Artículos periodísticos y de investigación

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11 de enero de 2023

LA PSICOLOGÍA DEL PENSAMIENTO EN LA EDUCACIÓN UNIVERSITARIA

 

LA PSICOLOGÍA DEL PENSAMIENTO 

EN LA EDUCACIÓN UNIVERSITARIA

Escribe: Dr. Eudoro Terrones Negrete

 

El pensamiento tiene una gran importancia y trascendencia en la vida de todo ser humano y particularmente en la vida del estudiante universitario.  Asimismo constituye un capítulo relevante en la mayoría de las obras de Didáctica universitaria, Psicología general, Psicología de la educación y de Pedagogía social en los diversos países del mundo.

En el presente siglo XXI,  las nuevas tecnologías de la información y la comunicación, el conocimiento y el saber humano adquieren un poder inusitado y extraordinario como producto del trabajo intelectual competitivo que realizan las personas, los estudiantes, académicos, profesionales e investigadores en las distintas disciplinas.

De ahí que las personas cuanto más saben pensar y hacer las cosas bien, utilizando las diversas clases de pensamiento, valen más y son preferidos en las micro y macroempresas de prestigio.

Esta necesidad de adquirir nuevos pensamientos y saberes para construir nuevos conocimientos, implican buscar nuevas oportunidades, realizar esfuerzos mentales y académicos,  sacrificios económicos, utilizar al máximo el tiempo disponible y vencer todo tipo de dificultades o limitaciones.

Los nuevos saberes son: Saber aprender, Saber comprender, Saber comunicar, Saber conocer, Saber emprender, Saber hacer, Saber investigar, Saber ser y Saber vivir juntos.

No hay ser humano normal que no piense y que no actúe, aun cuando hay unos hombres que actúan sin pensar y otros que piensan sin obrar. El pensamiento es consubstancial a toda naturaleza humana y se desarrolla a través de su existencia, al tomar conciencia de que vive construyendo su destino, con menor o mayor intensidad, amplitud o complejidad. “Vivir, dice Guyau, es evolucionar hacia el pensamiento”.

Suscribimos las reflexiones del Gran Amauta y filósofo indoamericano Antenor Orrego cuando afirma: “Desde sus primeros pasos el hombre comienza a cavilar porque sabe, también, que frente a él están acechándolo la destrucción y la muerte, es decir, la negación de su ser, la nada. Inicia su existencia con un terror metafísico que le acompañará durante la órbita de su recorrido vital. Dentro de su existencia se instala, desde el comienzo, un insoslayable imperativo: el de luchar con todas sus fuerzas contra la muerte, no sólo física sino espiritual, vale decir, contra la nada. Esta lucha se le plantea como un problema radical que no dejará de plantearse sino hasta el término de su existencia. Sabe que la vida es esencial y eminentemente problemática porque depende, en gran manera, de la circunstancia que le ha tocado vivir. Su cavilación ante el posible aniquilamiento de sí mismo lo lleva a discernir sobre cuáles son los medios más eficaces para vencerlo. El hombre piensa porque tiene que vivir antes que todo. La raíz del pensamiento humano no es un alarde de lujo vital, como se ha creído, porque en esa raíz conviven, en una simbiosis trascendental, el ansia de existir, la necesaria temporalidad de la existencia y el terror de la muerte. El ser, el tiempo y la nada, ingredientes nucleares del pensar metafísico, se plantean al hombre desde el primer día en que se alumbra la conciencia de su vida, casi desde que nace”.[1]

Todos pensamos en función de determinados intereses, objetivos, fines y metas. Pero parte del pensamiento del ser humano está contaminado, distorsionado y por tanto conduce a mal puerto. Todo lo que dice, hace y produce el ser humano depende de sus pensamientos. Y una mejor comprensión de la naturaleza intelectual del ser humano, del pensamiento en sus diversas clases y en su poder, le inducirá a cultivar, en su Yo consciente, sentiente y existente, lo que es lo bueno, lo positivo y lo constructivo y a extirpar y abandonar lo que hay de malo, negativo y destructivo.

Pero es importante en las vidas de relación interpersonales saber tomar decisiones oportunas, eficaces y trascendentes para elegir qué tipo de pensamientos se debe recibir, aceptar o rechazar en función a los intereses individuales, colectivos o al bien común.  Al respecto Annie Besant[2] precisa: “No podemos impedir que los pensamientos de otros toquen nuestras mentes; sólo podemos elegir cuáles debemos recibir y cuáles rechazar. Tenemos que afectar y ser afectados; pero podemos afectar a otros en su beneficio o en su daño, podemos ser afectados por lo bueno o por lo malo. En esto consiste nuestra elección, elección de trascendencia para nosotros y para el mundo. Escoged bien; pues vuestra elección es breve y, sin embargo, perdurable”.

Teniendo en cuenta las consideraciones referidas ya estamos en un tramo avanzado para culminar la obra Psicología del pensamiento en la educación universitaria. En esta obra  trataremos de explicar genéricamente,  en tres capítulos, sobre la teoría del pensamiento, la taxonomía del pensamiento y el poder del pensamiento,  a efecto de que los estudiantes, docentes e investigadores universitarios dispongan de las herramientas apropiadas para pensar correctamente y contribuir a la solución de los problemas de su entorno académico, profesional, social, ecológico y científico.

El propósito de la obra será proveer a los estudiantes universitarios de un recurso intelectual introductorio, adecuado y útil para utilizar correctamente las diversas clases de pensamiento, realizar trabajos académicos y científicos,  exponer conocimientos de las asignaturas, redactar y presentar  monografías, artículos científicos, ensayos, tesis y formar a los que se inician en el cultivo de las disciplinas científicas.



[1]Orrego Espinoza, Antenor. Hacia un Humanismo Americano. Librería-Editorial Juan Mejía Baca, Lima, 1966, p. 185.

[2] Besant, Annie. El Poder del Pensamiento, su dominio y cultura, Editorial KIER S.A., Décima segunda edición, Buenos Aires, 1980, p.123.

 

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