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18 de octubre de 2022

Introducción ABC del Paradigma Cientifico

 

INTRODUCCIÓN

"ABC DEL PARADIGMA CIENTÍFICO"

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ABC DEL PARADIGMA CIENTÍFICO

Escribe: Dr. Eudoro Terrones Negrete

Vivimos en un mundo globalizado particularmente en las áreas de la informática, las telecomunicaciones, el comercio y las finanzas. El Estado-Nación todavía es relevante y no ha sido sustituido, pero ya se habla de la existencia del Estado-red como producto de la tecnoglobalización y de la aparición de una “nueva economía”. 

En la historia de la humanidad se desarrollaron los denominados impulsores del cambio. A comienzos del siglo XX uno de los impulsores del cambio fue la industrialización; en los años cuarenta, la transición de la economía de guerra; en los cincuenta, la mecanización; en los setenta, la automatización industrial; en la década del ochenta, el boom de la calidad total y las fusiones y adquisiciones; y, en los noventa, la sociedad del conocimiento o sociedad global. 

Neptalí Ramírez Herrera refiere: “En el proceso del devenir de la historia las sociedades cambian a diferentes ritmos debido a su progreso científico y cultural, y van creando y desarrollando nuevas formas sociales que responden a realidades inéditas, que desafían la imaginación y la acción innovadora del ser humano. Este es un reto vital. De allí que no existen ideologías terminadas, sino en permanente cambio, es decir, actualizándose y renovándose constantemente, tal como Haya de la Torre, enunció sabiamente: “La ideología y la doctrina deben refrescar siempre sus principios, afirmando sus grandes propuestas, pero enriqueciéndolas de acuerdo con la realidad y las circunstancias”.1 

El filósofo, escritor y político latinoamericano Víctor Raúl Haya de la Torre en su obra “Espacio Tiempo Histórico” puntualizó: “…podemos partir del principio que de la revolución radical que estamos viviendo en el campo de la ciencia surgirá una nueva filosofía, como ocurrió después de la época copernicana de Galileo, Kepler y Newton. Y esa nueva filosofía tiene que considerar las profundas transformaciones de los conceptos científicos de la materia, de la energía, del movimiento, del espacio, del tiempo y sus relaciones con el pensamiento. Vale decir, que si estos conceptos esenciales han modificado la concepción cosmológica habrá que considerarlos y aplicarlos en el campo de la filosofía, porque son éstos la negación dialéctica de aquellos”.2 

Nunca lo real y lo virtual, lo cercano y lo lejano, lo genuino y lo espurio, lo sagrado y lo profano, lo verdadero y lo aparente, lo público y lo privado, lo importante y lo urgente, lo prioritario y lo secundario se han mezclado tan profunda y casi perfectamente, a tal punto que parece indistinguible, imperceptible. Lo gubernamental y el servicio público se confunden con lo comercial y lo institucional se convierte en organizacional. Nuevas denominaciones de cosas, objetos, formas de pensar, percibir e interpretar el mundo, de actuar y de vivir del hombre surgen a la luz de los adelantos en la ciencia, la humanística y la tecnología de la información y la comunicación. Cabe referir, por ejemplo, algunas de ellas: la inteligencia artificial, la ciudad inteligente, las organizaciones inteligentes, los hogares inteligentes, los parques inteligentes, los automóviles inteligentes; los cibernautas, el ciberespacio, el ciberpunk (neoguerrilla electrónica), el ciberperiodista, el cibereducador, el teletrabajo, el telemercado, el teleprofesor, el teleclase, el comercio electrónico y todo el nuevo y abundante lenguaje de la informática.

En la sociedad del siglo XXI el conocimiento es poder. El poder del conocimiento casi lo puede todo. Se ingresa a lo multidisciplinario y holístico del conocimiento, generándose el cambio de la rutina habitual a la creatividad del género humano. Ocurre el gran auge de la era digital con libros electrónicos (e-books), bibliotecas, laboratorios, aulas y universidades virtuales. La aparición de la sociedad del conocimiento ha sido posible por dos tipos de confluencias fundamentales: la confluencia técnica y la confluencia económica. La confluencia técnica de la informática, las telecomunicaciones y la industria audiovisual; y de la confluencia económica conformada por recursos de capital y de empresas múltiples de diversos sectores de la producción. 

En 1995, en un artículo en Horizon, Alvin Toffler inventó la expresión Shock del futuro, para designar la desastrosa tensión y desorientación que se provoca en los individuos al obligarles a un cambio excesivo en un lapso muy breve. Pero también el hombre deberá comprender la transitoriedad, entendida como temporalidad de la vida diaria del ser humano como “ciudadano de la Era de la transitoriedad”, entendida en términos de velocidad con que cambian nuestras relaciones con las cosas, los lugares, la gente, las organizaciones y las ideas, o entendida como “la rapidez de giro de las diferentes clases de relaciones en la vida de un individuo”. 

En la sociedad del conocimiento, la transitoriedad del conocimiento y de las imágenes de la realidad obligan al ser humano a reorganizar su almacén de imágenes, a aprender de nuevo hoy, lo que ayer creía saber. Hoy las verdades de ayer se convierten súbitamente en ficciones y que deben ser reemplazadas, renovadas, revisadas, revitalizadas cada vez más de prisa. 

El nuevo conocimiento se vuelve fugaz, temporal o transitorio. Los mismos vocablos de los diversos idiomas caen en desuso y son sustituidos por nuevas palabras a una velocidad varias veces mayor que en períodos anteriores. En épocas pasadas se construía cosas para que durasen, la permanencia era el ideal máximo del hombre. Pues al acelerarse el ritmo de cambio en la sociedad global, la economía de permanencia es reemplazada por la economía de la transitoriedad y de la novedad. 

Hoy en día se requiere de una creciente inversión en recursos humanos para que se aprenda a aprender y a emprender de manera creativa e innovadora, para adaptarse fácilmente al cambio tecnológico y desarrollar con éxito un sistema de aprendizaje continuo o de por vida on line, sin límite de edad, sin privilegios ni exclusiones. 

En el siglo XXI estamos pasando de una sociedad tradicional fragmentada a una nueva sociedad global o sociedad del conocimiento, en la que la falta de conocimiento ya no se debe necesariamente a la falta de información, sino más bien al exceso o diluvio de información y que no logramos decodificar en tu totalidad.

Así la existencia del ser humano está inmersa en un tecnosistema, en un nuevo universo de carácter virtual (ciberespacio), en un medio altamente tecnologizado, en el cual prevalece lo artificial, ante un medio técnico creado por el hombre como “tecnosfera”, que trae consigo radicales modificaciones de la percepción del espacio y del tiempo: pues todo el planeta parece más cercano cuando uno se comunica vía Internet con cualquier parte del mundo.

Vivimos un cambio de época y una época de profundos cambios, con grandes e inusitadas transformaciones en las ramas del saber y del quehacer humano. Es la época de cambios de paradigmas, del “menos y más”: menos teoría y más práctica, menos déficit y más rentabilidad, menos pérdida de horas/trabajador y más producción; menos desinformación y más acción formativa; menos ignorancia y más educación de calidad; menos improvisación y más competencias para la producción óptima de conocimientos y la formación de mejores profesionales e investigadores científicos.  

Un paradigma es el recurso y la herramienta intelectual que se usa para abordar, analizar y resolver problemas de diversa naturaleza y complejidad. Un investigador científico que vive dentro de la visión del mundo de Aristóteles o de Darwin se planteará problemas que sólo tienen sentido dentro de esa forma de ver la realidad, muy diferente a la de otro investigador que vive dentro de la visión del mundo de Thomas Kuhn o de Edgar Morin. “Un científico que trabaja en un paradigma concibe la realidad de una forma completamente distinta a otro científico que viva dentro de otro paradigma” (Juan Carlos González García, 2004:306). 

Estos cambios de paradigmas permiten orientar y regular el comportamiento de los profesionales e investigadores científicos, humanísticos y tecnológicos, y, por lo tanto, nos parece bien que estén considerados e incorporados preferentemente en la educación superior universitaria y no universitaria. A la hora de realizar una investigación se puede utilizar cualquiera de las clases de paradigmas y de acuerdo con la naturaleza y/o complejidad del problema que se investiga. Coincidimos con los autores Josefa García de Ceretto y Mirtha Susana Giacobe (“Nuevos desafíos en investigación”) cuando manifiestan que los paradigmas en investigación “sirven de guía en la selección de métodos, técnicas, procedimientos e instrumentos de investigación; definen el concepto de realidad y su modo de abordaje; confirman y validan los conocimientos; permiten clarificar el sentido de las perspectivas de investigación”. 

Con el fin de contribuir al conocimiento básico de los paradigmas dentro de la sociedad global se ha elaborado ABC del paradigma científico, obra básica que consta de dos capítulos. En el primer capítulo se desarrolla el marco teórico del paradigma científico, el mismo que comprende el lenguaje de los paradigmas, la conceptualización multidisciplinar de paradigma, el origen del término paradigma, también el paradigma científico en sus características, funciones, importancia, componentes, dimensiones y ejemplos. En el segundo capítulo se explica el proceso evolutivo y el significado de los paradigmas científicos desde la antigüedad hasta nuestros días, destacando los paradigmas científicos de Aristóteles, Ptolomeo, Copérnico, Galileo, Newton, Darwin, Einstein, Thomas S. Kuhn y de Edgar Morin. De igual manera, los paradigmas positivista, interpretativo, sociocrítico, cuántico u holístico, cuantitativo y cualitativo; los paradigmas en la sociedad del conocimiento: lógica difusa, teoría del caos, principio de incertidumbre de Heisenberg, pensamiento holístico, educación de calidad, paradigmas éticos. 

Al final de la obra, algunas conclusiones básicas acerca de los paradigmas de investigación científica. Suscribimos las expresiones de la doctora Isabel Seijas Ríos: “El mundo en que hoy vivimos, se caracteriza por sus interconexiones a un nivel global, en el que los fenómenos físicos, biológicos, psicológicos, sociales y ambientales, son todos recíprocamente interdependientes. Para describir este mundo de manera adecuada, necesitamos una perspectiva más amplia, holista y ecológica; que no pueden ofrecer las concepciones reduccionistas del mundo ni las diferentes disciplinas aisladamente”.3 

Ante este complejo y cambiante escenario mundial, Edgar Morin asevera: “Necesitamos una nueva visión de la realidad, un nuevo “paradigma”, es decir, una transformación fundamental de nuestro modo de pensar, de percibir y de valorar. El término “paradigma”, aquí, no se limita a cada una de las distintas disciplinas científicas, sino que incluye la totalidad de la ciencia y su racionalidad”.

Esperamos que esta obra sea útil para los estudiantes, profesionales e investigadores, al facilitarles una mejor asimilación, comprensión y aplicación de los paradigmas en los trabajos académicos, tesis, tesinas y proyectos de investigación. 

 Toronto, Canadá, febrero de 2022. 

Notas de pie de página:

1 Ramírez Herrera, Neptalí. “Siglo XXI: Ocaso y desafío” Nuevos paradigmas políticos y sociedad integradora. Impreso en Inversiones Gráfica G & M SAC. Trujillo-Perú, agosto 2010, p.9 

2 Haya de la Torre, Víctor Raúl. Obras Completas. Espacio Tiempo Histórico. Ed. Juan Mejía Baca, 4ta. Edición, Lima, 1985, Tomo IV. pp. 465- 466.

3 Seijas Ríos, Isabel. Cómo elaborar y asesorar la tesis de grado de bachiller, maestro y doctor. Arigraf Industria Gráfica S.A.C., Lima-Perú, agosto 2016, p.52. 












 








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