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10 de enero de 2024

Comentario y valoración crítica del libro "MAGDA PORTAL: Vida, Pensamiento y Obra" / Escribe: German Luna Segura

COMENTARIO Y VALORACIÓN CRÍTICA DEL LIBRO

"MAGDA PORTAL: VIDA, PENSAMIENTO Y OBRA"

Escribe: German Luna Segura

German Luna Segura y Magda Portal en fraterno encuentro (1978 y1980)

 

El libro del doctor Eudoro Terrones Negrete, «MAGDA PORTAL: Vida, pensamiento y obra», nos devuelve a una época particularmente dramática de nuestra historia en el que confluyeron de manera sorprendente, gestas producidas por campesinos, indígenas, obreros y toda una generación de jóvenes liderados por Victor Raul Haya de la Torre, que insurgieron contra los lastres del pasado, conmocionando la cómoda vida de la oligarquía tras intensas movilizaciones y protestas que variaron el curso de la historia del siglo XX.

El protagonismo del conjunto de estos luchadores sociales, estuvo signado por la idea de construir un nuevo modelo de convivencia ciudadana, destacando liderazgos sustantivos como el de Magda Portal, poetisa y dirigente política que abanderó la lucha por los derechos de la mujer desde la corriente antiimperialista que expresó el aprismo, una organización popular en el que las mujeres ejercieron roles que la empoderaron en la lucha social donde, poniendo a prueba la fortaleza de sus convicciones y la solidez de los valores y principios del APRA Continental que Haya de la Torre fundó en ciudad de México el 7 de mayo de 1924.

Pese la intensa y permanente actividad protagónica del aprismo en el campo político, sindical y social en el Perú, la “Sección Peruana del APRA” se organizaría formalmente seis años después, el 20 de setiembre de 1930 con la activa participación de Magda Portal, entonces, una dama impenitente que destacaba entre la creación poética y el activismo por los derechos civiles que la hizo organizar y liderar un importante movimiento de mujeres -hasta ese momento excluidas de la vida de la nación-, integrándolas como una disciplinada columna de la nueva organización aprista y sustento del proyecto antiimperialista en marcha que valoró la presencia de la mujer y su enorme capacidad de generar conciencia social y conquistas sociales tangibles que fueron empoderando al movimiento popular tras la lucha por la transformación del modelo económico-político imperante, el destierro de la explotación y todo vestigio de oscurantismo y politiquería, elementos de los que se servía la oligarquía local para mantener privilegios y defender los intereses foráneos del capital imperialista.



En aquel escenario, se mostró el dinamismo de las mujeres debatiéndose entre los afanes de las experiencias organizativas del proletariado, la lucha social y, el entusiasmo de las clases medias tratando de ubicarse, organizarse y ganar la confianza de los obreros y campesinos para integrar el Frente Único, una alianza de clases y sectores explotados que se enfrentó a la sociedad conservadora que se había reservado para sí misma todos los espacios posibles, frustrando cualquier posibilidad de estabilidad, avance y  bienestar de los sectores mayoritarios de la población que aspiraban se reconozca su derecho a participar en el desarrollo del país.

Si bien la obra del doctor Eudoro Terrones Negrete que nos motiva, pareciera no necesitar en términos estrictos un epílogo, dada la rigurosidad con la que se abordan los temas que la componen, la oportunidad que se ofrece, permite seguir reflexionando en torno de María Magdalena Julia del Portal Moreno o, simplemente, Magda Portal, una extraordinaria mujer cuya presencia y trascendencia en la historia ha dejado honda huella y, en ese sentido, bien vale la pena comentar algunos hechos de relevancia.

A finales de los años 70 del siglo pasado, Magda Portal aceptó recibirnos para conversar sobre “Su lucha por la mujer y su militancia en el APRA”, significativo trabajo que no había podido superar las limitaciones determinadas por la ausencia del testimonio más importante, el de Portal, quien, sin requerirme pauta previa, aceptó la reunión atendiendo a su antigua y fraterna relación con parientes del suscrito, con quienes compartió duros momentos vividos en las “Catacumbas”, ese espacio donde los luchadores apristas se refugiaban buscando recuperar salud, fuerzas y algún tipo de sosiego temporal que les permitiera retornar en mejores condiciones a sus puestos en la resistencia civil.

Portal me abrió las puertas de su hogar y desde ese momento, sentí el confort de un trato particularmente amable y exento de todo tipo de adjetivo o señal hostil, aun cuando eran varias las décadas que separaban a esta valiente mujer y sus convicciones, de un partido que ayudó a formar y en el que militó con una persistencia que debieron haber dejado en su ser, huellas mucho más importantes que las puyas de un debate en el que parecieran haberse exagerado los decibeles, pero sin afectar sustantivamente, el lado místico de una mujer-combatiente que desde la poesía, la política o, la insurgencia clandestina, se jugó la vida al lado de sus compañeros, militando en un partido por el que en simbólica ofrenda, se entregó en cuerpo y alma a una lucha sin concesiones para cambiar el cruel destino que afectaba a los que menos tienen.

Con sutil sonrisa, Portal quebró el frío silencio inicial de un encuentro que quedó marcado por el compás sereno de sus pasos y un momento cumbre en el que, abriendo los brazos en señal de saludo, me preguntó: ¿Sabes hace cuantos años no abrazo un japista? 

Las sesiones que sobrevinieron, estuvieron rodeadas de una sabia y fraterna lucidez, sin duda, producto de una vida de genial creación pensando en los demás y donde se condensaba una acuarela de diálogos y sentimientos que constituía el vibrante paisaje de una militancia con visos ecuménicos hasta la que pude llegar pisando el umbral de sus más entrañables recuerdos –para algunos dolorosos e impenetrables-, pero que recorrí con prudencia y de su mano, incluso, desbrozando el infeliz episodio del desencuentro inducido tras el Segundo Congreso del PAP realizado en 1948 que la alejó, tras una maniobra artera que trató de justificar una división partidaria inexistente, articulada por terceros (quinta-columnas) que, recibiendo apoyo directo de Manuel Odría (con quien estos personajes aparecen cercanamente comprometidos luego), trataron de generar un cisma que se resume en 5 frases que dieron la falsa idea de una voluntad facciosa de un grupo de mujeres liderados por Portal y, por el otro, mostraron la falsa imagen de una organización partidaria que, habiendo incorporado precursoramente a la mujer en su estructura y habiendo luchado por sus derechos, ahora parecía excluirlas, toda una mentira orquestada para separar a dos combatientes de una obra común que sufrió una herida abierta en el corazón del aprismo que representaban sus militantes mujeres.

Lo cierto es que tras aquellos sucesos, quedó el sabor de la mezquindad de quienes nunca perdonaron la predilección respetuosa que Haya de la Torre le dispensaba a Magda Portal, tal vez, porque nunca entendieron que su ubicación en la plana mayor de la dirigencia del APRA -siendo  la única mujer entre tantos hombres-, no respondía a una gentileza, sino, al reconocimiento de su capacidad para compatibilizar su condición de poeta y combatiente sobresaliente de la causa aprista a la que aportó el cambio de la significación caritativa de la solidaridad y la romántica idea de la revolución, por su adhesión a un movimiento y un Programa Político llamado a liberar a los excluidos y con ellos, avanzar hacia el progreso y el bien común, objetivos que no pudieron afectar con el quiebre del apretado haz de voluntades de dos almas libres (Haya de la Torre y Portal) cuyo tránsito por la historia se había iniciado de forma natural durante los aciagos días del inicio de la lucha antiimperialista y del nacionalismo revolucionario hayadelatorriano que cumple ahora, su primera centuria.

Las mismas fuerzas anti-unitarias que propiciaron el cisma, se encargaron de mantener distancia suficiente para evitar que Haya de la Torre y Portal se pudieran reencontrar, aclarar la connotación de las frases producidas y superar un distanciamiento que, de seguro, habría cambiado el destino de la patria. Por lo menos así lo pensaba el “comandante” Guillermo Carnero Hoke, con quien preparé el material de aquellas entrevistas en inagotables sesiones realizadas en su oficina de la Universidad Villarreal, donde nos situábamos en el contexto de los episodios más relevantes de la biografía de Portal para convenir en la forma como intervinieron terceros en aquella ruptura que Carnero Hoke consideraba que “había sido expresamente provocada e imposible en quienes habían visto morir a tantos de sus hermanos por la misma causa”.

Cuando pude comentarle a Haya de la Torre sobre los términos del encuentro con Magda Portal, su lacónica (y para algunos sorpresiva respuesta) fue: “Escúchela”; una sola palabra que alentó aquel emprendimiento hasta ese momento lleno de incertidumbre y recuerdos en los que fluían nombres, hombres y circunstancias de toda la heroica lucha aprista que permitió poner en evidencia, la claridad de una propuesta ideológica, los entrañables lazos que unía la lucha social con los militantes del aprismo, los derechos de la mujer con el aprismo y, a Portal con Haya de la Torre, todo, a través de una visión de la historia que empoderó a los excluidos en la organización de una lúcida y comprometida vanguardia  organizada que arremetió contra la opresión y el poder -sin temor y sostenidamente- buscando el cambio social.

De las entrevistas aludidas surgió “Magda en el Portal de los sueños”, una síntesis de diálogos, llena de anotaciones que lamentablemente Haya de la Torre no llegó a leer por su desaparición física ocurrida en 1979, pero que, ubicada en la época de la militancia aprista de Portal, reivindica a la militante y a su partido en un período sustantivo de creación heroica y activismo sin la que difícilmente podría entenderse la dimensión del pensamiento y obra de Portal, aspectos que la obra del doctor Eudoro Terrones Negrete pondera con perspectiva, dejando la ruptura en el episodio, para advertirnos sobre la riqueza y profundidad de la obra integral de esta valiente luchadora social que Víctor Raúl Haya de la Torre tempranamente sintió cercana, generando, efectivamente, una justificada predilección intelectual y revolucionaria que, como se ha sostenido, provocó mezquindades inconcebibles.

MAGDA PORTAL EN EL TIEMPO

Esta importante pensadora y activista logró propalar el tipo de solidaridad militante que el aprismo desarrollaba con la organización sindical proletaria, los aislados movimientos campesinos de toma de tierras, la brutal realidad de los indígenas que morían en los trabajos de las minas y, particularmente, con las mujeres, quienes abrumadas por la exclusión y la violencia a la que fueron sometidas durante el tiempo organizándolas para combatir –como un solo puño-, contra los rezagos del oscurantismo que las afectaba, alentando su preparación constante e incorporándolas al nuevo mundo de la política-.

Finalmente, logró que las mujeres fueran visibilizadas, pero sobre todo, reconocidas como el núcleo central de la vida social y política de la nación, permitiendo una nueva mirada a la lucha social en la presencia que ponderó roles de personalidades como Irene Salvador Grados y Manuela Chafloque, víctimas de la masacre producida en la ciudad de Huacho, una tragedia que ayudó a comprender el rol de la mujer y el extraordinario aporte de Miguelina Acosta, quien contribuyó a la realización de la experiencia vital del llamado Comité Pro-Abaratamiento de las subsistencias que el año 1919, tras la conquista de la jornada de las 8 horas de trabajo y bajo inspiración anarcosindicalista, acompañó a Haya de la Torre en la gesta producida aquel año, buscando mejorar las condiciones de vida del pueblo y, redescubriendo en esta, el temple y compromiso de las mujeres que se alzaron contra el sistema, compartiendo precursoramente en frente único (alianza de clases y sectores explotados por el imperialismo), objetivos que sentaron las sólidas bases de un movimiento nacional-popular que agruparía desde entonces a los que menos tienen, buscando su reivindicación.

Portal fue encumbrada a la Secretaria Nacional de Asuntos Femeninos del APRA, un cargo que convirtió en fundamental dentro de la estructura partidaria y la lucha social, marcando el derrotero singular de una militancia que la hizo sobresalir entre sus compañeros, no solo por la claridad de su pensamiento, sino, por el empeño en el cumplimiento de las tareas políticas y sociales del movimiento que formó y organizó a las mujeres tras el objetivo prioritario de su liberación, al que sumó, además, la responsabilidad de las comunicaciones clandestinas, la protección de los perseguidos políticos y, junto a Lucía Haya de la Torre, la puesta en marcha de programas de atención para los huérfanos y las víctimas de la violencia política producida en la cruel clandestinidad (1931-1944), donde implementó servicios de salud, alfabetización y educación dirigidos fundamentalmente a las mujeres, buscando superar una dramática característica de la exclusión que se combate –sostenía- educando a las masas con la finalidad de que el aporte del militante a la revolución sea creativo e integral.

La relación entrañable con Víctor Raúl Haya de la Torre fue anterior a la formación del APRA y es constante durante el proceso constructivo de la ideología y el movimiento aprista, un tiempo en el que se puso énfasis en un nuevo tipo de militancia que es la que aportaron las mujeres, quienes, superando la visión clásica y domestica de los roles exclusivamente asistenciales, se convertían en agentes protagónicos de la vanguardia de la organización popular y de partidos como el PAP, donde la formación y la educación eran, simplemente definitivas, sumando a su visión marxista de la historia, la ética del pensamiento social gonzalespradiano y, toda una nueva filosofía del pensamiento-mujer cuya tesis central nutrió el Plan de Acción que el aprismo presentó en 1931, cuando el pueblo se reunió en la Plaza de Toros de Lima, en Acho, para escuchar las medidas específicas que transformarían al país tras el retorno del exilio de 8 años de Haya de la Torre. 

Sólo dos años después, hacia 1933, Portal presentaría dos textos sustantivos: “El aprismo y la mujer” y “Hacia la mujer nueva”, obras en la que desarrolla la idea del pensamiento revolucionario del aprismo en torno a la mujer, deslindando con los grupos feministas que planteaban un tipo de igualitarismo que redujo el feminismo a la búsqueda del voto femenino, en medio de una confrontación con sabor a revancha, sin contenido y teóricamente en contra del imperio social y abusivo del hombre.

Portal creyó, con Haya de la Torre, que debía producirse una relectura de la realidad indoamericana en donde, sin influencia extraña, se precisara la naturaleza de la revolución que proponía el aprismo, incidiendo en los roles y la unidad revolucionaria de hombres y mujeres, comprendiendo que en la práctica, las mujeres y los hombres libran conjuntamente la misma batalla por su emancipación, lo que hace que la lucha antiimperialista no esté basada en el sexo de sus combatientes, sino, en los groseros índices de explotación por igual de hombres y mujeres, haciendo que la lucha por la justicia también deba comprenderlos por igual, fundamento del Frente Único que organiza con los sectores avasallados por el capital imperialista, una confrontación que no hacen distinciones ya que “…El hambre, la pobreza y la miseria no hacen distinción en cuanto al sexo y nuestra batalla es contra una sociedad basada en el privilegio que nos niega el derecho a la felicidad”, sostuvo Portal quien mantuvo un espíritu guerrero y la rebeldía de quien, decidida, se lanzó a la tarea de construir el destino con las masas, usando las letras como escritora vanguardista o, su arrojo como activista política, para lograr destacar en todos los ámbitos posibles, como una de las presencias femeninas de mayor trascendencia latinoamericana, brindándonos un perfil genialmente combinado entre una personalidad combativa, la frescura literaria y esa irredenta identidad ideológica tras la cual forjó un ejército de mujeres apristas luchando por su liberación y dispuestas a morir al pie de su ideal.

Específicamente en su obra literaria, puso en evidencia la sensibilidad del espíritu cargado de historia que la llevó a darle contenido a la protesta, exigiendo el fin de las injusticias sociales, casi todas, derivadas del sometimiento a la presencia del imperialismo a la que coadyuvó la conducta servil de una oligarquía sometida  a intereses extraños a la nación que combatió sin descanso en defensa de la mujer excluida de la sociedad patriarcal y machista, convirtiendo la suma de problemas que habían estigmatizado a la mujer, en parte de los temas que abordó el Programa de Acción del PAP, orientado a devolverle a la mujer la dignidad como ser humano, a través de un activismo comprometido que buscó conquistar derechos, pero sobre todo, lograr su  reivindicación.

Lamentablemente, parte de la variada bibliografía publicada de Portal se vio afectada por un sesgo político que, al pretenderla exclusivamente comunista, seccionó groseramente toda una etapa de producción y vivencias que enriquecía esa frontera negada de genial producción poética,  sesuda firmeza ideológica y una militancia política que enriquece su pensamiento, constituyendo todo un ejemplo de compromiso que honra a la patria y que sin sentido alguno obvian algunos de los que estudian su vida, reduciéndola a una genérica lucha por la emancipación de la mujer, dejando de lado todo aquello que la fue convirtiendo en un paradigma nacional.

Al pasar de los años, cuando el neoliberalismo confundió la crisis de la institucionalidad de finales del siglo pasado, con el fin de las ideologías y el ocaso de los partidos políticos, retornó la vieja polémica entre fuerzas progresistas y conservadoras en torno a los cambios que deben producirse para que la sociedad encuentre nuevas formas de convivencia y los rumbos del progreso conduzca a nuestros países y pueblos  hacia una prosperidad que no se detenga en la acumulación de mayor ganancia, sino que aliente la realización integral del ciudadano, tal y como lo propuso Víctor Raúl Haya de la Torre a través de la ejecución de un programa antiimperialista que impulsa la gran transformación económica, política y cultural del Pueblo-Continente Indoamericano, pese a lo cual, parecía mantenerse la inexorable fatalidad de la dependencia y los aspectos negativos del anclaje económico colonial que el capital imperialista afirmó en el terreno político, desnaturalizando el sistema capitalista, imponiendo un modelo de economía al servicio de las necesidades de los Estados desarrollados que buscaban fuentes de materias primas y nuevos mercados para mantener y desarrollar su mega producción industrial, haciéndose para ello, de las rutas comerciales y zonas estratégicas que le permiten mantener el control geopolítico de la región.

Las respuestas que se siguieron produciendo, superaron la retórica tradicional y el componente ideológico mantuvo en alerta a las juventudes en una lucha que parece no haber terminado pese a que el capitalismo se puso rostro humano, sin haber resuelto los problemas de la gente, entre ellos los de la mujer que sigue integrada al sólido movimiento social pluriclasista que mantiene su lucha antiimperialista en toda la región y que mantiene la voz de Haya de la Torre y Magda Portal en la misma postura del nacionalismo histórico que el aprismo incorporó a su ideología, en el contexto de una realidad de exclusiones que el imperialismo defiende por su capacidad de acomodarse a los tiempos, mutando de forma.

La evolución de las ideas y la comprensión exacta de la dialéctica, ayudaron a comprender la compleja realidad de la economía básica extractiva de explotación de inicios del siglo XX, hasta que los tiempos de la economía globalizada y la afectación del medio ambiente agolpados en el enigmático umbral del siglo XXI, hace que el siglo de la juventud, la revolución del conocimiento y la inteligencia artificial, se mantenga en las ideas-fuerza por las que luchó Portal –pese sus detractores pragmáticos- cargando respuestas vigentes y viables, dotadas de un realismo singular y constructivo que en el contexto actual, nos muestra el presente libro del doctor Eudoro Terrones Negrete, más allá de la descripción biográfica y protagónica de Magda Portal, en el desarrollo de la compleja tarea de reformular una revisión panorámica de la historia, confrontando pensamiento y obra en la reanimación de escenarios y actores cuyo protagonismo constituyen hitos expresados, por ejemplo, en las gestas de heroicas mujeres, jóvenes y trabajadores que, tras el aprismo y sus luchas, cumplieron con concientizar y buscar la liberación en el marco de la realización de esa auténtica revolución democrática por la que van luchando una centuria.

Así, en el análisis de las diversas etapas historiográficas abordadas, se confirma la percepción de una confrontación que supera la lucha de clases y se proyecta en la confrontación misma al conservadurismo, en esa lucha de pueblos  que le dio sentido y forma a la transformación social, buscando liquidar las condiciones semi-feudales de nuestra economía primaria, preservando las libertades e impidiendo que nuestra incipiente economía nacional sea arrasada por los efectos de la presencia del capital imperialista que cumple los requerimientos de los centros del poder de la economía globalizada que dirigen los países desarrollados, en desmedro de las posibilidades de crecimiento de los países no desarrollados, una circunstancia que posterga el progreso bajo un razonamiento estrecho que prefiere vincularse a la noción de un  eurocentrismo anacrónico y, esa forma singular de concebir las relaciones sociales económicas y las no económicas, dependiendo siempre, de su cercanía y obsecuencia al poder, sin duda, un hecho que hasta estos días determina las condiciones de dominación, subordinación y hasta el sojuzgamiento de clases, pueblos y países con derecho a su propio destino, expresión de la política conservadora contra las que insurgió la generación auroral del aprismo.

Magda Portal, quien exploró la realidad desde la dialéctica y el pensamiento precursor del aprismo, vivificó su rebeldía en el estadío de sus realizaciones más significativas, aportes que la llevaron hacia la consolidación de esa escritora que luchó contra la adversidad y afinó la agonía de su pluma por la temprana muerte de su padre, en un mundo complejo y machista donde aprendió a condenar, luchar y superar los moldes de la sociedad del siglo XIX que siguió cubriendo de infamia el siglo siguiente desde que algunos pretendían considerarla como una centuria hecha por hombres que extrapolaron ideas de las relaciones sociales y económicas, con el propósito de normalizar la exclusión y la violencia para mantener el patriarcado, literalmente, a sangre y fuego.

La vida de Magda Portal se hizo por ello fuerte para poder discurrir en una prístina amalgama precursora de poesía vanguardista sumida en un proceso de observación sesudo de una cruel realidad que la llevó a asumir la defensa de los derechos que ella, como mujer, también sintió postergados y que el aprismo –como se ha sostenido-, había convertido en Programa de Acción Política tras la visión de Haya de la Torre quien proclamó las respuestas revolucionarias del APRA, como el aporte de toda una generación que llegó para liquidar la insana herencia virreinal de acomodos, traiciones y aberrantes postergaciones producidas en medio de una absoluta falta de identidad común que, al decir del fundador del aprismo, no era casual, porque sirvió para hacer de la política un vil negocio culpable.

Por eso es que resulta correcto sostener que en Magda Portal aparece sincréticamente el perfil de la vivencia de la mujer en el tiempo, que  sus características de combatiente antiimperialista representa la presencia vital y el esfuerzo inagotable de luchadoras que se nos revelan como testimonios en petra, de un protagonismo que dejó huella de la intensa comunión creadora de espíritus libres que, más allá de la denuncia, forjó el grado ideal de la conciencia social que fue al rescate de los espacios largamente negados a las fuerzas vivas que componen la nación, haciendo de la confrontación constante a la oligarquía, un freno real a la agresiva presencia de las fuerzas del imperialismo colonialista que había tomado por asalto el siglo XX, amparando la furia de un capital explotador que, por obtener sobre ganancias ilimitadas, toleró la explotación y la muerte, postergando a diversos sectores sociales que convirtieron a su vez, la equidad y el progreso, en una cara exigencia que elevaron por encima de las taras que heredaban del pasado, construyendo la unidad del pueblo que venció las sinuosas conductas silentes y cómplices del vasallaje local asentado entre algunos connacionales, felices de ser los herederos del lado más oscuro de la conquista española.

El trabajo del doctor Terrones Negrete, si bien pareciera detenerse en el retrato de un país adolescente, insiste, sin embargo, en la misma línea de observación de Luis Alberto Sánchez, rescatando la fuente y el pensamiento de una época que hizo líderes y dirigentes proletarios y estudiantiles –entre los que se encuentra Portal-, posibilitando la construcción de un nacionalismo revolucionario que es con el que Haya de la Torre enfrenta las limitaciones de la sociedad condenada al atraso que encontró dominada por la incapacidad de su clase política tradicional y una educación elitista, memorista y patriotera, que hizo de la consigna un patrón cultural para garantizar un orden social con exclusiones, acorde con las necesidades conservadoras de una aristocracia que usó sin pudor los púlpitos de la iglesia oficial y al militarismo, para proveerse de su propia organización política y garantizar su permanencia ilimitada en el poder.

 

Este texto, al devolvernos a la etapa más lúcida de la lucha social, abre los registros de la historia regional donde aparecen las nuevas ideas que proclama el Aprismo, acompañados de la incursión en política de las masas que es la que permite el surgimiento de los partidos políticos modernos y el encumbramiento de liderazgos para confrontar la sociedad de explotación que reposa –bárbaramente-, sobre las espaldas de los trabajadores, en esa República fallida donde primó la falsa opulencia del oropel y la corrupción del Estado oligárquico contra el que los trabajadores, los jóvenes y las mujeres lucharon sin descanso.

 

Siendo Portal una importante líder  mujer entre tantos hombres, su presencia en la primera línea del comando del partido y, al lado de Haya de la Torre,  constituye el resultado de una conducta que la distinguió en medio de un sin número de grandes e invalorables luchadores sociales que permanecen hasta estos días en el recuerdo generoso del noble pueblo aprista que, por encima de las incomprensiones, desinteligencias y el tiempo, rinde justo tributo a las mujeres apristas como Portal que se encontraban preparadas para asumir puestos de comando en cualquier momento, sin afectar en lo más mínimo su condición de militante de un partido popular  y, al mismo tiempo, dama sensible, madre, esposa, poeta y parte protagónica de una obra superior que, siendo la causa de Haya de la Torre, estaba dedicada a los marginados y, a los que menos tienen.

 

La personalidad y dimensión de Magda Portal, da cuenta de la forma como su obra integral constituye un aporte trascendente que se sobrepone a la perturbadora narrativa que buscó por todos los medios hacerla “solo suya”, desapareciendo los elementos sustanciales que trazan su inmortalidad: su filiación de fe y con ella, toda una etapa que involucra su poesía  vanguardista, su lucha por los derechos de la mujer y esa particular condición de líder popular que es imposible soslayar en tanto constituye el aporte vital de una extraordinaria mujer y luchadora social que redimensiona políticamente a la mujer y lucha por emanciparla para darle las oportunidades a las que tiene derecho tras siglos de cruel exclusión.

La desnaturalización de la obra de Portal parece ser una circunstancia subsanable, al quedar en evidencia su mutilación dogmática, una consigna que sesga la crítica y descarta la infamia porque cree que negar los orígenes y toda mención a su fuente ideológica primaria desaparece su larga y sentida militancia política, en absurdo contrasentido, no altera el sentido trascendente del amalgamiento de su pensamiento y obra progresista, signada, desde siempre, por valoraciones que integran la visión de su pensamiento-nación, de su idea de una lucha nacional pluriclasista y su adhesión a la revolución democrática que nos libere de la sub educación, toda una integridad monumental que dialécticamente responde a nuestro espacio-tiempo, integrando el sentido precursor de un auténtico feminismo de equidad.

No excede las motivaciones del presente trabajo, que se pongan en contexto estas ideas para contribuir a comprender a cabalidad a Magda Portal como persona, ciudadana, mujer, luchadora social, libre pensadora, ideóloga y como política capaz de avanzar y evolucionar, sin perder la vena poética que la hizo ser una expresión realista del ser y el sentimiento, haciendo imposible conocerla fraccionando su obra y sin ser víctima entonces, del empeño dogmatismo, so pena que los rigores de la ciencia social descalifique cualquier opinión que surja de la consigna.

Allí radica el sentido mismo de la necesidad de presentar a Portal  como parte del registro de las luchas donde su presencia provoca se inmortalice su nombre, desde hace mucho tiempo, fuente inmarcesible de una peruanidad incuestionable que vivió y sufrió las mismas exclusiones que el partido que ayudó a fundar y que algunos preferirían que se pierda entre anotaciones sectarias que separan erróneamente su condición de poeta y de luchadora social, para luego, someterla a una crítica condicional que la refunda injustamente entre los espasmos del panfleto.

Magda Portal es una de las más representativas escritoras peruanas y latinoamericanas del siglo XX que, como genuina expresión evolutiva del pensamiento-mujer, consagró en el verbo, la pluma y la acción, la búsqueda de la equidad, usando reiteradamente la ejemplificación a partir de la cual, fundió la labor de las mujeres precursoras de su lucha como Clorinda Matto de Turner y María Jesús Alvarado Rivera, aun cuando es con Flora Tristán, con la que encuentra una identificación mucho más plena y sobre la que construye la defensa de la mujer, llamando a insurgir a las mujeres con Haya de la Torre y su ideología política de izquierda que es la que inspira las líneas centrales de sus postulados y su activismo.

Si su poesía fue la llama que mantuvo altiva su rebelde personalidad, su militancia se convirtió en un instrumento que le dio sentido a su fructífera existencia en la que usó diversos recursos para ser  mejor entendida, como la metáfora, la supresión de los signos de puntuación, el espacio de la página en blanco y hasta el uso de diversos tipos de letras, con la finalidad de mostrarse cuestionando el orden androcéntricoque invisibilizaba a las mujeres y oponiéndose a la imposición masculina y totalizadora, con la diversidad, versatilidad y riqueza de un discurso femenino que luchó contra la apariencia sumisa y débil de la mujer, fortalecida en tanto decidida y perseverante, capaz de abordar temas extremadamente duros con sutil actitud reflexiva y atacando cuando se hizo necesario con toda la fuerza y crudeza posible para vencer al oponente.

Su poética tiene, como todo acto de creación humana, ciclos reflexivos, de euforia y también momentos de crisis que hubo quien criticó, como si la vida misma discurriera en una línea homogénea, pasiva e inalterable de voluntades humanas. 

En su trazo de Altas Letras, en ningún momento desaparece el signo ideológico de sus convicciones y sentimientos, por lo que omitir este período, es fraccionar su obra, restándole valor a un nombre que se ganó espacios en función de la fuerza integral de su mensaje, el mismo que con el tiempo, venció incluso los vestigios de un injustificable veto intelectual que se imponía sobre ella desde la extrema izquierda que la prefería ausente de cualquier vínculo con su ADN aprista.

Cabe mencionar que aun después de su alejamiento de la militancia partidaria, Portal defendió y mantuvo su obra, cautivando desde fuera de la iglesia, a quienes dentro de ella, mantenían respeto por la sensibilidad social y su aguerrida actitud frente a la vida que la mantuvo como un valor-signo que es expresión sublime de una personalidad capaz de sumar una obra humana con el ideal sublime con el que se encumbró con toda una nueva filosofía de la mujer, tras hacer suya la prédica de Flora Tristán y militar en el APRA en tiempos particularmente difíciles.

La identificación con Haya de la Torre bajo el signo de una misma identidad conceptual, los convirtió en compañeros y hermanos de lucha, forjadores, además, de una intensa actividad partidaria en busca de la conquista del poder, una temeraria apuesta que la oligarquía no estaría dispuesta a tolerar, persiguiendo eseaprismo popular vivificado en el frente único de clases explotadas al que le dedicaron los apristas de la primera hora, la Universidad Popular para forjar al nuevo ciudadano y fortalecer su conciencia social, el APRA como una herramienta para conquistar un nuevo modelo de convivencia ciudadana que destierre la explotación, renueve las tareas del Estado y siente las bases de una sociedad menos injusta y, una nueva democracia que además de política, sea, sobre todo, económica y popular.

 

La mujer que nació en Barranco el 27 de mayo de 1900, partió a la eternidad envuelta en las mismas ideas y banderas de siempre, aunque sin militar en su partido, un 11 de julio de 1989, antes, pude ver en su mirada, el transcurrir de la historia de la lucha por las libertades y la justicia social de casi todo el siglo XX. En sus recuerdos se mantenían latentes las voces de orden de las movilizaciones proletarias, el heroico trabajo clandestino de la resistencia aprista, la dolorosa realidad de las ergástulas y ese exilio que, cual diáspora, la llevó por el mundo proclamando esa verdad del APRA que nos haría libres. 

 

Como testimonio de la inmortalidad de su pensamiento está esa verdad aprista que aparece en sus escritos en la revista “Amauta” y el periódico “La Tribuna”, donde su voluntad militante es firme decisión y su vocación revolucionaria sostienen las ideas por las que luchó en el marco de su indeclinable amor por el Perú y su destino, un sentimiento que está presente en este libro que comentamos y valoramos, que nos acerca a Portal y nos ayuda a confirmar en la sana reflexión crítica, la fuerza de la luz que emana de su pensamiento.





En lugar preferente, al lado de Víctor Raúl Haya de la Torre, 

Magda Portal se dirige al pueblo   en la Plaza de Acho de Lima. 

(1931)




German Luna Segura.


Lima, 10 de enero de 2024.





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