Artículos periodísticos y de investigación

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26 de marzo de 2020

PROBLEMÁTICA DE LA INVESTIGACIÓN CIENTÍFICA EN EL PERÚ A LA LUZ DEL PENSAMIENTO CIENTÍFICO DE LOS PERSONAJES DE LA INTELECTUALIDAD PERUANA


PROBLEMÁTICA  DE LA INVESTIGACIÓN CIENTÍFICA EN  EL PERÚ A LA LUZ DEL PENSAMIENTO CRÍTICO DE LOS  PERSONAJES DE LA INTELECTUALIDAD PERUANA

Escribe: Eudoro Terrones Negrete

En los párrafos siguientes expondremos la problemática de la investigación científica en el Perú a la luz del pensamiento crítico de los personajes de la intelectualidad peruana. Cabe referir, entre ellos, a Francisco García Calderón Rey, Javier Prado Ugarteche, Manuel Vicente Villarán, Julio C. Tello, Víctor Andrés Belaunde, José Carlos Mariátegui, Víctor Raúl Haya de la Torres, Luis Alberto Sánchez, Emilio Barrantes Revoredo y Carlos Cueto Fernandini. También Antonio Pinilla Sánchez Concha, Jorge Lazo Arrasco, Luis Alberto Peláez Pérez, Fidel Tubino Arias Schreiber, Iván Elio Rodríguez Chávez, Raimundo Villagrasa, S.J., Carlos Bustamante Monteverde, Cecilia Thorne y Carlos del Río C.

Francisco García Calderón Rey (1883-1953)

García Calderón Rey en su obra “El Perú Contemporáneo” (Paris, 1907) expresa:   “al reinado del memorismo y de la escolástica superficial, a la ciencia de palabras, hay que oponer la ciencia de las cosas, el “realismo” educativo y que la universidad debe formar profesionales con sólidos principios y valores éticos, como garantía de la unidad e integración del país sobre la base de la solidaridad patriótica nacional, la libertad, la tolerancia, la responsabilidad social, los deberes cívicos y el desarrollo de la conciencia personal. “Y, desde el punto de vista estrictamente científico, la Universidad peruana y la americana deben difundir la ciencia y seguir la producción extranjera, sin, por cierto, olvidar una cierta colaboración a la ciencia universitaria. El estudio de nuestro medio geográfico, la antropología de nuestras razas, la experiencia sociológica de nuestra historia, pueden contribuir al conocimiento científico de la tierra y del hombre”.

Javier Prado y Ugarteche (1871-1921)

Javier Prado y Ugarteche, ex rector de la Universidad de San Marcos y ex presidente del Consejo de Ministros, proclamado por los estudiantes “Maestro de la Juventud”, en su obra “La enseñanza universitaria” revela que en la universidad peruana “no se estimula el espíritu de observación y reflexión ni se hace labor investigativa y de profundización científica...” y tras calificar a la enseñanza universitaria de meramente expositiva, de superficial preparación para el examen, el cultivo de la memoria y de las facultades receptivas del alumno, dejando sin ejercicio sus facultades críticas y productivas, recomienda que la educación universitaria en el Perú se consagre a la investigación científica, a la capacitación profesional y a la tarea educativa.

Manuel Vicente Villarán (1873-1958)

Manuel Vicente Villarán, ilustre maestro universitario sanmarquino, educador positivista y ex rector de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (1922), era partidario de una educación universitaria con fines económicos y sociales, en la que se enseñe a trabajar y a producir con inteligencia, responsabilidad social, entusiasmo, transparencia y perseverancia, que se enseñe no sólo a buscar la verdad sino a encontrarla, y no sólo a encontrarla también a aplicarla creativamente y a “hacer hombres en un ambiente de libertad”. Pensó en todo momento y lugar que la formación profesional universitaria debe ir de la mano con la formación científica y técnica.
La doctora María Luisa Rivara de Tuesta, al comentar en su obra “Tres ensayos sobre la filosofía en el Perú”, sobre la posición positivista de  Manuel Vicente Villarán manifiesta: “Villarán ha de considerar que la educación científica es un factor determinante en la vida del hombre y de la sociedad en que vive, por lo tanto el nuevo hombre peruano debe dejar atrás la preparación verbalista y abstracta, la ambición por los títulos universitarios, las preferencias literarias y emprender una nueva formación educacional basada en los principios empíricos de la ciencia experimental. Con esta educación el hombre progresaría no solo personalmente sino que lograría modificar sustancialmente cada comunidad en que viviese conduciéndola hacia el progreso económico. Y es que a través de la praxis científica el hombre descubriría nuevos intereses de conocimiento sobre su medio circundante y al lograr el contacto armonioso con su realidad se integraría a ella como ser humano cabal, es decir, conociendo científicamente e integrándose a su realidad obtendría provecho personal y lograría también un efecto en su colectividad resolviendo problemas sociales, políticos y sobre todo económicos...”

Julio C. Tello (1880-1947)

Julio C. Tello, fue un Sabio peruano, arqueólogo, fundador de la Arqueología Científica en el Perú, creador del Museo de Antropología y Arqueología (1913), fundador del Instituto de Investigaciones Antropológicas (1931) como dependencia del Museo Nacional y descubridor de la necrópolis de Paracas (1925). 
A su iniciativa nace la Asociación Peruana para el Progreso de la Ciencia en el Perú y reconocida oficialmente por el gobierno de Augusto B. Leguía. Es autor del Proyecto para la Formación de Profesores a nivel secundario en las Facultades de Ciencias y Letras de la Universidad de San Marcos. Su proyecto procuraba combatir los errores que se derivan del intelectualismo, de la falta de reflexión seria y profunda y propendía a enfatizar la enseñanza de la doctrina científica y técnica y la implementación rigurosa de los Seminarios para estimular el desarrollo del espíritu científico y del trabajo productivo en equipo e integración de estudiantes y maestros y así lograr profesionales eficientes.

Víctor Andrés Belaunde (1883-1966)

Víctor Andrés Belaunde, escritor arielista arequipeño, de brillante verbo y original estilo, orador, político, fundador y editor desde 1918 de la revista Mercurio Peruano, maestro universitario, acucioso investigador con fibra peruanista de los problemas del país, uno de los más preclaros exponentes de la inteligencia en el Perú y ex presidente de la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (1959). 
V. Andrés Belaunde señala que uno de los principales aspectos del problema universitario es el de la “formación de un profesorado universitario de verdadera preparación científica y de intensa vocación profesional”.
Afirma que es necesario aplicar nuevos métodos de enseñanza-aprendizaje para lograr una universidad moderna: “Nosotros no hemos tenido hasta ahora sino el de la llamada lección magistral o la disertación. Tal método necesita ser reemplazado por la más activa cooperación entre maestros y discípulos, por la asignación de trabajos a éstos y por el establecimiento del seminario para los estudios especializados”.

José Carlos Mariátegui (1894-1930)

José Carlos Mariátegui, escritor moqueguano, periodista autodidacta, en su obra “7 ensayos de interpretación de la realidad peruana”, luego de afirmar que la universidad era el “lazo de unión entre la república y la colonia”, sostuvo: “la universidad no cumplía su función progresista y creadora en la vida peruana, a cuyas necesidades profundas y a cuyas corrientes vitales resultaba no sólo extraña sino contraria”.

Víctor Raúl Haya de la Torre (1895-1979)

Víctor Raúl Haya de la Torre, extraordinario político, escritor, ensayista y periodista, fundador de la Alianza Popular Revolucionaria Americana (APRA), estudioso de los problemas de la realidad peruana  y latinoamericana, propulsor en Perú de la Reforma Universitaria, desempeñó los cargos de primer presidente de la Federación de Estudiantes del Perú y primer rector de la Universidad Popular Gonzáles Prada. En 1978 fue elegido Presidente de la Asamblea Constituyente del Perú.
Ha sido infatigable promotor y defensor de la jornada de las ocho horas diarias en el Perú y de la educación gratuita en todos los niveles y modalidades.
En sus coloquios cotidianos y manifestaciones públicas abogó por una educación integral, científica, democrática, popular, tecnológica, humanística y ética.
En su histórico Discurso del 22 de agosto de 1965 dijo que los apristas querían “darle a las universidades una nueva validez, un nuevo sentido, una nueva proyección. Hacerlas verdaderos centros de cultura. Desprofesionalizarlas, en el sentido de que no sólo el diploma fuera del objetivo del universitario. Crear los ámbitos de la investigación desinteresada. Hacer de ellas lo que han sido las universidades del mundo, en el campo científico, la exploración, en las que no es el interés profesional lo que prevalece, sino el amor a la ciencia y la devoción por la cultura. Ese fue el afán de la revolución o Reforma Universitaria. Y así comenzó. Había que sanear, había que limpiar las cátedras donde permanecían aferrados viejos señores, que eran, sobre todo, viejos por sus ideas y nosotros lo logramos en esa primera etapa, tendiendo a la democratización universitaria...”
Haya de la Torre considera que la educación integral en el Perú sólo es posible con un cambio integral en lo político, económico, social, educativo, cultural y moral., en la que se enseñe con ejemplos objetivos, con experimentación y previo análisis científico de la realidad nacional.

Luis Alberto Sánchez (1900-1994)

Luis Alberto Sánchez, prestigioso hombre de letras, escritor, literato, político, tres veces rector de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (1946-1948; 1961-1963; 1966-1969) en su obra “El Perú: retrato de un país adolescente” puntualiza que las universidades del Perú, por tradición y estructura, son centros de cultura humanística como las clásicas y como tal “debiera conceder ancho margen a la investigación o propagación (no sólo instrucción) de la verdad: no lo hace, se dedica a formar profesionales, a otorgar diplomas”. En su obra “La Universidad es una isla” sostiene categóricamente: “no hay docencia posible, ni investigación, ni ciencia, ni universidad ahí donde rija un criterio de círculo, bien sea por afinidades consanguíneas o financieras, de simple vanidad o de generación o de lo que sea...”

Emilio Barrantes Revoredo (1904-2007)

Emilio Barrantes Revoredo, maestro universitario, ideólogo y presidente de la Comisión de Reforma Educativa de 1970 durante el gobierno militar de Juan Velasco Alvarado (1968-1975), ardoroso defensor y promotor de la formación de técnicos, decía: “La formación de técnicos tiene que considerarse también preferentemente en un país como el nuestro en que las necesidades insatisfechas son tantas y en que las condiciones de vida son tan desfavorables. Tenemos que contribuir a la formación de un pueblo y ésta es una obra que sólo puede realizarse con amor, con ciencia, con técnica y con trabajo”.
A la edad de ciento dos años de vida Barrantes declaró para la revista de actualidad AQUÍ N° 4 (Jesús María, Lima, marzo 2004), luego de efectuar una evaluación de la educación en el Perú desde los inicios de la República hasta 2004 expresó: “En materia educativa, cada gobierno hace lo que quiere, no existe una política de consenso que se implante y la respeten todos los gobiernos. Por eso digo, no hay reforma ni la habrá, en tanto no cambien los políticos y éstos no sigan los lineamientos de los grandes intereses transnacionales. Dejemos de una vez por todas de seguir siendo un país colonial”.

Carlos Cueto Fernandini (1913-1968)

Carlos Cueto Fernandini, doctor en Letras y doctor en Filosofía, ex vicerrector de la Universidad de Lima, maestro universitario y ex ministro de Educación (1965-66), reaccionando contra la intromisión de la política partidaria dentro del claustro universitario, expresó con hidalguía y al calor de sus sólidas convicciones pedagógicas: “No debiendo ser la universidad una agencia política debe ser centro de investigación y de enseñanza que incite a la acción mediante el señalamiento de las soluciones posibles de los problemas”.
Además subrayó categóricamente: “Uno de los fines esenciales de la universidad moderna es la investigación, la investigación científica y filosófica, la investigación de las ciencias del espíritu y de las ciencias de la naturaleza, y, consecuentemente, la formación de nuevos hombres de ciencia que continúen metódicamente las conquistas de las generaciones anteriores”.

Antonio Pinilla Sánchez Concha (1924-2006)

Antonio Pinilla Sánchez Concha, fundador y ex rector honorario vitalicio de la Universidad de Lima, doctor en Filosofía y doctor en Educación, es el creador del Sistema Nacional de Ciencia y Tecnología.
Desempeñó los cargos de presidente de la Asamblea Nacional de Rectores (1957), vicepresidente de la Asociación Internacional de Rectores y presidente del Consejo Nacional de Investigación (1978-1980). Llegó a decir que “Las universidades deberían ser centros de investigación científica y formación profesional que satisfagan las necesidades de desarrollo del país. El tipo de educación que necesita el Perú es que propicie el incremento de la producción y la promoción de nuevos empleos, con mejoras salariales para que la población aumente su capacidad adquisitiva y se genere el bienestar colectivo”. 
Asimismo manifestó: “El currículo de las universidades está desvinculado de las necesidades del país, especialmente en términos de investigación científica industrial y administración empresarial. Las universidades en los países en proceso de desarrollo como el Perú deben convertirse en cetnr4os de investigación científica y formación profesional que satisfagan las necesidades del desarrollo industrial, agrícola, minero y comercial del país. Los catedráticos no deben limitarse al dictado de conferencias sino que deben propiciar el interés de los alumnos y el hábito de investigación científica realizada en conjunto”.

Jorge Lazo Arrasco (1928-2018)

Jorge Lazo Arrasco, personalidad multifacética, maestro de maestros, doctor en educación, Gran Amauta del Perú, ex rector de la Universidad Inca Garcilaso de la Vega y doctor Honoris Causa de universidades nacionales y extranjeras.
En su opinión “La universidad que funcione en el siglo XXI tiene que liberarse de los conocidos vicios y defectos que la perjudican; pero manteniendo su autonomía y libertad académica, formando profesionales, que sólo ella otorgue los grados de Bachiller, Maestro y Doctor, que continúe realizando investigaciones científicas, que formule críticas alturadas a la sociedad, al Gobierno y también a sí misma, que, en fin, se proyecte a la comunidad y se convierta en un componente del desarrollo nacional”.
Preguntado sobre la necesidad de inversión e investigación científica en las universidades del Perú, en su obra “Conversando con don Jorge”, respondió: “La investigación científica requiere de inversión. En el caso de las universidades, por ejemplo, sobre todo las universidades nacionales, su presupuesto apenas alcanza para pagar el sueldo, que no es edificante y que no está a la altura de la labor que desarrolla un profesor universitario, menos habrá para investigación. Y cosa curiosa, sólo el 1 % de la humanidad hace investigación científica. Y, paradójicamente, de ese 1 % el 70 % hace investigación de tipo bélico. La ciencia, pues, es preocupante. Juan Pablo II dijo alguna vez, cuando lo entrevistó un amigo suyo, que existen grandes miedos en la humanidad y también pequeños miedos. Y decía que los cuatro grandes miedos son el miedo al pasado, el miedo al presente, el miedo al futuro y el miedo a la ciencia. Y más de un crítico se ha referido a la ciencia con temor. Piensan que hay que humanizarla...El desarrollo de la humanidad depende fundamentalmente del volumen de conocimientos que tenga a su disposición. El desarrollo del Perú depende de la cantidad de conocimientos que tenga. Pero para que haya conocimientos debe haber investigación científica. Eso es, lo que en la Universidad decimos, es su prerrequisito. Gracias al conocimiento, sólo una generación podría sacar un país adelante y lograr su desarrollo. Y en el pensamiento científico está la cumbre de la mente humana. En cierto modo, el siglo XXI, al que están llamando el “Siglo del conocimiento”, este siglo XXI compromete a la universidad, desde este instante, desde este momento se debe asumir con responsabilidad, la creación de conocimiento. Pero esta creación, este saber que la universidad debe producir, tiene que ser un saber con humildad, vale decir con sentido humanitario. No un saber con soberbia, porque donde el conocimiento crece sin sabiduría y sin respeto, se convierte en una amenaza. Por eso es que la ciencia tiene que marchar al lado de la virtud. Sostengo que el siglo XXI será, a no dudarlo, el siglo de la universidad, porque será el siglo del conocimiento. El prerrequisito del conocimiento es la investigación científica y la entidad llamada a investigar es la universidad. Y para investigar más requiere de más inversión, más presupuesto. Todo estudiante que sale de la universidad, no queremos que sea un investigador científico profundo, pero sí que conozca la investigación, que sepa cómo se hace, que esté en capacidad de dominar algún diseño metodológico para buscar la verdad”

Luis Alberto Peláez Pérez (1935-2017)

Luis Alberto Peláez Pérez, maestro universitario, periodista, escritor y doctor en Derecho, estudioso de la problemática de la educación peruana, en su libro “Universidad Problema” (2004) refiere que “entre los males que padece la universidad peruana, con características ya crónicas, está la masificación, la estructura burocrática, la anarquía curricular, el desarrollo arbitrario de los ciclos de estudios, muy poca investigación y proyección social. Vive a espaldas de la realidad. La universidad no se reformó ni ha planteado hasta hoy su propio proyecto de reforma que constituya una respuesta a sus antiguos y nuevos problemas”. “(En nuestras universidades) Desdichadamente, ni se investiga ni se enseña a investigar. Muchos de nuestros alumnos, aun los de ciclos avanzados, carecen del dominio y a veces hasta de la preocupación por la investigación...Pero si el profesor universitario no investiga –o no sabe investigar-, nada podemos esperar de nuestros alumnos. La docencia universitaria ha devenido, con honrosas excepciones, en una nueva opción del mercado ocupacional de los miles de maestros sin colocación en las ciudades; porque, exclusivamente, casi siempre se profesó la investigación pura antes que la aplicada, tan necesaria para el desarrollo del país”.

Fidel Tubino Arias Schreiber

Fidel Tubino Arias Schreiber, profesor de la Pontificia Universidad Católica del Perú, advierte que existe “El desfase de la universidad peruana en relación a las exigencias del desarrollo nacional que se evidencia en los escasos aportes que provienen de ella en materia de investigaciones relevantes en torno a los problemas medulares del desarrollo. La experiencia de los países altamente desarrollados nos muestra que los lineamientos de la investigación científica y académica de las naciones deben tener como protagonistas privilegiados a las universidades, las empresas y el Estado, que deben aprender a interactuar en la búsqueda de soluciones globales a los problemas nacionales”.

Iván Elio Rodríguez Chávez (1941)

Iván Elio Rodríguez Chávez, maestro universitario, doctor en Educación, Rector de la Universidad Ricardo Palma, ex presidente de la Asamblea Nacional de Rectores y Doctor Honoris Causa de universidades nacionales y extranjeras.
En cuanto a los proyectos de investigación y el apoyo de los organismos internacionales, propone: “El Estado debe financiar las investigaciones, pues muchas de ellas pueden ser un medio para resolver nuestros problemas. Es cierto que la financiación extranjera existe, pero están en función de sus intereses. En un mundo globalizado no se concibe la existencia de universidades que no realizan investigación pura o aplicada. La investigación científica es la clave para el adelanto científico, humanístico, tecnológico y el desarrollo de las naciones. La universidad debe ser el semillero de los futuros científicos y tecnólogos que requiere el país.”.

Raimundo Villagrasa, S.J .(1928-2016)

Raimundo Villagrasa, S.J., maestro universitario y rector emérito de la Universidad del Pacífico (Perú), al evaluar la investigación científica en el país considera lo siguiente: “Si no formamos a los investigadores, profesionales y tecnólogos que se necesitarán en los próximos cincuenta años, el Perú quedará rezagado en el camino del desarrollo y los peruanos destinados a formar parte de la mano de obra barata en el futuro, pero no lo liderará, ni siquiera competirá dignamente en él”.

Carlos Bustamante Monteverde

Carlos Bustamante Monteverde, biofísico peruano egresado de la universidad de Berkeley, miembro de la Academia de Ciencias de Estados Unidos y Profesor Honorario de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos.
Al participar como expositor en el XI Encuentro Científico Internacional de Verano que se realizó en el Perú, con el auspicio de instituciones como IPEN, UNI, UNMSM y otros, dijo: “Yo creo que el Perú ha retrocedido en los últimos 30 años en términos de investigación y desarrollo. Nuestro país en los años 50 y 60 tenía una apuesta por la investigación y el desarrollo; sin embargo ahora ha ido perdiendo cada vez más esa capacidad. Nuestras universidades son en realidad institutos de enseñanza, no son propiamente universidades en el sentido cabal de la palabra. Es válido preguntarse si es que hoy en día en la universidad peruana el desarrollo de la ciencia y la tecnología va a tener un impacto económico inmediato en el Perú y la respuesta probablemente es no, porque no va a ser inmediato, porque toma tiempo establecer estos cuadros y el campo de juego, que es la dinámica de interacción entre la investigación, el desarrollo y la productividad”.

Cecilia Thorne[1] señala que “Las investigaciones están poco desarrolladas o son casi inexistentes en las universidades peruanas. Sólo la mitad de los docentes ha realizado algún tipo de investigación, siendo el promedio de 2.4 investigaciones por profesor en un período de cinco años”.

Carlos Del Río C., Ph.D.

El doctor Carlos del Río C., en su obra “Perspectivas en el Siglo 21: Ciencia y Tecnología, Educación y Desarrollo” (1997) enfatiza que “la creatividad y el desarrollo científico-tecnológico, en el marco de las múltiples manifestaciones culturales – esencia y riqueza por su gran diversidad- son las claves para tener éxito en el siglo 21”. “La investigación, en los centros de excelencia de enseñanza superior, cada vez se hace más multidisciplinaria, eliminándose el llamado “reduccionismo científico” y dándose plena vigencia a la incertidumbre y al caos – “caos premeditado”. Ello posibilita, por ejemplo, encontrar nuevos derroteros para conocer la real capacidad del cerebro humano y –simultáneamente- llegar a saber cómo están conformados los procesos que activan la mente”.
Al abordar el tema de la universidad Siglo 21, Carlos del Río afirma: “La universidad siglo 21 (U-21) se concentrará en: - La búsqueda del conocimiento: seminarios muy rigurosos, énfasis en la experimentación en laboratorios (aplicando lo mejor de los logros obtenidos por las simulaciones telemáticas previas correspondientes). – Capacitar al estudiante en hacer uso de la información de manera efectiva. – Proporcionar los fundamentos intelectuales / científicos / tecnológicos al igual que los correspondientes a una integración cultural”.
Sobre los probables requerimientos de recursos humanos en Ciencia y Tecnología en el Perú en las próximas décadas Carlos del Río indica: “Es indudable que la calidad de los recursos humanos en ciencia y tecnología – al igual que en otras áreas del desarrollo- constituye un factor primordial para salir del subdesarrollo. El número de profesionales con grados de Maestría y de Doctorado en Ciencia y Tecnología es uno de los “barómetros” de este factor – por su incidencia en el devenir científico-tecnológico”.
Convencido que sin educación y sin el avance científico y tecnológico no puede haber desarrollo integral del Perú postula y propone lo siguiente: a) Pasar de una sociedad de frustraciones a otra de realizaciones, de una sociedad donde básicamente se considera como su potencial a los recursos materiales a otra en la que se valoricen el talento y la creatividad. b) Reconocer por lo tanto, que lo mejor que posee el hombre es su cerebro –cuya capacidad es necesario estimular para que se exprese a plenitud y c) Recordar siempre que las soluciones a nuestros problemas, si bien requerirán de participación del exterior, fundamentalmente dependen de nosotros mismos, por lo tanto hay que hermanarnos – con conocimiento- pensando en el largo plazo. Es decir, generar una cultura de paz, cuyo elemento esencial es la tolerancia, factor clave para la cooperación y el desarrollo.




[1] C. Thorne. “La calidad de la educación universitaria y el caso peruano”, en “La Universidad que el Perú necesita”. Foro Educativo-Consorcio de Universidades, Lima, 2001.

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LAS TECNOLOGÍAS Y LA ADQUISICIÓN DE SABERES


LAS TECNOLOGÍAS  Y LA ADQUISICIÓN DE SABERES

Escribe: Eudoro Terrones Negrete

En la sociedad global los niños, adolescentes, jóvenes y adultos que usan la tecnología de la información y la comunicación tienen mayores y mejores recursos para adquirir más variados e ilimitados saberes, construir conocimientos, incorporar nuevos aprendizajes, informarse al instante, construir su identidad, comunicarse con sus amigos y demás personas, escuchar música, ensanchar su bagaje cultural, comprender, describir  y explicar el mundo., aun cuando la velocidad de Internet es un punto de partida para serios conflictos éticos y la aparición de un nuevo ejemplar humano que  Devereux denomina “los esquizoides” , que están a la espera de ulteriores soluciones globales.

En la sociedad global hay una variedad de recursos tecnológicos: multimedia, walkman, discman, iPod, MP4, Facebook, YouTube, Twitter, Chat, Messenger, Blog, LinkedIn, Sky, videocaseteras, iPad,  iPhone 7, Tablets, laptops, celulares, e-books, etc. , que pueden tener múltiples usos en los campos de la comunicación, del aprendizaje, la enseñanza, el trabajo, el comercio y la investigación.

La juventud estudiosa vive atrapado por la tecnología y en un mundo visual que están transformando sus formas de conocer, de aprender, de trabajar, de producir, de consumir y de divertirse. Leen más, ya no en los libros tradicionales, sino en las pantallas, en el libro digital, la biblioteca virtual, con sus búsquedas de información y de respuestas a sus interrogantes, en las páginas web.

El vivir ahora en un mundo de pantallas -que incluyen palabras, imágenes, música e hipertextos-, está cambiando radicalmente los modos de leer y de aprender de la nueva generación multimediática. Los usos de las pantallas se dan en simultáneo, en lectura no lineal, con visión fragmentada, en mosaico y en permanente interactividad, que permite convertir a la nueva generación multimediática en prosumidores (productores y consumidores de información, contenido, comentario y crítica al mismo tiempo).

A esta nueva generación multimediática, sugiere Roxana Morduchowicz, como la mejor manera de acercarse a ellos e identificar sus inquietudes, se les debería consultar, preguntar, entrevistar y encuestar regularmente “para saber más sobre cómo buscan su información y que información buscan, cómo se entretienen y qué disfrutan, cómo leen y qué leen, qué música escuchan, qué películas prefieren, cuáles son sus consumos culturales y por qué los eligen”.

Y en materia de Internet es preocupante la aparición de un nuevo ejemplar humano que George Devereux denomina “los esquizoides” y los describe de la manera siguiente: “Seres impersonales en sus relaciones humanas, de fría objetividad, como ideal científico, indiferentes en lo afectivo y aislados en las grandes ciudades, fragmentados en sus comportamientos diarios, sin sentimientos ni compromisos en el mundo social, incapaces de tener una verdadera personalidad”.

Al respecto considero que mientras los usuarios de Internet, pertenecientes a la nueva generación multimediática, asuman el compromiso de responsabilidad social compartida, premunidos de una educación con alta conciencia moral y alta dosis de sentido social y sentido ético humanizante, con una sólida cultura de valores axiológicos, no caerán en el  indeseable y repudiable comportamiento de los esquizoides.


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LA UNIVERSIDAD EN LA SOCIEDAD GLOBAL


LA UNIVERSIDAD EN LA SOCIEDAD GLOBAL

Escribe: Eudoro Terrones Negrete



EL ORIGEN DE LA UNIVERSIDAD

            Para Antonio Campillo Meseguer, en su artículo “La universidad en la sociedad global”: “La universidad fue una invención europea y desde su origen en el siglo XIII ha tenido un papel decisivo en la formación de la Europa moderna y en su expansión al resto del mundo. Pero, a partir de 1945, Europa pierde su hegemonía y las universidades se globalizan. Además, en las cuatro últimas décadas se ha impuesto el neoliberalismo y, con él, el llamado capitalismo académico o educativo.”
Campillo, en este mismo artículo  refiere: “el término latino universitas, en el que se conjugan unum y versum, la unidad y la diversidad, en su origen nombraba cualquier tipo de agrupación humana: comunidad, asociación, municipio, etc. En los siglos XII y XIII, comienza a usarse para nombrar a las asociaciones gremiales, como la de profesores y estudiantes. Cuando se trataba de una “universidad” o asociación gremial dedicada a la enseñanza y al aprendizaje, se la denominaba “studium” o “studium generale”, o bien “universidad de maestros y escolares” (universitas magistrorum et scholarium), como en la definición dada por Alfonso X el Sabio en la segunda de sus Partidas: “Ayuntamiento de maestros et de escolares que es fecho en algún logar con voluntat et con entendimiento de aprender los saberes” (Partida II, título XXXI, ley 1). En 1254, fue el propio Alfonso X quien dio su estatuto a la Universidad de Salamanca, una de las más antiguas de Europa. A partir del Renacimiento, el término universitas comienza a emplearse exclusivamente para el gremio de maestros y escolares que se reúnen en algún lugar para enseñar y aprender. En 1254, fue el propio Alfonso X quien dio su estatuto a la Universidad de Salamanca, una de las más antiguas de Europa. A partir del Renacimiento, el término universitas comienza a emplearse exclusivamente para el gremio de maestros y escolares que se reúnen en algún lugar para enseñar y apren der. Y lo cierto es que la universidad, desde sus orígenes medievales hasta finales del siglo XVIII, fue una institución exclusivamente docente, destinada a la transmisión de un conocimiento considerado inalterable. En cuanto a la investigación o producción de conocimiento nuevo, se realizaba en su mayor parte fuera de la universidad. De hecho, la revolución científica de los siglos XVI y XVII se produjo en gran medida al margen e incluso en contra de las instituciones universitarias, que a partir del siglo XIV se habían ido feudalizando y oponiendo, en general, a cualquier tipo de innovación social e intelectual.” (http://isegoria.revistas.csic.es/index.php/isegoria/article/view/890/890)

El origen de la Universidad se remonta a la Europa de la Edad Media, con el nacimiento de las universidades de Bolonia (1088), París (1150) y Oxford (1167). En el año 1300 empezaron a proliferar universidades en Italia, Francia, Inglaterra y España, y en las últimas décadas del siglo XX en los demás países del planeta.

En el mundo las primeras universidades fueron las siguientes: Universidad de Bolonia (Italia, 1089 y que recibe el título de Universidad en 1317), Universidad de Oxford (Inglaterra,1096), Universidad de París (Francia, 1150, que recibe el título de Universidad en 1256), Universidad de Módena (Italia,1175), Universidad de Cambridge (Inglaterra, 1208), Universidad de Palencia (España, 1208), Universidad de Padua (Italia, 1223), Universidad de Nápoles Federico II (Italia,1224), Universidad de Toulouse (Francia,1229), Universidad de Murcia (España,1272), Universidad de Coímbra (Portugal,1290), Universidad de Lérida (España,1300) y Universidad de Perugia (Italia, 1308).

En América Latina la primera universidad fundada oficialmente según la normativa jurídica expedida por la monarquía española fue la Real y Pontificia Universidad de San Marcos, en Lima, Perú.

En lo referente al Perú, Jaime R. Ríos Burga[1] manifiesta: “La explicación de los orígenes de la universidad colonial en el Perú ubica tres corrientes claras de pensamiento: la universalista secular en sus versiones materialista histórica e idealista humanista; la espiritualista religiosa y una tercera que recoge elementos de una y otra.” “Mientras para Mariátegui, “el espíritu de la Colonia ha tenido su hogar en la Universidad”, para Haya de la Torre, su origen reside en “el feudalismo que importó de España”. Raúl Porras, piensa que la universidad en el Perú colonial se construye bajo “el yugo de la Escolástica y de Aristóteles”. Francisco Miró Quesada explica el tema a partir del desarrollo de un humanismo universitario no como fe sino como construcción ideal de una vida racional de individuo en sociedad. Por su parte, Víctor Andrés Belaunde encuentra su fundamento en la “grande e incontrastable” “autoridad” espiritual de la “Iglesia”. Y José Antonio Encinas, lo comprende como parte de la institucionalidad del Estado colonial.

En sus Siete Ensayos de lnterpretación de la Realidad Peruana, Mariátegui señala tres influencias que se suceden en el proceso de la instrucción en el Perú republicano: la  española, la francesa y la norteamericana. “España –indica- nos legó, de otro lado, un sentido aristocrático y un concepto eclesiástico y literario de la enseñanza. Dentro de este concepto, que cerraba las puertas de la Universidad a los mestizos, la cultura era un privilegio de casta. El pueblo no tenía derecho a la instrucción. La enseñanza tenía por objeto formar clérigos y doctores”.


 LA UNIVERSIDAD  EN LA SOCIEDAD  GLOBAL

Mucho se ha debatido y sigue debatiéndose en círculos académicos, universidades y empresas de éxito sobre los alcances, la trascendencia y los posibles beneficios que generaría a la humanidad  la nueva sociedad global. Para empezar, a la fecha no existe denominación general única para designar al tipo de sociedad del siglo XXI. A través de nuestras investigaciones realizadas logramos identificar más de cincuenta denominaciones.

Y sólo para citar algunas de ellas: era de los medios de comunicación desmasificados, era de la transitoriedad, era del mercado global, era técnica universal (Friedrich Rapp), era tecnotrónica (Zbigniew Brzezinski), era de la información (Bill Gates, Michael Dertouzos), era de la postinformación (Nicholas Negroponte), era paleocibernética (Youngblood), era del superindustrialismo (Alvin Toffler), era informática (Francis Fukuyama), era cibernética (Giovanni Sartori), era tecnológica (Sergio Cotta), sociedad postindustrial (Daniel Bell), sociedad poscapitalista (Peter F. Drucker), sociedad del conocimiento y de la información (Irene Plaz Power), sociedad digital (Esther Dyson), sociedad network (Manuel Castells), civilización neo-biológica (Kevin Nelly), Telepolis (Javier Echevarría), Nueva Babel, Mundo sin Fronteras y Sociedad global.

El fenómeno de la globalización que ocurre en el presente siglo debe entenderse como un producto histórico, que marca una nueva era en la historia de la humanidad. Es una etapa superior del desarrollo capitalista, que trae consigo la universalización del capitalismo, de la ideología neoliberal y la transformación del espacio y del tiempo en la vida de las personas. Es una creciente interacción, integración económica e interdependencia cibernética entre gobiernos, países, regiones y sociedades del mundo, producida por la expansión y potenciación de los mercados de capital, del comercio y de la inversión externa directa.

No cabe duda que en el siglo XXI hay partidos políticos, sindicatos,  empresas, asociaciones y universidades progresistas de raigambre democrática, que se han definido  por una posición favorable al nuevo fenómeno de la globalización inscritos dentro de un enfoque ambivalente y con rostro humano, en cuanto tiene por eje central al hombre, con deberes, derechos y oportunidades de vivir en una sociedad abierta y en un mundo sin fronteras.
El fenómeno de la globalización constituye el proceso de búsqueda del crecimiento y del desarrollo socioeconómico, en un ambiente mundial, con circulación libre del conocimiento, de los mercados de capitales comerciales, productivos, financieros (eliminación de barreras) y de la avanzada tecnología de la información y la comunicación.

Eugenio Chang-Rodríguez[2] con sobradas razones afirma categóricamente: “Otra visión profética de Haya desde el punto de vista económico fue lo que hoy llamamos globalización, el advenimiento de una nueva fase del capitalismo signado por la profundización de los principios del libre mercado y de las leyes que universalizan la dialéctica capitalista. La globalización es el proceso que integra las distintas economías nacionales en un único mercado capitalista mundial, a la vez que expande las fronteras del movimiento de capitales, la circulación de las personas, la cultura, la informática, los conocimientos y las técnicas. El proceso de la globalización no es reciente: comenzó en 1492 con la conquista europea de América y la mundialización del imperialismo, pero se ha acelerado en los últimos años. La globalización sigue siendo uno de los mayores retos para los países desarrollados, en vías de desarrollo y el llamado Tercer Mundo. Para poder explotar plenamente el potencial de crecimiento de este fenómeno y garantizar el mejor reparto de sus beneficios, la Unión Europea procura establecer un modelo de desarrollo sostenible mediante un convenio multilateral a fin de reconciliar el crecimiento económico, la cohesión social y la protección del medio ambiente”.

La globalización es un término polisémico, posee varias significaciones, dependiendo del área de conocimiento desde donde se le enfoque o de la posición político-ideológica de sus autores. Este fenómeno mundial fue posible por dos tipos de confluencias: confluencia técnica y confluencia económica. La confluencia técnica de la informática, de las telecomunicaciones y de la industria audiovisual; y la confluencia económica conformada por recursos de capital y por empresas múltiples de diversos sectores de la producción.

En octubre de 1998, la UNESCO concluyó en París una serie de importantes recomendaciones que debería asumir la educación superior mundial en el siglo XXI para servir a un desarrollo sostenible del planeta. Entre dichas recomendaciones están las siguientes: “Se reconoce que la enseñanza superior es un factor de desarrollo de una sociedad y una economía fundada en el conocimiento. Empero, hay que estar en condiciones de impartir una formación pertinente y de calidad al mayor número posible de jóvenes, para brindarles acceso al mercado del empleo y permitirles actualizar ulteriormente sus conocimientos”.

“El reto de la calidad – señala la UNESCO- no puede disociarse de la búsqueda del rendimiento y del establecimiento de criterios de evaluación. Es conveniente que esas normas y criterios tomen en cuenta la variedad de las situaciones. La necesidad de desarrollar una cultura de la evaluación es inseparable de la noción de calidad, que a su vez está íntegramente vinculada a una democratización efectiva del sistema de educación superior”. Pero también, ante la presencia de conflictos y paradojas (expansión y dispersión de la demanda; el paro que afecta a un número creciente de diplomados, el deber de igualdad y de justicia y los límites financieros de una masificación educativa, el deber ético y las tentaciones de abuso de los conocimientos y los descubrimientos), la UNESCO recomienda: “la educación superior debe elaborar una nueva ambición, recurrir a su adaptabilidad, su flexibilidad y su imaginación para desarrollar capacidades de resolución de problemas y de anticipación, armarse de un espíritu crítico constante, y promover el trabajo de equipo, sin abandonar jamás su filtro ético”, “compartir las responsabilidades con el conjunto de los interlocutores”, “instaurar nuevas formas de gestión que fortalezcan el trabajo colegiado y la transparencia”, “desarrollar sus relaciones con el mundo económico evitando adoptar una actitud mercantil”, “mancomunar esfuerzos con las empresas en proyectos de investigación”, “tomar conciencia de la necesidad de cambio”, “respetar la autonomía de los establecimientos y el ejercicio de las libertades académicas”.

Los países en vía de desarrollo tienen el compromiso y el destino histórico de luchar mancomunadamente por su independencia económica, política, educativa y cultural, dentro de un régimen político democrático. En este sentido realizan sumos esfuerzos para concertar políticas generadoras de más empleo, generar más inclusión social y más bienestar, contribuir a la protección y defensa del medio ambiente, erradicar la carrera armamentista, superar antiguos y nuevos problemas como el analfabetismo tradicional y tecnológico, el narcotráfico, el narcoterrorismo, la corrupción, la pobreza, la inseguridad ciudadana, la desigualdad social, entre otros.

“Se suele decir que las universidades son instituciones sumamente conservadoras y reticentes al cambio. Sin embargo, existe abundante evidencia de la capacidad de transformación en estas instituciones (Askling y Henkel, 2000; Clark, 1998 y 2004; Brint, 2002), como respuesta a las cambiantes condiciones del ambiente político, social y financiero en que se desenvuelven, aunque parece ser cierto que esas transformaciones tienen mayor probabilidad de verificarse cuando vienen exigidas perentoriamente por fuerzas externas que cuando vienen impulsadas por procesos endógenos de la universidad” (Bernasconi, 2015, p. 266).

En la sociedad global los gobiernos latinoamericanos y las universidades han empezado a cerrar filas para desarrollar acciones conjuntas contra los enemigos de fuera y de dentro, en loable propósito de defender las identidades culturales, afirmar las soberanías nacionales, proteger los mercados internos, saber tratar con los inversionistas extranjeros en términos de equidad y de justicia social, alentar las inversiones extranjeras directas, suscribir tratados de libre comercio con Japón, China, la Unión Europea, Canadá, Estados Unidos, etc., lograr espacios de integración económica hacia adentro y hacia fuera con objetivo social, garantizar el crecimiento continuo y descentralizado, suspender las leyes antidumping que son usadas como medidas proteccionistas encubiertas y desarrollar un sistema de comercio multilateral.

Las universidades han empezado a responder a los grandes desafíos o retos de la sociedad global incorporando tecnología de última generación, fomentando y desarrollando la educación de calidad que les permita competir exitosamente entre ellas y contribuir al bienestar de la colectividad.

ÉPOCA DE GRANDES CAMBIOS

La sociedad global está produciendo grandes cambios en los ámbitos gnoseológico, tecnológico, social, educativo, cultural, profesional, empresarial, económico, político, ecológico, comunicacional y ético, cambios en las relaciones hombre-cosas-instituciones, que dan origen a un nuevo mundo cibernético, a un nuevo Estado-red y a un nuevo hombre virtual. Por vez primera en la historia de la humanidad el hombre aparece como habitante del mundo, terrícola o “ciudadano del mundo”.

En la sociedad global la aparición de nuevas tecnologías como la fotónica, la nanotecnología, los microsistemas, los nanosistemas, la telecomputadora, la generación de energía por sustitución de hidrógeno del sol, etc., están creando una sociedad global reticular y permitiendo la multiplicación de los espacios locales. Todo esto conduce a radicales modificaciones de la percepción del espacio y del tiempo: todo el planeta parece más cercano cuando uno se comunica vía Internet, el tiempo es más corto (lo que se conoce como «aceleración de la historia») y el espacio es más pequeño (lo que se denomina «aldea global»).

Lo cercano y lo lejano, lo real y lo virtual, lo importante y lo urgente, lo verdadero y lo falso, lo genuino y lo espurio, lo exaltado y lo degradado, lo público y lo privado se confunden, se mezclan tan profunda y casi perfectamente, hasta el punto de parecer indistinguibles o imperceptibles. Lo gubernamental y el servicio público se confunden con lo comercial; lo institucional se convierte en organización; lo cierto se hace dudoso y lo utópico puede convertirse en probable.

En la sociedad global se  emplea medios poderosos, por ejemplo, la fibra óptica, que usa como su instrumento a la informática, el que, comparado con los medios tradicionales, multiplica por miles su capacidad de transportar la información a una velocidad cercana al de la luz (300 mil kms /segundo o mil millones de bites). Los super chips almacenan pequeñas bibliotecas de información, en espacios comparables a los del tamaño de la cabeza de un alfiler. Todo esto, ha puesto a los ciudadanos y estudiantes del mundo en una especie de caos por exceso de información, dando la sensación de impotencia física para su decodificación diaria, ante el volumen incontrolable de informaciones que reciben.

En la sociedad global las universidades forman a los profesionales, especialistas, expertos, científicos e investigadores polivalentes que los países en vía de desarrollo necesitan. Esta formación profesional se centra en competencias, en el desarrollo de habilidades especializadas con alta calidad académica, técnica y valores éticos; se centra en el fomento de la investigación científica y en la capacidad para resolver creativamente los antiguos y nuevos problemas que se les presentan.

Cabe mencionar algunos de los principales cambios que se producen por el avance inusitado de las tecnologías de la información y de  la comunicación:

El tránsito de los medios de comunicación masiva a la comunicación sectorial e individualizada; la interacción entre los productores y receptores de la información y comunicación, sin fronteras temporales ni espaciales, a través de nuevos lenguajes y medios informáticos; el gran paso histórico de la memoria escrita (imprenta) a la memoria electrónica (computadora, 1955); la energía nuclear es reemplazada por el petróleo; las fuentes geotérmicas generan electricidad tomando el calor de la propia tierra o utilizando la fuerza de las olas.

El funcionamiento creciente de nuevos canales temáticos televisivos (canal cultural, canal deportivo, etc.); la emisión de programas de televisión por cable o televisión digital vía satélite; la expansión del video cable; el incremento de difusión de video-caseteras en los hogares y el número de abonados; la difusión, la producción, la selección y el almacenamiento de la información mediante la búsqueda automática e instantánea en Internet; la multiplicación de los espacios locales y globales en la comunicación, lo local puede ser al mismo tiempo mundial: la veloz obsolescencia en el uso de las tecnologías; los cambios en los lenguajes, formatos, formas de escribir o de narrar.

La nueva modalidad de integración e interacción tecnológica del hogar con redes de información y entretenimiento; el modelo de comunicación cada vez más fragmentado, segmentado e individualizado y la producción audiovisual más transnacional en lo productivo, con mercados globalizados y la creciente desregulación de la intervención del Estado.

La posibilidad de combinar la red telefónica con la red televisiva para transformar el televisor en un terminal de acceso a los servicios asociados con Internet. Ya no hay necesidad de pedir autorización para traspasar los límites o las fronteras territoriales de los pueblos, el mito de la ubicuidad es una realidad.

Estamos viviendo un cambio de paradigma cultural; la cultura de la televisión deja paso a la cultura teleputer, que es la suma de todos los antiguos medios masivos de comunicación incluida la televisión; la individualización en mayor grado del proceso orientación-aprendizaje; el acortamiento de plazos entre las fases de investigación, el desarrollo experimental e innovación en la producción de recursos didácticos; el diseño de documentos con nuevos formatos que además pueden publicarse, circular y transferirse por medio de las telecomunicaciones o de soportes como el CD ROM, que dan origen al texto digital como un producto de la era posmoderna.

Algunos piensan que la sociedad global muestra una época de nostalgia e incertidumbre, de actitud nihilista (los valores supremos pierden validez), muestra una época de liberalización de las racionalidades y de las diversidades (etnias, negros, mujeres, gays, etc.). La sociedad global muestra una época de aproximación lamentable hacia una ética light, época de descrédito de lo absoluto, de surgimiento de una nueva idolatría del capital o de una «nueva religión» la del «mercantilismo».

Se observa el desencadenamiento del boom del mercado del cuerpo humano (con prótesis, piezas sintéticas, siliconas e implantes de órganos): se origina la transformación de imágenes corporales en procura de cuerpos perfectos (el «morphing» como técnica de animación por computadora); se practica la modificación de los hábitos de consumo; se desarrollan identidades transterritoriales, multiétnicas, heterogéneas y multilingüística; se incrementa el derrumbe de viejas utopías; se relanza la denominada «economía criminal» (negocio de la droga, de las armas, el narcotráfico y la prostitución).

Bonilla y García advierten en los individuos el cambio de posiciones ideológicas: «Antes se era de izquierdas o de derechas. Ahora se es ecologista, defensor de los derechos humanos, «militante» de juntas vecinales y locales, punkero, rappero, «new age», skinheads, o simplemente, un desencantado».

Antes la orientación o direccionalidad de la comunicación era de una sola vía, del centro (global) a la periferia (local). Hoy en día, el centro pierde control en favor de la periferia, los usufructuarios de los medios tienen la posibilidad de generar sus propios mensajes.

Los estados, ahora mundializados en sus estructuras internas y funciones, están originando la interdependencia generalizada de naciones, clases, grupos e individuos y un nuevo tipo de estado surge ya: el Estado supranacional o Estado global.

EL GRAN PASO HISTÓRICO

Es así como se produce el gran paso histórico de la memoria escrita (imprenta) a la memoria electrónica (computadora, 1955). Se ha ingresado a lo multidisciplinario, a lo holístico del conocimiento, con el surgimiento de un nuevo lenguaje, el de la informática, y de diversas clases de pensamiento (pensamiento  crítico, pensamiento dialéctico, pensamiento holístico, pensamiento sistémico, pensamiento complejo, entre otros.).

No cabe duda, vivimos en una sociedad global reticular, en una nueva comunidad alrededor de una red de redes de ordenadores que crea un “hábitat informático” sin límites de tiempo ni de espacio, que transforma imágenes corporales en procura de cuerpos perfectos: el morphing como técnica de animación por computadora.

EL CAPITAL INTELECTUAL

El siglo XXI es el siglo del saber, el siglo de la revolución de la información y la comunicación, el siglo de la libertad y de la esperanza, el siglo de la racionalidad científica y tecnológica, pero por sobre todas las cosas es el siglo de la sociedad global.

Hernando Gómez Buendía, en su obra «Educación: La agenda del siglo XXI hacia un desarrollo humano», asevera: «La revolución científica es el motor de este tempo de vértigo. Aunque no sea fácil medir el conocimiento, dicen los entendidos que, si la vida del Homo Sapiens sobre la Tierra hubiese durado una hora, el 95 % de su saber provendría de los últimos 20 segundos. En los últimos 4 segundos -en el siglo XX- se han producido 9 décimos de aquel saber, y en el último segundo- en estos 25 años- hemos aprendido tres veces más que durante el medio millón de años anteriores».

Vale la pena recordar que en 1750 se duplicó por primera vez el conocimiento de la humanidad. Ciento cincuenta años después, o sea en 1900, se repite el mismo fenómeno. Nuevamente se duplica alrededor de 1955. A la fecha el conocimiento humano se duplica cada 5 años. Y algunos expertos estiman que para el año 2030 se duplicaría cada 70 días.

En 1969 Jean-Jacques Servan-Schreiber, en una de sus obras más leídas, El Desafío Americano, se adelantó en advertir que «Ni las legiones, ni las materias primas, ni los capitales son ya las marcas ni los instrumentos de poder. Y las propias usinas son sólo su signo externo. Las fuerzas modernas son la capacidad de inventar, o sea, la investigación, y la capacidad de introducir las invenciones en los productos, es decir, la tecnología. Los yacimientos que hay que explorar no están hoy ni en la tierra, ni en el número, ni en las máquinas – residen en el espíritu. Más precisamente, en la aptitud de los hombres para reflexionar y crear... La formación, el desarrollo, la explotación de la inteligencia, ése es el único recurso. No hay otro...»

El capital intelectual o conocimiento es el capital más importante con que cuenta el mundo del tercer milenio como producto de la tecnoglobalización. La tecnoglobalización posibilita el desarrollo de la industria de programas informáticos, la venta de productos en línea, la prestación de servicios administrativos y de control más eficaz, la práctica de la telemedicina, la teleducación, el conocimiento de los pronósticos metereológicos, el impulso del telecomercio y del teletrabajo.

EL CONOCIMIENTO COMO VALOR AGREGADO
      
  El conocimiento constituye el valor agregado principal e imprescindible en todos los procesos de producción de bienes y de servicios de una nación, y convierte el dominio del saber o conocer sin fronteras en el factor básico e irremplazable de su desarrollo auto sostenido, de las cuales dependerá en mucho el éxito de las empresas, universidades e industrias en el presente y en el futuro.
La transitoriedad del conocimiento y de las imágenes de la realidad obligan a las personas, a los estudiantes y a los profesionales a reorganizar su almacén de imágenes, a  aprender de nuevo hoy lo que ayer creían saber; pues las verdades de ayer se convierten hoy súbitamente en ficciones y que deben ser reemplazadas, revisadas, renovadas, revitalizadas cada vez más de prisa. El conocimiento se vuelve fugaz, temporal y transitorio. Si los estudiantes universitarios, los egresados y los mismos profesionales quieren adaptarse positivamente a la ambivalente sociedad global, deberán aprender de nuevo la realidad.

COEXISTENCIA DE UNIVERSIDADES TRADICIONALES, VIRTUALES Y EMPRESARIALES

Sobradas razones del mundo académico le asiste a Jorge René Meléndrez Quezada, cuando sostiene que las universidades tradicionales coexistirán con las «universidades virtuales» y con las «universidades empresariales» formadas por las corporaciones de empresas, con el fin de satisfacer la demanda de educación permanente de sus trabajadores en distintos niveles y modalidades formativas, fundamentalmente las relacionadas con las ciencias económico-administrativas. Las universidades tradicionales se enfrentarán cada vez más a una fuerte competencia por parte de estas organizaciones educativas de las empresas y el reto salta a la vista (artículo en Internet «La educación del futuro y el futuro de la educación (en el escenario de la educación superior) (e-mail:melendrezjr@todito.com).

EDUCACIÓN SUPERIOR, INVESTIGACIÓN Y DESARROLLO

En la Conferencia Mundial sobre Educación Superior, organizada por la UNESCO en 1998, se llegó a reconocer que en la era de la sociedad global «...la educación superior y la investigación forman hoy en día la parte fundamental del desarrollo cultural, socioeconómico y ecológicamente sostenible de los individuos, las comunidades y las naciones. Por consiguiente, y dado que tiene que hacer frente a importantes desafíos, la propia educación superior ha de emprender la transformación y la renovación más radicales que jamás haya tenido por delante».

Concluido la guerra fría, con la caída del muro de Berlín, el mundo bipolar tradicional se convirtió en unipolar, con la afirmación del predominio y la hegemonía económica y militar de los Estados Unidos sobre los países del mundo. Además es notoria la consolidación del creciente rol de los organismos financieros internacionales (BM, FMI, OMC, etc.) en las decisiones políticas, económico-financieras y culturales de los países de América Latina; se multiplican los bloques comerciales y económicos regionales; se consolida la Comunidad Económica Europea como bloque económico y político de primer orden y los países suscriben los Tratados de Libre Comercio impulsados por el prurito de desarrollarse rápidamente y recuperar el tiempo perdido por cientos de años.

CAMBIO DE PARADIGMA EDUCATIVO-CULTURAL

En la actualidad estamos viviendo un cambio de paradigma educativo-cultural, estamos pasando de una sociedad fragmentada a una sociedad global, a una nueva sociedad donde la falta de conocimiento ya no es debido necesariamente a la falta de información, sino debido al exceso o diluvio de información y que no logramos decodificar en su totalidad para enriquecer y ensanchar nuestro horizonte cognitivo.
En la sociedad global se da una aproximación lamentable hacia una ética light; se ingresa al desarrollo de una educación interdisciplinaria y multidisciplinaria, se incursiona al desarrollo de la profesión polivalente (multiprofesiones). Se busca formar profesionales con gran dominio técnico de la computación e informática, profesionales capaces de generar ideas nuevas, de incorporar programas de innovación aditiva (añadir lo nuevo a lo antiguo), aprender de prisa y desarrollar un nuevo tipo de pensamiento: pensamiento circular o pensamiento sistémico».

UNIVERSIDADES PROACTIVAS

Urge desarrollar universidades dinámicas o proactivas, como lugares de formación de profesionales de alta calidad humanística, tecnológica, científica y axiológica, de rápida adaptación al cambio,  con mentalidad y mística empresarial para el cambio social y el trabajo productivo en equipo y con responsabilidades compartidas.

En la sociedad global, la formación profesional universitaria ya no sólo debe centrarse en el desarrollo de ciertas habilidades especializadas, sino en la capacidad para resolver creativamente los problemas imprevistos que se presentan ante una nueva sociedad virtual.

Y en este sentido es recomendable que las universidades empiecen a revisar los paradigmas curriculares en los cuales se sustenta la educación universitaria en países menos desarrollados, dado a los pobres resultados en el campo de la investigación básica y aplicada y en la poca capacidad de respuesta por parte de los profesionales frente a los retos que le plantea la sociedad del siglo XXI.





1.Ríos Burga, Jaime R. La universidad en el Perú: Historia, presente y futuro. En el volumen I “La Universidad en la etapa colonial”. Asamblea Nacional de Rectores. Primera edición, Lima, 2009, p.18.
[2] Chang-Rodríguez, Eugenio. Víctor Raúl Haya de la Torre: Bellas Artes, Historia e Ideología.      Pontificia Universidad Católica del Perú, Fondo Editorial, Lima, 2018, pp.208-209.

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