ASÍ FUE VÍCTOR RAÚL
Escribe: Dr. Eudoro Terrones Negrete
Conocí a Víctor Raúl, en Villa Mercedes, escenario éste de nutridas concentraciones de jóvenes apristas, un domingo de mayo de 1970, ante la vieja casona de una sola planta, una antigua mesa de cedro y la presencia de su inolvidable Tony.
Llegábamos a Villa Mercedes un grupo de dirigentes juveniles de diversos departamentos del país, y lo hacíamos entonando la canción “Un domingo cualquiera, te espero en la casa de Víctor Raúl. Compañero y amigo unidos cantemos con voz liberal. Si quieres ir a Vitarte vamos en mi grupo yo te llevaré”, pero también “El globo rojo era mi amigo, a todas partes iba con él…”
Conocí a Víctor Raúl Haya de la Torre, de estatura normal, de ojos penetrantes en el mirar, discreto en el vestir, generoso y amable con todos, de autoestima elevada y actitud dialogante con las personas de todas las edades y condiciones sociales.
Acaso por el brillo que despedían sus ojos, se decía que había nacido con el don de hipnotizar a las multitudes, los mismos que conjugaban muy bien con sus calidades de orador, maestro, politólogo y estadista. Irradiaba afecto, confianza y bondad.
Víctor Raúl, vivía metódicamente y con suma modestia. Dedicó su vida al servicio del pueblo. Y lo hizo con sabiduría, inteligencia, honestidad, sacrificio, dedicación y responsabilidad. Jamás obtuvo ventajas adjetivas de la política. Nunca aspiró nada para su beneficio personal, porque según sus palabras ha “querido abrir una nueva ruta al porvenir del país”.
Conocí a un Víctor Raúl de amplia cultura, asiduo lector, que poseía capacidad poco común para redactar cualquier escrito y en las que fustigaba al imperialismo, a las dictaduras, al centralismo como forma de gobierno, a los impuestos directos que gravaban al pueblo, a la explotación del campesino, al analfabetismo y a la pobreza de las mayorías nacionales.
La autoridad del jefe y fundador del aprismo se notaba en todo lugar y circunstancia, allí donde las condiciones fuesen más favorables o desfavorables.
En sus tareas políticas de organización del Partido y de capacitación de dirigentes transcurría diariamente más de doce horas, sin perder el humor y la paciencia. Este tiempo lo usaba asimismo para transmitir a todos su vigor y contagiar su energía y optimismo, conciliar voluntades, avivar los espíritus hacia la acción revolucionaria y elevar a su más alto nivel todo el objetivo del programa aprista.
“Ya llegó el Jefe”, se oía decir en los pasillos de la Casa del Pueblo, en las primeras horas de la noche. Todos se acercaban presurosos hacia él, con la mano izquierda en alto, para expresarle el saludo fraternal “Bienvenido, compañero Jefe”…a la vez que coreaban las maquinitas “¡Víctor Raúl!, ¡Víctor Raúl!, ¡Víctor Raúl!”, “¡Contigo, hasta la muerte!, ¡Contigo, hasta la muerte!”… La juventud aprista entraba en acción y se disponía a escuchar las palabras del Gran Líder de la Juventud Indoamericana.
En la Escuela de Dirigentes del Partido Aprista Peruano, se comentaba mucho sobre la exitosa participación de Víctor Raúl en diferentes universidades nacionales y extranjeras, a raíz que los medios de comunicación informaban que los estudiantes, maestros universitarios y trabajadores le tributaban grandes homenajes, aplausos prolongados y simpatías por su alta calidad humana, profesional, moral y liderazgo político.
Víctor Raúl Haya de la Torre expresaba su adhesión más decidida a quienes luchaban contra todo tipo de imperialismo, divisionismo, amenazas, discriminaciones, dictaduras e injusticias sociales.
Para el maestro Haya de la Torre, el pesimismo, la inercia, el conformismo, la apatía y la mediocridad eran crímenes imperdonables en una sociedad de grandes avances científicos y tecnológicos.
Él cifraba sus esperanzas en una nueva generación revolucionaria, con convicciones y principios arraigados, capaz de afirmar energías tenaces para la gran transformación que los pueblos reclamaban desde el hondón de sus conciencias.
A Haya de la Torre le gustaba discutir ideas con ideas, no con insultos; invocaba a la población a unirse “para lavar manchas, castigar culpables, defender la justicia, salvarnos del barbarismo capitalista yanqui”, porque pensaba firmemente en una América unida en el amor y en la justicia social.
En el acto de clausura del Primer Seminario Nacional de Capacitación de Dirigentes Políticos responsables de la Defensa de la Democracia Social en el Perú e Indoamérica, realizado en mayo de 1970, Haya de la Torre nos expresó su máximo anhelo por una América unida, libre, grande y justa.
Respecto al Perú invocó a los líderes juveniles a seguir luchando por un Estado Antimperialista defensor de las mayorías de la Nación, por una democracia funcional, por el equilibrio moral de derechos y deberes para todos los peruanos, por el rescate para la civilización de nuestra gran raza indígena, por el control nacional de la producción y la distribución de la riqueza, por un Perú en que fuera posible que el hombre piense o hable, sin las mordazas que limitan la expresión de sus conciencias.
Víctor Raúl nos recordó que los apristas sólo respondemos al mandato del pueblo, precisamente porque al tener un origen peruano, una ideología y programas de gobierno propios y un origen indoamericano, popular, criollo y mestizo, no somos súbditos ni colonia de ningún partido político extranjero, ni nos financia nadie, desde Estados Unidos, Inglaterra, Rusia, China, Japón, etc.
Invocaba a la juventud a formar el Gran Frente Único de la Justicia, sin burocratizarse, sin entregar la causa de los pueblos al snobismo demagógico o al snobismo extranjero y sin contagiarse de la conciencia feudal menos aún de la conciencia colonial.
Víctor Raúl reclamaba a la juventud, insistentemente, sobre la necesidad de acumular mucha cultura efectiva, mucha ciencia, mucha técnica, mucha conciencia geográfica, conciencia histórica, conciencia política y cultural.
Convocaba a los militantes y dirigentes apristas a mantener al tope la moral, el espíritu de superación profesional, “Teniendo al libro útil como el mejor compañero de sus días, y al Aprismo santo y mártir como el supremo ideal de vida”.
En uno de los pasajes de su conferencia magistral sobre el aprismo manifestó que tenían el deber de luchar contra los políticos burgueses, los gobiernos de facto, los calumniadores profesionales, la clase dominante y opresora, los tiranos impúdicos, los distorsionadores de la verdadera historia de los pueblos y los traficantes del patriotismo (http://www.eudoroterrones.com/; http://eudoroterrones.blogspot.com/; eudoro.terrones@yahoo.com)