INFORME ESPECIAL (1)
Ante el próximo centenario de su nacimiento:
CARLOS CUETO FERNANDINI Y LA VERDADERA REFORMA DE LA UNIVERSIDAD
Escribe: Eudoro Terrones Negrete
Cueto Fernandini postuló y defendió la verdadera Reforma de la Universidad como asunto exclusivo de la Universidad, a la vez que promovió la necesidad de una filosofía integral del conocimiento universitario como nuevo orden moral y pedagógico.
En muchos escenarios públicos manifestó que la Universidad no debería ser agencia política sino centro de enseñanza e investigación, que debería preparar para la vida práctica, revertir hacia la sociedad en forma de conocimiento, de doctrinas, de teorías y forjar profesionales para la vida social con contenido comunitario.
DATOS BIOGRÁFICOS
Nació en la ciudad de Ica (PERÚ) el 1º de septiembre de 1913, y el próximo año se cumple 100 años de su nacimiento.
Sus padres fueron Napoleón Cueto y Rosa Victoria Fernandini. Contrajo matrimonio con Lily Caballero, en quien tuvo tres hijos.
Empezó sus estudios en los colegios Alemán y San Andrés y los terminó en el Colegio Nacional Nuestra Señora de Guadalupe de Lima.
En su hoja de vida registra importantes cargos: doctor en Derecho, doctor en Letras, doctor en Filosofía con su tesis "La doctrina del espacio y el tiempo en Leibniz y en Kant" (1942); bachiller en Derecho, con la tesis "El régimen matrimonial de separación de bienes y la posibilidad de su implantación en el Perú como régimen convencional" , decano de la Facultad de Educación de la Universidad de San Marcos, colaborador perseverante para la promulgación de la Ley de Educación de 1940. En 1941 obtiene el título de abogado. En 1944 inicia sus estudios de especialización en el Teachers College de la Universidad de Columbia y en la Universidad de Chicago (1944-1946).
Fue cofundador y Vicerrector de la Universidad de Lima, director del departamento de Sociología del Instituto Psicopedagógico Nacional (1945-49), director de Educación Secundaria y Superior en el Ministerio de Educación (1947 - 1948), profesor visitante en el Teachers College de la Universidad de Nueva York (1952 - 1953) y en la Universidad de Indiana (1953), jefe de los programas de Educación aplicados en América Latina del departamento de educación de la UNESCO (1957-1958), director del Departamento de Educación de la OEA (1959-1961) y profesor visitante en diversas universidades norteamericanas.
Desempeñó con eficiencia los cargos de profesor en los colegios Anglo Americano y Nuestra Señora de Guadalupe; director de la Biblioteca Nacional (1962-1966), en cuya gestión se crea la Dirección de Bibliotecas Públicas y se reimprime el "Mercurio Peruano".
Ejerció por dos periodos las funciones de ministro de Educación Pública (1965 y1966), habiendo desarrollado la campaña "Operación Niños", implementado a los colegios con bibliotecas, laboratorios y talleres, creado el Servicio Social Escolar y aprobado el Reglamento General de los Consejos de Evaluación Docente y el Decreto Supremo N° 07-MED que modificaba el Sistema de Evaluación Docente.
Siendo Ministro de Educación, impulsó la creación de la Universidad Nacional Técnica del Callao con cuatro Facultades: Recursos Hidrobiológicos y Pesquería; Química Industrial; Ingeniería Naval, Industrial, Mecánica y Electricidad; Ciencias Económicas y Administrativas.
En el Perú, llevan el nombre de Carlos Cueto Fernandini varios centros educativos y colegios ; asimismo, dos institutos de educación superior (uno, en Los Olivos (Lima) y otro en Ica).
Cabe mención especial la Casa “Carlos Cueto Fernandini”, creada por Resolución Ministerial Nº 0176-2005 ED, el 11 de Marzo de 2005, con el fin de promover el desarrollo de proyectos y programas de capacitación especializada, gratuita, permanente y de calidad para los padres de familia, dirigentes de APAFAS y miembros de CONEIS de las Instituciones Educativas Públicas de Lima Metropolitana, en el marco de la política de modernización de la educación del Ministerio de Educación.
Carlos Cueto Fernandini murió en la ciudad de Lima, el 3 de noviembre de 1968, a un mes después del Golpe de Estado perpetrado por el militar Juan Velasco Alvarado.
OBRAS PUBLICADAS
Entre sus publicaciones cabe destacar: Poemas dispares (1940), La doctrina del espacio y del tiempo en Leibniz y Kant (1942, tesis universitaria), Bases de la Universidad Peruana (1946 y 1970), El Colegio Universitario y los Estudios Generales (1947 y 1971), Para una Reforma del Sistema Educativo, Baltazar Gracián y la Idea del Hombre (1949), La experiencia intencional (1951).
No menos importantes son: Padres, Maestros e Hijos, Las causas del ausentismo escolar en Lima, La crisis de la Educación, Psicología (1965, 66, 67 y 72, texto de educación secundaria), La educación, semillero de los derechos del hombre (1968), Pongamos en marcha las bibliotecas escolares (1969), La educación como forma: un voto en contra (1964 y 1970), entre otros.
BASES DE LA UNIVERSIDAD PERUANA
El régimen de la tradición prescribía que el discurso inaugural del año académico de la universidad debería versar sobre un tema que lograra incluir a los intereses de la cultura nacional.
En el año 1947, al restablecerse la inauguración de las actividades académicas de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, Carlos Cueto Fernandini participó en la ceremonia de inicio y lo hizo con una extraordinaria disertación, cuyo texto forma parte del libro Bases de la Universidad Peruana (Lima,1970).
En su discurso académico abordó el problema y la historia de la Universidad, la actitud ante el pasado, los fines y las funciones de la universidad moderna, la orientación de la pedagogía universitaria, los aspectos de la Escuela de Altos Estudios, la investigación universitaria, el colegio universitario, el docente universitario, la reforma universitaria y el significado general de la Universidad.
LA UNIVERSIDAD, CENTRO DE ENSEÑANZA E INVESTIGACIÓN
Reaccionando contra la tradicional intromisión de la política partidarista dentro del claustro universitario, que lo convertía en el campo de batalla de los partidos en pugna, aseveró con hidalguía y al calor de sus sólidas convicciones pedagógicas lo siguiente: «No debiendo ser la universidad una agencia política, debe ser centro de investigación y de enseñanza que incite a la acción mediante el señalamiento de las soluciones posibles de los problemas».
UNIVERSIDAD Y LIBERTADES FUNDAMENTALES
Pensaba que en la Universidad debería haber tres libertades fundamentales: libertad de investigación, libertad de enseñanza y libertad de discusión y tolerancia para todas las ideas y doctrinas.
“En las universidad no pueden existir distancias ideológicas ni alejamientos sociales. No puede prevalecer una sola doctrina, cualquiera que ella sea, ni tampoco, primar una determinada clase social ni un círculo determinado”, sentenciaba Cueto Fernandini.
UNIVERSIDAD Y VIDA PRÁCTICA
Cueto Fernandini pensó que el propósito de la Universidad contemporánea era “formar hombres que sirvan eficientemente a la sociedad en todas las capas sociales y en los más variados menesteres que exige el tejido complicado de las relaciones sociales”.
La Universidad debería preparar “para la vida práctica a sus futuros profesionales ejercitando su intelecto en la comprensión de las ideas fundamentales que sustentan las disciplinas que integran el currículo de cada una de las carreras liberales…”
LA CARRERA DEL DOCENTE UNIVERSITARIO
Cuerto Fernandino puntualizó que “La Universidad en el Perú para ser verdaderamente tal, ha de hacer posible el establecimiento de la carrera del docente universitario. La Universidad debe crear los canales por medio de los cuales se haga posible que ellos consagren íntimamente ese esfuerzo vital a la tarea de enseñar en su seno… La Universidad sirve al país, que es una unidad. El país tiene la obligación de servir a la Universidad”.
LA UNIVERSIDAD Y SU CONTENIDO COMUNITARIO
Reveló que “La educación universitaria no ha tenido entre nosotros, por lo menos durante la República, fundamentos comunitarios ni vínculos de cohesión. No ha sido posible una educación universitaria que de un modo general tipifique y aglutine en una unidad la acción espiritual de la universidad sobre sus maestros y egresados. Sin una inspiración común que esté en el origen de toda educación universitaria, impregnando integralmente sus manifestaciones, no es posible una universidad… La idea suprema de nuestra filosofía universitaria debe ser –me permito creerlo- la unificación de la universidad en núcleos básicos fundamentales…”
Pensó que la educación “tiene que ir de la mano con los problemas económicos, de comunicación geográfica, de reforma agraria, de salud, de integración cultural y de solidaridad con los valores de la sociedad nueva”.
Precisó que la institución universitaria es una de las formaciones de aquello que Hegel llamó el “espíritu objetivo”; la universidad no pertenece a un individuo particular ni a círculos particulares de individuos; enfatizó que “la universidad tiene un contenido comunitario en lo que respecta a la misión que debe cumplir y a los medios como pueden ser alcanzados esos fines”.
LA UNIVERSIDAD DEBE REVERTIR HACIA LA SOCIEDAD
El talentoso y ejemplar maestro universitario explicó que “No podemos plantear el problema de la educación ni, por ende, el problema de la universidad, en términos abstractos.... Por todo ello, creo que la universidad es una corporación académica en la que todos sus miembros deben conocer profundamente la vida de su tiempo. La universidad debe revertir hacia la sociedad en forma de conocimientos, de doctrinas, de teorías. No debiendo ser la universidad una agencia política, esta forma de contemplación, una forma que incite a la acción mediante el señalamiento de las soluciones posibles de los problemas, constituye el camino legítimo de la universidad”.
LOS PROBLEMAS DE LA UNIVERSIDAD
Al analizar los problemas de la Universidad, Cueto Fernandini encontró que “desde el punto de vista externo, no existe una solución de continuidad entre la secundaria y la universidad, puesto que, hasta ahora, los alumnos egresados de la secundaria pueden ingresar directamente en la universidad sin pasar por ninguna institución educativa propedéutica. Esta proximidad inmediata de la secundaria con la universidad ha sido un hecho que ha contribuido a producir entre nosotros, tradicionalmente, una lamentable confusión y el olvido de un lugar común que todos conocemos pero que nadie se decide a vitalizar; a saber, que la Media no es un ciclo preparatorio para las profesiones liberales, que la Secundaria tiene un fin en sí misma y que no es simplemente un tránsito, una vía que necesariamente ha de desembocar en la universidad.
Explicó con fundadas razones que “La nueva ley (1947) que rige la organización académica de San Marcos establece la institución de la Escuela Preparatoria, destinada a proporcionar al futuro estudiante universitario los fundamentos del conocimiento y un mejor adiestramiento en el idioma castellano y en las lenguas clásicas y modernas. Esta escuela preparatoria es absolutamente indispensable en la perspectiva que nos ofrece el estado actual de los asuntos educativos en el Perú”.
“La educación universitaria no ha sido tema de indagación persistente entre nosotros y, en general, tan sólo de tarde en tarde descubrimos en la historia intelectual de San Marcos monografía sobre los fines de la universidad y sobre la pedagogía universitaria. A lo largo de su historia, las universidades del Perú son organizaciones académicas dedicadas casi exclusivamente a la tarea de impartir conocimientos, pero no canalizadas hacia la consideración de la problemática de su actividad y de su misión. Son pocos, muy pocos los estudios sobre el tema de qué sea la universidad, de cuáles sean sus fines y cuáles los métodos de su quehacer educativo... Pero el problema universitario no ha promovido en general una corriente ideológica en la que hayan participado con constancia grupos numerosos de maestros”.
CRISIS DE LA UNIVERSIDAD PERUANA
Al analizar y explicar la crisis de la universidad peruana aseveró que“...Está claro que no ha habido una suficiente preocupación sistemática por la cuestión. Gran número de monografías que se han escrito sobre la universidad son de carácter histórico, y sólo en raras oportunidades se ha optado por el camino de la reflexión problemática. Esta es, me parece, una de las señales más visibles de la crisis de la universidad peruana. Nos hemos abandonado a nuestra función con un estilo que tiene estruendosas analogías con la función burocrática. Los contactos que los profesores hemos tenido con la universidad se han limitado a ser, por lo general, a lo largo de nuestra tradición, contactos impuestos por los canales estrechos de los horarios. Cada profesor ha mirado su propia asignatura y la preparación de sus alumnos para el examen, como si su propia asignatura fuera el todo de la universidad.
Refirió que “Cada uno de nosotros ha cumplido su deber, por lo general, en el más cerrado de los aislamientos. Pocos han sabido hasta ahora qué está enseñando el colega de la cátedra más afín a la suya y han ignorado, asimismo, cómo la está ensayando...No ha habido personas encargadas de revisar y coordinar constantemente los currículos de las Facultades. Los planes de estudio han estado en vigencia durante años, en una vigencia de anquilosada rigidez. No ha habido un Consejero de Estudiantes y las actividades pedagógicas extracurriculares han sido prácticamente nulas”.
“No, las universidades del Perú no se han planteado las grandes y graves cuestiones que implica la existencia de una universidad y la política pedagógica que ella debe cumplir en la sociedad”.
UNIVERSIDADES IMPUESTAS DESDE FUERA
Cueto Fernandini dijo que “Esta circunstancia de haber sido nuestras universidades implantaciones –y no plantaciones- impuestas desde fuera a una sociedad que había de ser conducida por poderes extraños y remotos, ha sido una de las causas que han conspirado contra el carácter nacional de las universidades del Perú...”
“No condenemos; expliquemos, que explicar es al cabo la misión fundamental de todas las gentes que viven en una universidad. Ciertamente, la universidad en el Perú no ha cumplido con aquellas tareas consubstanciales con su esencia a que aludía en los párrafos anteriores…”
FUNCIONES DE LA UNIVERSIDAD
“Una de las funciones de la universidad –precisó- es la enseñanza, el adiestramiento de sus alumnos en los menesteres prácticos del ejercicio de las profesiones. Nadie puede disminuir la importancia de esta finalidad. La universidad debe formar verdaderos peritos en las cuestiones relativas a las prácticas profesionales. También aquí apunta la responsabilidad social de la universidad, igual a la de toda institución educativa”.
UNIVERSIDAD, TÍTULO PROFESIONAL Y SOCIEDAD
Puntualizó que “Cuando la universidad confiere un título profesional, otorga al beneficiario la facultad de llevar a cabo una serie de actos que por su naturaleza son eminentemente sociales. La sociedad tiene el derecho legítimo de esperar que aquel que ostenta un grado profesional se halle profundamente imbuido de los conocimientos de su carrera. Un profesional con conocimientos insuficientes es un peligro social, y, por tanto, un instituto de cultura superior que expide patente de profesional o grado académico a quien no tiene probada responsabilidad intelectual y científica para representar el alma máter, falta a los deberes que le tiene acordados la sociedad”.
LANZAR PROFESIONALES A LA VIDA SOCIAL
Reveló que las universidades en el Perú no han hecho otra cosa en los últimos tiempos que “lanzar profesionales a la vida social. Este es uno de los aspectos graves de nuestra crisis”, pero al mismo tiempo identificó diversas causas de la profesionalización intensiva que realizan las universidades: “la ausencia de preocupación de los universitarios por la filosofía universitaria, es una causa. Otra causa muy importante ha sido el deseo de una gran mayoría de jóvenes de venir a la universidad con el propósito de conquistar cuanto antes y con la mayor economía de esfuerzo, un título profesional, que es, en nuestras sociedades no solamente un medio fácil de ganar dinero sino también una vía para alcanzar rápido prestigio y valimiento social…”
ORIENTACIÓN DE LA PEDAGOGÍA UNIVERSITARIA
Para el doctor Carlos Cueto Fernandini, “La universidad está en la obligación de mostrar a sus alumnos los caminos por los cuales puede continuar estudiando a lo largo de su vida, aún cuando se encuentre lejos de su recinto físico. La vía que permite a una universidad formar el alma máter es la educación del intelecto. Falta a su responsabilidad social la universidad que no capacita a sus estudiantes para continuar por sí mismos en el duro ejercicio de la adquisición de conocimientos después que han recibido su título profesional, pues un profesional que no se mantiene en permanente contacto con la evolución de la disciplina que sustenta su práctica puede ocasionar graves perjuicios a la sociedad”.
Advirtió que, en sus métodos de enseñanza, las universidades han cambiado bien poco desde la Edad Media: “Originariamente, la lección era una lectura que el maestro hacía sobre un texto obscuro de Aristóteles o de Galeno a alumnos que difícilmente lo hubieran comprendido por sí mismos o que no poseían libros. Le lección del magíster estaba entonces completamente justificada en todos los casos. Modernamente, algunos profesores limitan su enseñanza únicamente a la lección magistral…”
EL SEMINTARIO COMO MÉTODO DE ENSEÑANZA
Al analizar críticamente el problema metodológico en las universidades, Cueto Fernandini optó por el seminario como moderno método de enseñanza universitaria: “La pedagogía más acertada parecería estar indicada por el siguiente método: adscribir a cada una de las cátedras un seminario, que sería el corolario obligado de las primeras. Los seminarios ponen al educando frente a frente con los grandes y primeros problemas de cada disciplina, de modo que en ellos se ilumina la conciencia de la realidad de esos problemas…”
EL SISTEMA DE EXÁMENES DEBERÍA CAMBIARSE
Demandó la reforma de la pedagogía universitaria y el cambio del sistema de exámenes de ingreso a las universidades por ser éste de carácter subjetivo, memorístico y mecánico: “Los exámenes tal como están organizados actualmente han venido así a ser una de las fuerzas más poderosas que desvían de su derrotero natural a la educación. Los exámenes tienden a circunscribirse a cuestiones de hecho, actos de memoria o ejecución automática de una determinada técnica. No hay, por lo general, por otro lado, ningún criterio objetivo que permita valorizar la capacidad real de un alumno con respecto a los demás. La calificación es el acto subjetivo de un tribunal o de un jurado. El sistema de exámenes debería ser cambiado en forma que pudiera apreciarse objetivamente la dinámica mental de los estudiantes, sorprendida en el momento de la experiencia crucial en que se les pone al frente de un problema o de una serie de problemas que requieren, para su resolución, de la aplicación de normas y principios generales. Pero la renovación del sistema de exámenes requiere desde luego la correlativa reforma de la pedagogía universitaria”.
UNIVERSIDAD, FILOSOFÍA INTEGRAL DEL CONOCIMIENTO UNIVERSITARIO Y CULTURA HUMANISTA
En la concepción de Carlos Cueto Fernandini “La universidad es una institución para toda la sociedad y por tanto no forma CLASES. El propósito de la universidad contemporánea es formar hombres que sirvan eficientemente a la sociedad en todas las capas sociales y en los más variados menesteres que exige el tejido complicado de las relaciones sociales. Ella está orientada a la vida en común de los hombres. Pero precisamente esta socialización de la universidad y de los profesionales que egresan de su seno, precisamente esta progresiva división de las universidades en cuerpo que tienden a desviarse de su foco de origen hace imperiosa, ahora más que nunca, una filosofía integral del conocimiento universitario. Creo firmemente que esta filosofía no puede conducirnos sino a la fe de que la universidad ha de estar sustentada sobre la cultura humanista”.
REFORMA UNIVERSITARIA COMO NUEVO ORDEN MORAL Y PEDAGÓGICO
Cueto Fernandini concibe la Reforma Universitaria como un nuevo orden moral y pedagógico, con responsabilidades de maestros y alumnos en su proyección hacia la sociedad.
“Una reforma universitaria, -señaló-, es el establecimiento de un nuevo orden moral y de un nuevo orden pedagógico, y la moral y la pedagogía son, al cabo, valores mucho más profundos que el derecho escrito. Es un nuevo orden moral, porque ella crea responsabilidades para todos, para maestros y para alumnos. Una reforma universitaria es un nuevo esquema que la vida debe crear. Es obra de generaciones y en la consagración a ella está la responsabilidad moral de todos nosotros, alumnos y maestros, en todas las horas que dedicamos a la universidad…Una reforma universitaria es también un nuevo orden pedagógico. El orden pedagógico significa una reorientación de la universidad hacia los fines que enriquecen su acción al ejercitarse sobre los educandos, los maestros, la ciencia y la sociedad. Ello es de nuevo un esfuerzo que se proyecta sobre largos períodos de tiempo…”
Indicó que la universidad peruana para cumplir a cabalidad sus objetivos, principios, fines y metas, y “sazonar su acción”, debería tener continuidad en el tiempo y no ser interrumpido cada cierto tiempo por “interferencias deplorables”.
Precisó que “el orden universitario requiere continuidad de acción, persistencia en la responsabilidad, proyección sobre el futuro de una misma inspiración. Para que la universidad peruana pueda serlo en los tiempos venideros, es absolutamente indispensable, por tanto, que su régimen no sea mutado desde sus cimientos cada cierto número de años, como ha ocurrido hasta ahora…No es posible que la universidad pueda sazonar su acción si se ve cada cierto número de años truncada por interferencias deplorables”.
LA VERDADERA REFORMA DE LA UNIVERSIDAD ES ASUNTO EXCLUSIVO DE LA UNIVERSIDAD
Sobre los intentos de reforma de la universidad peruana Carlos Cueto Fernandino piensa que “La verdadera reforma universitaria no ha de venir, en el Perú, de ninguna ley dictada por el Estado. La verdadera reforma de la universidad ha de ser asunto exclusivo de la universidad y su creación privativa de decenios. Ella ha de ser una formación interior. Es indispensable para alcanzarla, que la universidad goce de una auténtica autonomía y, por tanto, de la facultad de dictarse su propia ley y de ajustarla constantemente desde dentro a los dictámenes de su esencia. El Estado tiene desde luego el derecho de promulgar una carta para la universidad: pero esa carta debe reducirse a la declaración de unos pocos determinados principios de política universitaria…”
COMISIÓN DE HOMENAJE AL CENTENARIO DEL NACIMIENTO DE CUETO FERNANDINI
Carlos Cueto Fernandini, fue un destacado maestro universitario, político y filósofo peruano, cuya biografía, pensamiento y sabias enseñanzas merecen ser recordadas con respeto, admiración y gratitud.
Por estas y otras razones, bien merecido sería que el Ministerio de Educación o el Congreso de la República nominaran una comisión multisectorial o multipartidaria para rendir el homenaje histórico que por justicia le corresponde, al cumplir el año 2013 los 100 años de su nacimiento.
(1) Publicado en el Diario DEL PAÍS de Lima-Perú, el día viernes 14 de diciembre de 2012, páginas 8 y 9.