APLICACIÓN DE POLÍTICAS SOCIOECONÓMICAS
ALTERNATIVAS PARA IMPULSAR Y GARANTIZAR EL
DESARROLLO HUMANO INTEGRAL EN AMÉRICA LATINA
Y EL CARIBE
Escribe: Dr. Eudoro Terrones Negrete
En los países de América Latina y El Caribe, para
impulsar y garantizar un desarrollo humano integral, es necesario aplicar
políticas socioeconómicas alternativas
que permitan mantener un equilibrio entre lo económico y lo social,
entre la solidaridad y la subsidiaridad, entre el Estado, el mercado y la
sociedad civil, entre la acumulación de utilidades y la satisfacción de las necesidades de la
población.
Concordante con la propuesta del Centro
Latinoamericano para el Desarrollo, la Integración y Cooperación (CELADIC), las
políticas socioeconómicas alternativas
se caracterizan por procurar una
economía social, productiva, solidaria y empleadora, capaz de dar solución a
las necesidades de producción, circulación y distribución de bienes y servicios
en la sociedad. La persona humana es el centro del proceso económico, y este
proceso está libre de toda manipulación monopólica y oligopólica, a la vez que
está orientada al bien común.
Estas políticas además están provistas de una profunda
base ética, permiten generar mecanismos
de concertación sociopolítica y de participación calificada entre todos los
agentes, sectores y empresas productivas del país, pero también posibilitan
fomentar el empleo permanente y
diversificado, elevar la calidad de vida
de los trabajadores manuales e intelectuales, mantener la primacía del trabajo
sobre el capital y la sana y leal competencia.
Los vicios del mercado, la inestabilidad en los
precios, la adulteración y el acaparamiento de productos, la inestabilidad
política, la violencia estructural, la inseguridad ciudadana, el contrabando,
el narcotráfico, el desempleo, el subempleo, la desnutrición crónica, la pobreza
y una serie de problemas imperantes serían resueltos de manera progresiva a
corto, mediano y largo plazo, si se aplicaran estas políticas alternativas.
El futuro de los
demás países de América Latina y El Caribe, radica en el pensamiento y la
acción de los propios latinoamericanos, en la concreción de una mayor y
efectiva organización horizontal, mayor participación efectiva y de calidad de
toda la población en las decisiones de gobierno y mayor educación de calidad
total en la formación de los profesionales que necesitan para construir el
desarrollo solidario, sostenible, sustentable e integral, teniendo por sobre
todas las cosas como centro a la persona humana.