“MEMORIA POLÍTICA”
de HÉCTOR VARGAS
HAYA
Escribe: Dr. Eudoro Terrones Negrete
Héctor Vargas Haya
nació en Rioja ( San Martín, Perú) el 29 de marzo de 1938; sus padres fueron José Vargas Acosta y Eliecer Haya López de
Vargas.
Su abuelo Vicente Haya
Muñoz fue hijo de Tulio Haya, hermano de José Haya, el abuelo de Víctor Raúl
Haya de la Torre.
“Mi abuelo, -refiere
Vargas Haya-, nacido en una provincia norteña, ha sido hijo de Tulio Haya,
hermano de José Haya, el abuelo de Víctor Raúl Haya de la Torre. La biografía
de los Haya la leí por primera vez en un libro editado en Costa Rica y traído a
Lima por Andrés Townsend y que Víctor Raúl me lo prestó para conocer la
genealogía de la familia. Aparece en él, su abuelo Francisco Antonio, sus hijos
José, Jacoba Haya de Cárdenas, Santiago y Tulio Haya, ascendientes genealógicos
en el Perú. Así completé mis informaciones sobre estos temas de descendencia
familiar, al que no había dado mayor importancia, porque no lo consideraba
prioritario”.
Vargas Haya cursó
estudios de educación primaria en Rioja y educación secundaria en el Colegio
Serafín Filomeno de Moyobamba. Obtuvo su título de periodista profesional en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos y el grado de doctor en Letras en la Universidad de San Martín de Porres.
Desempeñó con eficiencia la cátedra universitaria en la Facultad de Economía de la Universidad Nacional Federico Villarreal y
en la Facultad de Letras de la Universidad de San Martín de Porres.
Fue secretario y
relator de la Corte Superior de Justicia de Loreto y Notario Público en Iquitos.
En el campo político se
inició en Moyobamba como militante de la Juventud Aprista Peruana, cuando
cursaba el cuarto año de secundaria; ocupó los cargos de Secretario Nacional de Propaganda del PAP (1965-1968),
Secretario General Colegiado (1970-1974) e integró la Comisión Política del PAP
durante la jefatura de Haya de la Torre.
Democráticamente fue elegido diputado por Loreto (1963-1968), diputado constituyente (1978-1979), diputado
por Lima (1980-1985), diputado por Lima Provincias (1985-1990), presidente de la Cámara de Diputados (1988-1989), fundador y presidente del Parlamento Amazónico (1989-1990 y 1991-1992) que involucra a los parlamentos de
ocho países; presidente de la Comisión Investigadora del
Contrabando, sonado escándalo de corrupción durante el primer gobierno de Fernando Belaúnde Terry, que involucró a
miembros de su gobierno y cuyas valiosas investigaciones formaron parte del
libro titulado “Contrabando”; cumplió con dedicación y eficiencia el cargo de
director del diario La Tribuna en uno de sus peores momentos económicos.
Recibió la condecoración ORDEN
DEL SOL, en el grado de Gran Cruz,
impuesta por el entonces presidente de la República Alan García Pérez, el 8 de agosto de 1988.
Héctor Vargas Haya es un reconocido periodista
crítico y escritor prolífico que a través de sus objetivas, acuciosas e
imparciales investigaciones no cesa de
denunciar y poner en conocimiento público los pormenores de la telaraña del
narcotráfico, el contrabando, las mafias y el cáncer de la corrupción que por
muchos años se halla enquistada en los poderes del Estado peruano y que genera
millonarias pérdidas económicas.
Después de muchos años de experiencia política y de investigación rigurosa nos entrega su producción intelectual traducida en importantes obras: Contrabando, El calvario de un libro, Amazonía: realidad o mito, Defraudadores y contrabandistas, Anecdotario del contrabando, Democracia o farsa, Parlamento y moral política, Frustración democrática y corrupción en el Perú, Perú: un país mutilado, Anecdotario político, Hacia la reforma del Estado, Dislates, Perú: 184 años de corrupción e impunidad, Iquitos: hazaña de la civilización, Antología de traiciones, y, últimamente, Memoria política.
MEMORIA
POLÍTICA
Héctor Vargas Haya
empieza su obra precisando que “No se trata de una autobiografía, como pudiera
suponerse, es sólo una memoria política, recuento sucinto de mis reminiscencias
en la compleja aventura política de la función pública, que ha cubierto gran
parte de mi existencia en este valle de lágrimas”.
En cumplimiento de
un deber moral el autor da cuenta de sus experiencias y vivencias políticas desde
1960 hasta la actualidad; deja constancia “que no abriga intenciones inferiores
ni trata de destruir a nadie”, no
expresa resentimientos, odios ni venganza alguna, pues “cada mortal labra su
propio destino” y “los políticos equivocados se destruyen solos”.
En su visión crítica del país califica a la sociedad peruana de
estar en “permanente crisis, sin rumbo y desconcertada continúa siendo
escenario de vicios, malas costumbres y conductas decadentes, víctima de
exclusiones sociales, de miopía, de carencia de educación y de una galopante
corrupción institucionalizada, una nación con profundas desigualdades y un país
no integrado” y en la que aún se hallan presentes “todas las etapas de la
historia, desde la primitiva hasta la contemporánea”.
Sin pretender ser fiscal
se limita a referir y denunciar con objetividad
posible las malas prácticas e inconductas de actores políticos, autócratas y
dictadores, demagogos, populistas, tránsfugas, emisarios del mal y gobernantes
corruptos que ocasionaron la mayor debacle social, educativa, política, económica,
ecológica y moral del Perú.
Vargas Haya
revela: “Me inicié en la complicada carrera política, vía la función pública,
punto de partida de este relato que se remonta a 1962. Lo hice como integrante
de la Cámara de Diputados, ilusionado por participar en los grandes cambios que
exigía nuestra precaria realidad nacional, víctima de lacras y miserias, hasta
ahora vigentes y sin plazo de vencimiento. Recibí la confianza ciudadana en
cinco oportunidades, y debí bregar contra ciertas indolentes conductas de
equivocados mortales que confundían la política con meta para satisfacer
ambiciones subalternas, tal como se podrá apreciar de la puntual narración de
hechos, vivencias, comprobaciones, alegrías y decepciones de las que está
repleta esta memoria”.
En la obra, MEMORIA
POLÍTICA de Héctor Vargas Haya, el lector podrá enterarse de importantes hechos
políticos ocurridos en el Perú: etapa convulsionada:1945-1956, concertada
conspiración civil-militar de 1962, primer
Gobierno de Belaunde: cuestionadas elecciones de 1963, las coaliciones Apra-UNO
y Apra-Acción Popular, función parlamentaria ad-honorem: periodo 1963-1968, mis
primeras decepciones: un anecdótico almuerzo, caso SOCIMPEX, desaparición
negociada de los tranvías, el contrabando del siglo y la Comisión Parlamentaria
Investigadora, Aeródromo clandestino y aviones piratas, la empresa Novelty
Suppley y los Bazares militares y policiales, las cartas de Trajman, entrevista
con el Presidente Belaunde, la renuencia de Belaunde y el descalabro, acusaciones
constitucionales y otras denuncias, acusación constitucional contra un
diputado, el caso BAP “Chimbote”, contraofensiva de la mafia y de sus defensores,
anecdóticos episodios: de cómo ubicamos a los prófugos.
De igual manera: insolentes
intromisiones militares, conferencia de prensa de los ministros militares, contrabando
camuflado por “material de guerra” Paracaídas, sospechoso informe secreto
militar, conspiración de Velasco, sustracción del archivo de la Comisión
Parlamentaria Investigadora del
Contrabando, un hecho anecdótico, intensa
vigilancia y persecución que debí soportar, confiscación del libro CONTRABANDO,
sumisión del Poder Judicial, explosivas denuncias del general Artola, una
persecución redoblada, conmovedora anécdota, dispendio, y corrupción durante la
tiranía de Velasco, descalabro del Seguro Social, negociado con los lenocinios,
el terremoto de 1970 y escandalosa corrupción, derrocamiento de Velasco y
publicación del libro confiscado, Gobierno de Morales Bermúdez y mi libro
: “Defraudadores y Contrabandistas”, agencias
en el exterior para el contrabando, Elecciones para la Asamblea Constituyente, de
cómo me libré de un despojo.
También sobre las Juntas
Preparatorias de la Asamblea Constituyente, La enfermedad de Haya de la Torre y
su ausencia de la Asamblea, necesaria aclaración, sabrosos anecdóticos
episodios, segundo gobierno de Fernando Belaunde Terry, privilegio a favor de las
Inmobiliarias, fraude con los barcos: MANTARO Y PACHITEA, Caso GUVARTE y una
componenda, fraudes con el CERTEX, estafa del Banco Comercial: BANCOPER, escándalos
del Instituto Peruano de Seguridad Social, asesinato de ocho periodistas en
Uchuraccay, interpelación al gabinete Ulloa y una postura mediática, flagrantes
casos de plagios y anecdóticos episodios, gobierno de Alan García, elección inconstitucional,
fraude con el Banco del Sur “SURMEBAN”, contrabando de armas: del barco PÍA VESTA, caso
Banco de la Industria de la Construcción: BIC, carne podrida y las conchas de
abanico, una sabrosa anécdota, vocales supremos acusados, dólares MUC de favor,
escándalos del BCCI, aviones MIRAGE y Tren eléctrico, La Caja negra del
Ministerio del Interior, frustrado fraude de 675 millones de dólares, genocidio
de los penales.
Finalmente sobre
el rechazo a las reformas contra la corrupción, la Presidencia de la Cámara de
Diputados, ultrajes al Congreso, asalto al Palacio Legislativo, asesinato de
dos diputados y otros atentados, fundación del Parlamento Amazónico, desilusiones,
no gratas experiencias y hechos anecdóticos, casos excepcionales, en Londres, Democrática,
la singular clausura de la Legislatura de 1989, el último año del gobierno de
García: 1990, la alianza García-Fujimori, elecciones de 1995 y exclusión del
PAP del Registro de Partidos, repudios contra García: arrepentimientos y
sumisiones: Fujimori y un botín de
guerra, segundo gobierno de García, dramática metamorfosis del Partido Aprista,
el Congreso de ayer y de hoy, ni cámara alta ni cámara baja, los debates
parlamentarios, abdicación parlamentaria, ¿Clase política?, transfuguismo
político, el drama del Perú, sinopsis de un suicidio y de unas “metamemorias”.
La obra, “Memoria
política” de Héctor Vargas Haya, bien
puede constituirse en un manual de obligada lectura para estudiantes de ciencias
políticas, dirigentes de partidos políticos, analistas políticos y público en
general que deseen incursionar en la política para aportar nuevas ideas, nuevas
experiencias y nuevas propuestas que coadyuven a solucionar antiguos y nuevos
problemas en el contexto del bicentenario de la Independencia nacional.
Más allá de la
posición crítica asumida por Héctor Vargas Haya con respecto a las conductas,
acciones y decisiones de algunos dirigentes y líderes apristas y de su “alejamiento
de la militancia partidaria, sin
renunciar a la doctrina o ideología aprista”, no podemos dejar de reconocer
su valía intelectual, capacidad profesional, experiencia parlamentaria,
conducta moral, posición moralizadora incuestionable, elevado espíritu democrático
y sed de justicia social en aras del bien común.
“En mi hogar, – revela Vargas Haya-, aprendí a ser rebelde contra la injusticia, la explotación y la prepotencia y a respetar los valores, la honradez y el honor”.
VARGAS HAYA: HAY QUE MORALIZAR DE VERDAD Y
PONER EN MARCHA UNA GRAN CRUZADA MORALIZADORA
El 26 de julio de
1988, el entonces nuevo presidente de la Cámara de Diputados, Dr. Héctor Vargas
Haya, luego de prestar el juramento de ley y tras recordar las fundamentales funciones
legislativa, fiscalizadora y moralizadora del parlamento, expresó:
“Hay que moralizar
de verdad. La moralización es una expresión muy común que forma parte de
programas y postulados de todos los partidos políticos. Para que no quede sólo
en retórica hay que practicarla a tiempo de trabajar sin temor…El desarrollo de
una nación se construye sobre sólidos principios de honradez en todos los
actos. Cualquier intento transformador de la sociedad caerá en el fracaso si se
soslaya los actos de quienes, teniendo la obligación de cumplir la ley, la
trasgreden para lograr enriquecimientos ilícitos, ya sea dentro del ámbito estatal
o en la propia actividad privada. Las normas delictivas de corrupción de
funcionarios no podrían consumarse sin la participación de ambos. Tal delito se
perpetra tanto en el ámbito público como en el privado”.
A renglón seguido
dijo: “No se concibe el delito de corrupción de funcionarios prescindiendo del
concepto de la bilateralidad entre dos agentes de infracción: el corrompido y
el corruptor; el primero para cobrar ilícitas comisiones, los segundos para
lograr prebendas o ventajas en sus transacciones o gestiones. Ambos buscan
ventajas y lesionan por igual al Estado y al pueblo, bien sea para cobrar
estímulos ilegítimos, burlar impuestos o encarecer productos por el expediente
del sobreprecio, entre otras tantas maniobras harto conocidas. El Parlamento
es, ciudadanos representantes, la institución que por su origen e integración
se halla con mejores posibilidades de poner en marcha una gran cruzada
moralizadora. Por eso formulo un llamado a las comisiones investigadoras para
que agilicen su labor y emitan sus conclusiones”.
También manifestó: “Frente al delito, a la violencia y a la corrupción debemos ser fuertes, sin ser arbitrarios; no podemos ceder por amistades mal concebidas o por temores reverenciales. Más, para lograr la revolución social se requiere el triunfo de la revolución moral. Aparte de la sanción ejemplarizadora y el buen ejemplo es indispensable la educación, área en la que tiene un papel preponderante, la prensa. Los medios de información cumplen un rol trascendental. De ellos depende que llegue a la conciencia de los hombres las virtudes y también los pecados”.
Héctor Vargas Haya: "Hay que moralizar de verdad y poner en marcha una gran cruzada moralizadora"
Al concluir su
intervención exhortó a los señores diputados de su Cámara a trabajar juntos
para hacer del parlamento “la institución matriz de la democracia”; a mantener
su imagen auténtica de “primer Poder del Estado, libre, soberano, autónomo, sin
ataduras ni consignas”; a no claudicar “en
la decisión de cumplir designios de miles de peruanos que murieron luchando por
el Perú, por la reivindicación de los derechos ciudadanos, por el cambio de las
estructuras sociales y por la implantación de una sociedad más justa, sin
explotadores ni explotados”; a marchar juntos “en la tarea de hacer de esta
Cámara, una ágora ejemplar, donde reine la armonía, el respeto mutuo y el
desprendimiento”; a “defender la institución parlamentaria” y a hacerse respetar
“con el buen ejemplo en todos nuestros actos, dentro y fuera del recinto
parlamentario, con talento y con la magnanimidad de los fuertes”.