LA POSVERDAD COMO ARMA POLÍTICA DE GOBIERNOS AUTORITARIOS Y DEMAGÓGICOS EN EL SIGLO XXI
Escribe:
Eudoro Terrones Negrete
Posverdad ha sido declarada la
Palabra del Año en 2016 por el Diccionario de Oxford. Y a finales del 2017 la Real Academia Española ha incluido la
palabra "posverdad" en el Diccionario de la lengua española.
La posverdad o postverdad (post-truth, en
inglés) tiene sus raíces en el
posmodernismo y el relativismo. Todo en
la vida es relativo; hay una preverdad, una verdad y una posverdad. Según
el diccionario Oxford
el término «posverdad» lo usó por primera vez el dramaturgo
serbio-estadounidense Steve Tesich en un ensayo de 1992 en The Nation
(de Nueva York). Tesich, al escribir sobre el escándalo Watergate, el escándalo Irán–Contra y
la Guerra del Golfo,
expresó: «Nosotros, como pueblo libre, hemos decidido libremente que queremos
vivir en algún mundo de posverdad”.[1]
El diccionario Oxford define posverdad como una “situación en la que los hechos objetivos
influyen menos que los argumentos que apelan a las emociones o las creencias cuando
se trata de definir la opinión pública”.
En la era de la posverdad resulta que cuando se narra los hechos
ocurridos, las emociones, las creencias,
las opiniones o los deseos del público
tienen más peso, más valor e influencia que los datos reales u objetivos y la
veracidad en sí. Lo objetivo, razonable y verídico poco vale e interesa, casi nada
significa o trasciende frente a lo emocional, a pesar de que los hechos
demuestren lo contrario.
Berenguela y García
explican el significado del prefijo pos en
la palabra posverdad: “Con respecto al prefijo pos-, en este caso no se refiere a un tiempo posterior a la propia
verdad, sino que tiene un significado más acercado a «relativo a una época en
la cual el concepto especificado se ha convertido en irrelevante» (Midgley,
2016). De este modo, el uso del término ‘posverdad’ en la actualidad no
necesariamente presupone un estado previo regido por la objetividad, sino que
más bien se refiere a la actual pérdida de significación de la misma en el
debate público”[2].
La Real Academia Española considera que la posverdad es "Distorsión
deliberada de una realidad, que manipula creencias y emociones con el fin de
influir en la opinión pública y en actitudes sociales".
Posverdad, llamada también mentira
emotiva o verdad
aparente, es un neologismo que describe la distorsión deliberada
o intencionada de una realidad con el fin de intentar encontrar la solución de
problemas colectivos, de tal manera que la verdad aparente se imponga, sea
aceptada y considerada más importante que la verdad auténtica. Es así como la posverdad
deviene en una manipulación de la opinión pública a través de la opinión de los
medios de comunicación social que esconden la verdadera realidad.
En otras palabras, la
posverdad es la relativización de la veracidad de los hechos, la banalización
de la objetividad de los datos, la sobrevaloración del discurso emotivo y la utilización
de la propaganda, las relaciones públicas, la comunicación estratégica y la
publicidad del Estado en los multimedios como instrumentos de manipulación y
control social. La posverdad deviene en un fenómeno complejo y multifocal que
implica a todos los actores comunicativos (políticos, medios de comunicación y
opinión pública).
La posverdad es un arma
política que utilizan los gobiernos autoritarios y demagógicos, con el propósito de desinformar a la
población, manipular la opinión pública, hacerle creer que todo va bien en la
solución de sus problemas y tratar de justificar el desgobierno, la
improvisación y el fracaso.
Las
noticias o informaciones falsas (FAKE
NEWS) son los principales instrumentos o herramientas de la ‘posverdad,
cuya finalidad es crear confusión en la sociedad para favorecer intereses
económicos o políticos y de esta manera el concepto de verdad queda
debilitado y se retroalimenta deliberadamente a la desinformación con fines
políticos o financieros.
Para lograr el propósito
de desinformación pública los malos gobiernos se valen de la concentración de medios
de comunicación privados (radio, televisión, revistas y diarios), de
organizaciones no gubernamentales y de encuestadoras privadas a los que los
tienen controlados a través del avisaje publicitario del estado, los mismos que
trabajan de acuerdo a los intereses del gobernante, de las empresas
monopólicas, oligopólicas y de sus grupos satélites de apoyo.
“En este entorno, - indica José Antonio
Llorente- surgen nuevas formas de relación con la opinión pública y se
consolidan los medios alternativos. Las formas tradicionales de periodismo
pierden peso frente al auge de nuevos canales de comunicación como los blog
personales, Youtube, los canales de mensajería instantánea como Whatsapp,
Telegram y Facebook Chat, o las redes sociales como Snapchat o Twitter. Un mero
tuit puede movilizar a masas y provocar resultados impensables hace unos pocos
años”.[3]
En el siglo XXI se habla
de la era de la posverdad, era de la cultura y de la política de la posverdad,
del imperio de la filosofía de la
posverdad, de la configuración de un ambiente
político de la posverdad, de la insurgencia de la presidencia de la posverdad y de la aparición de la posdemocracia.
El bloguero David Roberts acuñó el término «política de la posverdad» en
un blog para la revista electrónica Grist el 1 de abril de
2010, donde la definió como «una cultura política en la que la política (la opinión
pública y la narrativa de los medios de comunicación) se han vuelto casi
totalmente desconectadas de la política pública (la sustancia de lo que se
legisla).
En 2004, Ralph Keyes usó el concepto «era de la
posverdad» en su libro The post-truth era: dishonesty and deception in
contemporary life.
Eric Alterman acuñó el término «presidencia de la posverdad» en su análisis
de las declaraciones engañosas o erróneas de la Presidencia
de George W. Bush tras los atentados del
11 de septiembre de 2001. Colin Crouch utilizó
el concepto «posdemocracia».
Avram Noam Chomsky,
filósofo, politólogo y lingüista estadounidense, elaboró las “10 estrategias de
manipulación mediática” a través de los medios de comunicación de masas, que
bien vale dar una lectura para reforzar la comprensión de la posverdad: 1. La estrategia de la distracción, 2. Crear problemas y después ofrecer
soluciones, 3. La estrategia de la gradualidad, 4. La estrategia de diferir, 5.
Dirigirse al público como criaturas de poca edad, 6. Utilizar el aspecto
emocional mucho más que la reflexión, 7. Mantener al público en la ignorancia y
la mediocridad, 8. Estimular al público a ser complaciente con la mediocridad,
9. Reforzar la autoculpabilidad, 10. Conocer a los individuos mejor de lo que
ellos mismos se conocen.
Jacqueline
Fowks, en su obra Mecanismos de la
posverdad (2017) manifiesta que una de las características de la posverdad
es que convierte temas de poca trascendencia en temas de interés público,
haciendo creer que la opinión pública está a favor o en contra de dicho tema;
por lo tanto, hay una manipulación de la opinión pública y, como afirma la
autora, hay una falsa participación ciudadana. Los medios de comunicación en
una lucha mediática tratan de defender “una verdad”, que responde a
motivaciones e intereses de grandes grupos de poder político y económico, los
mismos que conllevan a la manipulación de la información y al mantenimiento de
la dominación y a la ausencia de ciudadanos bien informados y a los medios en
defensores y legitimadores de élites, poderes fácticos e intereses ajenos a los
intereses de la sociedad. Los medios de comunicación llegan a minimizar los
problemas de la pobreza, la desnutrición, los derechos infringidos de los
pueblos indígenas y de los pobres urbanos, la falta de acceso a la justicia, la discriminación
y una ciudadanía precaria, el acceso a deficientes servicios públicos de salud
y educación, entre otros. Los medios no cumplen con la función social de
promover ciudadanos bien informados.
La
autora J. Fowks refiere que los poderes formales o fácticos prohíben a los
medios el acceso a ciertos lugares o deniegan información solicitada; también
los medios contribuyen al silencio informativo al negar u omitir información,
como fue en los casos de las desapariciones forzadas de personas en dictaduras
o regímenes autoritarios. Fowks afirma
que los medios de comunicación construyen el relato de los hechos de acuerdo
con los intereses que persiguen y que los grandes grupos de poder suelen
intervenir en esta construcción, dando como resultado que se creen narrativas
distorsionadas de la realidad y basadas en emociones y prejuicios, llegando a
la banalización de la información.
En Mecanismos de la posverdad, J. Fowks
expone cómo se planifica y fabrica una noticia falsa o una media verdad. Señala
que primero se determinan los temas a tratar según la política editorial del
medio, se esconden temas controversiales o que sean incómodos para ciertos
grupos de poder, se usan eufemismos como por ejemplo usar ‘dinamización de la
economía’ en lugar de ‘reactivación de la economía’, se procura difundir
rápidamente verdades incompletas a partir de los conocidos tuits, se hace uso
de falsedades fundamentadas en creencias y emociones, se apela a una “retórica
del miedo” y los estereotipos como por ejemplo llamar terrorista a quien exige
el respeto de sus derechos o participa en una huelga. Estos mecanismos se
refuerzan cuando existen grandes cantidades de información, como lo que sucede
en Internet. En este caso, cualquier persona con acceso a Internet puede
informar o desinformar; la inmediatez también es otra causa para que se
desinforme.”[4]
[1]
Oscar Sotolano.Verdad y
postverdad. La violencia del lugar común. http://coldepsicoanalistas.com.ar/verdad-y-postverdad-la-violencia-del-lugar-comun/
[2]
Berenguela Peleteiro Abeal y
Aurora García González Universidad de Vigo., artículo. El fenómeno de la
posverdad: La manipulación de la opinión pública en la era del relativismo y
las ciberdemocracias.
http://www.revistalatinacs.org/19SLCS/2019_libro/016_Peleteiro.pdf
[3] José Antonio Llorente, “LA ERA DE
LA POSVERDAD. Realidad vs. Percepción”.
https://www.revista-uno.com/wp-content/uploads/2017/03/UNO_27.pdf
[4]
Fowks. J. (2017). Mecanismos
de la posverdad. Lima: Fondo de Cultura Económica.
http://www.scielo.org.pe/pdf/letras/v89n129/a13v89n129.pdf