LOS SEPULTUREROS DE LA HISTORIA
Escribe: Dr. Eudoro Terrones Negrete
Escribe: Dr. Eudoro Terrones Negrete
Si tendría que elegir entre los términos: peruanoides, colonos mentales europeos, ultraizquierdistas, renegados políticos y sepultureros de la historia, me quedaría con este último, para calificar a quienes no se merecen la menor consideración y respeto como personas, por cuanto atentan contra toda racionalidad, norma jurídica, norma ética, la democracia, los derechos humanos y las posibilidades de cambio estructural en el Perú.
El calificativo se lo ganaron por sus acciones mefistofélicas y formas de pensar. Pues en ellos está arraigada la creencia de que sólo se puede alcanzar la justicia y la libertad mediante la razón de la fuerza, la importación de ideologías y doctrinas, el chantaje político, el juego sucio, el estallido de la agitación social permanente o lucha de clases y el regreso del hombre a la barbarie primitiva.
En sus diálogos con la gente, estos sepultureros de la historia y de todo vestigio de cultura y civilización, tienen por consigna generar el caos, el odio cainita y cavernario, la mentira, la venganza y el terror. Se oponen a las inversiones de capitales extranjeros en el Perú, a mayores fuentes de trabajo y a la existencia del Estado de Derecho.
Presionan a las autoridades del gobierno nacional, de los gobiernos regionales, locales y comunales mediante amenazas físicas, paros armados, secuestros, quema de locales públicos y privados, interrupción de las carreteras, interceptaciones telefónicas, muertes de policías, interpretaciones caprichosas de la Constitución y de las leyes de la República, tratando de conseguir la atención a sus radicales demandas.
Buscan desacreditar a nivel mundial a los poderes del Estado, a las autoridades democráticas y restar mérito a toda posibilidad de crecimiento, desarrollo y progreso de la Nación peruana.
Mantienen en pie la maquinaria de la infamia, cuentan con dirigentes mercenarios que hipotecan sus conciencias y acciones a los multimillonarios líderes opositores de la globalización.
Son diestros en tergiversar los hechos, en jugar con los números, en inventar leyendas, en manipular cifras, en hacer correr rumores políticos y en alarmar a la población de menor nivel educativo y cultural.
Les mueve el vago e interesado deseo de “agitar sin construir”, de fomentar acciones subversivas en alianza informal con narcotraficantes y terroristas a fin de desestabilizar al gobierno, propiciar la inseguridad jurídica y la impunidad a sus negocios ilícitos y de antipatria.
No les interesa el diálogo, sus acciones están orientadas a destruir la democracia, a negar y desobedecer a todo principio de autoridad.
EL GOBIERNO TIENE LA PALABRA
Y si el gobierno no se pone fuerte, si muestra excesiva tolerancia a los actos de los sepultureros de la historia, si no moviliza a sus ministros, parlamentarios y autoridades para dialogar con la población en los diversos lugares y llegar a la solución de los problemas, si no aplica una eficiente y oportuna política de comunicación con el pueblo sobre las obras que viene realizando, los sepultureros de la historia habrían vencido al Estado y no habría futuro para el Perú.
Estoy convencido que el presidente Alan García, es consciente de los problemas del país. Luego de los lamentables hechos producidos realizará los reajustes necesarios en su gabinete ministerial y en sus políticas que viene aplicando en los diversos sectores.
Los peruanos queremos paz, unión, igualdad, fraternidad, libertad, justicia y felicidad. Antes del 28 de julio, el presidente García posiblemente efectuará algunos anuncios importantes. Que el país salga victorioso y no los sepultureros de la historia peruana.
El calificativo se lo ganaron por sus acciones mefistofélicas y formas de pensar. Pues en ellos está arraigada la creencia de que sólo se puede alcanzar la justicia y la libertad mediante la razón de la fuerza, la importación de ideologías y doctrinas, el chantaje político, el juego sucio, el estallido de la agitación social permanente o lucha de clases y el regreso del hombre a la barbarie primitiva.
En sus diálogos con la gente, estos sepultureros de la historia y de todo vestigio de cultura y civilización, tienen por consigna generar el caos, el odio cainita y cavernario, la mentira, la venganza y el terror. Se oponen a las inversiones de capitales extranjeros en el Perú, a mayores fuentes de trabajo y a la existencia del Estado de Derecho.
Presionan a las autoridades del gobierno nacional, de los gobiernos regionales, locales y comunales mediante amenazas físicas, paros armados, secuestros, quema de locales públicos y privados, interrupción de las carreteras, interceptaciones telefónicas, muertes de policías, interpretaciones caprichosas de la Constitución y de las leyes de la República, tratando de conseguir la atención a sus radicales demandas.
Buscan desacreditar a nivel mundial a los poderes del Estado, a las autoridades democráticas y restar mérito a toda posibilidad de crecimiento, desarrollo y progreso de la Nación peruana.
Mantienen en pie la maquinaria de la infamia, cuentan con dirigentes mercenarios que hipotecan sus conciencias y acciones a los multimillonarios líderes opositores de la globalización.
Son diestros en tergiversar los hechos, en jugar con los números, en inventar leyendas, en manipular cifras, en hacer correr rumores políticos y en alarmar a la población de menor nivel educativo y cultural.
Les mueve el vago e interesado deseo de “agitar sin construir”, de fomentar acciones subversivas en alianza informal con narcotraficantes y terroristas a fin de desestabilizar al gobierno, propiciar la inseguridad jurídica y la impunidad a sus negocios ilícitos y de antipatria.
No les interesa el diálogo, sus acciones están orientadas a destruir la democracia, a negar y desobedecer a todo principio de autoridad.
EL GOBIERNO TIENE LA PALABRA
Y si el gobierno no se pone fuerte, si muestra excesiva tolerancia a los actos de los sepultureros de la historia, si no moviliza a sus ministros, parlamentarios y autoridades para dialogar con la población en los diversos lugares y llegar a la solución de los problemas, si no aplica una eficiente y oportuna política de comunicación con el pueblo sobre las obras que viene realizando, los sepultureros de la historia habrían vencido al Estado y no habría futuro para el Perú.
Estoy convencido que el presidente Alan García, es consciente de los problemas del país. Luego de los lamentables hechos producidos realizará los reajustes necesarios en su gabinete ministerial y en sus políticas que viene aplicando en los diversos sectores.
Los peruanos queremos paz, unión, igualdad, fraternidad, libertad, justicia y felicidad. Antes del 28 de julio, el presidente García posiblemente efectuará algunos anuncios importantes. Que el país salga victorioso y no los sepultureros de la historia peruana.