Artículos periodísticos y de investigación

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13 de octubre de 2008

Cooperativismo y Desarrollo Nacional

Escribe: Eudoro Terrones Negrete (*)

En el Perú, el partido político pionero de la transformación nacional es el aprismo. Durante el Primer Congreso Nacional Aprista (agosto de 1931) se aprobó el Plan de Acción Inmediata o Programa Mínimo de Perú, para el cambio del país con criterio científico y realista.

En aquél año, el Apra habló por vez primera al país de lo que era el imperialismo, la función del Estado para controlarlo, la incorporación del campesino a la vida del país, la descentralización administrativa, la organización funcional de las municipalidades, la promoción del cooperativismo a través del Estado .

También habló de la necesidad de una mejor y nueva demarcación territorial, la organización del Seguro Social, el derecho de los peruanos a la educación gratuita, la igualdad ante la ley de toda clase de hijos, la provisión de cargos públicos por concurso, la creación del Banco de la Nación , la Reforma Agraria , la protección a la Minería nacional, el salario mínimo, los derechos de la mujer para desempeñar cargos públicos, la fijación de 18 años para la adquisición de la ciudadanía, la aplicación de severas sanciones para los que delincan en el desempeño de un cargo público, entre otros.


FINES

Para el aprismo, la necesidad de fomentar el cooperativismo en el Perú tiene múltiples fines: crear condiciones de fraternal convivencia social, generar mayores fuentes de trabajo, incrementar la capacidad productiva en la obtención de bienes y servicios, mejorar los niveles de vida de la población, lograr el bienestar de las mayorías con Pan, Tierra, Libertad y Justicia Social, democratizar la economía, asegurar el dominio nacional de la riqueza, devolver las herramientas de producción s sus propios trabajadores, incentivar el hábito del ahorro en la población, aumentar el índice de capitalización y coadyuvar al desarrollo integral del país.

JUSTIFICACION

Haya de la Torre , en su famoso e histórico “Manifiesto a la Nación de 1932” refiere que «La ausencia de grandes capitales nacionales, la necesidad de equilibrar la influencia económica extranjera que se desenvuelve sobre bases de fuerte capitalización y crédito que no son nuestras ni están bajo nuestro contralor, impone la formación de un vasto organismo cooperativo nacional con la decidida protección del Estado. En este sentido, la formación de un Banco Central Cooperativo de Crédito, destinado a impulsar y respaldar el cooperativismo industrial y agrícola, es propugnada francamente por el programa del Partido. De la investigación realizada por el Congreso Económico resultaría la verificación exacta de nuestras fuentes de producción, de su tipo de organización y grado de desarrollo según las regiones. Tanto en la pequeña agricultura –comunidades, yanaconaje, chacras, fundos, etc.-como en la pequeña industria y comercio, el cooperativismo es posible como un medio inmediato de reorganización económica, tendiente a la elevación del índice de producción, ampliación del radio de trabajo, más fácil circulación y más barato consumo de la riqueza».

Y algo más. En su obra “Pensamientos de crítica, polémica y acción”, enfatiza que: “Dentro de un plan económico nacional, organizado por el Estado y orientado hacia la mayor elevación de la productividad dentro del país, el cooperativismo constituye un efectivo auxiliar. En la agricultura, en la industria, en el comercio, el cooperativismo es un factor de gran fuerza. No sólo porque impulsa decisivamente el sistema económico del país, sino porque educa económicamente al pueblo. Por ambas razones, el cooperativismo en el Perú ha de ser una de las grandes bases de una reorganización metódica y eficiente de la producción, de la circulación; y del consumo de la riqueza nacional”.

NI PROCAPITALISTA NI ANTICAPITALISTA

Carlos Manuel Cox, en su tratado “Dinámica Económica del Aprismo”, explica con precisión y claridad meridiana que el Cooperativismo como sistema, no es ni pro-capitalista ni tampoco anti-capitalista. Utiliza el capital, pero al servicio del esfuerzo de los cooperadores, de tal suerte –y aunque esto resulte una repetición de conceptos- que la acumulación de capitales no revierta en forma individual, de aprovechamiento particular, sino que se distribuya entre todos los que constituyen la empresa que se le ha dado el nombre de Cooperativa y que se le debe seguir llamando así, escuetamente, sin adjetivo calificativo: Cooperativa o Cooperativismo”. “El cooperativismo no es anticapitalista, mejor dicho, no puede ir contra la acumulación de la riqueza. Tampoco puede ser precapitalista, en el sentido de que tenga por móvil la obtención de la ganancia…La cooperación es un movimiento espontáneo del ser humano, para protegerse del resto, en lo social, de la pobreza, de la adversidad; y, en lo material, en lo económico, para protegerse contra el reto de la inseguridad y el egoísmo, que impide progresar”.

Los Congresos Nacionales del PAP de 1948 y 1962, por iniciativa de Haya de la Torre , realizaron amplios estudios sobre el movimiento cooperativo en el Perú, llegando a la conclusión que es función del Estado el fomento y la difusión del cooperativismo en los campos de la producción, del consumo, de los servicios y de la educación. El Estado debe introducir en los programas de estudios de todos los niveles, el Cooperativismo como curso obligatorio.

ÉXITO DEL COOPERATIVISMO

Haya de la Torre concibe el éxito del cooperativismo como sistema económico nacional, si se cumplen los requisitos previos siguientes: 1.Investigación científica de la realidad, previa compulsación exacta de nuestra capacidad productiva y adquisitiva; 2. Reorganización de la vida política del Estado, basada en la economía, que se basa a su vez en el trabajo y que es norma de la Democracia Funcional , previo estudio de la región económica y la nueva demarcación del país; 3. Educación cooperativa, que comienza en la escuela y se intensifica en los Institutos técnicos, educación cooperativa con sus siete principios fundamentales: libre adhesión, control democrático, interés limitado del capital, reparto de los excedentes, neutralidad política y religiosa, ventas al contado, precios del mercado y fomento de la educación cooperativa; 4. El amparo de la más amplia democracia, a sabiendas que toda forma de dictadura política o económica, todo régimen oligárquico o totalitario constriñen o desfiguran al cooperativismo. ; y, 5. La conservación del comunitarismo de nuestras comunidades indígenas, y el espíritu abierto a la cooperación y la acción común o ayuda mutua: “Uno para todos, todos para uno”, “Hoy por ti, mañana por mí”, “Unidos todo lo podemos; desunidos nada somos” (www.eudoroterrones.com; eudoro.terrones@yahoo.com)
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