Artículos periodísticos y de investigación

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1 de febrero de 2023

La muerte como problema existencial del hombre (I)

 

LA MUERTE COMO PROBLEMA EXISTENCIAL DEL HOMBRE

Escribe: Dr. Eudoro Terrones Negrete

I.             INTRODUCCIÓN AL PROBLEMA DE LA MUERTE

Desde los inicios de la humanidad la muerte ha sido, es y siempre lo será un gran problema para la reflexión y de análisis crítico de los filósofos, científicos, investigadores, escritores, literatos, sociólogos, antropólogos, educadores, poetas, novelistas y periodistas.

El cese de la existencia individual constituye un verdadero acontecimiento social y un evento cultural que incluye ritos, juramentos, oraciones, duelos, cantos fúnebres, danzas, ceremonias religiosas, embalsamiento de los cuerpos, cremaciones, culto a los muertos, pompas fúnebres, entre otros, como si hubiera mediado un contrato entre vivos y muertos. A tal punto que el mexicano Octavio Paz, premio Nobel de Literatura, llegó a decir: “Nuestro culto a la muerte es culto a la vida”.

En los pueblos primitivos la muerte no era concebido como un final absoluto de la vida del hombre; ellos creían en la inmortalidad del alma, creían en la transición de la existencia carnal a otra espiritual. Los ritos funerales cumplían funciones específicas.

E. Adamson Hoebel, en su obra “Antropología: El estudio del hombre” (Barcelona, 1973:330) precisa que los ritos funerales cumplen cinco funciones básicas: 1) La participación en las ceremonias mortuorias, mediante la habitual dramatización de la creencia en la inmortalidad, prepara a los vivos para afrontar la muerte que les aguarda. “La creencia en la inmortalidad -escribió Malinowski-, vivida a través de lo ritual…les hace acariciar más fuertemente la creencia en su propia vida futura. Así, los ritos antes de la muerte confirman la perspectiva emocional que el hombre en trance de muerte llega a necesitar en su conflicto supremo”. 2) Los ritos sirven mágicamente para asegurar la separación del alma de su cuerpo, para guiar al muerto segura y convenientemente a través del tránsito supremo. 3) Sirven para reajustar a la comunidad después de la pérdida de uno de sus miembros y para regularizar las perturbaciones emocionales derivadas del trastorno de los hábitos afectivos en conexión con los muertos. La muerte generalmente evoca pesar. 4) Cuando se realizan festejos y regalos de propiedad, los ritos mortuorios efectúan incidentalmente una redistribución de la riqueza. 5) Finalmente, proporcionan esplendor y colorido, riqueza y profundidad a la vida a través del drama de su realización”.

A través del tiempo los investigadores del fenómeno de la muerte se formularon algunas preguntas como las que siguen: ¿Qué es la muerte? ¿nace el hombre destinado a morir? ¿es la muerte un sueño eterno, un misterio de la naturaleza o una eternidad sin fondo? ¿es la muerte una maldición o una bendición para el ser humano? ¿es cierto que los cobardes mueren antes de su muerte?

¿Por qué existe la muerte? ¿por qué muere el hombre? ¿por qué la muerte es el supremo enigma aún indescifrable de la vida humana? ¿por qué hay el temor a la muerte? ¿cómo se genera la angustia ante la muerte? ¿por qué la gente le teme a la muerte? ¿por qué hay personas que mueren de rabia?

¿Cuáles son las manifestaciones de una persona que está por morir? ¿cuándo la vida es un martirio el suicidio es un derecho? ¿se encontrará en los años venideros un remedio eficaz contra la muerte? ¿es justo y digno descender en el negro refugio de la muerte?

¿De vez en cuando es mejor la muerte que la vida? ¿vivimos después de la muerte? ¿se puede erradicar la muerte? ¿contiene el genoma humano los secretos de la muerte? ¿es la muerte el origen y el estímulo de toda filosofía? ¿es posible aprender a morir? ¿se podrá algún día derrotar a la muerte y garantizar a los humanos la eterna juventud?

Durante su existencia el hombre tiene que escoger entre el camino de la buena muerte o eutanasia o el camino de la mala muerte o cacotanasia.

La definición de muerte es un problema polémico, por cuanto los tratadistas no se ponen de acuerdo para dar una definición integral de muerte que cubra todos los aspectos que comprende.

Bien sabemos que el término muerte procede del latín mors, mortis, es la cesación de la vida del ser humano; cesasión que constituye desde su aparición un tema tabú y sobre el que no se habla, no se escribe mucho menos aún se investiga lo suficientemente.

La muerte es un fenómeno misterioso para el hombre, por cuanto no sabe de dónde viene la muerte, con qué viene la muerte, cómo viene la muerte y para qué viene la muerte. El hombre no sabe con seguridad y certeza qué hay después de la muerte y cómo evitar definitivamente la muerte.

La muerte es una dimensión y situación-límite de la vida humana, es el eterno despedirse sin retorno del mundo terrenal y de todo cuanto existe en el universo, y que aleja definitivamente el aburrimiento de la inactividad.

El hombre desde que tiene uso de razón sabe que es un ser mortal, que su estancia en el mundo es temporal o transitoria, sabe que debe morir, que tiene que morir en algún instante de su existencia y por alguna causa: enfermedad incurable, accidente, caída, incendio, veneno, bala, terremoto, etc., pero no sabe cómo, cuándo, dónde y por qué va a morir.

El hombre es la única especie animal cuya posibilidad de cancelación de su vida está omnipresente mientras viva, que aún piensa y cree en la sobrevivencia, en la resurrección de los muertos y en la inmortalidad del alma.

El hombre se distingue y diferencia de los animales porque mientras vive es capaz de pensar sobre su muerte al contratar un seguro de vida o al escribir su testamento, es capaz de proyectar y dar sentido a su vida con optimismo, fe y esperanza en tiempos mejores. Empero ante la muerte no tiene sentido su posición social, su patrimonio, sus riquezas o bienes materiales e intelectuales, sus planes, programas, proyectos de vida, sueños, ilusiones, pasiones y aspiraciones.

La muerte se abre paso y es aceptada por todas las personas del planeta Tierra y lo aceptan sin temor, sin resistencia, sin murmuro ni renegaciones, porque la muerte es un hecho inevitable e infranqueable, ante la cual no cabe actitud evasiva y no se puede excluir ni rehuir y solo cabe resignación y aceptación.

A medida que las personas van envejeciendo, tienen una mayor conciencia y experiencia de la muerte de amigos y de seres queridos y sienten un extraordinario temor cuando comprenden que ellos también van a morir. Aunque también hay otras personas que aceptan a la muerte con serenidad y resignación.

“Los pueblos griegos y latinos representaban a la muerte como una figura triste, con una antorcha apagada en las manos. A partir del cristianismo se la simboliza con un esqueleto armado de una guadaña”.[1]

La muerte no perdona a nadie; ante ella todos los seres humanos son iguales, sin tener en cuenta su lugar de nacimiento, su situación económica, su edad, su color, su raza, su calidad profesional, su género, su ideología y religión.

El fenómeno de la muerte es el mayor de todos los males que tiene el ser humano.

La persona que muere perpetúa su especie a través de sus seres queridos que quedan viviendo en el mundo terrenal y pasa al álbum del recuerdo imperecedero con sus producciones intelectuales, investigaciones realizadas y obras creadas.

No cabe duda que cuando un amor se rompe se reconstruye, pero cuando se rompe la vida con la muerte, jamás se vuelve a la vida.

Cada pensador y cada cultura poseen formas particulares de conceptualizar y de analizar el fenómeno de la muerte desde sus propios espacios y tiempos históricos.

El filósofo griego Sócrates, por ejemplo, subrayó: “La filosofía es una meditación de la muerte”, “El filósofo debe acudir gozoso a la muerte”. “Los que no cultivan la filosofía, lo único que cultivan es la muerte”, “Podría existir vida después de la muerte, pero no se puede demostrar” y “Las almas de los muertos existen en alguna parte de donde vuelven a la vida”. 

El novelista Pasternak decía que cualquier corriente filosófica es “un inmenso esfuerzo por superar el problema de la muerte y del destino”.

Por su parte el filósofo, poeta y ensayista español George Santayana había aseverado que “una buena manera de probar el calibre de una filosofía es preguntar lo que piensa acerca de la muerte”.

En cambio, el filósofo chino Confucio llegó a formular, no con poca razón, la pregunta: “Si no conoces todavía la vida, ¿cómo puede ser posible conocer la muerte?”

Con Thomas Nagel diríamos: “…mi muerte es un capítulo de mi biografía que todavía está por escribir”.

Ya el filósofo neerlandés Baruch Spinoza precisó: “El hombre libre en ninguna cosa piensa menos que en la muerte, y su sabiduría no es meditación de la muerte, sino de la vida”[2]

Rainer M. Rilke pedía: “Oh Señor, dale a cada uno su muerte propia”. Todo lo que vive, muere y sería necio pretender escapar a esta ley universal.

En entrevista de Manuel Cisneros Milla, para el Dominical del diario El Comercio y ante la pregunta ¿podíamos concluir afirmando que nacemos programados para todo, incluso el morir? Jesús Mosterín respondió: “Claro, esto es evidente. Estamos programados para todo y en especial para morir. Hay unos experimentos muy conocidos para determinar lo que se conoce como el límite de Hayflick, que se da cuando se saca una célula de un feto, por ejemplo, del tejido epitelial, y se pone en un plato del laboratorio a una temperatura conveniente y en un líquido que tiene los nutrientes adecuados. Al cabo de un tiempo esa célula se divide en dos, y estas dos en otras dos y así las cuatro en otras, y se van duplicando y se tienen cada vez más. Esto puede durar semanas, meses y de pronto todas las células del plato se mueren a la vez y es entonces cuando se dice que han alcanzado su límite de Hayflick, que es el número de divisiones que experimenta una célula antes de dejar de dividirse y morir, lo que es distinto en cada especie. O sea que la muerte está programada”.[3]

A continuación, presentamos reflexiones breves sobre el fenómeno de la muerte efectuadas por célebres pensadores de diferentes épocas históricas:

Anaximandro: “De donde los seres humanos tienen origen, allí también tienen la destrucción según necesidad”.

Platón: “La muerte es la separación del alma del cuerpo” (Fedón, 64 c)

Plotino: “Si la vida y el alma existen después de la muerte, la muerte es un bien para el alma porque ejerce mejor su actividad sin el cuerpo. Y si con la muerte el alma entra a formar parte del Alma universal: ¿qué mal puede haber para ella?” (Enn., I,7,3).

Jean Jacques Rousseau: “La necesidad de morir proporciona al hombre sabio una razón para soportar las penas de la vida.”

Schopenhauer: “La condición de no ser después de la muerte no difiere de la condición anterior al nacimiento. Por lo tanto, la una no puede ser más lamentable que la otra”.

Carlos Marx: “la muerte aparece como la dura victoria de la especie sobre el individuo”.

Martín Heidegger: “Ninguno puede asumir el morir del otro. Eso sí, cada uno puede “morir” por Otro”.

Wittgenstein: “La muerte no es un evento de la vida; no se vive la muerte”. (Tractatus, 6.4311)

Jean-Paul Sartre: “La muerte es un puro hecho, como el nacimiento; viene hacia nosotros desde el exterior y nos transforma en exterioridad. En el fondo no se distingue de manera alguna del nacimiento y denominamos facticidad a la identidad del nacimiento y de la muerte” (L´etre et le néant, 1955, p.630)

Adam Schaff: “La muerte es un sin-sentido total, que convierte todo lo que hacemos en algo incierto”.

Miguel de Montaigne: “Quien enseña al hombre a vivir, le enseña a vivir.”

Séneca: “La muerte es un castigo para algunos, para otros un regalo, y para muchos un favor.”

Napoleón Bonaparte: “La muerte es un ensueño sin ensueños.”

Mahatma Gandhi: “Si la muerte no fuera el preludio a otra vida, la vida presente sería una burla cruel.”

Juan Luis Vives: "Es la muerte la falta de instrumentos del alma por los cuales se prolonga la vida."

Moliére: "La muerte es el remedio de todos los males; pero no debemos echar mano de éste hasta última hora."

José Luis Borges: “La muerte es una vida vivida. La vida es una muerte que viene.”

Francis Bacon: “He meditado mucho sobre la muerte y encuentro que es el menor de todos los males.”

León Tolstoi: “La muerte no es más que un cambio de misión.”

Marco Aurelio: “Morir no es otra cosa que cambiar de residencia.”

John Milton: “La muerte es la llave de oro que abre el palacio de la eternidad.”

Baltasar Gracián: “La muerte para los jóvenes es naufragio y para los viejos es llegar a puerto.”

Walter Scott: “¿La muerte es el último sueño? No, es el último despertar.”

Maximilian Robespierre: “La muerte es el comienzo de la inmortalidad”.

Tom Wolfe: “La muerte es el último viaje, el más largo y el mejor.”

Pedro Antonio de Alarcón y Ariza: “La muerte es el puerto de todos los dolores.”

Mario Benedetti: “Después de todo, la muerte es solo un síntoma de que hubo vida.”



[1] Enciclopedia Ilustrada Cumbre, Tomo VIII, Editorial Cumbre, S.A., México, D.F, Tercera Edición, 1962, p.392.

[2] Baruj de Spinoza, Ethica, parte IV, prop. LXVII.

[3] Mosterín, Jesús. Filosofía y Ciencia. Un continuo. Universidad Inca Garcilaso de la Vega. Fondo Editorial. Lima, Primera Edición, setiembre de 2011, pp.72-73.

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