LA MUERTE COMO PROBLEMA EXISTENCIAL DEL HOMBRE
Escribe: Dr. Eudoro Terrones Negrete
IX.
ENFOQUE MULTIDISCIPLINARIO DE LA MUERTE
En las
siguientes líneas presentamos un enfoque multidisciplinario sobre la muerte,
desde el punto de vista de la antropología social, de la biología, de la
psicología, de la sociología, del derecho y de la religión.
“Desde el punto de vista de la antropología
social, el fenómeno inevitable de la muerte es enfocado con vista a sus
representaciones en diferentes sociedades. Se trata de verificar, por medio de
la comparación sistemática, cómo las varias sociedades humanas clasifican y
absorben el hecho de que, periódicamente, algunos de sus miembros desaparecen.
Tal como ocurrió con la filosofía, en que la muerte fue tomada por algunos como
inspiradora de la reflexión sobre el hombre y la existencia, en la antropología
social la disciplina toma forma. En el final del siglo XIX, con tratados que
buscaban interpretar las teorías primitivas respecto de la religión. Tanto
Spencer como Taylor y Frazer utilizaron la muerte como fin conductor, para
desenvolver sus teorías sobre la naturaleza del pensamiento primitivo. Además,
Taylor y Spencer postularon una dualidad existencial, donde el hombre tendría
doble universo, cuando soñaba, entraba en trance, tenía visiones y moría.
Teniendo conciencia del sueño el hombre primitivo postulaba la existencia del
alma, que sobreviviría después de la muerte4, y, como en los sueños, sería
capaz de aparecer a sus parientes y compañeros de aldea. La creencia en el
alma, además, sirvió para que Taylor formulase, en su famoso e importante
Primitive Culture (1871, Cultura primitiva) una definición mínima de religión,
según el cual la creencia en el alma era su componente crítico”[1].
Biológicamente la muerte
es el término del ciclo de la vida y de la vida misma en un viaje al más allá y
sin retorno, es el cese completo, definitivo e irreversible de las funciones y
actividades vitales del hombre (cardiaca, respiratoria y cerebral). Hay quienes piensan que la muerte es el paso
de la materia sensible a la insensible.
Psicológicamente, ante la muerte de un ser
querido las personas vivientes experimentan diferentes estados y síntomas
emocionales y físicos: desesperación, ansiedad, miedo, culpa, confusión,
negación, depresión, tristeza, desmayos, alteraciones de la conciencia, shock
emocional, entre otros.
Sociológicamente, la muerte viene a ser el estudio de las interacciones del
morir de los individuos, de las causas y consecuencias de la muerte de los
integrantes de los grupos sociales y el significado del duelo en una sociedad,
las circunstancias del fallecimiento, los ritos funerarios, etc.
Jurídicamente, con el fallecimiento de la persona se genera una serie
de efectos en los ámbitos del Derecho, se extingue sus derechos y obligaciones
(ya no puede contraer obligaciones), ya no es centro de imputación jurídica, se
extingue ciertos contratos como el de sociedad o mandato y se disuelve el
matrimonio y se extingue la patria potestad. Asimismo, la transmisión de los
bienes del fallecido, se extinguen los derechos personalísimos como el derecho
de alimentos, el derecho de uso, de habitación, etc.
Religiosamente o en sentido religioso la muerte es la separación del cuerpo
y del alma humana. Para los cristianos, la muerte en el cuerpo del hombre
es parte de un ciclo continuo de nacimiento, muerte y resurrección (o
reencarnación), marcando la separación del cuerpo y el alma inmortal. El cuerpo
muere y el espíritu trasciende al encuentro con Cristo. Según el Nuevo Diccionario
de Filosofía OCÉANO: “la muerte puede ser concebida como parte de un ciclo
continuo de nacimiento, muerte y resurrección o reencarnación (como sucede en
el hinduismo y el budismo). Para el islam y el cristianismo, la muerte marca la
separación del cuerpo y el alma inmortal, que espera el día del juicio final
para ser enviada al cielo o al infierno. El judaísmo no hace énfasis en la vida
después de la muerte sino en la supervivencia a través de una descendencia que
honre la tradición”[2]
El fenómeno de la muerte está asociado en la Biblia con el
vocablo “corrupción”. “Casi todas las religiones del mundo nos hacen concebir la
muerte como el momento del juicio final. Algunos p0asajes del Apocalipsis
precisan que ese juicio final marcará la desaparición de la humanidad; es el
momento en que se podrá juzgar de una manera definitiva las consecuencias
últimas de nuestras acciones, las cuales, de hecho, se nos escapan y siempre
son mutables. En la religión cristiana la muerte del cuerpo se interpreta como
el momento del renacimiento del espíritu en Dios. Se conciben dos tipos de
inmortalidad: la del alma individual (Platón, doctrina cristiana) y aquella en
que el alma individual se resuelve en una totalidad universal (inmortalidad
impersonal, sostenida, por ejemplo, por Spinoza). Sin embargo, de hecho, es necesario
reconocer con Sócrates que no se puede pensar nada concreto acerca de la
muerte. “Mientras que uno esté aquí, la muerte aún no llega; y cuando ella
sobreviene, uno ya no está aquí”. Por consiguiente, es más útil derivar la
enseñanza que pueda ofrecer el sentimiento de la muerte para la vida humana”[3]
[1] Enciclopédia Mirador Internacional. Encyclopedia Britanica
do Brasil Publicacoes Ltda. Sao Paulo+Río de Janeiro, Brasil, 1976, Tomo 14,
p.7886.
[2] Nuevo Diccionario de Filosofía OCÉANO,
Barcelona (España), 2001, p.162.
[3] Julia Didier, Diccionario de Filosofía,
Editorial DIANA, México, 2ª. Impresión, 1987, p.210.