Artículos periodísticos y de investigación

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20 de junio de 2019

TOLERANCIA CERO A LA MENTIRA PERIODÍSTICA


TOLERANCIA CERO A LA MENTIRA PERIODÍSTICA                                                                  
Escribe: Eudoro Terrones Negrete

En un mundo cada vez más problemático y complejo, con antiguos y nuevos problemas, los medios de comunicación social públicos o privados y las redes sociales cumplen un rol preponderante en la lucha contra la injusticia en los campos social, económico, educativo, cultural, político, jurídico y ecológico.

Los medios de comunicación social y los periodistas son los intermediarios entre las acciones de los gobiernos y las sociedades, difundiendo informaciones verídicas, importantes, trascendentes, útiles y responsables, en busca de solución a los diversos problemas y la satisfacción de las necesidades de la colectividad.

El público tiene necesidad de contar con informaciones corroboradas, creíbles y útiles para la mejor toma de sus decisiones personales, empresariales e institucionales. Mentir en el periodismo es engañar al pueblo, es inducir a la población a la toma de decisiones equivocadas, es desorientar a la población en la elección de sus autoridades y en su lucha contra la injusticia social.

Uno de los grandes valores que el público usuario de la información exige a los periodistas es el de la objetividad informativa. Se entiende por objetividad informativa la calidad ética del periodista para presentar las noticias o informaciones tal como ocurren en la realidad, en la variedad de sus detalles auxiliares, en la integridad descriptiva de su espacio geográfico, en la fidelidad con los personajes que los producen o a quienes afecta, sin llegar a distorsionar ni a introducir en ellas sus propias opiniones. La objetividad es un requisito de la verdad informativa. De allí que la exigencia de la veracidad y de la objetividad figuran en todos los códigos de ética profesional periodística. Y donde hay objetividad informativa hay tolerancia cero a la mentira periodística, condición ésta que es la clave para contribuir con éxito a la superación de los problemas de los países.

La mentira periodística es la disconformidad de la palabra oral o escrita con el pensamiento del periodística; es deformar las declaraciones de los entrevistados y la realidad de los hechos informativos; es torcer los acontecimientos y materiales periodísticos, de manera intencional y consciente. parta atentar contra el justo derecho que tiene el público de ser informado con objetividad, imparcialidad, veracidad y responsabilidad.

En nuestra vida diaria nada raro resulta escuchar expresiones como estas: “no se puede creer en lo que dicen los periodistas”, “los periodistas jamás dicen la verdad”, “los periódicos mienten” y cosas por el estilo. La preocupación por los intereses de la comunidad no debe ser motivo para que un periódico o medio de comunicación distorsione y falsee los hechos. El pueblo tiene el derecho de ser bien informado y de saber, no medias verdades, sino toda la verdad de lo que acontece en la sociedad.

El periodista que miente, que hace afirmaciones conscientemente mentirosas, que inventa o fabrica noticias y argumentaciones, que deforma la realidad de los hechos, que no espere alcanzar credibilidad, buena imagen, respeto y confianza de la población.

En los países del mundo hay  periodistas que faltan, de manera consciente, intencionada e interesada, al código deontológico de la profesión para dar por ciertas informaciones falsas o inventar historias para aumentar el rating de lectoría o de audiencia, haciendo permisible que la palabra oral o escrita cada vez valga menos en las sociedades.

Fernando González Urbaneja nos recuerda la edad de oro del periodismo en la segunda parte del siglo XX: “Aquella época, segunda parte del siglo XX, fue la edad de oro del periodismo, elevado a la condición de profesión con alta reputación, que se ganó la confianza de buena parte de la ciudadanía por su independencia y por su profesionalidad. Walter Cronkite (director y presentador de Evening News, de la CBS, el informativo de más audiencia) era la persona con mayor credibilidad en los EE. UU., y de él decían que nunca se supo qué votaba; hasta el presidente Johnson dijo algo así como: si Walter ya no nos cree, hemos perdido la guerra. Durante esa edad de oro del periodismo, la verdad tenía valor superior, constituía una exigencia y un deber. Quien mentía incurría en el riesgo de rechazo social, descrédito y el desahucio como político”[1].

Otro caso. Por desgracia, no es demasiado difícil encontrarse con llamativos ejemplos de cómo la verdad es despreciada por algunos “periodistas”. I. Francisco Iglesias en su “Guía de los estudios universitarios. Ciencias de la Información” (España, 1984, pp.158-159) nos recuerda que las historias del Periodismo suelen aludir a casos bien elocuentes, como es el referido al famoso magnate de la prensa americana de finales de siglo, Mr. Hearst. Este había enviado a Cuba un dibujante, Remilton, con el encargo de que le remitiese trabajos sensacionales sobre la presumible situación de guerra en aquel país. Nada más al llegar a La Habana, Remilton telegrafió al periódico: “Todo tranquilo. No hay aquí desórdenes. No habrá guerra. Quiero volver”. A lo que contestó Mr. Hearst: “Quédese. Usted suministrará los dibujos y yo suministraré la guerra”.

El periodista que miente deja de ser periodista, pues al mentir no informa sino deforma y la misión del periodista es informar y no deformar a la opinión pública. El periodista mentiroso es un seudoprofesional de la información y es indigno de llevar la denominación sagrada, hermosa y elevada de periodista. El periodista mentiroso queda expuesto a la burla, a la denuncia y sanción social, a la censura y a la condena permanente por atentar contra la verdad, el buen nombre y el prestigio de las personas, autoridades e instituciones.

Aurora Vasco Campos refiere: “El caso de Janet Cooke es un claro ejemplo de cómo una mentira puede llevar del cielo al infierno en muy poco tiempo. Esta periodista estadounidense que trabajaba para el ‘Washington Post’ consiguió el Pulitzer en 1981 por su artículo ‘El mundo de Jimmy’, un texto en el que narraba la ficticia historia de un niño de ocho años adicto a la heroína. La mentira salió a la luz después de que la capital estadounidense se lanzara a la búsqueda de este crío para poder ayudarle y, tras reconocerse que no existía tal caso, Cooke tuvo que devolver el premio”.[2]

El periodista mentiroso, fácilmente mancha honras ajenas y se vale de una serie de recursos y medios innobles para alcanzar sus nefastos objetivos. Así, por ejemplo, se vale de la mentira estadística (falsificación de datos), de la mentira fotográfica (montajes, retoques o pies de foto que desnaturalizan el contenido informativo gráfico), de la ambigüedad del lenguaje (para que el público entienda de forma contraria lo dicho o expresado); hace mal uso de la titulación de informaciones y falta a la verdad informativa al mantener el silencio intencionado, la calumnia, la difamación, la injuria y la transgresión del deber de ocultación.

José María Martínez Selva, catedrático de la Universidad de Murcia,  ha escrito el interesante libro “Psicología de la mentira” (Ediciones Paidós, 2005, 208 pp.) en el que trata sobre la mentira, el engaño y sus formas en la conversación, el rol que cumple en los procesos de comunicación; aborda aspectos psicológicos y sociales de la mentira, la conducta del mentiroso y del que desea descubrir la verdad; revisa de manera crítica las técnicas y los instrumentos de selección de las que forma parte el polígrafo y sobre su cuestionable uso en la investigación de la verdad.

El periodista con tolerancia cero a la mentira es el que pone en práctica su capacidad para percibir, medir o juzgar un acontecimiento sin prejuicio alguno y sin hacer caso a las presiones de agentes externos, de tal modo que otras personas concuerden con él. El periodista con tolerancia cero a la mentira jamás distorsiona los hechos, no exagera, no falsifica, no recorta, no matiza, no malinterpreta ni suprime deliberadamente los hechos. Todo periodista con valores considera deshonesto y repudiable afirmar como verdadero hechos que considera falsos. Como todo buen periodista antes de incurrir en la mentira indignante sigue los cuatro pasos clave para procesar una información: indagación, verificación, evaluación y divulgación.

Nada más cierto lo escrito por Septien García, en su obra “El quehacer del periodista” (1979): “…cuando el hombre de prensa falsea los acontecimientos, está falsificando un fruto de la libre voluntad humana, induciendo a error a tantas inteligencias como son las que conozcan sus informaciones alterando, en fin, el orden moral y embarazando la marcha social hacia la perfección. Podrá no sufrir de inmediato la sanción de su delito, pero tarde o temprano habrá de recoger en la forma más inesperada quizás, el amargo fruto de la pasión que plantó en el lugar donde debería haber sembrado semillas de verdad”.

Lamentablemente y con mucha frecuencia, la negligencia en el cumplimiento de los principios éticos de la profesión periodística, la ignorancia supina, el partidismo político, los intereses subalternos, la falta de independencia económica y financiera de los medios de comunicación, el afán desmedido de capturar y usufructuar las ventajas del poder político, o en otros casos, los bajos sueldos que perciben los periodistas hacen que éstos sucumban ante las presiones de algunos malos propietarios de medios para hacer lo que no deben hacer, para incurrir en la mentira interesada, perdiendo objetividad y veracidad en el quehacer periodístico, atentando una vez más con el sagrado derecho que tienen los usuarios de la información de recibir una información potable a la luz de sólidos principios y valores ético periodísticos.

Los “periodistas” que no practican la tolerancia cero a la mentira, recurren al sensacionalismo informativo, a la desinformación, a la manipulación de encuestas y de la opinión pública, al invento de noticias, citas y fuentes,  a la deformación de la verdad por omisión, error, falso énfasis o interés creado, a la defensa de lo indefendible, a la justificación de lo injustificable, a sabiendas que no es ético, con el fin de congraciarse con los grupos de poder económico y político. A estos tipos de “periodistas” el común de las personas los ha etiquetado como “periodistas” mermeleros, “pseudoperiodistas” y “comerciantes de la información”.

Con las palabras del filósofo alemán, Friedrich Nietzsche, diríamos finalmente: “No me aterra que me hayas mentido, sino que ya no pueda creerte”.



[1] Fernando González Urbaneja. Restaurar el valor y el mérito de la verdad. Cuando la mentira se equipara a la verdad, el periodismo deviene en propaganda. http://www.cuadernosdeperiodistas.com/cuando-la-mentira-se-equipara-a-la-verdad-el-periodismo-deviene-en-propaganda/
[2] Aurora Vasco Campos. Las mentiras de los periodistas y cómo terminar con ellas. https://www.elconfidencial.com/alma-corazon-vida/2015-03-24/periodistas-mentirosos-mentira-periodismo_729877/

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18 de junio de 2019

FRIEDRICH AUGUST VON HAYEK


FRIEDRICH AUGUST VON HAYEK 

Escribe: Eudoro Terrones Negrete


Friedrich August Von Hayek, economista, jurista y filósofo de la Escuela Austríaca. Nace el 8 de mayo de 1899 en Viena y muere el 23 de marzo de 1992 en Friburgo y es enterrado en Viena.

Hayek es el gran teórico social austriaco del siglo XX,  el padre del neoliberalismo, ejerció influencia en la teoría del hombre, de la política, de la economía, del derecho, de la democracia y del fenómeno de la globalización, llegándose consecuentemente a hablar de “la era de Hayek”. Fue discípulo de Friedrich von Wieses y de Ludwig von Mises, y primo de Ludwig Wittgenstein.

Persistente crítico de la economía planificada y del socialismo por constituir un peligro para la libertad del hombre y por conducirlo al totalitarismo. Confesó no haber sido nunca capturado por el socialismo marxista.Participó en la Primera Guerra Mundial, experiencia que le condujo a interesarse por las ciencias sociales.

En 1921 recibe el doctorado en Derecho y en 1923 el doctorado en Política Económica. En 1974 recibe el Premio Nobel de Economía compartido con Gunnar Myrdal y en 1977 la Universidad Francisco Marroquín le honra con un doctorado Honoris Causas por su singular aporte a la libertad individual.

Inicialmente, Hayek fue socialista Fabiano[1], creía en la intervención del Estado para mejorar el orden social. “Pero precisamente fue la lectura de un libro de su maestro Ludwig von Mises, El socialismo, donde hacía una devastadora crítica a esta doctrina, lo que le hizo cambiar de posición y lo convirtió en discípulo suyo”[2]. Más tarde crea sociedades para difundir sus ideas y oponerse al socialismo, como la Mont Pelerin Society, en 1947. Llega a tener enfrentamientos con Keynes cuando realizó críticas a su obra y éste lo replica. También Piero Sraffa critica la obra Precios y producción de Hayek y éste también le responde. Finalmente, por algún tiempo,  deja los temas económicos e incursiona en los temas filosóficos o sociales.

Llegó a escribir más de veinticinco importantes obras en las que reflexiona sobre la economía, la filosofía política, la antropología jurídica y la historia, entre otros. Cabe referir algunas de sus obras: La teoría monetaria y el ciclo económico (1929), Precios y producción (1931), Economía y conocimiento (1936), La teoría pura del capital (1941), El camino de servidumbre (1944), Individualismo y orden económico (1948), La contrarrevolución de la ciencia. Estudios sobre el abuso de la razón (1952), El orden sensorial. Los fundamentos de la psicología teórica (1952), El capitalismo y los historiadores (1954), Los fundamentos de la libertad (1960), Derecho, legislación y libertad ( 1973, 1976, 1979. 3 vols.), La desnacionalización del dinero (1976) y La fatal arrogancia. Los errores del socialismo (1988).

Jorge Vergara Estévez, al explicar la concepción del hombre de F. Hayek manifiesta: “Hayek se inscribe en la tradición clásica que proviene de Platón y Aristóteles de fundar la concepción de la sociedad en una teoría antropológica. El referente principal en la elaboración de su antropología fue el liberalismo inglés del siglo XVII y XVIII, especialmente el de Locke y Smith. Los fundadores del liberalismo ofrecieron una salida a la crisis del Estado y la sociedad absolutista del siglo XVII, elaborando una nueva concepción de la sociedad y la política, en el marco de una "sociedad de relaciones mercantiles desarrolladas" (Macpherson 1970). Ellos consideraban que dicho modelo era el único adecuado, porque correspondía a la verdadera naturaleza del hombre, que habían expuesto en sus escritos, la cual no había podido realizarse durante el régimen absolutista. Hayek reactualiza este proyecto teórico, pues también pretende recrear la sociedad, transformarla radicalmente, de acuerdo con su proyecto que contiene una utopía política y social. Para ello, busca un nuevo fundamento de su teoría de la sociedad, la economía y la política, y cree haberlo encontrado en una nueva concepción del hombre. Esta concepción antropológica está constituida por siete enunciados de alto nivel de abstracción, que sintetizan teorías específicas sobre el hombre. Estas poseen pretensiones de universalidad y son concordantes entre sí. Los tres primeros enunciados responden a la pregunta qué es el hombre, y las cuatro últimos a la pregunta cómo es, es decir, cuáles son sus características principales5. Estos enunciados son: (a) el hombre es un individuo; (b) es un ser evolutivo; (c) es un ser creador de normas y tradiciones; (d) sus normas éticas principales son funcionales a la sociedad de mercado; (e) su racionalidad es limitada; (f) su libertad individual es negativa, y (g) los hombres son naturalmente desiguales”.[3]

Al referirse a La teoría evolucionista sobre el hombre de Hayek, Vergara Estévez manifiesta que ésta se basa en una reconstrucción racional de la historia, que, paradojalmente, recuerda a la realizada por Rousseau, aunque difiere en sus contenidos (1964). Los seres humanos, en su larga etapa tribal, que abarca casi toda la historia de la especie, habrían desarrollado un conjunto de instintos sociales que les permitieron alcanzar una alta cohesión grupal y, basados en la cooperación, pudieron sobrevivir a las amenazas naturales y ambientales. "El hombre existió mucho tiempo en pequeñas bandas de cazadores, que compartían sus alimentos y que mantenían un estricto orden de autoridad en un territorio común y protegido de la banda" (Hayek 1989, p. 184). Rechaza la concepción de los filósofos del siglo XVII, especialmente de Hobbes, que afirmaron que el "hombre natural" era naturalmente egoísta (Hayek 1990, p. 42). "El tipo de coordinación se basaba en los instintos de solidaridad y altruismo. Solo así podían en aquellos tiempos subsistir los miembros de esas pequeñas comunidades humanas: el individuo aislado tenía escasas posibilidades de supervivencia. El primitivo individualismo descrito por Hobbes no pasa de ser un mito" (Ibíd)”.[4]

Según Hayek el hombre tribal era gregario y carecía de libertad, dado que la libertad “es una creación propia de la civilización” y al individuo “no se le reconocía dentro del grupo ningún poder de acción independiente”.




[1] Hayek se apasiona por las tesis de la Sociedad Fabiana, una corriente reformista inglesa, creada por Béatrice y Sidney Webb, que preconizaba una revolución espiritual (Denis Boneau).
[2] Friedrich Hayek. https://es.wikipedia.org/wiki/Friedrich_Hayek
[3] Jorge Vergara Estévez, en su artículo “La concepción del Hombre de Friedrich Hayek, Revista de filosofía versión On-line ISSN 0718-4360. Rev. filos. v.65  Santiago  2009. http://dx.doi.org/10.4067/S0718-43602009000100010. Revista de Filosofía Volumen 65, (2009) 161-176. La concepción del Hombre de Friedrich Hayek. http://www.scielo.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0718-43602009000100010/ vergaraestevez@gmail.com
[4] Ibidem.

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SIMONE DE BEAUVOIR Y "EL SEGUNDO SEXO"


SIMONE DE BEAUVOIR Y "EL SEGUNDO SEXO"

Escribe: Eudoro Terrones Negrete


Simone de Beauvoir nació en París el 9 de enero de 1908 y falleció a la edad de 77 años en París el 14 de abril de 1986, siendo enterrada en el cementerio parisino de Montparnasse, al lado de Jean-Paul Sartre, su compañero y “amor necesario”. “Simone de Beauvoir fue enterrada llevando en su mano el anillo de plata que le regaló su amante Nelson Algren al despertar de su primera noche de amor”.[1]

Es la hija mayor de George Bretrand y de Françoise de Beauvoir; formó pareja sentimental e intelectual con el filósofo existencialista ateo Jean-Paul Sartre.

Estudió Filosofía en la Universidad de la Sorbona, logrando obtener su bachillerato y doctorado.

Filósofa, escritora, profesora, feminista, periodista, ensayista y crítica literaria, infleixible y perseverante crítica de la derecha francesa, incorporó el existencialismo ateo al feminismo de la igualdad, se convirtió en la precursora del movimiento feminista[2] con mayor audiencia mundial de mediados del siglo XX.

Se relacionó con Jean-Paul Sartre, Albert Camus, Merleau-Ponty, Claude Lévi-Strauss, Raymond Aron, Fidel Castro, Che Guevara, Mao Zedong o Richard Wright y recibió las influencias de Nietzsche, Sartre, Marx y otros grandes filósofos.

Ejerció la docencia en el Liceo Janson-de-Sailly, en Marsella, París y Rouen. A raíz de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) y la ocupación nazi de París fue destituida de su puesto por el gobierno, se alejó de la enseñanza e integra el movimiento de la Resistencia Francesa.

En 1954 obtuvo el premio Goncourt por su novela Los mandarines. Colaboró en la fundación de la revista Les Temps Modernes (1945) y en funcionamiento del Movimiento de Liberación de las Mujeres Francesas (1973).

Escribió novelas, ensayos, biografías, memorias y monografías, etc. Y entre otras obras, escribió las siguientes:  La invitada (19434), La sangre de los otros (1944), Pyrrhus y Cineas (1944), Todos los hombres son mortales (1946), Para una moral de la ambigüedad (1947), Norteamérica al desnudo (1948); El segundo sexo (1949); Memorias de una joven formal (1958), La vejez (1970), Final de cuentas (1972), La ceremonia del adiós (1981), Para una moral de la ambigüedad (1947), La invitada. (1943), La sangre de los otros (1945), Todos los hombres son mortales (1946), Los mandarines (1954), Memorias de una joven formal (1958), Una muerte muy dulce (1964), Las bellas imágenes (1966), La mujer rota (1968), Cuando predomina lo espiritual (1979), Para qué la acción (1944), Para una moral de la ambigüedad (1947), El existencialismo y la sabiduría de los pueblos (1948), América al día (1948), El segundo sexo (1949), El pensamiento político de la derecha (1955), La larga marcha (Ensayo sobre China) (1957),  La plenitud de la vida (1960), La fuerza de las cosas (1963),  Las bellas imágenes (1966), La mujer rota (1968), La vejez (año 1970), Cuando predomina lo espiritual (1979),  y La ceremonia del adiós (1981).

Para Simone de Beauvoir el hombre es libre porque es un “ser-para-sí”, tiene “conciencia de ser libre”, es capaz de realizarse y de hacerse a través del tiempo y en función a sus propios fines y metas individuales. El hombre asume la absoluta libertad de elección con responsabilidad  espontánea individual según sus proyectos de vida, asumiendo el riesgo y la incertidumbre que conllevan,  y no por injerencia de autoridad externa en sus acciones. Las acciones del hombre deben tener en cuenta a los otros como ejes de su libertad. Sin los otros, dice Simone de Beauvoir, yo no podría ser libre.

La obra El segundo sexo, escrita entre los años 1948-1949 por Simone de Beauvoir, fue incluida en la relación de libros prohibidos por la Iglesia Católica. Esta obra constituye toda una enciclopedia sobre el papel que cumple la mujer en la sociedad, basado en la literatura, la historia y la mitología.

“Cuando aparece el libro están ya superadas –por haber alcanzado sus objetivos- las reivindicaciones sufragistas, por lo que hay que considerar esta obra como explicativa, no reivindicativa. Simone de Beauvoir expone el desarrollo de la opresión masculina a través del análisis de la historia, la literatura y los mitos, atribuyendo los efectos contemporáneos de esta opresión al haberse establecido lo masculino como norma positiva. El mundo masculino se ha apropiado de lo positivo (ser hombre) y lo neutro (ser humano) y ha considerado lo femenino como una particularidad negativa, la hembra. A consecuencia de esto se ha identificado a la mujer como “lo otro”, lo que ha llevado a una pérdida de su identidad social y personal. El sexo femenino está limitado por el conjunto entero del patriarcado. De acuerdo con la filosofía hegeliana y sarteana, la autora está de acuerdo con que el sujeto necesita de “lo otro” para definirse. El problema es que la mujer ha sido constantemente definida por el mundo masculino como “lo otro”.[3]

“Su libro El segundo sexo (1949) significó un punto de partida teórico para distintos grupos feministas, y se convirtió en una obra clásica del pensamiento contemporáneo. En él elaboró una historia sobre la condición social de la mujer y analizó las distintas características de la opresión masculina. Afirmó que al ser excluida de los procesos de producción y confinada al hogar y a las funciones reproductivas, la mujer perdía todos los vínculos sociales y con ellos la posibilidad de ser libre. Analizó la situación de género desde la visión de la biología, el psicoanálisis y el marxismo; destruyó los mitos femeninos, e incitó a buscar una auténtica liberación. Sostuvo que la lucha para la emancipación de la mujer era distinta y paralela a la lucha de clases, y que el principal problema que debía afrontar el "sexo débil" no era ideológico sino económico”.[4]

Simone de Beuvoir, tras analizar lo que es la mujer desde el punto de vista biológico, psicoanalítico, materialista, histórico, literario y antropológico, llega a la conclusión sobre la insuficiencia para tener una definición completa, no obstante que cada uno de ellos nos da una definición de lo que es la mujer como la “Otredad”, “lo otro” frente a lo masculino. “Una no nace mujer: se hace mujer”.

La filósofa busca la reivindicación, la emancipación de la mujer, aboga por la igualdad de deberes, de derechos y de oportunidades entre hombres y mujeres y que la mujer trascienda a través de sus propios proyectos de vida y no constituya la tradicional sierva y esclava de los hombres ni se mantenga históricamente bajo el yugo de los hombres o su mera utilización como objeto sexual de la publicidad y de los hombres.

Después de la segunda guerra mundial, junto con Simone de Beauvoir lucharon por la emancipación de la mujer Betty Friedman, Kate Millett, Gloria Steinem y Germaine Greer.

La concepción antropológica puede extraerse y deducirse de la reflexión y del análisis de las frases y de los pensamientos de Simone de Beauvoir y que presentamos a continuación[5]:

Simone de Beauvoir piensa que la naturaleza del hombre es malvada, su bondad es cultura adquirida, las personas felices no tienen historia, es absolutamente imposible encarar problema humano alguno econ una mente carente de prejuicios, y todo niño que nace es un dios que se hace hombre.

Porque el hombre es trascendencia, jamás podrá imaginar un paraíso. El paraíso es el reposo, la trascendencia negada, un estado de cosas ya dado, sin posible superación. Lejos de que la ausencia de dios autorice toda licencia, al contrario, el que el hombre esté abandonado sobre la tierra es la razón de que sus actos sean compromisos definitivos.

En sí, la homosexualidad está tan limitada como la heterosexualidad: lo ideal sería ser capaz de amar a una mujer o a un hombre, a cualquier ser humano, sin sentir miedo, inhibición u obligación.

Enfatiza que no hay muerte natural: nada de lo que sucede al hombre es natural puesto que su sola presencia pone en cuestión al mundo. La muerte es un accidente, y aun si los hombres la conocen y la aceptan, es una violencia indebida.

Piensa que el día que una mujer pueda no amar con su debilidad sino con su fuerza, no escapar de sí misma sino encontrarse, no humillarse sino afirmarse, ese día el amor será para ella, como para el hombre, fuente de vida y no un peligro mortal.

No se nace mujer: llega una a serlo. Ningún destino biológico, físico o económico define la figura que reviste en el seno de la sociedad la hembra humana; la civilización es quien elabora ese producto intermedio entre el macho y el castrado al que se califica como femenino.

El problema de la mujer siempre ha sido un problema de hombres. La mujer no es nada más que lo que el hombre decide que sea; así, se le llama "el sexo" queriendo decir con ello que aparece esencialmente ante el hombre como un ser sexuado: para él, ella es sexo, y lo es de un modo absoluto. Se determina y se diferencia en relación al hombre y no en relación a lo que ella misma es; ella es lo inesencial frente a lo esencial. Él es el sujeto, el absoluto: ella es "lo otro".

Lo que es seguro es que ahora es muy difícil para las mujeres asumir a un tiempo su condición de individuo autónomo y su destino femenino; es la fuente de estas torpezas y malestares que a veces las presenta como "un sexo perdido". Y sin duda es más cómodo sufrir la esclavitud ciega que trabajar por la liberación: los muertos también están mejor adaptados a la tierra que los vivos.

El hombre no es ni una piedra ni una planta, y no puede justificarse a sí mismo por su mera presencia en el mundo. El hombre es hombre sólo por su negación a permanecer pasivo, por el impulso que lo proyecta desde el presente hacia el futuro y lo dirige hacía cosas con el propósito de dominarlas y darles forma. Para el hombre, existir significa remodelar la existencia. Vivir es la voluntad de vivir.

La perfección de su ser no deja ningún lugar al hombre porque el hombre no podría trascenderse en Dios si Dios ya está todo entero dado. En tal caso el hombre no es más que un accidente indiferente a la realidad del ser; está en la tierra como un explorador perdido en el desierto; puede ir a la derecha o a la izquierda, puede ir a donde quiera; jamás irá a ningún lugar y la arena cubrirá sus huellas.

Mediante el trabajo ha sido como la mujer ha podido franquear la distancia que la separa del hombre. El trabajo es lo único que puede garantizarle al hombre una libertad completa El hecho de que exista una minoría privilegiada no compensa ni excusa, la situación de discriminación en la que vive el resto de sus compañeros. La familia es un nido de perversiones. Lejos de que la ausencia de Dios autorice toda licencia, al contrario, el que el hombre esté abandonado sobre la tierra es la razón de que sus actos sean compromisos definitivos.
                                                  


[1] https://es.wikipedia.org/wiki/Simone_de_Beauvoir
[2] En 2008 se creó en su honor el Premio Simone de Beauvoir por la Libertad de las Mujeres, más conocido simplemente como Premio Simone de Beauvoir La actividad de Simone de Beauvoir fue, junto con la Gisèle Halimi y Elisabeth Badinter, central para obtener el reconocimiento de los maltratos sufridos por las mujeres durante la guerra de Argelia, así como para la obtención del derecho al aborto en Francia. Fue una de las redactoras del Manifiesto de las 343, publicado en abril de 1971 por la revista Le Nouvel Observateur. Con Gisèle Halimi, fundó también el movimiento Choisir, que tuvo un papel determinante en la legalización del aborto. https://es.wikipedia.org/wiki/Simone_de_Beauvoir
[3]La Enciclopedia del Estudiante. 19. Historia de la Filosofía. Santillana Educación, S.L., Buenos Aires, julio de 2011, p.265.
[4] Simone de Beauvoir. http://www.biografiasyvidas.com/biografia/b/beauvoir.htm
[5] http://www.frasesypensamientos.com.ar/autor/simone-de-beauvoir.html


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17 de junio de 2019

EL SECRETO PROFESIONAL EN EL PERIODISMO

EL SECRETO PROFESIONAL EN EL PERIODISMO

Escribe: Eudoro Terrones Negrete


La mayoría de las profesiones están sometidas al sigilo y a la discreción, como un deber moral u obligación jurídica, a fin de no comprometer la estabilidad social y el bien común con revelaciones imprudentes.
Así como hay el secreto profesional en los campos de la abogacía, la medicina, el sacerdocio, la enfermería, el poder legislativo, la obstetricia, la farmacia y la notaría pública, hay también en el periodismo, que requiere de la salvaguardia de sus fuentes de información y de la no declaración de las mismas ni siquiera ante el juez, porque, como bien señala Ángel Benito en su obra “La socialización del poder de informar”, “en la defensa de este silencio de las fuentes se asienta incluso la misma libertad de información.

CONCEPTO DE SECRETO

¿Qué se entiende por secreto? Secreto es una verdad o proposición conocida por una o por pocas personas, pero que debe mantenerse en forma oculta para las demás personas.
A decir de Pecquet, el secreto “es un bien que sólo podemos usar con la licencia del dueño”, es decir, de aquella persona que ha confiado al periodista una información reservada.
Fagothey[1] expresa que “El secreto es el conocimiento que el que lo posee tiene el derecho o el deber de ocultar. El secreto natural trata de asuntos de carácter privado; el secreto de promesa trata de asuntos que se ha prometido ocultar después de haberlos descubierto, y el secreto de confianza trata de asuntos confiados después de obtenida la promesa de guardar los secretos”. Asimismo agrega que “Las formas de mantener un secreto son el silencio, la evasiva, el equívoco y la reserva mental…” Finalmente explica que los secretos de confianza consiste “en que el conocimiento sólo le es confiado bajo la condición, expresa o implícita de que el asunto es confidencial y no debe revelarse”. Y los secretos profesionales son ejemplos típicos de secretos de confianza.

CONCEPTO DE SECRETO PROFESIONAL INFORMATIVO

El secreto profesional, conocido también con las denominaciones “protección de las fuentes de la información”, “derecho a la negación a declarar en juicio”, es definido por el Consejo de Europa (1974) en los términos siguientes: “Es el derecho del periodista a negarse a revelar la identidad del autor de la información, a su empresa, a terceros y a las autoridades públicas o judiciales”.
El secreto profesional es un principio ético esencial de la libertad de expresión, es el deber y el derecho moral que tiene el periodista de no revelar en forma pública, a terceros, a su empresa empleadora o a las autoridades públicas, privadas o judiciales en caso de juicios, una serie de nombres, hechos, datos íntimos, declaraciones, documentos, ilustraciones o fotografías conocidos por él de manera confidencial como producto de sus investigaciones y relaciones profesionales.
Por tanto, el periodista tiene la obligación de defender a sus fuentes informativas y de no revelarlas, de ocultar en el anonimato al autor de sus confidencias, a causa de la palabra empeñada del periodista de no descubrir la fuente de las informaciones recibidas en confianza. Entendiéndose por fuente informativa “el hecho noticiable, la documentación que lo registra, el dicho de actores y testigos y toda prueba idónea del mismo hecho”.
Las fuentes confidenciales son muy necesarias para que el periodista, la policía, los parlamentarios o el Estado puedan encontrar las pistas de investigación en temas de terrorismo, corrupción, delitos y mafias sociales y que tienen la obligación de erradicarlos. De allí resulta que el secreto periodístico deviene en un “secreto para ser publicado”. Pues es un derecho de la población el de ser bien informado y de manera oportuna, con veracidad y sin ocultación premeditada.
El periodista tiene el derecho de publicar las confidencias, pero asumiendo un compromiso ético con el confidente. El secreto profesional no dota al periodista de una patente de corso, no crea independencia ante la ley, no genera privilegios ni es fuente de arbitrariedades en el tratamiento de la información.

OBJETIVOS DEL SECRETO PROFESIONAL PERIODÍSTICO

Para Miguel González Pino[2] hay tres objetivos básicos o fundamentos que justifican mantener o establecer como obligación ética e incluso jurídica la de guardar y proteger el secreto periodístico:
1.       Proteger y garantizar una información más completa. Esta es la verdadera medida de valor del secreto periodístico: se justifica recurrir a fuentes reservadas, o guardar determinados datos en reserva, o esperar a un momento determinado, si con ello se obtiene más información, se acerca más a la verdad, y en definitiva lo que se va a informar es más valioso que lo que se va a ocultar.
2.       Proteger a la fuente cuando está expuesta a represalias. Muchas personas no revelarían informaciones importantes si esto pone en peligro su integridad física, su fuente de trabajo o sus relaciones en la comunidad. Sin embargo, se trata de protegerla de represalias ilegítimas, y no de las consecuencias propias que puede traer una acción jurídica o éticamente reprochable.
3.       Proteger al periodista en el ejercicio de su trabajo. El reconocimiento por parte de la sociedad de la obligación del periodista de guardar el secreto profesional, se convierte para él en un derecho: el derecho a que no se le exija, por vía de presiones morales o de mandatos jurídicos, que revele lo que se ha comprometido a guardar. El periodista debe asumir los riesgos de guardar el secreto, pero es evidente que si la comunidad le asigna valor a este compromiso, estos riesgos no debieran existir.

TIPOLOGÍA DE SECRETOS EN EL PERIODISMO PROFESIONAL

Los periodistas profesionales están sometidos a diversos tipos o clases de secretos:
1.       Secreto de terceros o secretos naturales.
2.       Secreto de estado.
3.       Secreto de empresa.
4.       Secreto Profesional.

1.       EL SECRETO NATURAL

El secreto natural es el secreto íntimo que guardan todas las personas, que no deben ser comunicados a los demás, toda vez que en caso de ser divulgado causa un perjuicio a la persona.
La vida íntima de cada persona es aquel espacio reservado al que otra persona no tiene derecho a ingresar y mucho menos divulgar, menos aún los periodistas.
“Lamentablemente, en la práctica muchas personas, por motivaciones publicitarias, comerciales o mero exhibicionismo, aparecen dispuestas a mostrar aspectos de su intimidad a los demás y muchos son los periodistas que caen en este juego y por extensión lo aplican a otros. Así, personajes de la vida del espectáculo, de la política o del mundillo denominado “vida social” son frecuentes víctimas de esta vulneración de su vida no sólo privada, sino también íntima” señala  el periodista Mario Urzúa Aracena[3].
Son secretos naturales, por ejemplo, los defectos ocultos de las personas, las intimidades personales o familiares, entre otros.

2. EL SECRETO DE ESTADO

Son aquellas informaciones, actos, criterios, documentos, imágenes y medios materiales que son clasificados como tales y reservadas de acuerdo a las leyes en vigencia en un determinado país, que afecta directamente a la seguridad y defensa del Estado y cuya difusión o conocimiento por personas no autorizadas pueda entrañar riesgos graves y causar daños irreparables a la nación.
El secreto de estado tiende a resguardar la tranquilidad, el orden público, la seguridad nacional, la defensa del Estado y la paz internacional y mundial. Por tanto, su ocultación es obligatoria, no deben ser difundidos o publicados por los profesionales de las distintas ramas del saber humano ni por ningún habitante de la nación.
Son secretos de estado  una serie de diseños de armamento, secretos militares, negociaciones diplomáticas tácticas, y secretos obtenidos ilícitamente de otras actividades de "inteligencia", los secretos industriales, comerciales, financieros, científicos, técnicos que pertenezcan a la administración pública" o a terceros conseguidos por derechos o intereses legítimos.
La información que “no es conveniente” que sea conocida por todos debe cumplir con uno de los tres requisitos básicos siguientes: 1. Que pueda producir daño “a las relaciones internacionales”, 2. Que pueda producir daño “a la defensa nacional”, y, 3. Que pueda producir daño “a la seguridad interior del país”.
El Consejo de Europa considera zonas de información reservada: la defensa nacional, las relaciones con 3º países y con organismos internacionales, secretos comerciales, financieros y fiscales, procedimientos legales, asuntos referidos a la persecución y prevención de delitos y archivos personales o clínicos que violen la intimidad. Estas directrices del Consejo de Europa no son vinculantes aunque sí orientadoras para los países miembros. Por lo tanto, al amparo de estas, los países podrían impedir cosas como que se publique cualquier información que perjudique al país.

EFECTOS DEL SECRETO DE ESTADO

La clasificación de un asunto, información, documento, material, entre otros, como secreto de Estado determinará los siguientes efectos:  a) Solamente podrá ser conocido por las personas formalmente autorizadas, facultadas o habilitadas para ello.  b) No podrá ser revelado, divulgado o publicado.  c) Las personas autorizadas o habilitadas para conocer algún asunto clasificado están obligados a mantener y garantizar su secreto.  d) La misma obligación alcanzará a quienes, por cualquier medio o circunstancia, conocieran un secreto de Estado, siempre que tuvieren constancia de su naturaleza. En este caso, deberán comunicar tal hecho, inmediatamente, a la autoridad del Estado competente en esta materia.

3. EL SECRETO DE EMPRESA

Para José María Desantes[4], el secreto de empresa consiste en no dar a conocer “las informaciones que tiene su empresa a empresas de la competencia”; y este secreto “afecta a aquel informador que tiene una relación laboral con una empresa informativa o con una empresa de cualquier naturaleza que informa”.
El secreto de empresa abarca una serie de secretos relativos a la organización de la empresa, a la manera de gestionar los recursos, las técnicas de mercado y comprende datos de la empresa sobre producción, gestión y comercialización y que deben ser conocidos y administrados únicamente por los propietarios de la empresa o el personal jerárquico autorizado.
Constituyen delitos sancionados por las leyes en vigencia en distintos países del mundo el copiar programas e información confidencial de la base de datos de la empresa en la que se trabaja y difundirlos por cualquier medio. También acceder a diversos códigos fuente creados por la empresa y a una base de datos con información sobre cuentas de acceso a Internet y correo electrónico de numerosos clientes, copiándolos e instalándolos en el ordenador de su domicilio, a sabiendas de las disposiciones expresas de los superiores de la empresa; introducir un control remoto en un ordenador de una empresa de la competencia, con el fin de informarse de las nuevas fincas que ofrecen a la venta o alquiler.

4. EL SECRETO PROFESIONAL

Es aquel secreto prometido para mantener oculta una información y  que debe ser cumplido. Este tipo de secreto es propio de la profesión periodística, porque nace del pacto implícito entre el periodista y la persona que le proporciona la información confidencial. Está referido a la reserva de las fuentes informativas y a determinados contenidos que fueron recibidos por el periodista en confidencia.
“Por secreto entendemos la noticia de aquella cosa oculta que nos interesa a nosotros solos y queremos mantener inviolable. O, si se refiere a otro, es la noticia de algo oculto, cuya manifestación nos está vedada” señala el padre Antonio Peinador[5].
“Es secreto profesional periodístico el reconocimiento del derecho del [periodista] a no revelar alguna información, o la manera en que ha sido conseguida, para proteger a las [fuentes] , a sí mismo y a su [ejercicio profesional] . No significa únicamente que el periodista decida no publicar algunos datos sino que supone la posibilidad de ocultarlos si lo considera necesario. Se considera uno de los elementos fundamentales para que el periodista ejerza su tarea con total libertad. Sin embargo, teniendo en cuenta que el periodismo se concibe como un servicio público a la ciudadanía en ocasiones esas informaciones que el profesional no quiere revelar pueden resultar de interés general. La Federación de Asociaciones de Periodistas de España- FAPE lo define como: En el ámbito del periodismo, la polémica acerca de cómo debe ser regulado o hasta qué punto debe ser respetado el secreto profesional ha sido su principal característica. La diversidad de opiniones e intereses al respecto hace que la discusión parezca no tener una solución universal. Desde que el artículo 19 de la [Declaración Universal de los Derechos Humanos] fuese aprobado, el derecho al secreto profesional ha constituido una de las reivindicaciones tradicionales de los periodistas, con resultados diferentes en cada país. Ya es reconocido (aunque en distintos grados)por los [ordenamientos jurídicos] de la mayoría de los países democráticos con un sistema de prensa considerado independiente; no obstante, hay países como [Francia] , [Bélgica] , [Gran Bretaña] y algunos estados de [Estados Unidos] en dónde se niega[6].

CLASES DE SECRETO PROFESIONAL PERIODÍSTICO

El secreto profesional es de dos clases: secreto profesional de la fuente y el secreto profesional del contenido.

EL SECRETO PROFESIONAL DE LA FUENTE

Según Sergio Contardo (“El Periodismo en el Marco del Bien Común”. Santiago, 1991), el secreto de la fuente consiste “en que el periodista, si es llamado a declarar ante el juez, tiene el deber de callar las fuentes de la información que él ha divulgado, si ésta se lo ha solicitado o él lo considera necesario”. Y esta obligación “debe extenderse a aquellas fuentes reales como anotaciones, grabaciones, fotografías, filmaciones, etc., del conocimiento de las cuales puede deducirse la identidad de la fuente personal guardada en secreto”

EL SECRETO PROFESIONAL DE CONTENIDO

El secreto profesional referente a los contenidos entregados en confidencia reviste dos formas: el “off the record” y el “embargo noticioso”.

A) OFF THE RECORD
Es un deber ético que alcanza a todos los medios y formas de expresión. Consiste en que el periodista comprometido a mantener la confidencialidad de hechos, informaciones u opiniones, no debe darlos a conocer ni pública ni privadamente, no debe proporcionarlos a otros medios o colegas periodistas, no debe comentarlos en círculos de amigos ni compartirlos con persona alguna que pudiera divulgarlos.
“El “off the record” es un tipo de secreto similar al de otras profesiones. Está referido al conocimiento de un hecho sin que exista por parte de quien lo ha revelado animus difundendi, como es el caso de la reserva de la fuente. Al igual que el de médicos y abogados, este secreto se entrega porque existe alguna necesidad de que el profesional lo conozca, ya sea para agregar antecedentes acerca de un hecho informativo, para explicarlo, para que el periodista pueda enfocar mejor una noticia. Su revelación, por lo tanto, le está estrictamente prohibida al informador, tal como a otros profesionales” expresa Mario Urzúa Aracena[7].

B) EMBARGO DE LA NOTICIA
Es un secreto temporal que consiste en que el periodista no deberá publicar por adelantado o anticipado, de manera parcial o total,  ningún material informativo que ha sido suministrado para su publicación en una fecha y una hora previamente determinadas (embargo). Este material informativo está conformado por discursos, conferencias y otros documentos.
“El embargo es una protección que la fuente impone sobre ese tipo de noticias por razones diversas: puede ser un organismo oficial, nacional o internacional, que sólo puede entregar a la publicidad determinados documentos una vez que los hayan recibido las autoridades respectivas; o referirse a hechos que ocurrirán a partir de cierto momento; o para evitar privilegios para algunos medios o periodistas y darles igual tratamiento a todos”, explica el periodista chileno, Emilio Filippi Muratto[8].

DIVULGACIÓN DEL SECRETO PROFESIONAL

El periodista tiene el derecho de publicar o difundir las confidencias, pero asumiendo un compromiso ético con el confidente.
El secreto periodístico puede ser revelado en los casos siguientes: a) Cuando se trata de defender o procurar el bien común, la conveniencia social, o los sagrados intereses de la Nación. b) Cuando se busca prevenir un posible grave daño a la comunidad, a instituciones y personas. c) Cuando constituye el único medio disponible para la defensa de la inocencia o de la reputación de una persona o institución que está siendo injustamente atacado por algún medio de comunicación y con el riesgo de sufrir condena judicial. d) Cuando la revelación de la fuente sirva para la dilucidación del caso ante el juez instructor, pero nunca ante el gobierno, la policía u otra entidad similar. e) El periodista  puede revelar su fuente al director del medio de comunicación en el que labora, porque éste es solidariamente responsable ante la ley. El director, a su vez, está sujeto a la misma norma ética de guardar en secreto la fuente cuando ésta es confiable, porque otras, por desgracia, no lo son (los falsarios o mitómanos).

IMPORTANCIA DEL SECRETO PROFESIONAL

El secreto profesional en el periodismo tiene la importancia y trascendencia siguiente:
1.Es un principio ético esencial de la libertad de expresión, un deber moral y un derecho de todo buen periodista.
2.Está orientado a la justa protección de las fuentes informativas, protegiendo de la publicidad a la fuente.
3.Asegura una mejor información al medio de comunicación y al público.
4.Contribuye a dar seguridad a los informantes y a mantenerlos en el anonimato.
5.Permite proteger la libertad del periodista frente al posible abuso del poder.
6.Permite al periodista ejercer efectiva y eficazmente su función de control del poder político.

Al respecto, Martín Loffler, abogado y teórico del Derecho de la Información, entiende que “el núcleo de la libertad informativa está en la independencia del profesional frente al poder público, los poderes económicos y la propia empresa en la que trabaja, y esta independencia se resquebraja si no existe el derecho al secreto profesional”.
- Sirve al periodista para difundir la verdad y las primicias informativas. No ampara la inexactitud ni las medias verdades en la información.
- Contribuye a encontrar las pistas de investigación para el esclarecimiento de un hecho social o para la erradicación de los delitos y mafias sociales en cooperación con la justicia y el Estado.
- Protege los sagrados intereses de la Nación.


[1] Fagothey, Austin. Ética: Teoría y Aplicación. México, 1994.
[2] González Pino, Miguel. Docente de la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la Universidad Diego Portales, de Santiago de Chile, autor de la obra Fundamentos de la Ética Periodística. Facultad de Ciencias de la Comunicación. Textos de Docencia Universitaria. Universidad Diego Portales, Santiago de Chile, marzo de 2001.
[3] Urzúa Aracena, Mario. Docente de la Pontificia Universidad Católica de Chile, autor de la obra Periodismo y Ética: Temas Actuales. Centro de Estudios Bicentenario, Santiago de Chile, 2005.
[4] Desantes, José María. Información y Derecho. Escuela de Periodismo, Pontificia Universidad Católica de Chile, Santiago, 1990.
[5] Peinador, Antonio. Moral Profesional. Biblioteca de Autores Cristianos. Madrid, 1969.
[6]http://es.mobile.wikipedia.org/transcode.php?go=Secreto%20profesional%20periodístico&PHPSESSID=4418fda4afca2862fe81a03360dac496.
[7] Urzúa Aracena, Mario. Op.cit.
[8] Filippi Muratto, Emilio. La profesión de Periodista. Una visión ética. Editorial Atena, 1ª. Edición, Chile, 1991.

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