REFLEXIONES ACERCA DEL APRISMO
Escribe: Eudoro Terrones Negrete
Escribe: Eudoro Terrones Negrete
De las Obras Completas de Víctor Raúl Haya de la Torre, se puede extraer algunas precisiones conceptuales sobre el significado del aprismo dentro del escenario político, a fin de facilitar una mejor comprensión y valoración de su filosofía, doctrina e ideología.
El aprismo es el primer partido político que aparece en el Perú y América Latina del siglo XX, sin caudillo ni nombres propios, sin ninguna intervención o influencia extranjera pero sí con una filosofía original, un programa Máximo y Mínimo de gobierno que responde a un anhelo de renovación y de justicia social con Pan y Libertad.
El APRA no nació como movimiento político moderno para repartir puestos públicos, hacer falsas promesas y servirse del Estado. Nació para ser ejemplo de organización y de liderazgo político. Nació para servir al Estado, no para servirse del Estado; nació para exigirle al pueblo sus deberes y defender sus derechos; nació para rescatar lo perdido moral y materialmente para la Nación; nació para levantar la bandera del gobierno científico, basado en la economía, en el método, en la investigación y en la moralización.
Históricamente, ha buscado en su propia realidad el verdadero camino: la respuesta de las masas, en lucha frontal contra todo tipo de dictaduras, injusticias e imperialismos, incluyendo con absoluto desinterés personal a todos los que estén listos al servicio sacrificado, inteligente, honesto y altruista del país.
Siendo un movimiento con fuerza juvenil, con ciudadanos en afán constante de superación intelectual, profesional y moral, el Apra busca revolucionar en un sentido científico, elevado e integral la vida del Estado para tornarlo en fuente de alegría, bienestar y felicidad para todos los peruanos, sin diferencia de clases ni de razas ni de otro tipo de discriminaciones.
Haya de la Torre enseñó a las jóvenes generaciones que no puede haber revolución económica y social, si no hay ante todo y con ella una profunda revolución científica, tecnológica, educativa, cultural y moral. Y ningún país subdesarrollado podrá salir de su retraso sin la ayuda económica y tecnológica de los países desarrollados.
A través del tiempo, el camino de su marcha tiene las huellas de su sangre, porque es el camino de los fuertes. El aprismo supo responder con creces a su fe e hizo de ella la enseña promisoria del Perú nuevo, redimido y justo.
Lo que el aprismo exige de sus militantes y dirigentes es honestidad permanente, desinterés personal, tolerancia, respeto mutuo, sensibilidad social, responsabilidad, cooperación, solidaridad, espíritu de igualdad y de justicia social, firme propósito de sacrificio individual en aras del bien común.