Escribe: Eudoro Terrones Negrete
El término revolución social en la concepción de Haya de la Torre significa cambio de estructuras de una nación por la vía pacífica, constructiva y democrática, con autonomía doctrinaria surgida de la realidad y que tiene por función servir a los intereses, necesidades y aspiraciones de libertad y de justicia de la colectividad, sin ser colonos de ningún dogma extranjero y de ningún dictado extraño.
“Para el aprismo, la realidad económica y social de Indoamérica es el punto de partida de su acción política. Consecuentemente, descubrir esa realidad ha sido y es su primera misión revolucionaria” señala Haya de la Torre en su “Obras completas” (Tomo 4).
La revolución social deviene en un proceso gradual e integral de transformaciones, de evolución, de renovación en el orden económico, político, social, cultural-.educativo, jurídico y moral, en el que participan de manera organizada, disciplinada, inteligente y creativa los trabajadores manuales e intelectuales del Frente Único de Clases explotados por el imperialismo, retroalimentado por la conciencia objetiva y subjetiva de las organizaciones populares.
Haya de la Torre niega el simplismo de la revolución social “sólo para tener el poder” (cuartelazo o montonera); recusa el principio de “la violencia por la violencia” por considerarla a ésta la “sepulturera de la historia”. Rechaza toda confusión de revolución con simple alboroto o demagogia, y manifestación con pelotera. Proclama la necesidad de una táctica y estrategia propia para llegar al Poder, mantener la revolución en el Poder, hacer la revolución desde el Poder y operar la revolución social desde el Poder, “con ciencia” y desde la conciencia del pueblo. Concibe la revolución social sin recolecciones residuales de personas o de ideas de realidades ajenas a la realidad peruana o indoamericana.
“Revolución –decía Haya- no es caos; es más bien disciplina en la acción dirigida certeramente hacia nuevos rumbos. La lucha renovadora impone, más que ninguna otra, convicciones arraigadas capaces de afirmar energías tenaces” (Op.cit., Tomo 5).
Puntualiza que “El hombre moderno y el revolucionario auténtico, deben entregarse abiertamente a su obra sin permitir jamás en el seno de las entidades a que pertenezcan, actos de indisciplina interior, que son siempre manifestaciones histéricas y contraproducentes”, por lo que la tarea de un revolucionario debe ser “ante todo y sobre todo, la acción y la lucha efectiva” y si no se hace esto “todo se adormece, se apaga, se prostituye y la revolución se limita a discusiones metafísicas, a fantasías, a masturbaciones mentales”.
Haya de la Torre explica que el nuevo Estado aprista para ser revolucionario tiene que ser totalizador de las aspiraciones y necesidades de la población, alcanzar la victoria de las clases oprimidas sobre las clases opresoras. No debe sacrificar la libertad del hombre, no debe mantener prisionero el espíritu del ser humano; no debe posponer la atención de los problemas humanos por la preferencia en la administración de las cosas (www.eudoroterrones.com; eudoro.terrones@yahoo.com).