ALAN GARCÍA:
EL ESTADISTA, CON EXPERIENCIA DE GOBIERNO Y VISIÓN DE FUTURO
Escribe: Eudoro Terrones Negrete
Entre los candidatos a la presidencia de la
República para el periodo 2016-2021, Alan García es uno de los pocos políticos en
el Perú que reúne las condiciones de estadista, experiencia de gobierno y
visión de futuro de la realidad nacional, latinoamericana y mundial.
Nació en Lima, el 23 de mayo de 1949, abogado de
profesión, con estudios de doctorado en Derecho Constitucional y en Sociología, incursiona en la vida política peruana ejerciendo diversos cargos en el Partido
Aprista Peruano; es elegido diputado nacional, miembro de la Asamblea
Constituyente y democráticamente asume la presidencia de la República en dos periodos: 1985-1990 y 2006-2011.
En su primer gobierno (1985-1990), electo
presidente de la República a los 35 años de edad, enfrenta la crisis económica
de la deuda externa y al fenómeno terrorista de Sendero Luminoso que produjo miles
de muertes a ciudadanos, campesinos, maestros, empresarios y a miembros de las
Fuerzas Armadas y Policiales. Su gobierno tuvo alzas y bajas en todo
orden, hiperinflación, estatización de la Banca y el no pago a la deuda
externa. Encaró la recesión mundial y el desorden social causado por el
terrorismo masivo.
En abril de 1992, luego del repudiado golpe de
Estado perpetrado por Alberto Fujimori, fuerzas militares asaltaron su
domicilio. Con su vida en peligro, y tras dos meses en la clandestinidad,
Colombia le concedió asilo político, por lo que tuvo que vivir en este país durante
varios años y, posteriormente, en Francia, hasta enero de 2001, cuando
finalmente decide volver al Perú para reincorporarse a la lucha política, por
la libertad y la justicia social de los
que menos tienen.
García Pérez al postular como candidato a las
elecciones generales en junio de 2001, obtuvo el 47 % de los votos. En el año
2004 es elegido presidente del Partido Aprista Peruano. En junio del 2006, la
inmensa mayoría nacional lo elige Presidente de la República, con el52,6 % de
los votos.
El segundo mandato de Alan García, a decir de
propios y extraños, fue exitoso en todo orden y sentido. Se caracterizó por el
alto nivel del crecimiento económico alcanzado, cuyo promedio en el período
2006-2011 fue de 7 %, el mayor obtenido en décadas por gobierno alguno. Durante
el quinquenio se redujo la pobreza en 20
puntos (del 48 % al 28 %) y se observó un extraordinario desarrollo de
infraestructura, en puertos, carreteras, electrificación y saneamiento.
Alan García, discípulo predilecto del fundador y
jefe del Aprismo, Víctor Raúl Haya de la Torre, es en la actualidad el gran
líder carismático, idóneo e intérprete de las aspiraciones y necesidades del
pueblo peruano.
En su segundo gobierno constitucional, García Pérez
supo trabajar con todos y para todos, sin exclusión partidaria ni política. Supo
aglutinar a las fuerzas independientes en
su gabinete ministerial, alentó la fe y la esperanza del pueblo en un mañana
común. Gobernó con responsabilidad y realismo, inyectando dinamismo e
inteligencia, entusiasmo y acción innovadora para crecer democráticamente, con
orden, autoridad, igualdad, fraternidad, libertad de expresión y justicia
social.
En el proceso electoral del 2016, es de intuir que
el electorado peruano premunido de una mayor conciencia social y
responsabilidad histórica y sin odios ni venganza, sabrá escoger, entre todos
los candidatos al que mejor encarne sus sentimientos, interprete sus aspiraciones,
cumpla sus promesas y resuelva sus aspiraciones a una mejor calidad de vida y
resuelva con el pueblo los problemas del país.
Es de esperar que la ciudadanía opte por las
propuestas y el plan de gobierno de Alan García, las mismas que han sido elaboradas
con criterio realista y técnico, con conocimiento de los problemas del país y
con conciencia histórica.
Somos conscientes que los que salen nos dejan un
país confuso, inseguro, contradictorio, con decrecimiento, con obras
inconclusas y por investigar, y con un ovillo de corrupción aún no desmadejado, no revelado y no sancionado
totalmente.
El compromiso de Alan García, al recibir el mandato del pueblo peruano
para el periodo de gobierno 2016-2021, no puede ser otro que el de reformar el
sistema político para que tenga legitimidad social, credibilidad en la
población y apoyo popular; generar más empleo digno y salario justo para la
juventud, los campesinos y la inmensa mayoría nacional; erradicar la violencia
criminal y garantizar la seguridad ciudadana; rescatar los valores de los
deberes perdidos en la familia, en las empresas, en el Estado y en la sociedad.
El país tiene que volver a crecer socialmente,
económicamente, educativamente y, ahora más que nunca, moralmente. El Perú ya
no está para jugar un partido de cinco años con aprendices de la política, con
improvisados en el manejo de la cosa pública o con el denominado “outsider”. La
política es la ciencia del buen gobierno. Hay que recuperar el tiempo perdido,
reformar y reconstruir el Estado para convertirlo en un Estado eficiente y
líder en Sudamérica.