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17 de octubre de 2022

TEORÍA DEL CONOCIMIENTO DEL FILÓSOFO BERTRAND RUSSELL

 TEORÍA DEL CONOCIMIENTO DEL FILÓSOFO BERTRAND RUSSELL

Escribe: Dr. Eudoro Terrones Negrete

 

Bertrand Arthur William Russell nació en Trelleck (sudeste de Gales) el 18 de mayo de 1872 y falleció a los 97 años en su casa, Plas Penrhyn, en Penrhyndeudraeth, País de Gales, Reino Unido, el 2 de febrero de 1970 y tres días después su cuerpo fue incinerado en Colwyn Bay y sus cenizas esparcidas en las montañas de Gales.

De familia aristocrática, sus padres fueron John Russell, Vizconde de Amberley; su madre, Katherine Louisa Stanley. A temprana edad quedó huérfano de padre y de madre quedando bajo el amparo de sus abuelos, Lord John y Lady Russell, quienes se preocuparon por su rigurosa formación académica y profesional.

Bertrand Russell

Se casó en cuatro ocasiones, habiendo sido sus esposas Alys Pearsall Smith, Dora Winifred Black, Patricia Ellen Spencer y Edith Finch, llegando a tener solo tres hijos.

A los once años se entusiasmó por las matemáticas, pasión que lo mantuvo durante toda su existencia, llegando él mismo a revelar que llegó a la filosofía por las matemáticas, graduándose en esta disciplina a los veintiún años.

En vida, Russell, pensador prolífico, llegó a decir al inicio de su Autobiografía:  Tres pasiones, sencillas pero arrolladoramente fuertes, han gobernado mi vida: el vivo deseo del amor, la búsqueda del conocimiento y una pena insoportable hacia el sufrimiento humano. Estas pasiones, como vientos poderosos, me han llevado aquí y allá, por caminos caprichosos, sobre un océano profundo de angustia, llevándome al borde de la desesperación.”

Filósofo, escritor, matemático, sociólogo, lógico, profesor universitario, científico, político y Premio Nobel de Literatura de 1950, “En reconocimiento de sus variados y significativos escritos en los que ha luchado por los ideales humanitarios y la libertad de pensamiento”. Fue tenaz crítico de los nacionalismo opresores y regímenes totalitarios y mantuvo de por vida la independencia de su pensamiento.

Respecto a teoría del conocimiento Bertrand Russell es agnóstico por convicción en busca de la certeza, y crítico del idealismo metafísico y de la teoría del materialismo histórico y dialéctico; propulsor de la filosofía del escepticismo.

Para Russell es a través de la lógica que se puede constituir el verdadero conocimiento, o sea, la ciencia matemática. “Era un monstruo de la lógica. Se cuenta que, en cierta ocasión, Bertrand Russell (1872-1970) defendía que de una afirmación falsa se puede deducir cualquier cosa. Alguien entre el público le formuló entonces una cuestión provocativa: si dos más dos son cinco, ¿se sigue de ello que yo soy el papa? Russell aceptó el desafío y, con una agilidad mental increíble, se sacó de la manga una ingeniosa respuesta. Si dos más dos son cinco, cuatro es igual a cinco. Si restamos tres a ambos lados de la ecuación, tenemos que uno es igual a dos. El Papa y yo somos dos. Como dos es igual a uno, entonces yo soy el Papa. Cuesta poco imaginar su sonrisa satisfecha después de desarmar así a su interlocutor”[1].

Es uno de los fundadores de la filosofía analítica y es el representante más destacado del neopositivismo moderno con notables aportes al desarrollo de la lógica matemática moderna. Es el fundador del neorrealismo y el neopositivismo ingleses, es uno de los más influyentes y grandes filósofos, epistemólogos, lógicos y matemáticos del siglo XX; ferviente antinazi y reputado pacifista del siglo XX durante la Primera y Segunda Guerra Mundial, férreo opositor a la proliferación de armas nucleares y el que planteó un Tribunal internacional contra los crímenes de guerra.

Para Russell el método de análisis, que consiste en descomponer, dividir y diseccionar un todo complejo en sus elementos o partes más simples, es el único método que permite al ser humano alcanzar el conocimiento cierto, verdadero o la auténtica verdad y liberado de especulaciones metafísicas.

Russell considera que el mundo está conformado por una pluralidad de hechos lógicamente independientes, y que el conocimiento se origina en los datos de nuestra experiencia directa con ellos.

Caracteriza a la filosofía de Russell un cierto atomismo lógico: «La filosofía por la cual abogo, ha dicho, es considerada generalmente como una especie de realismo, y ha sido acusada de inconsistencia a causa de los elementos que hay en ella y que parecen contrarios a tal doctrina. Por mi parte, no considero la disputa entre realistas y sus opositores como fundamental; podría alterar mi punto de vista en ella sin cambiar mi opinión sobre ninguna de las doctrinas que más deseo subrayar. Considero que la lógica es lo fundamental en la filosofía, y que las escuelas deberían caracterizarse más bien por su lógica que por su metafísica. Mi propia lógica es atómica, y éste es el aspecto que deseo subrayar. Por lo tanto, prefiero describir mi filosofía corno un 'atomismo lógico' más bien que como un 'realismo', con o sin adjetivo» («Logical Atomism», en Contemporary British Philosophy, ed. Muirhead, I, 1935, p. 359).

En su teoría filosófica denominado “Atomismo lógico” nos dice Russell: "La razón de que denomine mi doctrina "atomismo lógico” es que los átomos a que trato de llegar, como último residuo en el análisis, son átomos lógicos, no átomos físicos", átomos lógicos que serán buscados y encontrados a través del análisis lógico de la proposición.[2]

 Russell puntualiza: "La primera verdad incontestable hacia la que deseo llamar la atención de ustedes es que el mundo contiene hechos, que son los que son, pensemos lo que pensemos acerca de ellos, y que hay también creencias, que se refieren a esos hechos y que por referencia a dichos hechos son verdaderas o falsas".

En la concepción de Russell el mundo está conformado por una multitud de hechos y una infinita variedad de particulares, propiedades y relaciones, los cuales constituyen los átomos del mundo. El mundo consiste en un número finito o infinito, de entidades que se relacionan entre sí y diversas propiedades y a estas entidades los denomina "un acontecimiento".

Al respecto Martha Cecilia Betancur García, Profesora Asistente Facultad de Filosofía y Letras. Universidad de Caldas, señala: “Los particulares son entes momentáneos que duran un brevísimo lapso, lo que dura nuestra percepción. Un particular no es una "cosa” como una mesa o una silla, porque el concepto de una cosa supone la permanencia y la identidad, de las cuales no tenemos garantía, ni conocimiento cierto; por ello, un particular es nombrado o señalado por un nombre propio como "esto”, lo cual implica la presencia directa del objeto, que constituye lo significado por el nombre. Ese objeto es un particular, solo en el momento en que es señalado, pues la percepción no puede dar garantía distinta. Por ello la cosa" es un concepto inferido, una construcción lógica y no un dato de la percepción. Una propiedad y una relación son entidades porque se dan en el mundo, pero tienen una naturaleza ontológica distinta a la de los particulares, pues éstos existen en sí mismos y son autosubsistentes, mientras que las propiedades y las relaciones siempre se dan "en" un particular Ahora bien, teniendo en cuenta estas características de los elementos constitutivos de los hechos, ¿es posible hablar del conocimiento de esos hechos?, ¿”se da la certeza en ese conocimiento?; este problema nos conduce al problema del conocimiento”.[3]

En su obra “El conocimiento humano” (1983), Russell afirma: "El objeto central de este libro es examinar la relación entre la experiencia individual y el cuerpo general del conocimiento científico"; también puntualiza: "debemos confesar que el empirismo como teoría del conocimiento es inadecuado",  "pero es mejor que todas las anteriores y no tenemos otra cosa". Refiere Russell: “En este libro he intentado abordar, lo más inteligiblemente que he podido, un problema de vasto alcance: ¿cómo es que los seres humanos, cuyos contactos con el mundo son breves, personales y limitados, logran, sin embargo, conocer tanto como conocen? ¿Es parcialmente ilusoria la creencia en nuestro conocimiento? Y si no es así, ¿qué conocernos de otra rnanera que por los sentidos? Puesto que en libros anteriores he abordado algunos aspectos de este problema, me veo obligado a repetir, en un contexto más amplio, el análisis de ciertos asuntos que ya he considerado en otras obras, pero he reducido tal repetición al mínimo compatible con mi propósito”.

“¿Hay en el mundo algún conocimiento tan cierto que ningún hombre razonable pueda dudar de él? Este problema, que a primera vista podría no parecer difícil, es, en realidad, uno de los más difíciles que cabe plantear” señala Russell en “Los problemas de la filosofía”.

“Mientras Russell era un defensor del método científico, el conocimiento derivado de la investigación empírica que es verificada a través de pruebas repetidas, creía que la ciencia solo obtiene respuestas provisionales, y que el progreso científico se construye poco a poco, tratando de encontrar unidades orgánicas considerablemente fútiles”.[4]

Según la concepción russeliana hay dos tipos de conocimiento: el conocimiento de las cosas (directo o por familiaridad) y el conocimiento por descripción.

El conocimiento directo o por familiaridad es el conocimiento de los objetos a los que se tiene acceso directo mediante la percepción y de cuyos objetos "somos directamente conscientes sin mediación de ningún proceso de inferencia ni de ningún conocimiento de verdad". El conocimiento por descripción es el conocimiento de un objeto al que no se tiene acceso mediante una descripción definida que busca referirse unívocamente al mismo.

Según la concepción russeliana los conocimientos se originan en las percepciones, en los hechos que experimentan los sujetos; es el experimento lo que le permite al sujeto conocer, pero las percepciones difieren en función de los conocimientos previos del sujeto. El hecho percibido por el sujeto se constituye en un estímulo para sus órganos sensibles.

El filósofo Bertrand Russell en una de sus obras afirmó: "la teoría del conocimiento, de la que me he ocupado muy por extenso, tiene cierta subjetividad esencial; dicha teoría pregunta ¿cómo conozco yo? e inevitablemente toma su punto de partida de la experiencia personal. Sus datos son egocéntricos, lo mismo que los primeros estadios de su argumentación".

Para Russell la experiencia es el punto de partida de donde nacen el conocimiento y el lenguaje, la experiencia no es un método para la comprobación de los enunciados proposicionales.

“Debemos por lo tanto admitir, decía Russell, que hay un conocimiento general no derivado de los sentidos, y que parte de ese conocimiento no se obtiene por inferencia sino que es primitivo. Tal conocimiento general ha de encontrarse en la lógica. Ignoro si existe algún conocimiento semejante no derivado de la lógica”. 

Refiere, asimismo:  "En todo problema filosófico, nuestra investigación parte de lo que podríamos llamar datos, con lo cual quiero decir materia del conocimiento común, [...]. De esta manera nos vemos conducidos hacia una distinción un tanto vaga entre lo que podríamos llamar datos «duros» (hard) y datos «blandos» (soft). [...] Llamo datos «duros» (hard) a los que resisten la influencia disolvente de la reflexión crítica, y «blandos» (soft) a los datos que bajo la acción de este proceso, se vuelven más o menos dudosos a nuestra mente. Los datos más duros entre los duros, son de dos clases: los hechos particulares de los sentidos y las verdades de la lógica. [...] Debemos, además, recordar que la distinción entre datos duros y blandos es psicológica y subjetiva, de manera que si hay otras mentes distintas de las nuestras —lo cual, por el momento, debe ser mantenido en duda— el catálogo de los datos duros puede ser para ellas distinto de lo que es para nosotros."

Conocimiento directo y conocimiento por referencia[5]

Esta distinción es fundamental para comprender la teoría del conocimiento de Russell, a la vez que tiene consecuencias en su filosofía del lenguaje. La caracterización inicial del propio autor de ambas clases de conocimiento aparece en Los problemas de la filosofía en los siguientes términos:

1.   Conocimiento directo: “tenemos conocimiento directo de algo cuando sabemos directamente de ello, sin el intermediario de ningún proceso de inferencia ni de ningún conocimiento de verdades”.

2.     Conocimiento por referencia: es el conocimiento que se puede construir a partir del conocimiento directo, combinándolo, mezclándolo, deduciendo, infiriendo… Dice Russell: “Conocemos una referencia (o descripción) y sabemos que hay un objeto al cual se aplica exactamente, aunque el objeto mismo no nos sea directamente conocido. En este caso decimos que el conocimiento del objeto es un conocimiento por referencia”.

Russell establece un principio general de su teoría del conocimiento, con el que en cierta manera se aproxima al empirismo: “Todo nuestro conocimiento, lo mismo el conocimiento de cosas que el de verdades, se funda en el conocimiento directo”. Sin embargo, va mucho más allá de los principios empiristas al aceptar que el conocimiento directo es mucho más que los meros datos de los sentidos o, como las llamaría Hume, las impresiones: “[…] todo conocimiento de verdades exige, como lo mostraremos, el conocimiento directo de cosas que poseen un carácter esencialmente diferente de los datos de los sentidos: los objetos que se denominan generalmente «ideas abstractas», pero que nosotros denominaremos «universales».” (Bertrand Russell, Los problemas de la filosofía)

 

El conocimiento directo, en consecuencia, va mucho más allá de los datos que recibimos a través de los sentidos en el momento actual. Russell comienza ampliando el conocimiento directo por medio de la memoria: si en el pasado se ha conocido una verdad a través de la observación, no es necesario repetir esa observación para aceptar la validez de ese conocimiento. La memoria nos ayuda a conocer el pasado, y el recuerdo es también una forma de conocimiento directo. Una consideración similar habría que hacer de la introspección y la conciencia: el ser humano no sólo conoce, sino que sabe que conoce, es decir, somos conscientes de nuestros sentimientos y pensamientos. Además, en esta ampliación del conocimiento directo incluye Russell los universales, de los que hablaremos más adelante. Con esto, su distancia frente al empirismo de Hume es notable, en tanto que acepta la validez de las ideas abstractas e incluso afirma la posibilidad de conocerlas directamente.

 

En cuanto al conocimiento por referencia, Russell toma como ejemplo los objetos físicos convertidos en concepto o aquellas realidades cuya existencia nos resulta conocida, pero de las que no tenemos un conocimiento directo. Aparecen aquí algunas condiciones que vienen dadas por la filosofía del lenguaje de Russell: el conocimiento por referencia suele expresarse a través de descripciones. Supongamos el siguiente ejemplo: “el presidente de Nueva Zelanda”. Lo más probable es que no tengamos conocimiento directo de quién es el presidente de este país, y sin embargo conocemos su existencia. En el lenguaje y en el conocimiento cotidiano, utilizamos muchas descripciones y basamos parte de nuestro conocimiento en este “conocimiento por referencia”.

 

La tesis central de Russell es la siguiente: el conocimiento por referencia es indispensable para nuestra vida; nos permite ir más allá de nuestra propia experiencia. Sin embargo, eso no legitima cualquier clase de conocimiento abstracto, universal o imaginativo: el conocimiento por referencia ha de poder reducirse o explicarse en función del conocimiento directo. Cuando queremos revisar el conocimiento por referencia estamos pidiendo pruebas, datos empíricos, de la memoria o de la conciencia que permitan dar validez a ese conocimiento indirecto. 

OBRAS PUBLICADAS DE BERTRAND RUSSELL

Russell es autor de más de sesenta obras publicadas, entre ellas cabe mencionar a las siguientes:

1.              1. La socialdemocracia alemana (1896),

2.     Un ensayo sobre los fundamentos de la geometría (1897),

3.     Exposición crítica de la filosofía de Leibniz (1900),

4. Principios de matemáticas (1902),

5.  Sobre la denotación (1905),

6.  Los elementos de la Ética (1910),

7. Ensayos filosóficos (1910),

8. Los problemas de la filosofía (1912),

9. Nuestro conocimiento del mundo externo (1914),

10. Principios de reconstrucción social (1916),

11. Ideales políticos (1917),

12. Los caminos propuestos a la libertad: Socialismo, anarquismo y sindicalismo (1918),

13. La filosofía del atomismo lógico (1918),

14. Introducción a la filosofía matemática (1918),

15. Práctica y teoría del bolchevismo (1920),

16. Análisis del espíritu (1921),

17. El problema de China (1922),

18. El ABC de los átomos (1923),

19. Sobre la vaguedad (1923),

20. Ícaro o el futuro de la ciencia (1924),

21. Cómo ser libre y feliz (1924),

22. El ABC de la relatividad (1925),

23. Lo que yo creo (1925),

24. Sobre la educación especialmente en la infancia temprana (1926),

25. Análisis de la materia (1927),

26. ¿Por qué no soy cristiano? (1927),

27. Bosquejo de filosofía (1928),

28. Ensayos escépticos (1928),

29. Misticismo y Lógica (1929),

30. Matrimonio y moral (1929),

31. Vieja y nueva moral sexual (1930),

32. La conquista de la felicidad (1930),

33. La perspectiva científica (1931),

34. La educación y el orden social (1932),

35. Los límites del empirismo (1935), 

36. Un nuevo análisis social (1938), 

37.Libertad y organización 1814-1914 (1934),

38. Elogio de la ociosidad (1935),

39. Religión y ciencia (1935),

40. ¿Qué camino hacia la paz? (1936),

41. Los documentos de Amberley (1937),

42. El poder en los hombres y en los pueblos (1938),

43. Poder: Un nuevo análisis social (1938),

44.  Investigación sobre el significado y la verdad (1940),

45. Cómo convertirse en filósofo (1942),

46. Cómo leer y entender la historia (1943),

47. El valor del libre pensamiento (1944),

48. Historia de la filosofía occidental (1945),

49. El conocimiento humano. Su alcance y sus límites (1948),

50. Autoridad e individuo (1949),

51. Ensayos impopulares (1950),

52. Nuevas esperanzas para un mundo en transformación (1951),

53. El impacto de la ciencia en la sociedad (1952)​,

54. Satán en los suburbios (1953),

55. Pesadillas de personas eminentes (1954),

56. Sociedad humana, ética y política (1954),

57. Retratos de memoria y otros ensayos (1956),

58. Lógica y conocimiento (1956),

59. Sentido común y guerra nuclear (1959),

60. El impacto de la ciencia sobre la sociedad (1952),

61. La evolución de mi pensamiento filosófico (1959),

62. Los escritos básicos de Bertrand Russell (1961),

63. Hecho y ficción (1961),

64. ¿Tiene el hombre futuro? (1961),

65. Victoria pacífica (1963),

66. Autobiografía (1967-1969),

67. Mi desarrollo filosófico (1959),

68. Crímenes de guerra en Vietnam (1967).

 

FUENTE BIOGRÁFICA

Russell, Bertrand. El conocimiento humano. Ediciones Orbis, S.A., 1983, Barcelona, España.

Bertrand Russell, https://es.wikipedia.org/wiki/Bertrand_Russell#Teoria_del_conocimiento. 

Martha Cecilia Betancur García, en su artículo “Russell: Teoría del mundo y del conocimiento”. Novum Año 5 No. 11.

Russell. Bertrand. La Filosofía del Atomismo Lógico. En: Lógica y conocimiento Madrid: Taurus, 1981, p-252.

Francisco Martínez Hoyos, Bertrand Russell, el filósofo de la paz. https://www.lavanguardia.com/historiayvida/historia-contemporanea/20200202/473227387217/bertrand-russell-filosofo-pacifismo.html

“Logical Atomism”, en Contemporary British Philosophy, ed. Muirhead, I, 1935.

 

 

 



[1] Francisco Martínez Hoyos, Bertrand Russell, el filósofo de la paz. https://www.lavanguardia.com/historiayvida/historia-contemporanea/20200202/473227387217/bertrand-russell-filosofo-pacifismo.html

[2] RUSSELL. Bertrand. La Filosofía del Atomismo Lógico. En: Lógica y conocimiento Madrid: Taurus, 1981, p-252.

[3] Martha Cecilia Betancur García, en su artículo “Russell: Teoría del mundo y del conocimiento”. Novum Año 5 No. 11.

[4] Bertrand Russell, https://es.wikipedia.org/wiki/Bertrand_Russell#Teoria_del_conocimiento. 

[5] Bertrand Russell. Apuntes sobre el filósofo inglés elaborados para la P.A.U. De Castilla y León, https://www.boulesis.com/apuntes/bertrand-russell

 

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