A
los 100 años de vigencia del Apra (IX)
EL
APRA ES EL PARTIDO DE LAS GRANDES REFORMAS
Escribe:
Dr. Eudoro Terrones Negrete
Al cumplirse los 100 años de vigencia del APRA,
desde una perspectiva y orientación latinoamericana, el Aprismo deviene desde
su origen y evolución histórica, en un movimiento de negación
dialéctico-conceptual de aquellas tradicionales corrientes políticas
generalmente conservadoras, caudillistas, autoritarias, importadores de
ideologías e instrumentos de la plutocracia criolla nacional, de la oligarquía,
del imperialismo, del neoliberalismo y de la globalización en sus efectos
inhumanos.
No debe olvidarse que la esencia
filosófica, ideológica y doctrinaria del aprismo reviste con el correr del
tiempo, un carácter procesal, inagotable y fecundo en sus raíces germinales, un
carácter de proyecto histórico-social con amplias posibilidades de poder y
claro designio de gobierno en aras del desarrollo y la transformación de los
pueblos indoamericanos.
En cuanto partido político, se origina, se
nutre y se retroalimenta en la investigación científica de la fenoménica social
e histórica del Perú e Indoamérica, en las recónditas fibras del sentimiento y de
la conciencia popular, en la lucha disciplinada y fraternal, en el
descubrimiento y la fiel interpretación de la realidad económica, social,
política, educativa y cultural de los pueblos, bajo el común objetivo de
batalla contra el imperialismo globalizante de los tiempos actuales y en la
tarea precursora de federar los Estados desunidos del Sur, después de arrebatar
el poder a quienes usufructúan y abusan de ella.
Con el aprismo, por vez primera nace en el
Perú y en América Latina el partido político de Frente Único de Clases, la más
grande organización política impregnada de mística, fe, unión, disciplina y
acción heroica, dotado de novedoso sistema de organización y de movilización de
masas. Nace, por primera vez, un verdadero partido político con filosofía, ideología, doctrina y programa de
gobierno propio.
Históricamente, no cabe duda, a través del
programa máximo y programa mínimo del aprismo se lograron importantes
conquistas sociales, laborales, profesionales, educativas, culturales y derechos
ciudadanos, tales como: la planificación de la economía peruana, la
descentralización y regionalización del país, la implantación del seguro social,
la educación gratuita, los derechos políticos de la mujer en igualdad de
condiciones que las del hombre y el reconocimiento de su facultad para
desempeñar todos los cargos públicos obtenidos por elección o nombramiento.
Con la aparición del Aprismo, por vez
primera se habla del derecho al voto de
los mayores de 18 años, por su capacidad económica creadora; el voto de los
analfabetos; la separación de
Con el aprismo se crearon las Universidades
Populares “González Prada”, se incorpora al indio al proceso económico y
desarrollo del país, se moderniza la comunidad indígena, el Poder Legislativo
efectúa control sobre las acciones del Poder Ejecutivo.
Con el aprismo se hace realidad la jornada
máxima de ocho horas diarias para cualquier
tipo de actividad humana; se logra el descanso de un día y el derecho de la
mujer a ganar el mismo salario por el mismo tipo de trabajo; se conquista el
pago del salario dominical para todos los trabajadores que hubiesen cumplido
con su función los días hábiles de la semana y los periodistas obtienen una serie
de derechos fundamentales.
Con el aprismo se conquista la igualdad de
derechos entre hijos legítimos e ilegítimos, por cuanto éstos de padre y madre
no casados se encontraban en inferioridad respecto a los legítimos, no sólo por
la situación natural de la inexistencia de un hogar unido que vele por ellos,
sino porque la ley los castigaba por el hecho éste que no han provocado.
Con la insurgencia del aprismo se hace
posible la creación de las oficinas de Beneficencia Pública, los Botiquines
Populares, la exoneración de impuestos a los asilos de ancianos, la creación de
Colegios Profesionales y la construcción de cientos de escuelas técnicas en
todo el Perú.
Haya de la Torre, en uno
de sus discursos afirmó enfáticamente: “Nosotros propusimos en el Programa
Aprista de 1931 todas las grandes reformas que establecen el principio de una
verdadera mutación de estructuras económico-sociales y que sientan las bases de
esta ansiada transformación del Perú. Pero nosotros hemos sostenido, y
sostenemos, que todas las reformas sociales y económicas en el país, pueden y
deben hacerse dentro de las instituciones democráticas, y consultando siempre
al pueblo, que paga impuestos, al pueblo que trabaja y produce, vale decir, a
los protagonistas históricos que van a ser favorecidos o no con el nuevo
sistema de reformas que se pretende implantar. Entonces y así, es que hemos
pedido el diálogo”.
Desde los primeros días de
su fundación el Apra no se equivocó y
tuvo razón cuando aprobó su programa máximo y programa mínimo de gobierno,
desde 1931, luego de un estudio científico de la realidad peruana, de sus
necesidades y problemas más apremiantes. Y Haya de la Torre lo recuerda en su
discurso de 1961: “…No nos equivocamos, el pueblo ha logrado enseñarle a muchos
dirigentes de este país que no se equivocó cuando sostuvo que la América debía
unirse económica y políticamente. Que el Perú era parte de América y América
parte del Mundo y que vivimos en un universo de interdependencia. Que no se
equivocó cuando dijo que nuestra riqueza debía nacionalizarse progresivamente.
Que no se equivocó cuando dijo que había que darle tierra a quien la trabaje
mediante una reforma agraria justa, limpia, verdaderamente satisfactoria para
los intereses del país. Que no se equivocó cuando dijo que debía darse
instrucción gratuita en la Escuela, el Colegio y la Universidad. Que no se
equivocó cuando dijo que había que fomentar el cooperativismo en un pueblo como
el nuestro que tiene una tradición cooperativista en la comunidad incaica que
podría levantar el ritmo de esta economía retardada. Dijimos que en estos
países existían dos velocidades económicas: una lenta, genuina y aborigen; y
otra activa, que pertenece al mecanismo imperialista o extranjero; y que
teníamos que coordinar esas dos velocidades. Tenemos que poner al hombre en el
camino del trabajo bien remunerado, para que sea buen consumidor y buen
productor. Tenemos que hacer la obra de higiene, de nutrición, de rescate de
nuestro capital humano”.
No se equivocó el maestro,
jefe y guía Víctor Raúl Haya de la Torre cuando manifestó: ”el programa aprista
se adelantó a las realidades del Perú y América 50 años” y “bien podríamos
reclamar derechos de autor…en el Perú”, programa por el cual los apristas
habían sido proscritos 40 años, calumniados, perseguidos, zaheridos,
vilipendiados y relegados a la ilicitud, condenados y atacados como un “partido
internacionalista” . Programa que consideró la posibilidad de realizar una revolución
integral en democracia, en libertad, con la participación del pueblo y que tuvo
el acierto de la previsión y “trajo al Perú por primera vez la voz admonitiva y
precursora de una GRAN TRANSFORMACIÓN” y “una nueva norma innovadora y
verdaderamente revolucionaria para el futuro del Perú”, revolución educativa,
revolución cultural, revolución social y económica, revolución ecológica,
revolución científica, revolución tecnológica y revolución moral.
Todo lo referido fue
posible porque el Apra es un partido
político organizado, que nació con una filosofía, una doctrina, una ideología y
un plan de gobierno propio, elaborado por técnicos y profesionales con
conciencia de responsabilidad histórica, con sentido realista, constructivo y
social, con vocación de servicio y alto espíritu de justicia social, deponiendo
intereses personales buscaban y aspiraban a consolidar la democracia funcional
y continental y la Justicia Social de Pan con Libertad.
El Programa Máximo del
APRA, pregonado en su programa de gobierno en 1924 y ratificada en 1931,
constituye todo un aporte revolucionario a la ciencia política del siglo XX.
El Programa Máximo del
APRA consta de cinco puntos generales: 1) Acción contra todo tipo de imperialismo.
2) Por la unidad política de la
América Latina. 3) Por la nacionalización de la tierra e industria. 4) Por la
internacionalización del Canal de Panamá. 5) Por la solidaridad con todos los
pueblos y clases oprimidas del mundo.
Precisamente por haber
formulado la unión política y económica de América Latina fue declarado como
partido internacional y puesto fuera de la ley y sus militantes perdieron sus
derechos ciudadanos, unidad que antes era una herejía y que resultó en poco
tiempo siendo una realidad, toda vez que el denominado Mercado Común o Zona de
Comercio Libre no es otra cosa que la Unidad Económica que traerá como
corolario la política del continente latinoamericano.
El Apra planteó en su
programa de gobierno: Nacionalización progresiva de la riqueza, para mejorar
las condiciones de vida de la población, en el marco de una política
antimperialista constructiva. Haya, ante las preguntas de los trabajadores:
“¿Nos van a devolver otra vez al latifundio, al patrón, a la situación
anterior?, ¿Queremos saber si ustedes van a nacionalizar y ¿con qué capitales
van a progresar y si nos van a obligar a nosotros a regresar a los campos de
los hacendados de Huancavelica, de Ayacucho, etc., a ganar otra vez 20 centavos
al día y a vivir en las condiciones en que antes vivíamos? Ante estas y otras
preguntas más Haya de la Torre respondió: “Nosotros decimos nacionalización
progresiva; lo que se pueda nacionalizar, lo que se debe ir nacionalizando,
pero nunca sacrificando al trabajador, nunca haciéndole sufrir. Porque eso de
“te voy hacer progresar, pero espera 43 años, podrá estar bueno para Rusia pero
para nosotros no. (Aplausos). De allí, compañeros, que nosotros fuéramos desde 1931
muy claros y ahí está nuestra definición anticomunista…Nosotros no tememos la
doctrina comunista porque la consideramos un resultado económico europeo,
distinta de nuestra concepción de la justicia. No se va a la Justicia Social
por un solo camino, ni por el camino de Moscú exclusivamente. Nosotros podemos
escoger nuestra justicia, conseguir nuestra libertad, crear nuestra doctrina de
salvación social, afirmar nuestra democracia por caminos propios sin tener que
apelar a credos extranjeros, extra americanos. Esa fue nuestra primera
formulación. La segunda, enfrentarnos al comunismo, afirmando que, por las
condiciones históricas de la América Latina, el comunismo es inadaptable,
inadmisible aquí”.