Artículos periodísticos y de investigación

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8 de enero de 2012

Aportes de la Doctrina Social Cristiana al Desarrollo Humano Integral

Aportes de la Doctrina Social Cristiana al Desarrollo Humano Integral

Por: Eudoro Terrones Negrete
La doctrina social cristiana recibe diversas denominaciones: Doctrina Social Católica (DSC), Doctrina Leoniana, Doctrina de la Iglesia, Doctrina Evangélica y Filosofía social cristiana.
Se entiende por Doctrina Social  Católica (DSC) al conjunto de orientaciones, reglas, doctrinas y criterios de acción que se originan en la Sagrada Escritura, en la enseñanza de los Papas y teólogos de la Iglesia y que tiene por objeto la “dignidad” de la persona, por sujeto la “comunidad cristiana”  y por finalidad servir a la persona y a la sociedad en la solución de sus problemas alcanzar el desarrollo integral del hombre y de todos los hombres, empezando por los más necesitados (“opción preferencial por los pobres”).
Realizaron importantes y trascendentes aportes al modelo alternativo de desarrollo humano integral, a la luz de la verdad y del amor de Jesucristo en procura de un mundo mejor, las encíclicas sociales Rerum Novarum (de León XIII /1891), Quadragesimo anno (Pío XI), Mater et Magistra y Pacem in Terris (Juan XXIII), Gaudium et Spes, Populorum Progressio (Pablo VI ), Octogésima Adveniens, Sínodo de Obispos: Justicia en el mundo, Evangelii Nuntiandi, Redemptor Hominis, Labores Exercens, Caritas in Veritate, Humanae Vitae, Sollicitudo Rei Socialis, Centesinus Annus, Veritates Splendor y Fides et Ratio (Juan Pablo II), Tertio Millennio Adveniente, Evangelium Vitae, además de las conclusiones de las 5 Conferencias generales del Episcopado Latinoamericano (I. Río de Janeiro (Brasil, 1955), II. Medellín (Colombia, 1968), III.Puebla (México, 1979), IV.Santo Domingo (1992) y V. Aparecida (Brasil, 2007).
Desarrollo Humano Integral
El Desarrollo Humano Integral (DHI) es el desarrollo del hombre y de todos los hombres, en sus múltiples y complejas dimensiones: individual, social, política, económica, educativa, cultural, ecológica,  religiosa, espiritual y moral, cuya posesión y usufructo de bienes sean en igualdad de condiciones y oportunidades e igualdad de deberes y de derechos que permitan un mayor crecimiento de la persona o un desarrollo en su “ser” antes que en el “tener”.
El desarrollo que propone la doctrina social Católica es el desarrollo verdadero o auténtico, es decir aquel desarrollo entendido como “el paso, para todos y cada uno, de unas condiciones de vida menos humanas a condiciones más humanas” (Pablo VI) y que se funda en el amor a Dios y al prójimo y favorece las relaciones entre los individuos y las sociedades. El desarrollo integral verdadero deberá promover a todo el hombre y a todos los hombres mediante el desarrollo solidario de la humanidad, la libertad y el mutuo y común esfuerzo.
Para la DSC, el desarrollo humano auténtico  deberá medirse y orientarse según un parámetro interior propio del ser humano, parámetro que está en la naturaleza específica de la persona creada a imagen y semejanza de Dios.
Ser humano es el ser creado a imagen y semejanza de Dios, que es individuo y persona al mismo tiempo y tiene materia, espíritu y valores y se empeña por desarrollarse integralmente en obediencia a la ley divina y al orden jurídico de las sociedades.
La DSC  se sirve de todas las contribuciones hechas por las ciencias y la filosofía y se orienta a ayudar a la humanidad en el camino de la salvación. Es una respuesta permanente contra el socialismo y comunismo violento y colectivizante y el capitalismo liberal salvaje.
La DSC en cuanto constituye un modelo alternativo de desarrollo humano integral, denuncia las desigualdades entre los pueblos, las razas y las clases sociales, pero a la vez defiende los derechos humanos, propone reformar el orden social injusto, llama a la colaboración de todos para un mundo con paz, libertad, dignidad y justicia, y propone a la humanidad un desarrollo igualitario, inclusivo, solidario, fraterno y digno para el hombre y para todos los hombres.
Aportes de la DSC al DHI
De acuerdo con las enseñanzas de la DSC y su propuesta de un modelo alternativo de desarrollo humano, podemos resumirlo así:
1.         El derecho a la vida no puede desligarse de las cuestiones relativas al desarrollo de los pueblos y resulta injusto todo cuanto contradice las dimensiones personal, familiar y social del ser humano.
2.         El amor a Dios y la caridad, iluminada por la razón y la fe, son las principales fuerzas propulsoras para el verdadero desarrollo del hombre y de todos los hombres y que hacen posible el tránsito de “las condiciones menos humanas a condiciones más humanas”.
3.         La redistribución de la riqueza, que antes se hacía al final del proceso productivo por parte del Estado, deberá efectuarse ahora durante el proceso productivo, con la ayuda de los sujetos económicos y sociales.
4.         Defensa de los valores culturales de todos los pueblos, especialmente de los oprimidos, indefensos y marginados.
5.         Hay que sumar y no dividir a los pueblos, siendo constructores de puentes o de vasos comunicantes, anunciadores de verdad y bálsamo para las heridas y los males del hombre.
6.         Promoción de una cultura de compartir en todos los niveles, en contraposición de la cultura dominante de acumulación egoísta.
7.         Educación para la paz auténtica y cooperación de todos para suscitar los mayores consensos nacionales, la unidad, integración y reconciliación de los pueblos latinoamericanos y caribeños. Y educar la formación crítica en el uso de los medios de comunicación desde la primera edad.
8.         Las instituciones católicas deberán estimular la creación de puntos de red y salas digitales para promover la inclusión, desarrollando nuevas iniciativas y aprovechando aquellas que ya existen.
9.         Suscitar leyes para promover una nueva cultura que proteja a los niños, jóvenes y a las personas más vulnerables, para que la comunicación no conculque los valores.
10.      Luchar frontalmente contra los vicios y debilidades humanas, contra el consumo y venta de la droga en tres dimensiones: prevención, acompañamiento y sostén de las políticas gubernamentales para reprimir esta pandemia.
11.      La Iglesia se compromete en la solidaridad especialmente con los pobres y en lucha frontal y sostenida contra la pobreza y la miseria, los grandes monopolios y oligopolios, contra el lucro empresarial e industrial y las estructuras injustas imperantes en la sociedad de hoy y del futuro.
12.      Se hace necesario e imprescindible efectuar una reforma a las Naciones Unidas en virtud del principio de la injerencia humanitaria para dar voz eficaz en las decisiones comunes a los países de menor desarrollo relativo y a los más pobres.
13.      La DSI propone el replanteamiento del desarrollo humano, pero partiendo de una ética superior, porque no es posible llenar de ética a un sistema que la considera una amenaza para las grandes ganancias y la especulación.
14.      El mercado y la política necesitan “personas abiertas al Don recíproco”, líderes capaces y transparentes en su conducta pública y privada,  capaces de comprender que junto a los bienes de justicia están los bienes de gratuidad que ayudarán a las personas a realizar la alegría de vivir.
15.      Son principios claves de la DSC: la centralidad de la persona humana, la vida, la dignidad, los derechos humanos, la solidaridad, la subsidiaridad, la opción preferencial por los que más necesitan, el bien común, la paz, la libertad, la justicia, la fraternidad y  la gratuidad en la gestión económica.
16.      El desarrollo de los pueblos depende, sobretodo, de que se reconozcan como parte de una sola familia. Asimismo la inclusión relacional de todas las personas y de todos los pueblos en la única comunidad de la familia humana que se construye sobre la base de la solidaridad y los valores fundamentales de la verdad, la paz, la libertad y la justicia.
17.      La DSC expresa que se puede emprender y hacer empresa persiguiendo fines de utilidad social y actuando por motivaciones de tipo pro-social.
18.      El desarrollo sustentable, equitativo y respetuoso de la creación sólo es posible con hombres rectos, con operadores económicos y agentes políticos que sientan fuertemente en su conciencia la llamada al bien común. Y para esto se necesita de preparación profesional y de coherencia moral.
19.      La DSC acepta como buenos los principios de la propiedad privada, la libertad de empresa y economía social de mercado y la organización de la economía para el beneficio de todos y no de unos pocos. Reconoce la legitimidad de los esfuerzos de los trabajadores manuales e intelectuales para conseguir el pleno respeto de su dignidad y espacios más amplios de participación en la vida de la empresa y de la sociedad.
20.      Las Comunidades Eclesiales de Base (CEB), cumplen un rol social como escuelas que despiertan y fomentan la fe, el amor a los semejantes y a Dios, difunden el evangelio y ayudan a formar cristianos comprometidos con su fe, y a formar discípulos y misioneros del Señor al servicio de los más necesitados.
Requisitos básicos para el DHI
La doctrina social de la Iglesia católica propone para el desarrollo humano integral que se cumpla con los requisitos fundamentales siguientes: La responsabilidad social de las empresas, el respeto a la persona y a los derechos humanos, el protagonismo económico de la sociedad civil según el principio de necesidad, las ayudas al desarrollo deben partir de abajo y estar fundado en el acompañamiento.
Asimismo se debe efectuar la reforma de los residuos del welfare en los países ricos para financiar el desarrollo de los países pobres; realización de nuevas formas de empresa sin ánimo de lucro; solidaridad entre emprendedores de los países del Norte y del Sur del mundo y eliminación de: planificación forzada de la familia (control de la natalidad), esterilización en masa de mujeres en los países pobres, presión de organismos y lobbies internacionales que buscan la aprobación de leyes favorables al aborto en los países, a sabiendas que la negación de la vida indica debilidad moral y desconfianza en el propio hombre.
Finalmente, recusación de la ideología maltusiana según la cual la causa principal de la pobreza es el crecimiento de la población, relación estrecha e irremplazable entre ética de la vida humana y ética del desarrollo. Propone la realización de reformas trascendentes para facilitar el desarrollo de los países más pobres y lograr el desarrollo humano del hombre y de todos los hombres: - reforma del sistema internacional del comercio; reforma del sistema monetario y financiero mundial; reforma de las instituciones políticas y sindicales para sustituir regímenes corrompidos, dictatoriales o autoritarios, por otros democráticos y participativos; promoción de la transferencia de tecnologías a los países en desarrollo; revisión de los mecanismos de funcionamiento de las organizaciones internacionales; los países que más necesitan desarrollarse deberán ejercitar el espíritu de iniciativa y actuar según sus propias responsabilidades históricas, sin esperarlo todo de los países más favorecidos.
Según la doctrina social cristiana el auténtico desarrollo humano integral deberá abrirse al absoluto con carácter inclusivo y no exclusivo socialmente, y deberá superar toda lógica utilitarista e individualista y abarcar las diversas dimensiones del ser humano: social, política, económica, educativa, cultural, ecológica, espiritual, axiológica y ética.
Juan Pablo II y los indicadores para examinar el desarrollo humano
El Pontífice Juan Pablo II identificó, oportunamente,  un conjunto de indicadores que permiten examinar las características del desarrollo humano, entre las que cabe referir los siguientes:
1.    Los que provienen de la observación de la realidad: que a su vez muestra las multitudes de personas en la miseria (indicadores de indigencia y de pobreza)
2.    El alargamiento en el tiempo de las desigualdades (que podría mensurarse a través del índice de Gini y la curva de Lorenz), más una medición temporal para verificar el agravamiento.
3.    Indicadores sectoriales de producción y consumo de bienes destinados a la alimentación, salud, higiene, vivienda, disponibilidad de agua potable, condiciones de trabajo, y condiciones de trabajo femenino.
4.    Indicadores culturales, para apreciar el analfabetismo, las dificultades para acceder a la enseñanza superior, formas de explotación económica, la capacidad de participación y el derecho de iniciativa económica.
5.    Indicadores de desechos, basuras y descartes, como formas de medir el exceso en la disponibilidad de bienes.


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