ENTRE EL SÍ Y EL NO A LA REVOCATORIA
Por: Eudoro Terrones Negrete
Luego que la RENIEC validó las 400 mil firmas necesarias y el Jurado Nacional de Elecciones (JNE) dio luz verde a la iniciativa popular, la campaña publicitaria empezó tanto a favor como en contra de la revocatoria y las encuestadoras han intensificado su trabajo.
La alcaldesa de Lima manifestó no temer a la consulta y asegura que cumplirá su función inaugurando obras y más obras, aun cuando empezó perdiendo el primer round en el Jurado Nacional de Elecciones, cuando éste desestimó su pedido de nulidad de la revocatoria y anunció que la fecha de la consulta popular será el 17 de marzo del 2013.
La disyuntiva de la revocatoria no es entre los decentes y los corruptos, entre los blancos y los cholos, como tampoco lo es entre los que gustan de la cerveza o del whisky para celebrar el triunfo o llorar la derrota en el próximo proceso electoral.
La disyuntiva es entre la eficiencia y la ineficiencia, entre el orden y el desorden, entre la democracia y la izquierda totalitaria, entre los que están dispuestos a hacer mucho más sin prometer y los que habiendo prometido mucho no hicieron nada, entre los emprendedores y los conformistas, entre la inteligencia y la improvisación, entre los que aman a la ciudad de Lima y los que no quieren soltar el poder municipal.
La disyuntiva es entre los que buscan la inclusión social de verdad y los que la niegan, entre los que por convicción dicen SÍ a la revocatoria y los que ahora dicen no a la revocatoria cuando antes fueron los que la promovieron.
La disyuntiva es entre los que saben poner las cosas en su lugar con imaginación y prudencia y los que toman decisiones apresuradas para mal ubicar monumentos como expresión de represalia política.
La disyuntiva es entre la competencia y la incompetencia, entre la tolerancia política y la intolerancia, entre los que están por la renovación y el cambio y los que están por el continuismo de la ineficiencia, entre los que saben interpretar y respetar el sentir de las mayorías y los que la vulneran por falta de experiencia política.
La disyuntiva es entre los que votarán a conciencia y con responsabilidad histórica por el desarrollo y el progreso de Lima y los que votarán por el solo hecho de votar para cumplir con su deber ciudadano.
Según las últimas encuestas las cifras hablan por sí solas: el 60 % de limeños apuestan por la revocatoria.