíritu de servicio al bien común, más conducta incorruptible y transparente, más conciencia integracionista, más sensibilidad y solidaridad social, más sólidos principios y valores éticos, más responsabilidad social, jurídica y ética y que dominen el pensamiento racional-crítico, el pensamiento dialéctico y el pensamiento estratégico en procura de soluciones oportunas para los problemas del país.

 

POLÍTICA ECONÓMICA Y ÉTICA

Dentro de este contexto social, político y jurídico considero que el Perú necesita en líneas generales una POLÍTICA ECONÓMICA ORIENTADA POR LA ÉTICA con el fin de superar la paradoja de la pobreza en medio de la riqueza.

Concuerdo plenamente con las expresiones de Bernardo Kliksberg, cuando en su obra  “Más ética, más desarrollo” señala que hay tres cosas que deben ser superadas en la aplicación de políticas sociales: a) el reduccionismo economicista, para construir políticas socioeconómicas, b) el asistencialismo, para concebir una política social que genere realmente oportunidades, y c) su verticalidad, para dar paso a la participación y a las relaciones horizontales entre todos los sectores de la sociedad”.

El Perú puede cambiar, debe cambiar, contribuyamos al cambio y esperemos el cambio a partir del 28 de julio de 2021 al cumplirse el Bicentenario de la Independencia del Perú.

Todo dependerá del adecuado uso del voto que los ciudadanos hagan en las elecciones del 11 de abril de 2021, eligiendo al mejor partido político, a la mejor plancha presidencial y a los mejores congresistas que sean capaces de dar solución a los problemas del país. Esperemos que así sea en aras del bien común y del futuro del Perú.


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22 de octubre de 2020

EL BUROCRATISMO EN EL PERÚ, ¿QUÉ HACER?

        EL BUROCRATISMO EN EL PERÚ, ¿QUÉ HACER?

Escribe: Dr. Eudoro Terrones Negrete

 

Descripción del problema

La administración pública en el Perú ha demostrado a todas luces ser envilecida y vacilante, discontinua e inestable en sus esfuerzos y objetivos. Se mantiene adormecida por el servilismo político-partidario, envejecido y obsoleto en su organización, hundida sus raíces en el soberbial conservadurismo tradicional y en la prestación de un servicio deficiente a la población.

Para nadie es novedad que los diferentes sectores públicos se afincan en la inestabilidad organizativa por la indefinición de atribuciones y funciones y el desorden administrativo y jurídico.

Contenido por cimientos asimétricos e inarmónicos, pronto muestra a los usuarios la psicología disociativa de una burocracia del Estado con toques de autoritarismo y de personalismo caprichoso ajeno a los intereses de desarrollo y progreso del país. Siempre exigiendo más derechos a costa del cumplimiento de menos deberes.

El burócrata peruano sustituye la respuesta por un vuelva mañana, la decisión por un ya lo estudiaremos, la responsabilidad por el memorando, la acción por la inercia, la solución por la creación de un nuevo organismo público y la realidad por la aprobación de otra ley.

Esta situación problemática motiva la justa y natural protesta y censura por parte de la población, más todavía cuando reciben a diario respuestas como estas: “no, la ley prohíbe”, “le falta una copia”, “aquí no corresponde”, “pase a la otra oficina”, “que venga el interesado”, “vuelve a hacerlo conforme lo indiqué”, “acaba de salir mi jefe, vuelva mañana”, “espere unos días” o en el extremo “una propinita para que lo haga ahorita”, y cosas por el estilo.

Mantener en sus puestos a burócratas improductivos cuesta millones de soles al Estado, dinero que sale del pago de impuestos que realizan los ciudadanos y las empresas por uno y otro concepto.


Burocracia, burocratismo y burocratización

En su sentido coloquial y popular, burocracia equivale a ineficiencia, pereza y desperdicio; es el ejercicio del poder a través del escritorio de las oficinas de los funcionarios públicos y en condiciones insatisfactorias para los usuarios de los servicios del Estado.

Una dependencia del Estado incurre en burocratismo cuando se sobredimensiona de personal de baja calidad profesional, cuando tiene más personal de lo que realmente necesita, cuando capta personal sólo por favores políticos y sin la capacidad suficiente para el cargo, y cuando  hacen mal el trabajo que están obligados a hacerlo bien.

“El trámite –ese movimiento frenético de papelitos de las oficinas – es la razón de ser del burócrata. De aquí que a la excesiva tramitación se la llama burocratización”, señala Pablo Huneeus en su obra “Los burócratas. Un nuevo análisis del Estado”.

El burócrata

El burócrata presta un deficiente servicio a la población y se queja a diario del “mucho trabajo acumulado” que tiene.

La organización burocrática en el Estado es de carácter endógeno, entrópico, parasitario y reactivo; satisface los requisitos internos pero se olvida del servicio tipo de servicio oportuno y eficiente que debe prestarse a la población.

El burócrata existe sólo para sí mismo; no le importa el público, trata a las personas como si fueran a pedirle una limosna o un favor. Es perezoso, indolente, insensible, desatento, irresponsable, improductivo y no justifica la remuneración que percibe.

El burócrata hace difícil los trámites de expedientes, los retiene en su escritorio más allá del tiempo necesario. Toma decisiones muy lentamente; se resiste al cambio, crea reglas y procesos cada vez más complicados y hasta contradictorios, retrasa los trabajos o tareas que tiene planificado, retrasa la entrega de informes, de planes, de proyectos ye resoluciones, no permite avanzar ni solucionar nada. Se olvida que es ante todo y por sobre todas las cosas un servidor público.

Consecuencias

El burocratismo desplaza en muchos casos el objeto, el fin y las metas de desarrollo de los gobiernos de turno; desarrolla el liderazgo autocrático y antiético; produce normas, reglas, trámites, formatos y papeleo en exceso; encarece los servicios administrativos que presta el Estado; disminuye y atrofia la creatividad y la producción de las empresas públicas; extiende los plazos para la solución de problemas o conflictos sociales; retrasa el cumplimiento de promesas, planes, programas, proyectos y obras; genera mala reputación del servidor público; alimenta posiblemente a los casos de corrupción; dificulta y retrasa el desarrollo social y económico del país.

Medidas correctivas

La solución del problema requiere de la aplicación de una verdadera reforma estructural del Estado y de una reingeniería fina en la Administración pública. Asimismo se necesita aplicar medidas efectivas de erradicación del nepotismo y de las tarjetas de recomendación político-partidaria para el ingreso al sector público; capacitar a los empleados para un mejor y eficiente servicio a la población, y desarrollar una política laboral con estímulos a la eficiencia del personal.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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18 de octubre de 2020

REPRESIÓN, PERSECUCIÓN E ILEGALIZACIÓN DEL APRA EN EL PERU

REPRESIÓN, PERSECUCIÓN E ILEGALIZACIÓN

DEL APRA EN EL PERU 


Escribe:  Dr. Eudoro Terrones Negrete


Víctor Raúl Haya de la Torre, por siempre en el corazón del pueblo
 

Desde la fundación de la Alianza Popular Revolucionaria Americana (APRA) el 7 de mayo de 1924 en México, la oligarquía económico-financiera, los grandes grupos de poder político, los comunistas criollos, los gobiernos pro-imperialistas, los pro golpistas de Estado, los dictadores y los tránsfugas políticos con ambiciones de poder, entre otros, empezaron a reprimir inmisericordemente al Apra, a sus militantes, dirigentes y a su fundador y líder máximo Víctor Raúl Haya de la Torre.

En 1923 ocurrieron cuatro hechos históricos en un mismo año: 1. El bautizo de fuego de los líderes del APRA, sellándose con sangre la Alianza Obrero-Estudiantil, 2.El líder y fundador del Apra, Víctor Raúl Haya de la Torre cae prisionero, 3. Se efectúa el primer paro general de trabajadores en el Perú,  4. Haya de la Torre es deportado a Panamá.

El primer hecho histórico acontece el 23 de mayo de 1923, cuando el dictador Augusto B. Leguía expide un decreto supremo consagrando el Sagrado Corazón de Jesús a la República de Perú. Ante esta decisión de Leguía, los estudiantes universitarios apoyados por los obreros, campesinos y la militancia del Partido Aprista Peruano acordaron protestar públicamente. La noche del 22 de mayo de 1923 se reunieron en el local de la Federación de Estudiantes del Perú los delegados de las Universidades Populares Gonzáles Prada (U.P.G.P.), para dar los toques finales al mitin convocado para el siguiente día.

El entonces Rector de la Universidad Popular Gonzáles Prada, Víctor Raúl Haya de la Torre les dijo: “Mañana vamos a dar una lección práctica al demostrar que nuestra pedagogía es algo vital. El que flaquee debe perder su puesto y será castigado. Si yo flaqueo: que se me castigue o que se me suprima. En esta lección viva nosotros tenemos el deber de ser los primeros. Mañana vamos al laboratorio de la acción para una gran experiencia. Si no sabemos conducirla, seremos indignos de ser vuestros maestros. Vosotros debéis ser dignos discípulos cumpliendo hasta el fin vuestro deber, y cuidando, con toda energía, de que nosotros lo cumplamos”.

El escritor chileno, Alberto Baeza Flores[1], al describir este hecho histórico en su obra “Haya de la Torre y la revolución constructiva de las Américas” asevera que el régimen de Leguía había iniciado una “prototípica maniobra de alta demagogia” y para atraerse a la Iglesia Católica anunció que a ella consagrará la capital del Perú. Y agrega: “…Las jornadas son sangrientas. El régimen de Leguía lanza a la Guardia Republicana y a sus agentes contra los estudiantes y obreros. En la Universidad de San Marcos se enfrenta Haya de la Torre a los esbirros: “!Esta es una casa de la cultura y no una cueva de bárbaros!. En las calles hay encuentros sangrientos. Víctor Raúl está en las calles. El obrero Eduardo Colfer salva a Haya de la Torre de un feroz golpe de sable de los policías. Haya de la Torre se pone en frente de una manifestación hacia la plaza de Armas. Lima es una capital de luchas. El régimen de Leguía tiembla”.

Víctor Raúl al enfrentarse a los soldados les manifiesta: “Ustedes no son los responsables de las medidas de terror que han masacrado a nuestros compañeros. El culpable es el sombrío tirano que se esconde ahí”. Según Felipe Cossío del Pomar, esta jornada marcó el inicio del Frente único de Trabajadores Manuales e Intelectuales y “fue el 23 de mayo el bautizo de fuego de los líderes del APRA, pero también lo fue de los “neo-caballeros” de la reacción”

Percy Murillo Garaycochea en su obra “Historia del APRA” refiere que frente a estos luctuosos sucesos “Lo cierto es que la ceremonia fue suspendida y que la enorme estatua del Corazón de Jesús, que debió erigirse en la Plaza Principal de Lima y ante quien todo el Ejército, la Marina y los poderes Ejecutivo y Policial, las cámaras legislativas, todos los funcionarios públicos debían desfilar el día 30, quedose en los talleres donde había sido fabricada”.

Después de la exitosa gran movilización popular del 23 de mayo de 1923 en rechazo a la Consagración de la Nación al Corazón de Jesús, Haya de la Torre es detenido y deportado en octubre de este mismo año.

El segundo hecho histórico sucede el 2 de octubre de 1923, cuando por engaño del comisario de Miraflores de la ciudad de Lima, Haya de la Torre cae prisionero, es reducido al violento silencio y es conducido a la Isla de San Lorenzo, isla en la que se pudren muchas víctimas, todas de las clases sociales, arrojadas allí por sospechas o por venganza. En esta isla Haya de la Torre se declara en huelga de hambre durante ocho (8) días. Los estudiantes y obreros de Lima, Vitarte, Trujillo y otros puntos del país levantaron su unánime voz de protesta y de censura al dictador Leguía. La misma noche en el que a través del voto de los estudiantes se elegía a Víctor Raúl Haya de la Torre, por segunda vez, para ocupar el cargo de presidente de la Federación de Estudiantes del Perú, el líder aprista había sido arrestado.

El tercer hecho histórico se registra al día siguiente, el 3 de octubre de 1923. Por primera vez en la historia política de Lima y del Perú se produce un paro general de 48 horas en protesta a la persecución política que era objeto Haya de la Torre, dispuesto por el dictador Leguía. Los trabajadores manuales e intelectuales piden inmediata “Libertad para el Maestro”. El gobierno, como represalia, dispone la clausura de las Universidades Populares Manuel Gonzáles Prada y de los locales obreros. La situación política se torna muy difícil, no hay acuerdo entre Leguía y los trabajadores manuales e intelectuales. Leguía pierde los papeles, no sabe qué hacer por momentos, hasta que decide deportar a Haya de la Torre, el líder de las multitudes.

El cuarto hecho histórico es la deportación a Panamá de Víctor Raúl Haya de la Torre. El 8 de octubre de 1923, Haya de la Torre es deportado a Panamá en el barco “Negada”, barco de carga alemán. Ante la negativa de aceptar inyecciones y su estado de salud declinaba, a Haya de la Torre tuvieron que cargarlo en brazos, demacrado y frágil. Cuando el capitán del barco “Negada” quiso entregarle 10 libras peruanas, por orden de Leguía, como requisito para desembarcar en el puerto de Colón, en Panamá, Haya de la Torre, muy indignado por cierto le responde: “Prefiero arañar la tierra antes que recibir oro del tirano”.

El 8 de diciembre de 1931, Luis M. Sánchez Cerro es elegido por el Congreso de la República presidente provisorio del Perú, hecho que fue cuestionado por Víctor Raúl Haya de la Torre y el pueblo aprista, iniciándose una férrea oposición al gobierno en el Congreso por los “Constituyentes” del Partido Aprista Peruano. Posteriormente ocurre un atentado contra Luis M. Sánchez Cerro en marzo de 1932 en la Iglesia Matriz de Miraflores (Lima)  y teniendo su punto más álgido en la Revolución de Trujillo el 7 de julio de 1932 en la que fallecieron más o menos cinco mil civiles como producto del fusilamiento extrajudicial.

En febrero de 1932 Sánchez Cerro da un “autogolpe” dictatorial a través de la Ley de Emergencia que proscribe las actividades del Partido Aprista Peruano y apresa a los 23 de los 27 Constituyentes apristas y los deporta. Haya de la Torre es detenido en mayo de 1932 y permanece en prisión hasta el mes de agosto de 1933.

El segundo gobierno de Óscar R. Benavides empieza el 30 de abril de 1933, concluye el 8 de diciembre de 1939, tras anular las elecciones de 1936 y prorrogar su mandato hasta 1939. Contó con el respaldo del ejército y de la oligarquía. Invocando la situación de emergencia que vivía el país (inestabilidad política, crisis económica, enfrentamiento entre el gobierno y los apristas, conflicto con Colombia, etc.), fue elegido por el Congreso Constituyente para culminar el período del presidente dictatorial Luis M. Sánchez Cerro. El 8 de diciembre de 1939  Benavides hizo el traspaso del poder a Manuel Prado Ugarteche.

Entre noviembre de 1934 y mayo de 1945, - diez años, cinco meses y 23 días, que es la etapa que los apristas denominan de la “Gran Clandestinidad”, el aprismo y Haya de la Torre fueron afectados por una prolongada persecución durante los gobiernos de Óscar R. Benavides y Manuel Prado.

“El 3 de octubre de 1948 – refiere Germán Luna Segura- se sublevó un grupo de oficiales de la Marina al mando de sus respectivas escuadras. El movimiento fracasó por delación de algunos elementos y como consecuencia de los sucesos de aquel día, fueron apresados un sinnúmero de oficiales y subalternos de la Marina encabezados por el Teniente AP Juan Manuel Ontaneda Meyer, así como los civiles Armando Villanueva, Carlos Manuel Cox, Luis Felipe de las Casas, entre otros militantes y dirigentes del APRA fundamentalmente”.[2]

Bajo una nueva etapa persecutoria contra el aprismo Víctor Raúl Haya de la Torre, previo acuerdo del Comité Ejecutivo Nacional del Partido Aprista Peruano, logra asilarse en la embajada de Colombia, donde permanecerá desde enero de 1949 hasta 1954, año este último que el gobierno de Perú autorizó su salida del territorio peruano. “Haya de la Torre abandona la embajada de Colombia en Lima y parte al exilio. Fija su residencia en Roma. Visita París, La Sorbona, Oxford, acude a Upsala, Oslo, Estocolmo y Copenhague. Colabora en “Bohemia” de la Habana, “La esfera” de Caracas, “Excelsior” de México, “Crítica” de Buenos Aires y “acción” de Montevideo. Un año después se inician los contactos en la búsqueda de una salida pacífica que ponga fin a la persecución política y se convoque a elecciones libres en Perú”.[3]

El 8 de marzo de 1948 el presidente José Luís Bustamante y Rivero expide  un decreto aboliendo los Consejos municipales en toda la República debido a que muchos militantes del PAP eran miembros. El 3 de octubre de 1948 se subleva la Escuadra en el Callao. El gobierno de Bustamante y Rivero pone al APRA y a los apristas fuera de la ley acusándoles sin pruebas instrumentales de haber instigado dicho levantamiento naval. El 4 de octubre de 1948, Bustamante y Rivero culpa al Partido Aprista Peruano del levantamiento de la Escuadra del Callao y lo declara fuera de la ley, empezando a perseguir a sus dirigentes, cuando a decir verdad, los apristas no tenían nada que ver con tal suceso. El 13 de octubre de 1948 Haya de la Torre y los apristas fueron perseguidos por “haber intentado derrocar” al gobierno “del señor Bustamante”.

El 27 de octubre de 1948, el general Manuel A. Odría se subleva en Arequipa y asalta el poder, iniciándose la dictadura de ocho años. Condena a los apristas por haber intentado deponer al gobierno de Bustamante que él mismo derrocó. Manuel A. Odría llegó a ser presidente del Perú entre 1948 y 1956.

El 3 de enero de 1949 Haya de la Torre, después de permanecer oculto durante tres meses en Lima, se asila en la Embajada de Colombia, situada en el número 3280 de la avenida Arequipa de Lima-Perú, toda vez que era buscado vivo o muerto por el dictador Manuel A. Odría. Es recibido por el embajador Carlos Echeverri Cortés, aquí continúa como prisionero político hasta el 6 de abril de 1954 debido a que el presidente Odría se negaba a reconocer el derecho de asilo diplomático y a garantizar a Haya de la Torre el salvoconducto para salir del Perú.

El 23 de marzo de 1950, el líder obrero Luis Negreiros Vega, entonces secretario general del PAP y secretario general de la Confederación de Trabajadores del Perú (CTP) es acribillado a balazos en la avenida 28 de julio de la ciudad de Lima. Los disparos fueron realizados por hombres ocultos tras los árboles que habían descendido de un automóvil. El cadáver presentó 29 heridas a bala.

El 7 de abril de 1954 se puso término al asilo de Víctor Raúl Haya de la Torre en la Embajada de Colombia y sale en libertad con destino a México, luego del 3 de enero de 1949 fecha en que fue asilado; es decir, recobra su libertad a los cinco años, tres meses y cuatro días de prisión.

Según Wikipedia, La enciclopedia libre, el APRA; “es uno de los partidos políticos de masas más antiguos de América. Entre los partidos políticos peruanos en actividad es el más longevo, caracterizado por haber sido despojado de victorias electorales por golpes o gobiernos militares luego de haber triunfado en las urnas, también pasó por dos largos periodos de ilegalidad, tanto bajo gobiernos militares como civiles, habiendo sido perseguido por Luis Miguel Sánchez Cerro y Manuel A. Odría[4].

El aprismo es el único partido político en el mundo que ha sido llevado ante la Corte Internacional de La Haya, en la persona de su fundador y jefe Víctor Raúl Haya de la Torre, acusado de supuestos “crímenes comunes”, y que después de un largo proceso de investigación judicial fue absuelto, quedó libre de toda culpa y responsabilidad, por cuanto “el Gobierno del Perú no ha podido demostrar que los delitos de que acusa a Haya de la Torre sean delitos comunes”, según el fallo de la Corte Mundial del 20 de noviembre de 1950, ratificado por el 2do. Fallo del 27 de noviembre del mismo mes y año y el del 13 de junio de 1951.

Qué tiempos aquellos en que los apristas fueron objetos de torturas, cárceles, exilios, amenazas de muerte, atentados, persecuciones políticas e ilegalización del APRA. Qué tiempos aquellos, tiempos duros y sacrificados, en el que hacer vida política constituía poner en riesgo la vida propia de los líderes, dirigentes y militantes o ser privado de los derechos fundamentales que debe tener todo ser humano, sólo por defender la democracia, la libertad, la justicia social, el derecho de los trabajadores a vivir en paz, con empleo digno, salario justo y libertad de credos.

A pesar de los intentos fallidos de la antipatria, de los dictadores de turno y de todos los países imperialistas por desaparecer al Apra, creo interpretar que hoy más que nunca los apristas se mantienen orgullosos de su gran Partido, unidos por un mismo ideal, por una misma fe y confiados en el nuevo amanecer de un Perú digno, libre, justo y próspero.

Ni la ilegalización, ni las persecuciones, ni las calumnias y menos la judicialización de la política  han podido frenar la conciencia y la mística aprista, su espíritu de lucha, de hermandad y de justicia social, su indeclinable y permanente acción revolucionaria por los más necesitados.




[1] Baeza Flores, Alberto, “Haya de la Torre y la Revolución Constructiva de las Américas”. Editorial Claridad, S.A., Buenos Aires, Primera edición, abril de 1962, pp.62-63.

[2] Luna Segura, Germán. APRA, derrotero, signo y destino de un pueblo. 3ª. Edición Popular La Tribuna, Print Color, S.A., Lima, diciembre 1982, p.28.

[3] Luna Segura, Germán.  Op.cit., p. 29.

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17 de octubre de 2020

ASÍ DENOMINAN A HAYA DE LA TORRE

ASÍ DENOMINAN A  HAYA DE LA TORRE

Escribe: Dr. Eudoro Terrones Negrete

Víctor Raúl Haya de la Torre

 

Alguna vez se dijo que a nadie se le puede aplicar, como a Víctor Raúl Haya de la Torre, las célebres palabras de Bismarck: “El hombre tiene exactamente la altura a que lo empuja el oleaje incontrastable de la historia”.

Víctor Raúl Haya de la Torre ha sido llamado en México, “El primer estudiante de América”; Carlos Rangel llegó a decir que Víctor Raúl es “El marxista latinoamericano más importante antes de Fidel, el Che y Allende”;  el gran poeta Alberto Guillén  bautizó a Víctor Raúl con la denominación “Hombre del Alba”; Alcides Spelucín manifestó en Trujillo, 1938, que Víctor Raúl “es el primer soldado del Aprismo. Es decir, el más esforzado servidor de su causa”.

 Alan García Pérez nunca dejó de considerarlo a Víctor Raúl como el “revolucionario”, el “transformador social”, el “constructor del socialismo americano”;  Hugo García Salvatecci dijo que Víctor Raúl puede ser visto como “El Bolívar del siglo XX” o “El campeón de la justicia social en el Perú y en América. Es también el maestro de la rebeldía”; para Hugo Vallenas, Haya de la Torre es “un ideólogo y un político no de utopías sino de realidades”.

En opinión de Hugo Neira Samanez, el fundador del Apra, Haya de la Torre, es el “Primer ciudadano civil”; Patricio Ricketts Rey de Castro expresó que Haya de la Torre es ”El astro solar de nuestra política del siglo XX, en torno al que todo giraba”; José Barba Caballero calificó a Víctor Raúl como “El abanderado de las reivindicaciones del indio”; Felipe Cossío del Pomar  afirmó que Haya de la Torre “es el predestinado para cumplir la obra reformadora planteada por González Prada”.

Luis Alberto Sánchez  asevera que Víctor Raúl es “Como Moisés conduce a su pueblo hacia la tierra prometida”;  Roy Soto Rivera considera al creador del aprismo como “La más destacada personalidad política del Perú en el siglo XX”. Y, Jimmy Carter, Presidente de los Estados Unidos, en una misiva de saludo oficial le dijo a Haya de la Torre: “Saludo al padre de la democracia peruana. Usted representa parte de la historia latinoamericana”.

En 1979 el legendario poeta y sacerdote nicaragüense Ernesto Cardenal, al llegar a Perú, manifestó haber venido a saludar al “Primer sandinista de América, Dr. Víctor Raúl Haya de la Torre”.

Jorge Millas, catedrático de Filosofía de la Universidad de Chile y ex presidente de la Federación de Estudiantes aseveró: “A Haya de la Torre, más que un político le consideramos un mesías, o el sociólogo ilustre de América, inspirador de toda una generación”.

Roque Benavides Ganoza califica a su tío abuelo Víctor Raúl Haya de la Torre como “El más ilustre político peruano del siglo XX” y “El hombre Santo de la lucha por la justicia social, entregada a una política de servir y no de servirse.”.

Los compañeros y amigos, con mucho cariño, profundo respeto y orgullo le decían: “Víctor Raúl”, “Hermano Mayor”, “El Maestro”, “El Viejo”, “Compañero Jefe”, “El Jefe”, “El Hombre”, “El Guía”, “El hermano Rector” y “El Presidente Moral del Perú”, por haber sido el líder político multifacético, con autoridad moral irrebatible, extraordinaria cultura y gran humanista de la Alianza Popular Revolucionaria Americana.

Durante el siglo XX, en el campo de la historia política del Perú y de Indoamérica, Haya de la Torre ha sido el político que soportó las mayores limitaciones de su derecho ciudadano, los mayores vetos a su legítima aspiración de llegar a la presidencia de la República de Perú.

Ningún político en el mundo sufrió tanto como Víctor Raúl Haya de la Torre. Nadie sufrió más ofensas, injurias, incomprensiones, calumnias, difamaciones, hostilizaciones, intolerancias, reproches extravagantes, persecuciones  políticas y exilios, a tal punto que llegó a decir: ”Preferimos ser derrotados a sacrificar lo que hay de moral y de puro en nuestro movimiento”.

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15 de octubre de 2020

APRA RUMBO A PALACIO DE GOBIERNO 2021-2025 (1) EL NUEVO ESTADO DE PARTICIPACIÓN Y EL APRA

APRA RUMBO A PALACIO DE GOBIERNO 2021-2025 (1)


EL NUEVO ESTADO DE PARTICIPACIÓN 

Y EL APRA

Escribe: Dr. Eudoro Terrones Negrete

 


INTRODUCCIÓN

El Apra, -Alianza Popular Revolucionaria Americana-, es el primer partido político de Perú, con proyección latinoamericana, que nace con filosofía, doctrina, ideología, principios y valores éticos, planes y programas de gobierno, para realizar la Gran Transformación de los pueblos, sobre la base del pensamiento de su fundador, Víctor Raúl Haya de la Torre.

El Aprismo surgió como necesidad de encarar con realismo y cientificismo los antiguos y nuevos problemas sociales, políticos, económicos, educativos, culturales, turísticos y ecológicos de los pueblos. Surgió tras buscar, investigar y descubrir la realidad de Perú y de los demás países de América Latina, captarla en datos y cifras estadísticas concretas y jamás inventarla.

El Aprismo nació con ideas propias, después de un amplio análisis y debate en las bases partidarias de provincias sobre sus necesidades, problemas y aspiraciones, los mismos que fueron ratificados por sendas convenciones para luego ser aprobados en un congreso nacional en Lima.

Cuando a fines de 1924 se enuncia el Programa del APRA, se presenta todo un plan revolucionario de acción política, de llamamiento a todas las fuerzas dispersas para unirse en el gran Frente Único de Clases Explotadas o Frente Único de Trabajadores Manuales e Intelectuales,  frente único de ofensiva y defensa contra el peligro común de la conquista que significaba el feudalismo, la oligarquía y el militarismo en el orden interno y el imperialismo en el campo externo,

Así llegó a surgir el Programa Máximo y el Programa Mínimo del APRA, los mismos que fueron expuestos al país en 1931 por Víctor Raúl Haya de la Torre, entonces candidato a la presidencia de la República.

Resulta que el primer programa de gobierno científico en el Perú fue elaborado por el Aprismo en 1931, con la participación libre, consciente, voluntaria y responsable de los militantes, dirigentes, profesionales y técnicos del Partido Aprista, en su primer gran intento histórico de transformar el país y de construir los cimientos de una sociedad mejor para acabar con el empirismo gubernamental, las desigualdades, la pobreza, las dictaduras, y las injusticias, para unir económica y políticamente a los países indoamericanos y constituir un nuevo Estado Antimperialista, Estado Docente, Estado de Frente Único de Clases Explotadas, Estado de Participación y Estado Moralizador.

“Debemos aplicar la realidad a los libros y no los libros a la realidad” era uno de los apotegmas de lucha científica que voceaba por doquier Haya de la Torre, en franca respuesta a los intelectualoides, a los revolucionarios de boquilla, a los comunistas criollos y a todo cuanto colono mental europeo encontraba en su camino que predicaba la liberación de América recitando al pie de la letra las obras de Marx, Engels, Lenin, Stalin, Mao Tse Tung y de Adolfo Hitler.

 

EL NUEVO ESTADO DE PARTICIPACIÓN

El nuevo Estado de Participación se enuncia oficialmente en el Programa aprista de 1931, que es el primer programa de gobierno aprobado en Lima durante el I Congreso Nacional del Partido Aprista Peruano realizado en los meses de agosto y setiembre de 1931.

El 9 de octubre de 1931, el candidato a la presidencia de la República Víctor Raúl Haya de la Torre recibe del Comité Ejecutivo Nacional del PAP el programa de gobierno, ante una asamblea de más de ochenta mil apristas reunidos en la Plaza San Martín de Lima.

Fue la primera vez en el Perú que un candidato a la presidencia de la República acepta el programa preparado por la dirigencia y militancia de su partido para ser expuesto y explicado en la gira electoral por las regiones de Costa, Sierra y Selva del país.

En aquella fecha, Haya de la Torre manifestó: “Nosotros los apristas propiciamos un nuevo tipo de Estado, basado no en el ciudadano como cantidad sino en el ciudadano como calidad. Por eso nuestro Estado tenderá a ser un Estado de Participación de todos aquellos que en una forma o en otra contribuyan con trabajo a la formación de la riqueza nacional. Queremos un Estado en el cual cada hombre participe, sin abandonar su función vital de trabajador…”

Desde entonces el Aprismo postula, defiende y promueve un nuevo Estado de Participación del hombre como trabajador manual o trabajador intelectual capacitado, cualificado, que contribuye en la creación, producción, distribución y usufructo de la riqueza nacional, sin excluir de sus rangos a nadie que esté listo al servicio sacrificado y altruista del país.  Precisaba Haya de la Torre: “Sólo no caben en él los egoísmos y los traficantes, los fariseos de la democracia y los sórdidos servidores del despotismo y de la injusticia”.

La participación en el nuevo Estado Aprista no es exclusiva de una sola clase (la capitalista) ni excluyente de las otras (obreros, campesinos, clase media, etc.), toda vez que compromete la participación de todas las clases sociales  (policlasismo), en la decisión, gestión y conducción del Estado.

El nuevo Estado de Participación adviene en un Estado de mayorías y de minorías participantes, dentro de un régimen político democrático-participativo e incluyente socialmente.

Los ciudadanos permanecen en diálogo constructivo, en consulta permanente con el gobierno, como protagonistas históricos y constructores de su propio destino, los mismos que en igualdad de deberes y de derechos serían favorecidos por las políticas de reformas o de cambios estructurales.

El nuevo Estado de Participación asume nuevas funciones de coordinación y de promoción de la participación ciudadana con mano de obra calificada, de las organizaciones sociales de base, de los partidos políticos, sindicatos, de la sociedad en su conjunto y en concordancia con los grandes objetivos de crecimiento, de desarrollo y de transformación nacionales.

Y para que la participación organizada de la población surta los efectos deseados, señalaba Haya de la Torre: “La participación tiene que estar ligada a los grandes objetivos de crecimiento, desarrollo y progreso del país. Además tiene que ser libre, voluntaria, consciente, horizontal, disciplinada, concertada, mutuocrítica, técnica, planificada y sin intermediarios ni mecanismos de manipulación social”.

Cerramos el artículo, sin agotar el asunto, con las palabras de Aristóteles: “El
Estado fue formado para hacer la vida posible y sólo puede existir para hacer la vida buena”.

Y para que la vida en el Perú sea posible y buena, el Partido Aprista Peruano en cuanto sea gobierno el 2021-2025 o en los próximos  períodos deberá poner en marcha el nuevo Estado de Participación con una política científica, política de diálogo y de concertación social, política realista, responsable, perfectible y transparente.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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