CONCEPTO DE RESILIENCIA Y LAS PERSONAS RESILIENTES
Escribe: Dr.
Eudoro Terrones Negrete
CONCEPTO DE RESILIENCIA
En el transcurso de la existencia humana hay
problemas, situaciones traumáticas, circunstancias y dificultades que producen incertidumbre, frustración, ansiedad,
depresión, estrés, tristeza, preocupación, temor, cólera y que deben ser
resueltos por las personas para lograr sus objetivos y metas como son la paz,
el bienestar, la felicidad y el éxito personal, laboral o profesional. Para
ello es necesario que las personas evalúen, potencien, utilicen y pongan en
acción todos los recursos físicos, psicológicos y éticos de lo que disponen. Pero
también es fundamental el desarrollo de la resiliencia como una gran cualidad, virtud,
competencia y capacidad necesaria en todos los aspectos, retos, desafíos,
conflictos, adversidades y problemas de la vida humana.
El término resiliencia se incorpora en el campo de la
psicología en la década de los ochenta a partir de los estudios de Emily E.
Werner y R.S. Smith (1982), llegando a ser analizado científicamente.
Forés y Grané (2012) refieren que el término
resiliencia es muy poco conocido en el idioma español, por tal motivo las
primeras publicaciones la evitaban reemplazándola por “superación de
adversidades”. Inicialmente fue traducido del inglés como “resistencia”, pero
al no traducir ni transmitir la fuerza de su riqueza y complejidad conceptual no
fue aceptado.
John Bowlby es el
creador de la teoría del apego y es el primer autor que empleó el término
resiliencia.
El término
resiliencia deriva del verbo latino resilio, resilire,
que significa "saltar hacia atrás”, “volver a saltar”, “volver al estado
inicial”, “rebotar”, “replegarse”, “recomenzar”, “reanimarse", “resurgir”,
es decir volver a la normalidad o recuperarse después de alguna situación
crítica o dificultad inusual.
El Diccionario usual de la Real Academia de la Lengua
(RAE) lo define actualmente así: 1. f. Capacidad de adaptación de un ser vivo
frente a un agente perturbador o un estado o situación adversos. 2. f. Capacidad de un material, mecanismo o
sistema para recuperar su estado inicial cuando ha cesado la perturbación a la
que había estado sometido.
La resiliencia se define como la capacidad del ser
humano de afrontar, asumir, asimilar y positivizar con flexibilidad una serie
de “situaciones límite” y sobreponerse a ellas. La resiliencia es la capacidad humana de extraer algo positivo de los malos
eventos; es la capacidad humana de superar algo y salir optimista, fortalecido,
renovado y transformado; es la inmanente capacidad de las personas de adaptarse
y sobreponerse exitosamente a situaciones traumáticas o de alto riesgo personal en los diversos campos de la actividad
humana.
Diversos autores califican
a la resiliencia como capacidad,
habilidad, virtud, saber, acto reflejo, proceso social, mental o intrapsíquico
y la definen de la manera siguiente:
a)
Habilidad para resurgir de la adversidad,
adaptarse, recuperarse y acceder a una vida significativa y productiva (ICCB,
Institute on Child Resilience and Family, 1994).
b) Enfrentamiento
efectivo de circunstancias y eventos de la vida severamente estresantes
y acumulativos (Lösel, Blieneser y Koferl, 1989).
c) Capacidad del ser
humano para hacer frente a las adversidades de la vida, superarlas e,
inclusive, ser transformado por ellas (Grotberg, 1995).
d)
Resiliencia es saber
afrontar la adversidad de forma constructiva. Saber adaptarse con flexibilidad
y salir fortalecido del suceso traumático. Dra. Santos.
(2000).
e) La resiliencia
significa una combinación de factores que permiten a un niño, a un
ser humano, afrontar y superar los problemas y adversidades de la vida, y
construir sobre ellos (Suárez Ojeda, 1995).
f) Concepto genérico que
se refiere a una amplia gama de factores de riesgo y su relación con
los resultados de la competencia. Puede ser producto de una conjunción
entre los factores ambientales y el temperamento, y un tipo de habilidad
cognitiva que tienen algunos niños aun cuando sean muy pequeños (Osborn, 1996).
g) La resiliencia se ha
caracterizado como un conjunto de procesos sociales e intrapsíquicos que
posibilitan tener una vida “sana” en un medio insano. Estos
procesos se realizan a través del tiempo, dando afortunadas combinaciones entre
los atributos del niño y su ambiente familiar, social y cultural. Así la
resiliencia no puede ser pensada como un atributo con que los niños nacen o que
los niños adquieren durante su desarrollo, sino que se trata de un proceso que
caracteriza un complejo sistema social, en un momento determinado del tiempo
(Rutter, 1992).
h) Vinaccia, Quiceno
y Moreno (2007) definen a la resiliencia como “el conjunto de habilidades
innatas para afrontar los diferentes problemas o situaciones adversas que se le
presentan a una persona permitiéndole además, salir exitosa y fortalecida de
dichas amenazas”.
i) López (2010), dice que la resiliencia es “el conjunto de
atributos y habilidades innatas para afrontar adecuadamente situaciones
adversas, como factores estresantes y situaciones riesgosas” [1].
j) Boris Cyrulnik, preguntado sobre el concepto de
resiliencia respondió: “La definición de la resiliencia no puede ser más
sencilla: es iniciar un desarrollo después de un trauma. No puede haber una
definición más simple. Lo complicado es descubrir qué condiciones la permiten,
es decir, la segurización, la recuperación, las relaciones y la cultura. Hay
que unir todo esto para responder a esa pregunta”.
k)
“La resiliencia es un acto reflejo, una forma de afrontar
y entender el mundo, que está profundamente grabado en la mente y el alma de
una persona” (Diane L. Coutu).
l) Fraser, Richman y Galinsky (1999) consideran: “La
resiliencia implica: 1) sobreponerse
a las dificultades y tener éxito a pesar de estar expuestos a situaciones de
alto riesgo;
2) mantener la competencia bajo presión, saber
adaptarse con éxito al alto riesgo; y 3) recuperarse de un trauma
ajustándose de forma exitosa a los acontecimientos negativos de la vida.”
m) “La resiliencia es un conjunto de
procesos sociales y mentales que posibilitan tener una vida “sana”
en un medio “insano”. O dicho de otra manera, saber aprender de la
derrota y transformarla en una oportunidad de desarrollo personal” (DAMAR-
Centro de Bienestar Integral. https://www.centrodamar.com/que-es-la-resiliencia/).
LAS PERSONAS
RESILIENTES
Las personas se hacen
resilientes, no nacen resilientes, aunque algunas personas son más o
menos resilientes que otras.
La resiliencia de las personas están integradas por conductas,
pensamientos y acciones que pueden ser aprendidas y desarrolladas en el
transcurso del tiempo y cuyas decisiones se sustentan en un sistema de valores
muy fuertes, incambiables y perdurables.
Las personas se hacen resilientes
sobre la base de constante sacrificio, esfuerzo, dedicación y perseverancia, a
la vez que redescubriendo su mundo psíquico, tomando consciencia de sus
potencialidades, fortalezas, debilidades
y limitaciones, encarando con decisión oportuna y coraje las
adversidades de la vida diaria.
En virtud de la
resiliencia las personas son capaces de afrontar momentos difíciles, de
sobreponerse a todo tipo de crisis, dificultades, circunstancias de
gran adversidad o a situaciones traumáticas
como la muerte de un ser querido, la enfermedad crónica, el accidente, el despido intempestivo del trabajo, la pérdida de cualquier parte del cuerpo, la pandemia del COVID-19, la bancarrota económica, la traición en el amor, las consecuencias del
divorcio, la soledad, los
ataques terroristas, llegando a salir victoriosos y fortalecidos y desarrollando óptimamente sus
potencialidades físicas, espirituales, intelectuales y morales.
Las personas resilientes son personas con buena salud mental;
son personas positivas, optimistas, sociables y flexibles en sus pensamientos; son
personas con alta autoestima, sentido del humor, gran fortaleza y resistencia
en tiempos y situaciones desfavorables; son personas que no ceden a las
presiones interiores de su ser y convierten
sus dolores, tristezas o amarguras en una virtud dentro de su entorno social y
medioambiental.
Las personas resilientes disponen de adecuadas competencias sociales y
de un mayor equilibrio emocional que les permiten afrontar con éxito y
rápidamente situaciones de estrés, amenazas o conflictos.
Las personas resilientes están convencidas que la vida tiene un sentido
prometedor y esperanzador. Las personas resilientes tienen habilidades para
improvisar soluciones de la nada, afrontar la realidad con decisión y firmeza, dar significado a las adversidades y demostrar
rapidez para recuperarse de aflicciones.
Las personas resilientes saben convertir
la crisis en oportunidades, son capaces de desarrollar el sentido del humor, tienen una actitud
positiva, son de naturaleza optimista y de visión serena, de férrea disciplina,
serenidad y calma para afrontar la realidad, los retos o desafíos antes de que
se presenten. Son capaces de improvisar soluciones de la nada, de aprender de
las situaciones inesperadas y difíciles, de tender puentes con firmeza sobre
las catástrofes o dificultades del presente y del futuro.
Entre las cualidades fundamentales de las personas
resilientes figuran las siguientes: el autoconocimiento, la autoestima, el equilibrio emocional, la empatía, la autonomía, el afrontamiento positivo de la
adversidad, la conciencia de la realidad presente, el optimismo, la flexibilidad, la perseverancia, la sociabilidad, la sensibilidad, el sentido del humor, la tolerancia a la frustración y a la
incertidumbre.
El doctor Boris Cyrulnik, neurólogo, psiquiatra, etólogo, especialista
en la teoría del apego y referente en el campo de la resiliencia, preguntado sobre
cuáles serían las características de una persona resiliente, respondió así:
“Depende de la manera en que se construya la personalidad. Si alguien desde el
nacimiento e incluso antes ha recibido improntas biológicas que lo fortalezcan,
se desarrollará y, si le ocurre una desgracia, sabrá enfrentarse mejor a ella.
Ahí hablaríamos de “resistencia”. Si alguien está traumatizado, y, después de
la desgracia es capaz de iniciar un nuevo desarrollo, entonces hablamos de
“resiliencia”, Es decir, depende un poco de la persona y mucho de su entorno:
de su entorno antes del trauma y de su entorno después del trauma”[2]
Diane L. Coutu, antigua editora senior de Harvard Business Review,
especializada en psicología y negocios, señala: “La mayoría de teorías sobre la
resiliencia con las que me he encontrado durante mi investigación se basan en
el sentido común. Pero también he observado que casi todas ellas coinciden en
afirmar que las personas resilientes reúnen tres características: una
aceptación obstinada de la realidad, la profunda convicción de que la vida
tiene un sentido (una creencia que se sustenta sobre valores muy arraigados) y
una habilidad increíble para improvisar. Puedes conseguir recuperarse de un revés
con una o dos de esta cualidades, pero solo serás verdaderamente resiliente con
las tres. Estas características se consideran también aplicables a las
organizaciones resilientes”[3].
En la vida de las
personas, la resiliencia tiene una trascendencia teórica, formativa, metodológica
y práctica y cumple un rol fundamental e imprescindible en la adquisición y el
desarrollo de los aprendizajes durante toda la vida de las personas.
Una persona resiliente es
capaz de desarrollar conductas positivas, tomar decisiones firmes y efectivas ante
el estrés o algún conflicto, adaptarse con éxito ante tragedias, amenazas, dolores
emocionales, traumas y adversidades de la vida y premunirse de una visión y
actitud positiva y optimista de sí mismo para evitar las crisis, superar
problemas graves, salir fortalecido en su salud mental y emocional y
fortalecido de experiencias negativas.
El desarrollo de la
resiliencia en las personas es de suma utilidad por cuanto permite identificar
la confianza, el optimismo, la autoestima, el FODA (Fortalezas, Oportunidades, Debilidades,
Amenazas), y desarrollar
la capacidad de superación ante las adversidades o dificultades de la vida.
EJEMPLO DE PERSONAS RESILIENTES
Son
ejemplos de personas resilientes:
STEPHEN HAWKING, notable científico que a
pesar de su enfermedad degenerativa incurable de
Esclerosis Laterial Amiotrófica (ELA), y
que le hizo perder gran parte del control muscular de su cuerpo ha continuado
investigando y generando contenido relevante acerca del universo.
NELSON ROLIHLAHLA MANDELA,
abogado, filántropo
sudafricano, después de 27 injustos años de cárcel en condiciones deplorables, postuló
como presidente de su país (1994-1999), Sudáfrica, ganó las elecciones y sacó a Sudáfrica del
Apartheid y abrió el camino hacia la igualdad de todos los ciudadanos. El
Apartheid es un sistema de segregación racial en Sudáfrica que desde 1948 había
relegado a las poblaciones negras a marginarse a los sectores más pobres y
sufrir racismo sistemático y estructural, privando de derechos políticos a la
población negra.
VICTOR FRANKL, nacido en Viena, es
autor de teorías existencialistas, del libro "El hombre en busca de
sentido" y fundador de la Logoterapia es ejemplo de resiliencia mediante
su testimonio escrito sobre la vida en un campo de concentración, teórico superviviente del Holocausto; en 1942 él y sus padres
han sido deportados a un campo de concentración cercano a Praga.
MARK INGLIS. Este guía de
alpinismo neozelandés quedó atrapado en medio de una tormenta de nieve junto a
su mejor amigo en pleno ascenso del Monte Cook, en Nueva Zelanda. Los fríos
eran tan intensos durante los 14 días en que esperaron por el rescate, que sus
piernas se congelaron y debieron serle amputadas. Lejos de renunciar a su
pasión y su oficio, Inglis recibió piernas prostéticas de metal y se
empeñó en dominarlas a punto tal, que retomó el alpinismo y logró en 2002 subir
hasta la cima de la montaña en donde perdió sus
piernas.
MARÍA CALLAS, su nombre original María Anna Sofia Cecilia Kalogeropoulos, soprano
estadounidense de origen griego, la mejor cantante de ópera del siglo XX, nació en
Nueva York 1n 923 y murió en París en 1977. Sufrió mucho por el divorcio de sus
padres, por la traición del amor de su vida el magnate griego Aristóteles
Onasis, de quien perdió un hijo a las pocas horas de nacer, y quien después de
nueve años de relaciones amorosas la abandonó para casarse con la viuda de
Kennedy, bajó de 110 a 53 kilos en cuestión de meses. Llegó a decir “Primero
perdí mi voz, luego mi figura y por último a Onasis”. Su primer marido, el empresario acaudalado Giovanni
Menenghini, matrimonio que se rompió al cabo de diez años. Callas murió de un
ataque cardíaco.
MARILYN MONROE, cuyo verdadero nombre
es Norma Jean Baker (Mortenson, es el
apellido de su padrastro), contrajo matrimonio con James Dougherty, el 19 de
junio de 1942 y de quien se divorciaría cuatro años después en 1946. El
14 de enero de 1954 M. Monroe contrajo matrimonio con el mítico jugador de
béisbol Joe DiMaggio,
uno de los primeros deportistas estadounidenses cuya popularidad era comparable
a la de una estrella del cine, pero sólo unos meses después, el 27 de octubre
de 1954, DiMaggio y Marilyn se divorciaron. Además del reciente fracaso sentimental
con DiMaggio, no cesaba de luchar para demostrar que era algo más que una cara
y una figura bonitas. Contantemente era acosada por parte de los directivos de
las productoras. Tomaba períodos de descanso en clínicas por las
constantes depresiones en que se veía sumida. El
29 de junio de 1956 se casó con el escritor y dramaturgo Arthur Miller y en 1961 sin
divorciarse, se distanciaron de manera irremediable y vinieron nuevas
depresiones, nuevas estancias en sanatorios o clínicas de descanso, consumo de
alcohol, píldoras barbitúricos. Falleció el 5 de
agosto de 1962 a causa de una sobredosis de barbitúricos en su casa de
Brentwood, California, el médico certificó que se trataba de un suicidio. La americana People Magazine la consideraba la mujer más sexy
del siglo XX.
[1] López, M. (2010). La resiliencia y
su relación con la educación. Recuperado el 23 de mayo del 2011 desde:
http://es.scribd.com/doc/36370583/aproximacion-alconcepto-de-resiliencia-y-su-relacion-con-la-educación.
[2] https://www.youtube.com/watch?v=_IugzPwpsyY
[3]
Diane Coutu, “1.Cómo funciona la resiliencia”, en “Inteligencia Emocional.
RESILIENCIA”. Harvard Business Review Press. Barcelona-España, 3ª. Reimpresión,
abril 2019, p.11.