Artículos periodísticos y de investigación

Translate

11 de enero de 2025

Aprismo y Nuevo Estado: Una propuesta visionaria y audaz sobre la estructura y función del Estado en el Siglo XXI

APRISMO Y NUEVO ESTADO: UNA PROPUESTA VISIONARIA Y AUDAZ SOBRE LA ESTRUCTURA Y FUNCIÓN DEL ESTADO EN EL SIGLO XXI

 

Escribe: 

Ángel Sánchez Dueñas 

Abogado, Periodista y Sindicalista

Presidente de la Federación de Periodistas del Perú

Secretario Nacional de Organización de la CTP



El libro "Aprismo y Nuevo Estado para la Gran Transformación en el Siglo XXI" del Dr. Eudoro Terrones Negrete ofrece una propuesta visionaria y audaz sobre la estructura del Estado y su función en la sociedad contemporánea. A lo que a continuación, trataré de hacer algunos comentarios y análisis con un enfoque crítico y reflexivo sobre su impacto y relevancia actual.

El aprismo, o Partido Aprista Peruano (PAP), es un movimiento político de izquierda democrática fundado en 1924 por Víctor Raúl Haya de la Torre, cuyas ideas se basan en el antiimperialismo, la justicia social y la integración de América Latina. El aprismo se presenta como una alternativa frente al poder de las oligarquías locales y las influencias extranjeras, y promueve la idea de un "Nuevo Estado" que debe ser inclusivo, democrático y solidario.

El "Nuevo Estado" en el contexto del aprismo hace referencia a un proyecto político que aspira a transformar la estructura del poder en el Perú y América Latina, enfocándose en un modelo de desarrollo económico y social que estuviera basado en la justicia social, el trabajo, la independencia nacional y la integración regional. Haya de la Torre pensaba que la clase política tradicional del país, con sus vínculos con intereses extranjeros y oligarquías locales, no podía ofrecer una solución a los problemas estructurales del país.

En este sentido, el "Nuevo Estado" propuesto por el aprismo era un sistema que debía garantizar:

La justicia social, a través de la lucha contra la pobreza y la desigualdad social, promoviendo políticas de bienestar social, educación y salud para las clases más desfavorecidas.

El antiimperialismo, uno de los principales puntos del programa máximo del aprismo propone una independencia económica y política frente a las potencias extranjeras, especialmente de Estados Unidos y las empresas transnacionales que dominaban la economía peruana.

La democracia desde la visión del aprismo es la formulación de posiciones que fortalezcan el sistema democrático, buscando lograr los cambios a través de elecciones libres y de reformas dentro del sistema político.

La integración latinoamericana, propuesta por Haya de la Torre es la idea de un "Nuevo Estado" también implicaba la creación de una unión de los países latinoamericanos para enfrentar los desafíos del imperialismo y lograr un desarrollo económico y político independiente de las grandes potencias.

La obra diseñada por Eudoro Terrones destaca principalmente su exhaustivo análisis histórico y filosófico, situando al Aprismo como una herramienta política integral para superar las desigualdades estructurales. Sin embargo, plantea desafíos sustanciales. Por ejemplo, la implementación práctica de sus ideas en un mundo dominado por intereses globalizados y economías neoliberales lo que es una tarea gigantesca en estos nuevos tiempos.

La riqueza conceptual de esta obra puede resultar de un pensamiento muy profundo para algunos lectores no familiarizados con la filosofía y la política de Haya de la Torre, pero su insistencia en la educación ciudadana como pilar de la transformación social es especialmente destacable. Es un llamado urgente a repensar el rol del Estado, especialmente en América Latina, donde las desigualdades y los sistemas políticos son débiles y están profundamente arraigados.

Eudoro Terrones comienza su tratado revisando teorías clásicas sobre el Estado, como las visiones idealistas de Platón y Aristóteles, y las críticas materialistas de Engels y el marxismo-leninismo. Este recorrido es fundamental para entender cómo las bases filosóficas siguen siendo relevantes en el diseño de políticas públicas contemporáneas. Sin embargo, un aspecto crítico está que estas teorías, aunque valiosas, están moldeadas por contextos históricos específicos.

Por ejemplo, el Estado propuesto por Platón, gobernado por filósofos, contrasta con los ideales democráticos modernos que priorizan la participación ciudadana más amplia. Esta tensión invita a reflexionar sobre la aplicabilidad de los principios éticos a las estructuras burocráticas actuales. Además, la perspectiva marxista sobre la naturaleza opresiva del Estado plantea interrogantes sobre cómo un Estado verdaderamente inclusivo podría ser diseñado para evitar ser un instrumento de control.

El autor acierta al enfatizar la importancia de un modelo descentralizado que fomente la equidad. En América Latina, los desafíos políticos, como el clientelismo y la corrupción, son obstáculos significativos para cualquier transformación estructural. Terrones argumenta que un modelo unitario descentralizado permitiría una administración más eficiente y conectada con las necesidades locales, lo cual es particularmente relevante en países con brechas de desarrollo regional profundas. Para lograr alcanzar esas metas que plantea el autor, es necesario implementar políticas para reducir la desigualdad y garantizar el acceso a servicios básicos.

La obra es crítica con el Estado actual de la política peruana, destacando problemas como el transfuguismo y el clientelismo. Estos fenómenos no solo deterioran la confianza pública, sino que perpetúan un ciclo de ineficiencia institucional.

La propuesta de Terrones de transitar hacia una "democracia de ciudadanos" invita a imaginar un nuevo paradigma en el que la ciudadanía tenga un rol más activo y fiscalizador. Para tal fin es necesario fortalecer la participación ciudadana a través de mecanismos de democracia directa y digital implementando tecnologías para transparentar la gestión pública y combatir la corrupción.

Aunque es una propuesta inspiradora, enfrenta barreras considerables, requiere tiempo y recursos significativos, y la resistencia al cambio de las élites tradicionales podría ralentizar este proceso para lo cual se debe priorizar la educación pública gratuita, enfocada en ciencia, tecnología e innovación.  Promover la cultura y patrimonio nacional, rescatando y valorizando nuestra identidad.

Terrones subraya que para dignificar la política es esencial una reforma integral que contemple no solo cambios normativos, sino también una transformación cultural en los valores democráticos.

La frase planteada en el libro por el autor: "Corresponde al nuevo Estado aprista garantizar la absoluta e irrestricta libertad de prensa". Definitivamente este postulado refleja un compromiso del aprismo de Haya de la Torre con los principios de libertad de prensa y libertad de expresión, un tema central en muchas constituciones y declaraciones de derechos humanos el mismo que se garantizó en la Constitución de 1979.

En el contexto del Estado aprista, se hace referencia a una postura del Partido Aprista Peruano en la que se subraya el derecho fundamental de los ciudadanos a expresar sus opiniones y a contar con medios de comunicación libres de censura o interferencias por parte del gobierno.

Este tipo de declaración es parte de un programa o una plataforma política aprista destinada a asegurar que los medios de comunicación puedan operar de manera independiente, promoviendo un ambiente en el que el intercambio de ideas y la información fluyan sin restricciones estatales. Sin embargo, también es importante notar que el equilibrio entre libertad de prensa y otras consideraciones sociales y políticas puede ser un tema de debate y definición dentro de cada contexto histórico y político.

La libertad de prensa es un pilar fundamental en cualquier democracia, y en América Latina, como en el caso del Perú, su ejercicio ha estado históricamente marcado por desafíos políticos, sociales y económicos. A pesar de los avances en los últimos años, la región sigue enfrentando graves obstáculos que ponen en riesgo este derecho, y el caso peruano no es la excepción.

América Latina ha sido, y sigue siendo, un continente complejo en términos de libertad de prensa. Durante décadas, la región vivió bajo dictaduras militares y gobiernos autoritarios que restringieron severamente la libertad de los medios de comunicación. A lo largo de los años, la transición a democracias formales permitió que se diera una mayor apertura informativa, aunque las dificultades para una libertad plena persisten.

En muchos países latinoamericanos, la concentración de medios en manos de unos pocos actores económicos y políticos sigue siendo un obstáculo para la pluralidad informativa. La falta de recursos para los medios independientes y la presión de los grandes conglomerados mediáticos limitan la capacidad de los periodistas para investigar y difundir información sin temor a represalias.

Según informes de organizaciones internacionales como Reporteros Sin Fronteras (RSF), la libertad de prensa en América Latina enfrenta amenazas tanto de los gobiernos como de actores externos, incluidos el crimen organizado y las empresas. En este contexto, muchos periodistas y medios de comunicación se ven obligados a autocensurarse para evitar represalias.

En el Perú, la libertad de prensa ha sido una de las luchas más arduas desde la época del militarismo de los 50, 70 y del fujimorismo en los años 90, cuando el control del Estado sobre los medios fue una herramienta del gobierno para perpetuarse en el poder. Durante estos períodos, el control político sobre los medios de comunicación, la persecución a periodistas y la autocensura fueron prácticas comunes. Aunque la democracia ha vuelto al país desde el 2000, la libertad de prensa sigue siendo un tema delicado.

La corrupción sigue siendo otro factor que afecta gravemente la libertad de prensa. Los periodistas que denuncian actos de corrupción suelen enfrentar intimidación, amenazas e incluso violencia. El asesinato de periodistas en países como México y Honduras demuestra la gravedad de esta amenaza, aunque en el Perú los casos son más esporádicos y se encuentran focalizados en procesos judiciales entablados por autoridades que hacen uso de su poder político para utilizar la legislación y así someter a los periodistas que publican denuncias de corrupción de quienes ejercen el poder político.

La cultura de impunidad sigue existiendo, lo que refuerza el miedo entre los comunicadores.

En cuanto a las perspectivas a futuro, la situación de la libertad de prensa en América Latina dependerá en gran medida de la evolución de las democracias en la región y de la presión internacional para que los gobiernos garanticen los derechos fundamentales de los periodistas. En el Perú, la participación activa de la sociedad civil y la mejora en la educación mediática son elementos clave para fortalecer la libertad de expresión.

La libertad de prensa en el Perú y América Latina ha recorrido un largo camino desde los tiempos de las dictaduras y la censura, pero los desafíos continúan. Las amenazas de censura, violencia y concentración mediática siguen siendo problemas comunes en la región, lo que pone en peligro la democracia y el derecho de los ciudadanos a una información libre y veraz.

En este contexto, es esencial fortalecer las instituciones que protegen la libertad de prensa, garantizar la independencia de los medios y promover una cultura de respeto hacia el trabajo periodístico. Solo a través de la protección efectiva de la libertad de prensa, los países latinoamericanos podrán avanzar hacia sociedades más democráticas, inclusivas y transparentes.

“No hay democracia sin Libertad de Prensa y Libertad de Expresión” estos dos juntos e indivisibles son los principales pilares que la sostienen.

La idea de "democracia de ciudadanos" trasciende el concepto de participación electoral y enfatiza un compromiso constante con los asuntos públicos, es también garantizar el acceso a justicia para todos, con especial atención a grupos vulnerables. Este enfoque no solo fortalecerá las instituciones democráticas, sino que también podrá generar liderazgos más auténticos y comprometidos con el bienestar colectivo.

El desafío, sin embargo, es establecer mecanismos efectivos que permitan y alienten esta participación en sociedades con altos niveles de desigualdad y apatía política.

La visión del nuevo Estado dentro del enfoque de Haya de la Torre es el núcleo del libro. Con su carácter antimperialista, humanista y cooperativista, el modelo que plantea Terrones se presenta como una alternativa al neoliberalismo globalizado. Una fortaleza de esta propuesta es su capacidad de integrar principios universales de justicia social con características adaptadas al contexto latinoamericano.

Sin embargo, esta ambiciosa propuesta se enfrentará a importantes retos. Por ejemplo, la dependencia económica y política de los países latinoamericanos hacia potencias extranjeras, limita significativamente la implementación de un modelo realmente autónomo. Además, el autor ha explorado más cómo este nuevo Estado debe equilibrar la participación popular con las demandas de eficiencia y gobernanza efectiva.

Terrones enfatiza la educación como un eje central del cambio, lo cual es coherente con las demandas actuales de una población más capacitada y crítica. Asimismo, la promoción de la justicia social resuena en un continente donde la desigualdad sigue siendo uno de los principales retos. Estas prioridades son no solo relevantes sino esenciales para que el Estado pueda ser visto como un verdadero garante del bienestar colectivo.

Terrones aborda la globalización desde una perspectiva ambivalente, reconociendo tanto sus riesgos como sus oportunidades. La propuesta de enfrentar este fenómeno con un "rostro humano" es particularmente atractiva, ya que enfatiza la necesidad de proteger las identidades culturales y los derechos sociales frente a un modelo económico que suele priorizar el beneficio financiero sobre el bienestar social.

El desafío principal aquí, es equilibrar la necesidad de integrarse en un mundo globalizado con la protección de los intereses nacionales. Los tratados de libre comercio, las inversiones extranjeras y las dinámicas tecnológicas son elementos clave que requieren una negociación cuidadosa y estratégica.

La necesidad de integrarse en un mundo globalizado con la protección de los intereses nacionales es encontrar un punto medio entre la cooperación internacional y la preservación de la soberanía y los valores locales. Algunos de estos desafíos incluyen:

Soberanía nacional vs. cooperación internacional, la globalización a menudo implica la participación en acuerdos y organizaciones internacionales que pueden limitar la capacidad de un país para tomar decisiones unilaterales. Las naciones deben encontrar formas de equilibrar su deseo de mantener el control sobre sus políticas internas con las demandas de cooperación y alineación con estándares globales.

La globalización puede generar oportunidades, pero también puede aumentar las desigualdades económicas, tanto dentro de los países como entre ellos. Las naciones pueden sentirse presionadas a abrir sus mercados y seguir políticas internacionales, pero esto podría afectar negativamente a ciertos sectores de su economía o a segmentos vulnerables de su población.

La globalización crea una interdependencia económica entre los países, pero también genera competencia. Los países deben asegurarse que su participación en mercados globales no los haga vulnerables a las fluctuaciones del mercado global o a la explotación por parte de actores más poderosos.

A medida que los países se integran más con el resto del mundo, también deben gestionar los riesgos asociados con la ciberseguridad, la protección de infraestructura crítica y los flujos migratorios. Encontrar un equilibrio entre los beneficios de la integración global y la protección de la seguridad nacional es esencial.

En resumen, los países deben encontrar un equilibrio entre proteger sus intereses nacionales, como la soberanía, la seguridad económica y cultural, y las demandas de una comunidad global interconectada que promueve la cooperación, el comercio y el entendimiento mutuo.

El escritor reconoce la revolución tecnológica como una de las principales fuerzas transformadoras del siglo XXI. Aunque menciona la necesidad de aprovechar estas herramientas para reducir las desigualdades, un análisis más profundo sobre cómo el Estado debe garantizar un acceso equitativo a estas tecnologías.

Finalmente, el libro de Eudoro Terrones no es solo un análisis teórico, sino también un llamado a la acción para reconfigurar las bases del Estado en América Latina. Su propuesta de un nuevo Estado aprista representa un marco esperanzador para abordar los desafíos contemporáneos. No obstante, las barreras estructurales y culturales subyacentes en muchos países de la región no deben subestimarse.

En última instancia, "Aprismo y Nuevo Estado para la gran transformación en el Siglo XXI" es una obra imprescindible para quienes buscan repensar el rol del Estado como agente de cambio social.

Sus ideas, aunque esperanzadas, ofrecen un punto de partida invaluable para debatir sobre el futuro de las democracias latinoamericanas. SASAP 

Compartir:

Entradas anteriores