OPINIÓN POLÍTICO JURÍDICO SOBRE LIBRO
“Aprismo y Nuevo Estado para la gran transformación en el
Siglo XXI”
Escribe: Dr. Fernando Calle Hayen
N.R.: El Dr. Fernando Calle Hayen, es un destacado abogado, jurista, político, magistrado del Tribunal Constitucional del Perú (2007-2014), Doctor en Derecho, Magíster en Derecho Constitucional y docente universitario, colaborador con artículos en importantes revistas y diarios nacionales e internacionales y autor de los libros Decisiones Constitucionales, Por la Democracia, Investigaciones Jurídicas,Ensayos,Tres propuestas de Reforma Constitucional, Por la Defensa del Pueblo,Nuestra Época /Nuestro Destino, y Artículos sueltos.
El libro "Aprismo y
Nuevo Estado para la gran transformación en el Siglo XXI" es una
obra que, desde su título, nos invita a reflexionar sobre dos pilares
fundamentales: la vigencia del pensamiento aprista y la
necesidad de construir un Nuevo Estado que responda a los
desafíos del siglo XXI. Su contenido teórico sobre el Estado —desde las
concepciones clásicas de Platón y Aristóteles hasta las críticas al
capitalismo— nos ofrece un marco conceptual sólido para entender cómo el
aprismo puede inspirar una transformación profunda en el Perú. El aprismo,
fundado por Víctor Raúl Haya de la Torre, no es una ideología
anclada en el pasado, sino una brújula para el futuro – Espacio, tiempo, histórico -.
Su propuesta de un Nuevo
Estado no es una mera abstracción teórica, sino una respuesta concreta
a los males que aquejan a nuestra patria: la desigualdad crónica,
la dependencia económica, la CORRUPCIÓN E IMPUNIDAD sistémica y
la fragmentación social.
Desde sus orígenes, ha sido una
organización política destinada a garantizar el orden, la justicia y
el bienestar de las sociedades, en un Frente de Trabajadores
Manuales e Intelectuales. Platón soñó con un Estado ideal donde cada clase
cumpliera su función sin traspasar los límites de sus actividades; Aristóteles
defendió un Estado autosuficiente y equilibrado; y Rousseau propuso un contrato
social basado en la voluntad general.
Estas ideas, aunque antiguas,
resuenan en la propuesta aprista de un Nuevo Estado que
sea fuerte, justo y democrático en camino hacía una “revolución con pan y
libertad”. El aprismo nos enseña que el Estado no puede ser un mero
espectador de las injusticias, ni un sirviente de los intereses de unos pocos.
El Estado debe ser el gran articulador de la justicia social,
el garante de la soberanía nacional y el promotor del
desarrollo integral. Un Estado que no solo administre, sino que transforme.
Las culturas preincaicas e
incaicas nos ofrecen una lección invaluable: el Estado no es una invención
moderna, sino una institución que ha evolucionado a lo largo de la historia.
Civilizaciones como los Chavín, Mochica, Nazca e Incas desarrollaron
sistemas políticos y económicos avanzados, basados en la organización
social, la gestión de recursos y la resiliencia.
El Imperio Inca (Tahuantinsuyo) por ejemplo, nos dejó un legado de redistribución
de la riqueza y trabajo comunitario que el aprismo
rescata en su propuesta de un Estado que priorice el bien común sobre
los intereses particulares. El Nuevo Estado que propone el
aprismo debe ser un puente entre nuestro pasado glorioso y nuestro futuro
promisorio, integrando los saberes ancestrales con las innovaciones del siglo
XXI como lo señala el autor Eudoro Terrones Negrete.
El Estado en el sistema
capitalista nos alerta sobre los riesgos de un modelo económico que prioriza el
lucro sobre el bienestar social. El capitalismo ha generado crecimiento, pero
también ha exacerbado las desigualdades y la dependencia de
los países periféricos como el Perú. El aprismo, con su enfoque antiimperialista,
nos llama a construir un Estado que defienda nuestra soberanía nacional frente
a las presiones de la globalización y las corporaciones multinacionales. Un
Estado que promueva una economía mixta, donde el sector privado y
el público trabajen juntos por el bien común, pero siempre con el interés
nacional como brújula hacía la unidad política y económica de Indoamérica; es
decir un pueblo continente como señaló Antenor Orrego.
El aprismo no se conforma con una
democracia formal, reducida al acto de votar cada cinco años. Propone una democracia
funcional, donde el pueblo participe activamente en la toma de decisiones,
donde las regiones tengan voz y voto, y donde las políticas públicas se
construyan desde abajo hacia arriba. Esta es la única manera de recuperar la
confianza en un sistema político que, hoy más que nunca, parece distante y
ajeno a las necesidades reales de la gente. Finalmente, el aprismo nos llama a
la unidad. No podemos construir un Nuevo Estado en medio de la
división y el enfrentamiento. Necesitamos un proyecto nacional que
nos una a todos: norte y sur, costa, sierra y selva, jóvenes y mayores,
empresarios y trabajadores. Un proyecto que nos permita mirar al futuro con
esperanza y determinación, que tenga como fuente de la confianza, la honradez.
El aprismo no es solo una ideología; es un compromiso con el Perú e Indoamérica. Un compromiso que nos exige pensar en grande, actuar con valentía y trabajar con honestidad. El Nuevo Estado que propone este libro no es una utopía, sino una necesidad histórica. Hoy más que nunca, necesitamos un Estado que sea fuerte pero no autoritario, justo pero no asistencialista, soberano, pero no aislacionista. Un Estado que nos permita mirar al futuro con orgullo y decir: ¡Este es el Perú que soñamos, el Perú que construimos, el Perú que merecemos!.
Fernando
Calle Hayen
Lima, marzo de 2025