Artículos periodísticos y de investigación

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29 de febrero de 2024

El ESTADO según Víctor Raúl Haya de la Torre

 

EL ESTADO SEGÚN VÍCTOR RAÚL HAYA DE LA TORRE 

Haya de la Torre

Escribe: Dr. Eudoro Terrones Negrete

Víctor Raúl Haya de la Torre, fundador, jefe, maestro y guía inmortal del aprismo, es el primer político de América Latina que analiza la realidad y problemática de los pueblos a la luz de una nueva filosofía, doctrina e ideología liberada de toda dependencia o sumisión extranjera  de moldes clásicos de interpretación histórica y llega a proponer el denominado Estado Antimperialista como alternativa de crecimiento, desarrollo y progreso de los países del Nuevo Mundo.

Para Haya de la Torre, el Estado es instrumento de opresión de una clase sobre otra, que deviene en arma de las clases gobernantes y arma del imperialismo para explotar a las clases productoras y mantener divididos a los pueblos, acentuando la marginación social, la dependencia, la dominación, la opresión y la injusticia histórico-social.

Haya de la Torre recalca que el Estado, política y económicamente, deviene en instrumento de opresión del imperialismo sobre la masa nacional oprimida. La clase dominante, constituida por la clase feudal y el imperialismo, controla el Estado subsistiendo éste bajo la égida de los poderes extranjeros que guardan las llaves de sus arcas. El
Estado se convierte asimismo en instrumento de la p0lutocracia criolla nacional, de la oligarquía económico-financiera y militar.

 

En la concepción hayadelatorreana, el Estado en ciertos países de desarrollo elemental tiene formas primitivas y medievales, reconcentrado en una oligarquía o en un individuo. En otros países el Estado es ya el aparato moderno, tanto más complicado y fuerte cuanto más avanzada está la definición clasista de los explotadores. El imperialismo utiliza siempre el Estado, con una táctica realista, ya en sus formas primitivas, ya en sus formas complicadas.

En América Latina el Estado representa a una indefinida fluctuante realidad social. Si en Europa el Estado es el producto de una clase, en América no lo es. El Estado si bien es órgano de las clases adineradas entre nosotros, vacila entre la clase latifundista o la casta de los agentes del Imperialismo, semi-industrializante. Por eso se presenta 3encarnándose en un hombre o en una camarilla. Ante una realidad así, se pregunta Haya de la Torre: ¿cuál puede ser el carácter del Estado como entidad jurídica? Y su respuesta es la siguiente: Hemos dicho que la clase que emancipó al Estado del control español, fue la clase latifundista, pero esa clase no puede representar ni siquiera la mayoría de la Nación; carece de fuerza propia para controlar el Estado, no puede representar auténticamente a la mayoría de la Nación. Vemos, pues, que el Estado, como entidad jurídica, no representa a ninguna de las clases propiamente, porque la clase que lo redimió carecía de fuerza propia y entonces nuestras instituciones han estado tambaleantes; el Estado ha fluctuado representado por un hombre y por una oligarquía.

En el Perú, explica Haya de la Torre, sufrimos las consecuencias del abandono de los tres factores primordiales de la productividad: las primitivas condiciones de vida y de trabajo de nuestros productores, el grado inferior de nuestra técnica y la desnacionalización o el apropiamiento injusto de nuestras fuentes de riqueza determinan la posición subalterna de nuestra economía, lo incipiente de nuestra cultura, y la falta de solidez de nuestra nacionalidad. El Estado sin apoyo efectivo dentro del país es instrumento de opresión al servicio de una especie de clase dominante, improductiva, que carente de fuerzas propias es a su vez subalterna de grandes intereses extranjeros. El Estado –centralista y unitario en su forma de gobierno- no logra representar en el Perú, sino aparentemente y en grado muy relativo, las fuerzas sociales y económicas, -por ende políticas-, que integran una Nación de tan típica estructura. Representa, pues, el Estado en el Perú, a las clases más fuertes, a las económicamente más desarrolladas y compuestas. Pero, como frente a ellas queda una vasta y complicada realidad de otros factores nacionales que no logra captar sino en parte, el Estado es débil.

Según Haya de la Torre, mientras el Estado sea instrumento de intereses extranjeros, mientras no represente los intereses de las mayorías nacionales, mientras lo dirijan hombres sin visión y sin cultura, esclavos de conveniencias de grupo o de la sensualidad exhibicionista del poder por el poder, el Estado no sólo es incapaz de intervenir en la producción de la riqueza nacional, sino que está lejos aún de la categoría histórica y jurídica de lo que el Estado debe ser como institución.

El autor de “El Antimperialismo y el APRA”, en su análisis evolutivo-histórico de los diversos tipos de Estado nos habla del Estado feudal, colonial, de tipo retrógrado y extranjerizante, del Estado burgués –democrático europeo clásico o demo-liberal socializante de clase proletaria, del Estado “ídolo” o fascista, del Estado-patriarcal gobernado como un latifundio, del Estado militar gobernado como un cuartel, del Estado oligárquico, del Estado capitalista, entre otros, todos ellos convertidos en instrumentos del imperialismo al servicio de la dominación y explotación de los pueblos del mundo.

Haya de la Torre, al p0roponer un nuevo tipo de Estado –el Estado Antimperialista – llega a las conclusiones siguientes:

a)      El Estado Antimperialista tiene su origen en la realidad de América Latina o Indoamérica, y responde a su propio “espacio-tiempo histórico”.

b)    El Estado Antimperialista debe ser instrumento de liberación económica, social, política y educativo-cultural de los pueblos oprimidos por el imperialismo.

c)      El Estado Antimperialista debe representar y defender los intereses integrales de las clases sociales en general, mediante un Gran Frente Único de Clases o de Trabajadores Manuales e Intelectuales (clase obrero-campesina, clase media y clase proletaria industrial).

d)     El Estado Antimperialista debe estar técnica y científicamente organizada y conducida y vigorosamente asentada en la conciencia nacional, por su autoridad moral, por su sentido social, por su respeto a la libertad religiosa y política y por su alta solvencia espiritual. Un  nuevo Estado que incorpore en su organización a todos los valores permanentes étnicos, sociales, económicos y espirituales que forjaron nuestra historia y que son base para la acción fecunda del futuro.

e)      El Estado Antimperialista, para su organización requiere de la unión política de la América Latina, unión política que implica la unión económica. La resistencia al imperialismo no puede cumplirse por un país aislado de la América Latina. Si un Estado resiste y condiciona al capitalismo extranjero mientras otro abre las puertas y facilita la subordinación económica de su país al imperialismo, ocurriría lo que con el petróleo nos demuestran México y Venezuela. Mientras aquél condiciona, éste hace política de puerta abierta. El imperialismo escoge entonces el campo de inversión más fácil y, consecuentemente, la producción petrolera aumenta en Venezuela.

f)       El Estado Antimperialista, en la medida en que se oriente hacia la nacionalización socialista y progresiva de la producción, hacia el control de la producción y la distribución equitativa de la riqueza, hacia el condicionamiento de la inversión de capitales extranjeros y el comercio de acuerdo a las leyes y necesidades de desarrollo de los pueblos de América Latina, sometiendo su imperativo de expansión, sólo así podrá condicionar al capitalismo imperialista y convertirse en escuela de gobierno de las clases productoras para cuando el sistema que determina la existencia del imperialismo desaparezca.

g)      Para realizar una reforma estructural como la que el aprismo persigue, el Partido debe tomar el Poder. La reorganización total del sistema económico actual no puede hacerse sin el contralor previo del Estado, sin su transformación en un instrumento de liberación.

h)      El Estado Antimperialista exige una nueva y completa estructura jurídica concorde con la nueva estructura económica, o sea el Estado Democrático de los Cuatro Poderes (Económico, Judicial, Ejecutivo y Legislativo) llamado a realizar la obra de desfeudalización y unionismo indoamericano y a representar a la democracia funcional o económica, y a la organización cooperativista de la producción de la tierra y de otras fuentes de riqueza.

i)        El Estado Antimperialista se orientará definitivamente hacia el capitalismo de Estado, derivando o desviando así la tendencia de las clases medias hacia el gran capitalismo privado que significará una regresión al imperialismo. El capitalismo de Estado es una solución a la que debemos tender y una de sus formas de aplicación más factible es el cooperativismo integral, de producción, de crédito y de consumo.

La diferencia entre el Estado Antimperialista y el Capitalismo de Estado europeo radicará fundamentalmente en que mientras éste es una medida de emergencia en la vida de la clase capitalista, medida de seguridad y afirmación del sistema, el Estado Antimperialista desarrollará el Capitalismo de Estado como sistema de transición hacia una nueva organización social, no en beneficio del imperialismo – que supone la vuelta al sistema capitalistas, del que es una modalidad-, sino en beneficio de las clases productoras, a las que irá capacitando progresiva y gradualmente para el propio dominio y usufructo de la riqueza que producen.

Si el Estado Antimperialista no se apartara del sistema clásico del capitalismo y alentara la formación de una clase burguesa nacional, estimulando la explotación individualista e insaciable –amparada en los enunciados clásicos del demoliberalismo-, caería pronto en el engranaje imperialista del que ningún organismo nacional burgués puede escapar. Por eso ha de ser indispensable en el nuevo tip0o de Estado la vasta y científica organización de un sistema cooperativo nacionalizado y la adopción de una estructura p0ol´’itica de democracia funcional basada en las categorías del trabajo.

j)        El Estado Antimperialista no puede ser un Estado capitalista o burgués del tipo del de Francia, Inglaterra o los Estados Unidos, pues ello imp0licaría caer bajo el rodillo del imperialismo. El Estado Antimperialista debe ser, pues, ante todo, Estado de Defensa, que ponga al sistema cap0italista que determina el imp0erialismo, un sistema nuevo, distinto, propio, que tienda a proscribir el antiguo régimen opresor. En el Estado Antimperialista, Estado de guerra defensiva económica, es indispensable la limitación de la iniciativa privada, la negación de derechos individuales o colectivos de orden económico cuyo uso implique un p0eligro imperialista, libertad económica cuyo uso debe ser limitado para que no se ejercite en beneficio del imperialismo.

Mientras se realiza la evolución al total Capitalismo de Estado – el Estado Antimperialista es un Estado de transición siempre en progreso, las clases medias, aún bajo el contralor estatal, han de contar con más seguridad y libertad efectivas, que bajo la presión imperialista que las sacrifica inexorablemente.

Finalmente, el Estado Antimperialista coartará la libertad económica de las clases explotadoras y medias. Es imposible conciliar la libertad absoluta individual en materia económica con la lucha contra el imperialismo.

k)      Por eso nosotros sostenemos que hay que aplicar al Estado que llamamos Antimperialista, o sea el Estado de los países en desarrollo, los principios de la democracia institucional representativa que conjunciona y coordina la presencia de las tres necesidades de un pueblo de desarrollo: un Estado empresario y democrático, una clase trabajadora con plenas garantías de trabajo bien pagado, y una inversión extranjera ineludible e inaplazable a la que hay que dar reales garantías para que haya movimiento económico en el país.

l)        El Estado Antimperialista, según Haya de la Torre, se caracteriza por ser un Estado democrático de cuatro poderes, Estado antioligárquico, Estado antifeudal, Estado docente, Estado nacionalista, Estado revolucionario, Estado liberador, Estado popular, Estado de participación, Estado policlasista o de Frente Único de Clases, Estado anticolonial, Estado cooperativista, Estado de integración continental, Estado antimilitarista, Estado descentralista, Estado pacifista, Estado de pluralismo económico y político, Estado planificador y técnico, Estado humanista y Estado moralizador.


 

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