Artículos periodísticos y de investigación

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1 de febrero de 2024

A los 100 años de vigencia del Apra (VIII) Haya de la Torre y "La Fiesta de la Planta" en Vitarte (Perú)

A los 100 años de vigencia del Apra (VIII) 

HAYA DE LA TORRE Y “LA FIESTA DE LA PLANTA” 

EN VITARTE (PERÚ)


Escribe: Eudoro Terrones Negrete

Ate es uno de los distritos de la provincia de Lima, fundado por el General Don José de San Martín mediante ley expedida el 4 de agosto de 1821. Antiguamente estuvo poblada por culturas prehispánicas. 

En Ate se encuentranContiene sitios arqueológicos y un museo de sitio. Los terrenos fueron conferidos a Carlos López Aldana, por el gobierno de Ramón Castilla, entre los años 1855-1862,  con el fin de proteger el desarrollo de la industria nacional. En este terreno, López Aldana fundó la Fábrica de textiles Vitarte en 1872 (posteriormente CUVISA) y al construirse viviendas para los obreros se formó el pueblo de Vitarte. 
En  Vitarte se inició el movimiento sindical peruano en 1890 y en 1896 ocurre la primera huelga de obreros del Perú  motivado por la explotación de los trabajadores, las precarias condiciones de trabajo y de viviendas y las jornadas laborales de 16 horas diarias. 
En 1911 ocurre el primer paro metropolitano de los trabajadores de Lima, y el 26 de mayo de 1911 se funda la Unificación Obrera Textil Vitarte.Años más tarde el gobierno de José Pardo, con la ley N° 3010 del 16 de diciembre de 1918 logra suprimir el trabajo dominical y mediante la ley del 15 de enero de 1919 confiere el derecho a la jornada laboral de las ocho horas. El 13 de febrero de 1951 con la Ley Nº 11951, la capital del distrito pasa del pueblo de Ate al pueblo de Vitarte lo que dio origen a que el distrito sea llamado "Ate Vitarte".[1]
Víctor Raúl Haya de la Torre, rector de la Universidad Popular (fundada en Lima el 22 de enero de 1921), promueve la participación de los miembros de la Universidad Popular de Vitarte (fundada el 2 de febrero de 1921)  y  de la Unidad Obrero-Estudiantil de Vitarte, y organiza la primera “Fiesta de la Planta” en Vitarte el 25 de diciembre de 1921.
Como es de dominio público las Universidades Populares “González Prada”, se fundaron para llevar cultura y educación a los trabajadores, eran libres y gratuitas, autogestionarias y gobernadas de manera autónoma y democrática, carecían de valor oficial y en ellas los obreros, campesinos, clase media y público en general recibían formación integral, cultural, cívica, técnica, especializada, deportiva y moral sobre el mundo laboral, los problemas de la sociedad, los deberes y derechos ciudadanos y las  conquistas sociales y laborales.  Estas universidades tenían por misión liberarlos de los vicios, las debilidades humanas,  la ignorancia,  la explotación y la injusticia social.
En el mundo se celebró por primera vez el Día del árbol o La Fiesta del árbol en 1805 en la localidad extremeña de Villanueva de la Sierra (Cáceres); en el Parque de Barcelona, el 30 de abril de 1899,  en toda España el 5 de enero de 1915, en el Perú el 25 de diciembre de 1921. 
El Día Forestal Mundial o Día Mundial del Árbol se celebra el 21 de marzo de cada año, por recomendación del Congreso Forestal Mundial celebrado en Roma en 1969 y que dos años después fue aceptada por la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentaciòn (FAO) en 1971.
Desde el siglo XX el Día del Árbol se celebra en diversos países, por ejemplo: Argentina (29 agosto), Bolivia (1° octubre), Colombia (29 abril), Costa Rica (15 junio), Cuba (21 junio), Chile (6 julio), Ecuador (22 mayo), El Salvador (28 junio), Guatemala (22 mayo), Honduras (30 mayo), México (13 julio), Nicaragua (último viernes de junio), Panamá{ tercer vienes de mayo), Paraguay (19 junio), Perú (1 setiembre), República Dominicana (5 mayo), Uruguay (19 junio) y Venezuela (último domingo de mayo).
La plantación de árboles tiene un valor incalculable para las sociedades y la vida de las personas: captan y recargan las fuentes de agua, liberan el oxígeno,  minimizan los riesgos de inundación, evitan y disminuyen la erosión de tierras, transforman el dióxido de carbono en biomasa, contribuyen a la recuperación y expansión de áreas verdes, mejoran la calidad de vida de los habitantes de las ciudades, proporcionan servicios ambientales como belleza paisajística, hacen posible la regulación térmica, acústica e hídrica, dan sombra, purifican, refrescan y humedecen el ambiente, reducen el ruido, detienen las heladas por su follaje, producen alimentos y materiales comercializables, entre otras bondades.
Domingo Faustino Sarmiento, quien llegó a ser Presidente de la República Argentina de 1868 a 1874, en uno de sus discursos destacó la importancia del cultivo de los árboles: “El cultivo de los árboles, conviene a un país pastoril como el nuestro, porque no solo la arboricultura se une perfectamente a la ganadería, sino que debe considerarse un complemento indispensable. La Pampa es como nuestra República, tala rasa. Es la tela en la que ha de bordarse una nación. Es necesario escribir sobre ella ¡Árboles! ¡Planten árboles!”.
Felipe Cossío del Pomar, en su obra “Víctor Raúl”, manifiesta que Víctor Raúl Haya de la Torre “En diciembre organiza la primera “Fiesta de la Planta” para formar el culto del árbol. Como Vitarte no tiene árboles, es una campaña que corresponde a la Universidad Popular. Víctor Raúl pide y obtiene ayuda del Director de la Escuela de Agricultura, un belga comprensivo. La celebración de la “Fiesta de la Planta” adquiere grandes proporciones. Acompaña la plantación de cientos de árboles una fiesta deportiva, gran almuerzo popular y actos culturales en el Cinema-Teatro. Así queda establecida “La Fiesta de la Planta” que ha de repetirse cada año. Con estos actos Víctor Raúl va levantando su bandera justiciera. Cada vez más alta y cada vez más visible”.[2]
El 15 de marzo de 1990, el Instituto Nacional de Cultura declara a la zona de Vitarte  «Patrimonio Cultural de la Nación». Actualmente, parte de la carretera Central  lleva el nombre de “Víctor Raúl Haya de la Torre”, en homenaje al fundador del APRA, quien falleció en Quinta Mercedes en Vitarte, siendo su cuerpo paseado con gran sentimiento de admiración y a olor de multitud por esta vía.  
El ex alcalde de Ate, Óscar Benavides,  recuerda que Haya de la Torre vivió en el distrito y caminó por sus calles dejando una grata estela de conocimientos y enseñanzas en sus entrevistas con los trabajadores de las fábricas. Hasta ahora reverdece el árbol que Haya de la Torre sembró con José Carlos Mariátegui en el Parque 9 de Enero de Vitarte para celebrar la fiesta de la planta. Recuerda asimismo que Haya de la Torre se instaló en el año 1969 en Villa Mercedes de Ate, haciendo de Vitarte su casa. Ahí firma la Carta Magna de 1979 como Presidente de la Asamblea Constituyente, y fallece el 2 de agosto del mismo año.[3]
Al respecto, Germán Luna Segura escribe: “Hemos mencionado La Fiesta de la Planta porque constituye una visionaria actividad que alude la defensa de la naturaleza que promovió y fundó el propio Haya de la Torre, ocasión en la que  el  líder obrero estudiantil, simbólicamente, no sólo sembró un árbol que hasta ahora existe en el parque 9 de enero de Vitarte, sino que alentaba la fraternidad porque se aprovechaba para presentar equipos que, en sana competencia de fútbol entre motoristas, sombrereros y textiles, se batían en campeonatos contra estudiantes en los que se replicaban populares encuentros entre hinchas de los equipos de Alianza Lima y Universitario de Deportes”.[4]
Vitarte, el escenario del “Día de la Planta”, -indica Wilfredo Pérez Ruiz-  está colmado de remembranzas, tradiciones, episodios gloriosos, proezas valientes e inspiración de honrosas lides sindicales. Allí los operarios de la fábrica El Inca emprendieron la contienda por la jornada de las ocho horas; el presidente y héroe de la Guerra del Pacífico, Andrés Avelino Cáceres, fue propietario de la hacienda Barbadillo; curacas y jerarcas indígenas del Antiguo Perú, están enterrados bajo la moderna iglesia del pueblo de Ate; el médico y naturalista Hipólito Unanue formuló relevantes referencias sobre la meteorología en los caseríos de Surco y Late (Ate).[5]
Luis Alberto Sánchez en su obra “Los burgueses” (1983) lo describe así: “Las fiestas representativas de los obreros textiles de Vitarte se denominaban la Fiesta de Árbol y consistían en plantar árboles en señal de sosiego, fertilidad y paz. A la Fiesta de Árbol de 1923, Haya se hizo acompañar por José Carlos Mariátegui, quien acababa de regresar de Italia”.
 El “Culto al Árbol”, también es conocido con la denominación “Fiesta de la planta”, “Día de la Planta”. “Campaña del Árbol” o “Fiesta de Árbol”.  Los trabajadores asistentes a las actividades conmemorativas se dedicaban a plantar una serie de árboles, entre fresnos, pinos y casuarinas, con sendos estímulos a los defensores y promotores del árbol y asumían el compromiso de cuidarlos, regarlos con agua limpia y podarlos hasta lograr su normal crecimiento. Y este compromiso lo hacían como parte del deber de proteger el medio ambiente, de ampliar las zonas verdes y fuentes de oxígeno, de erradicar los espacios tóxicos o propensos a la contaminación, de embellecer la ciudad y de lograr una armónica relación hombre-naturaleza para contar con un ambiente saludable.
Percy Murillo Garaycochea, en su “Historia del APRA” (1976) lo describe así: “Después de recibir a los viajeros, la multitud se congrega en el campo de deportes del sindicato. Vienen una serie de discursos de índole diversa, pero de idéntica tendencia; luego dase comienzo a los juegos atléticos: múltiples carreras, saltos diversos, luchas variadas; hombres, mujeres y niños toman parte en el certamen. Mientras tanto, la multitud plena de entusiasmo entona himnos revolucionarios, que interrumpe para aplaudir a los vencedores. Transcurre así la mañana y conforme avanza el día llénese de más y más entusiasmo el ambiente. Llega la hora de yantar; que dispersa la compacta multitud para reunir a las gentes en grupos pequeños que se pierden en las casas. A las catorce, una banda de músicos desafina, pero alegra el ambiente, las gentes se congregan en el parque ´9 de enero´. Después de uno o más discursos iniciales dase comienzo a la plantación de árboles variados…”
Wilfredo Pérez Ruiz, en su artículo “El Día de la Planta, su historia”, al comentar y valorar la importancia de esta iniciativa ecológica, manifiesta: “El “Día de la Planta” evidencia la perspectiva y sensibilidad de una generación humanista que entendió la política como el arte y la ciencia de vincularse con los asuntos del Estado, atender las expectativas de la población y las demandas de los desvalidos”[6].
En el programa  celebratorio de la Fiesta de la Planta, en la que participaban varias comisiones de trabajo, miembros de la comunidad, delegados de fábricas e invitados de honor, se combinaba donativos de libre elección, trofeos, banda de músicos, la comida típica, el canto, el baile, la gimnasia, el deporte, las carreras, etc. “Allí se hicieron las primeras olimpiadas obreras realizadas en el Perú”, a decir de Raúl Chanamé Orbe.
Eloy Martínez (1904) alumno de la U.P.G.P. describe que los muros y las paredes que circulaban el campo deportivo donde se realizaba la ceremonia conmemorativa a la Fiesta del Árbol estaban engalanadas con los colores de nuestra bandera y en fondos verdes con leyendas blancas: “Siembra un árbol y te pagará con su sombra”, “El árbol es cuna y es tumba”, “Aprende del árbol, elévate como él”, “Siembra un árbol y escribe un libro”. “La naturaleza es una madre: Le da alimentos, vestidos, ejemplos; sé generoso como ella”. Empezaba la parte literaria con el discurso del presidente del comité de fiesta, oraciones sencillas, emocionadas, la voz conmovida por los latidos del corazón agradecido mientras se escuchaba a los oradores y se esperaba la palabra del joven rector Víctor Raúl…finalmente se procedía al cultivo y a la siembra de los arbustos, el primer arbusto, llamado “el árbol de la ciencia”, lo sembraba Haya de la Torre…mientras tanto la banda de músicos tocaba pasodobles, valses, tonderos y marineras y los jóvenes y las muchachas no cesaban de bailar de manera ordenada, disciplinada y sin ingerir bebidas alcohólicas, puesto que estaban prohibidas sus venta y consumo.
“En un documentado artículo titulado “Por un Perú con árboles” (La Tribuna, 2 de abril de 1946) publicado con las siglas M.C.E. (según el líder histórico del PAP, Nicanor Mujica Álvarez Calderón, fue escrito por Haya de la Torre) se señala que “En la Asamblea Municipal Aprista se ha hecho una gran invocación en defensa del árbol. La hizo el propio jefe del partido en su discurso inaugural de aquella concentración y se ha adoptado como resolución unánime: Hay que procurar despertar en nuestro pueblo el culto al árbol”.[7]
“Manteniendo esa línea de identificación durante el XVIII congreso nacional del PAP (1992) se constituyó la Comisión Nacional de Ecología y Medio Ambiente. De esta manera, se introdujo una temática todavía percibida, por amplios ámbitos de la clase política, como ajena a la agenda de las preocupaciones más urgentes del país. Este acuerdo tuvo como antecedente al denominado Comité Ecológico (creado el 7 de mayo de 1991) que utilizó el lema “Siembra vida, siembra paz” y realizó una intensa campaña nacional de arborización bajo la conducción de Javier Pulgar Vidal”, señala Wilfredo Pérez Ruiz.[8].
Durante el segundo gobierno aprista del presidente Alan García Pérez, en el 2008, se expide el decreto legislativo N° 1013 que crea el Ministerio del Medio Ambiente, organismo del Poder Ejecutivo rector del sector ambiental, que desarrolla, dirige, supervisa y ejecuta la política nacional del ambiente.
Los expertos aseguran que Lima es una de las ciudades más contaminadas del Perú, como consecuencia de las formas de contaminación que originan el incremento del número de fábricas, los residuos de gases tóxicos, el uso de tecnologías antiguas en las industrias existentes, el aumento del número de vehículos automotores en circulación, el aún deficitario servicio de agua potable y alcantarillado, el incremento de residuos sólidos, el parque automotor obsoleto con más de 15 años de antigüedad y en mal estado de conservación. A lo expuesto se agrega la falta de conciencia ecológica en la población, la mala calidad de los combustibles usados por los vehículos (sobre todo el Diésel), los vehículos en mal estado de funcionamiento, la contaminación de las fuentes de agua por desagües o arrojo de basura, el saneamiento inadecuado, la emanación de gases tóxicos de las fábricas y el humo que contamina el aire que se respira. También, el uso desmesurado de los terrenos de cultivo y de los bosques, la ausencia de rigurosas revisiones técnicas de los vehículos de transporte, el uso de los productos químicos sin la debida precaución y el agotamiento de la capa de ozono, entre otros, son factores principales que destruyen el medio ambiente en Lima, con serias consecuencias para la salud y la existencia de la población. Todo esto determina que un mayor porcentaje de la población de Lima continúa disminuyendo en su valor de la calidad de vida por efecto de la contaminación atmosférica que produce el transporte público.
Consecuentemente, en el Perú hay necesidad de una efectiva política de conservación y de protección del medio ambiente, que impulse la creación, el desarrollo y la consolidación de la conciencia ecológica  y de la cultura ecológica.
Haya de la Torre, el ideólogo y político visionario, empezó haciendo conciencia ecológica en la población al promover la siembra del “árbol de la ciencia” en Vitarte. Ahora  el Ministerio del Ambiente y las municipalidades en el Perú deberían intensificar el desarrollo de planes anuales de arborización en todo el territorio nacional.


[2] Cossío del Pomar, Felipe. Víctor Raúl. Biografía de Haya de la Torre. 1ª. Parte, 2ª. Edición. Ediciones Enrique Delgado Valenzuela, Lima, 1977, p.149.
[4] Germán Luna Segura, La jornada de las ocho horas y Haya de la Torre. http://horizonte-posible.com/las-ocho-horas/
[5] Wilfredo Pérez Ruiz, El Día de la Planta: Historia y vigencia”, https://www.connuestroperu.com/actualidad/miscelanea/59989-el-dia-de-la-planta-historia-y-vigencia
[6] Publicado en la revista INDOAMÉRICA, director Wilbert Bendezú Carpio. IV etapa, Año 1, No.1, marzo-abril 2019, p.74.
[7] Wilfredo Pérez Ruiz, artículo “La Fiesta de la Planta. Una mirada hacia atrás”. http://www.generaccion.com/magazine/420/fiesta-planta
[8] Wilfredo Pérez Ruiz,  artículo “La Fiesta de la Planta. Una mirada hacia atrás”. http://www.generaccion.com/magazine/420/fiesta-planta


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