RESEÑA HISTÓRICA DEL DOGMA EN LA DOCTRINA
CATÓLICA
Escribe: Dr. Eudoro Terrones Negrete
Históricamente teólogos, filósofos, juristas, políticos y
científicos dogmáticos han tratado de conservar, difundir e imponer sus dogmas
por todos los medios posibles a su alcance y en diferentes espacios y tiempos
históricos, desde la antigüedad hasta nuestros días
Un dogma religioso
recopila y compendia las creencias básicas de cualquier religión, las mismas
que permiten la diferenciación entre una y otras religiones vigentes.
En el campo de la religión, históricamente la
Iglesia católica, apostólica y romana ha mantenido un mismo, coherente y
unitario discurso al conceptualizar el dogma como una doctrina fijada y una verdad
revelada por Dios, escrita y transmitida
desde los Apóstoles a través de la Escritura (Biblia), de la Tradición (Magisterio)
y propuesta por la Iglesia para su aceptación por todos los fieles; el dogma es
una doctrina de Dios revelada por Cristo a los hombres del universo y declarada
como cierta e indudable y que todos los fieles están obligados a creer,
aceptar, respetar y defender.
En la Edad Media
Con la decadencia del Imperio romano se hunde la cultura y civilización
grecorromana y surge en la Edad Media una nueva actitud y una nueva fuerza
espiritual y moral asentada en una religión revelada, religión popular y del
corazón, de inspiración divina y basada en la Biblia, en los profetas de
Cristo, que viene a ser el Cristianismo.
La Iglesia Cristiana, misionera del Evangelio de la “Buena Nueva”,
alejada de la vida política, asume su rol de análisis y explicación de
problemas básicos como la unidad y la trascendencia de Dios, la creación, la
Providencia, la vida futura, la libertad y la justicia humana. La Iglesia es el
eje central y rector de la filosofía y la cultura, el conocimiento se subordina
a los grandes objetivos de la fe y del dogma.
El Cristianismo viene a ser el conjunto de manifestaciones
histórico-religiosas, que derivan de la verdad revelada por Jesús de Nazaret,
por Cristo. El Cristianismo, nacido en Palestina, recibe la herencia de los
judíos.
He aquí los tres dogmas en que se asienta la religión judía: 1º. Un solo
Dios creador y rector del mundo, omnipotente, eterno y justo. 2º. La idea de un
Mesías, de un enviado de la Divinidad para liberar y redimir al pueblo de
Israel, antes de la resurrección de los muertos. 3º. El concepto de Santidad,
se condensa en la doctrina de la Trinidad cristiana: “Padre, Hijo y Espíritu
Santo“.
El dogma cristiano significa verdad revelada por Dios, declarada y
propuesta por la Iglesia para creencia de los fieles, so pena de incurrir en herejía.
La teología dogmática estudia
las verdades reveladas, en cambio la teología
moral versa sobre los dogmas a la luz de su relación con las actividades
humanas.
En la religión cristiana el dogmatismo es contrario a todo análisis de
la razón por considerar que existen verdades incontestables que se alcanzan
mediante la revelación divina.
El dogma cristiano contiene dos tipos de verdades: la verdad natural y
la verdad sobrenatural. La verdad natural
es conocida por la razón y es producto de la enseñanza de la filosofía. Aquí
está la existencia de Dios, su naturaleza, perfección y la existencia del alma
libre e inmortal. La verdad sobrenatural
es inalcanzable al hombre y a las que no puede llegar por sí mismo. Aquí se
hallan las relacionadas con la vida íntima del Ser Supremo (Dios), su amor al
hombre, la Encarnación, la Santísima Trinidad, la Redención y demás misterios
que superar el ámbito de la razón humana sin contradecirla.
Los dogmas de la Iglesia cristiana se dividen en dogmas apostólicos y dogmas eclesiásticos (o conciliares). A la primera corresponden los que enseñaron los Apóstoles, y, a la segunda, los establecidos por la Iglesia en distintos períodos de su existencia, contrarrestando las diversas herejías y afirmando la verdad de la revelación divina, el carácter inviolable de las Sagradas Escrituras y la autoridad y el juicio de la Iglesia católica.
En la Edad del Renacimiento
Después de la Edad Media (“la Edad oscura”), en la que Dios era el
epicentro del universo (teocentrismo) y en la que se exaltó el valor de la religión, de los textos sagrados y de la teología,
surge la Edad del Renacimiento.
El término renacimiento
fue acuñado por el artista italiano Giorgio Vasari, aunque también se afirma
que ha sido inventado por Michelet y convertido en concepto histórico por
Burckhardt (1860).
La Edad del Renacimiento, que
comprende los siglos XIV, XV y XVI, se caracteriza por el resurgimiento de las
artes, las ciencias, el pensamiento crítico,
la filosofía, la desaparición del feudalismo, la insurgencia de la burguesía y
la religión deja de ser el centro del poder. En esta edad histórica ocurre un
rechazo a algunas creencias y métodos científicos de la Edad Media. Su consigna
de lucha por el progreso fue “Renovarse o morir”, en la pretensión de alcanzar
un mejor destino comparado con las épocas anteriores. Sus principales
exponentes han sido Leonardo da Vinci
(pintura), Miguel Ángel Bounarotti (escultura), Nicolás
Copérnico (astronomía) y Francis Bacon (empirismo).
En esta época nace una escuela de pensamiento, el humanismo, que propugnaba una visión antropocéntrica (el hombre es el centro del universo), la vuelta a las letras clásicas de las culturas griega y romana, el rechazo al dogma religioso, la reivindicación del pensamiento racional promoviendo el uso de la razón por encima de la religión y el impulso a las ciencias fundadas en la evidencia empírica. Sus máximos representantes son Cosme de Medici (fundador de la Academia Platónica Florentina), Erasmo de Rotterdam (teología), Nicolás Maquiavelo (política) y Martin Lutero (teología) impulsor de la reforma protestante que generó división en la Iglesia católica.
En los Siglos XIX, XX y XXI
El Pbro. Froylán Casas en
su artículo “Desarrollo de la Doctrina Cristológica en la historia de los Dogmas
hasta nuestros días”[1] refiere: “Siglo XIX. Este siglo, heredero de la
Ilustración y el Enciclopedismo, somete a la más cruda crítica racional el
mensaje revelado. En el campo protestante se crea una verdadera revolución, al
poner en tela de juicio la autenticidad histórica de los libros sagrados. El
magisterio de la Iglesia, se repliega sobre sí mismo, ve un grave peligro y
condena todo intento de búsqueda. La Iglesia rechaza, contra A. Günther y A.
Rosmini, ciertas interpretaciones cristológicas y psicológicas (Dz 1655 y
1917). La Iglesia condena el racionalismo que pretende con la sola luz de la
razón dar respuesta a todos los interrogantes del hombre, marginando la
Revelación al campo de una simple leyenda (Dz 1642). Denuncia la falsa libertad
de la ciencia que pretende ser la panacea de todas las cuestiones (Dz 1666-
1676)”. “Se hacía hasta entonces una lectura e interpretación literal de la
Biblia. Frente a las nuevas concepciones del hombre (Revolución francesa) y del
mundo (comienzo de los descubrimientos científicos), la Revelación aparece como
expresión mítica. Jamás, a mi parecer, la doctrina de la Iglesia se había
cuestionado. Los dogmas son contestados, la Iglesia lanza anatematismos y estos
resultan contraproducentes. Se condena el naturalismo, comunismo y socialismo
(Dz 1688-1699). La Iglesia afianza su poder institucional, se declara el dogma
de la infalibilidad del romano pontífice (Dz 1839). Habrá que esperar el
advenimiento del Papa León XIII que le dará "luz verde" a las
investigaciones y pone en guardia frente a las exageraciones que hacen perder
los cimientos de la fe”. “La persona de Jesús a fines del siglo se coloca en la
palestra de la crítica. Se deja entonces al "Jesús de la historia" al
campo de la investigación y al "Cristo del kerigma" al campo de la
predicación (M. KaIher). Abundan entonces las "vidas sobre Jesús", poniendo en tela de juicio la autenticidad
de sus palabras. A. Schweitzer, "Vom Reimarus zu Wrede. Eine
Geschichte der Leben-Jesu-Forschung" ("De Reimarus a Wrede. Una historia
de los estudios sobre la vida de Jesús")”…
“3.3
Siglo XX. El retomo a
las fuentes, trajo graves inconvenientes, pero también grandes aportes a la
profundización del mensaje. La exégesis vuelve a tener un desarrollo similar a
lo ocurrido en los primeros siglos. La encíclica "Providentissimus
Deus" (18 de nov. de 1893) de León XIII, estimuló los estudios bíblicos.
El P.M.J. Lagrange, O.p., funda la "Ecole biblique de Jérusalem", que
sienta las bases de una exégesis católica científica. Al hacer del tomismo, en
cierto modo, la filosofía oficial de la Iglesia, León XIII sofocó otros
gérmenes que hubieran podido ser fecundos”. “Viene la crisis modernista, nacida
en la filosofía de cuño protestante en
que se ponen en tela de juicio las definiciones dogmáticas. El exégeta
católico francés Alfred Loisy (1857 1940) en dos libros cortos: "Autour
d'un petit livre" y "L'evangile et 1 'Eglise", apelando a las
constataciones de la ciencia histórica, postula
la necesidad de poner en cuestión el concepto de revelación externa (los dogmas
"no son verdades caídas del cielo ". Admite, entonces, la
evolución de los mismos. Geográficamente, el modernismo se limitó
(prescindiendo de algunos pequeños círculos ingleses) a Francia e Italia y,
desde el punto de vista social, se redujo a pequeños grupos de sacerdotes y de
laicos cultos. En 1907 el movimiento fue condenado por Pío X (decreto
Lamentabili y Encíclica Pascendi)”.
“El estudio de la
"Die Formgeschichte" ("Historia de las formas"), gracias a
la investigación del exégeta M. Dibelius ayudó poderosamente a estudiar el
mensaje evangélico. Mostró que, tanto en
el material narrativo como en la Tradición de las palabras de Jesús se pueden
apreciar determinadas "formas" de la tradición oral, claramente
diferenciadas por su estilo e in terés. Estas formas ofrecen la posibilidad de
descubrir el "Sitz im Leben" (Situación vital) de determinadas
formas de tradición. Con esto se descubren los logion de Jesús”.
“Igualmente, el método de
la historia de las tradiciones "Traditionsgesschichte" prologa y
profundiza el anterior: estudia las tradiciones de los textos actuales. Los
Evangelios, no son solamente libros sobre
Jesús sino mucho más, libros que reflejan las tradiciones y el desarrollo
dogmático de la Iglesia primitiva”. “El método de la historia de las
redacciones "Redaktions geschichte", subraya que las perícopas no pueden ser interpretadas en sí mismas,
sino siempre dentro de un contexto. Todo esto ha ayudado a comprender mejor
el mensaje de Jesucristo. El método de la "Historia de las Formas",
encontró al principio una fuerte oposición en la investigación anglosajona y
católica, sobre todo porque en Rudolf Bultman iba unido a un acusado
escepticismo histórico respecto a la tradición de Jesús, atribuyendo a los
Evangelios el Kerigma de la comunidad postpascual. A pesar de esta oposición ha
terminado por imponerse ampliamente en la investigación de los Evangelios
sinópticos como instrumento imprescindible para la reconstrucción de la más
antigua tradición evangélica. Una instrucción de la comisión Bíblica aparecida
en 1964, de histórica evangeliorum veritate, con algunas reservas, ha
declarado, expresamente: Ubi casus fert interpreti investigare licet, quae sana
elementa in "methodo historiae formarum" insint, quibus ad plenam
evangeliorum intelligentiam rite uti possint".
“Los métodos de la
"Historia de las Redacciones" e "Historia de las
tradiciones" elaborado sobre todo por los luteranos Gonzelmann y Marxsen, los
aceptan con simpatía, los círculos católicos. En el trascurso de los últimos
años, la "Historia de las formas" fue finalmente aceptada por la
exégesis católica. El 21 de abril de
1964, la Pontificia Comisión Bíblica publica el documento "Sancta Mater
Ecclesia", cuyo contenido
fundamental se incorpora en la constitución Dei Verbum, estimulando la
investigación exegética. Este documento fue algo así como una carta de
liberación, ya que reconocía la legitimidad de la "Historia de las
formas".
2007. En el mes de mayo de 2007, el Papa Benedicto XVI, durante su viaje a Brasil, reafirmó con vigor los dogmas de la Iglesia Católica y denunció "el proselitismo agresivo de las sectas, la multiplicación de siempre nuevas denominaciones cristianas y las embestidas del agnosticismo, el relativismo y el laicismo.”
[1] Pbro. Froylán Casas, en su artículo
“Desarrollo de la Doctrina Cristológica en la historia de los Dogmas hasta
nuestros días”. https://pdfs.semanticscholar.org/b291/886c9705b00ba542f6b3564685b0e9462a83.pdf?_ga=2.80507679.987719527.1599522639-1908101042.1599522639