Artículos periodísticos y de investigación

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31 de enero de 2024

A los 100 años de vigencia del Apra (VI) Hacia un Estado antioligárquico en el Perú

A los 100 años de vigencia del Apra (VI) 

HACIA UN ESTADO ANTIOLIGÁRQUICO EN EL PERÚ

 

Escribe: Dr. Eudoro Terrones Negrete

 

Desde los inicios de la República, los peruanos vivieron largos años interrumpido en su vida democrática y constitucional. De 1823 a 1827, de 1835 a 1836, de 1836 a 1839, de 1841 a 1845. Asimismo, entre los años de 1854 a 1856, de 1856 a 1860, de 1865 a 1868, de 1880 a 1886. Finalmente en los años de 1894, 1895, 1914, 1919, 1930, 1931, 1948, 1950, 1962, 1963 y de 1968 a 1978. El poder militar, coaligado con el poder económico y político, ha regido los destinos de los pueblos del Perú. El militar militarista se puso a los pies y al servicio incondicional de la oligarquía nativa.

Víctor Andrés Belaúnde, en su obra “La Realidad Nacional”, luego de diagnosticar a nuestra realidad política de la primera década del siglo XX, escribe: En síntesis, nuestra evolución política en la primera década de este siglo está caracterizada por la dirección de la oligarquía con el apoyo de la burocracia militar y del caciquismo provincialista. La gran agitación plebiscitaria de Billinghurst, en 1912, representó la protesta de los elementos medios y populares excluidos de la política”.

Con el establecimiento de Nicolás de Piérola – refiere Eugenio Chang-Rodríguez- se inicia la llamada República Aristocrática (1895-1919), durante la cual los barones del agro y del subsuelo y la burguesía financiera y explotadora, entroncados en matrimonios de linaje y de oro, constituyeron la oligarquía gobernante usufructuaria de la economía nacional progresivamente más y más dependiente de los imperialismos inglés y norteamericano. Piérola se reconcilió con sus antiguos enemigos civilistas y se adaptó a sus exigencias económicas. Derogó los derechos de exportación del azúcar y algodón, así como los de importación de bienes de capital e insumos industriales; inició la adopción del patrón de oro y entregó a los financistas y exportadores las funciones de emitir moneda y recaudar impuestos. Así es como se estableció la Sociedad Anónima Recaudadora de Impuestos, transformada una década más tarde en la Caja de Depósitos y Consignaciones. A la nueva institución privada se le asignó una comisión por recaudar los impuestos del Estado. Poco tiempo después, la peculiar entidad se las ingenió para “prestar” al Estado su propio dinero mediante el pago de fuertes intereses[1]. Si el Perú, anterior a 1919, fue un inmenso y ubérrimo feudo, o mejor una encomienda en la que el “neo godismo civilista” – prolongación del “godismo” de la Colonia –hizo y deshizo como le vino en gana, el Perú comprendido entre julio de 1919 y agosto de 1930 no fue otra cosa que una gran agencia de negocios o una vasta e incontrolada timba en la que el “agente”, el “corredor” y el “tahúr” operaron igualmente a discreción. No es un acaso, sino más bien una consecuencia de perfecto vigor lógico, el hecho de que el Jefe de la oligarquía imperante hasta 1919 fuera un poderoso terrateniente, un rico gamonal salido de la más pura entraña “civilista”, y el régimen de los años siguientes, un agente de compañía de seguros en su juventud y arriesgado jugador de bolsa en su madurez[2]

Nunca antes de 1931, se dio en nuestro país una organización política en la que el sustentáculo básico, las masas, alcanzase a sugerir siquiera tímidamente sus vagos y confusos anhelos. Nuestra decantada “democracia” fue, así, una triste pseudo-democracia; una caricatura burlesca del original. Y por ser tal, concordamos con las expresiones de Chang-Rodríguez cuando afirma categóricamente que “nunca tuvimos, políticamente hablando, un cauce por donde discurriera el genuino pensamiento de nuestro pueblo, ni un instrumento en el que se ejercitase nuestra legítima voluntad mayoritaria. Dentro de la oscilación tiránica o anárquica impuesta por el interés oligárquico, todo ha sido entre nosotros caos, dispersión, tanteo, retórica hueca, cuando no coacción, violencia, pretorianismo y sangre.[3]

Haya de la Torre, en su discurso por el Día de la Fraternidad Aprista, del 20 de febrero de 1976, calificó a la oligarquía “como los reyes de cierto país europeo. Desatendió los asuntos políticos y fue responsable de muchas faltas en las que quizá esté comprometida la pérdida de territorio nacional. Pero de todos modos ha sido una oligarquía perezosa y desatendida de los negocios del Estado. Ella delegó el poder a quienes podían ejercerlo y se repitió aquí la escena de los maitres de palais o mayordomos de palacio, con la circunstancia especial que de ellos no salió ningún Carlomagno como sucedió en Francia”.

Si me preguntaran ¿qué entiendo por Estado Oligárquico? Respondería así: Estado oligárquico es aquél estado gobernado por un pequeño núcleo de personas o de familias de gran poder económico y político, en el que todo depende de su arbitrio o voluntad, y en el que se comete una serie de abusos de poder en perjuicio de las mayoritarias clases sociales que forman la Nación y a las mayorías ciudadanas se les utiliza en favor del interés de las minorías.

Estados oligárquicos, históricamente hubieron muchos en el Perú. Se caracterizaron por dar origen al enraizamiento de grupos de poder militar y económico; por contribuir a la formación y consolidación de “argollas financieras”; por mantener intactos los regímenes de propiedad feudal, cuyos terratenientes a través de una coalición burgués-señorial se mantenían subordinados y a las órdenes del capitalismo extranjero. La captura del poder político se realizaba vía elecciones amañadas o fraudulentas o vía “golpe de Estado”  amparados por el imperialismo inglés o norteamericano, empresas transnacionales y los autodenominados “salvadores de la patria”(militares-militaristas).

El Perú, convertido en satélite o económicamente dependiente de los centros de poder mundial, no escapó a las pretensiones de avasallamiento cultural a la población, convirtiéndose éste en instrumento de sujeción por parte del Estado. Consiguientemente en un Estado Oligárquico advino la supresión de las libertades individuales y de los derechos humanos, la expansión del imperialismo, el creciente endeudamiento externo del país, el fortalecimiento de los lazos de dominación y dependencia, las frecuentes interrupciones del orden democrático, la pérdida de la soberanía nacional y soberanía popular, la proscripción de cientos de ciudadanos, desterrando a unos y condenando a muerte a otros, en tanto se repartían los bienes de las víctimas, se clausuraban los locales políticos y se suprimían las libertades sindicales. El APRA fue declarado partido internacional y puesto fuera de la ley en 1936, obligándoles a los apristas a endosar sus votos para recobrar la legalidad.

Desde el 7 de mayo de 1924, día histórico en que se funda el APRA en México, hasta antes del 28 de julio de 1985, el Partido Aprista Peruano nunca pudo llegar a gobernar el Perú, no obstante contar con el caudal electoral mayoritario, porque el APRA era el terror de la derecha y el enemigo declarado de la oligarquía económico-financiera y militar. Esta oligarquía impidió mediante la fuerza de las bayonetas, los tanques, los cañones, el fraude y el mal uso del capital, a que el APRA llegara al gobierno a través de las elecciones nacionales.

En sus declaraciones a la revista CARETAS, en febrero de 1971, Haya de la Torre, hace un recuento de lo acontecido históricamente. Los apristas, por mucho tiempo tuvieron que ser objetos de persecuciones, cárceles, exilios, privados de sus derechos ciudadanos y políticos sin poder votar ni ser elegidos menos aún postular a sus candidatos a la presidencia de la República durante casi 25 años. El Apra fue declarado Partido Internacional y fuera de la ley en las elecciones de 1936, cuando tuvieron que designar al Dr. Eguiguren. El gobierno del General Oscar R. Benavides en 1933 desató una inaudita represión a los apristas, llegando a anular las elecciones de 1936  que había ganado Luis Antonio Eguiguren apoyado por el Apra que se encontraba proscrito, pero que Benavides logró continuar en el Poder en virtud a la ley del 13 de noviembre de 1936 sancionado por el Congreso y lo hace hasta 1939.

En 1939, el Apra no se presenta a las elecciones y gana las elecciones don Manuel Prado Ugarteche, quien gobierna hasta 1945 apoyado por el Ejército peruano. En 1945 regresan al Perú los líderes del Apra que fueron deportados e inician su vida política dentro de la ley. El 10 de junio de este año el Apra endosó sus votos al señor Luis Bustamante y Rivero para recobrar su legalidad. En 1956, los apristas nuevamente endosan sus votos, esta vez a favor de Manuel Prado Ugarteche para recuperar su legalidad, y no llega a elegir a sus propios candidatos a las Cámaras de diputados y de senadores.

Sólo en 1962 y 1963 los apristas participaron en las elecciones, el 62 se produjo el golpe de Estado en las mejores condiciones para que el Apra llegara al gobierno. Haya de la Torre llegó a decir:-“Nosotros hemos tenido de 1934 a 1945once años de absoluta ilegalidad. El 45 tuvimos que someternos a las condiciones que nos impusieron, sobre todo el Ejército, que no quería que yo fuera candidato, por ejemplo. Por lo que busqué un pacto con Benavides, por el cual ni él ni yo seríamos candidatos. Buscamos un tercero. Se fue a las elecciones el 45, se ganaron las elecciones con el 80 % de los votos, y eso duró tres años. Después vinieron ocho años de la misma persecución. Yo fui llevado a la Corte Internacional de Justicia. El odio rebasó todos los extremos. La gente no se acuerda de eso. Este es un país desmemoriado. La persecución contra el Apra se puede comparar, aunque en cantidad menor, con la persecución de los judíos en Alemania. Ustedes no pueden imaginar lo que nosotros hemos pasado”.

Han transcurrido cien años de lucha tesonera en el Perú e Indoamérica y el aprismo se mantiene a pie firme,  con energías frescas y constructivas, renovado plan de gobierno y dispuesto a ser gobierno en el año de 2026.

Lima, 31 de enero de 2024 / ETN.



[1] Chang-Rodríguez, Eugenio. “Opciones políticas peruanas 1985”. Centro de Documentación Andina, Lima-Perú, 1985, p.49.

[2] Op.cit., pp.195-196.

[3] Ibídem, p.184.

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30 de enero de 2024

A los 100 años de vigencia del Apra (V) El fenómeno del colonialismo americano y el Aprismo

  A los 100 años de vigencia del Apra (V)

EL FENÓMENO DEL COLONIALISMO AMERICANO 

Y EL APRISMO

 

Escribe: Dr. Eudoro Terrones Negrete

 

Cabe indicar inicialmente que el período colonial se inicia en el mundo desde la primera mitad del siglo XVI y dura hasta la finalización del primer cuarto del siglo XIX, cuando la mayoría de los países de América habían ya obtenido su Independencia. España, Portugal, Inglaterra, Francia y Holanda llegaron a ser importantes metrópolis que extendieron sus colonias por todo el universo; también daneses y rusos se dividieron las vastas tierras americanas y establecieron sus dominios en ellas. De las colonias organizadas aparecieron las nuevas naciones y sociedades dominadas o colonizadas.

Con los conquistadores españoles llegaron a Perú y a América frailes y misioneros, franciscanos, jesuitas y dominicos con supuestos fines de propagar su credo y fe católica y educar, civilizar y evangelizar al indio.

España no sólo se limitaba a colonizar y explotar, sino que descubría, exploraba, conquistaba y civilizaba. La colonización hispánica se inició con el segundo viaje de Colón a la isla  española (Santo Domingo) y muy pronto se extendió desde el norte de California hasta la Tierra del Fuego.

Los vastos dominios estaban divididos en un principio en dos grandes virreinatos: Virreinato de México o de la Nueva España (1535) que  comprendía la mitad austral de los Estados Unidos de América, México, Guatemala, Cuba y Puerto Rico; y el Virreinato del Perú (1544) que comprendía el territorio de América del Sur con excepción del Brasil.

Posteriormente, los virreinatos de Nueva Granada y del Río de la Plata, además las Capitanías Generales de Guatemala, Chile, Venezuela, Cuba y Florida. Cada virreinato y capitanía general se dividía en Intendencias.

El período colonial dio lugar a la toma de posesión de terrenos desocupados u ocupados por pueblos incultos, generando la ocupación y la conquista. La gobernación de las nuevas tierras conquistadas fue originando múltiples disposiciones, estatutos y ordenanzas, conocidas como las leyes de indias, produciendo un modelo de legislación colonial, único en el mundo y el establecimiento en España del Consejo de indias, que era la máxima autoridad después del rey en lo relacionado con la legislación y administración de las colonias de ultramar y se creó la casa de contratación para los asuntos de comercio con las Indias.[1]

Leyva Arguedas señala que entre los imperios coloniales de aquella época, el más extenso poblado e importante fue el Imperio Colonial Español, cuyo centro principal correspondió a la ciudad de Lima (en ese entonces la segunda ciudad española después de Madrid), que era la capital del virreinato del Perú, desde donde se ejerció control sobre tierras tan lejanas como las Filipinas. El Imperio Español, llegó a su máximo esplendor durante el reinado de Carlos V, gracias a sus enormes posesiones coloniales, habiéndose hecho popular la frase: “Carlos V, en cuyos dominios no se pone el Sol”; constituyendo en esa época, el más grande imperio colonial de la historia. Luego siguieron en importancia los imperios coloniales de Inglaterra, Francia, Portugal y Holanda.[2]

El 26 de julio de 1529 se firmó la denominada “Capitulación de Toledo” (Toledo era la ciudad-sede del Consejo de Indias en España) autorizándosele a  Francisco Pizarro a emprender la delicada empresa de descubrir, conquistar y poblar el Perú.  La Corona española le concedió de por vida a Pizarro los títulos de Gobernador, Capitán General, Adelantado y Alguacil Mayor como máxima autoridad civil y militar de la colonia por fundar, además se le confirió la facultad de distribuir tierras y solares y para “encomendar” indios con el propósito principal de ser adoctrinados en la fe católica.

Si en lo político, -refiere Bonilla Amado-. La conquista del Tahuantinsuyo significó la pérdida de la soberanía imperial, que pasó a depender de España, en el plano de la cultura la colonización fue un largo proceso a través del cual la cultura occidental dominante fue desplazando o mezclándose con la cultura andina dominada, dando como resultado una realidad nueva que no era ni europea ni indígena sino mestiza. El mestizaje es el basamento actual de la realidad peruana…[3]

La llegada de los españoles a tierras del Tahuantinsuyo dio lugar a la destrucción del próspero régimen económico y social existente, disolviéndose el espíritu comunitario, distribuyéndose los tesoros de los templos y palacios, se repartieron las tierras y los hombres, sin preguntarse siquiera por su porvenir como fuerzas y medios de producción. Los colonizadores se preocuparon casi únicamente de la explotación del oro y de la plata peruanos. El régimen colonial desorganizó y aniquiló la economía agraria incaica, sin reemplazarla por una economía de mayores rendimientos, conlcuye José Carlos Mariátegui en su obra “7 ensayos de interpretación de la realidad peruana”.

Con la llegada de los conquistadores a suelo peruano las tierras comunales se convirtieron en latifundios de propiedad individual. La idea de posesión territorial con todas las consecuencias del jus utendi et abutendi, era el centro de todas las grandes empresas españolas, francesas, inglesas, portuguesas y holandesas diría Francisco García Calderón en “El Perú Contemporáneo”.

De lo que resulta en el Perú un estado colonizado al servicio de una clase dominante e improductiva (oligarquía feudal) subalterna de grandes intereses extranjeros, con hegemonía cultural que no en pocas veces trató de imitar, de aceptar, de copiar y de aplicar postulados, preceptos, principios, programas, recetas o consignas procedentes de otros países, ajenos a la nuestra. Las riquezas nacionales fueron explotadas y usufructuadas con creces por el conquistador extranjero, consolidándose los lazos primeros de dominación y de dependencia mediante el cual el capital extranjero empezó rigiendo la economía nacional, y, consiguientemente, el estado peruano perdió su soberanía económica y política y su identidad cultural. El imperialismo económico vino unido con el imperialismo cultural-político.

Consiguientemente, no se equivocó Víctor Raúl Haya de la Torre cuando al analizar el fenómeno del colonialismo americano manifestó que éste fue de doble extracción: de derecha y de izquierda, que floreció entre la primera y segunda Guerra Mundial.

Dijo Haya de la Torre: “Los oligarcas y sus epígonos intelectuales importaron todo lo extranjero, sin espíritu crítico y sin voluntad de asimilación. Funcionó la pereza mental. Europa fue calcada sumisamente. No importó conocer al Perú. Bastaba el trasplante del Viejo Mundo: hombres, ideas, instituciones. La derecha peruana imitó a España, Francia y Estados Unidos. Su mimetismo las redimió del esfuerzo original de estudiar el país y rastrear soluciones propias, dando respuestas adecuadas. Luego vino el coloniaje de izquierda: El jacobinismo zurdo también utilizó los mismos métodos de trasposición mecánica. Copiaron a Marx, a Lenin, a Stalin. Fueron deslumbrados por la URSS y se amamantaron de fetiches ideológicos extraños y exóticos. Recogieron voces y consignas de otras realidades, sin hacer inventario y se esforzaron por aplicarlas al Perú, como recetas mágicas. “Lo que es bueno para Rusia, es necesariamente bueno para el Perú”. Razonaron igual que los colonos de derecha, que se refocilaban pensando: “Lo que es bueno para Francia, es necesariamente bueno para el Perú”.

Harry Kantor, en su “Ideología y Programa del Movimiento Aprista”, expresa: “Enfatizan los apristas, que el gobierno español mantuvo un firme control sobre sus colonias y, como resultado, el grupo gobernante en América Latina miraba a ultramar para recibir asesoramiento y dirección. Debido a que América Latina ha permanecido como una colonia en lo económico, argumentan los Apristas que los grupos gobernantes han desarrollado un colonialismo intelectual que les obligaba a seguir buscando sus ideas en el exterior”.

El Estado colonial que imperó en Perú e Indoamérica dio lugar al acentuado espíritu paternalista en el campo ideo-político tras permanente importación de recetas económicas y de credos políticos, incremento del chauvinismo nocivo, intervencionismo vacuo,  proliferación de frentes comunistas y frentes de derecha, todos ellos culpables de la desorientación y la falta de conciencia política ciudadana.

A raíz de la vigencia del Estado colonial se mantuvo la pretensión universalista de solución de los problemas latinoamericanos desde corrientes ideológicas foráneas, recibiendo “consejos”, aplicando recetas económicas, viviendo en un mundo ideo-político que jamás les perteneció. Estudiantes, educadores, intelectuales, escritores, periodistas, políticos, empresarios, entre otros, vivieron aislados del gran conjunto continental de pueblos indoamericanos: “Unos por ignorancia – refiere Víctor Raúl Haya de la Torre- y por imitar a Europa a cuyos vaivenes y luchas estaban atentos. Otros por recelos, por calcar aquí los jingoísmos y hostilidades del Viejo Mundo que tanto provecho dan a los políticos mediocres”.

En la concepción de Víctor Raúl Haya de la Torre, los colonos mentales o políticos europeizantes aglutinados en el conservador estado nacional peruano se caracterizan por ser apóstatas de Bolívar y vasallos del Viejo Mundo, por imitar fielmente a sus tutores europeos, por carecer de capacidad y autonomía para pensar por sí mismo, por tratar de aplicar los libros europeos a la realidad peruana, por conceptualizar a América Latina como a un “país-isla”, como a un continente inmaduro, desarticulado, incapaz de dar soluciones a sus complejos y múltiples problemas.

Por eso es que el Aprismo, al formular su concepción de un nuevo Estado, recusa toda forma de influencia extranjera en la vida política y cultural de nuestros pueblos. Para el Aprismo el nuevo Estado no debe ser colonia de ningún imperialismo, ni de derecha ni de izquierda totalitaria, no debe ser colonia de ningún dogma ideológico y de ningún país foráneo. El nuevo Estado deberá encontrar y abrir su propio derrotero, sin imitar ni copiar modelos foráneos, estableciendo como norma de su ideario el principio denominado por el Aprismo; “interdependencia intercontinental”.

El Aprismo sostiene que el nuevo Estado debe contar con autonomía ideológica, cultural y política; no debe aceptar la transferencia o el trasplante de recetas mágicas traídas como jalado de los cabellos de otros mundos; debe ser ajeno del tradicional estado mimetista de idearios y realidades que no le pertenecen. Para el Aprismo aquí en el Perú y en cada uno de los países latinoamericanos es posible encontrar la solución de sus propios problemas, con ideas propias, con propias organizaciones político-sociales, estrategias y tácticas revolucionarias. Reformas sí, pero no coloniaje ni sumisión a un nuevo amo. “Queremos que las ideas de justicia y libertad surjan de nosotros, sean aplicadas por nosotros y realizadas por nosotros”. Se aprovecha sí la experiencia y los adelantos culturales, científicos y tecnológicos de los países desarrollados, pero en forma “metabolizados”, es decir, asimilados, digeridos, adaptados a nuestra realidad, concibiendo que la libertad, la justicia y la revolución no vienen ni se hacen desde afuera vía control remoto, sino que surgen desde adentro y para los propios peruanos e indoamericanos.

El nuevo Estado Aprista propugna un estado reivindicador de la originalidad en la concepción y el tratamiento de los problemas. Postula alternativas de solución originales, creativas, propias y nuevas que permitan alcanzar la democracia integral, la justicia social y la libertad plena sin necesidad de caer en un remedio socialista neocolonial de la Internacional roja o de la Internacional negra.

El Aprismo mantiene su principio original que dice: “La lucha por la justicia es una lucha que puede producirse en cualquier pueblo, en cualquier ámbito, de acuerdo con las realidades y con las condiciones sociales y económicas del lugar en que se producen” y “sin tener que inventar un ambiente europeo en una realidad americana”.

Haya de la Torre precisa: “No necesitamos que de afuera vengan a enseñarnos cómo se hace la revolución. La revolución la hacemos nosotros con plena conciencia de nuestro designio histórico. Los colonos, los alienados, los hipotecados a las potencias extranjeras, aunque se revistan de radicalismo y de revolucionarismo, en realidad sólo representan al neocolonialismo que pretende, con sus nuevas fórmulas imperiales, la sujeción de nuestros pueblos subdesarrollados”.[4]

La doctrina aprista precisa y subraya que los países europeos para subsistir y alcanzar su desarrollo tuvieron que explotar pueblos, necesitaron de imperios coloniales y de zonas de influencia y crearon virreinatos de ultramar. En cambio, los países latinoamericanos tenemos en nuestro propio territorio geográfico todo aquello que Europa busca fuera de sus linderos continentales. Para ello solamente “necesitamos organizar nuestra propia producción de riqueza, explotar, desarrollar y hacer surgir todo aquello que está en potencia conocido en nuestro suelo, y coordinar la acción de nuestros pueblos, en vez de someter a ningún pueblo”.



[1] Enciclopedia Ilustrada CUMBRE, Tomo 3, Editorial Cumbre S.A., México, Tercera edición, 1962.

[2] Leyva Arguedas, Carlos. “El Imperialismo y la respuesta antimperialista de Latinoamérica”,  Lima, 1988, pp.34-35.

[3] Bonilla Amado, José. “Perú Colonial”, Ediciones Kuntur, Lima, 1989, p.136.

[4] Discurso de Víctor Raúl Haya de la Torre, el 18 de febrero de 1972, en la ciudad de Lima, Perú.

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27 de enero de 2024

A los 100 años de vigencia del APRA (IV)Dodecálogo de las razones por qué el Apra mantiene vigencia durante 100 años

                         A los 100 años de vigencia del Apra  (IV)

DODECÁLOGO DE LAS RAZONES 

POR QUÉ EL APRA MANTIENE VIGENCIA DURANTE 100 

AÑOS

Escribe: Dr. Eudoro Terrones Negrete

 

Muchas personas y asiduos lectores se preguntarán en el año 2024 ¿por qué el APRA ha logrado mantener vigencia durante 100 años, desde su fundación en México el 7 de mayo de 1924? Y la respuesta lo encontraremos en el siguiente Dodecálogo de las razones:

1.      Porque el Apra tiene filosofía, ideología, doctrina y programa de gobierno propio. No es copia, no ha sido elaborado  ni prestado por los países del capitalismo privado y del capitalismo de Estado.

2.      Porque el  Apra, con sus militantes y dirigentes de todas las épocas, ha sabido resistir y sobreponerse heroicamente, sacrificando su vida y los momentos de alegría con su familia cuantas veces fueron perseguidos, exiliados, encarcelados o vejados en sus derechos fundamentales.

3.      Porque el Apra no sucumbió ante los acechos, las fuerzas opresoras y explotadoras de los poderes económicos  y políticos venidos de los grandes grupos de poder, del imperialismo en todos sus colores, del comunismo, de la oligarquía, de la fuerza física de militares golpistas.

4.      Porque el Apra no cree que la libertad, el pan y la justicia social venga de fuera con sus poderes mágicos y por importación. El Apra considera que la revolución integral se hace aquí en nuestro propio espacio y tiempo histórico, con nuestra propia gente y nuestros propios recursos naturales y recursos humanos, de abajo hacia arriba democráticamente, dentro de un estado de derecho y con respeto a la Constitución política del pueblo, con parlamento, municipios y comunidades elegidos por el pueblo en procesos electorales libres, confiables y limpios.

5.      Porque el Apra vive por sí sola, se mantiene por sí misma con la colaboración libre y voluntaria de sus simpatizantes, militantes y dirigentes. No se vende a nadie, menos al totalitarismo y al Foro de Sao Paulo.

6.      Porque el Apra supo oponerse, con la fuerzas de la razón y de la inteligencia, con la cooperación del pueblo, a las arbitrariedades, discriminaciones, fraudes electorales y golpes de estado y a la dedocracia de los dictadores de turno.

7.      Porque el Apra insurgió a la vida política siendo primero Universidad Popular González Prada, Gran Escuela de Formación Cívica, Ética, Política, Económica y Tecnológica y después como partido político de Frente Único de Clases explotadas.

8.      Porque el Apra hizo política docente y decente,  política científica y sin demagogia, ofreciéndole al pueblo solamente lo que podría cumplir.

9.      Porque el Apra, a través de sus profesionales, especialistas y cuadros técnicos permanecieron en permanente estudio de la realidad peruana e indoamericana y plantearon las soluciones a sus problemas.

10.  Porque el Apra permanentemente hizo un llamado  al pueblo del Perú, sin distinción alguna y cualesquiera que sean las ideas de los ciudadanos que aún no están en sus filas, para que se unieran en un Frente Único de la Civilidad, para defender conjuntamente los sagrados derechos del ciudadano, la consolidación del Estado de Derecho, la restauración de los principios constitucionales, la libertad, el pan y la justicia social.

11.  Porque el Apra, desde su Programa de 1931, propuso todas las grandes reformas que establecen el principio de una verdadera mutación de estructuras económico-sociales y que sientan las bases de la ansiada Gran Transformación del Perú., sosteniendo a la vez que tales reformas deberían hacerse dentro de las instituciones democráticas y consultando siempre al pueblo que paga sus impuestos, al pueblo que trabaja y produce.

12.  Porque el Apra le dijo al pueblo: “La política no es una aventura, ni es el hobby o distracción de bisoños pretendientes a la satisfacción insólita de experiencias desconocidas de poder. Nosotros sostuvimos que la política es una ciencia, es una tecnología, es un conocimiento que requiere hombres capacitados, preparados para su ejercicio; de expertos y especialistas, de ciudadanos que realmente tengan el autorizado título y la verdadera aptitud de dirigentes del Estado. Anda tú, con tus propios conocimientos. Sé libre y marcha hacia adelante, porque tú serás el autor de tu propia liberación” (Víctor Raúl Haya de la Torre).

Lima, 27 de enero de 2024 / ETN.

 

 

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25 de enero de 2024

El APRA en los 100 años de su vigencia (III) Precisiones conceptuales acerca del Aprismo

                 PRECISIONES CONCEPTUALES ACERCA DEL APRISMO


Escribe: Dr. Eudoro Terrones Negrete

De las Obras Completas de Víctor Raúl Haya de la Torre, publicadas en 7 tomos por la Editorial Juan Mejía Baca, se puede extraer algunas precisiones conceptuales sobre el significado del aprismo dentro del escenario político de Perú y de América Latina, con el fin de facilitar una mejor comprensión y valoración dentro del proceso dialéctico de tesis, antítesis y síntesis. He aquí algunas precisiones conceptuales fundamentales.

El aprismo es el primer partido político de masas que aparece en el Perú del siglo XX teniendo por antecedentes a la revolución mexicana, a la reforma universitaria iniciada en Córdova en 1918 y recibiendo las influencias del Kuomintang chino, las ideas de Hegel, Carlos Marx, Albert Einstein, Heisenberg, Manuel González Prada y Francisco de Paula Vigil.

Concordamos con lo expresado por Hugo García Salvatecci en su obra “El APRA entre dos orillas. Ochenta años de aprismo”: “Sin embargo, lo primero que salta a la vista es que el tiempo le dio la razón a Haya de la Torre en todos los aspectos medulares de su doctrina. El haber afirmado que una cosa es hablar de la necesidad de la revolución social y otra cosa muy distinta el propiciar el socialismo y el comunismo; el haber proclamado del modo más rotundo que la llamada Unión Soviética había devenido en una potencia imperialista; el haber advertido hasta el cansancio que las tesis centrales del marxismo eran incompatibles con la realidad económico-social de Indoamérica y que las bases de su filosofía ya era anacrónicas; el haber previsto que el instinto de libertad podría quedar temporalmente adormecido pero que, a la larga, terminaría con el marxismo, demuestra palpablemente su visión de “cóndor” por usar un término de nuestro entrañable vate César Vallejo. Una de las características fundamentales de Víctor Raúl fue precisamente haberse adelantado a su tiempo”. (1)

Más adelante, en la obra citada, García Salvatecci afirma enfáticamente: “La defensa de la singularidad de nuestra América; el partir del postulado de que los problemas nuestros son muy diferentes a los del resto del mundo, por lo que sólo nosotros podemos encontrar la solución a los mismos; la valentía de describir objetivamente nuestra realidad y los caminos que seguir, sin importar que nos llamen revolucionarios o reaccionarios, personas de izquierda o de derecha; vale decir, el auténtico espíritu de Víctor Raúl es lo único que da permanencia y gran actualidad al pensamiento del Apra. Si el Apra quiere seguir teniendo vigencia en el presente milenio debe mantener ese estado de ánimo”. (2)

El aprismo es el único partido político de América Latina que surge llevando en su Programa el principio unionista y libertario de integración continental: “Unidad política y económica de los pueblos de Indoamérica”, principio por el cual fue proscripto, sus militantes y dirigentes perseguidos y expatriados por muchos años.

Según Víctor Raúl Haya de la Torre: “El APRA es el único partido cuya filosofía plantea la estrecha vinculación característicamente indoamericana entre patriotismo y continentalismo, como conceptos, ideales, amores y deberes complementarios e inseparables” (En: “¿Y después de la guerra, qué?”).

El aprismo es el primer partido político que trajo al Perú un completo ideario y un coordinado programa científico de gobierno, un nuevo enfoque de la realidad económico-social que no ha sido hasta ahora superado, aunque aquí y por doquier pirateado, mal copiado por uno que otro movimiento electorero nacido en la undécima hora.

En la Nota del editor de la Editorial Mejía Baca a la edición de Obras Completas de Víctor Raúl Haya de la Torre se lee lo siguiente: “Tanto sus obras como la vida de Haya de la Torre son algo más que ejemplo: son mandato al que no se puede renunciar como no sea por razones puramente políticas. Su presencia en la historia del Perú es neta y, como tal, nadie podrá negarla. Se podrá estar o no de acurdo con su pensamiento, pero para ello habrá que exhibir otro que con ventaja lo reemplace. Hasta este momento no lo hay. Y queda, en toda su vigencia, el pensamiento y la acción de uno de los hombres más singulares que ha tenido el Perú, y que no se detuvo en las fronteras patrias sino que recogiendo el ideal de los precursores vio a la América que nosotros tal vez no veamos, pero que algún día será verdad, y verdad grande”. (3)

El aprismo tuvo la audacia genial de salir de los estrechos y alienantes cánones marxistas y negarlos dialécticamente, a la luz del relativismo einsteniano y el principio de incertidumbre de Heisenberg.

El aprismo es el único partido político de América Latina y del mundo que periódicamente se disuelve, que libera a cada afiliado, militante o dirigente, de sus obligaciones de fidelidad y de militancia y que abre nuevos registros de inscripción en los que quien quiere renueva su adhesión y el que no lo quiere se desafilia por voluntad propia. Estos referendos llamados “jubileos apristas” se convocan y se realizan cada vez que el aprismo quiere consultarse a sí mismo, en el voto de sus bases, en la soberana voluntad de cada individuo si son aprobados o no nuevas normas o distintas líneas políticas.

Filosóficamente, el aprismo es el partido de la negación dialéctica del marxismo, es toda una concepción del mundo, de las cosas, del hombre y de la sociedad, basada en la tesis del Espacio-Tiempo-Histórico, genial producción intelectual de Víctor Raúl Haya de la Torre. Las normas de metodización filosófica del aprismo se fundamentan en el enunciado dialéctico de la Negación de la Negación. Reconoce así el principio universal del eterno movimiento, cambio o devenir, como un proceso constante de contradicciones, negaciones y continuidad, pero reconoce también en el marxismo una escuela filosófica sujeta a la misma ley por ella descubierta y perfeccionada, pero no acepta sus conclusiones doctrinarias como dogmas inflexibles, inmóviles u ortodoxia congelada. El aprismo recusa el determinismo histórico, determinismo económico y determinismo dialéctico del marxismo. El aprismo, filosóficamente, es un partido político dialécticamente hegeliano, indeterminista, relativista, einsteniano, que supera el marxismo “negándolo y continuándolo al mismo tiempo, sin aceptarlo como ortodoxia congelada. El aprismo niega dialécticamente al marxismo al aceptar el Frente Único de Clases y  rechazar la idea de partidos políticos clasistas o dictaduras clasistas, al reconocer en el imperialismo la primera etapa del capitalismo en los países en vías de desarrollo y no la “última o superior etapa del capitalismo” como ocurre en los países desarrollados o industrializados que han cumplido todo el proceso de la negación y sucesión de las etapas anteriores.. El aprismo niega dialécticamente al marxismo al sostener que en los países del mundo no existe un solo proceso histórico sino múltiples procesos, caso América Latina donde coexisten o conviven distintas etapas de la evolución social: comunismos primitivo, feudalismo, capitalismo incipiente. Por lo que la realidad de los países de América Latina es diferente a la realidad de los países de Europa. El aprismo, al negar dialécticamente al marxismo, considera que la “revolución proletaria” y la profecía de una “sociedad sin clases” como fin de la “lucha de clases” sostenida por el marxismo puede ser superada en forma pacífica por la revolución democrática, científica, tecnológica, espiritual y cultural. A la tesis de Marx, “la violencia es la partera de la historia”, Haya de la Torre opone la suya: “la violencia es la sepulturera de la historia”.

El aprismo es un partido libertario que promueve y defiende todas las libertades del ser humano. Desde su origen el aprismo busca transformar las arcaicas estructuras socioeconómicas y políticas y producir la “precursora revolución de los espíritus”, en lucha organizada, disciplinada y frontal contra la explotación del hombre por el hombre y del hombre por el Estado. “El aprismo es el resultado de un espontáneo anhelo de nuestros pueblos para defender unidos su libertad venciendo a los enemigos de dentro y a los de fuera” decía Haya de la Torre.

El aprismo es un movimiento político peruano e indoamericano autónomo, sin ninguna intervención o influencia extranjera; no está ligada a ninguna Internacional, no es dependiente o súbdita de ninguna ideología y potencia extranjera. Magda Portal, en su artículo “Aprismo Doctrina Indoamericana”, afirma: “La ciencia de la política recién comienza a aplicarse en Indoamérica cuando el aprismo plantea la necesidad de mirar hacia dentro, de volver los ojos a nuestra propia realidad, aceptándola como es, sin sentirnos incómodos por su insignificancia en lo que hace a diferente desarrollo social, buscando en la raíz de nuestros problemas la solución de los mismos, sin acudir a parches extranjeros, que si bien han sido útiles –tal vez- aplicados a los pueblos de donde surgieron, no pueden serlo para los nuestros desde el momento en que compulsamos distinta trayectoria de vida, venidos de otros estratos sociales y acusamos diferente concepción ideológica moldeada por factores históricos, raciales, ancestrales y hasta telúricos”. (4)

En el Perú, por enarbolar la bandera del unionismo continental la Alianza Popular Revolucionaria Americana ha sido ilegalizado como partido político al ser considerado “organización internacional” en aplicación del artículo 53° de la siniestra Constitución de 1933: “El Estado no reconoce la existencia legal de los partidos políticos de organización internacional. Los que pertenecen a ellos no pueden desempeñar ninguna función política”. Esta situación ilegal se mantuvo desde 1933 hasta 1945. Como consecuencia fueron clausurados los locales del partido aprista peruano, secuestrada su prensa e imprentas y encarcelados sus líderes. Dicha norma se derogó por la Constitución política de 1979.

“El Apra era internacional, es verdad, - refiere el Tribuno del Pueblo, Javier Valle-Riestra- porque muchos países indoamericanos tuvieron tesis de esa naturaleza y enarbolaban como bandera el unionismo continental. Concluido el régimen democrático con el golpe de 1948, el Apra o partido del pueblo, pasó a las catacumbas y resucitó en 1956 con el régimen frentista de Manuel Prado. La internacionalización de las ideas no es un delito, la concepción que del imperialismo tiene el Apra es absolutamente exacta como primera etapa –y no última- del desarrollo capitalista en nuestro medio. Los cinco puntos cardinales del plan máximo del Apra son vanguardistas y modernos. El Apra ha sido anverso y reverso de los derechos humanos”. (5)

El aprismo es un partido político sin caudillo ni nombres propios, porque es un partido de principios y no de personas; es una bandera política y una fuerza histórica que responde a un anhelo nacional y a un viejo dolor del Perú

El aprismo levanta la bandera del gobierno científico, basado en la economía, en el método, en la investigación, en la moralización, en  la capacidad,  en la disciplina, en la fe, la unión, la emoción y la fraternidad.

El aprismo es un partido dispuesto a exigirle al pueblo sus deberes de esta hora y a rescatar lo perdido moral y materialmente para la Nación; no es una fuerza política para repartir puestos públicos, ni para hacer falsas promesas.

 El aprismo  es un credo de Justicia Social, de Libertad con Pan, credo que supone nobleza y sabiduría y que no cae en los delitos contra el honor de las personas, menos aún en la venganza o el encono.

El aprismo es el partido político que desde su nacimiento ha buscado, busca y seguirá buscando en su propia realidad el verdadero camino de la gran transformación con sentido de realidad y espíritu de justicia para revolucionar en un sentido científico, elevado e integral la vida del Estado, erradicar la auto-explotación del hombre, la explotación del hombre por el hombre, la explotación del hombre por el Estado y tornar al Estado en fuente de alegría, bienestar y felicidad para todos los peruanos.

El aprismo proclama la necesidad de llegar al poder para operar desde él la revolución, en un sentido de transformación, de evolución, de renovación, pero sujeta siempre a los imperativos y las limitaciones de la realidad.

Lo que el aprismo exige de sus miembros son muchos valores éticos en la acción política: honestidad, desinterés, tolerancia, respeto, sinceridad, sensibilidad social, responsabilidad, cooperación, solidaridad, espíritu de igualdad y de justicia en aras del bien común.

El aprismo es un partido histórico, de izquierda democrática, pacifista, nacionalista, técnico y planificador, descentralista y regionalista, integracionista, heroico, cooperativista, dialéctico, moralizador, antimperialista, revolucionario, antifeudal, antitotalitario, antimilitarista, anticolonialista mental, anticaudillista, antioligárquico, antidemagógico, antisectario, renovador, con conciencia y misión de gobierno, con martirologio y que nunca muere.

Según el aprismo no puede haber revolución social y económica si no hay ante todo y con ella una profunda revolución científica, tecnológica, educativa, cultural y moral. Y ningún país desarrollado puede salir de su retraso sin la ayuda económica, científica y tecnológica de los países desarrollados.

Socialmente, el aprismo es un partido de Frente Único de Clases explotadas por el imperialismo, Frente Único de Trabajadores Manuales e Intelectuales, inclusivo y no excluyente, sin diferencia de clases ni otro tipo de discriminaciones. En sus rangos considera a todos los que estén listos al servicio sacrificado y altruista del país. En el camino de su marcha tiene las huellas de su sangre, porque es el camino de los fuertes, de los emprendedores y del absoluto desinterés personal. Pero también el aprismo es un partido político con fuerza social en permanente renovación, con ciudadanos en afán constante de superación. En sus filas no caben aventureros, oportunistas, claudicantes, cobardes, demagogos, tránsfugas, traidores, egoístas, fariseos de la democracia y servidores del despotismo.

Con las expresiones de Víctor Raúl Haya de la Torre dirían los apristas: “Nosotros tenemos razones para reclamar el primer puesto en la tarea de la reconstrucción nacional. Hemos sido muchos años perseguidos por causa de la justicia. Hemos sufrido la Patria como nadie en el Perú. Hemos crecido en las catacumbas. Centenares de nuestros compañeros han dejado sus huesos por los caminos del destierro. Las ergástulas han sido las universidades de nuestra rebeldía. Son más de seis mil los mártires que avalan nuestro triunfo. Nadie puede, pues, arrebatarnos el honor de ser el Partido más grande de la República, el más sacrificado y el más sabio. Por ello, y porque el destino nos debe esta victoria es que debemos preparar nuestros cuadros para las responsabilidades que se avecinan”. (6)

NOTAS A PIE DE PÁGINA:

(1) García Salvatecci, Hugo, "El APRA entre dos orillas. Ochenta años de Aprismo". Fondo Editorial Universidad Alas Peruanas, Primera edición, Lima, 2009, pp.505-506.

(2) García Salvatecci, Hugo. Op.cit., p.512.

(3) Extraido de la Nota del Editor de Editorial Mejía Baca a la edición de OBRAS COMPLETAS de Víctor Raúl Haya de la Torre. Lima, diciembre de 1983.

(4) Magda Portal, "Aprismo Doctrina Indoamericana", publicado en el diario "La Tribuna", Lima, 3 de mayo de 1946. Artículo escrito cuando Víctor Raúl Haya de la Torre expuso por primera vez ante un público no peruano el pensamiento filosófico del Aprismo, durante su conferencia dictada en la Universidad Nacional de Chile.

(5) Javier Valle Riestra, artículo "Proscripción inconstitucional de partidos políticos", en Columna La Tribuna, diario Expreso, Lima, martes 31 de enero de 2012.

(6) Alva Castro, Luis (Compilador). "Aprismo: nueva doctrina. Discursos de Haya de la Torre". Cambio y Desarrollo, Lima, 1992, p.218.

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24 de enero de 2024

El APRA en los 100 años de su vigencia (II) El Apra y la Universidad Popular "González Prada" con conciencia y misión de gobierno

 

EL APRA EN LOS 100 AÑOS DE SU VIGENCIA (II)

EL APRA Y LA UNIVERSIDAD POPULAR "GONZALEZ

 PRADA" CON CONCIENCIA Y MISIÓN DE GOBIERNO


Escribe: Dr. Eudoro Terrones Negrete 


Entre el 11 y el 20 de marzo de 1920 se realiza, en el Cuzco, el Primer Congreso Nacional de Estudiantes peruanos, eligiendo a Haya de la Torre como a su primer Presidente de la Federación de Estudiantes del Perú.

En este Congreso se aprobó la creación de las Universidades Populares, la misma que fue solicitada y sustentada por el delegado Abraham Gómez, respaldada y defendida por Haya de la Torre y Luís F. Bustamante.

En virtud de este Congreso se permitió la existencia de cátedras libres, que los delegados de los estudiantes tuvieran asiento en el Consejo Universitario; y en lo político se suscitó un distanciamiento entre el Gobierno de Leguía y los estudiantes.

A iniciativa de Víctor Raúl Haya de la Torre, el Primer Congreso de Estudiantes del Perú, proclamó la reivindicación material y espiritual del indio como uno de los primeros deberes de la juventud reformista, grito redentor que avivó siempre, en sus coloquios y desde la Universidad Popular.

Haya de la Torre, funda en su casa, en Villa Mercedes (Lima), la primera Universidad Popular “González Prada” del Perú (UPGP), que adopta tres lemas originales: uno, que se indicaba con los tres ochos «8-8-8» para significar: ocho horas de trabajo, ocho horas de estudio y ocho horas de descanso. El otro provenía del lema del cooperativismo que decía «Uno para todos y todos para uno». Y el tercero, “Si sabes mucho, enseña. Si sabes poco, aprende”.

La inauguración se efectuó en el Palacio de la Exposición de Lima, cerca del Parque de la Reserva, el 22 de enero de 1921, es decir al año siguiente del acuerdo del Cuzco.

Meses y años después se organizan universidades populares en Barranco, El Callao, Arequipa, Salaverry, Trujillo, Cuzco, Ica, Chosica y Jauja y en diversos países de América Latina.

DISCURSO INAUGURAL

En su condición de flamante Rector de la UPGP. Haya de la Torre pronunció un reflexivo discurso inaugural: “En el Perú, los estudiantes que tenemos el privilegio de recibir educación secundaria y superior, constituimos una minoría, comparada con la gran población juvenil, incapacitada, por razones económicas, de recibir los beneficios de la cultura”.

TEMAS DEL I CONGRESO DE ESTUDIANTES

El Congreso tuvo por temas la autonomía universitaria, la participación de los estudiantes en el gobierno de la universidad, el derecho a la cátedra libre, la abolición de las cátedras vitalicias, el derecho de tacha a los catedráticos por parte de los estudiantes, la liquidación del reglamentarismo en la enseñanza y la gratuidad de la enseñanza.

Así mismo, la igualdad de deberes y derechos entre los estudiantes, la expulsión de los catedráticos tachados, la asistencia libre de los estudiantes tras la supresión de la lectura de listas, el otorgamiento de becas para los estudiantes de escasos recursos económicos, el derecho a huelga de los estudiantes, la creación de las universidades populares, la lucha contra las drogas, entre otros.

LA PONENCIA DE LOS 14 PUNTOS

La ponencia tuvo catorce puntos, entre los cuales se acordó lo siguiente: la creación inmediata de la Universidad Popular bajo la dirección de la Federación de los Estudiantes del Perú, para lo que se solicitará el apoyo de los Poderes Públicos, de las instituciones y de los particulares que se interesen por sus nobles finalidades.

La Universidad Popular tendrá intervención oficial en todos los conflictos obreros, inspirando su acción en los postulados de justicia social; la enseñanza comprenderá dos ciclos: uno de cultura general de orientación nacionalista eminentemente educativa, y otro de especialización técnica, dirigida hacia las necesidades de cada región; la enseñanza será metodológica, ordenada, sencilla y eminentemente objetiva (cinematógrafo, vistas fijas, cuadros murales, etc.) haciéndose ella por lecciones y conversaciones y sirviendo la conferencia sólo como tesis y complemento de éstas”.

Se precisa, que la enseñanza deberá estar exenta de todo espíritu dogmático y partidista; se organizarán cursos de vacaciones de extensión cultural organizados por el comité federal y los centros representativos de las universidades menores, en las distintas provincias de la República y que serán encomendadas a los estudiantes que permanezcan en ellas durante aquel tiempo.

La Universidad Popular deberá preocuparse del perfeccionamiento intelectual, moral y físico del obrero, de sus necesidades materiales, fomentando la creación de cooperativas, cajas de ahorro e instituciones que tiendan a ese fin.

La ponencia señalaba que la Universidad Popular deberá organizar una biblioteca, con préstamos de libros a domicilio; un museo nacional de producciones naturales e industriales; salas de recreo y campos deportivos; un consultorio técnico compuesto por alumnos de las distintas facultades y que absolverá por escrito o verbalmente las cuestiones que se propongan.

Además se determinó que la FEP encomendaría a una comisión la reglamentación de la Universidad Popular.

ANTECEDENTES

La Universidad Popular tuvo por antecedente las ideas anarco-sindicalista puro de Manuel González Prada, cuando a decir de Haya “La vieja arquitectura de las Universidades oficialistas, sólo permitía elaborar profesionales de la política, que es decir profesionales de la explotación” (San Ángel, México, enero 1924).

La Universidad Popular también tuvo su origen en la iniciativa de Haya de crear el Centro Universitario de Trujillo en junio de 1916, cuando el 27 de junio de este año se aprueba un voto de aplauso para el Centro Universitario por la instalación de la Universidad Popular.

El Plan de Acción Inmediata o Programa Mínimo de 1931 del Partido Aprista Peruano, en el rubro de “Educación”, propone la creación de “Universidades populares…”

PLANA DOCENTE

En la plana docente de las U.P.G.P. estuvo conformada por estudiantes de diferentes facultades de las universidades de San Marcos y San Fernando y la Escuela de Ingenieros. Cabe referir a Víctor Raúl Haya de la Torre, Oscar Herrera Marques, Manuel G. Abastos, Raúl Porras Barrenechea y Nicolás Terreros.

También Aristóbulo Chávez Herrera, César Delfín Castañeda, Víctor Raúl Iparraguirre, Rómulo Meneses, Jacobo Hurtwitz, Francisco Sánchez Ríos, Eloy Vega Luque y Jesús Vera Portocarrero, Humberto del Águila, Luis E. Heysen, José Carlos Mariátegui, Tapia Padilla, Teodoro Moneda, Luis F. Bustamante, Alfonso Silva Santisteban y Enrique Cornejo Koster,

Las UPGP tenían un Consejo Directivo integrado por representantes de alumnos y profesores; la asistencia de los alumnos era libre y la enseñanza gratuita, los profesores colaboraban con sus clases magistrales.

ASPECTO ACADÉMICO

En las UPGP se enseñaban, por ejemplo, asignaturas de biología general, salud e higiene, geografía científica y social, historia de la civilización, historia de las ideas sociales, psicología, medio ambiente, economía política e historia de la crisis mundial.

Las UPGP realizaban campañas de higiene y salud, campañas para erradicar el opio, el consumo de alcohol y resolver los problemas sociales o de contaminación del medio ambiente, mediante la celebración del “Día de la Planta” con el lema “Los árboles mejoran el clima y alegran la vista. Cuidémoslos”, “Siembra un árbol y te pagará con su sombra”, “Siembra un árbol y escribe un libro”, “Aprende del árbol, elévate como él”, Día que fue instituido por Haya de la Torre.

Las horas de clase empezaban a las 8.00 de la noche y se prolongaba en algunas ocasiones hasta las primeras horas del día siguiente.

En esta institución popular se utilizaba una metodología adecuada al adulto y objetiva mediante el uso de cuadros murales, vistas fijas, cinematógrafos, y el método socrático o dialogado. Se complementaban mediante conferencias y prácticas académicas consistentes en la organización de cajas de ahorro, de cooperativas de servicios múltiples.

DEMOCRATIZACIÓN DE LA CULTURA

Estas universidades luchaban por desterrar las exclusiones teologales ( “Tolerar a todos, menos a los intolerantes” ), por erradicar el sistema feudal universitario, por recusar el espiritualismo idealista y el positivismo conservador, por democratizar el conocimiento y la cultura, por eliminar los privilegios de clase, por crear y consolidar la conciencia de clase en los trabajadores manuales e intelectuales, por generar el cambio de actitud de la población frente a los problemas sociales para una eficaz y oportuna solución.

También trataban de despertar la conciencia de responsabilidad histórica de los trabajadores, formar grupos de estudio descentralizados, rechazar las ideas conservadoras y opresivas de la plutocracia limeña, impartir sus enseñanzas de cultura general y de especialización técnica orientadas a las necesidades de cada región.

TRANSFORMACIÓN ESPIRITUAL Y MORAL

De las UPGP, Antenor Orrego manifestó que era el “germen y raíz de la gran transformación espiritual y moral que se está operando en nuestra patria”, ante el predominio del “espíritu cerrado y estrecho de las Universidades oficiales en el Perú, que se mantenían radicalmente aisladas y extrañas a las grandes masas populares de la nación. Peor aún, el universitario académico de entonces no ocultaba un sentimiento peyorativo hacia el pueblo a quien despreciaba desde las alturas aristocráticas de su refinamiento intelectual” (“La Tribuna”, Lima, 22-O1-1946).

UNIVERSIDAD POPULAR CON CONCIENCIA Y MISIÓN DE GOBIERNO

El Aprismo no es un partido de contubernios, no es un partido de negociados, de empresa, electorero o de intereses subalternos. Es un Partido Escuela, es una Universidad Popular con fe, unión, disciplina y acción, en la cual aprende el que no sabe y enseña el que sabe, sus deberes y derechos ciudadanos, las diversas ciencias del saber humano, como forma superada de ascender a las más altas categorías de los valores del pueblo y de las capacidades del ciudadano.

Con la persistente prédica del saber, de manera gratuita y con puertas abiertas a todos los trabajadores manuales e intelectuales sin distinción alguna, los apristas combatieron y se opusieron a la demagogia política de los gobernantes autoritarios, a los “revolucionarios de boquilla”, a los “donjuanes de los cuartelazos” que trataban de llegar al poder por cualquier medio. Pero, por sobre todas las cosas, los apristas tenían muy claro su visión de futuro: ¡Salvar al Perú y a Indoamérica de la ignorancia, que es la peor de las tiranías y la madre de todas…”

Con el tiempo, en sus 100 años de vigencia, el APRA la logrado aglutinar  y forjar recursos humanos calificados, especializados y técnicos, ha seleccionado a los más aptos para asumir funciones de liderazgo y de gobierno, pero también ha eliminado a los que no tenían capacidad de seguirlos y de marchar en la misma línea aprista y a la misma altitud de su paso.

Dentro de las aulas abiertas, los apristas preconizan la ciencia, la economía, la política, la ética y la tecnología, como función del estadista y del político. El Partido, a través de los docentes, le dice a cada aprista: Si sabes poco, aprende; si sabes mucho, enseña. Pero no te estés quieto, cambia, evoluciona, comparte  con los demás y distribuye lo que tengas de conocimientos y de riqueza espiritual y moral.

Es así como el APRA, no se fundó como Partido, se fundó como Escuela, como Universidad, y fue la persecución de la tiranía la que los obligó a ser políticos para defender su obra cultural y sindical.

En uno de sus concurridos Coloquios, Haya de la Torre muy contento por el éxito de su iniciativa, expresó: “En la escuela del aprismo, quien quiera ser un gran dirigente y capacitarse, tiene los caminos abiertos, con tal que dentro de esos caminos pueda recoger este gran llamado, este gran imperativo: «Denos usted soluciones y no nos recuerde problemas». Los problemas los sabemos de memoria, la cuestión fundamental es hallar soluciones, es y crear en nosotros esa capacidad de solución”.

Por todo lo expresado en líneas precedentes, afirmamos sin jactancia que el APRA es el primer gran partido político del Perú y de América Latina del siglo XX e inicios del siglo XXI, con principios y valores éticos, con filosofía, doctrina e ideología y planes de gobierno bien elaborados. Es un Partido con conciencia y misión de gobierno, condenado por la persecución y el veto al rincón de la oposición, cuando su tarea y destino histórico es gobernar al Perú en nombre del pueblo, con el pueblo y para el pueblo.

El APRA es un partido de izquierda democrática, de oposición constructiva y necesaria, formado para gobernar sin amos en su cúspide ni esclavos en su base, es un partido que quiere cooperar y ayudar a edificar los sólidos cimientos de un Perú y de una nueva América unida, pacífica, digna, libre y justa.

A pesar de los largos años de oposición e ilegalidad, el Apra no ha perdido su capacidad creadora y conductora de partido gobernante, su mística, su táctica y estrategia para gobernar el Perú para los peruanos a través de su Escuela de Hombres y Mujeres de Gobierno.

No por gusto se ha empeñado durante un siglo en la preparación técnica de sus militantes y dirigentes. El destierro de varios centenares de apristas ha permitido que en las mejores universidades de Europa y América se prepara y especializaran numerosos jóvenes, profesionales y técnicos de primer nivel, para ponerlos al servicio del Perú e Indoamérica, dentro del Plan de Acción Política del Aprismo.

Lima, 24 de enero de 2024 / ETN.

 

 

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