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3 de enero de 2012

“CONTRA EL TEMOR ECONÓMICO, CREER EN EL PERÚ”

“CONTRA EL TEMOR ECONÓMICO, CREER EN EL PERÚ”
Las cifras han logrado que el Perú sea visto como un país modelo.
Por: Dr. Eudoro Terrones Negrete
“Hoy, el mundo parece estar lleno de malas noticias y de incertidumbre. Sin embargo, los Nostradamus que anuncian la crisis están equivocados…A diferencia de lo que se escucha, yo sí tengo buenas noticias sobre los próximos años y decenios…”, así empieza Alan García su nuevo libro “Contra el temor económico, creer en el Perú” [1]
Alan García, después de su exitoso segundo gobierno (2006-julio-2011) y  a sólo cinco meses de haber culminado su período gubernamental,  nos entrega una obra con mucho optimismo y fe en los mejores destinos del Perú. Obra que a pocos días de publicada repunta en lectoría y está a punto de agotarse, en un tiraje de quince mil ejemplares.
En esta obra, publicada por Editorial Planeta Perú S.A.,  García Pérez desarrolla y explica con claridad meridiana temas de interés nacional:  la interpretación histórica de Fernand Braudel, la experiencia del Perú de 2006 a 2011, nuestros objetivos para el gobierno, los obstáculos para el proyecto, los vecinos del Perú y aliados potenciales, las condiciones internas par a cumplir el proyecto en 2006, los logros del gobierno aprista, las tendencias al retroceso y al reflujo, y hacia el año 2021.
Uso del método braudeliano
El autor realiza una interpretación sistemática de conjunto, respecto al proceso histórico, económico y la situación económica, siguiendo el método revolucionario del historiador francés Fernand Braudel, quien por primera vez incorporó el concepto de los “tiempos diferenciados”, con el fin de distinguir la corta historia, lo inestable e inmediato respecto de los procesos de larga solidez.
Según García Pérez, Braudel afirmó que debajo de todo el acontecer histórico, en los “cimientos geológicos de la historia”, está la larga historia, el ciclo largo y profundo. En su caso, las corrientes humanas continentales, la construcción de Europa como conjunto, un proceso que duró siglos. Sobre ese proceso largo y profundo, ubicó un ciclo o tiempo de mediana velocidad; es decir, la formación y constitución de los reinos, la evolución de las corrientes comerciales de mediano plazo y la estructuración de las clases sociales, etecétera. Sobre esta segunda capa identificó un tercer tiempo diferenciado de corta intensidad, en la que se expresan los conflictos sociales, las pugnas entre las élites, los desequilibrios institucionales y las circunstancias diarias.”[2]
Reflexiones críticas y explicaciones
Aplicando el método braudeliano, García Pérez realiza sus reflexiones críticas y explicaciones sobre I. El ciclo largo de la tecnología, la base de la producción: a) la información como nueva energía productiva y social, b) la aceleración exponencial de la globalización, c) el crecimiento de la población y sus corrientes migratorias, d) el cambio en el eje oceánico de la economía; II. El ciclo o tiempo de mediano plazo: déficit estructural: a) incrementar el consumo por encima de la producción; III. El ciclo corto: los desequilibrios actuales; IV. Las tendencias profundas aseguran que los desequilibrios se auto-compensarán y el crecimiento continuará: a) ¿Haya un menor crecimiento en Estados Unidos? b) ¿Inflación y enfriamiento en China? c) ¿El déficit y endeudamiento de los países europeos nos conducirá al caos financiero? d) ¿Las fluctuaciones del dólar amenazarán la economía?
El autor de la obra, con la experiencia política de haber sido dos veces presidente de la República de Perú y haciendo gala de sus conocimientos de las ciencias sociales y sus condiciones de Estadista, realiza un análisis realista crítico y autocrítico de la situación integral del país, de las décadas pasadas, de la actualidad y del futuro.
A renglón seguido, García Pérez manifesta que si bien es cierto que la economía tiene un cauce positivo, es cierto también que hay grandes mayorías que aún no perciben los resultados;  que el Perú continuará su crecimiento en los próximos años. Las condiciones están dadas para que el crecimiento que logramos, excediendo los recursos potenciales del Perú, pueda incrementarse todavía más, gracias a su creciente capacidad de atraer capitales y a su mejor situación respecto a Europa y a otros países de América latina. El rumbo probable de los próximos años es alentador; hay y habrá crecimiento pero limitado,  el quántum global productico crecerá, hay más dinero que nunca, en el segundo semestre de 2013 las variables y compensaciones impulsarán un nuevo ciclo de crecimiento. Cierra sus apreciaciones críticas analizando lo relativo al Plan África y la Alianza del Pacífico.
Los objetivos para el gobierno
En esta trascendental obra, “Contra el temor económico, creer en el Perú”, el ex jefe del Estado peruano desarrolla los siguientes objetivos de su gobierno : I. Cambiar el espíritu. Cambiar el discurso; II. Demostrar la superioridad social del modelo democrático y abierto al mundo, III. Fortalecer la libertad y la democracia. Pan con libertad; V. Reducir la pobreza y la desigualdad; VI. Educación y cultura del esfuerzo; VII. Realismo político a favor de la mayoría y obras concretas.
Los obstáculos para el proyecto
Consciente el autor que un proyecto de afirmación democrática y de modernización económica y social, como el que fue concebido por el Partido del Pueblo (APRA), siempre encuentra tendencias obstaculizantes, asume el compromiso histórico de superarlo con pedagogía política y social, y es por eso que concibe los posibles obstáculos que los resume en los siguientes términos: I. La ley del péndulo ideológico y político, II. La geografía como dificultad y sus consecuencias sociales, III.Una compleja psicología social, producto de la historia y de la geografía, IV.Tendencias al estatismo y al corporativismo, V. La tendencia al subsidio y al asistencialismo, VI. E pur si muove. El nuevo espíritu emprendedor y globalizado
Principales logros alcanzados en los cinco años de gobierno
Al respecto, el ex presidente de la República Alan García[3], señala lo siguiente: “Hablamos también con optimismo por lo que ha logrado el pueblo peruano. En los últimos cinco años, el producto nacional se multiplicó, el producto per cápita subió de 2,900 dólares a 5,200, la pobreza monetaria se redujo de 48 por ciento a 30 por ciento; se crearon aproximadamente dos millones quinientos mil empleos; los ocho objetivos del Desarrollo del Milenio señalados por las Naciones Unidas fueron, casi todos, superados. Adicionalmente, las exportaciones crecieron de 17 mil a 43 mil millones de dólares, y el gobierno nacional, los gobiernos regionales y municipales realizaron 152 mil obras. Por ejemplo, para diciembre de este año (2011) se había conseguido la electrificación de quince mil pueblos con cuatro millones de habitantes y la habilitación y mejoramiento sanitario para casi cinco millones”.
De la obra de Alan García el lector podrá enterarse que el crecimiento promedio anual fue de 7,2 por ciento, a pesar de la crisis financiera mundial de 2009. El Perú se convirtió en un país global, admirado y respetado por los grandes inversionistas extranjeros.El Perú ascendió, desde el puesto 78 al puesto 63 en el nivel del desarrollo humano. Su coeficiente de Gini (diferencia entre el 20 por ciento más rico y el 20 por ciento más pobre) ya era, en 2009, menor al de todos los países del continente, sólo superado por Uruguay. El gobierno sentó las sólidas bases de un Estado peruano capaz de transitar por la senda del crecimiento, desarrollo y progreso.
El Perú logró pasar de 17 mil millones de dólares a 43 mil millones a fines del 2011, incrementándose  las reservas de divisas de 15 mil millones de dólares a 47 mil millones al finalizar el año 2011. Las exportaciones agroindustriales se duplicaron de 1,008 millones de dólares a 2,200 millones de dólares en el año 2010.Lo mismo ocurrió con el total del presupuesto de la República que en 2005 fue de 49 mil millones de nuevos soles, llegó a 90 mil millones en el año 2011. El Perú mantuvo una tasa de inflación promedio de 2,8 por ciento anual en los cinco años del gobierno aprista. La deuda pública que representaba el 34 por ciento del PBI en 2005, se redujo al 20 por ciento en 2011. Se generó un total de 2 millones 400 mil empleos.
“En los últimos cinco años,-dice Alan García-, la inversión extranjera directa pasó de 2.539 millones de dólares en 2005 a 67.328 millones de dólares en 2010 y los contratos de concesión firmados y en ejecución suman 7.673 millones de dólares. Ello fue posible por la estabilidad económica y la seguridad jurídica garantizado por el gobierno, lo que determinó además que el Perú alcanzara por primera vez el grado de inversión otorgado por las tres calificadoras más importantes del mundo. Porque la inversión viene cuando el país amplía su mercado con tratados de libre comercio, y cuando los recursos no se destinan al gasto corriente en pagos burocráticos o subsidios, sino a obras de infraestructura.”[4]
Y así podríamos seguir mencionando cifras, que son realidades, como expresión de un exitoso gobierno aprista (fortalezas), más allá de las naturales deficiencias o los justificados errores políticos cometidos (debilidades).
 Se construyó y pavimentó 10,500 kilómetros de carreteras; más de 7 mil edificios construidos y 260 mil viviendas edificadas. El número de asegurados (seguridad social) pasó de 1 millón 708 mil a 2 millones 969 mil. La construcción de nuevos hospitales llegó a 25 en el Seguro Social.
Posiblemente por estos y otros resultados satisfactorios y que fueron alcanzados durante su Segunda Oportunidad de gobierno, García Pérez llegó a decir enfáticamente en su libro y con fundadas razones: “A pesar de haber recibido el país con un crecimiento inferior a su capacidad potencial y en una situación de contradicción y reflujo de conceptos estatistas y redistributivos, con el gobierno de los últimos cinco años el Perú ha logrado un crecimiento destacado por el mundo y tasas de reducción de la pobreza y de avance social que no han sido superadas por otros países de América Latina.”[5]
Quienes seguimos paso a paso las decisiones y acciones del gobierno de Alan García advertimos que de manera acertada redujo los aranceles, con el fin de que las partes, piezas, maquinarias y bienes de consumo ingresaran a precios menores, lo que determinó que nuestra exportación fuera más competitiva en calidad y en precios unitarios. También  el gobierno de García impulsó, desde el Banco de la Nación y las agencias de crédito privadas, el financiamiento de las pequeñas  empresas productivas, a la par que creó el sistema legal y tributario para fortalecerlas estas pequeñas empresas que son generadoras del 80 por ciento del empleo en el Perú.
Superamos las Metas del Milenio para 2015, propuestos por las Naciones Unidas
El gobierno superó en objetivos sociales propuestos, como Metas del Milenio planteados para 2015 por las Naciones Unidas. “Por ejemplo, –refiere Alan García[6]- las metas en desnutrición crónica, que pasó del 23 por ciento en 2005 al 16 por ciento en 2011; la meta de mortalidad infantil, que fue fijada en 20 por cada mil niños, se redujo de 33 a 18; y la mortalidad materna por cada cien mil nacidos vivos bajó de 203 a 103. Además, como ya hemos mencionado, las metas del coeficiente de Gini han sido superadas gracias al empleo y la disminución de la pobreza”.
“Contra el temor económico, creer en el Perú”, es una respuesta contundente a quienes contagiados de su pesimismo y mediocridad por desconocer la realidad de nuestros pueblos y ubicados desde la extrema izquierda y extrema derecha, anuncian “negros presagios” en definida posición apocalíptica y anti-sistema, proclaman a los cuatro vientos sus visiones catastróficas, sus obsesiones adánicas, pronostican un futuro incierto y caótico y afirman que “ahora estamos peor que antes y que nos conduce al infierno del caos y la deshumanización”.
Falta mucho por hacer
Alan García, no obstante haber realizado un buen gobierno y que dejó la mesa tendida para el nuevo Jefe del Estado con millones de dólares de reserva, es consciente y reconoce que la población no está integralmente satisfecha, pues  “falta mucho por hacer”  para que el crecimiento económico vaya paralelo con el desarrollo social de amplios sectores más vulnerables y tradicionalmente marginados y excluidos.
Dice sobre el particular: “Por consiguiente, una parte de la población –a la cual los efectos del mercado y del consumo, la presencia de nuevas inversiones o la acumulación de obras de infraestructura no han llegado aún de manera visible y suficiente en empleo y servicios- tiene razones por las que manifestar su descontento…”[7]
No a las tendencias al retroceso y al reflujo
Manifiesta el ex presidente García que después de la experiencia política del estatismo, el proteccionismo y el redistribucionismo practicados en el Perú en épocas pasadas pervive aún voces que tratan de revivir lo negativo como parte del ideologismo residual dentro de una concepción arcaica del Estado, olvidando estos líderes que estamos en una nueva sociedad globalizada sin fronteras espacio-temporales, una nueva época y una época con inusitados cambios.
El éxito alcanzado en los últimos cinco años (2006-2011) es irreversible e innegable. “Ningún paso atrás”, podría ser la consigna de todos los peruanos. Las cifras han logrado que el Perú sea visto como un país modelo, por lo que Alan García Pérez se permite aseverar que “cualquiera que sea el que esté en el gobierno, tendrá que adecuarse a esa verdad y orientar sus actos, evitando caer en el exceso autoritario o en la tentación del estatismo”.
Ollanta Humala y su “Hoja de ruta”
En las elecciones generales de segunda vuelta (abril 2011), para la presidencia de la República, ocurrió lo siguiente: “…Ollanta Humala, que representaba entonces la ruptura del sistema y que, con habilidad táctica, introdujo un nuevo programa, distinto al planteado en la primera vuelta, al cual llamó “Hoja de ruta”, menos radical, más conciliatorio, comprometiéndose a cumplirlo bajo juramento prestado ante una Biblia y en presencia de los llamados “garantes” de su compromiso. En ese programa prometió respetar las inversiones, respetar los acuerdos internacionales y los contratos del Perú, y respetar las reglas de la democracia…Fue un resultado social y regionalmente muy polarizado, que obligará al régimen a mayor prudencia y al cumplimiento estricto de su “Hoja de ruta”. Y el Perú confía en que así será.”, puntualiza el autor de la obra “Contra el temor económico, creer en el Perú”.8[8]
Forma de Tratados de Libre Comercio
Y si lo dicho fuera poco, en el plano internacional  se firmaron tratados de libre comercio con Estados Unidos, Chine, Corea, Singapur, la Unión Europea, Japón, Chile, México, la Asociación Europea de Libre Comercio, entre otros. Se logró la creación de la Alianza del Pacífico, que vincula a Chile, Colombia, México y el Perú, en integración profunda y abierta a otros países que comprenda el libre tránsito de bienes, capitales, servicios y personas.
El futuro del Perú, qué duda cabe entonces, es un futuro muy diferente a las décadas pasadas. Ahora la gran mayoría de peruanos escogió el realismo y la modernidad democrática. Pues, a problemas peruanos, soluciones peruanas y punto.
Discurso contra el temor
Convencido de sus pensamientos, como producto de dos períodos presidenciales de experiencia política, Alan García confiesa no compartir para nada con las previsiones de los pesimistas. “Como no comparto las previsiones pesimistas –dice García- , sino que, por el contrario, creo en una interpretación y un mensaje de entusiasmo y de optimismo, sé que la mejor consigna para este momento es aquella que el presidente norteamericano Franklin Delano Roosevelt formuló en 1934, al asumir el gobierno en medio de la verdadera y Gran Crisis: “Lo único a lo que debemos temer es al temor mismo”. Porque es el temor de quienes toman decisiones económicas y políticas lo que agrava los problemas, lo que retroalimenta las dificultades y “convierte en realidad la profecía fatal”. Por eso, el deber actual de los gobernantes y de los líderes de opinión es comparar la dimensión de las crisis pasadas con los actuales problemas, ser conscientes de las nuevas e inmensas energías del mundo de hoy, y devolver con ello a los productores, a los mercados y a los consumidores la serenidad y la confianza. Se necesidad un discurso contra el temor” [9]
¿Una tercera oportunidad?
Como en política no hay primera sin segunda, ni segunda sin tercera oportunidad, en los círculos académicos y políticos ya se viene comentando insistentemente sobre una posible tercera oportunidad para el Partido del Frente Único de los Trabajadores Manuales e Intelectuales (APRA), aun cuando, uno de sus líderes máximos en vida Alan García, a la fecha no haya afirmado ni negado su postulación como candidato. Pero si lo preguntáramos en este momento,  el hábil conductor de multitudes y ex presidente de la República nos respondería con las propias palabras del “Cachorro” Manuel Seoane: “Lo que creo es que la lucha política no hay que mirarla a través de los candidatos, porque ésta no es una carrera de caballos”.
Mientras tanto, es bueno para la democracia indoamericana que el partido histórico de Haya de la Torre recomponga sus fuerzas, solucione sus problemas internos -entendiendo y respetando mutuamente sus naturales discrepancias- y renueve sus cuadros de dirigentes.
Y cualquiera que sea el candidato presidencial o los candidatos al Congreso de la República para el 2016, deberían interpretar los anhelos, aspiraciones y expectativas del pueblo y continuar la obra histórica de un Perú con justicia social, libertad, democracia, trabajo y dignidad para todos.










[1] García, Alan. Contra el temor económico, creer en el Perú. Editorial Planeta, Lima-Perú, primera edición, diciembre de 2011.
[2] García, Alan. Op.cit., págs. 21 y 22
[3] García, Alan. Ibidem, pág.15
[4] Ibidem, págs.129 y 130
[5] García, Alan. Ibidem, pág.127
[6] Ibidem, pág. 144
[7] Ibidem, pág. 151
[8] Ibidem, págs..154 y 155
[9] Ibidem, pág. 9

Nota.- Este artículo se publicó en el DIARIO DEL PAÍS, el día martes 3 de enero de 2012 en la ciudad de Lima-PERÚ.
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