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3 de febrero de 2024

A los 100 años de vigencia del Apra (IX) El Apra es el partido de las grandes reformas

 

A los 100 años de vigencia del Apra (IX)

EL APRA ES EL PARTIDO DE LAS GRANDES REFORMAS



Escribe: Dr. Eudoro Terrones Negrete

 

Al cumplirse los 100 años de vigencia del APRA, desde una perspectiva y orientación latinoamericana, el Aprismo deviene desde su origen y evolución histórica, en un movimiento de negación dialéctico-conceptual de aquellas tradicionales corrientes políticas generalmente conservadoras, caudillistas, autoritarias, importadores de ideologías e instrumentos de la plutocracia criolla nacional, de la oligarquía, del imperialismo, del neoliberalismo y de la globalización en sus efectos inhumanos.

No debe olvidarse que la esencia filosófica, ideológica y doctrinaria del aprismo reviste con el correr del tiempo, un carácter procesal, inagotable y fecundo en sus raíces germinales, un carácter de proyecto histórico-social con amplias posibilidades de poder y claro designio de gobierno en aras del desarrollo y la transformación de los pueblos indoamericanos.

En cuanto partido político, se origina, se nutre y se retroalimenta en la investigación científica de la fenoménica social e histórica del Perú e Indoamérica, en las recónditas fibras del sentimiento y de la conciencia popular, en la lucha disciplinada y fraternal, en el descubrimiento y la fiel interpretación de la realidad económica, social, política, educativa y cultural de los pueblos, bajo el común objetivo de batalla contra el imperialismo globalizante de los tiempos actuales y en la tarea precursora de federar los Estados desunidos del Sur, después de arrebatar el poder a quienes usufructúan y abusan de ella.

Con el aprismo, por vez primera nace en el Perú y en América Latina el partido político de Frente Único de Clases, la más grande organización política impregnada de mística, fe, unión, disciplina y acción heroica, dotado de novedoso sistema de organización y de movilización de masas. Nace, por primera vez, un verdadero partido político con  filosofía, ideología, doctrina y programa de gobierno propio.

Históricamente, no cabe duda, a través del programa máximo y programa mínimo del aprismo se lograron importantes conquistas sociales, laborales, profesionales, educativas, culturales y derechos ciudadanos, tales como: la planificación de la economía peruana, la descentralización y regionalización del país, la implantación del seguro social, la educación gratuita, los derechos políticos de la mujer en igualdad de condiciones que las del hombre y el reconocimiento de su facultad para desempeñar todos los cargos públicos obtenidos por elección o nombramiento.

Con la aparición del Aprismo, por vez primera se habla  del derecho al voto de los mayores de 18 años, por su capacidad económica creadora; el voto de los analfabetos; la separación de la Iglesia del Estado y la ciudadanía latinoamericana. Con el aprismo se aprueba la reforma tributaria, el fomento del cooperativismo, el fomento y la organización de cooperativas escolares, la creación del Banco de la Nación,  el impulso de la reforma agraria y la nacionalización de la minería, entre otros.

Con el aprismo se crearon las Universidades Populares “González Prada”, se incorpora al indio al proceso económico y desarrollo del país, se moderniza la comunidad indígena, el Poder Legislativo efectúa control sobre las acciones del Poder Ejecutivo.

Con el aprismo se hace realidad la jornada máxima de  ocho horas diarias para cualquier tipo de actividad humana; se logra el descanso de un día y el derecho de la mujer a ganar el mismo salario por el mismo tipo de trabajo; se conquista el pago del salario dominical para todos los trabajadores que hubiesen cumplido con su función los días hábiles de la semana y los periodistas obtienen una serie de derechos fundamentales.

Con el aprismo se conquista la igualdad de derechos entre hijos legítimos e ilegítimos, por cuanto éstos de padre y madre no casados se encontraban en inferioridad respecto a los legítimos, no sólo por la situación natural de la inexistencia de un hogar unido que vele por ellos, sino porque la ley los castigaba por el hecho éste que no han provocado.

Con la insurgencia del aprismo se hace posible la creación de las oficinas de Beneficencia Pública, los Botiquines Populares, la exoneración de impuestos a los asilos de ancianos, la creación de Colegios Profesionales y la construcción de cientos de escuelas técnicas en todo el Perú.

Haya de la Torre, en uno de sus discursos afirmó enfáticamente: “Nosotros propusimos en el Programa Aprista de 1931 todas las grandes reformas que establecen el principio de una verdadera mutación de estructuras económico-sociales y que sientan las bases de esta ansiada transformación del Perú. Pero nosotros hemos sostenido, y sostenemos, que todas las reformas sociales y económicas en el país, pueden y deben hacerse dentro de las instituciones democráticas, y consultando siempre al pueblo, que paga impuestos, al pueblo que trabaja y produce, vale decir, a los protagonistas históricos que van a ser favorecidos o no con el nuevo sistema de reformas que se pretende implantar. Entonces y así, es que hemos pedido el diálogo”.

Desde los primeros días de su fundación  el Apra no se equivocó y tuvo razón cuando aprobó su programa máximo y programa mínimo de gobierno, desde 1931, luego de un estudio científico de la realidad peruana, de sus necesidades y problemas más apremiantes. Y Haya de la Torre lo recuerda en su discurso de 1961: “…No nos equivocamos, el pueblo ha logrado enseñarle a muchos dirigentes de este país que no se equivocó cuando sostuvo que la América debía unirse económica y políticamente. Que el Perú era parte de América y América parte del Mundo y que vivimos en un universo de interdependencia. Que no se equivocó cuando dijo que nuestra riqueza debía nacionalizarse progresivamente. Que no se equivocó cuando dijo que había que darle tierra a quien la trabaje mediante una reforma agraria justa, limpia, verdaderamente satisfactoria para los intereses del país. Que no se equivocó cuando dijo que debía darse instrucción gratuita en la Escuela, el Colegio y la Universidad. Que no se equivocó cuando dijo que había que fomentar el cooperativismo en un pueblo como el nuestro que tiene una tradición cooperativista en la comunidad incaica que podría levantar el ritmo de esta economía retardada. Dijimos que en estos países existían dos velocidades económicas: una lenta, genuina y aborigen; y otra activa, que pertenece al mecanismo imperialista o extranjero; y que teníamos que coordinar esas dos velocidades. Tenemos que poner al hombre en el camino del trabajo bien remunerado, para que sea buen consumidor y buen productor. Tenemos que hacer la obra de higiene, de nutrición, de rescate de nuestro capital humano”.

No se equivocó el maestro, jefe y guía Víctor Raúl Haya de la Torre cuando manifestó: ”el programa aprista se adelantó a las realidades del Perú y América 50 años” y “bien podríamos reclamar derechos de autor…en el Perú”, programa por el cual los apristas habían sido proscritos 40 años, calumniados, perseguidos, zaheridos, vilipendiados y relegados a la ilicitud, condenados y atacados como un “partido internacionalista” . Programa que consideró la posibilidad de realizar una revolución integral en democracia, en libertad, con la participación del pueblo y que tuvo el acierto de la previsión y “trajo al Perú por primera vez la voz admonitiva y precursora de una GRAN TRANSFORMACIÓN” y “una nueva norma innovadora y verdaderamente revolucionaria para el futuro del Perú”, revolución educativa, revolución cultural, revolución social y económica, revolución ecológica, revolución científica, revolución tecnológica y revolución moral.

Todo lo referido fue posible porque el Apra  es un partido político organizado, que nació con una filosofía, una doctrina, una ideología y un plan de gobierno propio, elaborado por técnicos y profesionales con conciencia de responsabilidad histórica, con sentido realista, constructivo y social, con vocación de servicio y alto espíritu de justicia social, deponiendo intereses personales buscaban y aspiraban a consolidar la democracia funcional y continental y la Justicia Social de Pan con Libertad.

El Programa Máximo del APRA, pregonado en su programa de gobierno en 1924 y ratificada en 1931, constituye todo un aporte revolucionario a la ciencia política del siglo XX.

El Programa Máximo del APRA consta de cinco puntos generales: 1) Acción contra todo tipo de imperialismo. 2) Por la unidad política de la
América Latina. 3) Por la nacionalización de la tierra e industria. 4) Por la internacionalización del Canal de Panamá. 5) Por la solidaridad con todos los pueblos y clases oprimidas del mundo.

Precisamente por haber formulado la unión política y económica de América Latina fue declarado como partido internacional y puesto fuera de la ley y sus militantes perdieron sus derechos ciudadanos, unidad que antes era una herejía y que resultó en poco tiempo siendo una realidad, toda vez que el denominado Mercado Común o Zona de Comercio Libre no es otra cosa que la Unidad Económica que traerá como corolario la política del continente latinoamericano.

El Apra planteó en su programa de gobierno: Nacionalización progresiva de la riqueza, para mejorar las condiciones de vida de la población, en el marco de una política antimperialista constructiva. Haya, ante las preguntas de los trabajadores: “¿Nos van a devolver otra vez al latifundio, al patrón, a la situación anterior?, ¿Queremos saber si ustedes van a nacionalizar y ¿con qué capitales van a progresar y si nos van a obligar a nosotros a regresar a los campos de los hacendados de Huancavelica, de Ayacucho, etc., a ganar otra vez 20 centavos al día y a vivir en las condiciones en que antes vivíamos? Ante estas y otras preguntas más Haya de la Torre respondió: “Nosotros decimos nacionalización progresiva; lo que se pueda nacionalizar, lo que se debe ir nacionalizando, pero nunca sacrificando al trabajador, nunca haciéndole sufrir. Porque eso de “te voy hacer progresar, pero espera 43 años, podrá estar bueno para Rusia pero para nosotros no. (Aplausos). De allí, compañeros, que nosotros fuéramos desde 1931 muy claros y ahí está nuestra definición anticomunista…Nosotros no tememos la doctrina comunista porque la consideramos un resultado económico europeo, distinta de nuestra concepción de la justicia. No se va a la Justicia Social por un solo camino, ni por el camino de Moscú exclusivamente. Nosotros podemos escoger nuestra justicia, conseguir nuestra libertad, crear nuestra doctrina de salvación social, afirmar nuestra democracia por caminos propios sin tener que apelar a credos extranjeros, extra americanos. Esa fue nuestra primera formulación. La segunda, enfrentarnos al comunismo, afirmando que, por las condiciones históricas de la América Latina, el comunismo es inadaptable, inadmisible aquí”.

 

 

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