7 de abril de 2024
MISIÓN HISTÓRICA DEL APRISMO
29 de febrero de 2024
El ESTADO según Víctor Raúl Haya de la Torre
EL ESTADO SEGÚN VÍCTOR RAÚL HAYA DE LA TORRE
Haya de la Torre
Escribe: Dr. Eudoro Terrones Negrete
Víctor Raúl Haya de la Torre, fundador, jefe, maestro y guía inmortal del aprismo, es el primer político de América Latina que analiza la realidad y problemática de los pueblos a la luz de una nueva filosofía, doctrina e ideología liberada de toda dependencia o sumisión extranjera de moldes clásicos de interpretación histórica y llega a proponer el denominado Estado Antimperialista como alternativa de crecimiento, desarrollo y progreso de los países del Nuevo Mundo.
Para Haya de la Torre, el Estado es instrumento de opresión de una clase sobre otra, que deviene en arma de las clases gobernantes y arma del imperialismo para explotar a las clases productoras y mantener divididos a los pueblos, acentuando la marginación social, la dependencia, la dominación, la opresión y la injusticia histórico-social.
Haya de la Torre recalca que el Estado, política y
económicamente, deviene en instrumento de opresión del imperialismo sobre la
masa nacional oprimida. La clase dominante, constituida por la clase feudal y
el imperialismo, controla el Estado subsistiendo éste bajo la égida de los
poderes extranjeros que guardan las llaves de sus arcas. El
Estado se convierte asimismo en instrumento de la p0lutocracia criolla
nacional, de la oligarquía económico-financiera y militar.
En la concepción hayadelatorreana, el Estado en ciertos países de desarrollo elemental tiene formas primitivas y medievales, reconcentrado en una oligarquía o en un individuo. En otros países el Estado es ya el aparato moderno, tanto más complicado y fuerte cuanto más avanzada está la definición clasista de los explotadores. El imperialismo utiliza siempre el Estado, con una táctica realista, ya en sus formas primitivas, ya en sus formas complicadas.
En América Latina el Estado representa a una indefinida fluctuante realidad social. Si en Europa el Estado es el producto de una clase, en América no lo es. El Estado si bien es órgano de las clases adineradas entre nosotros, vacila entre la clase latifundista o la casta de los agentes del Imperialismo, semi-industrializante. Por eso se presenta 3encarnándose en un hombre o en una camarilla. Ante una realidad así, se pregunta Haya de la Torre: ¿cuál puede ser el carácter del Estado como entidad jurídica? Y su respuesta es la siguiente: Hemos dicho que la clase que emancipó al Estado del control español, fue la clase latifundista, pero esa clase no puede representar ni siquiera la mayoría de la Nación; carece de fuerza propia para controlar el Estado, no puede representar auténticamente a la mayoría de la Nación. Vemos, pues, que el Estado, como entidad jurídica, no representa a ninguna de las clases propiamente, porque la clase que lo redimió carecía de fuerza propia y entonces nuestras instituciones han estado tambaleantes; el Estado ha fluctuado representado por un hombre y por una oligarquía.
En el Perú, explica Haya de la Torre, sufrimos las consecuencias del abandono de los tres factores primordiales de la productividad: las primitivas condiciones de vida y de trabajo de nuestros productores, el grado inferior de nuestra técnica y la desnacionalización o el apropiamiento injusto de nuestras fuentes de riqueza determinan la posición subalterna de nuestra economía, lo incipiente de nuestra cultura, y la falta de solidez de nuestra nacionalidad. El Estado sin apoyo efectivo dentro del país es instrumento de opresión al servicio de una especie de clase dominante, improductiva, que carente de fuerzas propias es a su vez subalterna de grandes intereses extranjeros. El Estado –centralista y unitario en su forma de gobierno- no logra representar en el Perú, sino aparentemente y en grado muy relativo, las fuerzas sociales y económicas, -por ende políticas-, que integran una Nación de tan típica estructura. Representa, pues, el Estado en el Perú, a las clases más fuertes, a las económicamente más desarrolladas y compuestas. Pero, como frente a ellas queda una vasta y complicada realidad de otros factores nacionales que no logra captar sino en parte, el Estado es débil.
Según Haya de la Torre, mientras el Estado sea instrumento de intereses extranjeros, mientras no represente los intereses de las mayorías nacionales, mientras lo dirijan hombres sin visión y sin cultura, esclavos de conveniencias de grupo o de la sensualidad exhibicionista del poder por el poder, el Estado no sólo es incapaz de intervenir en la producción de la riqueza nacional, sino que está lejos aún de la categoría histórica y jurídica de lo que el Estado debe ser como institución.
El autor de “El Antimperialismo y el APRA”, en su análisis evolutivo-histórico de los diversos tipos de Estado nos habla del Estado feudal, colonial, de tipo retrógrado y extranjerizante, del Estado burgués –democrático europeo clásico o demo-liberal socializante de clase proletaria, del Estado “ídolo” o fascista, del Estado-patriarcal gobernado como un latifundio, del Estado militar gobernado como un cuartel, del Estado oligárquico, del Estado capitalista, entre otros, todos ellos convertidos en instrumentos del imperialismo al servicio de la dominación y explotación de los pueblos del mundo.
Haya de la Torre, al p0roponer un nuevo tipo de Estado –el Estado Antimperialista – llega a las conclusiones siguientes:
a) El Estado Antimperialista tiene su origen en la realidad de América Latina o Indoamérica, y responde a su propio “espacio-tiempo histórico”.
b) El Estado Antimperialista debe ser instrumento de liberación económica, social, política y educativo-cultural de los pueblos oprimidos por el imperialismo.
c) El Estado Antimperialista debe representar y defender los intereses integrales de las clases sociales en general, mediante un Gran Frente Único de Clases o de Trabajadores Manuales e Intelectuales (clase obrero-campesina, clase media y clase proletaria industrial).
d) El Estado Antimperialista debe estar técnica y científicamente organizada y conducida y vigorosamente asentada en la conciencia nacional, por su autoridad moral, por su sentido social, por su respeto a la libertad religiosa y política y por su alta solvencia espiritual. Un nuevo Estado que incorpore en su organización a todos los valores permanentes étnicos, sociales, económicos y espirituales que forjaron nuestra historia y que son base para la acción fecunda del futuro.
e) El Estado Antimperialista, para su organización requiere de la unión política de la América Latina, unión política que implica la unión económica. La resistencia al imperialismo no puede cumplirse por un país aislado de la América Latina. Si un Estado resiste y condiciona al capitalismo extranjero mientras otro abre las puertas y facilita la subordinación económica de su país al imperialismo, ocurriría lo que con el petróleo nos demuestran México y Venezuela. Mientras aquél condiciona, éste hace política de puerta abierta. El imperialismo escoge entonces el campo de inversión más fácil y, consecuentemente, la producción petrolera aumenta en Venezuela.
f) El Estado Antimperialista, en la medida en que se oriente hacia la nacionalización socialista y progresiva de la producción, hacia el control de la producción y la distribución equitativa de la riqueza, hacia el condicionamiento de la inversión de capitales extranjeros y el comercio de acuerdo a las leyes y necesidades de desarrollo de los pueblos de América Latina, sometiendo su imperativo de expansión, sólo así podrá condicionar al capitalismo imperialista y convertirse en escuela de gobierno de las clases productoras para cuando el sistema que determina la existencia del imperialismo desaparezca.
g) Para realizar una reforma estructural como la que el aprismo persigue, el Partido debe tomar el Poder. La reorganización total del sistema económico actual no puede hacerse sin el contralor previo del Estado, sin su transformación en un instrumento de liberación.
h) El Estado Antimperialista exige una nueva y completa estructura jurídica concorde con la nueva estructura económica, o sea el Estado Democrático de los Cuatro Poderes (Económico, Judicial, Ejecutivo y Legislativo) llamado a realizar la obra de desfeudalización y unionismo indoamericano y a representar a la democracia funcional o económica, y a la organización cooperativista de la producción de la tierra y de otras fuentes de riqueza.
i) El Estado Antimperialista se orientará definitivamente hacia el capitalismo de Estado, derivando o desviando así la tendencia de las clases medias hacia el gran capitalismo privado que significará una regresión al imperialismo. El capitalismo de Estado es una solución a la que debemos tender y una de sus formas de aplicación más factible es el cooperativismo integral, de producción, de crédito y de consumo.
La diferencia entre el Estado Antimperialista y el Capitalismo de Estado europeo radicará fundamentalmente en que mientras éste es una medida de emergencia en la vida de la clase capitalista, medida de seguridad y afirmación del sistema, el Estado Antimperialista desarrollará el Capitalismo de Estado como sistema de transición hacia una nueva organización social, no en beneficio del imperialismo – que supone la vuelta al sistema capitalistas, del que es una modalidad-, sino en beneficio de las clases productoras, a las que irá capacitando progresiva y gradualmente para el propio dominio y usufructo de la riqueza que producen.
Si el Estado Antimperialista no se apartara del sistema clásico del capitalismo y alentara la formación de una clase burguesa nacional, estimulando la explotación individualista e insaciable –amparada en los enunciados clásicos del demoliberalismo-, caería pronto en el engranaje imperialista del que ningún organismo nacional burgués puede escapar. Por eso ha de ser indispensable en el nuevo tip0o de Estado la vasta y científica organización de un sistema cooperativo nacionalizado y la adopción de una estructura p0ol´’itica de democracia funcional basada en las categorías del trabajo.
j) El Estado Antimperialista no puede ser un Estado capitalista o burgués del tipo del de Francia, Inglaterra o los Estados Unidos, pues ello imp0licaría caer bajo el rodillo del imperialismo. El Estado Antimperialista debe ser, pues, ante todo, Estado de Defensa, que ponga al sistema cap0italista que determina el imp0erialismo, un sistema nuevo, distinto, propio, que tienda a proscribir el antiguo régimen opresor. En el Estado Antimperialista, Estado de guerra defensiva económica, es indispensable la limitación de la iniciativa privada, la negación de derechos individuales o colectivos de orden económico cuyo uso implique un p0eligro imperialista, libertad económica cuyo uso debe ser limitado para que no se ejercite en beneficio del imperialismo.
Mientras se realiza la evolución al total Capitalismo de Estado – el Estado Antimperialista es un Estado de transición siempre en progreso, las clases medias, aún bajo el contralor estatal, han de contar con más seguridad y libertad efectivas, que bajo la presión imperialista que las sacrifica inexorablemente.
Finalmente, el Estado Antimperialista coartará la libertad económica de las clases explotadoras y medias. Es imposible conciliar la libertad absoluta individual en materia económica con la lucha contra el imperialismo.
k) Por eso nosotros sostenemos que hay que aplicar al Estado que llamamos Antimperialista, o sea el Estado de los países en desarrollo, los principios de la democracia institucional representativa que conjunciona y coordina la presencia de las tres necesidades de un pueblo de desarrollo: un Estado empresario y democrático, una clase trabajadora con plenas garantías de trabajo bien pagado, y una inversión extranjera ineludible e inaplazable a la que hay que dar reales garantías para que haya movimiento económico en el país.
l)
El Estado Antimperialista, según Haya de la Torre,
se caracteriza por ser un Estado democrático de cuatro poderes, Estado antioligárquico,
Estado antifeudal, Estado docente, Estado nacionalista, Estado revolucionario, Estado
liberador, Estado popular, Estado de participación, Estado policlasista o de Frente
Único de Clases, Estado anticolonial, Estado cooperativista, Estado de
integración continental, Estado antimilitarista, Estado descentralista, Estado
pacifista, Estado de pluralismo económico y político, Estado planificador y técnico,
Estado humanista y Estado moralizador.
3 de febrero de 2024
A los 100 años de vigencia del Apra (XI) El Perú Nuevo que insurge con puertas abiertas a todos los ciudadanos
A los 100 años de vigencia del Apra (XI)
EL PERÚ NUEVO QUE INSURGE CON PUERTAS ABIERTAS A TODOS LOS
CIUDADANOS
Escribe: Dr. Eudoro Terrones Negrete
“Eso ya
lo dijo Haya de la Torre” o “Eso ya lo ha planteado el Apra”. Son dos frases
muy comunes en el Perú. Corrientemente surgen no sólo de labios apristas, sino
que es frecuente escucharlas en la voz de personas independientes, pero
enteradas. Cuando alguien en nuestro país lanza alguna idea de índole política,
económica, social, de alcance ideológico, de acción gubernamental, de
organización partidista que considera original, no es raro que le digan a boca
de jarro: “Eso ya lo dijo Haya de la Torre”, o “Eso ya lo ha planteado el
Apra”, refiere Pablo Silva Villacorta.[2]
El aprismo se mantiene vigilante ante las intrigas, mentiras y maquinaciones de los enemigos políticos; permanece alerta a las malintencionadas e injustas críticas de algunos medios de comunicación comprometidos con los tradicionales o renovados grupos de poder económico.
Lima, 4 de febrero de 2024 / ETN.
[1]
Haya de la Torre, Víctor Raúl. Obras completas. Tomo 5, Editorial Juan Mejía
Baca, segunda edición, Lima, 1984, pág.68.
[2] Silva Villacorta,
Pablo. Adónde van las ideas de Haya de la
Torre. Una nueva visión sobre las ideas que conforman la doctrina del APRA.
Lima-Perú, 1966, pág.13.
[3] Haya de la Torre,
Víctor Raúl. Política Aprista.
Editorial Imprenta Amauta, segunda edición. Lima –Perú, 1967, pág.54
[4] En: Víctor Raúl Haya de la Torre y la Fraternidad.
Ediciones “22 de Febrero”, Prólogo de Ignacio Campos. Lima, 1987, pág.127
[5] Sánchez, Luis
Alberto. Correspondencia Luis Alberto Sánchez-Haya de la Torre, tomo I, Ed.
Mosca Azul, Lima, 1982, p.294
[6] Sánchez, Luis
Alberto. Op.cit., tomo 1, pág.296
A los 100 años de vigencia del Apra (X) La revolución social que el Perú necesita
A los 100 años de vigencia del Apra (X)
Escribe: Dr. Eudoro
Terrones Negrete
“El
Aprismo proclama la necesidad de llegar al Poder para operar desde él la
revolución, en un sentido de transformación, de evolución, de renovación, pero
sujeta siempre a los imperativos y limitaciones de la realidad”. Haya de
El Aprismo concibe el
término revolución como cambio radical de las injustas y arcaicas estructuras
del Estado, cambio radical pero en democracia y con plenos derechos humanos, a
través de un Programa científico, coherente y realista de gobierno, cambio
integral preparado y conducido de abajo hacia arriba, con fiel respeto a la
dignidad personal, la libertad de expresión,
Como partido revolucionario,
el Aprismo se propone arribar a la auténtica y profunda transformación del
país. Como partido revolucionario el Aprismo es la alternativa política y
económica para solucionar de manera integral y progresiva la problemática
nacional; la liquidación de privilegios, de corrupción, de vicios y de males
sociales; la igualdad de deberes y derechos entre los trabajadores manuales e intelectuales
y clases sociales; la capacidad para gobernar con equidad y espíritu de
justicia; y, el firme compromiso por la desaparición del poder hegemónico de
grupos dominantes.
Para el Aprismo, la realidad
económico-social de América Latina es el punto de partida de su acción
política. Y descubrir esa realidad ha sido, es y seguirá siendo, de por vida,
su primera misión revolucionaria.
Haya de
El Aprismo es la fuerza revolucionaria
capaz de imponer la revolución del campesino, y de establecer la lucha
organizada de esa revolución contra el imperialismo, que es el capitalismo,
opresor del obrero, y contra el latifundismo, que es la explotación del
campesino.
Este fenomenal movimiento político, que
fue capaz de resistir y de subsistir a todo tipo de dictadura y de gobernantes
reaccionarios, niega el absurdo
principio de la violencia por la violencia o el simplismo de la revolución sólo
para tener el poder.
“Pero el Poder – refiere Haya de la Torre-
no puede conquistarse sin lucha, sin guerra. Toda lucha y toda guerra - a
medida que el enemigo es más poderoso - necesitan su táctica y su estrategia.
Táctica y estrategia primero, para conseguir el Poder, después para mantener la
revolución en el Poder y hacer la revolución desde el Poder. Revolución como
mera toma de Poder, es cuartelazo o montonera de éxito. Revolución como
transformación fundamental en el orden económico y social es la obra que
nosotros queremos resaltar, obra difícil antes y después de la toma del Poder”
Y agrega: “Lo que interesa al Apra es que
la revolución se cumpla, tanto más amplia, tanto más radical, tanto más
izquierdista, tanto más roja cuanto la realidad lo permita”.
El Aprismo proclama la necesidad de llegar
al Poder para operar desde él la revolución, en un sentido de transformación,
de evolución, de renovación, pero sujeta siempre a los imperativos y
limitaciones de la realidad. El Aprismo tiene la responsabilidad histórica de
conducir la verdadera revolución social al triunfo.
Para los apristas el sentido de la palabra
revolución es sinónimo del vocablo «transformación», “disciplina en la acción
para el cambio integral de la sociedad”. Revolución no como sinónimo de caos,
de alboroto, de demagogia y de destrucción violenta, no como sepulturera de la
historia. Revolución sí, pero revolución social, educativa, cultural y moral,
revolución profunda en la conciencia del pueblo, que lo prepara y lo predispone
a cambios trascendentes y permanentes. Revolución como “cambio de estructuras”
del país, dentro de un proceso democrático, de manera pacífica y constructiva,
con autonomía doctrinaria surgida de la realidad indoamericana, de abajo hacia
arriba y que tiene por función estar al servicio de los sagrados e
irrenunciables derechos, necesidades y aspiraciones de libertad y de justicia
de las personas y de la colectividad nacional.
En este sentido, el término revolución
debe entenderse como proceso irreversible de transformaciones constructivas y
pacíficas en los campos económico, político, social, jurídico, cultura,
educativo y moral. Debe entenderse como proceso de evolución y de renovación
permanentes, con la participación de las organizaciones populares de manera
disciplinada y con orden, pero “sujeta siempre a los imperativos y limitaciones
de la realidad” (Haya de
“Revolución – decía Haya de
La eficacia y eficiencia del nuevo Estado
revolucionario dependerá de cómo el gobierno aplique un estilo nuevo en su
quehacer diario, una ética superior en la conducción política, económica,
educativa y cultural, buscando aproximar las acciones gubernamentales con la
existencia misma de los grupos sociales y de la población en su conjunto.
Dependerá también de cómo se afecte y
supere los errores y defectos de los gobernantes, de cómo se aliente y afirme
las virtudes y cualidades ciudadanas, sin hacer la guerra interna entre los
hombres del campo y de la ciudad. El yoyismo, el individualismo, los intereses
creados y subalternos, la abulia y la apatía, la indiferencia y el conformismo
deberán ser superados en un proceso de revolución social para asegurar mejores
condiciones de vida y de bienestar de la población.
La clase gobernante tendría que agotar
todos los esfuerzos posibles y las vías adecuadas que permitan encontrar, como
lo quería Haya de
El proceso revolucionario tendría que
incubarse en las bases mismas del pueblo, tendría que ser propiciado, impulsado, querido,
sentido, vivido y retroalimentado por la conciencia objetiva y conciencia
subjetiva de las organizaciones e instituciones populares coaligados en el Frente
Único de Clases Explotadas, y no por cúpulas de dirigentes o por la clase
capitalista que sólo busca el Poder como botín de guerra y de ambición
económica para acuñar cada vez más utilidades y riqueza para su propio
bienestar.
El Apra, está obligado moralmente como
partido mayoritario del Perú a cumplir su misión histórica de lograr la
victoria definitiva de las clases explotadas sobre las clases explotadoras, de
las clases productoras sobre las clases parasitaria y meramente consumidoras.
Para ello, más allá de satisfacer
ambiciones personales de sus propios militantes y dirigentes por ocupar importantes
cargos públicos cuando se encuentren en el Gobierno, tendrá que abrir las
puertas de participación de los mejores cuadros técnicos aún no siendo apristas,
tendrá que descubrir los mejores medios, tendrá que aprovechar las máximas
oportunidades políticas y captar a los mejores luchadores profesionales,
sindicales, políticos y sociales con el objeto de debilitar a los opresores,
moralizar totalmente la administración pública y asegurar el triunfo de la
revolución en favor de los oprimidos, marginados y de la inmensa mayoría
nacional. Revolución sí empezando en la conciencia del pueblo, pero revolución
de verdad, es decir “con ciencia”, sin reclutamiento de tránsfugas políticos
que ya fueron envenenados por el oportunismo político y por ideologías importadas
y que antaño traicionaron a sus propios electores.
No está demás recalcar que partido
político que llega al Gobierno y no cumple su cometido histórico de transformar
las anacrónicas estructuras socioeconómicas y
los inoperantes modos y sistemas de producción; partido político en el
Gobierno que no cumple con erradicar los privilegios y las desigualdades
sociales, que no promueve la inversión productiva con criterio más técnico que
político, más social que de rentabilidad electoral, que no redistribuye de
manera justa y oportuna los ingresos, recursos y riquezas de la nación, que
mantiene intactas la administración defectuosa de la cosa pública, que convive
con trusts, monopolios y oligopolios, que ampara los lazos de alienación,
dominación y dependencia desencadenados por el imperialismo o la globalización
económica y que sólo logra arrancarle al paso algunos frutos malogrados y
algunas flores estériles a la sociedad decadente no es un partido político
científico y revolucionario, porque sólo, entonces, existe en el papel para
servir a los intereses y a las necesidades de los grupos de presión y de los
grupos de poder económico de adentro y de afuera.
Lima, 3 de febrero de 2024 / ETN.