LA
UNIVERSIDAD EN LA SOCIEDAD GLOBAL
Escribe: Eudoro Terrones Negrete
EL ORIGEN DE LA UNIVERSIDAD
Para Antonio Campillo Meseguer, en
su artículo “La universidad en la sociedad global”: “La universidad fue una invención
europea y desde su origen en el siglo XIII ha tenido un papel decisivo en la
formación de la Europa moderna y en su expansión al resto del mundo. Pero, a
partir de 1945, Europa pierde su hegemonía y las universidades se globalizan.
Además, en las cuatro últimas décadas se ha impuesto el neoliberalismo y, con
él, el llamado capitalismo académico o educativo.”
Campillo, en este mismo artículo refiere: “el término latino universitas, en el que se conjugan unum y versum, la unidad y la diversidad, en su origen nombraba cualquier
tipo de agrupación humana: comunidad, asociación, municipio, etc. En los siglos
XII y XIII, comienza a usarse para nombrar a las asociaciones gremiales, como
la de profesores y estudiantes. Cuando se trataba de una “universidad” o
asociación gremial dedicada a la enseñanza y al aprendizaje, se la denominaba
“studium” o “studium generale”, o bien “universidad de maestros y escolares”
(universitas magistrorum et scholarium), como en la definición dada por Alfonso
X el Sabio en la segunda de sus Partidas: “Ayuntamiento de maestros et de
escolares que es fecho en algún logar con voluntat et con entendimiento de
aprender los saberes” (Partida II, título XXXI, ley 1). En 1254, fue el
propio Alfonso X quien dio su estatuto a la Universidad de Salamanca, una de
las más antiguas de Europa. A partir del Renacimiento, el término universitas comienza a emplearse
exclusivamente para el gremio de maestros y escolares que se reúnen en algún
lugar para enseñar y aprender. En 1254, fue el propio Alfonso X quien dio su
estatuto a la Universidad de Salamanca, una de las más antiguas de Europa. A
partir del Renacimiento, el término
universitas comienza a emplearse exclusivamente para el gremio de maestros
y escolares que se reúnen en algún lugar para enseñar y apren
der. Y lo cierto es
que la universidad, desde sus orígenes medievales hasta finales del siglo
XVIII, fue una institución exclusivamente docente, destinada a la trans misión de un conocimiento considerado inalterable. En cuanto a la investigación o producción de conocimiento nuevo, se realizaba en su mayor parte fuera de la universidad. De hecho, la revolución científica de los siglos XVI y XVII se produjo en gran medida al margen e incluso en contra de las instituciones universitarias, que a partir del siglo XIV se habían ido feudalizando y oponiendo, en general, a cualquier tipo de innovación social e intelectual.” (http://isegoria.revistas.csic.es/index.php/isegoria/article/view/890/890)
El origen de la Universidad se
remonta a la Europa de la Edad Media, con el nacimiento de las universidades de
Bolonia (1088), París (1150) y Oxford (1167). En el año 1300 empezaron a
proliferar universidades en Italia, Francia, Inglaterra y España, y en las
últimas décadas del siglo XX en los demás países del planeta.
En el mundo las primeras universidades
fueron las siguientes: Universidad de Bolonia (Italia, 1089 y que
recibe el título de Universidad en 1317), Universidad de Oxford (Inglaterra,1096), Universidad de París (Francia, 1150, que recibe
el título de Universidad en 1256), Universidad de Módena (Italia,1175), Universidad de Cambridge (Inglaterra, 1208), Universidad de Palencia
(España, 1208), Universidad de Padua (Italia, 1223), Universidad de Nápoles Federico II
(Italia,1224), Universidad de Toulouse (Francia,1229), Universidad de Murcia (España,1272), Universidad de Coímbra (Portugal,1290), Universidad de Lérida (España,1300) y Universidad de Perugia (Italia, 1308).
En América Latina
la primera universidad fundada oficialmente según la normativa jurídica expedida
por la monarquía española fue la Real y Pontificia Universidad de San
Marcos, en Lima, Perú.
En lo referente al Perú, Jaime R.
Ríos Burga[1]
manifiesta: “La explicación de los orígenes de la universidad colonial en el
Perú ubica tres corrientes claras de pensamiento: la universalista secular en
sus versiones materialista histórica e idealista humanista; la espiritualista
religiosa y una tercera que recoge elementos de una y otra.” “Mientras para Mariátegui, “el
espíritu de la Colonia ha tenido su hogar en la Universidad”, para Haya de la
Torre, su origen reside en “el feudalismo que importó de España”. Raúl Porras,
piensa que la universidad en el Perú colonial se construye bajo “el yugo de la
Escolástica y de Aristóteles”. Francisco Miró Quesada explica el tema a partir
del desarrollo de un humanismo universitario no como fe sino como construcción
ideal de una vida racional de individuo en sociedad. Por su parte, Víctor
Andrés Belaunde encuentra su fundamento en la “grande e incontrastable”
“autoridad” espiritual de la “Iglesia”. Y José Antonio Encinas, lo comprende
como parte de la institucionalidad del Estado colonial.
En
sus Siete Ensayos de lnterpretación de la
Realidad Peruana, Mariátegui señala tres influencias que se suceden en el
proceso de la instrucción en el Perú republicano: la española, la francesa y la norteamericana.
“España –indica- nos legó, de otro lado, un sentido aristocrático y un concepto
eclesiástico y literario de la enseñanza. Dentro de este concepto, que cerraba
las puertas de la Universidad a los mestizos, la cultura era un privilegio de
casta. El pueblo no tenía derecho a la instrucción. La enseñanza tenía por
objeto formar clérigos y doctores”.
LA UNIVERSIDAD EN LA SOCIEDAD GLOBAL
Mucho se ha debatido y sigue
debatiéndose en círculos académicos, universidades y empresas de éxito sobre los
alcances, la trascendencia y los posibles beneficios que generaría a la
humanidad la nueva sociedad global. Para
empezar, a la fecha no existe denominación general única para designar al tipo
de sociedad del siglo XXI. A través de nuestras investigaciones realizadas
logramos identificar más de cincuenta denominaciones.
Y sólo para citar algunas de ellas:
era de los medios de comunicación desmasificados, era de la transitoriedad, era
del mercado global, era técnica universal (Friedrich Rapp), era tecnotrónica
(Zbigniew Brzezinski), era de la información (Bill Gates, Michael Dertouzos),
era de la postinformación (Nicholas Negroponte), era paleocibernética
(Youngblood), era del superindustrialismo (Alvin Toffler), era informática
(Francis Fukuyama), era cibernética (Giovanni Sartori), era tecnológica (Sergio
Cotta), sociedad postindustrial (Daniel Bell), sociedad poscapitalista (Peter
F. Drucker), sociedad del conocimiento y de la información (Irene Plaz Power),
sociedad digital (Esther Dyson), sociedad network (Manuel Castells),
civilización neo-biológica (Kevin Nelly), Telepolis (Javier Echevarría), Nueva
Babel, Mundo sin Fronteras y Sociedad global.
El fenómeno de la globalización que
ocurre en el presente siglo debe entenderse como un producto histórico, que
marca una nueva era en la historia de la humanidad. Es una etapa superior del
desarrollo capitalista, que trae consigo la universalización del capitalismo,
de la ideología neoliberal y la transformación del espacio y del tiempo en la
vida de las personas. Es una creciente interacción, integración económica e
interdependencia cibernética entre gobiernos, países, regiones y sociedades del
mundo, producida por la expansión y potenciación de los mercados de capital,
del comercio y de la inversión externa directa.
No cabe duda que en el siglo XXI
hay partidos políticos, sindicatos,
empresas, asociaciones y universidades progresistas de raigambre
democrática, que se han definido por una
posición favorable al nuevo fenómeno de la globalización
inscritos dentro de un enfoque ambivalente y con rostro humano, en cuanto
tiene por eje central al hombre, con deberes, derechos y oportunidades de vivir
en una sociedad abierta y en un mundo sin fronteras.
El fenómeno de la globalización
constituye el proceso de búsqueda del crecimiento y del desarrollo
socioeconómico, en un ambiente mundial, con circulación libre del conocimiento,
de los mercados de capitales comerciales, productivos, financieros (eliminación
de barreras) y de la avanzada tecnología de la información y la comunicación.
Eugenio Chang-Rodríguez[2] con sobradas razones
afirma categóricamente: “Otra visión profética de Haya desde el punto de vista
económico fue lo que hoy llamamos globalización,
el advenimiento de una nueva fase del capitalismo signado por la profundización
de los principios del libre mercado y de las leyes que universalizan la
dialéctica capitalista. La globalización es el proceso que integra las
distintas economías nacionales en un único mercado capitalista mundial, a la
vez que expande las fronteras del movimiento de capitales, la circulación de
las personas, la cultura, la informática, los conocimientos y las técnicas. El
proceso de la globalización no es reciente: comenzó en 1492 con la conquista
europea de América y la mundialización del imperialismo, pero se ha acelerado
en los últimos años. La globalización sigue siendo uno de los mayores retos
para los países desarrollados, en vías de desarrollo y el llamado Tercer Mundo.
Para poder explotar plenamente el potencial de crecimiento de este fenómeno y
garantizar el mejor reparto de sus beneficios, la Unión Europea procura
establecer un modelo de desarrollo sostenible mediante un convenio multilateral
a fin de reconciliar el crecimiento económico, la cohesión social y la
protección del medio ambiente”.
La globalización es un término
polisémico, posee varias significaciones, dependiendo del área de conocimiento
desde donde se le enfoque o de la posición político-ideológica de sus autores.
Este fenómeno mundial fue posible por dos tipos de confluencias: confluencia
técnica y confluencia económica. La confluencia técnica de la informática, de
las telecomunicaciones y de la industria audiovisual; y la confluencia
económica conformada por recursos de capital y por empresas múltiples de
diversos sectores de la producción.
En octubre de 1998, la
UNESCO concluyó en París una serie de importantes recomendaciones que debería
asumir la educación superior mundial en el siglo XXI para servir a un
desarrollo sostenible del planeta. Entre dichas recomendaciones están las
siguientes: “Se reconoce que la enseñanza superior es un factor de desarrollo
de una sociedad y una economía fundada en el conocimiento. Empero, hay que
estar en condiciones de impartir una formación pertinente y de calidad al mayor
número posible de jóvenes, para brindarles acceso al mercado del empleo y permitirles
actualizar ulteriormente sus conocimientos”.
“El reto de la calidad
– señala la UNESCO- no puede disociarse de la búsqueda del rendimiento
y del establecimiento de criterios de
evaluación. Es conveniente que esas normas y criterios tomen en cuenta la
variedad de las situaciones. La necesidad de desarrollar una cultura de la evaluación es inseparable
de la noción de calidad, que a su vez está íntegramente vinculada a una democratización efectiva del sistema de
educación superior”. Pero también, ante la presencia de conflictos y paradojas
(expansión y dispersión de la demanda; el paro que afecta a un número creciente
de diplomados, el deber de igualdad y de justicia y los límites financieros de
una masificación educativa, el deber ético y las tentaciones de abuso de los
conocimientos y los descubrimientos), la UNESCO recomienda: “la educación
superior debe elaborar una nueva ambición, recurrir a su adaptabilidad, su
flexibilidad y su imaginación para desarrollar capacidades de resolución de
problemas y de anticipación, armarse de un espíritu crítico constante, y
promover el trabajo de equipo, sin abandonar jamás su filtro ético”, “compartir
las responsabilidades con el conjunto de los interlocutores”, “instaurar nuevas
formas de gestión que fortalezcan el trabajo colegiado y la transparencia”,
“desarrollar sus relaciones con el mundo económico evitando adoptar una actitud
mercantil”, “mancomunar esfuerzos con las empresas en proyectos de investigación”,
“tomar conciencia de la necesidad de cambio”, “respetar la autonomía de los
establecimientos y el ejercicio de las libertades académicas”.
Los países en vía de
desarrollo tienen el compromiso y el destino histórico de luchar
mancomunadamente por su independencia económica, política, educativa y
cultural, dentro de un régimen político democrático. En este sentido realizan
sumos esfuerzos para concertar políticas generadoras de más empleo, generar más
inclusión social y más bienestar, contribuir a la protección y defensa del
medio ambiente, erradicar la carrera armamentista, superar antiguos y nuevos
problemas como el analfabetismo tradicional y tecnológico, el narcotráfico, el
narcoterrorismo, la corrupción, la pobreza, la inseguridad ciudadana, la desigualdad
social, entre otros.
“Se suele decir que
las universidades son instituciones sumamente conservadoras y reticentes al
cambio. Sin embargo, existe abundante evidencia de la capacidad de
transformación en estas instituciones (Askling y Henkel, 2000; Clark, 1998 y
2004; Brint, 2002), como respuesta a las cambiantes condiciones del ambiente
político, social y financiero en que se desenvuelven, aunque parece ser cierto
que esas transformaciones tienen mayor probabilidad de verificarse cuando
vienen exigidas perentoriamente por fuerzas externas que cuando vienen
impulsadas por procesos endógenos de la universidad” (Bernasconi, 2015, p. 266).
En la sociedad global
los gobiernos latinoamericanos y las universidades han empezado a cerrar filas
para desarrollar acciones conjuntas contra los enemigos de fuera y de dentro, en
loable propósito de defender las identidades culturales, afirmar las soberanías
nacionales, proteger los mercados internos, saber tratar con los inversionistas
extranjeros en términos de equidad y de justicia social, alentar las
inversiones extranjeras directas, suscribir tratados de libre comercio con
Japón, China, la Unión Europea, Canadá, Estados Unidos, etc., lograr espacios
de integración económica hacia adentro y hacia fuera con objetivo social,
garantizar el crecimiento continuo y descentralizado, suspender las leyes
antidumping que son usadas como medidas proteccionistas encubiertas y
desarrollar un sistema de comercio multilateral.
Las universidades han
empezado a responder a los grandes desafíos o retos de la sociedad global
incorporando tecnología de última generación, fomentando y desarrollando la educación
de calidad que les permita competir exitosamente entre ellas y contribuir al
bienestar de la colectividad.
ÉPOCA DE GRANDES CAMBIOS
La sociedad global
está produciendo grandes cambios en los ámbitos gnoseológico, tecnológico,
social, educativo, cultural, profesional, empresarial, económico, político,
ecológico, comunicacional y ético, cambios en las relaciones hombre-cosas-instituciones,
que dan origen a un nuevo mundo cibernético, a un nuevo Estado-red y a un nuevo
hombre virtual. Por vez primera en la historia de la humanidad el hombre
aparece como habitante del mundo, terrícola o “ciudadano del mundo”.
En la sociedad global la aparición
de nuevas tecnologías como la fotónica, la nanotecnología, los microsistemas,
los nanosistemas, la telecomputadora, la generación de energía por sustitución
de hidrógeno del sol, etc., están creando una sociedad global reticular y
permitiendo la multiplicación de los espacios locales. Todo esto conduce a
radicales modificaciones de la percepción del espacio y del tiempo: todo el
planeta parece más cercano cuando uno se comunica vía Internet, el tiempo es
más corto (lo que se conoce como «aceleración de la historia») y el espacio es
más pequeño (lo que se denomina «aldea global»).
Lo cercano y lo lejano, lo real y
lo virtual, lo importante y lo urgente, lo verdadero y lo falso, lo genuino y
lo espurio, lo exaltado y lo degradado, lo público y lo privado se confunden,
se mezclan tan profunda y casi perfectamente, hasta el punto de parecer
indistinguibles o imperceptibles. Lo gubernamental y el servicio público se
confunden con lo comercial; lo institucional se convierte en organización; lo
cierto se hace dudoso y lo utópico puede convertirse en probable.
En la sociedad global se emplea medios poderosos, por ejemplo, la
fibra óptica, que usa como su instrumento a la informática, el que, comparado
con los medios tradicionales, multiplica por miles su capacidad de transportar
la información a una velocidad cercana al de la luz (300 mil kms /segundo o mil
millones de bites). Los super chips almacenan pequeñas bibliotecas de
información, en espacios comparables a los del tamaño de la cabeza de un alfiler.
Todo esto, ha puesto a los ciudadanos y estudiantes del mundo en una especie de
caos por exceso de información, dando la sensación de impotencia física para su
decodificación diaria, ante el volumen incontrolable de informaciones que
reciben.
En la sociedad global las
universidades forman a los profesionales, especialistas, expertos, científicos
e investigadores polivalentes que los países en vía de desarrollo necesitan.
Esta formación profesional se centra en competencias, en el desarrollo de
habilidades especializadas con alta calidad académica, técnica y valores
éticos; se centra en el fomento de la investigación científica y en la
capacidad para resolver creativamente los antiguos y nuevos problemas que se
les presentan.
Cabe mencionar algunos de los principales
cambios que se producen por el avance inusitado de las tecnologías de la
información y de la comunicación:
El tránsito de los medios de
comunicación masiva a la comunicación sectorial e individualizada; la
interacción entre los productores y receptores de la información y comunicación,
sin fronteras temporales ni espaciales, a través de nuevos lenguajes y medios
informáticos; el gran paso histórico de la memoria escrita (imprenta) a la
memoria electrónica (computadora, 1955); la energía nuclear es reemplazada por
el petróleo; las fuentes geotérmicas generan electricidad tomando el calor de
la propia tierra o utilizando la fuerza de las olas.
El funcionamiento creciente de
nuevos canales temáticos televisivos (canal cultural, canal deportivo, etc.); la
emisión de programas de televisión por cable o televisión digital vía satélite;
la expansión del video cable; el incremento de difusión de video-caseteras en
los hogares y el número de abonados; la difusión, la producción, la selección y
el almacenamiento de la información mediante la búsqueda automática e
instantánea en Internet; la multiplicación de los espacios locales y globales
en la comunicación, lo local puede ser al mismo tiempo mundial: la veloz
obsolescencia en el uso de las tecnologías; los cambios en los lenguajes,
formatos, formas de escribir o de narrar.
La nueva modalidad de integración e
interacción tecnológica del hogar con redes de información y entretenimiento; el
modelo de comunicación cada vez más fragmentado, segmentado e individualizado y
la producción audiovisual más transnacional en lo productivo, con mercados
globalizados y la creciente desregulación de la intervención del Estado.
La posibilidad de combinar la red
telefónica con la red televisiva para transformar el televisor en un terminal
de acceso a los servicios asociados con Internet. Ya no hay necesidad de pedir
autorización para traspasar los límites o las fronteras territoriales de los
pueblos, el mito de la ubicuidad es una realidad.
Estamos viviendo un cambio de
paradigma cultural; la cultura de la televisión deja paso a la cultura
teleputer, que es la suma de todos los antiguos medios masivos de comunicación
incluida la televisión; la individualización en mayor grado del proceso
orientación-aprendizaje; el acortamiento de plazos entre las fases de
investigación, el desarrollo experimental e innovación en la producción de
recursos didácticos; el diseño de documentos con nuevos formatos que además
pueden publicarse, circular y transferirse por medio de las telecomunicaciones
o de soportes como el CD ROM, que dan origen al texto digital como un producto
de la era posmoderna.
Algunos piensan que la sociedad
global muestra una época de nostalgia e incertidumbre, de actitud nihilista
(los valores supremos pierden validez), muestra una época de liberalización de
las racionalidades y de las diversidades (etnias, negros, mujeres, gays, etc.).
La sociedad global muestra una época de aproximación lamentable hacia una ética light, época de descrédito de lo
absoluto, de surgimiento de una nueva idolatría del capital o de una «nueva religión»
la del «mercantilismo».
Se observa el desencadenamiento del
boom del mercado del cuerpo humano (con prótesis, piezas sintéticas, siliconas
e implantes de órganos): se origina la transformación de imágenes corporales en
procura de cuerpos perfectos (el «morphing» como técnica de animación por
computadora); se practica la modificación de los hábitos de consumo; se
desarrollan identidades transterritoriales, multiétnicas, heterogéneas y multilingüística;
se incrementa el derrumbe de viejas utopías; se relanza la denominada «economía
criminal» (negocio de la droga, de las armas, el narcotráfico y la
prostitución).
Bonilla y García advierten en los
individuos el cambio de posiciones ideológicas: «Antes se era de izquierdas o
de derechas. Ahora se es ecologista, defensor de los derechos humanos,
«militante» de juntas vecinales y locales, punkero, rappero, «new age»,
skinheads, o simplemente, un desencantado».
Antes la orientación o
direccionalidad de la comunicación era de una sola vía, del centro (global) a
la periferia (local). Hoy en día, el centro pierde control en favor de la
periferia, los usufructuarios de los medios tienen la posibilidad de generar
sus propios mensajes.
Los estados, ahora mundializados en
sus estructuras internas y funciones, están originando la interdependencia
generalizada de naciones, clases, grupos e individuos y un nuevo tipo de estado
surge ya: el Estado supranacional o Estado global.
EL
GRAN PASO HISTÓRICO
Es así como se produce el gran paso
histórico de la memoria escrita (imprenta) a la memoria electrónica
(computadora, 1955). Se ha ingresado a lo multidisciplinario, a lo holístico
del conocimiento, con el surgimiento de un nuevo lenguaje, el de la
informática, y de diversas clases de pensamiento (pensamiento crítico, pensamiento dialéctico, pensamiento
holístico, pensamiento sistémico, pensamiento complejo, entre otros.).
No cabe duda, vivimos en una
sociedad global reticular, en una nueva comunidad alrededor de una red de redes
de ordenadores que crea un “hábitat informático” sin límites de tiempo ni de
espacio, que transforma imágenes corporales en procura de cuerpos perfectos: el
morphing como técnica de animación
por computadora.
EL
CAPITAL INTELECTUAL
El siglo XXI es el siglo del saber,
el siglo de la revolución de la información y la comunicación, el siglo de la
libertad y de la esperanza, el siglo de la racionalidad científica y
tecnológica, pero por sobre todas las cosas es el siglo de la sociedad global.
Hernando Gómez Buendía, en su obra
«Educación: La agenda del siglo XXI hacia un desarrollo humano», asevera: «La
revolución científica es el motor de este tempo de vértigo. Aunque no sea fácil
medir el conocimiento, dicen los entendidos que, si la vida del Homo Sapiens
sobre la Tierra hubiese durado una hora, el 95 % de su saber provendría de los
últimos 20 segundos. En los últimos 4 segundos -en el siglo XX- se han
producido 9 décimos de aquel saber, y en el último segundo- en estos 25 años-
hemos aprendido tres veces más que durante el medio millón de años anteriores».
Vale la pena recordar que en 1750
se duplicó por primera vez el conocimiento de la humanidad. Ciento cincuenta
años después, o sea en 1900, se repite el mismo fenómeno. Nuevamente se duplica
alrededor de 1955. A la fecha el conocimiento humano se duplica cada 5 años. Y
algunos expertos estiman que para el año 2030 se duplicaría cada 70 días.
En 1969 Jean-Jacques
Servan-Schreiber, en una de sus obras más leídas, El Desafío Americano, se adelantó en advertir que «Ni las legiones,
ni las materias primas, ni los capitales son ya las marcas ni los instrumentos
de poder. Y las propias usinas son sólo su signo externo. Las fuerzas modernas
son la capacidad de inventar, o sea, la investigación, y la capacidad de
introducir las invenciones en los productos, es decir, la tecnología. Los
yacimientos que hay que explorar no están hoy ni en la tierra, ni en el número,
ni en las máquinas – residen en el espíritu. Más precisamente, en la aptitud de
los hombres para reflexionar y crear... La formación, el desarrollo, la
explotación de la inteligencia, ése es el único recurso. No hay otro...»
El capital intelectual o
conocimiento es el capital más importante con que cuenta el mundo del tercer
milenio como producto de la tecnoglobalización. La tecnoglobalización
posibilita el desarrollo de la industria de programas informáticos, la venta de
productos en línea, la prestación de servicios administrativos y de control más
eficaz, la práctica de la telemedicina, la teleducación, el conocimiento de los
pronósticos metereológicos, el impulso del telecomercio y del teletrabajo.
EL
CONOCIMIENTO COMO VALOR AGREGADO
El
conocimiento constituye el valor agregado principal e imprescindible en todos
los procesos de producción de bienes y de servicios de una nación, y convierte
el dominio del saber o conocer sin fronteras en el factor básico e
irremplazable de su desarrollo auto sostenido, de las cuales dependerá en mucho
el éxito de las empresas, universidades e industrias en el presente y en el
futuro.
La transitoriedad del conocimiento
y de las imágenes de la realidad obligan a las personas, a los estudiantes y a
los profesionales a reorganizar su almacén de imágenes, a aprender de nuevo hoy lo que ayer creían saber;
pues las verdades de ayer se convierten hoy súbitamente en ficciones y que
deben ser reemplazadas, revisadas, renovadas, revitalizadas cada vez más de
prisa. El conocimiento se vuelve fugaz, temporal y transitorio. Si los
estudiantes universitarios, los egresados y los mismos profesionales quieren
adaptarse positivamente a la ambivalente sociedad global, deberán aprender de
nuevo la realidad.
COEXISTENCIA
DE UNIVERSIDADES TRADICIONALES, VIRTUALES Y EMPRESARIALES
Sobradas razones del mundo
académico le asiste a Jorge René Meléndrez Quezada, cuando sostiene que las
universidades tradicionales coexistirán con las «universidades virtuales» y con
las «universidades empresariales» formadas por las corporaciones de empresas,
con el fin de satisfacer la demanda de educación permanente de sus trabajadores
en distintos niveles y modalidades formativas, fundamentalmente las
relacionadas con las ciencias económico-administrativas. Las universidades
tradicionales se enfrentarán cada vez más a una fuerte competencia por parte de
estas organizaciones educativas de las empresas y el reto salta a la vista
(artículo en Internet «La educación del futuro y el futuro de la educación (en
el escenario de la educación superior) (e-mail:melendrezjr@todito.com).
EDUCACIÓN
SUPERIOR, INVESTIGACIÓN Y DESARROLLO
En la Conferencia Mundial sobre
Educación Superior, organizada por la UNESCO en 1998, se llegó a reconocer que
en la era de la sociedad global «...la educación superior y la investigación
forman hoy en día la parte fundamental del desarrollo cultural, socioeconómico
y ecológicamente sostenible de los individuos, las comunidades y las naciones.
Por consiguiente, y dado que tiene que hacer frente a importantes desafíos, la
propia educación superior ha de emprender la transformación y la renovación más
radicales que jamás haya tenido por delante».
Concluido la guerra fría, con la
caída del muro de Berlín, el mundo bipolar tradicional se convirtió en
unipolar, con la afirmación del predominio y la hegemonía económica y militar
de los Estados Unidos sobre los países del mundo. Además es notoria la
consolidación del creciente rol de los organismos financieros internacionales
(BM, FMI, OMC, etc.) en las decisiones políticas, económico-financieras y
culturales de los países de América Latina; se multiplican los bloques
comerciales y económicos regionales; se consolida la Comunidad Económica
Europea como bloque económico y político de primer orden y los países suscriben
los Tratados de Libre Comercio impulsados por el prurito de desarrollarse
rápidamente y recuperar el tiempo perdido por cientos de años.
CAMBIO
DE PARADIGMA EDUCATIVO-CULTURAL
En la actualidad estamos viviendo
un cambio de paradigma educativo-cultural, estamos pasando de una sociedad
fragmentada a una sociedad global, a una nueva sociedad donde la falta de
conocimiento ya no es debido necesariamente a la falta de información, sino
debido al exceso o diluvio de información y que no logramos decodificar en su
totalidad para enriquecer y ensanchar nuestro horizonte cognitivo.
En la sociedad global se da una
aproximación lamentable hacia una ética
light; se ingresa al desarrollo de una educación interdisciplinaria y
multidisciplinaria, se incursiona al desarrollo de la profesión polivalente
(multiprofesiones). Se busca formar profesionales con gran dominio técnico de
la computación e informática, profesionales capaces de generar ideas nuevas, de
incorporar programas de innovación aditiva (añadir lo nuevo a lo antiguo),
aprender de prisa y desarrollar un nuevo tipo de pensamiento: pensamiento
circular o pensamiento sistémico».
UNIVERSIDADES
PROACTIVAS
Urge desarrollar universidades
dinámicas o proactivas, como lugares de formación de profesionales de alta
calidad humanística, tecnológica, científica y axiológica, de rápida adaptación
al cambio, con mentalidad y mística empresarial
para el cambio social y el trabajo productivo en equipo y con responsabilidades
compartidas.
En la sociedad global, la formación
profesional universitaria ya no sólo debe centrarse en el desarrollo de ciertas
habilidades especializadas, sino en la capacidad para resolver creativamente
los problemas imprevistos que se presentan ante una nueva sociedad virtual.
Y en este sentido es recomendable
que las universidades empiecen a revisar los paradigmas curriculares en los
cuales se sustenta la educación universitaria en países menos desarrollados,
dado a los pobres resultados en el campo de la investigación básica y aplicada
y en la poca capacidad de respuesta por parte de los profesionales frente a los
retos que le plantea la sociedad del siglo XXI.
[2] Chang-Rodríguez, Eugenio. Víctor Raúl Haya de la Torre: Bellas Artes,
Historia e Ideología. Pontificia
Universidad Católica del Perú, Fondo Editorial, Lima, 2018, pp.208-209.