LA
IGLESIA CATÓLICA Y LA IDEOLOGÍA DE GÉNERO EN EL SIGLO XXI
Escribe:
Eudoro Terrones Negrete
En los países en vía de desarrollo hay una situación problemática imperante
de desigualdad, discriminación, marginación y exclusión expresada en los campos
social, laboral, económico, político, educativo y cultural.
Hay violencia física y psicológica contra las mujeres, acoso sexual y
agresión sexual. Subsiste los problemas de racismo, homofobia, falta de respeto
a la dignidad de las personas y a sus fundamentales derechos.
Estas y otras situaciones problemáticas aún no han sido superadas, por lo
que motivan el interés y la preocupación de la Iglesia Católica y de vastos
sectores de la población latinoamericana.
La equidad de género, el enfoque de género, la teoría de género, la
perspectiva de género o la ideología de género forman parte del problema que en
pocos años en el siglo XXI se ha convertido fundamentalmente en la plataforma
de lucha de corrientes políticas, pedagógicas y culturales en los países de
América Latina.
La ideología de género “Es un punto de vista
(perspectiva) y conjunto de ideas (ideología) que sostiene que las diferencias
entre varón y mujer no se deben a una naturaleza fija, sino que son
construcciones culturales que responden a estereotipos impuestos a lo largo de
la historia. Por lo tanto, el género asumido (su expresión a través de
comportamientos) depende de la autopercepción. No considera que varones y
mujeres sean diferentes, sino que existen espectros de género,
independientemente del sexo biológico que cada uno tenga. De este modo, es
posible que haya mujeres con pene y varones con vulva. Esto no tiene ningún
asidero científico; no es ciencia. Sus premisas son falsas, confusas y
contradictorias. Para entender este conjunto de ideas recurrimos a la biología,
la psicología, la sociología, la política, al derecho y a la historia”[1]
Según la feminista radical Judith Butler, "El género es una
construcción cultural; por consiguiente, no es ni resultado causal del sexo ni
tan aparentemente fijo como el sexo… Al teorizar que el género es una
construcción radicalmente independiente del sexo, el género mismo viene a ser
un artificio libre de ataduras; en consecuencia, hombre y masculino podrían
significar tanto un cuerpo femenino como uno masculino; mujer y femenino, tanto
un cuerpo masculino como uno femenino"(libro "Gender Trouble:
Feminism and the Subversion of Identity" (El Problema del Género: el
Feminismo y la Subversión de la Identidad") de Judith Butler).
Para la Organización de las Naciones Unidas (ONU), "El género se
refiere a las relaciones entre mujeres y hombres basadas en roles definidos
socialmente que se asignan a uno u otro sexo".
“Para la UNESCO (2014),
la igualdad de género significa igualdad de derechos, responsabilidades y
oportunidades para mujeres y hombres y para niñas y niños. La comprensión del
principio de igualdad admite la existencia de diferencias reales entre las
personas, en términos de características que las sociedades pueden valorar
jerárquicamente como significativas o no”.[2]
Muchos estados, los Ministerios de Educación, los Ministerios de la Mujer y
de Equidad de Género, las universidades públicas y privadas, los Tribunales de
justicia, la Corte Interamericana de Derechos Humanos, partidos políticos
colonizados mentalmente por ideologías europeas, entre otros, no han podido a
la fecha sustraerse a la penetración de esta ideología.
Martha Chávez Cossío, presidió la delegación oficial
peruana ante la IV Conferencia Mundial sobre la Mujer, celebrada en Beijing,
República Popular China, del 4 al 15 de setiembre de 1995, conforme a la
Resolución Suprema No. 372-95-RE. Designación que recayó en ella por cuanto un
mes antes se había convertido en la primera mujer en presidir el Parlamento
peruano, luego de acceder a una curul para el período parlamentario 1995-2000.
Chávez Cossío, en su artículo “Género” en la declaración y plataforma de acción
de Beijing (I), publicado en el diario Expreso (Lima, 18 de junio de 2019),
manifestó: “Era fácil advertir que se buscaba darle a la salud reproductiva el
mayor protagonismo en el tema de la mujer, y convertir el aborto en símbolo de
su empoderamiento, pese a que formalmente –quizás para desilusión de algunos-
la Conferencia sobre Población y Desarrollo del Cairo, en 1994, lo había
proscrito como método de planificación familiar. Los promotores del aborto y de
la llamada ideología de género, aquella que pretende desconocer la
diferenciación biológica natural impresa en cada célula humana de mujeres y
hombres y el rol, también biológicamente diferenciado pero complementario, en
la generación de vida, quieren justificar en Beijing 1995 el uso del vocablo
“género” como algo distinto o ajeno a sexo femenino o masculino. Nada en los
textos aprobados en Beijing sustenta tal ideología, por el contrario refuerza
que el tema de fondo fue “igualdad de oportunidades entre mujeres y hombres”.
Inicialmente el término género se utilizaba para referirse al género
masculino o femenino, posteriormente se utilizó el término género neutro, para
referirse a las personas, indicando a los hombres y a las mujeres, en su
significado de “igualdad de género” teniendo por objetivo luchar contra la
discriminación y subordinación de la mujer, es decir, el hombre y la mujer con
igualdad de deberes y derechos, igualdad de dignidad, igualdad de trabajo,
igualdad de remuneración e igualdad de oportunidades familiares, sociales,
políticas, económicas y educativas.
El problema de la
ideología de género tiene sus orígenes en las
canteras del neomarxismo (caviares, progres, rojos radicales, comunistas
criollos y comunistas reciclados), de la filosofía antropológica, del
psicoanálisis y de la psicobiología. Tiene su fundamento teórico en los
paradigmas histórico-crítico, cultural feminista, ético y del desarrollo humano.
El pensamiento del neomarxismo ha sido
desarrollado por Jürgen Habermas, Karl-Otto Apel, Oskar Negt, Alfred Schmidt,
Albrecht Wellmer, Bertrand Russell, Simone de Beauvoir, Michel Foucault y Louis
Althusser.
Simone de Beauvoir será
quien, por primera vez se refiera al concepto de género en El segundo sexo
(1949) con las siguientes palabras: “no se hace mujer, se llega a serlo”. Kate
Millet acuñará el término de género en los años setenta (“Política Sexual”, ed.
Cátedra, Madrid, 1995) y será en los noventa, sobre todo en torno a la IV
Conferencia Mundial de las Mujeres de 1995, que pase a formar parte de las
políticas públicas.[3]
La obra El
segundo sexo, escrita entre los años 1948-1949 por Simone de Beauvoir, fue
incluida en la relación de libros prohibidos por la Iglesia Católica. Esta obra
constituye toda una enciclopedia sobre el papel que cumple la mujer en la
sociedad, basado en la literatura, la historia y la mitología. “Cuando aparece
el libro están ya superadas –por haber alcanzado sus objetivos- las
reivindicaciones sufragistas, por lo que hay que considerar esta obra como
explicativa, no reivindicativa. Simone de Beauvoir expone el desarrollo de la
opresión masculina a través del análisis de la historia, la literatura y los
mitos, atribuyendo los efectos contemporáneos de esta opresión al haberse
establecido lo masculino como norma positiva. El mundo masculino se ha apropiado
de lo positivo (ser hombre) y lo neutro (ser humano) y ha considerado lo
femenino como una particularidad negativa, la hembra. A consecuencia de esto se
ha identificado a la mujer como “lo otro”, lo que ha llevado a una pérdida de
su identidad social y personal. El sexo femenino está limitado por el conjunto
entero del patriarcado. De acuerdo con la filosofía hegeliana y sarteana, la
autora está de acuerdo con que el sujeto necesita de “lo otro” para definirse.
El problema es que la mujer ha sido constantemente definida por el mundo
masculino como “lo otro”.[4]
“Su libro El
segundo sexo (1949) significó un punto de partida teórico para distintos
grupos feministas, y se convirtió en una obra clásica del pensamiento
contemporáneo. En él elaboró una historia sobre la condición social de la mujer
y analizó las distintas características de la opresión masculina. Afirmó que al
ser excluida de los procesos de producción y confinada al hogar y a las
funciones reproductivas, la mujer perdía todos los vínculos sociales y con
ellos la posibilidad de ser libre. Analizó la situación de género desde la
visión de la biología, el psicoanálisis y el marxismo; destruyó los mitos
femeninos, e incitó a buscar una auténtica liberación. Sostuvo que la lucha
para la emancipación de la mujer era distinta y paralela a la lucha de clases,
y que el principal problema que debía afrontar el "sexo débil" no era
ideológico sino económico”.[5]
Simone de Beauvoir, tras analizar lo que es la
mujer desde el punto de vista biológico, psicoanalítico, materialista,
histórico, literario y antropológico, llega a la conclusión sobre la
insuficiencia para tener una definición completa, no obstante que cada uno de
ellos nos da una definición de lo que es la mujer como la “Otredad”, “lo otro”
frente a lo masculino. “Una no nace mujer: se hace mujer”.
La filósofa Simone de Beauvoir busca la
reivindicación y emancipación de la mujer, aboga por la igualdad de deberes,
derechos y oportunidades entre hombres y mujeres, y que la mujer trascienda a
través de sus propios proyectos de vida y no constituya la tradicional sierva y
esclava de los hombres ni se mantenga históricamente bajo el yugo de los
hombres o su mera utilización como objeto sexual de la publicidad y de los
hombres.
Después de la segunda guerra mundial, junto con
Simone de Beauvoir lucharon por la emancipación de la mujer Betty Friedman,
Kate Millett, Gloria Steinem y Germaine Greer.
Renzo Paccini, en su artículo “Ideología de género en América Latina” afirma:
“La ideología de género, elevada al rango académico de “estudios de género”, es
impartida hoy en el postgrado de varias universidades en prácticamente todos
los países latinoamericanos. Varios de estos “estudios de género” están
coordinados por la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO),
creada por la UNESCO en 1957, dedicada a la investigación, docencia y difusión
de las ciencias sociales. Cuenta con unidades en quince países de la región, en
los que ofrece, desde el año 2001, un Programa Regional de Formación en Género
y Políticas Públicas, con el objetivo de capacitar profesionales que puedan
introducir la perspectiva de género de manera transversal en instituciones
educativas y universidades, instituciones gubernamentales y políticas,
organizaciones regionales e internacionales, y en medios de comunicación. Así,
la cultura latinoamericana viene siendo silenciosamente infiltrada en sus
estructuras claves por esta ideología.”[6]
El Cardenal Francisco Javier Errázuriz Ossa, en el Prólogo a “Introducción
a la ideología de género” señala: “Poco más adelante se proclamó la “identidad
de género”, y la palabra género comenzó a incluir las diversas inclinaciones y
autodefiniciones sexuales de los individuos. La palabra abarcó las
inclinaciones lesbianas, gay, bisexuales, transexuales e intersexuales (LGBTI),
además de las heterosexuales. Entre ellas, no se diferenciarían por ser ciertas
tendencias las normales o naturales, mientras que otras las excepcionales. No.
Todas ellas serían de igual valor. Así la palabra género se separó de la
naturaleza del hombre y de la mujer, y de la diferencia biológica y procreativa
entre ambos. Se afirmó que el contenido de cada identidad de género era un
producto sociocultural e histórico y, por eso mismo, variable. Es más, en
nombre de la libertad absoluta de cada individuo, se proclamó el derecho de
toda persona a optar por su género. Un número reducido de personas, al hacer
uso del “derecho” a optar por una tendencia diferente a su sexo biológico,
recurrió a la cirugía para tener un cuerp0o lo más semejante posible a la
opción hecha”. [7]
LA IGLESIA CATÓLICA FRENTE A LA IDEOLOGÍA DE GÉNERO
El 18 de diciembre de 2008, la delegación de la Santa Sede al expresarse en
la 63° sesión de la Asamblea General de la ONU respecto a la “Declaración sobre
derechos humanos, orientación sexual e identidad de género” precisó que el
documento francés “no es un documento destinado in primis a la
despenalización de la homosexualidad en los países donde todavía es perseguida,
como se dice en los medios de difusión masiva, simplificando”, sino más bien
“promueve una ideología de la identidad de género y la orientación sexual” y
“pone en riesgo el ejercicio de otros derechos humanos” como la libertad de
expresión, de pensamiento, de conciencia y de religión.
El Papa Benedicto XVI, en la audiencia para la Curia Romana,
el 22 de diciembre de 2012 expresó: “Dado que la fe en el Creador es parte
esencial del Credo cristiano, la Iglesia no puede y no debe limitarse a
transmitir a sus fieles sólo el mensaje de la salvación (…). También debe
proteger al hombre contra la destrucción de sí mismo. Es necesario que haya
algo como una ecología del hombre, entendida correctamente. Cuando la Iglesia
habla de la naturaleza del ser humano como hombre y mujer, y pide que se
respete este orden de la creación, no trata de una metafísica superada”.
“Lo que con frecuencia se expresa y entiende con el término “gender”, se
reduce en definitiva a la auto-emancipación del hombre de la creación y del
Creador. El hombre quiere hacerse por sí solo y disponer siempre y
exclusivamente por sí solo de lo que le atañe. Pero de este modo vive contra la
verdad, vive contra el Espíritu creador. (…) Grandes teólogos de la Escolástica
calificaron el matrimonio, es decir, la unión de un hombre y una mujer para
toda la vida, como sacramento de la creación, que el Creador mismo instituto y
que Cristo, sin modificar el mensaje de la creación, acogió después en la
historia de la salvación como sacramento de la nueva alianza”.
PAPA FRANCISCO: LA IDEOLOGÍA DE GÉNERO ES UNA VERDADERA
COLONIZACIÓN IDEOLÓGICA
Su Santidad el Papa Francisco, en su peregrinaje a Cracovia el 27 de julio
de 2016 con motivo de la Jornada Mundial de la Juventud, al término del diálogo
con los obispos polacos sobre diversos temas se refirió en términos duros a la
ideología de género calificándola como una verdadera colonización
ideológica. He aquí su severa declaración:
“El problema es mundial: La explotación de la creación y la explotación de
las personas. Estamos viviendo un momento de aniquilación del hombre como
imagen de Dios. Quisiera concluir aquí con este aspecto, porque detrás de esto
hay ideologías. En Europa, América, América Latina, África, en algunos países
de Asia, hay verdaderas colonizaciones ideológicas. Y una de éstas -lo digo
claramente con “nombre y apellido”- es el gender. Hoy a los niños -a los
niños- en la escuela se enseña esto: que cada uno puede elegir el sexo. ¿Por
qué enseñan esto? Porque los libros son los de las personas y de las
instituciones que dan el dinero. Son las colonizaciones ideológicas, sostenidas
también p0or países muy influyentes. Y esto es terrible. Hablando con Papa
Benedicto, que está bien y tiene un pensamiento claro, me decía: “Santidad,
ésta es la época del pecado contra Dios creador”. Es inteligente. Dios ha
creado al hombre y a la mujer. Dios ha creado al mundo así, así, y nosotros
estamos haciendo lo contrario. (…) Lo que ha dicho el Papa Benedicto tenemos
que pensarlo: “Es la época del pecado contra Dios creador”. Esto nos ayudará.”[8]
En la segunda exhortación apostólica postsinodal Amoris
Laetitia[9],
del Papa Francisco, firmada el día 19 de marzo de 2016 y hecha pública el 8 de
abril, manifestó: “56. Otro desafío surge de diversas formas de una ideología, genéricamente
llamada gender, que «niega la diferencia y la reciprocidad natural
de hombre y de mujer. Esta presenta una sociedad sin diferencias de sexo, y
vacía el fundamento antropológico de la familia. Esta ideología lleva a
proyectos educativos y directrices legislativas que promueven una identidad
personal y una intimidad afectiva radicalmente desvinculadas de la diversidad
biológica entre hombre y mujer. La identidad humana viene determinada por una
opción individualista, que también cambia con el tiempo». Es inquietante que
algunas ideologías de este tipo, que pretenden responder a ciertas aspiraciones
a veces comprensibles, procuren imponerse como un pensamiento único que
determine incluso la educación de los niños. No hay que ignorar que «el sexo
biológico (sex) y el papel sociocultural del sexo (gender), se
pueden distinguir pero no separar». Por otra parte, «la revolución biotecnológica
en el campo de la procreación humana ha introducido la posibilidad de manipular
el acto generativo, convirtiéndolo en independiente de la relación sexual entre
hombre y mujer. De este modo, la vida humana, así como la paternidad y la
maternidad, se han convertido en realidades componibles y descomponibles,
sujetas principalmente a los deseos de los individuos o de las parejas». Una
cosa es comprender la fragilidad humana o la complejidad de la vida, y otra
cosa es aceptar ideologías que pretenden partir en dos los aspectos
inseparables de la realidad. No caigamos en el pecado de pretender sustituir al
Creador. Somos creaturas, no somos omnipotentes. Lo creado nos precede y debe
ser recibido como don. Al mismo tiempo, somos llamados a custodiar nuestra
humanidad, y eso significa ante todo aceptarla y respetarla como ha sido
creada”.
PRINCIPALES ELEMENTOS DE LA IDEOLOGÍA DEL GÉNERO SEGÚN LA
CONFERENCIA EPISCOPAL VENEZOLANA
Según la Conferencia Episcopal Venezolana, es necesario, ver
con perspectiva, los principales elementos de la así llamada ideología del
género[10]:
A. Se desconoce el plan creador de Dios y se desconoce que somos
criaturas creadas, que nos precede y nos orienta: “macho y hembra los crea” y
los bendijo Dios. “Sed fecundos y poblad la tierra”.
B. El hombre se ha liberado en su cuerpo y en su alma de su ser natural
o creado. No hay naturaleza humana, por tanto, el hombre se vuelve “creador”,
capaz de descontrol y construir el género humano, su desarrollo. Vale todo, sin
ningún respeto por el otro.
C. Niega la diferencia sexual entre hombre y mujer, por tanto, su
complementariedad sexual y su reciprocidad en el amor.
D. La identidad sexual es fruto de una decisión libre y puede cambiar
con el tiempo.
E. Si la familia no se funda en la diferencia sexual (varón y mujer),
cualquier iniciativa de tipo afectivo sexual puede constituir “una
familia". Por eso se está hablando de diversos tipos de familia.
F. Con motivo de la "inclusión” y de la libertad que tiene cada
persona, se impone como “pensamiento único posible” aceptar cualquier decisión
legal sobre esta materia. De tal manera que es atacado y perseguido el que
habla o defiende que la familia la constituyen un hombre y una mujer. Esto hoy
sucede en muchos países: persecución, penas y multas, expulsión de tareas
docentes, etc.
G. El acto generativo se manipula y se desvincula del papel procreador
del hombre y la mujer: paternidad y maternidad son realidades componibles y
descomponibles.
H. Los proyectos educativos están inmersos de esta visión. Basta ver los
ejemplos de familia en los libros de Educación sexual.
L. Los Tribunales expresamente legislan sobre los aconteceres en materia
afectivo sexual porque ellos deben regular las libres iniciativas de
vinculación afectiva de los seres humanos. Hay agenda legislativa mundial y en
cada nación.
J. Los medios de comunicación muestran una apertura a estos
planteamientos: por ejemplo, la publicidad de algunas publicaciones que colocan
en portada una niña transexual y dedicar la edición a esta temática.
[2] -Gloria
Calvo. La importancia de la equidad de género en los logros de aprendizaje. http://www.unesco.org/new/fileadmin/MULTIMEDIA/FIELD/Santiago/pdf/Gloria-Calvo-UNA-Colombia.pdf
[3]
En enfoque de género en la intervención social. https://xenero.webs.uvigo.es/profesorado/carmen_verde/manual.pdf
[4]La
Enciclopedia del Estudiante. 19. Historia
de la Filosofía. Santillana Educación, S.L., Buenos Aires, julio de 2011,
p.265.
[6]
Renzo Paccini. “Ideología de género en América Latina”. http://ucsp.edu.pe/cpsc/wp-content/uploads/2016/05/articulo6.pdf
[10]
Conferencia Episcopal
Venezolana. Orientaciones sobre la Familia y la Sexualidad. http://www.humanitas.cl/cuadernos/orientaciones-sobre-la-familia-y-la-sexualidad-cuaderno-h35