EL APRISMO Y LO SOCIAL
Escribe:
Dr. Eudoro Terrones Negrete
Socialmente, el aprismo propugna y fomenta el
cooperativismo, el Frente Único de Clases que son explotadas por el gran
capital transnacional. No es un partido político de una sola clase, es un
partido policlasista, de varias clases que se juntan, que se organizan y se movilizan en procura de
un futuro próspero y de un mundo nuevo, del bienestar material y espiritual de
los trabajadores manuales e intelectuales, de la libertad religiosa y política,
de la organización del Estado sobre la base de la democracia funcional y la
elevación del espíritu nacional.
El aprismo es el Partido del Pueblo, es el
partido político de quienes cifran sus esperanzas en alcanzar a corto, mediano
o largo plazo la satisfacción de sus máximas aspiraciones de salud, de trabajo,
de libertad, de dignidad, de educación y cultura y de justicia social.
El aprismo es una fuerza social sin
precedente en la historia republicana del Perú y de América Latina. El aprismo mantiene en
alto la bandera de sus principios y el paradigma de su lealtad; lo mantiene con
realismo y responsabilidad histórica, sin demagogia, sin adulación ni engaño;
lo mantiene en alto con la luz de la verdad de una doctrina científica, de una
filosofía original y de una fuerza juvenil que es consciente de su rol histórico
y que está preparada desde sus años aurorales para dirigir los destinos del
Perú con vocación de servicio, con sentido social, con honestidad intelectual,
con integración social, unido en un mismo ideal de Pan con Libertad.
Lo dijo Víctor Raúl Haya de la Torre: “El
Apra como Partido de Frente Único ha incorporado desde su fundación al
intelectual antimperialista. Como ha incorporado al pequeño propietario, al
pequeño capitalista, al pequeño comerciante, al pequeño minero, al artesano, al
empleado, ha incorporado a la «inteligencia», al estudiante, al profesor, al
literato, al artista y al maestro de escuela. Los ha incorporado sin
resistencia ni distingos, como aliados de la lucha del obrero y del campesino,
como a trabajadores intelectuales”.
El aprismo es un partido policlasista o de
Frente Único de Clases Explotadas, porque está conformado por trabajadores
manuales e intelectuales que pertenecen a diversas clases sociales: campesina o
indígena (obreros), artesano, minero, industrial y clase media (empleados,
intelectuales, maestros, profesionales, pequeños y medianos empresarios y
comerciales, estudiantes, etc.).
Cuando
a fines de 1924 se enuncia el Programa del aprismo, presenta ya todo un plan de
acción política y de llamamiento a todas las fuerzas dispersas a integrarse en
un sólido Frente Único de ofensiva contra el peligro común de la conquista que
amenaza a América: el imperialismo, en todos sus tipos, venga éste de donde
venga y como venga.
Como
partido policlasista, el aprismo propugna el Frente Único de clases explotadas
teniendo por objetivos: Alcanzar políticamente el control del Estado y realizar
desde él la revolución; defender la soberanía y dignidad de Perú y de los
países de Indoamérica; unir en el Frente
Único de Clases Explotadas a todas las fuerzas que, en una forma u otra, han
luchado o están luchando contra el fenómeno del imperialismo, que es el peligro
común y de conquista de los pueblos que amenaza a América Latina; liberar a
nuestros pueblos de las garras y ataduras de los imperialismos en vigencia;
evitar el sometimiento económico, político, social y cultural; y, alcanzar la
justicia social con Pan y Libertad.
El
Apra es un Gran Frente Único Antiimperialista de Clases y de Pueblos, más no de
razas; es el Partido de los Trabajadores de la ciudad y del campo, de las
clases medias pobres y del campesinado. No es el Partido de una sola clase,
como lo es el comunismo. “Y no lo es porque el tránsito de nuestro régimen
predominantemente feudal, al tecnificado e industrial de la producción no es en
ninguno de nuestros países la obra exclusiva de una clase social. Nuestra
industrialización moderna viene de afuera”, explica Víctor Raúl.
El
Apra es una organización política que representa los intereses de las tres
clases: obrero-campesina, clase media e industrial. Es un Partido formado para
solucionar los problemas de las tres clases que se vinculan en lo que tienen de
común y que se unen en cuanto representan problemas colectivos y nacionales
“sacrificando las diferencias que no son de inmediata significación ante el
gran problema de la salvación de las mayorías nacionales”.
LA CLASE OBRERO – CAMPESINA
El
aprismo es la clase de los trabajadores del campo, es la clase de los indígenas u obrero –
campesinos, que son víctimas de la agresión económica del capitalismo
imperialista.
La
clase obrero-campesina representa casi el cuarenta por ciento de la población
total del Perú, es la clase productora mayoritaria que contribuye con su
trabajo honrado a la formación de la riqueza nacional, sin embargo adolece del
aspecto moderno de una organización agraria que le permita aprovechar mejor los
adelantos tecnológicos y científicos del mundo contemporáneo. Es una clase
social con grado primitivo de técnica y de escasa cultura y aún permanece a
espaldas de los intereses y asuntos del Estado.
La
clase obrero-campesina es el “cholo barato”, cuya fuerza de trabajo es
explotada por las empresas extranjeras. “No están preparados para dominar por
sí misma a la colectividad y conducir el gobierno del Estado” afirma Víctor
Raúl.
En
el Perú, frescos están los recuerdos, el indio fue la clase social codiciada
por la clase dominante constituida por “la alianza del gamonal nacional con el
invasor económico extranjero”, del latifundista con la plutocracia criolla
limeña. Con la llegada de los españoles a tierras peruanas la clase indígena
fue objeto de esclavitud, de trabajos forzados en las minas para saciar la sed
de enriquecimiento de los conquistadores. Latifundistas, gamonales,
conquistadores, condes, marqueses, oligarcas, etc., son lobos de la misma
camada, que consideraron y trataron a los indígenas como los tontos útiles de
la derecha capitalista, llamados a trabajar, obedecer y cumplir deberes
negándoles a cambio todo tipo de derechos y lo más elemental el uso de la
tierra. Después de la desaparición del
Imperio incaico, el problema de la tierra y de los indígenas siguió en pie e
inclusive después de la Independencia del Perú. “No ha habido un solo
gobernante que se había ya conmovido ante el horror de la situación del indio.
El gamonalismo es, en el Perú, un crimen organizado y legalizado “llegó a
escribir Víctor Raúl Haya de la Torre en su obra “Por la Emancipación de
América Latina”. Y agrega: “Yo he vivido ocho meses en el Cuzco, conozco
Cajamarca, Apurímac y otros puntos de la sierra peruana. Usted no puede
imaginarse los horrores que allí se cometen. He visto indios con las carnes tajadas
por las vergas con que les azotan. En un resumen que publicará la Biblioteca
Europea y Asiática de Suiza, hago un relato de mis recuerdos, de lo que yo he
visto en la sierra peruana. Huallpacaldo (caldo de gallina) le llaman el látigo
los gamonales. Con él destrozan las carnes de esos desgraciados. Les matan, les
roban, les incendian las chozas, les violan las mujeres y las hijas con una
frialdad sin paralelo. Pero el “gamonal” es el diputado, es el senador, es el
ministro, es el presidente. Cuando paseé por Tumbes, supe que en la hacienda
costeña de Plateros, de que es propietario Leguía, se castigaba a los
trabajadores poniéndolos desnudos, atados, con las espaldas al sol. Tumbes está
en el trópico. Aquellos suplicios son bien conocidos en la costa y sierra del
Perú”. (V.R.H.T., Obras Completas, Tomo 2, pp.67-68)
Razones
más que suficientes llevaron al APRA a considerar a la clase indígena como
prioridad uno en la atención que deberá prestar el nuevo Estado. Pues, ninguna
transformación político – social y económica tendría éxito, dicen, si no se
toma en cuenta al indio, al obrero y campesino “no sólo como trabajador, sino
como elemento racial”.
Haya
de la Torre analizó perfectamente la situación y condición del indio en el Perú
y América Latina. Él dijo, concluyentemente: “El indio como raza, no sólo es
fuerza económica y social, sino fuerza tradicional, fuerza histórica, diremos
en un sentido vasto. El indio – claro está – forma parte de una clase,
predominantemente, de la clase trabajadora, pero a ella aporta algo más que sus
condiciones de vida y el problema social que esas condiciones crean. A ella
aporta la fuerza histórica de su raza”. (V.R.H.T., Obras Completas, Tomo 2, p.450)
Por
eso es que el APRA, desde que se formó como partido político, llevó en su
Programa el problema del indio, de los obreros de los campesinos y formuló
algunos planteamientos históricos de lucha: “La tierra que el indio necesite
para trabajar, debe ser del indio”. En el Plan de Acción Inmediata o Programa
Mínimo de Gobierno (1931) el Partido Aprista Peruano plantea la RENDICIÓN DEL
INDIO: “Incorporaremos al indio a la vida del país”, “Legislaremos en pro de la
conservación y modernización de la comunidad indígena”, “Protegemos también a
la pequeña propiedad”, “Fomentaremos las pequeñas industrias indígenas”;
“Fomentaremos el arte indígena”, “Estableceremos las causales específicas que
determinan la revisión de los pactos y contratos celebrados por los indígenas y
los terratenientes”, “Respetaremos las peculiaridades de cada región indígena,
dentro del plan general y rumbo unificador de la educación”, “Formaremos
maestros indígenas”, “Educaremos al indio usando su propio idioma, además del
castellano”, “Estableceremos la Escuela Rural Indígena”, “Introduciremos el
cooperativismo agrario entre los propietarios indígenas de tierras”,
“Emprenderemos una enérgica campaña contra el abuso del alcohol y de la coca” y
“Crearemos el Hogar Agrícola Indígena”.
En
un reportaje que lo realizaron en la ciudad de Berlín, en el mes de abril de
1930, Haya de la Torre explicó con claridad y concisión la situación del
indígena: “Nuestro problema indígena, es, ante todo, nuestro gran problema
social, económico. El indio constituye la inmensa mayoría de nuestra clase
productora. Indios son nuestros campesinos, nuestros soldados, nuestros
obreros, en su mayor parte. El indio se encuentra esclavizado por un sistema
oprobioso, de explotación primitiva. La base de la liberación y de la elevación integral de la raza
indígena es económica. El indio, lo sé por experiencia, es apto, más apto que
el mestizo y, muchas veces, que el blanco, para todo trabajo. Su fortaleza es
extraordinaria; como extraordinarias son su inteligencia, su espíritu de
disciplina y su decisión. Pero el indio está sometido, por la fuerza, y está
esclavizado por la miseria. Por eso insistimos los apristas peruanos en un
lema: “La tierra que el indio necesite para trabajar, debe ser del indio”. “En
el Perú hay tierra bastante para todos”. (V.R.H.T., Obras Completas, Tomo 2, p.23)
LA CLASE MEDIA
La
clase media está conformada por el
pequeño propietario, el pequeño y mediano comerciante, el trabajador
intelectual, el médico, el maestro, el técnico, el pequeño productor minero, el
pequeño empresario, el agricultor e industrial, el artesano, el profesional
independiente, el empleado de empresas particulares y de empresas del Estado,
entre otros.
Como
clase social carece de garantía y seguridad por parte del Estado, sufre las
consecuencias del desequilibrio económico – financiero y está vinculada a los
intereses de reivindicación de la
mayoría de la Nación. Aunque es una clase “más libre” que las demás, es
progresivamente “empujada hacia la proletarización” debido al fenómeno del
imperialismo contemporáneo.
Según
Haya de la Torre, la clase media “de la
que forma también la “inteligencia” o clase culta, con cierta experiencia
técnica y con un grato apreciable de conciencia política sufre las
consecuencias de una lucha desigual con el capitalismo organizado que penetra
en nuestro país desde el extranjero, desplazando progresivamente por su
situación de inferioridad”. Tiene un valor social y político innegable e
importantísimo y subestimar su contribución en la lucha antimperialista sería
un grave error para nuestros pueblos en busca de liberación. “Subestimar la
importancia política de las clases medias, -apunta Víctor Raúl -, cerrarles el
paso, alejarlas de la acción partidaria, es preparar un buen conjunto de
condiciones objetivas para que la célula cancerígena del fascismo se propague”. (Pereda Torres, Rolando. "El libro rojo de Haya de la Torre". Editorial Imprenta Sudamericana, S.A., Lima, 1979, p.188)
Resulta
que, para los fundadores del marxismo, la clase media es una clase
“conservadora”, “reaccionaria”, “la parte más flotante de la población” y que
“pretenden volver atrás el carro de la historia”, bueno para la realidad
europea este enfoque puede ser correcto, pero no así para América Latina donde
conviven, coexisten diversidad de clases sociales y es la clase media,
precisamente, la que recibe “la primera embestida” del capital extranjero, la
clase social que sufre mayormente sus efectos destructivos y es la primera
clase que se enfrenta al imperialismo.
“La
empresa extranjera – refiere Haya de la Torre-, que viene a establecer en
nuestro país una industria, no sólo emplea obreros, si es sólo industrial y
campesinos si es agrícola. También necesita de empleados, de hombres de las
clases medias cuyos servicios utiliza en la oficina, en el almacén, en la
vigilancia de los trabajadores, etc. Esa empresa explota igualmente al obrero y
al empleador.” (Ramos Alva, Alfonso. "Haya de la Torre, creador y visionario". Instituto de Estudios Antiimperialistas, Lima, 1990, p.66)
Bien
hace entonces, el fundador del aprismo Víctor Raúl Haya de la Torre en
calificar a las clases medias con la expresión: “Los precursores de la protesta
antimperialista de Indoamérica”, las
fuerzas impulsadoras de la lucha antimperialista de cuyas filas “aparecen los
primeros agitadores y los más decididos y heroicos soldados de las etapas
iniciales del antimperialismo”.
La
clase media cumple un rol protagónico y liberador, un rol indispensable de
colaboración con su trabajo, con su experiencia y sus calidades morales, en el
campo intelectual, gerencial o administrativo y técnico, con el fin de
erradicar de nuestros pueblos el feudalismo y el imperialismo, promover y
efectuar la reorganización de la producción nacional e indoamericana, organizar
el nuevo Estado antimperialista y docente sobre bases científicas.
La
capacidad de beligerancia y de respuesta a caciques, hacendados, caporales,
grandes empresarios capitalistas y a gobernantes pro-imperialistas es una
cualidad y virtud extraordinaria de la clase media, para no continuar siendo
aplastada en un callejón sin escape por la inhumana máquina imperialista y el
sistema neoliberal.
Al
hacer una prístina diferencia entre el rol histórico de las clases medias de
Europa (pequeña burguesía de la ciudad y del campo) y las clases medias de
Indoamérica o Latinoamericana, Víctor Raúl sostiene lo siguiente: “En Europa la
clase dominante es la gran burguesía. En Indoamérica el gran latifundio. En Europa las clases
medias, pasada la etapa de la lucha contra el dominio feudal tiene sobre sí el
dominio burgués del que son súbditos. La clase media europea es una clase
definitivamente sometida, resto y rezago de una clase victoriosa; su capacidad
de beligerancia está domeñada, y su actitud ha devenido egoísta e inferior. Es
la clase que “guarda precisamente sus billetes de Banco” porque no tiene
liberación posible por sí misma. En nuestros países las clases medias tienen
mayor aptitud para la lucha. Viven aún su edad heroica. Tiene todavía campo
abierto para tratar de convertirse parcialmente de rebeldía, de beligerancia.
No soportan el rudo peso de una fuerte clase superior ni la presión hostil y
creciente de un gran proletariado. Se confunden con nuestra naciente burguesía
o con nuestra burguesía colonial. Es difícil, en cierto modo, establecer la
línea que separa unas de otras. Nuestras clases medias están aún en el periodo
de combate, de forcejeo por su afirmación; periodo de ofensiva, casi de gesta,
si le podemos llamar así…”. (V.R.H.T., Obras Completas, Tomo 4, pp.178-179)
Alfonso
Ramos Alva, en 7 Tesis Equivocadas del Marxismo – Leninismo sobre Indoamérica al
referirse a las clases medias dice lo siguiente: “Quien recibe el primer
impacto y comprende la acción depredadora del imperialismo, es el que va a la
universidad, o fuera de ella, el que se prepara, lee y estudia los escritos y
libros que anunciaban las luchas sociales en el mundo. Jóvenes estudiantes son
los primeros en gestar la conciencia en las clases trabajadoras. Por ello
podemos darnos cuenta que las principales objeciones y admoniciones contra el
imperialismo surgió de las clases medias. No comprender este hecho, es no tener
un enfoque sociológico y económico valederos de la problemática latinoamericana…”(Ramos Alva, Alfonso. "7 tesis Equivocadas del Marxismo-Leninismo sobre Indoamérica". Edit. Instituto de Estudios Antiimperialistas. Lima, 1977, 2a. edición, p.27)
Dentro
de un Estado feudal o colonial, instrumento del imperialismo, las clases medias
no tienen cabida, son clases sometidas al engranaje capitalista y son
gradualmente esclavizadas y oprimidas. Más como “colaboradoras del Estado Antiimperialista”-señala
Víctor Raúl- “devienen temporal y relativamente clases cooperantes y, por ende,
favorecidas. Mientras se realiza la evolución al total Capitalismo de Estado, -
el Estado Antiimperialista es un Estado de transición siempre en progreso -,
las clases medias, aún bajo el controlador estatal, han de contar con más
seguridad y libertad efectivas, que bajo la presión imperialista que las
sacrifica inexorablemente, como condición para su crecimiento incesante y
monopolizador… “Finalmente, “Mientras el Capitalismo de Estado llega a
afirmarse – periodo más o menos dilatado después de la toma del poder por el
partido Antimperialista-, la contribución de las clases medias será
invalorable. Un bien entendido y enérgico programa estatal de orientación
económica y una organizada difusión del cooperativismo como factor coadyuvante
decisivo, como queda dicho, plantearán las bases de una mejor contribución de
las clases medias progresivamente educadas dentro de las direcciones económicas
del nuevo sistema”. (V.R.H.T., Obras Completas, Tomo 4, pp.180-181)
LA CLASE PROLETARIA INDUSTRIAL
Proletariado
viene de la palabra latina prole,
significa “descendencia”, “estirpe”. Proletarios, vienen a ser padres sin
fortuna, que sólo “producían hijos”. Proletariado era la masa convulsa de
padres sin bienes y sin fortuna pero con mucha descendencia.
En
cambio para Carlos Marx, proletario es exclusivamente el obrero que trabaja en
los centros altamente industrializados. Los que trabajan en establecimientos
industriales, recibían el nombre de “lumpen-proletariat”, es decir, sub
proletarios. Los artesanos y los campesinos, en el lenguaje de Carlos Marx,
estaban por debajo de su línea de aprecio político. Eran llamados “lumpen”,
“infra”, “sub”, “canalla”, “desclasado”, “infra proletario”, es decir, escoria
y detritus de los trabajadores industriales que trabajan directamente dentro
del sistema capitalista. Esa clasificación marxista decimonónica ha sido ya
superada por la concepción contemporánea del trabajador”. (Ignacio Campos. "Coloquios de Haya de la Torre", Tomo III).
Para
el marxismo, el proletario (el obrero de los grandes centros industriales o de
las fábricas) tiene alto desarrollo cultural y es distinguido por la lucidez de
su conciencia de clase, es el obrero calificado industrial que eleva su
conciencia de clase, hasta que se produce el salto de calidad dialéctico, y,
entonces, esa clase de encuentra en condiciones de gobernar.
Al
respecto, Wright Mills, en Las clases
medias en Norteamérica, piensa que la conciencia de clase se produce,
siempre y cuando: 1º. Haya una percepción racional y la identificación con los
intereses propios de su clase; 2º. La percepción o el rechazo de los demás
intereses de clase considerándolos ilegítimos; y 3º. La percepción de una
predisposición para usar colectivamente medios políticos para el fin político,
colectivo de la realización de los propios intereses. (Mills, Wright. "Las clases medias en Norteamérica". Edit. Aguilar, Madrid-España, 1958, p.227)
Los
obreros industriales se identifican no con los intereses espontáneos o
inmediatos (instinto de clase) sino con los intereses estratégicos a largo
plazo (conciencia de clase) a efecto de destruir la explotación capitalista y
todo el sistema de explotación del hombre por el hombre no por un llamado sino
por convicción, interés de clase que se forma cuando el hombre es objeto de
explotación y opresión. No puede haber conciencia de clase sin conciencia de interés
de clase, puesto que la conciencia de clase ocurre en el trabajador cuando se
percata, se da cuenta de sus reales intereses de vida, de sus precarias
condiciones de existencia, cuando se identifica plenamente con los intereses de
su clase y reacciona racionalmente en defensa de su clase para favorecer a su
clase.
“Todo
individuo, -señala Ramos Alva- así como percibe su diferencia con los demás,
descubre a otros individuos que se hallan en el mismo estrato social que él; es
decir, el mismo género de vida, las mismas maneras de juzgar, las mismas
actitudes y la misma cultura; por consiguiente, pertenecen a la misma clase”. ( Ramos Alva, Alfonso. "La sociedad de clases y el Estado". Edic. DERA, Lima, Lima, 1970, p.36)
Unas
clases se diferencian de otras por el lugar que ocupan en un sistema de
producción o de consumo, por el nivel educativo, por el rol que cumplen en la
organización y división del trabajo, por su poder económico y financiero, por
el tipo de ideología política que abrazan y por el nivel de participación que
tienen en la formación y el disfrute de la riqueza. Así unas resultan ser
clases dominantes y explotadoras, lucrativas y usureras, en cambio otras
devienen en clases dominadas, oprimidas, explotadas y esclavizadas. Para la
concepción europea de Marx y Engels “Toda la sociedad va dividiéndose cada vez
más en dos grandes clases, que se enfrentan directamente: la burguesía y el
proletariado”. La burguesía es la clase capitalista, dominante y opresora. El
proletario es la clase trabajadora, dominada y oprimida. El enfrentamiento de
estas dos clases da lugar a la “lucha de clases” (Alfonso Ramos Alva, La sociedad de clases y el Estado) de
la cual surge la decadencia, la paz y la guerra, el estancamiento o el
desarrollo, la libertad o la esclavitud. Esta lucha insalvable que se produce entre las clases burguesa y
proletaria es denominada “estructura económica de la sociedad o sistema
social”, y que en el caso de la sociedad burguesa se sustenta sobre la
injusticia y la desigualdad, haciendo inevitable la lucha clasista para liberar
a las masas del estado de explotación en que se encuentran. La propiedad
privada es el que dio origen a la división de clases antagónicas e
irreconciliables, del que a su vez surgió la “lucha de clases”. Y, cuando ya no
fue posible seguir existiendo sin un “poder” que controlara a esos grupos
antagónicos surgió el Estado, según Carlos Marx.
En
cambio, en los países de Perú y de Indoamérica, otra es la concepción que se
tiene acerca del significado y el papel
de la clase proletaria industrial. Según la concepción hayadelatorreana, el
proletariado es naciente, minoritario como clase y cuya conciencia de clase
está en formación en una nueva dimensión social. El grado de progreso cultural
del proletariado es menor, “es más lento que el de los proletariados de la gran
industria que “forjan la máquina” y producen la manufactura en los países
industrializados. Nuestro proletariado indoamericano, - que no es el
proletariado europeo -, sólo aprende a manejar la máquina que nos llega hecha
del exterior, pero no puede “forjarla”. “Por eso, nuestro industrialismo es económicamente
colonial e incipiente y nuestro proletariado como clase no puede gobernar aún”,
en consecuencia “nuestro proletariado es incipiente como incipiente es nuestra
industria”. Nuestra “gran industria es de tipo extractivo y no manufacturero o
de transformación como ocurre en los países industrializados y europeos. Como
joven es nuestra industria extractiva de materia prima o medio elaborada, es
joven también el proletariado y como clase también en formación carece de la
“conciencia suficiente para conducir los destinos de la Nación”. “Nosotros no
hemos llegado aún a la madurez burguesa de un sistema industrial que permita a
nuestra clase proletaria en formación asumir exclusivamente la dictadura de
nuestros destinos”. (V.R.H.T., Obras Completas, Tomo 4, p.175)
“El
proletariado industrial que va formando (el imperialismo),-dice Haya de la
Torre- es, pues, una clase nueva, joven, débil, fascinada por ventajas
inmediatas, cuya conciencia colectiva sólo aparece al confrontar más tarde el
rigor implacable de la explotación dentro del nuevo sistema”. “En primer
término, nuestra realidad social presenta estas manifestaciones objetivas: en
el orden industrial, nuestro desarrollo es incipiente y nuestra gran industria
es de tipo extractivo y no manufacturero. Joven nuestra industria, es joven también
el proletariado como clase. Es un tipo de proletariado diferente del
proletariado manufacturero europeo; el nuestro es en su gran mayoría
proletariado de industria extractiva de materia prima o medio elaborada,
característicamente tropical o semitropical. La clase proletaria propiamente
dicha, en razón directa con el desenvolvimiento incipiente y unilateral de
nuestra industria, es clase todavía en formación”. “Desde el punto de vista
nacional resulta, pues, que nuestra clase proletaria industrial es joven, en
formación, sin la cultura ni la conciencia que determina en el proletariado el
avance superado de la gran industria manufacturera”. (V.R.H.T., Obras Completas, Tomo 5, pp.108-109) “El capitalismo como
clase es incipiente e inmaduro, puesto que incipiente e inmaduro es el
industrialismo de América Latina. Consecuentemente, la clase típicamente
proletaria, cuya existencia determina la existencia del capitalismo es
incipiente e inmadura también”. (V.R.H.T., Obras Completas, Tomo 1, p.270)
“La
lucha entre el capitalismo y el proletariado no tiene un sentido mundial sino
relativamente” sentenció Haya de la Torre. En Indoamérica la clase proletaria
industrial no concentra en sus manos los instrumentos de producción, pues éstos
están en propiedad de la clase capitalista. La lucha entre el capitalismo y el
proletariado no es la misma en todos los países del mundo, pues varía en
intensidad, plantea diversos problemas y exige soluciones propias. En
Indoamérica, precisa Haya de la Torre: “Las clases van formando su conciencia,
se van definiendo; y aunque sufren y aspiran, carecen todavía de la capacidad
suficiente para interpretar el sentimiento nacional y conducir por sí solas los
destinos de la colectividad.” (V.R.H.T., "Política Aprista". Edit.Imp.Amauta, Lima, 1967, p.72)
Socialmente, el aprismo propugna y fomenta el
cooperativismo, el Frente Único de Clases explotadas por el gran capital
transnacional. No es un partido político de una sola clase, es un partido poli
clasista, de varias clases que se juntan,
que se organizan y se movilizan en procura de un futuro próspero y un
mundo nuevo, el bienestar material y espiritual de los trabajadores manuales e
intelectuales, la libertad religiosa y política, la organización del Estado
sobre la base de la democracia funcional y la elevación del espíritu nacional.
El aprismo ha surgido de nuestra realidad social, del
corazón de nuestras masas obreras, campesinas, estudiantiles, proletaria
industrial e interpretando los viejos y nuevos problemas de los pueblos del
Perú ha postulado alternativas de solución coherente y realista. Soluciones que
fueron planteados por peruanos para problemas del Perú, sin traer de fuera
atenuantes importados, ni remedios extraños a nuestros males.
El aprismo es el Partido del Pueblo, el partido de los
que menos tienen, de quienes cifran sus esperanzas en alcanzar a corto, mediano
o largo plazo la satisfacción de sus máximas aspiraciones de libertad, de
dignidad, de justicia, de educación y cultura.
“Según la tesis del aprismo –
señala Manuel Vásquez Díaz- en América Latina, los períodos y sistemas sociales
y económicos no se suceden negando los posteriores a los anteriores, sino
agregándose el último a todos. Cuando la conquista hispano-portuguesa llega a
Indoamérica, impone el sistema colonial feudal con los tres virreinatos
originarios de México, de Perú y del dominio portugués del Brasil. Pero el
nuevo sistema no logra liquidar las vastas regiones de comunidades privadas, ni
los sistemas socioeconómicos establecidos por los indios nativos del Perú y de México.
Igualmente, la vida tribal de la inmensa zona amazónica sobrevive hasta
nuestros días. Así, al sistema agrario de tipo precolombino se yuxtapone el
latifundio colonial y, más tarde, a ambos se agrega el sistema de
industrialismo de materias primas y medio elaboradas. Por todo esto el aprismo
reconoce que en Indoamérica existe una yuxtaposición de sistemas económicos
sociales de producción, que abarcan desde la vida tribal rudimentaria hasta el
industrialismo contemporáneo, subsistiendo las organizaciones comunales
indígenas y el sistema colonial del latifundio. Tomando el Continente en
conjunto, aun muchos de sus países aisladamente, se puede decir que todas las
etapas de la evolución económica de la humanidad están presentes en nuestra
América…” (Vásquez Díaz, Manuel. "Balance del Aprismo", Lima, 1964)
El aprismo es el buscador, el
descubridor de nuestra realidad natural y social que no hemos tratado de
inventarla fuera del país sino de encontrarla aquí en Indoamérica.
El Estado antiimperialista
desarrollará el capitalismo de Estado como sistema de transición hacia una
nueva organización social, no en beneficio del imperialismo, que supone la
vuelta al sistema capitalista, del que es una modalidad, sino en beneficio de
las clases productoras, a las que irá capacitando gradualmente para el propio
dominio y usufructo de la riqueza que producen.
En El Antimperialismo y el Apra, con visión porvenirista decía Haya de
la Torre: “Nuestros pueblos están viviendo aun socialmente, un proceso
estructural de evolución y crecimiento correspondiente al de su constante devenir
y cambio económico; tanto más veloz y profundo en su transformación cuanto más
adelantado y rápida sea su movimiento desarrollista”.