Artículos periodísticos y de investigación

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10 de febrero de 2025

Comentario de la obra APRISMO Y NUEVO ESTADO PARA LA GRAN TRANSFORMACIÓN EN EL SIGLO XXI

COMENTARIO DE LA OBRA

 APRISMO Y NUEVO ESTADO PARA LA GRAN TRANSFORMACIÓN EN EL SIGLO XXI

        


Escribe: 

Olga Amelia Cribilleros Shigihara[1]

 


Quiero iniciar mi comentario a esta magnífica obra Aprismo y Nuevo Estado para la Gran Transformación en el Siglo XXI, haciendo un reconocimiento a su autor, mi estimado compañero Eudoro Terrones Negrete, acucioso investigador de la realidad política peruana y latinoamericana, escritor polifacético; quien nos permite a través de estas páginas, reflexionar sobre la severa crisis política actual del Perú, revalorando la majestuosa creación del líder indoamericano Víctor Raúl Haya de la Torre, el APRA continental, que en el marco conmemorativo de su centenario, sigue siendo la expresión más prístina y genuina de la política entendida como método o principio de gobierno, como línea coherente y permanente de acción para la gran transformación del Estado, no un cambio o transformación caprichosa, sino aquel que fluye en un momento determinado de las situaciones morales, económicas, sociales y políticas de un país.

 

Bien hace don Eudoro Terrones, al describir, en su Capítulo I, al Estado entendido por filósofos, teólogos e ideólogos, y que, en su proceso dialéctico de construcción, podemos decir que todos aspiraban a un estado promotor del desarrollo; sin embargo, en esta lucha de contrarios, destaca nítidamente el inmortal Haya de la Torre, quien aspiró  a un estado que libere al hombre de toda explotación, sea esta por la fuerza imperialista o por un estado capitalista opresor.

 

Esta transformación del Estado, parte por la gran revolución de los espíritus, teniendo como base el conocimiento de su realidad, desarrollando identidad y sentido de pertenencia en principio y en acción, actuar con responsabilidad histórica hacia la construcción de la ansiada patria grande, su Indoamérica unida, justa, solidaria, democrática y promotor del desarrollo humano.

 

Haya de la Torre, entiende y propone un estado al servicio de la persona humana, que garantice su dignidad, principio consagrado en nuestra Carta Magna, que él refrendara en 1978. Estado que cumpla una función unificadora y no disgregante, que no sea plagio de realidades externas, un Estado que responda a la expectativa ciudadana, con instituciones libres de todo caudillismo, que dignifique la condición humana en su unidad de trabajadores manuales e intelectuales.

 

En lo que respecta al Capítulo II, La política en el Perú; estamos totalmente de acuerdo con su autor, debemos tener muy claro que la doctrina de un partido político está constituida por las ideas y los principios con los que nace, es la base sobre la que se construyen los programas del partido y los programas de gobierno con los que se busca dirigir los pueblos, las regiones y el país. De esta manera se construye, se fortalece y, obviamente, se mantiene vigente la democracia y con ella la institucionalidad de los países.

 

En este contexto de ideas, frente a movimientos que surgen, en vísperas de un proceso electoral, reclutando tránsfugas y mercaderes que subastan los intereses supremos del pueblo peruano al mejor postor, es menester recordar que el Partido Aprista Peruano, toma forma teniendo como base las ideas y los principios éticos de Víctor Raúl Haya de la Torre, quien es el faro orientador de nuestro quehacer político como partido, que en él y en los viejos militantes, frente a las circunstancias tan adversas que históricamente enfrentaron, dejaron de ser palabras para ser acción.

 

Convicción primero en ellos, que luego se trasladó a todo un pueblo que encontró coherencia y liderazgo en su accionar; en quien siempre mantuvo el recuerdo de su vinculación con el pueblo desde su infancia, así como su compromiso con sectores sociales en la búsqueda de mejores condiciones de vida y de trabajo en su juventud. Convicción de quien reconocemos como Maestro y Guía, como en quienes abrazaron su ideología, su doctrina y junto a él, físicamente y en sus ideas, sembraron el Aprismo y que se mantiene vigente sobre las vidas de los mártires, las cárceles y los destierros; que lejos de destruir nuestra organización, permitieron que ésta se fortaleciera. No puede ser de otra forma, cuando son transparentes las ideas y cuando se tiene grandeza ética. Convicción de quien aspiraba, según sus propias palabras, a un partido superior al individuo, que pudiera desarrollarse sin su ayuda y al que él perteneciera sin ser su caudillo. Por sus obras lo conocemos, por sus luchas entre y con los trabajadores manuales e intelectuales, en sus luchas con los estudiantes que, desde los hechos de Córdova, inspiraron a América Latina por la gran Reforma Universitaria a precio de cárcel y de destierro; por eso en el tiempo, Haya de la Torre se  mantiene y se mantendrá vigente, como se mantienen vigentes las figuras  de sus más cercanos colaboradores, que no arriaron banderas ni espíritu en las duras horas en que la historia y las dictaduras los pusieron a prueba.

 

Las reflexiones de mi compañero Eudoro Terrones, respecto al Capítulo III–Aprismo y Nuevo Estado para la Gran Transformación en el Siglo XXI, me lleva a evocar una vez más a Haya de la Torre creador por excelencia, quien nos deja un pensamiento nuevo que surge del escudriñamiento de nuestra realidad. Abogó por el pensamiento crítico, autónomo y original, para romper con el colonialismo mental. Haya sostenía que, si las realidades son diferentes, los problemas son diferentes y por tanto las soluciones tienen que ser diferentes. Solución a nuestros propios problemas, no copiando a Europa, de ahí la aplicación del método marxista, como análisis de realidades totalmente diferente a Europa.

 

Haya y Orrego, principales filósofos del Aprismo, del Perú y de América Latina, concebían la política como método científico, que buscaba la transformación social. Basado en un pensamiento vivo que asimila la realidad para transformarla en beneficio de hombres de carne y hueso, he ahí su profundo humanismo. Había que desarrollar el sentido de pertenencia, enseñar a amar al Perú, es uno de sus grandes legados, actuar con responsabilidad histórica, desarrollar la voluntad de ser y la voluntad de poder, sólo así estaríamos construyendo la patria grande iluminada por la justicia social.

 

En 1928 cuando escribe El Antiimperialismo y el APRA, en México, planteó la tesis de que la realidad latinoamericana era diferente de la rusa, y, que, por lo tanto, las soluciones no pasaban por Moscú.

Su propuesta original respecto al imperialismo es que éste determina nuestra situación de dependencia, de pobreza y de miseria, y que, solo promoviendo nuestra independencia, a través de la industrialización de nuestra economía de saber tratar con el capital, seríamos capaces de generar interdependencia, por ello criticó la política entreguista de los gobiernos.

 

Haya de la Torre, no se opone al capital, como muchos no entendieron. Era consciente de la ayuda económica y tecnológica de los países desarrollados, pero con un Estado promotor del desarrollo, regulador de la economía, planificador y democrático, basado en el consenso nacional.

 

Finalmente, en el Capítulo IV, respecto al mundo globalizado de hoy, avizorado por Víctor Raúl, coincidimos con el autor, en la necesidad de concertar esfuerzos, bajo el modelo hayadelatorreano de una educación indoamericana, que rompa con el colonialismo mental. Nuestra juventud, avasallada por el vertiginoso desarrollo científico y tecnológico, tiene que sentir el acrecentado llamado a crear una cultura latinoamericana nueva, que sea capaz de dar respuesta a nuestros propios problemas, nos queda la tarea pendiente de la revolución democrática a la que llamó Pan con Libertad, “ni pan sin libertad, ni libertad sin pan”. Y en respuesta a este imperativo, crea un partido aprista, antiimperialista e integracionista, dando fe de ello, los múltiples organismos que se han creado en América Latina: CAN, MERCOSUR, PARLATINO, INTEGRACIÓN CARIBEÑA, ALIANZA DEL PACÍFICO, entre otros.


Recuperada nuestra institucionalidad, el APRA imbuida del sentimiento propio de una gran legión de creyentes, ha recuperado su fe, para convertirse en la esperanza que nuestro pueblo peruano e indoamericano necesita hoy, democracia económica sí, derecho a la vida, a la salud, al empleo, sí, pero también  democracia política, humanista, libertad de expresión, pluralismo político, todo aquello que representa ejercicio de la libertad, actualizándonos en el dinamismo que los cambios históricos exigen, así como recuperar su fuerza moral, para hacer de nuestro gran partido, la piedra angular que sostenga la democracia en el Perú.

 

Cierro estas líneas con profunda gratitud a mi compañero Eudoro Terrones Negrete, a quien le extiendo mi abrazo fraterno desde Trujillo, lugar donde yace la luz.

 

Trujillo heroico, febrero del 2025.


  


[1] Olga Amelia Cribilleros Shigihara, Magister en Educación, Docente en la Universidad Privada Antenor Orrego, ex regidora de la Municipalidad Provincial de Trujillo y congresista PAP por La Libertad (2008-2011). 

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